Discurso pronunciado por José Díaz en el Monumental Cinema de Madrid, el 2
de junio de 1935.
Camaradas:
Obreros socialistas y anarquistas, antifascistas todos: os saludo cordial y
fervorosamente, en nombre del Partido Comunista. Permitid que comience por
advertiros que, cuando se viene a un acto de esta naturaleza, cuando tan
crítica y preñada de peligros está la situación, no debéis mirar solamente
si las frases son más o menos bellas, si la oratoria es o no brillante.
Camaradas que habéis venido a este acto, escuchad la doctrina, oíd la forma
en que el Partido Comunista deduce las enseñanzas del pasado y os expone la
situación presente. Estas enseñanzas os serán útiles para desarrollar la
lucha de masas que tanta falta está haciendo en estos momentos.
El peligro fascista
No son éstos los momentos más adecuados para perder el tiempo. El peligro
fascista es más grande que nunca en España. El Poder, el aparato estatal,
está en manos de un gobierno integrado por reaccionarios y fascistas. Y este
gobierno, cargado de las peores intenciones, está tomando las medidas
orgánicas y estratégicas para impedir el desarrollo del movimiento
revolucionario. Para lograrlo, no repara en los procedimientos, Mantiene al
país bajo el terror. Mantiene, a pesar de que todos los días habla de
tranquilidad, el dogal permanente del estado de alarma y de prevención.
Mantiene la censura de prensa y suspendidos los periódicos obreros, el
diario de la revolución «Mundo Obrero». Todos los días salen de los
ministerios, cedistas o radicales (es poca la diferencia entre unos y otros,
pues todos tienen por amo a Gil Robles) ...( Aplausos.)
... Os decía que todos los días salen de los ministerios reaccionarios y
fascistas, disposiciones a cual más fascista y reaccionaria. Y de esas
Cortes, que tan bien ha retratado el camarada Bolívar, salen leyes y más
leyes fascistas. Y, como si todo esto fuera poco, aún preparan otras, como
la Ley de Prensa y la Ley Electoral. La primera, para impedir la publicación
de periódicos obreros y populares y para asegurarse, como lo hizo Primo de
Rivera, espacios en los diarios para poder insultar y provocar al pueblo con
notas oficiosas. Y la otra, para hacer unas elecciones a la medida de sus
necesidades, para ayudar a la guardia civil a hacer las elecciones.
(Aplausos.)
Pero el Gobierno no se contenta con todo esto. Aún tiene otros
procedimientos más contundentes y de los que las espaldas doloridas, las
carnes heridas, los cuerpos torturados de millares de obreros en los centros
policíacos pueden dar fe. Mantiene una represión durísima contra los
trabajadores. Sobre éstos pesa el espectro del verdugo, con las condenas a
muerte y las ejecuciones ya perpetradas. Pero este proceder del Gobierno
tiene su contrapartida: si al pueblo se le oprime, se le maltrata y se le
condena al silencio, en cambio a las bandas reaccionarias se les da toda la
amplia libertad que apetecen para provocar a las masas populares, para que
llenen su prensa de insultos canallescos contra los obreros, como hacen “El
Debate”, “ABC”, “La Nación”, “Informaciones” y otros. Y para que publiquen
esas hojas asquerosas los fascistas de Primo de Rivera, asesino de obreros.
(Aplausos. Mueras al fascismo.)
Organizar la lucha
Sí, camaradas, el fascismo morirá. Pero, ¿habrá de morir tan sólo por
explosiones de entusiasmo? No. Es verdad que existe hoy un gran espíritu
revolucionario en las masas, una formidable corriente en favor del frente
único y de la unión de todos los antifascistas. Es una gran verdad que el
pueblo trabajador quiere la lucha unificada para salir de esta situación que
os acabo de describir. Pero, vuelvo a preguntaros: ¿es suficiente que exista
un claro deseo de lucha y una firme voluntad de vencer? Está muy bien el
entusiasmo, está muy bien esa voluntad de lucha antifascista que se refleja
en este grandioso acto y en los que se celebran estos días. Pero tenéis que
comprender todos, que a este deseo y a esta voluntad hay que darles una
forma orgánica, hay que encauzarlos en una fuerte organización que
desarrolle la lucha y nos lleve al triunfo sobre la reacción y el fascismo.
