¿Por qué Corea y Taiwan «salieron del subdesarrollo» y buena parte de Hispanoamérica no?
web Nuevo Curso - Izquierda comunista española
en el Foro en 2 mensajes
Basta con echar un vistazo al mapamundi y la situación mundial actual para ver que hay una gran disparidad económica entre los distintos países del globo, desde enormes potencias como los EEUU hasta países cuyas economías llevan decenios estancadas en la mas profunda indigencia. De izquierda a derecha se nos ofrecen las mas diversas explicaciones, desde racismo abyecto («la gente de países tropicales es vaga») hasta pseudo explicaciones sociológicas («la moral protestante del esfuerzo y ahorro»). Naturalmente, cualquier explicación basándose en la cultura «occidental» como base del éxito económico del capitalismo se topa de bruces con la realidad mas obvia. Las grandes potencias asiáticas (hoy en día segunda y tercera posiciones mundiales en PIB) no fueron nunca protestantes ni son particularmente occidentales.
Si el desarrollo es producto de la cultura y la religión, o el imperialismo es un mero «extractivismo» ¿Por qué hay potencias imperialistas no «occidentales»?
Las explicaciones corrientes más elaboradas aceptan la existencia de potencias capitalistas no occidentales, pero insisten en que esta polaridad entre grandes potencias capitalistas y países pobres es debida a una continuación actual de la explotación colonial (en la que también participó Japón). Se enfoca la cuestión como un «extractivismo», un saqueo colonial de los recursos naturales que se encuentran en los países subdesarrollados. A primera vista no parece descabellado, estos países son generalmente grandes exportadores de materias primas necesarias para la producción de mercancías de alta tecnología que se fabrican en las grandes potencias. Pero si rascamos un poco más profundo esto no parece tener mucho sentido. Si se pudiesen mantener grandes economías industriales a costa del saqueo bruto de las colonias, la península ibérica hubiese sido de muy lejos la primera potencia capitalista de la historia y no Inglaterra, un país colonial que llegó tarde a la batalla geo-estratégica. De hecho el saqueo de América enriqueció a las clases dirigentes españolas y portuguesas pero resultó en un desastre absoluto a nivel de la sociedad en general:
El oro y la plata sólo sirvieron para satisfacer las necesidades políticas de la monarquía, en contradicción completa con las del país, y para dar origen a una especulación internacional extraordinariamente desventajosa para el mismo. Los banqueros y comerciantes de toda Europa especulaban sobre los metales y las mercancías españolas. En Lyon, Francfort, Génova, Amberes y Londres se vendían, con grandes beneficios, créditos comprados en España. E inversamente, pero siempre con desventaja para España, a causa de la balanza desfavorable de los cambios. Las monedas españolas tenían un valor real para la compra de mercancías mucho más elevado en cualquier parte de Europa que en la península. Los propios comerciantes españoles tenían que estar interesados en comprar mercancías en el extranjero. Así se produjo aquella desproporción entre la cantidad de oro y plata existente, de una parte, y la de mercancías producidas, de otra, que determinó la salida de los metales hacia plazas extranjeras, donde la relación entre ellos y las mercancías era cosa real, o al menos no tan ficticia como en España - Grandizo Munis. Jalones de derrota, promesa de victoria.
Si se pudiesen mantener grandes economías industriales a costa del saqueo bruto de las colonias, la península ibérica hubiese sido de muy lejos la primera potencia capitalista de la historia y no Inglaterra
Aún más inaudita para esta versión es el hecho de que ex-colonias recientes como ahora Corea del Sur y Taiwan (colonizadas por el mismo Japón y Corea ocupada luego por EEUU) registraron crecimientos en los 60 y 70 del siglo XX de los mayores vistos nunca en la historia del capitalismo, mientras que ex-colonias que recibían apoyo del bloque soviético (a veces con gran coste para la URSS) como Siria o Cuba se encuentran en una situación desesperada. En el caso de Siria antes de la guerra imperialista con la lumpenizacion de enormes estratos de la sociedad y una de las mayores tasas de desempleo del mundo.
Volvamos a examinar el inicio histórico del capitalismo en Inglaterra. La formación de un proletariado bien amplio y con suficiente estabilidad y capacidad de vender su propia fuerza de trabajo es esencial para el despegue del capitalismo. Fue una intensificación de la productividad agrícola continua desde el siglo XVI/XVII sumada a la capacidad de este campesinado de absorber mercancía producida por la nueva industria floreciente lo que estabilizó a un proletariado potente en Inglaterra. Si por alguna razón este proceso falla o se queda atascado por la lucha de clases en el campo el desarrollo del proletariado se verá gravemente afectado.
Corea del Sur y Taiwan registraron crecimientos en los 60 y 70 del siglo XX de los mayores en la historia del capitalismo, mientras Siria, Nicaragua o Cuba se encuentran en una situación desesperada. ¿Por qué?
