Así pues, la participación de los obreros representa ya, por término medio, el 61,6%, es decir, ¡más cerca de las dos terceras partes que de la mitad! Queda ya demostrado el carácter de proyectomanía burocrática de lo que ha escrito el camarada Trotski en sus tesis acerca de esta cuestión. Hablar, discutir y escribir plataformas "de un tercio a la mitad" o "de la mitad a las dos terceras partes" es la más huera "parlería general del partido”, es distraer fuerzas, medios, atención y tiempo de la labor de producción, es pura politiquería sin contenido serio. Pero en la comisión, en la que se habrían hallado personas con experiencia, en la que no se habría accedido a escribir tesis sin estudiar los hechos, hubiera sido posible comprobar provechosamente la experiencia. Por ejemplo, haciendo una encuesta entre varias decenas (de entre miles de "miembros comunes”), confrontando sus impresiones y deducciones con los datos estadísticos objetivos y tratando de lograr indicaciones eficientes y prácticas para el futuro: si es preciso, con tales resultados de la experiencia, seguir avanzando sin demora en la misma dirección o cambiar algo, y cómo precisamente, la dirección, los métodos, el enfoque; o si, en interés de la causa, hay que detenerse, comprobar una y otra vez la experiencia, quizá rehacer algo, etc., etc.
p Un verdadero “administrador”, camaradas (¡permitidme a mí también que me dedique un poco a "la propaganda en el terreno 552 de la producción"!), sabe que los capitalistas y los organizadores de los trusts, incluso en los países más adelantados, se dedicaron durante muchos años, a veces durante diez y más años, a estudiar y comprobar su experiencia práctica (y la ajena), enmendando, rehaciendo lo empezado, volviendo atrás y corrigiendo multitud de veces para lograr un sistema de dirección plenamente adecuado a la obra emprendida, la debida selección de administradores superiores y subalternos, etc. Así ha ocurrido bajo el capitalismo, que en todo el mundo civilizado se ha apoyado para su labor administrativa en la experiencia y las costumbres de siglos. Y nosotros estamos construyendo sobre un terreno nuevo, que requiere el trabajo de reeducación más prolongado, tenaz y paciente para transformar las costumbres que nos ha dejado en herencia el capitalismo y que sólo pueden transformarse muy paulatinamente. Abordar esta cuestión como lo hace Trotski es equivocado de raíz. En el discurso del 30 de diciembre exclamó: "/Tienen, acaso, nuestros obreros y los funcionarios del partido y de los sindicatos instrucción en el terreno de la producción? ¿Sí o no? Yo respondo que no" (pág. 29). Enfocar así semejante cuestión es ridículo. Es lo mismo que preguntar: ¿Hay en esta unidad militar suficiente cantidad de botas de fieltro? ¿Sí o no?
Dentro de diez años también tendremos que decir, sin duda alguna, que no todos los funcionarios del partido y de los sindicatos poseen suficiente instrucción en el terreno de la producción. De la misma manera que dentro de diez años tampoco poseerán suficiente preparación militar todos los funcionarios del partido, de los sindicatos y del departamento militar. Pero en nuestro país se ha dado comienzo a la instrucción en el terreno de la producción con el hecho de que casi mil obreros, miembros y delegados de los sindicatos, participan en la dirección y dirigen empresas, comités principales y otros organismos administrativos superiores. El principio fundamental de "la instrucción en el terreno de la producción”, de la instrucción de nosotros mismos, antiguos luchadores clandestinos y periodistas profesionales, consiste en que nosotros mismos estudiemos y enseñemos a otros a estudiar con la mayor atención y detalle nuestra propia experiencia práctica, de acuerdo con la regla que dice: "mide siete veces antes de cortar”. La regla fundamental, cardinal e indefectible de "la instrucción en el terreno de la producción" estriba en comprobar con insistencia, lentitud, prudencia, eficiencia y sentido práctico cuanto han hecho esos mil obreros; en corregir aún con mayor prudencia y sentido práctico su labor y avanzar sólo cuando esté plenamente demostrada la utilidad del método dado, del sistema de dirección dado, de la 553 proporción dada, de la selección de personal dada, etc. Y es precisamente esa regla la que infringe el camarada Trotski con todas sus tesis, con todo su enfoque del problema. Precisamente todas las tesis, todo el folleto-plataforma del camarada Trotski son de tal naturale/a que, con sus errores, han desviado la atención y las fuerzas del partido del trabajo útil "de producción" hacia controversias vacías, sin contenido.
DIALÉCTICA Y ECLECTICISMO. “ESCUELA” Y “APARATO”
p Entre las numerosas cualidades valiosísimas del camarada Bujarin figura su capacidad para la teoría y su interés por tratar de descubrir las raíces teóricas de todo problema. Es una cualidad muy valiosa, pues es imposible explicarse por completo ningún error, incluidos los errores políticos, sin descubrir sus raíces teóricas en quien los comete, partiendo de premisas concretas y admitidas, de una manera consciente.
p De conformidad con este afán suyo de profundizar teóricamente en los problemas, el camarada Bujarin, a partir de la discusión del 30 de diciembre, si no antes, lleva la controversia precisamente a ese terreno. El 30 de diciembre dijo:
p “Considero absolutamente necesario—en eso consiste la esencia teórica de lo que se denomina aquí "tracción de tope" o su ideología—. y me parece indiscutible por completo, que no se puede dar de lado ni este aspecto político ni este aspecto económico...” (pág. 47)
p La esencia teórica del error en que incurre en este caso el camarada Bujarin consiste en que sustituye la relación dialéctica entre la política y la economía (que nos enseña el marxismo) con el eclecticismo. "Lo uno y lo otro”, "de un lado, de otro lado": tal es la posición teórica de Bujarin. Y eso es eclecticismo. La dialéctica exige que las correlaciones sean tenidas en cuenta en todos los aspectos en su desarrollo concreto, y no que se arranque un trocho de un sitio y un trocho de otro. Lo he mostrado ya con el ejemplo de la política y la economía.
