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    Dossier Especial: XX Congreso del PCUS

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    Mensaje por Invitado Dom Oct 31, 2010 2:45 pm

    Crítica del “Nuevo Curso” de Jruschov

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    Por Gavroche

    1- Política internacional del PCUS: tergiversación del principio leninista de la coexistencia pacífica.

    a) La paz, tarea principal de nuestra época.

    b) Las guerras imperialistas pueden evitarse y el cerca capitalista hostil alrededor del campo socialista ha desaparecido.

    c) Colaboración con el imperialismo y desarme como una nueva concepción para la paz firme.

    2- Justificación del reformismo y del socialpacifismo en el Movimiento Comunista Internacional (MCI).

    a) Renuncia a la estrategia del proletariado revolucionario en los países imperialistas.

    b) Generalización de la posibilidad de la vía pacífica y parlamentaria al socialismo.

    c) Defensa de un frente con la socialdemocracia inclusive para la revolución socialista.

    3- Liquidación de la dictadura del proletariado y del carácter de clase del partido comunista en la Unión Soviética a cambio de un falso plan de construcción del comunismo.

    a) A finales de la década de 1950, se consideran superadas las contradicciones antagónicas dentro de la URSS.

    b) Sobre la liquidación de la dictadura del proletariado en la URSS y del carácter de clase del PCUS.

    c) Plan metafísico de construcción del comunismo.

    4- Algunas reflexiones sobre el “culto a la personalidad” de Stalin y sobre la degeneración revisionista de la URSS después del cese de Jruschov.

    5- Conclusión.


    1.- Tergiversando la tesis de Lenin sobre la necesidad de que los países socialistas basen sus relaciones con los Estados capitalistas en la coexistencia pacífica, el “Nuevo Curso” subordina el internacionalismo proletario al la paz con los imperialistas.

    a) Desde el nacimiento del imperialismo, los comunistas hemos considerado que nuestra posición, ante la inminencia de una guerra imperialista, debe ser: oponernos a ella y, si estalla, luchar por su transformación en guerra civil revolucionaria (en guerra de liberación nacional en los países oprimidos). El “Nuevo Curso” sustituye la revolución proletaria mundial como la tarea principal de nuestra época por la de impedir el estallido de una guerra mundial.

    "El PCUS considera que el objetivo de su actividad en el campo de la política exterior es asegurar unas condiciones pacíficas para la construcción de la sociedad comunista en la URSS y para el desarrollo del sistema socialista mundial, así como, junto con todos los pueblos pacíficos, librar a la humanidad de una guerra mundial de exterminio... El problema principal de nuestra época es el de guerra o paz... Lo principal es conjurar la guerra termonuclear, no dejar que estalle... La coexistencia pacífica de los Estados socialistas y capitalistas es una necesidad objetiva del desarrollo de la sociedad humana. La guerra no puede ni debe ser medio de solución de los litigios internacionales . Se niega pues la concepción defendida por Lenin y corroborada por la historia según la cual la guerra es la continuación de la política por otros medios. Coexistencia pacífica o una guerra catastrófica: así ha planteado la historia la cuestión... La defensa del principio de la coexistencia pacífica responde también a los intereses de la parte de la burguesía que comprende que una guerra termonuclear no se comparecería tampoco de las clases dominantes en la sociedad capitalista (Programa del PCUS – págs. 540 a 544). Aquí se abandona el enfoque de clase en el análisis: la burguesía imperialista no persigue la destrucción de toda la humanidad ni siquiera a la de la clase social de los obreros que producen la plusvalía para aquélla; lo que persigue es su dominación sobre el resto de clases y de naciones.

    b) Para dar sentido a esta idea, se hace necesario revisar el principio leninista sobre la inevitabilidad de las guerras bajo el capitalismo.

    "El XX Congreso del PCUS llegó a la conclusión de que en las condiciones internacionales contemporáneas se han creado posibilidades reales para impedir las guerras. La tesis que proclama la inevitabilidad de las guerras en la época del imperialismo la formuló V. I. Lenin en un tiempo en que, en primer lugar, el capitalismo era un sistema mundial único y omnímodo y, en segundo lugar, las fuerzas sociales y políticas no interesadas en la guerra y que actuaban contra ella eran débiles, estaban suficientemente organizadas y, a causa de ello, no podían obligar a los imperialistas a renunciar a la guerra.

    Claro está que, por cuanto existe el imperialismo, sigue manteniéndose la base económica del surgimiento de las guerras y por eso es preciso que todas las fuerzas de la paz permanezcan vigilantes. Sin embargo, en las nuevas condiciones, cuando se ha formado el todopoderoso campo del socialismo, cuando crece en todos los países el movimiento de todo el pueblo por la paz y cuando además de los países socialistas hay otros Estados adictos a la paz, existen posibilidades reales para impedir que los imperialistas desencadenen una nueva guerra mundial". (Historia del PCUS - págs. 800 y 801).

    Contundente respuesta a esta tesis revisionista dio J. V. Stalin, 5 años antes, en su artículo "Problemas económicos del socialismo en la URSS ":


    "Se dice que la tesis de Lenin relativa a que el imperialismo engendra inevitablemente las guerras debe considerarse caducada, por cuanto en el presente han surgido poderosas fuerzas populares que actúan en defensa de la paz, contra una nueva guerra mundial. Eso no es cierto.

    El presente movimiento pro-paz persigue el fin de levantar a las masas populares a la lucha por mantener la paz por conjurar una nueva guerra mundial. Consiguientemente, ese movimiento no persigue el fin de derrocar el capitalismo y establecer el socialismo, y se limita a los fines democráticos de la lucha por mantener la paz. En este sentido, el actual movimiento por mantener la paz se distingue del movimiento desarrollado en el período de la Primera Guerra Mundial por la transformación de la guerra imperialista en guerra civil, pues este último movimiento iba más lejos y perseguía fines socialistas.

    Es posible que, de concurrir determinadas circunstancias, la lucha por la paz se desarrolle hasta transformarse, en algunos lugares, en lucha por el socialismo, pero eso no sería ya el actual movimiento pro-paz, sino un movimiento por derrocar el capitalismo.

    Lo más probable es que el actual movimiento pro-paz como movimiento para mantener la paz, conduzca en caso de éxito, a conjurar una guerra concreta, a aplazarla temporalmente, a mantener temporalmente una paz concreta, a que dimitan los gobiernos belicistas y sean sustituidos por otros gobiernos, dispuestos a mantener temporalmente la paz. Eso, claro es, está bien. Eso incluso está muy bien. Pero todo ello no basta para suprimir la inevitabilidad de las guerras en general entre los países capitalistas. No basta, porque, aún con todos los éxitos del movimiento en defensa de la paz, el imperialismo se mantiene, continúa existiendo, y, por consiguiente, continúa existiendo también la inevitabilidad de las guerras.

    Para eliminar la inevitabilidad de las guerras hay que destruir el imperialismo".

    Y, como la práctica es el criterio último de la verdad, nos remitiremos a los hechos reales que confirman la posición marxista-leninista de Stalin: Desde que acabó la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días han muerto más de 30 millones de personas, entre civiles y militares, en los campos de batalla.

    De todos modos, veamos los otros argumentos:

    La formación de un poderoso campo socialista: ciertamente podrá intimidar a los imperialistas a la hora de agredir a un país socialista (aunque puedan agredirlo no abiertamente pero sí militarmente con actividades de inteligencia, sabotaje, subversión en espera de la intervención abierta... léase las "guerras" de Berlín, Hungría, Checoslovaquia, Bahía de Cochinos en Cuba); pero menos aún podrá impedir una guerra dentro del campo capitalista, sobre todo guerras de agresión contra el tercer mundo (aquí la lista es interminable: Corea, Vietnam, El Congo Belga, República Dominicana, Nicaragua, Panamá, etc.) que pueden derivar en guerras mundiales.

    La presencia de otros Estados adictos a la paz: claro que es positiva la existencia de países no alineados, su coordinación y porque les crean importantes quebraderos de cabeza a los imperialistas. Ahora bien, no hay tampoco que sacar las cosas de quicio. Los únicos Estados realmente adictos a la paz, en el sentido leninista y no oportunista de la expresión, son los países socialistas. Luego están los países capitalistas que se dividen en potencias y superpotencias imperialistas, profundamente adictos a la guerra reaccionaria, y las naciones oprimidas cuyo régimen político son dictaduras de la gran burguesía ligada al imperialismo y de los terratenientes feudales. En ciertos momentos, algunos de estos países pueden tener serias contradicciones con algunos Estados imperialistas y así pueden crearse condiciones temporales que aplazan una guerra imperialista. Eso no se puede despreciar, hay que saber aprovecharlo, apoyar a esas naciones oprimidas frente al imperialismo. Pero en otro momento, las clases reaccionarias que dirigen dichas naciones pueden, en función de sus intereses, aliarse con algunos países imperialistas para agredir a otra nación oprimida. Aquí exceptúo naciones en las que se desarrolla una revolución democrático-nacional bajo la dictadura conjunta de la clase obrera, representada por su partido comunista, el campesinado, la pequeña burguesía y la burguesía nacional porque su triunfo implica su continuación inmediata, revolución socialista, según la tesis de Lenin "una revolución - dos etapas" para la revolución democrático-burguesa en la época imperialista.

    En definitiva, para Jruschov y compañía, la guerra resulta ahora evitable porque el campo de la paz y el socialismo se ha fortalecido, mientras que el capitalismo se ha debilitado. El cerco capitalista hostil alrededor de la URSS y de los países socialistas habría desaparecido.

    "Se han producido cambios radicales en la situación internacional de la URSS. Han pasado los tiempos en que la Unión Soviética era el único Estado socialista, en medio de un cerco capitalista hostil. Hoy existen dos sistemas sociales mundiales: el capitalismo y el socialismo. El capitalismo se halla en periodo de caducidad. El socialismo, llena de vitalidad, crece y prospera. El socialismo cuenta con las simpatías de los trabajadores de todos los países. Hoy no hay en el mundo fuerzas capaces de restaurar el capitalismo en la URSS , de vencer al campo socialista. La correlación de fuerzas es tal hoy en el mundo que cualquier agresión de los imperialistas a los países del campo socialista está condenada al fracaso. El peligro de restauración del capitalismo en la URSS queda excluido" (Historia del PCUS - pág. 883).

    En otro lugar del mismo texto, se dice que "las posiciones del capitalismo mundial se debilitan sin cesar" (pág. 800). Esto es cierto en toda la época del imperialismo que es la del capitalismo agonizante, en palabras de Lenin. Más se debe añadir que el debilitamiento y caducidad del capitalismo en la época imperialista es una noción teórica cuya ejecución práctica corresponde exclusivamente a la revolución proletaria mundial; la era del imperialismo de principio a fin, es también la de las revoluciones socialistas. La Unión Soviética ha dejado de ser el único país socialista pero ¿ha desaparecido el cerco capitalista hostil? Veamos cómo enfoca el problema la revista El Bolchevique del 15 de agosto de 1951 y cuán grande es por tanto, la ingenuidad (en el mejor de los casos) de Jruschov: "El cerco capitalista es un término político. El camarada Stalin explica que el cerco capitalista no puede ser concebido como un dato geográfico" (cita tomada de "Ideology and Power in Soviet Politics" - Bzrezinski, pág. 119). Además, incluso desde un punto de vista geográfico, no se podía dudar de la existencia del cerco capitalista hostil cuando la URSS y los países socialistas estaban absolutamente rodeados de bases militares norteamericanas (misiles, radares, emisoras de intoxicación informativa, etc.).

    En aquellos años, era cierto que el socialismo lleno de vitalidad, crecía y prosperaba, pero lo hacía en medio de contradicciones y a través de un correcto tratamiento de las mismas. Sin embargo, esto último, dejó de ser cierto al ir tomando el PCUS un rumbo revisionista en los años 50. ¿Había en el mundo fuerzas capaces de restaurar el capitalismo en la URSS ? Mediante una agresión militar abierta era seguramente difícil pero, en ningún momento, renunciaron y los imperialistas a prepararse para ello. Lo fundamental que ha ocurrido es que las contradicciones externas han actuado a través de las internas, favoreciendo la tendencia ya adoptada por el PCUS de solucionar dichas contradicciones internas "a lo capitalista".