El despegue asiático: una reforma agraria exitosa contra los terratenientes
El éxito del desarrollo capitalista en el Japón de finales del XIX/XX es probablemente el ejemplo más desconcertante para todas las versiones eurocéntricas o de acumulación colonial precapitalista. Durante el siglo XVIII el país sufrió una serie de horrendas crisis agrícolas que causaron un gran éxodo de la ciudad al campo y empezaron a marcar el fin de la era feudal en Japón. La apertura forzosa de Japón al comercio exterior acabó desencadenando una revolución burguesa exitosa con la derrota del shogunato y la destrucción de toda la clase feudal y sus castillos -incluyendo los señores que se aliaron con el emperador contra el shogunato feudal. Los grandes señores habían desaparecido pero aun quedaban los terratenientes intermedios que alquilaban sus tierras a los campesinos. De un modo similar al inglés pero condensado en el tiempo por la llegada de mercancías extranjeras, los terratenientes intermedios fueron subiendo progresivamente los alquileres, forzando así a los campesinos a aumentar la productividad agrícola. Es este aumento de productividad el que permitirá alimentar y formar una primera base de proletarios que permite la industrialización y la primera ola imperialista japonesa, que culmina en la Segunda Guerra Mundial. Esta base es aun débil debido a la baja industrialización del campo, pero se verá reforzada en la posguerra por la eliminación económica de los terratenientes intermedios al fijar el gobierno de ocupación americano los alquileres independientemente de la inflación -arruinando así a los terratenientes y confiscando el gobierno las tierras para la industrialización agrícola.
Procesos similares ocurren en Corea del Sur y Taiwan. En Corea del Sur los grandes terratenientes acaparaban la tierra -el 5% de la población controlaba toda- pero se retiraron: entregaron las tierras y se refugiaron bajo la dictadura militar por miedo a una revuelta campesina inspirada por el stalinismo. El estado burgués dirigirá la reforma agraria por la fuerza y aumentará la productividad hasta formar una base suficiente como para mantener un proletariado industrial. En Taiwan los grandes terratenientes eran colonos japoneses y de otros grupos étnicos no locales, facilitando su eliminación forzosa por el gobierno del Kuomintang aliado con los campesinos indígenas. Corea del Sur y Taiwan consiguieron grandes tasas de crecimiento durante la reconstrucción de la posguerra, alimentadas por un buen consumo interno: del 50 a 60% de la producción nacional que debería compararse con el 30% en la mejor fase China, lo que indicaba la existencia de un proletariado arraigado en el sistema productivo.
En Japón, Corea y Taiwan el estado se impuso a los terratenientes y forzó a los campesinos a desarrollar la productividad y migrar, formando y permitiendo mantener a un nuevo proletariado urbano
—Fin del mensaje nº 1
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Basta con echar un vistazo al mapamundi y la situación mundial actual para ver que hay una gran disparidad económica entre los distintos países del globo, desde enormes potencias como los EEUU hasta países cuyas economías llevan decenios estancadas en la mas profunda indigencia. De izquierda a derecha se nos ofrecen las mas diversas explicaciones, desde racismo abyecto («la gente de países tropicales es vaga») hasta pseudo explicaciones sociológicas («la moral protestante del esfuerzo y ahorro»). Naturalmente, cualquier explicación basándose en la cultura «occidental» como base del éxito económico del capitalismo se topa de bruces con la realidad mas obvia. Las grandes potencias asiáticas (hoy en día segunda y tercera posiciones mundiales en PIB) no fueron nunca protestantes ni son particularmente occidentales.
Si el desarrollo es producto de la cultura y la religión, o el imperialismo es un mero «extractivismo» ¿Por qué hay potencias imperialistas no «occidentales»?
Las explicaciones corrientes más elaboradas aceptan la existencia de potencias capitalistas no occidentales, pero insisten en que esta polaridad entre grandes potencias capitalistas y países pobres es debida a una continuación actual de la explotación colonial (en la que también participó Japón). Se enfoca la cuestión como un «extractivismo», un saqueo colonial de los recursos naturales que se encuentran en los países subdesarrollados. A primera vista no parece descabellado, estos países son generalmente grandes exportadores de materias primas necesarias para la producción de mercancías de alta tecnología que se fabrican en las grandes potencias. Pero si rascamos un poco más profundo esto no parece tener mucho sentido. Si se pudiesen mantener grandes economías industriales a costa del saqueo bruto de las colonias, la península ibérica hubiese sido de muy lejos la primera potencia capitalista de la historia y no Inglaterra, un país colonial que llegó tarde a la batalla geo-estratégica. De hecho el saqueo de América enriqueció a las clases dirigentes españolas y portuguesas pero resultó en un desastre absoluto a nivel de la sociedad en general:
El oro y la plata sólo sirvieron para satisfacer las necesidades políticas de la monarquía, en contradicción completa con las del país, y para dar origen a una especulación internacional extraordinariamente desventajosa para el mismo. Los banqueros y comerciantes de toda Europa especulaban sobre los metales y las mercancías españolas. En Lyon, Francfort, Génova, Amberes y Londres se vendían, con grandes beneficios, créditos comprados en España. E inversamente, pero siempre con desventaja para España, a causa de la balanza desfavorable de los cambios. Las monedas españolas tenían un valor real para la compra de mercancías mucho más elevado en cualquier parte de Europa que en la península. Los propios comerciantes españoles tenían que estar interesados en comprar mercancías en el extranjero. Así se produjo aquella desproporción entre la cantidad de oro y plata existente, de una parte, y la de mercancías producidas, de otra, que determinó la salida de los metales hacia plazas extranjeras, donde la relación entre ellos y las mercancías era cosa real, o al menos no tan ficticia como en España - Grandizo Munis. Jalones de derrota, promesa de victoria.
