Joven Guardia escribió:La paciencia revolucionaria también es una virtud, algún listillo desde el ordenador de su casa acusa a los camaradas griegos de estar en un callejón sin salida, ¿sería mejor el callejón del martirio o el suicidio político? El romanticismo para los idealistas.
Grecia lleva en esta situación prerrevolucionaria cerca de cuatros años, la experiencia histórica nos dice que no es mucho tiempo para los tiempos convulsos que se avecinan, más cuando Grecia es aun el único baluarte combativo del proletariado europeo, lo que hay alrededor son unos Balcanes que podrían ser un foco de inestabilidad para la Unión Europea, pero ahora mismo no existen fuerzas revolucionarias que puedan desencadenar tal situación mas allá de la ruinosa situación económica y del crecimiento de las fuerzas nacionalistas y reaccionarias.
Que algunos aplauda a los anarquistas e individualistas frustrados que no dan más de sí que organizar alguna asamblea en la universidad y tirar piedras y cocteles es que no han tienen muy asimilado lo que ha sido el movimiento comunista, y lo tienen más jodido si se creen que estos van hacer la revolución así. Los comunistas rusos con Lenin a la cabeza se tiraron años luchando contra el populismo y el terrorismo individual, acordémonos de la posición ante el domingo sangriento, o el papel de los eseristas de izquierda y social revolucionarios junto con los servicios secretos occidentales contra los bolcheviques. El grueso de los anarquistas y espontaneistas griegos no tienen nada que ver con nosotros, esta gente no dudaría en oponerse por todos los medios a una mayor correlación de fuerzas a favor de los comunistas y la revolución.
Aunque imagino que Joven Guardia solo quiere "ganar" el debate por agotamiento, volviendo una y otra vez a lo mismo, sacando argumentos que ya han sido respondidos y desmontados, manipulando y simplificando utilizando su colección habitual de tópicos "radicales" las posiciones de su adversario, esta vez, no tengo ninguna intención de seguirte el juego. Lo que dices no tiene relación ninguna con las intervenciones que se han dado en este hilo y otros, y no añade nada, es pura cortina de humo. Y como ya está respondido, vuelvo a colgar la respuesta, a ver si a la segunda vez la lees entera:
Si no quieren arriesgarse a la ilegalización siendo sinceros ante las masas (aunque dada la situación no se en qué iba a perjudicar tanto al KKE la ilegalizacíón, que le traería las simpatías de los griegos, muchos de los cuales piensan que el KKE es la misma mierda que el resto de los partidos) apoyando estos episodios violentos, lo menos que pueden hacer es callarse y no acusar a los "encapuchados" de infiltrados policiales, lo cual es ridículo se mire por donde se mire e insostenible; hay miles de sinceros anarquistas en Grecia. José Martí (que como buen burgués no es santo de mi devoción) decía que "quien no tenga el valor de sacrificarse, que tenga el pudor de callarse ante los que se sacrifican", y dicha frase es aplicable en algunos momentos históricos. Entiendo que el espontaneismo anarquista no es el camino, que se le deben hacer criticas ferreas pero a la vez didácticas (acusar a los anarquistas de espontáneos es como calificar a los etiopes de morenos), pero no con la demagogia y la falta de rigor ideológico que muestra el KKE, que como nos acostumbraron los partidos revisionistas como el PCI o el PCE, se dedican cual conspiranoicos a acusar a todos los anarquistas (o cualquier grupo como las Brigadas Rojas) de ser un instrumento de las fuerzas de seguridad y la policia, y los encapuchados y sus actos de violencia de servir al sistema y ser una cortina para justificar su represión. Vamos, pura bazofia panfletaria. Porque a la hora de la verdad, lo que sucede o no sucede en Grecia no tendría la más mínima repercusión internacional de no ser por las generalizadas acciones de los numerosos anarquistas griegos (que muchos están en la cárcel... debe ser el pago que les hace la policía por sus favores). Sin esas imágenes de molotovs y encapuchados, lo del KKE y el PAME no dejaría de parecer una manifestación más con banderas rojas, otro cortejo dominguero de CCOO o de los sindicatos franceses, otra merendola del PCP con fados y toda la parafernalia comunista-setentera, y aquí no sería el ejemplo idealizado de tanto comunista acrítico.
Porque los anarquistas, con todas las críticas que se le puedan hacer, es innegable que han contribuido enormemente a alimentar la agitación y lucha social en Grecia, a crear un clima insurreccional, donde las masas cada vez respetan menos el estado burgués y su legalidad. Pero evidentemente, no saben que hacer con dicho clima, pues solo el PC de nuevo tipo puede llevar la revolución hasta sus últimas consecuencias. Y ante ello, el KKE, que debería ser dicho partido, parece que contra su voluntad, se ha visto obligado a radicalizar su discurso y retórica... ¿pero está haciendo lo propio con su práctica? No; en la práctica sindical se deja llevar por el ambiente de conflictividad social, a la zaga de sus obreros (los que están dentro del PAME y otros sindicatos del KKE), pero no en su vanguardia.