    Este proceso ya es descrito en 1962, en el libro mencionado más arriba, por el ideólogo imperialista y experto en la URSS , Bzrezinski, más conocido por haber sido, años más tarde, consejero del Presidente de EE.UU. Jimmy Carter:

    "Durante un largo período, los soviéticos pensaban profundamente que las guerras eran inevitables, puesto que el capitalismo y especialmente el imperialismo constituían la base económica de las guerras. Stalin había reforzado una vez más este principio en 1952. Pretendía también que si una guerra estallare y que la Unión Soviética se viere ligada a ella, esto significaría el final del capitalismo. Paralelamente a la creciente posibilidad de una mutua destrucción, los dirigentes soviéticos llegaron a pensar que la guerra, así como Jruschov lo adelantaba en el XX Congreso, ya no era una fatalidad inevitable. Llevando más lejos este razonamiento, era cada vez más posible admitir que una guerra destruiría a ambos bandos sin que ninguno de ellos obtuviera ventaja alguna... De todos modos, era importante que... la ideología se adaptara de nuevo progresivamente, abandonando un principio ideológico importante hasta entonces. La coexistencia pacífica, como alternativa a una destrucción mutua, no puede concordar fácilmente con ciertas características ineluctables inherentes a esta ideología... al menos, eso implicaba que el armamento nuclear debía ser considerado como fuerza que podía influir en el curso de la historia... el miedo general a la guerra haría reflexionar dos veces a los dirigentes soviéticos antes de volver al principio de la inevitabilidad de la guerra. Una condición necesaria para sostener la nueva tesis era el mantenimiento de la capacidad occidental de destrucción". La concepción comunista del mundo "podría ser amenazada por el impacto combinado de cambios internos, del advenimiento de una relatividad ideológica y de una fuerte amenaza de destrucción nuclear".

    "De todo ello, resultarían probablemente, en los Estados comunistas, concepciones alternativas y más tolerantes que, siempre formuladas en el marco de la ideología común, podrían introducirse en la élite dirigente para atacar después a la sociedad en su conjunto... Cuando se debilita verdaderamente la fuerza del régimen comunista, una gran paciencia esta ciertamente justificada en espera de su erosión" (págs. 93, 132, 133 y 134). ¡Y tan justificada! El peligro de restauración del capitalismo en la URSS no sólo no quedaba excluido sino que empezaba a hacerse real y fueron precisos 30 años de espera para ver concluido el proceso.

    c) Estas nuevas concepciones en materia de política exterior, lógicamente, empujaban a la URSS a cumplir principalmente el papel de “apaga-fuegos” en el mundo, en colaboración obligada con el imperialismo de los Estados Unidos. Como ya no era la lucha de clases sino la bomba atómica lo que determinaba el curso de la historia, la paz firme sería el fruto de un acuerdo de desarme general con el imperialismo.

    El Estado Soviético, fiel al principio leninista de la coexistencia pacífica emprendió, bajo la dirección del PCUS una enérgica y consecuente lucha por el alivio de la tirantez internacional … El Partido consideraba que una paz sólida y duradera se podía asegurar mediante la creación de un sistema de seguridad colectiva ...

    La Unión Soviética se afama tesonera por sanear la atmósfera internacional y solucionar por vía pacífica los problemas internacionales de la presente época... El XXI Congreso encomendó al Comité Central y al Gobierno soviético que siguiera guiándose por los principios leninistas de la coexistencia, que lucharan sin desmayo por atenuar la tirantez internacional y por establecer la confianza recíproca y la colaboración de los Estados, independientemente de su régimen social... Podría contribuir a sanear la situación internacional una mejoría de las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética , grandes potencias a las que incumbe una responsabilidad particular por los destinos de la paz universal (Historia del PCUS – págs. 775, 776, 888 y 889).

    Una pequeña "guerra local" cualquiera corre el riesgo de ser la chispa que encendería la guerra mundial (Jruschov - Discurso televisado, 15 de junio de 1961).

    Trabajemos con tesón... para sofocar las chispas que pudieran hacer surgir las llamas de la guerra (Jruschov - Entrevista en el US National Press Club, 16 de septiembre de 1959). Nosotros ( La URSS y los EE.UU.) somos los países más poderosos del mundo. Si nos unimos en aras de la paz, no habrá guerra. Y si a un loco se le ocurriera entonces desencadenar la guerra bastaría con que le amenazáramos con el dedo para que se calmara (Jruschov - Declaración 5 de septiembre de 1961). El medio radical para asegurar una paz firme es el desarme general y completo bajo un riguroso control internacional (Programa del PCUS – pág. 543).

    Vale la pena que se compare esto con la correcta posición expuesta por Lenin en el siguiente fragmento de "El programa militar de la revolución proletaria":

    "El armamento de la burguesía contra el proletariado es uno de los hechos más considerables, fundamentales e importantes de la actual sociedad capitalista. ¡Y ante semejante hecho se propone a los socialdemócratas revolucionarios que planteen la "reivindicación" del "desarme"! Esto equivale a renunciar por completo al punto de vista de la lucha de clases, a renegar de toda idea de revolución. Nuestra consigna debe ser: armar al proletariado para vencer, expropiar y desarmar a la burguesía. Esta es la única táctica posible para la clase revolucionaria, táctica que se desprende de todo el desarrollo objetivo del militarismo capitalista y que es prescrita por este desarrollo. Sólo después de haber desarmado a la burguesía podrá el proletariado, sin traicionar su misión histórica universal, convertir en chatarra toda la clase de armas en general, y así lo hará indudablemente el proletariado, pero sólo entonces, de ningún modo antes". (3)

    Como para los jruschovistas, hay que evitar la guerra a cualquier precio, y eso exige la colaboración con los imperialistas, resulta que la única forma aceptable de lucha del socialismo contra el capitalismo es (además de la ideológica) "La emulación económica pacífica entre los dos sistemas sociales" (Historia del PCUS - pág. 781) que, a veces se formula incluso como emulación económica pacífica entre un país socialista y otro capitalista (Historia del PCUS - págs. 803 y 869), sin advertir que el poderío económico de una nación imperialista dimana, en gran medida, de expoliar a sus colonias y semicolonias.

    2.- Basándose en la misma batería de argumentos sobre las “nuevas realidades”, la línea de Jruschov justifica las posiciones reformistas y socialpacifistas en el movimiento comunista de los países capitalistas.

    a) Tergiversa la estrategia revolucionaria del proletariado.

    "Uniendo a las fuerzas democráticas y amantes de la paz, la clase obrera puede obligar a los círculos gobernantes a poner fin a los preparativos de una nueva guerra mundial, guerras locales, a utilizar la economía con fines pacíficos". O sea que, sin aún haber derrocado al Estado burgués, es posible que los capitalistas dejen de recurrir a las guerras, que el imperialismo deje de serlo y que, como veremos más adelante la revolución socialista resulte un coste innecesario.

    "El principal enemigo de la clase obrera son los monopolios capitalistas. Lo son también de los campesinos, los artesanos y otros pequeños propietarios de la ciudad, así como de la mayoría de los empleados intelectuales e incluso de una parte de los capitalistas medios.

    La clase obrera dirige el golpe principal contra los monopolios capitalistas. Todas las capas fundamentales de la nación están vitalmente interesadas en que se suprima la omnipotencia de los monopolios. Esto permite unir en poderoso torrente antimonopolista todos los movimientos democráticos que se pronuncian contra el yugo de la oligarquía financiera".

    "Al lanzar su programa de lucha contra la prepotencia de los monopolios, el proletariado no sólo toma en consideración los intereses presentes de sus aliados, sino también los futuros".

    La lucha democrática antimonopolista es justa y necesaria para preparar la revolución socialista ; en este sentido, también lo es la alianza circunstancial o táctica del proletariado con amplios sectores de la burguesía contra la oligarquía financiera. Pero los jruschovistas no sólo no orientan esta táctica hacia la revolución socialista, sino que incluso pretenden que los comunistas representemos los intereses futuros de nuestros aliados burgueses ¿Y cuál es el interés futuro, la tendencia de la burguesía no monopolista sino convertirse en monopolista (del mismo modo que el capitalismo de libre competencia se transformó, a partir de cierto nivel de su desarrollo, en imperialismo, allá en la confluencia de los siglos XIX y XX)?

    "Apoya las reivindicaciones del campesinado, que pide reformas agrarias radicales, y batalla por la realización de la consigna ¡La tierra para el que la trabaja!". Esta es efectivamente la consigna válida para la reforma agraria ¡en las condiciones de una revolución democrático-burguesa, anti-feudal! Pero, en los países de capitalismo monopolista, esta revolución se realizó ya en el siglo pasado y subvirtió prácticamente todo vestigio de feudalismo. Esta aplicación de una consigna válida en una época a otra época diferente es un claro exponente del dogmatismo de los oportunistas que se niegan a afrontar las tareas de la revolución pendiente: la revolución socialista. Ya no se trata de abolir los privilegios feudales de los Señores terratenientes para, con el reparto de las tierras entre los campesinos, abrir cancha al desarrollo del capitalismo en la agricultura. El agro en nuestros países es capitalista y la suerte que ha de correr la propiedad agraria capitalista es idéntica a la que le espera a la propiedad industrial capitalista: Su socialización con, en primer lugar, su paso a manos del Estado de la dictadura del proletariado . Lo demás es sueño reaccionario de la pequeña burguesía, rescate proudhoniano, y no tiene nada que ver con la concepción científica, marxista, de la misión histórica del proletariado. Otra cosa es defender el camino al socialismo de los pequeños y medianos campesinos a través de la cooperación voluntaria en la línea de forjar y consolidar la alianza obrero-campesina frente al capitalismo; eso sí es correcto.

    "Junto con otras capas del pueblo, el proletariado lucha resueltamente por una amplia democracia. Moviliza a las masas para desplegar enérgicas acciones contra la política de la oligarquía financiera, que trata de suprimir las libertades democráticas, limitar el poder del parlamento, modificar la Constitución , con el fin de establecer el poder personal de testaferros de los monopolios, y pasar del parlamentarismo a una u otra variedad del fascismo".

    "La lucha democrática general contra los monopolios no aleja la revolución socialista, sino que la aproxima... Cuanto más profundo es el movimiento democrático, más se eleva la conciencia política de las masas y tanto más evidente se hace para ellas que sólo el socialismo les abre el camino a la libertad verdadera y al bienestar. En el proceso de esta lucha se disipan las ilusiones reformistas, socialistas de derecha, y se crea el ejército político de la revolución socialista".

    He aquí un buen ejemplo de cómo los revisionistas proceden: con verdades a medias y fraseología marxista-leninista van colocando sus tesis incorrectas, van inoculando cuerpos extraños burgueses en el organismo de la concepción proletaria del mundo para enfermarlo, paralizarlo, desmedularlo y, así al final del proceso, poder deshacerse de él como de algo que ya se ha vuelto inservible. Lo correcto: el imperialismo tiende a suprimir toda libertad, toda democracia para los trabajadores y éstos, lógicamente, combaten y resisten frente a estos negros propósitos. La educación del proletariado y del pueblo en esta lucha, a través de la práctica, no sólo no aleja la revolución socialista sino que es condición necesaria para su realización. Lo incorrecto: ahora bien, no es condición suficiente , no basta. Es falso que, de por sí, la lucha contra la restricción imperialista de la democracia para los trabajadores eleve la conciencia de éstos, disipe sus ilusiones reformistas y conduzca a la creación del ejército político de la revolución socialista. Hace falta además la dirección del movimiento democrático de masas por un verdadero partido comunista, con una línea, una estrategia y un programa justos. Como ya avisara Lenin, la espontaneidad en los movimientos de masas es burguesa, aleja al pueblo de la revolución socialista.

    Lo de la "lucha democrática general contra los monopolios", el "poderoso torrente antimonopolista" y la alianza con la burguesía no monopolista, si al mismo tiempo se deja de luchar por la independencia política del proletariado mediante su educación socialista, no hace más que confundirlo en el cumplimiento de su misión histórica. Da fuerza al mito oportunista, revisionista en el contenido y dogmático en la forma, que, copiando la estrategia revolucionaria correcta de los países semifeudales en la época del imperialismo, pretende inventar la necesidad, para los países imperialistas y previa a la revolución proletaria, de una revolución democrática, antimonopolista y/o antifascista: 1) el proletariado lucha por la democracia en general , es decir, por la democracia burguesa, para barrer las relaciones feudales que estorban el desarrollo de su lucha contra la burguesía pero, una vez asentado el capitalismo, debe luchar por la democracia proletaria , por la dictadura del proletariado, para derrocar a la burguesía y su democracia en general . Si, bajo el imperialismo, la democracia burguesa se hunde es porque el imperialismo es el capitalismo agonizante que se ve obligado a recurrir a todo lo reaccionario para aplazar la revolución proletaria (represión creciente del pueblo, militarización de la sociedad, fomento del oportunismo, los sobornos y las traiciones en las filas del proletariado). El Partido Comunista, al tiempo que envía a sus militantes a los movimientos democráticos de masas, debe explicarles, que ya no se trata de volver a la situación anterior, que eso es una concepción utópica y reaccionaria, que la misión del proletariado no es salvar la democracia en general sino tomar el poder e instaurar su dictadura. 2) El capitalismo de nuestros días es el capitalismo monopolista y no cabe ninguna vuelta atrás hacia un capitalismo de libre competencia habida cuenta del alcance de la socialización de las fuerzas productivas. Por tanto, no puede haber revolución antimonopolista que no sea la revolución socialista. Otra cosa es reconocer la necesidad de tener en cuenta las disensiones en el seno de la burguesía, entre la oligarquía financiera y el resto de los monopolistas entre sí, de la burguesía nacional con otras potencias imperialistas, etc. para saber aprovechar los momentos en que estén más fraccionadas y débiles. Otra cosa también es reconocer la necesidad de tácticas que, unidas a la propaganda del socialismo, permitan a las masas obreras realizar su experiencia práctica de transición política desde su actual conciencia dominada por la ideología burguesa hasta la conciencia revolucionaria. Pero la estrategia debe ser meridianamente clara para evitar la degeneración jruschovista, socialdemócrata o reformista en general: "... el capitalismo monopolista de Estado es la preparación material más completa para el socialismo, su antesala , un peldaño de la escalera histórica entre el cual y el peldaño llamado socialismo no hay ningún peldaño intermedio " (La catástrofe que nos amenaza y cómo combatirla - Lenin - O. E. 12 tomos, T.VIII, pág. 213, Ed. Progreso). 3) El fascismo es una forma del Estado y de otros aspectos de la superestructura en el imperialismo. Aunque reedite formas y ritos propios del feudalismo, no es ningún vestigio feudal que haya que barrer con una revolución democrático-burguesa sino que el fascismo es hijo legítimo de la burguesía. Sirve pues a los intereses del capital monopolista que es su base. El peligro del fascismo no se puede conjurar sin acabar con el imperialismo que es el capitalismo de hoy. La verdadera revolución antifascista es la revolución socialista.