p En el ejemplo del “tope” eso es también indudable. El tope es útil y necesario si el tren del partido va cuesta abajo hacia el descarrilamiento. Eso es indiscutible. Bujarin ha planteado la tarea del “tope” de una manera ecléctica, tomando un tro/o de /inóviev y otro trozo de Trotski. Como partidario del “tope”, Bujarin debería haber determinado por sí solo dónde, cuándo y en qué se equivocaba el uno o el otro, los unos o los otros, si el error era 554 teórico, o de falta de tacto político, o de fraccionismo en una intervención, o de exageración, etc., y lanzarse con todas sus fuerzas contra cada error de ese género. Bujarin no ha comprendido esta tarea suya de “tope”. El siguiente hecho es una prueba evidente de ello.
p El grupo comunista del Buró de Petrogrado del Cectrán (Comité Central del Sindicato del Transporte Ferroviario, Marítimo y Fluvial)—organización que simpatiza con Trotski y declara francamente que, a su juicio, "las posiciones de los camaradas Trotski y Bujarin en la cuestión fundamental, en la del papel de los sindicatos en la producción, son variedades del mismo punto de vista"—ha editado en Petrogrado un folleto con el coinforme que el camarada Bujarin ha pronunciado allí el 3 de enero de 1921 (N. Bujarin. Acerca de las tareas de los sindicatos, Petrogrado, 1921). En este coinforme leemos:
p “Al principio, el camarada Trotski formuló que era necesario cambiar la composición de la dirección de los sindicatos, seleccionar a camaradas adecuados, etc., y antes aún sostuvo incluso el punto de vista de “sacudir” los sindicatos, al que ha renunciado ahora por lo que es completamente absurdo presentar el “sacudimiento” como un argumento contra el camarada Trotski" (pág. 5).
p No me detendré a analizar las numerosas inexactitudes fácticas que contiene esta exposición. (Trotski utilizó la palabreja “sacudir” en la V Conferencia Sindical de toda Rusia, celebrada del 2 al 6 de noviembre. Habló de "la selección de personal dirigente" en el § 5 de sus tesis, presentadas al CC el 8 de noviembre y publicadas, dicho sea de pasada, por un partidario de Trotski en forma de hoja suelta. Todo el folleto de Trotski El papel y las tareas de los sindicatos, del 25 de diciembre, está impregnado por completo de la misma mentalidad y del mismo espíritu que he señalado antes. No se sabe en absoluto dónde y en qué se ha expresado "la renuncia".) Mi tema es ahora otro. Si "el tope" es ecléctico, pasa por alto unos errores y menciona otros; silencia los errores cometidos el 30 de diciembre de 1920 en Moscú, ante miles de activistas del PCR llegados de toda Rusia, y habla de los errores cometidos en Petrogrado el 3 de enero de 1921. Si "el tope" es dialéctico, arremete con todas sus fuerzas contra cada error que observa en ambas partes o en todas las partes. Y eso es precisamente lo que no hace Bujarin. Ni siquiera intenta analizar el folleto de Trotski desde el punto de vista de la política de sacudimiento. Simplemente, no habla de ella. No es de extrañar que semejante cumplimiento de su papel de tope haga reír a todos.
p Prosigamos. En el mismo discurso de Bujarin en Petrogrado leemos en la página 7:
555
p “El error del camarada Trotski consiste en que no defiende en grado suficiente el aspecto de escuela de comunismo."
p En la discusión del 30 de diciembre, Bujarin razonó así:
p “El camarada Zinóviev ha dicho que los sindicatos son escuela de comunismo, y Trotski ha afirmado que son un aparato técnico-administrativo de dirección de la producción. No veo bases lógicas de ningún género que demuestren que no es justo ni lo primero ni lo segundo: son justos ambos enunciados y la unión de estos dos enunciados" (pág. 48).
p La misma idea encontramos en la 6a tesis de Bujarin y su “grupo” o "fracción": "... de un lado, son (los sindicatos) escuela de comunismo... de otro lado—por cierto, en grado creciente—, son parte integrante del aparato administrativo y del aparato del poder estatal en general...” (Pravda, 16 de enero)
p El error teórico fundamental del camarada Bujarin radica precisamente en que sustituye la dialéctica del marxismo con el eclecticismo (extendido de modo singular entre los autores de diversos sistemas filosóficos "de moda" y reaccionarios).
p El camarada Bujarin habla de bases "lógicas”. Todo su razonamiento pueba que—quizá inconscientemente—sustenta en este terreno el punto de vista de la lógica formal o escolástica, y no el de la lógica dialéctica o marxista. Para aclararlo empezaré con el simplísimo ejemplo que puso el propio camarada Bujarin. En la discusión del 30 de diciembre,dijo:
p “Camaradas: Las discusiones que sostenemos aquí producen en muchos de vosotros una impresión del siguiente carácter, aproximadamente: llegan dos individuos y se preguntan el uno al otro qué es el vaso que está encima de la tribuna. Uno dice: "Es un cilindro de cristal, y maldito sea quien afirme que eso no es así”. El segundo dice: "El vaso es un recipiente que sirve para beber, y maldito sea quien afirme que eso no es asi"" (pág. 46).
p Como ve el lector, Bujarin quiso con este ejemplo explicarme de manera popular el daño que causa la unilateralidad. Acepto la aclaración y, para demostrar con hechos mi gratitud, le respondo con una explicación popular de lo que es el eclecticismo, a diferencia de la dialéctica.
