Para empezar, San Martín es un ejemplo a seguir para todos los comunistas. No se trata sólo de aprovecharse de su figura, sino de aprender de su ejemplo. Muchas veces se dice “Seremos como el Che”, deberíamos agregar “y también como San Martín”.
Por otra parte, no reivindicar a San Martín es no reivindicar la independencia de nuestros países. Desde el punto de vista político y militar, no puede separarse la independencia de nuestros países de la figura de San Martín, y a esos que dicen que San Martín simboliza el nacionalismo burgués habría que preguntarle si todavía le juran lealtad al rey de España, o a alguna otra dominación extranjera. Luchar por la revolución hoy, implica reivindicar y estudiar aquella revolución de hace dos siglos.
El hecho de que San Martín sea reivindicado también por el nacionalismo burgués a mí me importa muy poco, en todo caso será cuestión de apropiarnos de San Martín hasta que a ellos les resulte imposible sostener la reivindicación de un libertador. Por otra parte, no se puede criticar a San Martín por no haber sido socialista en la América del Sur de 1800. Los méritos de San Martín son muy grandes, y hay que partir desde ahí. Después, poder ver las limitaciones que impidieron que la revolución fuera hasta el fondo, que destruyese las estructuras latifundistas y la dependencia, no desde una posición del proletariado (lo cual era imposible) sino, por ejemplo, como se hizo en EE.UU, es también parte de aprender de esa experiencia. Por ejemplo, el hecho de no haber confluido con Artigas, quien en los aspectos sociales tenía posiciones mucho más avanzadas, lo que determinó que ambos terminen exiliados.