    Sólo un partido comunista que tenga claro lo anterior puede dirigir a los movimientos democráticos de masas a la consecución de sus propios objetivos por el único camino posible: el de su conversión en movimientos por la revolución socialista.

    b) El “Nuevo Curso” da un espaldarazo al reformismo y al pacifismo en el seno del movimiento comunista de los países capitalistas: inventa una “condiciones actuales” cualitativamente nuevas que permitirían generalizar la posibilidad de pasar del capitalismo al socialismo por la vía pacífica y parlamentaria.

    "Los comunistas jamás han considerado ni consideran que el camino de la revolución pase obligatoriamente por las guerras entre los Estados". Eso es cierto, obligatoriamente. Mas conviene matizar dos cuestiones: la primera es que la revolución proletaria mundial transcurre durante la época imperialista y en esta época, las guerras de la más diversa índole son inevitables; y la segunda es que la experiencia ha generalizado hasta hoy lo contrario, esto es, revoluciones surgidas de las dos guerras mundiales imperialistas y revoluciones surgidas de guerras de agresión imperialistas (Corea, Vietnam,...). Estos matices no son tenidos en cuenta. "La revolución socialista no está ligada obligatoriamente con la guerra". Otra vez con la palabreja "obligatoriamente", pero en esta ocasión, la cosa es más gorda porque se habla de guerra así, en general. ¿Será que se refiere a la revolución sin guerra civil, sin guerra entre clases? Sin embargo, más adelante, se nos tranquiliza un poco: "Los grandes objetivos de la clase obrera pueden ser alcanzados sin guerra mundial. Hoy existen para ello condiciones más favorables que nunca". Y, acto seguido, nos ataca por sorpresa:

    "La clase obrera y su vanguardia, los partidos marxistas-leninistas, tratan de hacer la revolución por la vía pacífica ... En una serie de países capitalistas, la clase obrera, con su destacamento de vanguardia al frente, tiene en las condiciones actuales la posibilidad -sobre la base del frente obrero popular y de otras posibles formas de acuerdos y colaboración política de distintos partidos y organizaciones sociales- de unir a la mayoría del pueblo, conquistar el Poder del Estado sin guerra civil...". Y así se llega a donde se quería: de la revolución no obligatoriamente con guerra mundial, a la revolución pacífica. Esta es otra forma de proceder del revisionismo: partir de premisas justas para llegar a conclusiones falsas embrollándolo todo. Sin embargo, pese a dejar abierta la puerta para alguna excepción, Marx y Engels son claros al respecto: "Los comunistas consideran indigno ocultar sus conceptos y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos no pueden ser alcanzados sino por el derrumbamiento violento de todo el orden social existente. Que las clases dirigentes tiemblen ante la revolución comunista". (El Manifiesto del Partido Comunista). Mientras que los oportunistas tiemblan de miedo y tratan de adormecer a las masas con eso de la vía pacífica, los auténticos revolucionarios hablan sin tapujos y declaran la guerra a los explotadores. Lenin considera que la posibilidad de excepciones a la regla de la revolución violenta se restringe sustancialmente en la época del imperialismo: "... el imperialismo, es decir, el capitalismo monopolista que sólo llegó a su plena madurez en el siglo XX, se distingue, en virtud de sus rasgos económicos esenciales por un apogeo mínimo a la paz y la libertad, por un desarrollo máximo del militarismo en todas partes. No advertir esto cuando se habla de hasta qué punto es típica o probable una revolución pacífica o violenta es rebajarse al nivel del más vulgar lacayo de la burguesía" (La revolución proletaria y el renegado Kautsky - O. C., T. XXX, págs. 89 y 90). (4)

    "... La clase obrera puede derrotar a las fuerzas antipopulares, reaccionarias, conquistar una mayoría estable en el parlamento y convertir éste, de instrumento al servicio de los intereses de clase de la burguesía, en instrumento al servicio del pueblo trabajador, desplegar una amplia lucha de masas extraparlamentaria, romper la resistencia de las fuerzas reaccionarias y crear las condiciones precisas para hacer por vía pacífica la revolución socialista". Así hablan Jruschov y compañía; comparemos con el reformista Kautsky: "El objetivo de nuestra lucha política sigue siendo, como antes, conquistar el poder ganando la mayoría en el Parlamento y elevando el Parlamento a la posición de amo del Gobierno", a lo que Lenin responde: "Esto no es otra cosa que el más puro y vulgar oportunismo: renunciar a la revolución en los hechos y aceptarla de palabra" (El Estado y la revolución - O. C., T. XXVII, pág. 125). Lenin basa su juicio en la comprensión de la esencia del parlamento burgués –“Decidir una vez cada tantos años qué miembros de la clase dominante han de oprimir y aplastar al pueblo” ( El Estado y la revolución , Lenin)- y en la experiencia del movimiento obrero revolucionario que enseña, de modo concluyente, que "... la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal y como está y servirse de ella para sus propios fines" sino que debe "demolerla" (Carta de Marx a Ludwig Kugelmann del 12 de abril de 1871 – O. E., T. II, pág. 444). La sociedad capitalista está atravesada por el antagonismo de la competencia entre burgueses: los intereses de unos y otros capitalistas se enfrentan diariamente en el mercado. Sólo les une la necesidad de preservarse como clase frente a su enemigo común que es la clase obrera (además de la rivalidad con otras naciones). Necesitan, pues, de un Estado cuya forma ideal es la parlamentaria, reflejo en la superestructura política de su existencia económica competitiva. Así consensúan la creación y desarrollo de su máquina de guerra contra los trabajadores. Pero el proletariado es otra cosa: es producto del desarrollo de las fuerzas productivas cuando han alcanzado ya un alto grado de socialización; su misión histórica es precisamente culminar este proceso y tiende naturalmente al colectivismo. Necesita órganos representativos y formas democráticas de organización, pero confundir eso con el parlamentarismo es no comprender nada. La revolución proletaria debe liquidar el parlamentarismo.

    En cuanto a eso de "romper la resistencia de las fuerzas reaccionarias": ¿Con qué? ¿Con masas armadas de papeletas de voto, de leyes parlamentarias y decretos? (otra cuestión es la participación de los comunistas en las elecciones y en el parlamento burgués que debe decidirse en función de si hay o no un movimiento revolucionario de masas a la ofensiva)

    "Cuando las clases explotadoras recurren a la violencia contra los pueblos, es preciso tener presente la posibilidad del paso no pacífico al socialismo . El leninismo enseña, y la experiencia histórica no confirma, que las clases dominantes no ceden el Poder voluntariamente". Bueno es el sastre que reconoce el paño, pues la experiencia histórica no puede ser más explícita: en primer lugar no se conoce de ninguna revolución que haya triunfado sin violencia, sin guerra y, en segundo lugar, los intentos de hacer cierto cambio social pacíficamente han acabado en un baño de sangre contrarrevolucionario, desde España en 1936-39 hasta Chile en 1973. Ahora bien, si eso se reconoce, ¿por qué engañarse sobre las "nuevas posibilidades" de la vía pacífica o a quién se quiere contentar con ese discurso? Los comunistas debemos hacer exactamente lo contrario: llamar a las masas a estar vigilantes, a prepararse para la lucha más violenta, despiadada y cruenta, aunque tratemos de progresar en cada momento por el camino más fácil y menos doloroso pero sin traicionar a la revolución ; porque no hacerla es prolongar y profundizar los sufrimientos del pueblo. No basta con reconocer para el proletariado el derecho a la legítima defensa frente a la violencia reaccionaria, sino que hay que proclamar alto y claro que, así como condenamos las guerras imperialistas y reaccionarias, consideramos muy justas y absolutamente necesarias la violencia y las guerras revolucionarias de la clase obrera para derrocar el poder de los capitalistas y de las naciones oprimidas para liberarse del yugo imperialista. Y debemos añadir que siendo coherentes con ello en nuestra práctica, los comunistas nos preparamos para dirigir la lucha de masas hacia su forma superior: la lucha por el poder político para el proletariado a través de la violencia revolucionaria. Por último, cabe preguntar: ¿cuándo las clases explotadoras nos recurren a la violencia contra los pueblos? ¿Qué es entonces el Estado, a quién sirve y para qué sirve? Esta incomprensión del papel del Estado como instrumento de la violencia organizada de una clase se extiende en el programa del PCUS al papel histórico del Estado socialista: "La dictadura del proletariado no expresa únicamente los intereses de la clase obrera, sino también los de todo el pueblo trabajador, y su contenido principal no es la violencia, sino la creación, la construcción de una sociedad nueva, la sociedad socialista, la defensa de las conquistas de esta sociedad contra los enemigos del socialismo".

    En primer lugar, la dictadura del proletariado expresa la totalidad de los intereses objetivos de la clase obrera como única clase auténticamente revolucionaria, objetivamente interesada en alcanzar el comunismo, y se enfrentará a cualesquiera intereses de otras clases y sectores que entren en contradicción con los del proletariado. Así, no expresa los intereses de los burgueses aunque pueda darse que no los expropie a todos de una vez y mantenga cierta burguesía durante algún periodo por conveniencia de la revolución (por ejemplo, para garantizar el funcionamiento de algunas áreas de la economía hasta que el proletariado alcance la capacidad de tomarlas en sus manos). Tampoco expresa los intereses básicos de la pequeña burguesía aunque la respete como tal durante algún periodo y no la expropie directamente sino que lo haga siguiendo otro camino, por etapas, como son la cooperativización y la posterior transformación de la propiedad colectiva en propiedad de todo el pueblo; también esto (la alianza obrero-campesina) se hace por conveniencia de la revolución para no engordar las filas del ejército contrarrevolucionario y porque además, como ha demostrado la experiencia histórica (la restauración del capitalismo no ha provenido, en ningún país socialista, de una contrarrevolución campesina), es posible gracias a que, con la dictadura del proletariado, cesa la explotación del campesinado y mejoran sustancialmente sus condiciones de vida. Y tampoco expresa los intereses de los intelectuales, funcionarios y empleados cuya condición privilegiada tiene su raíz en la subsistencia, durante el período de transición, de la división social entre trabajo manual y trabajo intelectual, división a la que la dictadura del proletariado deberá poner término en cuanto sea posible.

    En segundo lugar, no es correcto decir el sentido absoluto, que el contenido principal de la dictadura del proletariado no es la violencia sino la construcción de una sociedad nueva, porque estamos tratando de la solución de un antagonismo social, y la puesta en correspondencia de las relaciones de producción con el carácter de las fuerzas productivas no puede hacerse sin la destrucción, en algún momento, de las viejas relaciones de producción. Construcción y destrucción (y, por ende, violencia) son dos características esenciales e inseparables de la dictadura del proletariado y el predominio de una u otra varía según las tareas propias de cada momento. "La dictadura del proletariado no es un poder conquistado y conservado mediante la violencia ejercida por el proletariado contra la burguesía, poder que no está limitado a ninguna ley" (Lenin - La revolución proletaria y el renegado Kautsky - O. C., T. XXX, pág. 87).

    Y en tercer lugar, la dictadura del proletariado no sólo es para la defensa de las conquistas alcanzadas sino también para la consecución de otros avances superiores. El que no entiende esto es porque, o bien considera que ya basta de revolución, que aquí debemos quedarnos, o bien no entiende que hasta el comunismo hay que avanzar con la dictadura del proletariado y a través de la lucha de clases. En cualquier caso, eso es servir a la burguesía y al capitalismo.

    c) Pese a reconocer la necesidad de luchar contra el oportunismo, el reformismo y el revisionismo, el Programa del PCUS defiende la necesidad de un frente con la socialdemocracia, inclusive para la revolución socialista.