La calle y la juventud cada día está más en manos de los anarquistas, mientras que las fábricas y centros de trabajo quedan en manos del PAME-KKE. Grecia demuestra en la práctica los límites del sindicalismo, y de las concepciones ideológicas que nos ha dejado el Ciclo revolucionario de octubre llevadas a la práctica. No saber casar las luchas políticas, el ansia revolucionaria de las masas (en manos de los anarquistas, pues a lo que hace el KKE en el parlamento no se le puede calificar de lucha política de masas) con las luchas económicas, con el interés de la clase obrera de mejorar sus condiciones materiales (lo cual no tiene porqué ir ligado a romper con el actual sistema socio-político).
Y algunos, entienden equivocadamente que lo que exigimos es que el KKE haga la revolución ya. No, no digo eso, pues es imposible. Lo que digo es que en Grecia no existe un clima revolucionario porque no hay sujeto revolucionario, es decir, no hay un Partido Comunista de Nuevo Tipo con un programa revolucionario y una estrategia a seguir. Y ante eso, por muy "agitado" que sea el clima social (más agitado estaba en Francia el Mayo del 68 y al no haber PC revolucionario tampoco sucedió nada que no pudiera amoldarse al capitalismo con mejores sueldos para los obreros y más derechos para los ciduadanos), por muy desligitimado que esté el estado burgués, todo quedará en nada. Sin sus armas ideológicas (la ideología proletaria y el Partido), la clase obrera está desarmada incluso atrincherada en un arsenal.
Ese divorcio entre la voluntad insurreccional política y de derrocar el sistema de parte de las masas proletarias, y las organizaciones obreras, sindicales y "filocomunistas" queda a las claras cada huelga general en Grecia (todas ellas como protesta resistencialista ante nuevos recortes salariales, despidos... etc. y no con motivos realmente políticos o revolucionarios); cuando se ve a las claras la enemistad entre la voluntad insurreccional de las masas (ante la falta de Partido y de vanguardia ideológica encuadrada necesariamente en el espontaneismo anarquista) y su vertiente sindical, su voluntad de mejorar sus condiciones materiales (representada por el KKE-PAME tanto dentro del parlamento como en los sindicatos). Pero la revolución es un todo; el Partido Comunista debe llevar su lucha a todas las esferas de la vida de la clase obrera. Y el KKE no cumple esa condición, y no solo no representa las ansias de derrocar el sistema de las masas, sino que las condena y suelta sobre ellas toda la mierda que puede y más, equiparando violencia con provocación. Y así, queridos amigos, no hay revolución ninguna, y de haberla, de que ante la desesperación de las masas cada día más explotadas y maltratadas alguien del sector "izquierdista" del KKE le de por lanzarse a lo loco a una insurrección a lo Rosa Luxemburgo, terminará en un baño de sangre y una rápida y facil derrota de los "revolucionarios". Porque la revolución es una cuestión ideológica y estratégica traducida en la táctica; y ante este, el más duro de los trances que debe pasar cualquier movimiento comunista que se precie, la improvisación se paga con la vida (como tarde aprendieron todos los valientes mineros asturiados fusilados por la República en el 34). Y el KKE no está ideólogica ni organizativamente preparado para dicho trance; sino para subsistir como "oposición" obrerista a la burguesía pero siempre dentro del marco capitalista y la democracia burguesa.
Por cierto; el único romántioco e idealista que encuentro aquí eres tú, que piensa que en Grecia se da una situación "prerevolucionaria" (cuando lo único que se da es algo de agitación social y un clima insurreccional, pero para nada revolucionario, y si es pre de algo será de una dictadura militar o tecnocrática, bueno, de esta última ya están) y que ve en el KKE a los bolcheviques de nuestro siglo solo por portar banderas comunistas y hacer menciones a Stalin, sin que los del KKE hayan hecho nada revolucionario en sus vidas. En Grecia no hay una situación revolucionaria porque las revoluciones de nuestro siglo solo las puede llevar a cabo el partido comunista de nuevo tipo, y no parece que dicho partido exista o tenga una línea auténticamente proletaria y revolucionaria en Grecia. Por tanto, revolución ninguna. Y si te parecen otros "románticos" por tener como referencia histórica la revolución de octubre, te responderé que prefiero ser un "romántico bolchevique" que un "realista" sindicalista setentero con su enmohecida chaqueta de pana.
Hay unas cuantas citas de Lenin en el "qué hacer", alguna de las cuales ya te colgué, pero como parece que no terminas de asumirla, vuelvo a ello a ver si hacen reflexionar a alguno y su estrecho practismo de lo posible:
En Rusia, en cambio, son los críticos y los "economistas" quienes desean mantener lo que existe: (...) los economistas quieren que los revolucionarios reconozcan la "plenitud de derechos del movimiento en el presente", es decir, la "legitimidad" de la existencia de lo que existe; que los "ideólogos" no traten de "desviar" el movimiento del camino "determinado por la acción recíproca entre los elementos materiales y el medio material"; que se considere como deseable sostener la lucha "que los obreros puedan sostener en las circunstancias presentes", y, como posible, reconocieron la lucha "que libran en el momento presente". En cambio, a nosotros, los socialdemócratas revolucionarios, nos disgusta ese culto de la espontaneidad, es decir, de lo que existe "en el momento presente"; reclamamos que se modifique la táctica que ha prevalecido estos últimos años, declaramos que, "antes de unificarse y para unificarse es necesario empezar por deslindar los campos de un modo resuelto y definido". En una palabra, los alemanes se conforman con lo que existe, rechazando las modificaciones; nosotros reclamamos que se modifique lo existente, rechazando el culto de ello y la conformidad con ello.