p El vaso es, indiscutiblemente, un cilindro de cristal y un recipiente que sirve para beber. Pero no sólo tiene estas dos propiedades, o cualidades, o aspectos, sino una cantidad infinita de otras propiedades, cualidades, aspectos y relaciones mutuas y “mediaciones” con todo el mundo restante. El vaso es un objeto pesado que puede emplearse como instrumento arrojadizo. Puede servir de pisapapeles o de alojamiento para una mariposa capturada; puede tener valor como objeto tallado o dibujado con 556 arte, independientemente por completo de que sirva para beber, de que esté hecho de cristal, de que su forma sea cilindrica o no lo sea del todo, y así por el estilo.
p Prosigamos. Si ahora necesito un vaso como recipiente que sirve para beber, no me importa en absoluto saber si su forma es totalmente cilindrica y si está hecho, en efecto, de cristal; pero, en cambio, me importa que el fondo no esté agrietado, que no corte los labios al utilizarlo, etc. Si no lo necesito para beber, sino para lo que sirve cualquier cilindro de cristal, entonces me sirve también un vaso con el fondo agrietado o incluso sin fondo, etc.
p La lógica formal a que se limitan en las escuelas (y deben limitarse—con modificaciones—en los grados inferiores de la escuela) toma las definiciones formales, guiándose por lo que es más habitual o por lo que salta a la vista más a menudo y se limita a eso. Si, al proceder así se toman dos o más definiciones distintas y se unen de manera completamente casual (cilindro de cristal y recipiente que sirve para beber), tendremos una definición ecléctica, que indica diversos aspectos del objeto y nada más.
p La lógica dialéctica exige que vayamos más lejos. Para conocer de verdad el objeto hay que abarcar y estudiar todos sus aspectos, todos sus vínculos y “mediaciones”. Jamás lo conseguiremos por completo, pero la exigencia de la multilateralidad nos prevendrá contra los errores y el anquilosamiento. Eso, en primer lugar. En segundo lugar, la lógica dialéctica requiere que el objeto sea tomado en su desarrollo, en su “automovimiento” (como dice Hegel a veces), en su cambio. Con relación al vaso, esto no se ve claro en el acto, pero el vaso tampoco es inmutable: cambia, en particular, su destino, su uso, su nexo con el mundo circundante. En tercer lugar, toda la práctica del género humano debe entrar en "la definición" completa del objeto como criterio de la verdad y como determinante práctico del vínculo del objeto con lo que necesita el hombre. En cuarto lugar, la lógica dialéctica enseña que "la verdad abstracta no existe, la verdad es siempre concreta”, como le gustaba decir, después de Hegel, al difunto Plejánov. (Entre paréntesis, creo oportuno señalar para los jóvenes miembros del partido que no se puede ser un comunista consciente, de verdad, sin estudiar—precisamente estudiar—todo lo que escribió Plejánov sobre filosofía, pues es lo mejor de toda la literatura internacional del marxismo [556•* .)
557
p Con esto, como es natural, no he agotado el concepto de la lógica dialéctica. Mas, por ahora, basta con lo dicho. Podemos pasar del vaso a los sindicatos y la plataforma de Trotski.
p “De un lado, escuela; de otro, aparato”, dice y escribe Bujarin en sus tesis. El error de Trotski consiste en que "no defiende en grado suficiente el aspecto de escuela"... Zinóviev se queda corto en cuanto al “aspecto” de aparato.
p ¿Por qué este razonamiento de Bujarin es eclecticismo inerte y vacío? Porque Bujarin no hace el menor intento de analizar por sí mismo, desde su punto de vista, ni la historia íntegra de la presente discusión (el marxismo, o sea, la lógica dialéctica, lo exige absolutamente) ni todo el enfoque de la cuestión, todo su planteamiento—o, si queréis, toda la orientación del planteamiento—en el momento actual, en las actuales circunstancias concretas. ¡Bujarin no revela la menor intención de hacerlo! Lo aborda sin el menor estudio concreto, con puras abstracciones, y toma un trocito de Zinóviev y otro de Trotski. Y eso es precisamente eclecticismo.
p Pondré un ejemplo para que la explicación sea más clara. No conozco absolutamente nada de los insurgentes y los revolucionarios del Sur de China (excepto dos o tres artículos de Sun Yat-sen y algunos libros y artículos de periódicos que leí hace muchos años). Puesto que allí se producen insurrecciones, es probable que haya también discusiones entre el chino N° 1, el cual dice que la insurrección es producto de la lucha de clases más enconada que ha abarcado a toda la nación, y el chino M 2, el cual afirma que la insurrección es un arte. Sin saber nada más, puedo escribir tesis como las de Bujarin: "de un lado... de otro lado”. Uno no ha tenido en cuenta en grado suficiente "el aspecto" de arte; el otro, "el aspecto de enconamiento”, etc. Eso será eclecticismo inerte y vacío, pues no hay estudio concreto de la discusión dada, de la cuestión dada, de su enfoque dado, etc.
p Los sindicatos son, de un lado, escuela; de otro, aparato; del tercer lado, una organización de los trabajadores; del cuarto lado, una organización casi exclusivamente de obreros industriales; del quinto lado, una organización por industrias [557•* , etc., etc. En Bujarin no hay ni pizca de argumentación, ni pizca de análisis 558 propio, para demostrar por qué deben tomarse los dos primeros “lados” de la cuestión u objeto, y no el tercero, el cuarto, el quinto, etc. Por eso, las tesis del grupo de Bujarin son pura vacuidad ecléctica. Bujarin plantea mal, de una manera equivocada de raíz, eclécticamente, el problema de la correlación existente entre “escuela” y “aparato”.