    "Una importante condición para que la clase obrera pueda cumplir su misión histórica universal es acabar con la división de sus filas ". Esto es correcto. "Los partidos comunistas propugnan la cooperación con los partidos socialdemócratas no sólo en la lucha por la paz, por el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores, por la defensa de ampliación de sus derechos y libertades democráticas, sino también en la lucha por la conquista del Poder y la construcción de la sociedad socialista". Acabar con la división en las filas de la clase obrera, sí, pero ¿cuál es la causa de esta división sino el oportunismo que, como quinta columna de la burguesía en nuestro movimiento, siembra concepciones que confunden a los trabajadores? Reiteradas veces, sacando lecciones de su propia experiencia de lucha y de la experiencia de Marx y Engels, Lenin afirmó que no se podía acabar con el capitalismo sin derrotar antes al oportunismo "que en 1914 se transformó definitivamente en socialchovinismo y se pasó para siempre a la burguesía contra del proletariado. Este era, naturalmente, el principal enemigo del bolchevismo en el seno del movimiento obrero y sigue siéndolo en escala mundial" (La enfermedad infantil del "izquierdismo" en el comunismo). Históricamente, la mayoría de los dirigentes socialdemócratas han rechazado el frente único de los obreros e incluso el frente popular antifascista con tal de perjudicar a los comunistas, prefiriendo brindar su apoyo a los reaccionarios en los momentos decisivos. Luego, al término de la Segunda Guerra Mundial y durante toda la Guerra Fría , se constituyeron en abanderados del anticomunismo dentro del movimiento obrero, dividiéndolo y procurando expulsar de él a los comunistas. Claro que los partidos socialdemócratas no son homogéneos sino que, en ellos, conviven dirigentes imperialistas con masas obreras que tienen cierta conciencia de clase; en este sentido, es admisible e incluso imprescindible propugnar la unidad con su ala izquierda, también para la revolución socialista, y ahí está la consecución en el pasado del Partit Socialista Unificat de Catalunya, la Juventud Socialista Unificada y los partidos obreros unificados en Europa Centro-Oriental desde los años 40. Pero, para ello, no se puede pasar por alto el negro papel del ala derecha de la socialdemocracia, no se puede olvidar la necesidad de la lucha contra ella, como hace el jruschovismo. Veamos por qué ha olvidado la lucha contra el oportunismo.

    Sostiene que el capital financiero "no puede ya, ni con las anteriores consignas, ni con el soborno de la burocracia obrera, sofocar el espíritu revolucionario de las masas..." Algunos factores "y la bancarrota ideológica del reformismo han modificado de modo esencial, en favor de los trabajadores, las condiciones de la lucha de clases". Esto no es cierto y sólo conduce a que el proletariado baje la guardia en la irreconciliable lucha que debe desplegar contra el oportunismo. Es falso que ya no cumpla un negro papel el soborno de la aristocracia y la burocracia obreras, como lo vemos diariamente. El reformismo entró en bancarrota ideológica desde que surgió el marxismo pero prácticamente, entre las masas, sigue siendo muy influyente; aunque se desenmascaró como política burguesa en la socialdemocracia, ha ido penetrando en los partidos comunistas siendo el eurocomunismo su expresión extrema. El punto de vista de los jruschovistas no tiene nada que ver con el optimismo histórico de los revolucionarios y sí, como dijera Lenin, con el optimismo del oportunismo. Era la forma de abrir camino a su proyecto de socialdemocratización del movimiento comunista internacional.


    Última edición por UniónProletaria el Dom Oct 31, 2010 3:02 pm, editado 2 veces
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    Dossier Especial: XX Congreso del PCUS Empty Re: Dossier Especial: XX Congreso del PCUS

    Mensaje por Invitado Dom Oct 31, 2010 2:53 pm

    3.- La línea de Jruschov en el PCUS exagera los resultados alcanzados en la construcción del socialismo en la URSS , niega las contradicciones en adelante y plantea que el país ha concluido la etapa socialista y pasa a edificar el comunismo; con esta “fundamentación”, pasa a liquidar la dictadura del proletariado y el carácter de clase del partido, a cambio de un falso plan de construcción de la sociedad comunista.

    a) A finales de la década de los 50, pretende que han sido solucionadas las contradicciones antagónicas (ligadas a los antagonismo de clase) en la URSS.

    Se consiguió hacer "desaparecer los antagonismos de clase". "Se abrió un campo ilimitado al desarrollo de las fuerzas productivas". Esto no es nada dialéctico, pues niega la ley universal de la contradicción social entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción que indica el carácter limitado del desarrollo de las primeras para cada clase dada de relaciones de producción, y la necesidad de la sustitución de éstas para romper tal límite.

    "La esencia común de las dos formas de la propiedad socialista acercó a la clase obrera y a los campesinos koljosianos...". Es falso que la esencia de la propiedad estatal y la esencia de la propiedad koljosiano-cooperativa sean comunes. La primera es propiedad social de todo el pueblo (con todos los matices, importantes por otra parte, que deban hacerse), mientras que la segunda es propiedad privada, exclusiva de los koljosianos, respecto del resto de la población; porque no hay que concebir únicamente como propiedad privada a algunas de sus formas particulares como pueden ser la propiedad capitalista o la propiedad individual.

    "Fue suprimido el viejo contraste entre la ciudad y el campo, entre el trabajo intelectual y el trabajo manual". Esto es ambiguo y unilateral, en el mejor de los casos, y sólo sirve para desorientar al proletariado en su lucha por el comunismo: ¿qué quiere decir que sean suprimido esos viejos contrastes? Si se entiende por ello que se han suprimido en sus viejas formas y que se camina hacia su total supresión, eso es correcto. En efecto, la oposición entre el campo y la ciudad basada en la explotación del campo por la ciudad, que además encorseta el desarrollo de la economía agraria, desapareció ciertamente en la URSS , pero todavía no se habían superado totalmente sus consecuencias (desniveles en el desarrollo técnico-económico y en las condiciones de vida de la población urbana y rural). Esto hay que decirlo porque si no, parece que ya no queda nada por hacer en cuanto a esta cuestión. La oposición entre la intelectualidad burguesa y los trabajadores, en sentido estricto desapareció, esto es, apareció una intelectualidad procedente de la población trabajadora que, en general, servía a la clase obrera, pero la oposición trabajo intelectual-trabajo manual continuaba puesto que esa división social del trabajo seguía destacando un grupo de personas dedicadas a tareas intelectuales, de organización y dirección, mientras el resto de la población se ocupaba fundamentalmente en tareas productivas. Eso hay que decirlo para tenerlo en cuenta y poder así seguir avanzando hacia la solución de tal contradicción.

    "Una grandísima conquista del socialismo ha sido la solución del problema nacional ... Sobre la base de la comunidad de los intereses vitales de los obreros, de los campesinos y de los intelectuales cristalizó la indestructible unidad político-social e ideológica del pueblo soviético". Esto es demasiado categórico. Era más ajustado decir que se había solucionado, en lo fundamental , el problema nacional o que se había avanzado mucho en su solución cabal y completa pero que aún quedaba faena (igualar los niveles de desarrollo económico, erradicar tradiciones reaccionarias, transformar totalmente las conciencias con la concepción proletaria del mundo, incluido el principio del internacionalismo proletario...). Es cierto que la comunidad de intereses vitales de las clases y las capas sociales, sin olvidar las contradicciones entre ellas, era el cemento de unión de los pueblos de la URSS (por cierto, antes de Jruschov, se empleaba más bien esta expresión que la de "el pueblo soviético") pero no se debía considerar esto como algo ya plenamente resuelto e irreversible.

    "... El desarrollo económico espontáneo ha sido reemplazado por la organización consciente de la producción y de toda la vida social". Esto es, cuanto menos, un poco pretencioso. En cambio, Stalin enfoca la cuestión con rigor dialéctico: "La ley del desarrollo armónico de la economía surgió como oposición a la ley de la concurrencia y de la anarquía de la producción bajo el capitalismo. Surgió sobre la base de la socialización de los medios de producción, una vez hubo perdido su fuerza la ley de la concurrencia y de la anarquía de la producción. Entró en acción porque la economía socialista únicamente puede desarrollarse basándose en la ley económica del desarrollo armónico de la economía. Eso quiere decir que la ley del desarrollo armónico de la economía da a nuestros organismos correspondientes la posibilidad de planificar con acierto la producción social. Pero no se puede confundir la posibilidad con la realidad . Son dos cosas diferentes. Para convertir la posibilidad en realidad, hay que estudiar esa ley económica, hay que dominarla, hay que aprender a aprovecharla con entero conocimiento de causa, hay que confeccionar planes que reflejen con toda plenitud las exigencias de esa ley. No puede decirse que nuestros planes anuales y quinquenales reflejen plenamente las exigencias de esa ley económica". (Problemas económicos del socialismo en la URSS. Pág. 241).

    "En la URSS , bajo la dirección del Partido, fue realizada en un plazo sumamente corto la revolución cultural... Ha sido creada una cultura completamente nueva, una cultura socialista...". Ciertamente, se hizo muchísimo por llevar la cultura general a los trabajadores, los cuales, además iban asimilando las ideas del marxismo-leninismo. Ahora bien, conviene aclarar qué significa haber realizado la revolución cultural: esto no es sino el conjunto de transformaciones en la esfera de la superestructura ideológica que se dan hasta culminar la revolución comunista. Quiere decir que las personas van desechando las concepciones burguesas (apologéticas) y asumen la concepción proletaria (científica) del mundo, porque realmente sólo hay dos ideologías en nuestra época. La revolución cultural en la URSS estaba lejos de ser culminada y no hay mejor prueba de ello que el compendio de tesis revisionistas que se aprobaron en los congresos del PCUS aquí analizados y que han acabado por entronizar en la URSS la cultura y la mentalidad burguesas más reaccionarias. Además si se ha creado una cultura socialista, entonces no se trata de una cultura completamente nueva ya que el socialismo es la sociedad del período de transición del capitalismo al comunismo pleno, así que en la sociedad socialista y en la cultura socialista queda mucho elemento burgués. El proceso de las revoluciones culturales debe ir poniendo toda la superestructura social en correspondencia con las transformaciones revolucionarias practicadas en la base económica, para poder así continuar la revolución.

    Con su tesis de la desaparición de los antagonismos de clase, Jruschov nos quiere convencer de que "la tendencia general del desarrollo de la lucha de clases en los países socialistas, cuando el socialismo se construye con todo éxito, lleva al robustecimiento de las posiciones de las fuerzas socialistas, conduce al debilitamiento de la resistencia que ofrecen los restos de las clases enemigas". Reducir la lucha de clases bajo el socialismo a la lucha contra los restos de las clases enemigas es pecar de mecanicismo, a menos que se entienda en sentido amplio. La sociedad socialista "presenta todavía en todos sus aspectos, en el económico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuya entraña procede" (C. Marx - Crítica del Programa de Gotha). La lucha de clases en el socialismo no sólo es contra los últimos capitalistas sino también contra aquellos que, precisamente como producto de contradicciones antagónicas que perviven en la sociedad socialista, optan por obstaculizar la revolución o, incluso, luchan abiertamente por la restauración capitalista.

    "... J. Stalin formuló en 1937, cuando socialismo ya había triunfado en la URSS , la tesis errónea de que, a medida que progresase el Estado Soviético, debía agudizarse la lucha de clases en el país... una vez que el socialismo había triunfado, que habían sido liquidadas las clases explotadoras y se había establecido en la sociedad soviética la unidad moral y política, la tesis acerca de la inevitable agudización de la lucha de clases era errónea. En la práctica sirvió de fundamento a la represión en masa contra los adversarios ideológicos del Partido, que habían sido derrotados políticamente. Fueron represaliados también muchos honestos comunistas y sin-partido que no eran culpables de nada". Cierto es que durante la dictadura del proletariado en la URSS fue represaliada gente honesta, incluso auténticos comunistas de los que se deshicieron muchos dirigentes burócratas, aburguesados y revisionistas. Cuando una guerra se desata, no puede haber bajas sólo en el bando enemigo, por desgracia. Se ha comprobado históricamente en los países socialistas que, cuando el partido comunista lanza una campaña de respuesta proletaria ante una intensificación de la lucha de clases provocada por el elemento burgués (y tales campañas resultan de absoluta necesidad en esas circunstancias para continuar el avance hacia el comunismo y evitar la involución hacia el capitalismo: p. ej. El gran viraje de la colectivización del campo a finales de los años 20 o la preparación para la guerra contra Alemania en la URSS , la Gran Revolución Cultural Proletaria iniciada en 1966 en China, ...), aquel tipo de dirigentes tergiversan las orientaciones del partido y apuntan las críticas y la represión contra gentes inocentes e incluso buenos comunistas, bien sea para acallar las acusaciones que sus víctimas han formulado contra ellos o para desprestigiar al partido y a las ideas marxistas-leninistas. Quien proponga, como alternativa a esto, renunciar al reto de la lucha de clases no puede ser más que un pobre tonto o un traidor, en cualquier caso se trata de alguien que sirve objetivamente al enemigo de la clase obrera.