Sin teoría revolucionaria, no puede haber tampoco movimiento revolucionario. Nunca se insistirá lo bastante sobre esta idea en un tiempo en que a la prédica en boga del oportunismo va unido un apasionamiento por las formas más estrechas de la actividad práctica.
En segundo lugar, el movimiento socialdemócrata es, por su propia naturaleza, internacional. Esto no sólo significa que debemos combatir el chovinismo nacional. Esto significa también que el movimiento incipiente en un país joven, únicamente puede desarrollarse con éxito a condición de que haga suya la experiencia de otros países. Para ello, no basta conocer simplemente esta experiencia o copiar simplemente las últimas resoluciones adoptadas; para ello es necesario saber asumir una actitud crítica frente a esta experiencia y comprobarla por sí mismo. Todo aquel que se imagine el gigantesco crecimiento y ramificación del movimiento obrero contemporáneo comprenderá la reserva de fuerzas teóricas y de experiencia política (así como revolucionaria) que es necesaria para cumplir esta tarea.
Por el momento, no queremos más que indicar que sólo un partido dirigido por una teoría de vanguardia puede cumplir la misión de combatiente de vanguardia.
“¡Hay que soñar!” He escrito estas palabras y me he asustado. Me he imaginado sentado en el “Congreso de unificación” frente a los redactores y colaboradores de Rabócheie Dielo. Y he aquí que se pone en pie el camarada Martínovy se encara a mí con tono amenazador: “Permítame que les pregunte: ¿tiene aún la redacción autónoma derecho a soñar sin consultar antes a los comités del partido?” Tras él se yergue el camarada Krichevski (profundizando filosóficamente al camarada Martínov, quien hace mucho tiempo había profundizado ya al camarada Plejánov) y prosigue en tono más amenazador aún: “Yo voy más lejos, si no olvida que, según Marx, la humanidad siempre se plantea tareas realizables, que la táctica es un proceso de crecimiento de las tareas, las cuales crecen con el partido”.
Sólo de pensar en estas preguntas amenazadoras me dan escalofríos y miro dónde podría esconderme. Intentaré hacerlo tras Písarev.
“Hay disparidades y disparidades –escribía Písarev a propósito de la existente entre los sueños y la realidad -. Mis sueños pueden adelantarse al curso natural de los acontecimientos o bien desviarse hacia donde el curso natural de los acontecimientos no pueden llegar jamás. En el primer caso, los sueños no producen ningún daño, incluso pueden sostener y reforzar las energías del trabajador… En sueños de esta índole no hay nada que deforme o paralice la fuerza de trabajo. Todo lo contrario. Si el hombre estuviese privado pro completo de la capacidad de soñar así, si no pudiese adelantarse alguna que otra vez y contemplar con su imaginación el cuadro enteramente acabado de la obra que empieza a perfilarse por su mano, no podría figurarme de ningún modo qué móviles lo obligarían a emprender y llevar a cabo vastas y penosas empresas en el terreno de las artes, de las ciencias y de la vida práctica… La disparidad entre los sueños y la realidad no produce daño alguno, siempre que el soñador crea seriamente en un sueño, se fije atentamente en la vida, compare sus observaciones con sus castillos en el aire y, en general, trabaje a
conciencia por que se cumplan sus fantasías. Cuando existe algún contacto entre los sueños y la vida, todo va bien” [11] .
Pues bien, los sueños de esta naturaleza, por desgracia, son rarísimos en nuestro movimiento. Y la culpa la tienen, sobre todo, los representantes de la crítica legal y del “seguidismo” ilegal que presumen de su sensatez, de sus “proximidad” a lo
“concreto”.
¿Te atreverías tú, JovenGuardia, o tu lacayo PequeñoBurgués, a calificar a Lenin de idealista por atreverse a soñar con la revolución, a salirse de la descerebrada prácta economista y sindical, a plantear horizontes futuros "lejos de la realidad presente y lo posible en el presente"? Veamos quien es el estrecho de miras; el que cree como el KKE en la esponteneidad del "pueblo", en la insurrección espontánea (que como no llegará, pues ellos no están dispuestos a organizarla, van prepar´´andose por si al final tienen que conformarse con "ganar las elecciones"), o el que dice que el PC debe asumir su responsabilidad como sujeto consciente de la revolución, y no moverse solo en el campo inerte de lo posible, del "qué derecho, que aumento salarial, que concesión política podemos arrancar a la burguesía y su Estado".