p Para plantear justamente este problema es preciso pasar de las abstracciones hueras a la discusión concreta, es decir, a la discusión actual. Tomad esta discusión como queráis, como surgió en la V Conferencia Sindical de toda Rusia o como la planteó y orientó el propio Trotski en su folleto-plataforma el 25 de diciembre, y veréis que todo el enfoque de Trotski y toda su orientación son falsos. No ha comprendido que los sindicatos deben y pueden ser enfocados como escuela cuando se enuncia el tema del " tradeunionismo soviético”, y cuando se habla en general de propaganda en el terreno de la producción, y cuando se plantea como lo hace Trotski el problema del “enlazamiento”, de la participación de los sindicatos en la dirección de la producción. Y en este último problema, tal y como se plantea en todo el folleto-plataforma de Trotski, la falsedad reside en no comprender que los sindicatos son escuela de dirección técnico-administrativa de la producción. En esta discusión, en la forma en que Trostki ha planteado el problema, los sindicatos no son "de un lado, escuela; de otro, algo distinto”; de todos los lados, los sindicatos son escuela, escuela de unidad, escuela de solidaridad, escuela de defensa de sus intereses, escuela de administración, escuela de gobierno. En vez de comprender y corregir este error cardinal del camarada Trotski, el camarada Bujarin ha hecho una enmienda pequeña y ridicula: "de un lado, de otro lado".
p Abordemos de manera más concreta la cuestión. Veamos qué son los sindicatos actuales como “aparato” de dirección de la producción. Hemos visto que, según datos incompletos, alrededor de 900 obreros—miembros y delegados de los sindicatos—dirigen la producción. Decuplicad este número, centuplicadlo, si queréis; admitamos incluso, para haceros una concesión y explicaros vuestro error cardinal, un “avance” increíblemente rápido dentro de poco tiempo; aun así, resultará que los obreros que administran directamente representan una parte insignificante de la masa general de seis millones de afiliados a los sindicatos. Y eso muestra con mayor claridad aún que fijar toda la atención en "la capa dirigente”, como hace Trotski, hablar del papel de los sindicatos en la producción y de la dirección de la producción, sin tener en cuenta que el 98 %% aprenden (6.000.000–90.000 = 5.910.000 = 98’/2% de la suma) y deberán aprender durante largo 559 tiempo, significa cometer un error cardinal. Los sindicatos no son escuela y administración, sino escuela de administración.
p Al discutir con Zinóviev el 30 de diciembre y acusarle, de manera completamente infundada e injusta, de que niega "el designacionismo”, es decir, el derecho y la obligación del CC de designar, al camarada Trotski se le escapó sin querer una contraposición peculiar en extremo:
p “...Zinóviev—dijo—enfoca de una manera demasiado propagandística toda cuestión práctica y eficiente, olvidándose de que no se trata sólo de material para la agitación, sino fie una cuestión que debe ser resuelta por vía administrativa"
p Ahora explicaré con detalle cuál podría ser el enfoque administrativo de esta cuestión. Pero el error cardinal del camarada Trotski consiste precisamente en que ha enfocado las cuestiones (mejor dicho, se ha lanzado sobre ellas), planteadas por él mismo en su folleto-plataforma, como un administrador, en tanto que podía y debía haberlas abordado sólo como propagandista.
p En efecto. ¿Qué tiene de bueno Trotski? Es buena y útil, sin duda alguna, la propaganda en el terreno de la producción, no en sus tesis, sino en sus discursos (sobre todo cuando olvida su desafortunada polémica con el ala pretendidamente “conservadora” de los dirigentes sindicales). Con una labor “administrativa” práctica en la comisión sindical, con sus intervenciones orales y escritas como participante y funcionario de la Oficina de Propaganda de la Producción, el camarada Trotski reportaría indudablemente (e indudablemente reportará) no poco provecho a la causa. El error está en las “tesis-plataforma”. En ellas resalta, como hilo de engarce, el enfoque que un administrador hace de "la crisis" en la organización sindical, de "las dos tendencias" en los sindicatos, de la interpretación del Programa del PCR, del "tradeunionismo soviético”, de "la instrucción en el terreno de la producción" y del “enlazamiento”. Acabo de citar todos los temas principales de "la plataforma" de Trotski; y el enfoque acertado precisamente de estos temas en el momento actual, con el material de que dispone Trotski, sólo puede ser propagandístico.
p El Estado es la esfera de la coerción. Sería una locura renunciar a la coerción, sobre todo en la época de la dictadura del proletariado. La "administración" y el enfoque de administrador son, en este caso, imprescindibles. El partido es la vanguardia del proletariado, vanguardia que ejerce directamente el poder; el partido es el dirigente. El medio específico de influencia, el medio de depuración y temple de la vanguardia, es la expulsión del 560 partido, y no la coerción. Los sindicatos son una fuente de poder estatal, una escuela de comunismo, una escuela de administración. En este terreno, lo específico y principal no esja administración, niño "la ligazón" "entre la administración central" (y la local también, naturalmente) "del Estado, la economía nacional y las grandes masas trabajadoras" (como se dice en el programa de nuestro partido, § 5 de la parte económica, dedicada a los sindicatos).
p En todo el folleto-plataforma de Trotski sobresale el planteamiento equivocado de este problema, la incomprensión de esa correlación.