    Por otra parte, es absurdo pensar que el aniversario ideológico derrotado políticamente a través de una votación en el órgano de dirección del Partido renunciara a luchar para vencer prácticamente y por todos los medios a su alcance. Por último, no es cierto que el carácter abiertamente violento de la contrarrevolución se reduzca a medida que se van reduciendo sus posibilidades de recuperar el poder pacíficamente con engaños y demás artimañas. "La dictadura del proletariado es la guerra más abnegada y más implacable de la nueva clase contra un enemigo más poderoso, contra la burguesía, cuya resistencia se ve duplicada por su derrocamiento (aunque no sea más que en un país) y cuya potencia consiste no sólo en la fuerza capital internacional, en la fuerza y la solidez de los vínculos internacionales de la burguesía, sino, además, en la fuerza de la costumbre, en la fuerza de la pequeña producción. Porque, por desgracia, queda todavía en el mundo mucha, muchísima pequeña producción, y la pequeña producción engendra capitalismo y burguesía constantemente, cada día, cada hora, de modo espontáneo y en masa. Por todos estos motivos, la dictadura del proletariado es necesaria, y la victoria sobre la burguesía es imposible sin una guerra prolongada, tenaz, desesperada, a muerte; una guerra exige serenidad, disciplina, firmeza, inflexibilidad y una voluntad única". (Lenin - La enfermedad infantil del "izquierdismo" en el comunismo). Claro está, Lenin no podía predecir el origen de la restauración capitalista que ha sufrido la URSS pero advirtió contra el peligro entonces principal. De todos modos, sí que señaló que la lucha de clases se agudizaba en el socialismo, que no sólo era un problema con los capitalistas como tal o con las potencias extranjeras y que, para conjurar la restauración del régimen burgués había que mantener la dictadura del proletariado.

    Y qué mejor prueba de la justeza de esta tesis marxista-leninista defendida por Stalin que la reciente contrarrevolución capitalista en la URSS. El revisionismo desarmó al proletariado a lo largo de 30 años y anuló así toda resistencia al desarrollo de una burguesía en la esfera política (el partido y el Estado) y en la esfera económica que, alcanzada su madurez, ha completado el restablecimiento del capitalismo. En resumidas cuentas, los antagonismos y la lucha de clases eran una realidad en la URSS y la burguesía ha vencido valiéndose del revisionismo como arma para recuperar todo el poder.

    Apoyándose en todas sus nuevas "verdades" sobre el fin de las contradicciones antagónicas y de la aguda lucha de clases en la URSS de 1961, el Nuevo Curso concluye que "... se han eliminado las posibilidades económico-sociales de restauración del capitalismo". Por eso, a partir del XXI Congreso del PCUS (1959), la URSS entra "en el período de la construcción de la sociedad comunista en todo el frente" y para 1980, " ... en la URSS se habrá construido, en lo fundamental, la sociedad comunista".

    Conviene aclarar una cuestión: socialismo y comunismo son las dos fases de una misma formación económica y social. Es absurdo eso de que primero se inicia la construcción de socialismo y luego de culminar esta tarea, se empieza a construir el comunismo para acabar, al final, con un comunismo pleno. Esto no lo puede entender nadie. El socialismo es todo el período de transición que va desde que se derroca el régimen burgués y se instaura la dictadura del proletariado hasta que se alcanza el comunismo pleno cuando han desaparecido las clases y los antagonismos sociales.

    Asimismo es poco probable y nada lógico que puedan desaparecer los antagonismos de clase en un solo país mientras esté inmerso en la contradicción mundial entre capitalismo y socialismo, lo cual no quiere decir que no se pueda ir edificando la nueva sociedad en un solo país o grupo de países, pero, eso sí, la obra se ha de culminar en todo el mundo a la vez.

    b) Sobre la liquidación de la dictadura del proletariado en la URSS y del carácter de clase del PCUS.

    "Gracias a la supresión de las clases explotadoras se ha extinguido la función de aplastamiento de su resistencia". Si se han suprimido las viejas clases explotadoras, obvio es que su resistencia también y no tiene sentido hablar de aplastar algo que no existe. Pero en el socialismo subsisten contradicciones antagónicas que en su desarrollo tienden a conformar una nueva burguesía. Si no fuera así, ¿qué clase de antagonismos sociales serían esos que no se expresan en la estructura de la sociedad? "La clase obrera es la única en la historia que no persigue el objetivo de eternizar su Poder". Esto, bien entendido, es cierto pero, si tenemos en cuenta que esta afirmación se va a tomar como pretexto para eliminar la dictadura de proletariado, resulta pura demagogia. En efecto, la dictadura proletariado es el último tipo de Estado y su fin es la extinción del Estado en general a través de la supresión de la causa de su existencia: las clases sociales. La clase obrera renunciará a su poder cuando ya no haya clases sociales y, por ende, cuando ella misma deje de existir como clase. Entretanto no podrá renunciar a su poder y, si lo pierde, sólo podrá ser en beneficio de la burguesía y de su dictadura.

    "Después de asegurar la victoria completa y definitiva del socialismo, fase primera del comunismo... la dictadura del proletariado ha cumplido su misión histórica, dejando de ser una necesidad en la URSS desde el punto de vista de las tareas del desarrollo interior. El Estado, que surgió como Estado de la dictadura del proletariado, se ha convertido en la nueva etapa, en la etapa contemporánea, en Estado de todo el pueblo, en órgano de expresión de los intereses y la voluntad de todo el pueblo". Todo esto resulta bastante coherente con la tesis sobre la desaparición de los antagonismos sociales. Aquí vuelve a haber mucha unilateralidad: parece que se admite que la dictadura del proletariado sigue siendo necesaria desde el punto de vista exterior, de la relación con el imperialismo, pero en lugar de apreciar ahí una contradicción externa que puede influir en el desarrollo de la URSS a través de las propias contradicciones internas del país , se da el salto mortal al Estado de todo el pueblo cuya función se circunscribiría a custodiar las fronteras y organizar el rechazo de una agresión militar abierta extranjera (ni siquiera ya para combatir las actividades de espionaje y quinta-columna del imperialismo puesto que requerirían el apoyo de algunos elementos del pueblo soviético que nunca se prestarían a colaborar por haber desaparecido los antagonismos sociales, causa del interés de éstos por ponerse al servicio del capitalismo). Aclaremos una simplificación tan vulgar como manida según la cual dictadura del proletariado significaría la imposición caprichosa de la voluntad de los obreros a toda la sociedad, sin tener en consideración si la clase obrera en sí se ha convertido en clase obrera para sí, si esa clase obrera ha asumido verdadera y plenamente sus intereses y su misión histórica universal; dictadura del proletariado es fundamentalmente, dictadura de lo proletario sobre todo lo burgués para aplastar todo lo que impida el avance al comunismo desarrollando la lucha de clases, única vía para la solución de los antagonismos sociales.

    La tesis del Estado de todo el pueblo es la renuncia al marxismo, el revisionismo más descarado: "El Partido arranca de que la dictadura de la clase obrera deja de ser necesaria antes de que se extienda el Estado". "Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este período corresponde también un período político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado ". (C. Marx - Crítica del Programa de Gotha). Los jruschovistas podrán objetar que la URSS ya ha superado el período de transición y está ya en la sociedad comunista con lo que la dictadura del proletariado deja paso al Estado de todo el pueblo: 1º) Decir Estado de todos equivale a Estado contra nadie pero "En realidad, el Estado no es más que una máquina para la opresión de una clase por otra..." (Engels - Introducción a la Guerra Civil en Francia). Y "mientras el proletariado necesite todavía el Estado, no lo necesitará en interés de la libertad sino para someter a sus adversarios, y tan pronto como pueda hablarse de libertades, el Estado como tal dejará de existir" (F. Engels - Carta a Bebel de 18-28 de marzo de 1875); 2º) "Sólo en la sociedad comunista, cuando se haya roto ya definitivamente la resistencia de los capitalistas, cuando hayan desaparecido los capitalistas, cuando no haya clases (es decir, cuando no existan diferencias entre los miembros de la sociedad por su relación hacia los medios sociales de producción), sólo entonces, desaparecerá el Estado y podrá hablarse de libertad (Lenin - El Estado y la revolución). Están claras pues las condiciones para poder calificar a una sociedad de comunista y está claro también que en la sociedad comunista no habrá Estado.

    "Por cuanto la clase obrera es la fuerza más avanzada y organizada de la sociedad soviética, también ejerce en ella su papel dirigente en el período de la edificación del comunismo en todos los frentes". Dejando a un lado lo absurdo del Estado que no es dictadura de clase, el proletariado dirige al pueblo hacia el comunismo pero ¿qué hacemos si algún sector de ese pueblo obstaculiza el avance?, ¿paramos la revolución, nos sentamos y esperamos que se le pase la "tontería"? ¿Y si no podemos convencerles de que cambien? ¡Dios nos libre de emplear el Estado, la dictadura y la violencia contra ese sector social que se yergue políticamente como expresión de los antagonismos sociales subsistentes! Porque el Estado de todo el pueblo es de todos, de los que tienden al comunismo pero también de los que tienden al capitalismo. A pesar de negar los antagonismos en el socialismo, el programa del PCUS tiene que reconocer: "Pero después de la victoria del régimen socialista subsisten en la conciencia y en la conducta (subrayado por mí) de los hombres vestigios del capitalismo, que frenan el avance de la sociedad". Un materialista entiende que, como causa de esos vestigios ideales, están los antagonismos materiales que, si no son tratados correctamente serán base o caldo de cultivo para la contrarrevolución que habrá que derrotar con la movilización de las masas y la fuerza del Estado de la dictadura del proletariado, ¡siempre que previamente no hayamos renunciado a ella!

    Congruentemente con lo anterior, la "inexistencia" de antagonismos en la URSS de 1961 dejaba sin raíces sociales el fenómeno del oportunismo con lo que la lucha de dos líneas, entre la línea marxista-leninista y la línea revisionista, en sus diferentes expresiones, ya no regía en el seno del PCUS que ya era un "Partido unido y monolítico como una roca... fiel a los grandes principios del marxismo-leninismo" (¡Ya lo estamos viendo!).

    Una vez más, al contrario que Jruschov, es Stalin quien defiende una concepción científica del desarrollo del partido: "Creo que el origen de las contradicciones en el seno de los Partidos proletarios reside en dos circunstancias... Me refiero, en primer lugar, a la presión de la burguesía y de la ideología burguesa sobre el proletariado y su Partido en el ambiente de la lucha de clases, presión a la que a menudo ceden las capas menos firmes del proletariado y, por tanto, las capas menos firmes del Partido proletario. No puede considerarse que el proletariado esté aislado por completo de la sociedad, que se encuentre al margen de la sociedad. El proletariado es una parte de la sociedad, está ligado por numerosos hilos a las diversas capas de la sociedad. Pero el Partido es una parte del proletariado. Por eso, tampoco puede verse libre del contacto y de la influencia de las diversas capas de la sociedad burguesa. La presión de la burguesía y de su ideología sobre el proletariado y su Partido se manifiesta en que las ideas, las costumbres, los hábitos y el estado de ánimo de los burgueses penetran a menudo en el proletariado y su Partido a través de ciertas capas del proletariado, ligadas de una u otra manera con la sociedad burguesa.

    Me refiero, en segundo lugar, a la heterogeneidad de la clase obrera... Una capa la compone la masa fundamental del proletariado, su núcleo, su parte permanente; es la masa de proletarios puros... La segunda capa la componen gentes salidas hace poco de clases no proletarias... Finalmente, la tercera capa la compone la aristocracia obrera, la élite de la clase obrera, la parte más acomodada del proletariado... A pesar de su diferencia exterior, estas dos últimas capas de la clase obrera constituyen un medio más o menos común, que nutre al oportunismo en general...

    ¿Es posible evitar esas contradicciones y discrepancias? No, no lo es. Suponer que puedan ser evitadas significaría engañarse a sí mismo. Engels tenía razón al decir que es imposible velar durante mucho tiempo las contradicciones en el seno del Partido, que esas contradicciones se resuelven mediante la lucha... sólo mediante la lucha por una línea basada en los principios marxistas se podrá salvaguardar al Partido proletario de la presión y la influencia de la burguesía... sólo superando sus contradicciones internas es posible sanear y fortalecer el Partido". (VIII Pleno ampliado del C. E. de la Internacional Comunista , 1926 - Obras, T. IX, págs. 9, 10, 11 y 12).

