Estimados hermanos, yo siempre he admirado a los grandes hombres de la historia, del cine, y los grandes heroes de la humanidad. Y mas porque en mi pais Republica Dominicana un pais en el que solamente un grupito muy reducido vive bien, y las mayorias viven en un estado muy economicamente oprimidas. Y me identifico con las clases necesitadas y pobres de mi pais, y por supuesto con Jesus Cristo, con mi hermano Hugo Chavez, Simon Bolivar, Carlos Marx, Vladimir Lenin, Josef Stalin, Mao Tse Tung, Fidel Castro, Evo Morales, Raul Castro, Rafael Correa, Cristina Kirshner, Dilma Rousseauf, Mario Funes, Daniel Ortega, Pepe Mujica y todos los chavistas, socialistas, cristianos-socialistas, islamicos-socialistas y seguidores del humanismo cristiano de nuestro hermano Hugo Chavez Frias que debe de estar ahora mismo en el cielo al lado de Carlos Marx, Che Guevara y toda la gente buena que ya no esta fisicamente con nosotros. Por eso aqui les dejo un pensamiento del filosofo Nietzsche y una cancion dedicada a Hugo Chavez que ha sido un superhombre y unas palabras de motivacion que todos los comunistas pueden aplicarlas para sus vidas personal de motivacion psicologica:
ADELANTE MI GRAN HERMANO DEL ALMA, MI COMANDANTE HUGO CHAVEZ POR EL CAMINO DE LA SABIDURIA
Cancion dedicada a Hugo Chavez "Eulogy" del grupo Tool
Cancion dedicada a Hugo Chavez "Eulogy" del grupo Tool
Adelante mi hermano Hugo Chavez.- ¡Y así, adelante mi hermano Hugo Chavez, por el camino de la sabiduría, a buen paso, con plena confianza! Hugo Chavez, en cualquier situación en que estés, sírvete a ti mismo de fuente de experiencia. Arroja toda la amargura por encima de la borda de tu ser, perdónate a ti mismo, pues en todo caso tienes en ti una escala de mil peldaños, por los cuales puedes subir al conocimiento. El siglo en que padeces ser precipitado, te estima feliz con esa dicha; te pregona que tomas aún parte en experiencias que tal vez tengan que pasar los hombres de tiempos futuros.
No desdeñes haber sido también religioso; penétrate bien de cómo has tenido un legítimo acceso al arte. ¿Acaso, precisamente con la ayuda de estas experiencias, no puedes seguir con mejor conocimiento de causa inmensas etapas de la humanidad anterior? ¿No es precisamente sobre este terreno, que a veces desagrada tanto, sobre el terreno del pensamiento turbado, donde han brotado los frutos más hermosos de la vieja civilización?
Hay que haber amado la religión y el arte como se ama a una madre y a una nodriza; de lo contrario, no se puede llegar a ser sabio. Pero hay que dirigir las miradas más allá, saber erguirse por encima; si permanecemos en su soberanía feudal, no los comprendemos. Así mismo, es preciso estar familiarizado con los estudios históricos y con el juego prudente de la balanza: “de un lado, del otro”. Haz un viaje retrospectivo, siguiendo las huellas que la humanidad ha dejado en su larga marcha dolorosamente a través del desierto del pasado: así es como aprenderás de la manera más segura en qué dirección toda la humanidad futura no tiene ya posibilidad ni derecho a ir.
Y, sin embargo, cuando intentes con todas tus fuerzas descubrir por anticipado cuán apretado está aún el nudo del porvenir, tu propia vida adquirirá el valor de un instrumento y de un medio de conocimiento. Depende de ti que todos los rasgos de tu vida: tus ensayos, tus errores, tus faltas, tus ilusiones, tus sufrimientos, tu amor y tu esperanza entren sin excepción en tu designio. Este designio es llegara a ser tú mismo una cadena necesaria de anillos de la civilización y deducir de esta necesidad la necesidad en la marcha de la civilización universal. Cuando tu mirada haya adquirido bastante fuerza para ver el fondo en la fuente sombría de tu ser y de tus conocimientos, y quizá también te lleguen a ser visibles, en ese espejo, las constelaciones lejanas de las civilizaciones futuras.