p Imaginaos que Trotski concibiese el decantado “enlazamiento” en conexión con los demás temas de su plataforma, enfocando toda la cuestión desde otro lado. Imaginaos que su folleto estuviese dedicado íntegramente a investigar con detalle, por ejemplo, noventa de novecientos casos de “enlazamiento”, de desempeño simultáneo de cargos de dirección de la industria en el Consejo Superior de Economía Nacional y de cargos electivos en representación de los sindicatos, casos de simultaneidad de cargos ocupados por afiliados a los sindicatos y funcionarios permanentes del movimiento sindical. Imaginaos que estos noventa casos fuesen analizados a la par con los datos de una investigación estadística selectiva, a la par con los informes y resúmenes de revisores e instructores de la Rabkrín 18<) y de los respectivos Comisariados del Pueblo; es decir, analizados según los datos de las instituciones administradoras, analizados desde el punto de vista de los resúmenes y resultados del trabajo, de los éxitos de la producción, etc. Semejante enfoque de la cuestión seria un enfoque administrativo acertado y justificaría plenamente la línea de “sacudir”, o sea, de fijar la atención en qué personas deben ser destituidas, trasladadas o designadas y en qué exigencias deben presentarse ahora mismo a "la capa dirigente”. Si Bujarin dijo en su discurso de Petrogrado del 3 de enero, editado por los “cectranistas”, que Trotski sustentaba antes el punto de vista de “sacudir” los sindicatos y ahora ha renunciado a él, incurre también en un eclecticismo risible en la práctica y absolutamente inadmisible en la teoría para un marxista. Bujarin toma la cuestión en abstracto, no sabiendo (o no queriendo) enfocarla de una manera concreta. Mientras nosotros, el CC del partido y todo el partido, administremos, es decir, gobernemos el Estado, jamás renunciaremos ni podremos renunciar a “sacudir”, o sea, a destituir, trasladar, designar, despedir, etc. Pero en el folleto-plataforma de Trotski no se toma ni mucho menos el material debido, no se plantea en modo alguno "una cuestión práctica y útil”. La cuestión que 561 discutieron Zinóviev y Trotski, que discutimos Bujarin y yo, que discute todo el partido, no es "una cuestión práctica y útil”, sino la cuestión de las "tendencias en el movimiento sindical" (final de la tesis 4 de Trotski).
p Es, en el fondo, una cuestión política. Corregir el error de Trotski con pequeñas enmiendas y adiciones eclécticas, como quiere Bujarin (henchido, por supuesto, de los más humanos sentimientos e intenciones), es, por la esencia misma del asunto —del “asunto” dado, concreto—, imposible.
p La solución en este caso sólo puede ser una v nada más que una.
p Resolver acertadamente la cuestión política de "las tendencias en el movimiento sindical”, de la correlación de las clases, de la correlación de la política y la economía, de los papeles específicos del Estado, del partido y de los sindicatos como “escuela” y aparato, etc. Eso, primero.
p Segundo. Sobre la base de una solución política acertada, llevar a cabo—mejor dicho, efectuar cada día—una propaganda prolongada, sistemática, tenaz, paciente, polifacética y reiterada en el terreno de la producción; efectuarla a escala de todo el Estado, en nombre y bajo la dirección de una entidad estatal.
p Tercero. No confundir "las cuestiones prácticas y útiles" con las polémicas en torno a las tendencias, las cuales (las polémicas) son patrimonio lógico de "la parlería general del partido" y de las discusiones amplias, sino plantearlas con sentido práctico, en comisiones prácticas, interrogando a testigos, estudiando informes, resúmenes y estadísticas; sobre la base de todo esto—sólo sobre la base de todo esto, sólo con tales condiciones—, “sacudir” únicamente por decisión del correspondiente organismo del Estado o del partido, o de ambos organismos.
Pero a Trotski y Bujarin les ha resultado una mezcolanza de errores políticos en el enfoque, de ruptura de la conexión transmisora y de las correas de transmisión en medio, así como de acometida o embestida infructuosa, marchando en vano y de vacío, contra "la administración”. La raíz "teórica" del error—puesto que Bujarin ha planteado con su “vaso” la cuestión de la raíz teórica—es clara. El error teórico—en este caso, gnoseológico—de Bujarin consiste en que ha suplantado la dialéctica con el eclecticismo. Al plantear el problema eclécticamente, Bujarin se ha embrollado por completo y ha llegado a caer en el sindicalismo. El error de Trotski está en la unilateralidad, el apasionamiento, la exageración y la tozudez. La plataforma de Trotski consiste en que el vaso es un recipiente que sirve para beber, pero ha resultado que el vaso en cuestión no tiene fondo.
562
CONCLUSIÓN
p Sólo me queda referirme brevemente a algunos puntos, cuyo silenciamiento podría dar lugar a falsas interpretaciones.
p En la tesis 6 de su “plataforma”, el camarada Trotski ha reproducido el § 5 de la parte económica del Programa del PCR, que trata de los sindicatos. Dos páginas más adelante, en la tesis 8, el camarada Trotski declara:
p “...Al perder su vieja base de existencia, la lucha de clases económica, los sindicatos"...—(esto es falso, es una exageración precipitada: los sindicatos han perdido una base como la lucha de clases económica, pero están muy lejos aún de haber perdido y, por desgracia, no podrán perder todavía durante muchos años una base como "la lucha económica" no de clases, en el sentido de lucha contra las deformaciones burocráticas del mecanismo de los Soviets, en el sentido de defensa de los intereses materiales y espirituales de las masas trabajadoras por vías y con medios que no están al alcance de este aparato, etc.)...—"los sindicatos, en virtud de una serie de condiciones, no han tenido tiempo de agrupar en sus filas las fuerzas necesarias ni de elaborar los métodos indispensables para poder cumplir la nueva tarea que les ha planteado la revolución proletaria y que formula nuestro programa: organizar la producción" (la cursiva es de Trotski, pág. 9, tesis
.
p Esta es otra exageración precipitada, que encierra el germen de un gran error. El programa no contiene esa fórmula ni señala a los sindicatos la tarea de "organizar la producción”. Sigamos paso a paso cada idea, cada postulado del programa de nuestro partido en el orden en que figuran en él:
p (1) "El aparato organizador" (no cualquiera) "de la industria socializada debe apoyarse en primer término" (y no exclusivamente) "en los sindicatos”. (2) "Los sindicatos deben desembarazarse cada día más de la estrechez gremial" (¿cómo desembarazarse?: bajo la dirección del partido y en el curso de la influencia educativa, y de cualquier otro género, del proletariado sobre la masa trabajadora no proletaria) "y transformarse en grandes agrupaciones de producción que abarquen a la mayoría y, paulatinamente, a todos los trabajadores de la rama correspondiente de la producción..."