    "Gracias a la victoria del socialismo en la URSS y la consolidación de la unidad de la sociedad soviética, el Partido Comunista de la clase obrera se ha convertido en la vanguardia del pueblo soviético, es hoy el Partido de todo el pueblo...".

    Al igual que con la cuestión del Estado de todo el pueblo, se trasluce que, para Jruschov y compañía, el proletariado ya no es la única clase verdaderamente revolucionaria, interesada objetivamente en llevar la revolución hacia su meta final: el comunismo. Tan avanzado es el obrero que trabaja con medios de producción, propiedad de todo el pueblo, como el campesino-cooperativista que trabaja con medios de producción, propiedad privada del koljós; tan avanzado es el obrero como el intelectual-funcionario-empleado que, en virtud de la división social del trabajo, ocupa una posición privilegiada, de mando en la organización de la sociedad.

    c) Plan metafísico de construcción del comunismo.

    Negadas las contradicciones de clase, el Programa del PCUS plantea el progreso social olvidando indicar lo fundamental: ¿Cuáles son las contradicciones de cuyo desarrollo depende la marcha de la sociedad? Las únicas contradicciones que se admiten son las que se establecen entre posibilidad y realidad o entre individuo y sociedad, es decir, contradicciones tan generales que son siempre ciertas y, por lo mismo, inservibles para orientar la lucha revolucionaria si no se concreta su contenido en cada etapa del proceso histórico.

    "La principal tarea económica del Partido y del pueblo soviético consiste en crear en el transcurso de dos decenios la base material y técnica del comunismo ". Desde Marx, pensábamos que la tarea económica de la revolución comunista era crear las nuevas relaciones de producción que correspondieran al carácter social de las fuerzas productivas que había desarrollado el capitalismo. Lenin, con su análisis del imperialismo, refuerza aún más este planteamiento puesto que caracteriza la época actual como estadio superior del capitalismo, en el que este modo de producción y ha cumplido su papel histórico progresivo, se descompone, agoniza y se convierte en mera antesala de la revolución socialista. El carácter social de las fuerzas productivas, en lo fundamental, está ya más que ha alcanzado en el mundo capitalista; con mayor razón aún en la URSS de 1961, convertida en una de las mayores potencias económicas. Pero fijémonos, ni siquiera el Programa del PCUS se propone, como tarea económica principal, el desarrollo de las fuerzas productivas sino sólo de la parte menos fundamental de las mismas, de la parte material: ¿Y el ser humano, el trabajador? Ciertamente, Marx hablaba de una condición material, para el paso del socialismo al comunismo, esto es "que corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva". Pero devolvamos esta condición material a su contexto:

    "En la fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y, con ella, la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en su bandera: ¡De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades!" (C. Marx - Crítica del Programa de Gotha).

    Por lo tanto Marx antepone a la condición material unas condiciones que podríamos definir de superación de los antagonismos sociales y de la alienación del individuo. En definitiva, para desarrollar las fuerzas productivas y crear la base material y técnica del comunismo, hay que desarrollar a los individuos en todos sus aspectos y, para ello, para que los individuos se conviertan en comunistas conscientes, hay que ir liquidando las viejas relaciones de producción burguesas y reemplazarlas por relaciones de producción comunistas. ¡Y no confundir la imposibilidad de hacerlo de golpe con la negación a avanzar en la realización de esta tarea! Pero, como vamos a ver acto seguido, el Nuevo Curso no plantea un solo paso real hacia el comunismo y sí medidas que refuerzan lo burgués y favorecen la marcha hacia atrás, hacia el capitalismo.

    1º) En la URSS , se añadía un antagonismo más a los que Marx tenía en cuenta más arriba y es la existencia de dos tipos de propiedad: la de todo el pueblo y la cooperativa-koljosiana, colectiva pero de grado de socialización inferior. De ahí, la pervivencia de dos clases: el proletariado y el campesinado koljosiano. Durante la construcción de la sociedad comunista han de ir desapareciendo las clases y es preciso elevar la propiedad colectiva a propiedad de todo el pueblo. El programa del PCUS habla de "fusión de la propiedad koljosiana con la propiedad de todo el pueblo en una forma única de propiedad, la propiedad comunista" y de un conjunto de medidas que "sobre bases voluntarias" y contando "con las condiciones económicas necesarias, imprimirá gradualmente a la propiedad koljosiana cooperativa el carácter de propiedad de todo el pueblo". La primera expresión, de fusión de los dos tipos de propiedad socialista en un tercer tipo comunista, no es correcta ya que compara a aquellos dos tipos de propiedad en la perspectiva del comunismo. La segunda expresión también es incorrecta ya que la propiedad koljosiana es, por esencia, diferente de la propiedad de todo el pueblo y por tanto, no se trata de imprimir ningún carácter sino de pasar de un tipo a otro de propiedad. Está bien hablar de voluntariedad y de gradualidad en esta tarea porque no se debe expropiar al campesinado como se hace con los capitalistas, pero también es necesario darse cuenta que los dos tipos de propiedad son un resto de antagonismo social y que su superación deberá abordarse también como lucha de clases en el campo. Sin entrar a analizar una por una las medidas que se proponen, señalemos algunas que más bien tienden a alejar la propiedad koljosiana de la propiedad de todo el pueblo:

    - sustitución de varias imposiciones del Plan a los koljoses por la libre iniciativa de éstos (pág. 794)

    - paso a propiedad de los koljoses de medios de producción como maquinaria moderna, centrales eléctricas y empresas industriales (pág. 849).

    Todo ello en la línea de "seguir desarrollando la independencia de los koljoses en la organización de la producción y en la dirección de los asuntos de la colectividad agrícola..." (pág. 816).

    2º) Con respecto a la oposición entre trabajo manual y trabajo intelectual, aparte de considerarla ya superada como ya señalábamos más arriba, sólo se plantean dos tareas necesarias pero insuficientes:

    - Una reforma escolar "basada en el principio del enlace del estudio con el trabajo de producción" a través de "la incorporación de la juventud al trabajo en la esfera de la producción de bienes materiales" (págs. 852 y 853).

    - Disminución del "tiempo necesario para la producción material" con lo cual crecerá el tiempo de descanso que "se dedicará cada vez más actividades sociales, a la vida cultural, al desarrollo intelectual y físico y a la creación científico-técnica y artística".

    - También se habla de favorecer la participación de los trabajadores en la gestión y dirección aunque se refiere más a la Administración del Estado que a las empresas.

    De todos modos, no basta que los hijos de obreros se conviertan en intelectuales si luego siguen formando una élite que vive al margen de la clase obrera y por encima de ella.

    Los intelectuales, directivos, funcionarios, etc. han de combinar sus actividades con la participación en la producción de bienes materiales, al propio tiempo que el proletariado y el campesinado deben dedicarse más y más al estudio, a tareas intelectuales y de dirección (del mismo modo que, cuando hablamos de las diferencias campesinado-proletariado, es bueno que este último se capacite en las faenas agrícolas y que el primero comparta, durante cierto periodo, el trabajo de la fábrica con los obreros). Sólo así, además, la propiedad estatal podrá llegar a convertirse realmente en propiedad de todo el pueblo.

    3º) "El Partido arranca de la tesis leninista de que la construcción del comunismo deberá basarse en el principio del interés material". Esto sería justo si se refiriera al interés material del proletariado como clase , es decir, el desarrollo de las fuerzas productivas y la transformación de las relaciones de producción y demás relaciones sociales que liberen a los obreros de su condición de clase. Pero la frase es incorrecta al aplicarse al interés material individual . La construcción del comunismo significa ir reemplazando las viejas relaciones sociales por las relaciones sociales comunistas. Sobre esta base, hay que desarrollar en las gentes la conciencia comunista porque precisamente una de las razones básicas de mantener la remuneración según el trabajo, “el estrecho horizonte del derecho burgués” según dice Marx, es que el pueblo llega al socialismo con un desarrollo cultural condicionado por la estructura económica del capitalismo. Por tanto, una cosa es respetar la remuneración según el trabajo o el interés material individual como algo necesario en el período de transición y otra cosa es basar la construcción del comunismo en el interés material individual. Las continuas referencias a “La rigurosa observancia de los principios del interés material” que cumplen un “gran papel educativo” reflejan que los dirigentes del PCUS sólo creen posible movilizar la actividad laboral de los obreros por medio de sus intereses materiales más estrechos.

    El principio socialista dice “de cada cual según su capacidad; a cada cual según su trabajo”, que no es lo mismo que “conseguir de cada cual que trabaje según su capacidad, básicamente gracias a que cada cual sea remunerado según su trabajo”. Además, esto último no tendría porqué conducir al cumplimiento de tal principio socialista ya que muchos individuos, sobre todo los que realizan un trabajo más complejo o cualificado –los intelectuales y cuadros - se conformarán con la remuneración obtenida por un trabajo que desarrollan sin esforzarse todo lo que son capaces. Entonces, habría que propiciar el consumismo en lugar de educar a las masas en la racionalización de sus necesidades.

    En definitiva, esta concepción no hace sino reforzar el individualismo en detrimento del colectivismo y no acerca a la sociedad al comunismo sino que más bien favorece la tendencia hacia la restauración del capitalismo.

    4º) "En el marco del plan único de la economía nacional se seguirán ampliando la autonomía económica y los derechos de los órganos locales y de las empresas... Para movilizar las reservas internas y utilizar con mayor eficacia las inversiones en obras básicas, los fondos de producción y los medios financieros es necesario ampliar la independencia operativa y la iniciativa de las empresas sobre la base de las tareas señaladas en los planes estatales". Criticando, de los métodos anteriores, "la excesiva centralización de la dirección de la economía nacional y de su planificación" , a partir del XX Congreso del PCUS, "el centro de gravedad de la dirección concreta se trasladó a los lugares de la producción , a los Consejos Económicos organizados en las principales zonas económicas administrativas del país". Si efectivamente se cometieron errores en la planificación debido a que el organismo central no tenía un conocimiento suficiente de la complejísima realidad económica, no reflejaba satisfactoriamente la ley objetiva del desarrollo económico armónico y proporcionado, bajo socialismo, puede ser necesario reducir el volumen de decisiones tomadas desde el centro y ampliar la autonomía de decisión de las unidades básicas. Pero, acto seguido, se debe añadir que, tras el necesario repliegue o retroceso, la perspectiva seguirá siendo el desarrollo de la planificación en base al centralismo democrático hacia la plena socialización de la propiedad sobre trozos los medios de producción, como exige el carácter de las fuerzas productivas. Nada se dice de esto y así el tal vez necesario repliegue se convierte en virtud absoluta. El aspecto de la democracia en la economía no debe confundirse, como interesadamente hace la burguesía, con la autonomía de decisión de las empresas o de los consejos económicos locales. Centralismo democrático quiere decir que las decisiones del centro, de cumplimiento obligatorio para todos, provienen de las opiniones de la base; es la concentración de las ideas correctas de abajo para unificar la comprensión, la política, el plan, las directrices y la acción. Tal como plantea la cuestión el Nuevo Curso, sólo lleva a la destrucción de la planificación socialista, al fomento del particularismo y de las desproporciones y, en perspectiva, a abrir paso a la propiedad privada.

    "Hay que elevar el papel de los obreros y empleados de cada empresa en la solución de los problemas vinculados con la colectividad de la misma". Esto está bien, pero no es suficiente. No se dice que los trabajadores de cada empresa deben participar en la elaboración de todos los aspectos del Plan único de la economía del país, no sólo de los que atañen a su empresa.

    Para concluir esta cuestión, no se considera como lo principal el colocar la política en el puesto de mando, esto es, que el Partido debe dirigirlo todo: en cada eslabón y a cada nivel de la estructura económica las masas deben decidir, los funcionarios servir a la puesta en práctica de las decisiones y el comité correspondiente del Partido ejercer la dirección política e ideológica.

    5º) "En la edificación comunista hay que utilizar con toda plenitud las relaciones monetario-mercantiles, en correspondencia con el nuevo contenido inherente a ellas en el período del socialismo. Desempeña un gran papel en ello el empleo de resortes de desarrollo de la economía como la autonomía económica socialista, el dinero, el precio, el costo, el beneficio, el comercio, el crédito y las finanzas... Los precios deben reflejar en grado cada vez mayor los gastos de trabajo socialmente necesarios, cubrir los gastos de producción y circulación y proporcionar cierto beneficio a cada empresa que funcione normalmente".