¿Acaso crees que una vida semejante con un designio tal resulte demasiado penosa, demasiado desprovista de todo placer? Es que no has aprendido aún que no hay miel más dulce que la del conocimiento, y que las nubes de aflicción que se ciernen sobre ti te han de servir también de ubre, de la que has de extraer la leche para refrescarte. Deja que llegue la época; tan sólo entonces verás cómo has escuchado la voz de la naturaleza, de esa naturaleza que gobierna el universo por medio del placer: la misma vida que conduce a la vejez, conduce también a la sabiduría, gozo constante del espíritu en esta dulce voz del sol; ambas, vejez y sabiduría, llegan a ti por la misma vertiente de la vida: así lo ha querido la naturaleza.
Entonces es el momento, sin que haya lugar a indignarse, de que la bruma de la muerte se aproxime. Hacia la luz, tu último movimiento; un hurra de conocimiento, tu último grito !!
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No desdeñes haber sido también religioso; penétrate bien de cómo has tenido un legítimo acceso al arte. ¿Acaso, precisamente con la ayuda de estas experiencias, no puedes seguir con mejor conocimiento de causa inmensas etapas de la humanidad anterior? ¿No es precisamente sobre este terreno, que a veces desagrada tanto, sobre el terreno del pensamiento turbado, donde han brotado los frutos más hermosos de la vieja civilización?
Hay que haber amado la religión y el arte como se ama a una madre y a una nodriza; de lo contrario, no se puede llegar a ser sabio. Pero hay que dirigir las miradas más allá, saber erguirse por encima; si permanecemos en su soberanía feudal, no los comprendemos. Así mismo, es preciso estar familiarizado con los estudios históricos y con el juego prudente de la balanza: “de un lado, del otro”. Haz un viaje retrospectivo, siguiendo las huellas que la humanidad ha dejado en su larga marcha dolorosamente a través del desierto del pasado: así es como aprenderás de la manera más segura en qué dirección toda la humanidad futura no tiene ya posibilidad ni derecho a ir.
Y, sin embargo, cuando intentes con todas tus fuerzas descubrir por anticipado cuán apretado está aún el nudo del porvenir, tu propia vida adquirirá el valor de un instrumento y de un medio de conocimiento. Depende de ti que todos los rasgos de tu vida: tus ensayos, tus errores, tus faltas, tus ilusiones, tus sufrimientos, tu amor y tu esperanza entren sin excepción en tu designio. Este designio es llegara a ser tú mismo una cadena necesaria de anillos de la civilización y deducir de esta necesidad la necesidad en la marcha de la civilización universal. Cuando tu mirada haya adquirido bastante fuerza para ver el fondo en la fuente sombría de tu ser y de tus conocimientos, y quizá también te lleguen a ser visibles, en ese espejo, las constelaciones lejanas de las civilizaciones futuras.
¿Acaso crees que una vida semejante con un designio tal resulte demasiado penosa, demasiado desprovista de todo placer? Es que no has aprendido aún que no hay miel más dulce que la del conocimiento, y que las nubes de aflicción que se ciernen sobre ti te han de servir también de ubre, de la que has de extraer la leche para refrescarte. Deja que llegue la época; tan sólo entonces verás cómo has escuchado la voz de la naturaleza, de esa naturaleza que gobierna el universo por medio del placer: la misma vida que conduce a la vejez, conduce también a la sabiduría, gozo constante del espíritu en esta dulce voz del sol; ambas, vejez y sabiduría, llegan a ti por la misma vertiente de la vida: así lo ha querido la naturaleza.
Entonces es el momento, sin que haya lugar a indignarse, de que la bruma de la muerte se aproxime. Hacia la luz, tu último movimiento; un hurra de conocimiento, tu último grito !!
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