p Esta es la primera parte del apartado que se dedica a los sindicatos en el programa del partido. Como veis, esta parte señala en el acto unas “condiciones” muy “rigurosas” y que requieren una labor muy prolongada en lo sucesivo. Y a continuación dice lo siguiente:
563
p “...Siendo ya, de acuerdo con las leyes de la República Soviética y con la práctica establecida, participantes...” (la palabra, como veis, es muy prudente: sólo participantes) "...en todos los organismos locales y centrales de administración de la industria, los sindicatos deben llegar a concentrar de hecho en sus manos toda la dirección de la economía nacional como un todo único económico...” (advertid: deben llegar a concentrar de hecho la dirección, no de ramas de la industria ni de la industria en su totalidad, sino de la economía nacional y, además, como un todo único económico: esta condición, como condición económica, podrá considerarse cumplida de verdad no antes de que los pequeños productores, tanto en la industria como en la agricultura, representen menos de la mitad de la población y de la economía nacional) ..."Asegurando de este modo"... (precisamente "de este modo”, que hace realidad paulatinamente todas las condiciones antes mencionadas)... "la ligazón indestructible entre la administración central del Estado, la economía nacional y las grandes masas trabajadoras, los sindicatos deberán incorporar con la mayor amplitud a las últimas"... (es decir, a las masas, o sea, a la mayoría de la población)... "a la gestión económica directa. La participación de los sindicatos en la gestión económica y la incorporación por ellos de las grandes masas a esta gestión es, al mismo tiempo, el medio principal de lucha contra la burocratización del aparato económico del Poder soviético y permite establecer un control verdaderamente popular de los resultados de la producción."
p Así pues, en la última frase vemos de nuevo unas palabras muy prudentes: "participación en la gestión económica”; vemos de nuevo la indicación de incorporar a las grandes masas como medio principal (pero no único) de lucha contra el burocratismo; y, finalmente, una indicación prudentísima: “permite” establecer "un control popular”, es decir, obrero y campesino y no sólo proletario, ni mucho menos.
p Resumir todo eso como si el programa de nuestro partido “formulase” a los sindicatos la tarea de "organizar la producción" es, evidentemente, erróneo. Y si se insiste en este error y se le incluye en unas tesis-plataforma, lo único que puede resultar de ello es una desviación anticomunista, sindicalista.
p A propósito. El camarada Trotski dice en sus tesis que "durante el último período no nos hemos acercado al objetivo señalado en el programa, sino que nos hemos alejado de él" (pág. 7, tesis 6). Semejante afirmación carece de fundamento y, a mi juicio, es errónea. No se puede demostrar, como ha pretendido Trotski en las discusiones, diciendo que los sindicatos “mismos” 564 reconocen el hecho. Para el partido, esto no es la última instancia. Y, en general, se puede demostrar sólo estudiando objetivamente y con la mayor seriedad gran cantidad de hechos. Esto, en primer lugar. Y, en segundo lugar, aun en el caso de que se demostrara eso, seguiría en pie la cuestión: ¿por qué nos hemos alejado? ¿Porque "muchos dirigentes sindicales" "rechazan las nuevas tareas y métodos”, como piensa Trotski, o porque “nosotros” "no hemos tenido tiempo de agrupar en nuestras filas las fuerzas necesarias ni de elaborar los métodos indispensables para" cortar y corregir algunos extremismos de burocratismo, innecesarios y nocivos?
p Será oportuno, a este respecto, referirse al reproche que nos hizo el camarada Bujarin el 30 de diciembre (y que Trotski repitió ayer, 24 de enero, durante nuestra discusión en el grupo comunista del II Congreso de Mineros), a saber: el reproche de "haber renunciado a la línea que señaló el IX Congreso del partido" (pág. 46 del acta de la discusión del 30 de diciembre). Según él, Lenin propugnó en el IX Congreso la militarización del trabajo y se burló de las invocaciones a la democracia, y ahora "se retracta" de ello. En su discurso de resumen del 30 de diciembre, el camarada Trotski aderezó ese reproche, valga la expresión, con una pimienta especial: "Lenin tiene en cuenta el hecho de que en los sindicatos se está produciendo... un agrupamiento de camaradas con espíritu oposicionista" (pág. 65); Lenin enfoca "desde el punto de vista diplomático" (pág. 69); "zigzags dentro de los grupos del partido" (pág. 70), etc. Semejante exposición del asunto por el camarada Trotski es, naturalmente, muy halagüeña para él y peor que nada halagüeña para mí. Pero veamos los hechos.
p En la misma discusión del 30 de diciembre, Trotski y Krestinski establecieron el hecho de que "el camarada Preobrazhenski planteó ya en julio (de 1920) en el CC que debíamos pasar a raíles nuevos en lo que concierne a la vida interna de nuestras organizaciones obreras" (pág. 25). En agosto, el camarada Zinóviev escribió el proyecto de carta, y el CC aprobó la carta del CC acerca de la lucha contra el burocratismo y la ampliación de la democracia. En septiembre, la cuestión fue discutida en la conferencia del partido y el CC ratificó el acuerdo de ésta. En diciembre, la lucha contra el burocratismo se planteó en el VIII Congreso de los Soviets. Por consiguiente, todo el CC, todo el partido y toda la república obrera y campesina han reconocido la necesidad de poner sobre el tapete el problema del burocratismo y de la lucha contra él. ¿Dimana de ahí una "retractación" del IX Congreso del partido? No. En eso no hay retractación alguna. Los acuerdos sobre la militarización del trabajo, etc., son indiscutibles y 565 no tengo la menor necesidad de retractarme de mis burlas acerca de las invocaciones a la democracia por parte de quienes combatían esos acuerdos. De ahí se deduce únicamente que ampliaremos la democracia en las organizaciones obreras, sin hacer de ella, ni mucho menos, un fetiche; que dedicaremos suma atención a la lucha contra el burocratismo; que corregiremos con singular meticulosidad todo extremismo innecesario y nocivo de burocratismo, quienquiera que lo señale.