    La producción mercantil se basa en la independencia de las unidades productivas (fábricas, explotaciones agrarias, etc.). En el socialismo, la mayor parte de los medios de producción son propiedad de toda la sociedad, por tanto la utilización de las relaciones comerciales no puede ser plena sino que debe entenderse en la medida en que aún queda algo de propiedad privada, existe el intercambio con los países capitalistas y la transición del capitalismo al comunismo es un proceso aún no concluido. Es correcto decir que, en cierto modo, las relaciones monetario-mercantiles tienen un nuevo contenido en el socialismo por cuanto ya no son formas que determinan el enriquecimiento de unos y la ruina de otros, las crisis económicas, etc. como ocurre bajo el capitalismo; pero conviene también matizar esta apreciación, no oponer absolutamente forme contenido. Así cuando concedemos autonomía económica a las empresas en el socialismo, les orientamos a perseguir el beneficio y concebimos el precio como reflejo, cada vez más fiel, de los gastos de trabajo socialmente necesario, no hace falta ser un lince para saber que estamos renunciando a la planificación central y dejamos la organización de la producción social en manos de la ley del valor; aunque nos reservemos la posibilidad intervenir en ella, como hace el imperialismo, a través de medidas administrativas estatales y de los monopolios como elementos distorsionadores del libre mercado (pero que lejos de superar los desastres de la competencia, elevan a ésta a su estadio superior como competencia monopolista). En el socialismo, las empresas deben tener en cuenta los costes y ahorrar al máximo y a escala de toda la economía nacional la suma de precios debe igualarse al gasto social del trabajo, pero no puede hacerse esto último para cada empresa porque entonces deberíamos renunciar a fijación de precios en función de objetivos político-sociales.

    6º) Para terminar la crítica del "plan" de construcción del comunismo de Jruschov, veamos algunos planteamientos en cuanto a la superestructura social:

    - Entre las múltiples funciones de los sindicatos bajo socialismo, el Programa omite la organización del proletariado para la lucha de clases, por ejemplo para combatir, bajo la dirección del Partido, los métodos burocráticos de algunos cuadros. (Pág. 597).

    - Para el desarrollo de la ciencia se ve necesaria "La celebración de discusiones libres, mantenidas en un espíritu de camaradería" (pág. 621), pero no se contempla la necesidad de luchar contra las concepciones burguesas e idealistas.

    - "El desarrollo de la cultura en el período del edificación de la sociedad comunista en todos los frentes será la etapa culminante de la gran revolución cultural" (pág. 622). ¡Desarrollo sin contradicción, cultura en general y todo eso para una gran revolución cultural! Revolución cultural, ¿contra qué y contra quién? Revolución es aguda lucha de lo nuevo contra lo viejo. ¿Qué carácter de clase tienen lo nuevo y lo viejo? La revolución comunista precisa una Gran Revolución Cultural Proletaria para liquidar totalmente la ideología burguesa. Basándose en las contradicciones objetivas y a través de la lucha dirigida por el Partido Comunista, cada persona irá desechando lo burgués que subsiste en su conciencia y asumirá la concepción proletaria y científica del mundo.

    - En la esfera de la moral, además de no otorgar el lugar principal a la educación en la dialéctica, en la ley universal de la contradicción y, en consecuencia, a arraigar que la moral comunista es ante todo moral de lucha, sostiene algunas concepciones, cuanto menos, de dudoso carácter progresista:

    Frente al capitalismo que pervierte a la familia (pág. 514), el Programa plantea como uno de los artículos del código moral de los comunistas: " respeto recíproco en la familia...". Dejando a un lado lo que pueda ser el futuro de la familia considerada en general, lo que un comunista debe condenar sin paliativos es la familia de tipo patriarcal que tiene su origen en el surgimiento de la propiedad privada y continúa, en la forma que sea, bajo el capitalismo. La trabajadora sufre una doble opresión: en la producción y en la familia. Tratar el problema de la familia como una cuestión de "respeto recíproco" equivale a no querer reconocer que, dadas las condiciones materiales y culturales burguesas, al hombre compete el papel de opresor de la mujer y con eso no se podrá acabar si no se suprimen las condiciones materiales causantes y su reflejo en la superestructura ideológica de la sociedad. Por ello, aún sin clases ni propiedad privada (cosa que no se logró completamente en la URSS ), hay que llevar a cabo una intensa lucha contra la familia como célula básica y autónoma de la sociedad en la que pervive la división sexual del trabajo y, a resultas, la cultura patriarcal y machista. Por supuesto, no hay ninguna referencia a esta cuestión en todo el Programa del "paso al comunismo" que el PCUS aprueba en su XXII Congreso y, así, se pasa por alto otro antagonismo heredado de la vieja sociedad. Aunque queden sin criticar algunas otras medidas pseudo-comunistas, la guinda del pastel podría ser esta original concepción prácticamente nazi del hombre nuevo "que conjuga armónicamente la riqueza espiritual, la pureza moral y la perfección física" (1) (pág. 612).

    La construcción del comunismo al igual que toda la Historia de la humanidad, es una obra cuyo protagonismo corresponderá a las masas. Sin embargo, contrariamente a esta idea justa, "El XXI Congreso del PCUS señaló que el papel primordial en la realización de las tareas de la edificación comunista corresponde a los cuadros del Partido y el Estado" (pág. 896). ¡Olé con la revisión "democrática" del marxismo-leninismo de Stalin! Este último sí que centró las grandes tareas en la movilización de las masas, desde la colectivización del agro a la industrialización (stajanovismo) pasando por la guerra contra la Alemania nazi. Esta última cita podría considerarse una anécdota desafortunada, si no fuera porque, refleja el espíritu tecnocrático de que está impregnado todo este Plan de construcción del "comunismo": no habrá comunismo sin un movimiento comunista de masas conscientes, el comunismo no se construirá a través de medidas administrativas sino principalmente mediante el impulso de las masas que, desarrollando la lucha de clases en todos los frentes bajo la dictadura del proletariado, van progresivamente adoptando la concepción proletaria del mundo y transformando la sociedad.


    Última edición por UniónProletaria el Dom Oct 31, 2010 3:03 pm, editado 2 veces
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    Mensaje por Invitado Dom Oct 31, 2010 2:55 pm

    4- Algunas reflexiones sobre el “culto a la personalidad” de Stalin y sobre la degeneración revisionista de la URSS después del cese de Jruschov.

    Para concluir la crítica del Nuevo Curso, (han quedado importantes temas en el tintero como son el enfoque revisionista de la revolución en las naciones oprimidas, la condena de la concepción justa según la cual cada país debe apoyarse básicamente en sus propias fuerzas para construir el socialismo, etc.) hay que hacer referencia a la cuestión del culto a la personalidad de Stalin que, en realidad, se usa como pretexto para dar un vuelco revisionista a la política del PCUS y liquidar la dictadura del proletariado. Después de reconocer algunos importantes méritos de Stalin, el XX Congreso del PCUS afirma: "Sin embargo con el transcurso del tiempo se empezó a atribuir a Stalin todas las victorias alcanzadas por el País Soviético bajo la dirección del Partido. Comenzó a crearse paulatinamente el culto a la personalidad de J. Stalin.

    Al desarrollo del culto a la personalidad contribuyeron en enorme medida algunos rasgos individuales de J. Stalin de carácter negativo, sobre los cuales V. I. Lenin había llamado la atención. Los éxitos alcanzados por el Partido Comunista y el pueblo soviético y los elogios personales se le subieron a J. Stalin a la cabeza. Sobreestimó desmesuradamente su papel y sus méritos, J. Stalin llegó a creer en su propia infalibilidad y fomentó la exaltación de su persona. Sus palabras fueron discrepando cada vez más de los hechos. El culto a la personalidad de J. Stalin en los últimos años de su vida infirió un daño particularmente grave a la labor de dirección del Partido y del Estado.

    Los errores y defectos engendrados por el culto a la personalidad frenaron el desenvolvimiento de la sociedad soviética, causaron a esta un gran perjuicio y estorbaron el desarrollo de la iniciativa creadora de las masas..." (págs. 807 y 808).

    ¿Cometió errores el PC (b) de la URSS cuando lo dirigía Stalin? Seguramente sí. Es más algunos errores fueron descubiertos y corregidos con ayuda del propio Stalin y otros quedaron sin criticar. Los comunistas tienen el deber de someter al fuego de la crítica su experiencia acumulada y sacar enseñanzas para su actividad presente y futura. Pero una cosa es esto y otra es denigrar el papel desempeñado por Stalin con una acusación global tan grave como es la de propiciar el culto a su persona. Es la peor acusación que puede hacerse contra un comunista, y más aún contra un dirigente comunista, que debe ser fiel al principio del colectivismo colocando los intereses de los demás por delante de sus intereses personales. Después de comprender que el Nuevo Curso es un compendio de revisionismo, puede entenderse fácilmente que hiciera falta una descalificación de aspectos fundamentales del período anterior para que las masas aceptaran el cambio. ¿Y cómo lograr esto? Pues, descabezando el movimiento comunista anterior, rompiendo la unidad del pueblo con su jefatura precedente. Esta es una cuestión clave, un punto de inflexión, por eso, es uno de los argumentos más finos, con más medias verdades de la política del Nuevo Curso.

    El materialismo histórico nos enseña que las masas son las protagonistas del desarrollo de la sociedad, pero que el movimiento de esas masas genera dirección y dirigentes con autoridad reconocida porque representan los intereses, la voluntad y los anhelos de esas masas (desde Espartaco a Lenin pasando por Jesucristo). Esos jefes surgen por una combinación de necesidad y casualidad históricas. Ya advirtió Lenin contra la negación por los "izquierdistas" del papel de los jefes: "Hay gentes que se esfuerzan por inventar algo enteramente original y que, en su afán de sabiduría, no consiguen sino caer en el ridículo. De todos es sabido que las masas se dividen en clases...; que las clases están, habitualmente y en la mayoría de los casos (por lo menos en los países civilizados modernos), dirigidas por partidos políticos; que los partidos políticos están dirigidos, como regla general, por grupos más o menos estables, integrados por las personas más prestigiosas, influyentes y expertas, elegidas para los cargos de mayor responsabilidad y llamados jefes. Todo esto es el abecé, todo esto es sencillo y claro" (La enfermedad infantil del "izquierdismo" en el comunismo).

    Stalin era un dirigente prestigioso, influyente, experto y querido por el pueblo soviético y todos los trabajadores y progresistas del mundo. Fue, además, nombrado Secretario General del Partido a propuesta de Lenin. Es cierto que éste último criticó algunas características personales de Stalin, que luego éste reconoció y prometió corregir, pero nunca puso en tela de juicio su capacidad política y su firmeza ideológica, cosa que sí hizo con todos los demás jefes del Partido en los últimos años de su vida.

    Lo que pasa es que los burgueses y revisionistas no pueden comprender cómo un dirigente puede ser querido por las masas porque ellos sólo saben explotarlas y oprimirlas.

    Los ataques a Stalin por parte de Jruschov carecen hasta tal punto de originalidad que incluso la idea de que los éxitos de la URSS se le subieron a la cabeza está tomada del título de un artículo del propio Stalin ("Los éxitos se nos suben a la cabeza") que condena los excesos cometidos en la colectivización del campo en infracción de la política del Partido.

    Otro argumento de peso es que Stalin llegó a creer en su propia infalibilidad... No es que manifestara tal cosa, no, pero gracias a Jruschov descubrimos lo que creía Stalin en su fuero interno, a pesar de lo que expresó públicamente: “No hay entre nosotros gente absolutamente ‘infalible’. Gente así no existe” ( Resumen de la discusión en el VII Pleno ampliado del CE de la Internacional Comunista , obras, tomo IX, pág. 78)

    Stalin fomentó la exaltación de su persona, se nos dice. Buena cuenta de ello podría haber dado Shatunovski al leer lo que le respondió tan "engreído" Secretario General:

    "Habla usted de su "fidelidad" a mí. Quizá se le haya escapado casualmente esta frase. Quizá... Pero si no es una frase casual, le aconsejaría que desechase el "principio" de la fidelidad a las personas. Eso no es propio de bolcheviques. Tenga usted fidelidad a la clase obrera, a su Partido, a su Estado. Esto es necesario y positivo. Pero no la confunda usted con la fidelidad a las personas, con ese vacío e innecesario cascabel de los intelectuales". (Carta al camarada Shatunovski - 1930 - Obras, T. XIII, pág. 21). Valga también su opinión de febrero de 1938: “Estoy absolutamente en contra de la publicación de Historias de la Niñez de Stalin . El libro abunda en una masa de inexactitudes de hecho, de alteraciones, de exageraciones y de alabanzas inmerecidas. Pero... lo importante reside en el hecho de que el libro muestra una tendencia a grabar en las mentes de los niños soviéticos (y de la gente en general) el culto a la personalidad de los líderes, de los héroes infalibles. Esto es peligroso y perjudicial. La teoría de los héroes y la ‘multitud’ no es bolchevique, sino una teoría social-revolucionaria (esto es, anarquista). Sugiero que quememos ese libro” (volumen 12, Moscú 1955, pág. 327)

    Por otra parte, qué necio hubiera sido si realmente quería exaltar su personalidad cuando condenaba tan duramente, al mismo tiempo, cualquier manifestación de engreimiento; así cuando Yaroshenko, en 1952, propone que se le confíe a él personalmente la confección del Manual de Economía Política en lugar de hacerlo una comisión nombrada por el Comité Central, Stalin le responde: "Forzoso es reconocer que el camarada Yaroshenko no peca de modesto. Todavía más: podría decirse utilizando el estilo de ciertos literatos, que, hasta del todo al revés, ... La petición del camarada Yaroshenko de que se le encargue la redacción de la Economía Política del socialismo no puede considerarse en serio, aunque sólo sea porque apesta a fanfarronería jlestakoviana" (Problemas Económicos del Socialismo - Obras, T. XV, págs. 321 y 322).

