Bill Gates se alía con China para desarrollar tecnología nuclear
TerraPower, propiedad del magnate, invertirá mil millones en investigar la nueva generación atómica
Bill Gates quiere convertirse en el gurú de la energía nuclear del futuro y ha tomado nada menos que a China como socio para su ambiciosa misión. El magnate estadounidense ha anunciado esta semana en Pekín que su empresa atómica (TerraPower) y el Ministerio de Ciencia y Tecnología chino han alcanzado un acuerdo para invertir mil millones de dólares durante los próximos cinco años con el fin de investigar y desarrollar los reactores de cuarta generación (4G), que utilizan como combustible uranio empobrecido en lugar de enriquecido, minimizando así los riesgos del proceso de fisión y sus residuos.
A pesar de que la industria mantiene una política de perfil bajo y mucha precaución tras la catástrofe de Fukushima, Gates no tuvo ningún reparo en hacer apología de la energía nuclear y casi proclamarse su mesías. "La idea es que sea muy barata, muy segura y que genere muy pocos residuos", dijo el fundador de Microsoft, quien volvió a remarcar: "Estos nuevos diseños van a ser increíblemente seguros. No precisarán ninguna acción humana para permanecer seguros en todo momento".
El nuevo diseño se denomina "traveling-wave reactor" (TWR) y está todavía en fase embrionaria.
Décadas de autonomía
El secreto radica en utilizar uranio empobrecido, que es precisamente el residuo de los reactores convencionales. Los reactores 4G pretenden garantizar además la no proliferación armamentística y su eficiencia sería máxima: una pequeña carga de uranio permitiría al reactor funcionar ininterrumpidamente durante 40 o 60 años a través de la gestión de un sistema informático, sin que haya interacción humana de por medio o necesidad de mantenimiento. Además, su diseño les permitiría resistir terremotos y olas gigantes.
Todo esto es la teoría y ahora falta ponerlo en práctica, lo que supone aún muchos años de investigación. Ahí es donde entra en juego China, ávida por abastecerse de fuentes de energía eficientes para alimentar su gigantesco crecimiento y sin ningún reparo en apostar masivamente por la energía atómica.
Estados Unidos, por ejemplo, prohíbe en su regulación nuclear el uso del tipo de tecnología que quiere emplear TerraPower. Por eso Gates, además de China, también está tanteando a Rusia e India, lugares que, además de una menor regulación que Occidente, disponen de grandes perspectivas económicas en la próxima década.
"¿Por qué no apostar por la cuarta generación?", se pregunta Lin Boqiang, profesor del Centro Chino de Energía de la Universidad de Xiamen y uno de los mayores expertos nacionales en energía nuclear. "El objetivo final es la sexta generación, así que me parece normal investigar la cuarta. Hasta ahora nadie ha visto los reactores de tercera generación en China y no sabemos si serán eficientes, pero no por ello debemos dejar de investigar".
Reactores obsoletos
En efecto, China planea convertirse en punta de lanza de la investigación nuclear al mismo tiempo que su propia industria sigue produciendo y exportando reactores nucleares de segunda generación mejorada, modelos comercializados por Occidente en los años noventa y considerados hoy totalmente obsoletos.
China los sigue fabricando porque son los únicos sobre los que tiene derechos de propiedad y porque los produce a unos precios muy bajos, toda una tentación para países en vías de desarrollo como Pakistán o la región del sureste asiático, menos preocupados por la seguridad y más por la obtención de energía barata y eficiente.
A pesar de la inmaculada carta de presentación de los reactores de Bill Gates, el profesor Lin advierte: "El mundo justo está empezando a utilizar la tercera generación de tecnología nuclear, y los problemas en los reactores atómicos sólo se ven cuando están en funcionamiento. Habrá que ver qué fallos puede llegar a tener la cuarta generación".
Lin considera además que la "figura mediática" de Bill Gates ayuda a que muchos ciudadanos piensen que su empresa tiene la solución a la energía nuclear, pero en realidad "ya hay otros países y algunas grandes empresas" investigando la misma tecnología que ahora pretende emplear el reactor del tipo TWR.