p Haré una observación más, la última, acerca de la pequeña cuestión del sistema de trabajo de choque y del igualitarismo. En la discusión del 30 de diciembre dije que la fórmula de la tesis 41 del camarada Trotski sobre este punto era falsa teóricamente, pues resultaba igualitarismo en el consumo y trabajo de choque en la producción. El sistema de trabajo de choque implica una preferencia, respondí yo, pero la preferencia sin consumo no es nada. El camarada Trotski me reprocha eso y me acusa de ser "extraordinariamente olvidadizo" y de “aterrorizar” (págs. 67 y 68), y me maravillo aún de que no me acuse de zigzags, de diplomacia, etc. El, Trotski, ha hecho “concesiones” a favor de mi línea igualitaria, y yo, en cambio, ataco a Trotski.
p En realidad, el lector que se interesa por los asuntos del partido dispone de documentos exactos de éste: la resolución de noviembre del Pleno del CC, punto 4, y las tesis-plataforma de Trotski, tesis 41. Por muy “olvidadizo” que yo sea y por muy buena memoria que tenga el camarada Trotski, es un hecho que la tesis 41 contiene un error teórico que no figura en la resolución del CC del 9 de noviembre. Esta resolución dice: "Al reconocer la necesidad de conservar el principio del trabajo de choque en la aplicación del plan económico, el CC, completamente solidario con la resolución de la última conferencia de toda Rusia (o sea, la de septiembre), considera necesario pasar paulatinamente, pero con firmeza, al igualitarismo en la situación de los distintos grupos de obreros y de los sindicatos respectivos, fortaleciendo sin cesar la organización de todos los sindicatos.” Está claro que eso va dirigido contra el Cectrán y que es imposible interpretar de otra manera el sentido exacto de dicha resolución. El sistema de trabajo de choque no se anula. Subsiste la preferencia concedida (en el cumplimiento del plan económico) a la empresa, el sindicato, el trust y el departamento de choque; pero, al mismo tiempo, "la línea igualitaria”, que no defendió "el camarada Lenin”, sino que aprobaron la conferencia del partido y el CC, ex decir, todo el partido, exige con claridad: pasar al igualitarismo de manera paulatina, pero con firmeza. Que el Cectrán no ha cumplido esta resolución de noviembre del CC se ve por el acuerdo de diciembre del CC 566 (adoptado a instancias de Trotski y Bujarin), en el que se recuerdan de nuevo "los principios de la democracia normal”. El error teórico de la tesis 41 consiste en que en ella se dice: en la esfera del consumo, igualitarismo; en la esfera de la producción, sistema de trabajo de choque. Esto es absurdo desde el punto de vista económico, pues implica un divorcio entre el consumo y la producción. Yo no dije ni pude decir nada semejante. Si una fábrica es innecesaria, debe cerrarse. Hay que cerrar todas las fábricas que no sean absolutamente necesarias. Y entre las absolutamente necesarias, hay que dar preferencia a las que sean de choque. Por ejemplo, hay que dar preferencia al transporte. Eso es indiscutible. Pero que esa preferencia no sea excesiva, y como el Cectrán la tuvo en exceso, la directriz del partido (y no de Lenin) es: pasar paulatinamente, pero con firmeza, al igualitarismo. Si después de la sesión plenaria de noviembre, que adoptó un acuerdo exacto y teóricamente acertado, Trotski publica un folleto fraccional acerca de "las dos tendencias" y en la tesis 41 propone su fórmula, que es errónea desde el punto de vista económico, que se culpe a sí mismo.
p Hoy, 25 de enero, se cumple justamente un mes de la intervención fraccional del camarada Trotski. Ahora se ve ya con extraordinaria claridad que el partido fue apartado con esa intervención—inconveniente por la forma y errónea por el contenido—de la labor eficiente práctica, económica, de producción; fue apartado para corregir errores políticos y teóricos. Pero no en vano dice un viejo refrán: "no hay mal que por bien no venga".
p Según rumores, se han dicho cosas monstruosas de las discrepancias en el seno del CC. Alrededor de la oposición se han cobijado (y se cobijan, sin duda alguna) mencheviques y eseristas, que hinchan los rumores, proponen fórmulas inauditamente ruines e inventan patrañas con el fin de, sin reparar en medios, denigrar, dar una interpretación abyecta, exacerbar los conflictos y echar a perder la labor del partido. Es el método político de la burguesía, incluidos los demócratas pequeñoburgueses, los mencheviques y eseristas, que se consumen de rabia furiosa contra los bolcheviques y no pueden dejar de consumirse por causas harto comprensibles. Todo miembro consciente del partido conoce este método político de la burguesía y sabe lo que vale.
p Las discrepancias en el seno del CC nos han obligado a recurrir al partido. La discusión ha mostrado con toda claridad la esencia y la medida de esas discrepancias. Se ha puesto fin a los rumores y a las calumnias. El partido aprende y se templa en la lucha contra la 567 nueva enfermedad (nueva en el sentido de que nos habíamos olvidado de ella después de la Revolución de Octubre), contra el fraccionismo. En el fondo, se trata de una vieja dolencia, cuyas recidivas serán, probablemente, inevitables durante varios años, pero cuya curación puede y debe ser ahora mucho más rápida y fácil.