Si se pudiesen mantener grandes economías industriales a costa del saqueo bruto de las colonias, la península ibérica hubiese sido de muy lejos la primera potencia capitalista de la historia y no Inglaterra
Aún más inaudita para esta versión es el hecho de que ex-colonias recientes como ahora Corea del Sur y Taiwan (colonizadas por el mismo Japón y Corea ocupada luego por EEUU) registraron crecimientos en los 60 y 70 del siglo XX de los mayores vistos nunca en la historia del capitalismo, mientras que ex-colonias que recibían apoyo del bloque soviético (a veces con gran coste para la URSS) como Siria o Cuba se encuentran en una situación desesperada. En el caso de Siria antes de la guerra imperialista con la lumpenizacion de enormes estratos de la sociedad y una de las mayores tasas de desempleo del mundo.
Volvamos a examinar el inicio histórico del capitalismo en Inglaterra. La formación de un proletariado bien amplio y con suficiente estabilidad y capacidad de vender su propia fuerza de trabajo es esencial para el despegue del capitalismo. Fue una intensificación de la productividad agrícola continua desde el siglo XVI/XVII sumada a la capacidad de este campesinado de absorber mercancía producida por la nueva industria floreciente lo que estabilizó a un proletariado potente en Inglaterra. Si por alguna razón este proceso falla o se queda atascado por la lucha de clases en el campo el desarrollo del proletariado se verá gravemente afectado.
Corea del Sur y Taiwan registraron crecimientos en los 60 y 70 del siglo XX de los mayores en la historia del capitalismo, mientras Siria, Nicaragua o Cuba se encuentran en una situación desesperada. ¿Por qué?
El despegue asiático: una reforma agraria exitosa contra los terratenientes
El éxito del desarrollo capitalista en el Japón de finales del XIX/XX es probablemente el ejemplo más desconcertante para todas las versiones eurocéntricas o de acumulación colonial precapitalista. Durante el siglo XVIII el país sufrió una serie de horrendas crisis agrícolas que causaron un gran éxodo de la ciudad al campo y empezaron a marcar el fin de la era feudal en Japón. La apertura forzosa de Japón al comercio exterior acabó desencadenando una revolución burguesa exitosa con la derrota del shogunato y la destrucción de toda la clase feudal y sus castillos -incluyendo los señores que se aliaron con el emperador contra el shogunato feudal. Los grandes señores habían desaparecido pero aun quedaban los terratenientes intermedios que alquilaban sus tierras a los campesinos. De un modo similar al inglés pero condensado en el tiempo por la llegada de mercancías extranjeras, los terratenientes intermedios fueron subiendo progresivamente los alquileres, forzando así a los campesinos a aumentar la productividad agrícola. Es este aumento de productividad el que permitirá alimentar y formar una primera base de proletarios que permite la industrialización y la primera ola imperialista japonesa, que culmina en la Segunda Guerra Mundial. Esta base es aun débil debido a la baja industrialización del campo, pero se verá reforzada en la posguerra por la eliminación económica de los terratenientes intermedios al fijar el gobierno de ocupación americano los alquileres independientemente de la inflación -arruinando así a los terratenientes y confiscando el gobierno las tierras para la industrialización agrícola.
Procesos similares ocurren en Corea del Sur y Taiwan. En Corea del Sur los grandes terratenientes acaparaban la tierra -el 5% de la población controlaba toda- pero se retiraron: entregaron las tierras y se refugiaron bajo la dictadura militar por miedo a una revuelta campesina inspirada por el stalinismo. El estado burgués dirigirá la reforma agraria por la fuerza y aumentará la productividad hasta formar una base suficiente como para mantener un proletariado industrial. En Taiwan los grandes terratenientes eran colonos japoneses y de otros grupos étnicos no locales, facilitando su eliminación forzosa por el gobierno del Kuomintang aliado con los campesinos indígenas. Corea del Sur y Taiwan consiguieron grandes tasas de crecimiento durante la reconstrucción de la posguerra, alimentadas por un buen consumo interno: del 50 a 60% de la producción nacional que debería compararse con el 30% en la mejor fase China, lo que indicaba la existencia de un proletariado arraigado en el sistema productivo.
En Japón, Corea y Taiwan el estado se impuso a los terratenientes y forzó a los campesinos a desarrollar la productividad y migrar, formando y permitiendo mantener a un nuevo proletariado urbano
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Última edición por RioLena el Dom Ene 13, 2019 7:21 pm, editado 1 vez