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TerraPower, propiedad del magnate, invertirá mil millones en investigar la nueva generación atómica
Bill Gates quiere convertirse en el gurú de la energía nuclear del futuro y ha tomado nada menos que a China como socio para su ambiciosa misión. El magnate estadounidense ha anunciado esta semana en Pekín que su empresa atómica (TerraPower) y el Ministerio de Ciencia y Tecnología chino han alcanzado un acuerdo para invertir mil millones de dólares durante los próximos cinco años con el fin de investigar y desarrollar los reactores de cuarta generación (4G), que utilizan como combustible uranio empobrecido en lugar de enriquecido, minimizando así los riesgos del proceso de fisión y sus residuos.
A pesar de que la industria mantiene una política de perfil bajo y mucha precaución tras la catástrofe de Fukushima, Gates no tuvo ningún reparo en hacer apología de la energía nuclear y casi proclamarse su mesías. "La idea es que sea muy barata, muy segura y que genere muy pocos residuos", dijo el fundador de Microsoft, quien volvió a remarcar: "Estos nuevos diseños van a ser increíblemente seguros. No precisarán ninguna acción humana para permanecer seguros en todo momento".
El nuevo diseño se denomina "traveling-wave reactor" (TWR) y está todavía en fase embrionaria.
Décadas de autonomía
El secreto radica en utilizar uranio empobrecido, que es precisamente el residuo de los reactores convencionales. Los reactores 4G pretenden garantizar además la no proliferación armamentística y su eficiencia sería máxima: una pequeña carga de uranio permitiría al reactor funcionar ininterrumpidamente durante 40 o 60 años a través de la gestión de un sistema informático, sin que haya interacción humana de por medio o necesidad de mantenimiento. Además, su diseño les permitiría resistir terremotos y olas gigantes.
Todo esto es la teoría y ahora falta ponerlo en práctica, lo que supone aún muchos años de investigación. Ahí es donde entra en juego China, ávida por abastecerse de fuentes de energía eficientes para alimentar su gigantesco crecimiento y sin ningún reparo en apostar masivamente por la energía atómica.
Estados Unidos, por ejemplo, prohíbe en su regulación nuclear el uso del tipo de tecnología que quiere emplear TerraPower. Por eso Gates, además de China, también está tanteando a Rusia e India, lugares que, además de una menor regulación que Occidente, disponen de grandes perspectivas económicas en la próxima década.
"¿Por qué no apostar por la cuarta generación?", se pregunta Lin Boqiang, profesor del Centro Chino de Energía de la Universidad de Xiamen y uno de los mayores expertos nacionales en energía nuclear. "El objetivo final es la sexta generación, así que me parece normal investigar la cuarta. Hasta ahora nadie ha visto los reactores de tercera generación en China y no sabemos si serán eficientes, pero no por ello debemos dejar de investigar".
Reactores obsoletos
En efecto, China planea convertirse en punta de lanza de la investigación nuclear al mismo tiempo que su propia industria sigue produciendo y exportando reactores nucleares de segunda generación mejorada, modelos comercializados por Occidente en los años noventa y considerados hoy totalmente obsoletos.
China los sigue fabricando porque son los únicos sobre los que tiene derechos de propiedad y porque los produce a unos precios muy bajos, toda una tentación para países en vías de desarrollo como Pakistán o la región del sureste asiático, menos preocupados por la seguridad y más por la obtención de energía barata y eficiente.
A pesar de la inmaculada carta de presentación de los reactores de Bill Gates, el profesor Lin advierte: "El mundo justo está empezando a utilizar la tercera generación de tecnología nuclear, y los problemas en los reactores atómicos sólo se ven cuando están en funcionamiento. Habrá que ver qué fallos puede llegar a tener la cuarta generación".
Lin considera además que la "figura mediática" de Bill Gates ayuda a que muchos ciudadanos piensen que su empresa tiene la solución a la energía nuclear, pero en realidad "ya hay otros países y algunas grandes empresas" investigando la misma tecnología que ahora pretende emplear el reactor del tipo TWR.
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