    Se nos dice también que sus palabras fueron discrepando cada vez más de los hechos como si Stalin sólo hablara de éxitos (que fueron muchos y grandiosos); sin embargo, vimos más arriba, al plantear las limitaciones del Gobierno soviético a la hora de planificar la economía, que Stalin no tiene nada que ver con el triunfalismo que caracterizó a los que le sucedieron en el cargo.

    Tal vez los defectos de Stalin frenaran el desarrollo de la sociedad pero, aún así, es bajo su jefatura que la URSS alcanzó los mayores ritmos de crecimiento económico de toda su historia, que se convirtió en una gran potencia y que supo reconstruirse tras la II Guerra Mundial más rápidamente que cualquier país capitalista participante en la contienda, sin ayuda del Plan Marshall y sin recurrir a métodos capitalistas (como sí tuvo que hacer el país tras la I Guerra Mundial de 1914-17 y la guerra civil de 1918-21 con la Nueva Política Económica).

    También parece ser que Stalin entrabó la iniciativa creadora de las masas. Ya comprobamos que esto, en general, no es cierto. Pero, como prueba de su concepción del trabajo colectivo contraria a la imposición por un individuo de su opinión al resto de camaradas, he aquí su opinión sobre la elaboración del Manual de Economía Política:

    "Yo pienso que para mejorar el proyecto de manual sería conveniente designar una comisión no muy numerosa, en la que deberían figurar no sólo los autores del manual y no sólo partidarios de la mayoría de los participantes en la discusión, sino también adversarios de la mayoría, furibundos críticos del proyecto del manual". (Problemas Económicos del Socialismo - pág. 282).

    Así pues, el Nuevo Curso revisionista de Jruschov se entroniza al mando de la URSS , combatiendo la línea marxista-leninista anterior con el pretexto de superar ese libelo del culto a la personalidad de Stalin. Pero, como es lógico suponer, esto se lleva a cabo a través de una durísima y cruenta lucha en el seno del Partido; he aquí el balance de esta lucha en la más alta dirección:

    Tras el XX Congreso, de 19 máximos dirigentes, entre miembros y miembros suplentes del Presidium del C.C. y secretarios del C.C., 6 fueron destituidos como miembros del Presidium del C.C. (Malenkov, Kaganóvich, Molotov, Shepílov, Bulganin y Sabúrov; siendo además expulsados del Comité Central los 4 primeros) y 1 fue degradado a miembro suplente del Presidium (Pervujin); el Ministro de Defensa, el Mariscal Zhúkov, fue destituido. (Págs. 819, 820, 821, 822 y 823). En conclusión: ¡En los años 50, tuvo lugar en la URSS un auténtico golpe de Estado del revisionismo! Entre paréntesis, hay que añadir que cualquier examen de la historia del movimiento comunista internacional y de los países socialistas, por muy superficial que sea, pone de manifiesto que, durante la década de los 50, sufrieron una importante ofensiva del revisionismo con la sustitución de sus principales dirigentes y sus mejores cuadros, bien fuera por influjo de los cambios en la URSS o por intervención directa de los jruschovistas.

    Antes de concluir, convendría aclarar una cuestión: ¿Con la destitución de Jruschov volvió el PCUS orientarse por el marxismo-leninismo?, o dicho de otro modo ¿la época de Brézhnev fue de “stalinismo” o de revisionismo? Es cierto que cesaron los ataques furibundos contra Stalin y la gloriosa historia de los pueblos de la URSS y que creció la confrontación con el imperialismo. Pero veamos algunas citas de los informes de Brézhnev a los XXIII, XXIV, XXV y XXVI Congresos del PCUS:

    XXIII Congreso (1966)

    "Durante todos estos años (1961-1966) , el PCUS, inspirándose en la línea definida por los XX y XXII Congresos del Partido, ha conducido firmemente al pueblo soviético en la vía de la construcción del comunismo".

    "El Partido comunista se ha vuelto aún más firme y monolítico", dice al año de la destitución de Jruschov.

    "Algunos jóvenes tienen una mentalidad de parásitos, al exigir mucho del Estado pero olvidando su deber hacia la sociedad. Los ideólogos burgueses apuestan por estos hombres poco aguerridos, receptivos a las malas influencias ideológicas para utilizarlos según sus intereses. Por suerte, son muy raros entre nosotros". Pero ¿cómo puede ser posible que sean tan raros, máxime después de una década de revisionismo, de no organizar la lucha de clases del proletariado, de Estado y Partido de todo el Pueblo,...?

    "La extensión de las prerrogativas y de la autonomía económica de las empresas, el empleo sistemático de estímulos económicos aumentan mucho la responsabilidad que atañe a los sindicatos en lo que concierne a... ¿Organizar a los trabajadores para afrontar el peligro de la vía capitalista reanimado por tales medidas? No, no se trata de esto sino de responsabilizar a los sindicatos de... el cumplimiento del plan del Estado, el perfeccionamiento técnico de la producción, la multiplicación de los inventores y racionalizadores". Es decir, que se continúa el enfoque economicista y tecnocrático; además se profundiza como nunca en las medidas capitalistas con la reforma económica de la segunda mitad de los años 60.

    XXIV Congreso (1971)

    Contra Stalin, sin mencionar su nombre: "La liquidación de las secuelas del culto a la personalidad y de los errores subjetivistas han tenido repercusiones profundamente benéficas en la atmósfera política general".

    Brézhnev formula uno de sus mayores descubrimientos teóricos: la creación del pueblo soviético, entidad en la que se disuelven clases y nacionalidades. "Hemos visto formarse en nuestro país una nueva comunidad histórica: El pueblo soviético. Relaciones armoniosas nuevas entre las clases y los grupos sociales, entre las naciones y las nacionalidades, relaciones de amistad y cooperación han nacido en el trabajo en común... la gente en nuestro país está unida por la comunidad de su ideología marxista-leninista". Esto último es el objetivo correcto, pero estaba lejos de haberse hecho realidad.

    XXV Congreso (1976)

    "En nuestro país, se ha construido una sociedad socialista desarrollada que se transforma progresivamente en sociedad comunista. Nuestro estado es el estado de todo el pueblo... es una sociedad de economía sin crisis y en perpetuo crecimiento. Es una sociedad que tiene firmemente confianza en su porvenir y ante la que se abren las perspectivas ilimitadas de un progreso continuo". Dicho con otras palabras, no hay contradicciones y todo progresa continuamente y sin límites ¡tan "dialéctico" como Jruschov! La realidad era el crecimiento del mercado negro y el estancamiento de la economía pública.

    Y después que, en 1973, Pinochet hiciera trizas de la tesis sobre la mayor posibilidad de la vía pacífica y parlamentaria al socialismo, Brézhnev no se inmuta: "La tragedia de Chile en modo alguno ha descartado la deducción de los comunistas de que son posibles vías distintas de la revolución, incluida la pacífica, si para ello existen las condiciones requeridas". Y nada sobre la absoluta necesidad de destruir la máquina del Estado burgués.

    Critica al burocratismo, pero para tranquilizar a los burócratas declara: "La solicitud y la atención hacia los cuadros son regla en el Partido. Se acabaron los desplazamientos injustificados y los traslados demasiado frecuentes de funcionarios". Pasaron los tiempos de Stalin cuando los burócratas vivían sometidos a la dictadura del proletariado.

    XXVI Congreso (1981)

    Al igual que su predecesor, Brézhnev, reniega de la tesis leninista sobre la inevitabilidad de las guerras bajo el capitalismo y, ciego ante la realidad mundial declara: "El equilibrio militar y estratégico que se ha instaurado entre la URSS y los EE.UU., entre la organización del Tratado de Varsovia y la OTAN contribuye objetivamente al mantenimiento de la paz en nuestro planeta". Ya no se trata de que la capacidad defensiva de los países socialistas contribuya a retrasar la agresión imperialista contra ellos sino que ayuda a mantener la paz mundial . El factor militar pasa a un lugar tan importante que impide la guerra como continuación de la política por otros medios. El curso de la historia se decidiría, por tanto, en la superestructura social y no, como siempre hemos propugnado los marxistas, en función de las tendencias objetivas en la base económica que se abren paso a través de la lucha de clases, de la lucha de las masas populares contra el imperialismo (éste es el aspecto principal). De ahí la carrera de armamentos en lugar de una concepción de la defensa basada en la guerra popular, como la que tuvo la URSS durante la II Guerra Mundial.

    Frente a la grave situación económica de estancamiento que ya vive la URSS en 1981 y para lograr que las unidades productivas respeten el Plan, en lugar de irlo rebajando poco a poco, Bézhnev propugna ¡"una extensión de la autonomía de las agrupaciones y de los dirigentes económicos"! Sigue apelando a éstos y no a la movilización de las masas conscientes dirigidas políticamente por el Partido Comunista. Pero, claro, después de más de 20 años de podredumbre, de degeneración revisionista, esto era muy poco probable, además debido al reflujo en el se hallaba la revolución proletaria en el resto del mundo.

    En lo fundamental, Brézhnev continuó la orientación de Jruschov, la profundizó incluso, culminó el desarme ideológico, político y práctico del proletariado, favoreció, por lo mismo la maduración de una nueva burguesía surgida desde el aparato de poder (una vez liquidada la dictadura del proletariado). A finales de los 80, estaban dadas todas las condiciones para el salto: esa nueva burguesía bajo la jefatura de Gorbachov, al tiempo que se planteaba terminar la implantación de las relaciones de producción capitalistas suprimiendo los últimos restos de socialismo, debía poner en correspondencia la superestructura de la sociedad con su base económica no tanto en cuanto al contenido que ya era cada vez menos socialista sino con respecto a la forma. Así el Estado soviético debía convertirse en una dictadura de la burguesía abierta, de tipo parlamentario . Este es el contenido real de la llamada Perestroika que concluyó su misión con los acontecimientos de agosto de 1991, la crisis económica y las guerra del Cáucaso y de los Balcanes.

    CONCLUSIÓN

    La experiencia revolucionaria de las masas hasta hoy es grandiosa. El revisionismo, como quinta-columna de la burguesía en nuestras filas, ha ganado una importante batalla en gran parte del movimiento comunista internacional y de los países socialistas durante las últimas cuatro décadas; pero como dijera Lenin, los ejércitos derrotados pasan por una buena escuela.

    El movimiento proletario revolucionario tiene, de ahora en adelante, una madurez que no podía tener antes: La aplicación del marxismo-leninismo al análisis de la experiencia histórica permite hoy conocer mejor cómo se desenvuelve la lucha de clases bajo socialismo y la lucha de dos líneas en el seno de los partidos comunistas. De ella se deduce la necesidad de rechazar toda clase de revisionismo y de volver al marxismo-leninismo, como guía para la lucha revolucionaria de las masas obreras y populares.

    Actualmente, los reaccionarios y los revisionistas defienden indesligablemente que ha muerto el marxismo, el comunismo o un modelo de socialismo. Lo hacen para ensuciar la gloriosa historia del proletariado revolucionario, para sembrar dudas entre las nuevas generaciones de trabajadores, para desarmarles ideológicamente e impedir así que se armen prácticamente para la revolución. Nos presentan el lamentable estado en que han quedado muchos países socialistas y partidos comunistas como una consecuencia obligada del movimiento obrero y de su ideología, cuando, al contrario son ellos, los burgueses y oportunistas, los que haciéndose con el mando han degenerado a esos países y partidos. Para rearmar al proletariado hay que reivindicar, en lo fundamental, la experiencia de construcción del socialismo y el desarrollo del marxismo-leninismo en la URSS bajo Stalin, así como criticar y condenar sin paliativos el revisionismo contemporáneo (que guió a la URSS a partir de Jruschov) redoblando la vigilancia de cada combatiente frente a toda tergiversación de la doctrina proletaria. Aplicando a las actuales condiciones un principio omnipresente en la obra de Marx, Engels y Lenin, hay que declarar:

    NO SE PUEDE DERROCAR AL CAPITALISMO SIN COMBATIR Y LIQUIDAR AL REVISIONISMO CONTEMPORÁNEO EN EL TRANSCURSO DEL DESARROLLO PRÁCTICO DEL MOVIMIENTO OBRERO HACIA EL COMUNISMO.
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    Mensaje por Mecagoendios Dom Oct 31, 2010 4:50 pm

    Muevo a URSS.
    Parece interesante, lo leeré.

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