p El partido aprende a no exagerar las discrepancias. Será oportuno repetir aquí las acertadas observaciones que hizo el camarada Trotski refiriéndose al camarada Tomski: "En la polémica más enconada con el camarada Tomski he dicho siempre que, para mí, está completamente claro que en los sindicatos sólo pueden ser dirigentes nuestros personas con la experiencia y el prestigio que posee el camarada Tomski. Eso lo dije en el grupo de la V Conferencia Sindical y lo he repetido hace unos días en el Teatro de Zimín. La lucha ideológica en el partido no significa repulsión recíproca, sino influencia mutua" (pág. 34 del acta de la discusión del 30 de diciembre). Por supuesto, el partido aplicará también al camarada Trotski este acertado razonamiento.
p Durante la discusión, la desviación sindicalista se ha manifestado, sobre todo, en el camarada Shliápnikov y en su grupo, la llamada "oposición obrera" ’^^81^^. Como se trata de una desviación evidente que se aleja del partido, del comunismo, habrá que tenerla en cuenta especialmente, habrá que hablar de ella especialmente, habrá que dedicar singular atención a propagar y explicar el carácter erróneo de esas concepciones y el peligro que representa ese error. El camarada Bujarin, que ha llegado al extremo de pronunciar la frase sindicalista de "candidaturas obligatorias" (de los sindicatos a los organismos administrativos), se defiende hoy en Pravda con muy poca fortuna y evidente desacierto. ¡Dice que habla del papel del partido en otros puntos! ¡No faltaría más! De lo contrario, eso sería abandonar el partido. De lo contrario, eso dejaría de ser sólo un error que requiere corrección y admite fácil corrección. Si se habla de "candidaturas obligatorias" y no se añade a renglón seguido que son obligatorias no para el partido, eso será una desviación sindicalista, eso será incompatible con el comunismo, será ¿rjcompatible con el Programa del PCR. Si se añade: "obligatorias no para el partido”, eso será engañar a las masas obreras sin partido con el fantasma de cierto aumento de sus derechos, mientras que, de hecho, no se operará el menor cambio en comparación con lo que tenemos hoy. Cuanto más defienda el camarada Bujarin su desviación del comunismo, desviación evidentemente errónea en teoría y engañosa en política, tanto más deplorables serán los frutos de su obstinación. Pero no se conseguirá defender lo indefendible. El partido no está en contra de toda ampliación de los derechos de 568 los obreros sin partido, pero basta con reflexionar un poco para comprender por qué camino se puede ir y qué camino no se puede seguir en ese caso.
p Durante la discusión en el grupo comunista del II Congreso de Mineros de toda Rusia ^^182^^, la plataforma de Shliápnikov fracasó, a pesar de haberla defendido el camarada Kiseliov, que goza de singular prestigio en este sindicato: nuestra plataforma reunió 137 votos; la de Shliápnikov, 62, y la de Trotski, 8. La desviación sindicalista debe ser curada y será curada.
p En un mes, tanto Petrogrado como Moscú y una serie de ciudades de provincias han probado ya que el partido ha respondido a la discusión y ha rechazado por inmensa mayoría la línea errónea del camarada Trotski. Si en "las altas esferas" y en "la periferia”, en los comités y en las instituciones, ha habido, sin duda, vacilaciones, la masa de miembros de base del partido, la masa obrera del partido, se ha pronunciado por mayoría, por una mayoría precisamente aplastante, contra esa línea errónea.
p El camarada Kámenev me ha comunicado que en la discusión sostenida el 23 de enero en el distrito de Zamoskvorechie, de la ciudad de Moscú, el camarada Trotski ha declarado que retira su plataforma y se une con el grupo de Bujarin sobre la base de una nueva plataforma. Lamento no haber oído, ni el 23 ni el 24 de enero, una sola palabra de eso al camarada Trotski, que ha hablado contra mí en el grupo comunista del Congreso de Mineros. Ignoro si han vuelto a cambiar los propósitos y las plataformas del camarada Trotski o si la cosa se explica de alguna otra manera. Pero, en todo caso, la declaración del camarada Trotski del 23 de enero prueba que el partido, sin haber, tenido tiempo siquiera de movilizar todas sus fuerzas, habiendo llegado a expresar únicamente las opiniones de Petrogrado, de Moscú y de la minoría de las capitales de provincia, a pesar de todo, ha corregido en el acto, con firmeza, energía, rapidez e inflexibilidad el error del camarada Trotski.
p Los enemigos del partido han cantado victoria en vano. No han podido ni podrán aprovechar las discrepancias, a veces inevitables en el seno del partido, en perjuicio de éste y de la dictadura del proletariado en Rusia.
p 25 de enero de 1921.
p Publicado los días 25 y 26 de enero de 1921 en un folleto editado por la Sección de Prensa del Soviet de diputados obreros, campesinos y soldados rojos de Moscú.
p Firniddo: \. /. r n i n.
T. 42, págs. 264–304.
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Notes
[542•*] Véase la nota 176 del presente volumen. (N. de til Edil.)
[556•*] A propósito, no se puede por men obras cíe Plejánov <|iie está viendo la luz ah un volumen o volúmenes especiales ron <1 entre los manuales obligatorios tle comuni debe exigir a los profesores de filosofía (\\
>s de desear, primero, que la edición de las )i a incluya todos los artículos de filosofía en talladísnno índice, etc., pues deben figurar mo. Segundo, el Estado obrero, a mi juicio, e roño/can la exposición que hi/o Plejánov de la filosofía marxista y sepan transmitir esos conocimientos a los estudiantes. Pero esto es ya apartarse de "la propaganda" para caer en los métodos de "ordeno y mando".
[557•*] Dicho sea cíe pasada, Trotski incurre también en este caso en un error. Cree que sindicato cíe industria significa sindicato que debe dominar la producción. Esto es falso. Sindicato de industria significa que organi/a a los obreros por industrias, cosa inevitable dado el nivel actual (tanto en Rusia (orno en el mundo entero) de la técnica v la cultura.