(Muy bien.)
¿Creéis que se puede oponer solamente el entusiasmo a la fuerza de un
enemigo organizado, hábil y con un feroz aparato de represión? No,
camaradas; si no los encuadramos en la lucha, la voluntad y el entusiasmo
serían estériles. Los aplausos con los cuales subrayáis cada consigna de
nuestro partido y cada llamamiento nuestro a la acción, demuestran que
estáis prestos para formar en el frente de combate, pero eso no basta. No
basta con el entusiasmo y la voluntad; es necesario organizar, organizar
siempre, y que las fuerzas organizadas marchen siempre en filas compactas
hacia la consecución del objetivo propuesto. El genio de la revolución
mundial, Lenin, dijo “que la revolución no se hace, sino que se organiza”. Y
esto mismo os decimos nosotros, os dice el Partido Comunista: que a la
represión de este Gobierno, a los propósitos claros de hundirnos en el
infierno fascista del hacha y del patíbulo, nosotros tenemos que oponer y
oponemos ya la lucha organizada. Hoy, desde esta tribuna, como ayer con
todos los medios a nuestro alcance, renovamos nuestro llamamiento a los
obreros, a los campesinos, a los hombres libres, a los antifascistas, a los
republicanos de izquierda, para que todos los que tenemos un punto de
coincidencia en esta hora grave, nos unamos en un Bloque Popular
Antifascista que rompa los propósitos de este gobierno de fascistas y
reaccionarios. (Grandes aplausos.)
Y éste es el sentido, el objeto de mi discurso en este grandioso acto.
Quiero hacer llegar a la convicción de los diez mil obreros antifascistas
que aquí os encontráis, y de los millares que escuchan desde la calle, que
es de todo punto necesario, que es urgente crear las formas orgánicas de
lucha antifascista, que hay que organizar el Bloque Popular Antifascista, si
queremos arrollar a la reacción y al fascismo, si queremos vencer. El
momento actual impone imperiosamente esta necesidad. En nombre del Partido
Comunista me esforzaré, pues, en explicaras cómo y bajo qué plataforma de
lucha debemos unirnos todos los antifascistas para dar la batalla a las
fuerzas de la reacción.
Lo que decía el Partido Comunista antes de Octubre.
Antes de Octubre, camaradas, antes de las jornadas de Octubre, nosotros
luchábamos, como ahora, por la unificación de las fuerzas obreras. Nuestro
partido se ha esforzado siempre por convencer a los demás sectores obreros
de que ésta es la condición indispensable para el triunfo. Y ésta es una
idea que queremos grabar muy bien, muy hondo en la conciencia de todos los
trabajadores. La idea de que para vencer a un enemigo poderoso hay que
luchar unidos, hay que presentarle batalla todos juntos. Y para que no
creáis que esta afirmación es un simple recurso, voy a permitirme leeros
unas breves líneas sobre lo que nuestro partido estimaba imprescindible
antes de Octubre. El Pleno extraordinario del Comité Central, celebrado un
mes antes de la insurrección de Octubre, decía en su resolución:
“A la burguesía y a los terratenientes ya no les es posible mantener su
odiosa dominación cubriéndola con el manto de la «democracia». Hoy, este
ropaje les estorba y se desprenden descaradamente de él, dando rienda suelta
a las formas brutales de esclavización de las masas trabajadoras de la
ciudad y del campo. El Bloque dominante y su actual equipo gubernamental
inspiran su política y sus métodos de represión, enfilándolos hacia la
instauración de la dictadura sangrienta y terrorista del fascismo, buscando
así el medio de ahogar en sangre y exterminio la creciente potencia de la
revolución.”
y deducíamos:
“Partiendo de esta situación, el problema cardinal para asegurar el triunfo
de la revolución, lo constituye la organización y la unificación de las
fuerzas de la revolución, bajo una dirección firme y consciente de sus
objetivos. Así lo han comprendido las masas trabajadoras.”
“Organizar el Frente único de lucha, en forma permanente y con carácter
nacional, para dar la batalla a la contrarrevolución: ¡tal es el anhelo de
las masas trabajadoras!”
Ésta era nuestra posición, antes de Octubre. Por eso ingresamos en las
Alianzas Obreras, aun a sabiendas de que no eran la expresión acabada y
consecuente del Frente único. Ingresamos en ellas, para transformarlas en
verdaderas organizaciones de frente único de los obreros y campesinos. Pero
no lo conseguimos con la amplitud que era necesario, por las resistencias de
unos y las incomprensiones de otros. En Asturias, donde nuestro partido
había conseguido hacer penetrar profundamente entre las masas la idea del
Frente único, y donde los Comités de Frente único de lucha tenían ya una
tradición, las Alianzas Obreras se organizaron rápidamente, y en parte en el
mismo curso de los combates, y así fue posible que en. Asturias lograra el
proletariado la victoria sobre el enemigo, mientras que en los demás sitios
de España, en que los órganos de Frente único no estaban creados y
desarrollados, la lucha no pudo alcanzar la misma extensión y profundidad.
Y decidme, camaradas, si esto, si el Frente Único, era una necesidad vital
antes de Octubre, ¿qué no será ahora, hoy, en que el peligro fascista es más
grande, más inmediato, cuando tiene ya en sus manos una parte del aparato
del Estado? Hoy es de una necesidad arrolladora la creación y desarrollo de
los órganos de la unidad de acción.
Posición del Partido Comunista en el movimiento de Octubre.
Todos conocéis lo ocurrido en Octubre. Sabéis que nos levantamos en todo el
país, que los trabajadores españoles, los trabajadores catalanes, los de
Euskadi, los de Galicia, en fin, los de todas partes de España, se echaron a
la calle para impedir el avance del fascismo por medio de la huelga general
y de la lucha insurreccional. Y sabéis también
que las masas lucharon con admirable coraje para derribar a la gran
burguesía, a los terratenientes y a su Gobierno reaccionarío y fascista, y
también para adueñarse del Poder.
Esto último sólo pudo conseguirse en Asturias. En Asturías, por el
comportamiento heroico del proletariado. En Asturias, porque supieron
marchar unidos y conquistar las armas. La bandera del Poder de los obreros y
campesinos ondeó triunfante durante quince días en Asturias. Las Alianzas
Obreras y Campesinas se adueñaron del Poder, luchando con las armas en la
mano. Esta gesta gloriosa de nuestros compañeros que Asturias vivirá siempre
en el recuerdo de todos los explotados. Mas no debemos olvidar que allí
nuestros hermanos, nuestros héroes, lucharon unidos y por eso triunfaron;
comunistas, socialistas y anarquistas lucharon confundidos, hombro a hombro.
Por esto mismo, si queremos triunfar en todo el país, es preciso que el
Frente único sea una realidad, que la unidad de acción se imponga, que las
Alianzas Obreras y Campesinas se creen y desarrollen en todo el país, que
dirijan la lucha de las grandes masas hacia el aplastamiento de la reacción
y el fascismo. Si hacemos esto, yo os digo que no tardaremos en ver a este
Gobierno, a Gil Robles y a todos los que ellos defienden, correr, huir de la
misma manera ignominiosa que los burgueses y los guardias de Asturias
corrían ante las filas apretadas y en armas de los mineros y trabajadores de
Asturias. (Atronadora ovación. Durante largo tiempo, se vitorea a Asturias,
a la revolución y al Frente Único.)
Solidaridad con las víctimas de la represión
Camaradas, aprovechemos este paréntesis que habéis abierto al prolongar los
aplausos y vítores a los héroes de la gloriosa Comuna de Asturias, para
pediros, en nombre del hecho que tanto entusiasmo provoca en vosotros, que
forméis en el cuadro de la solidaridad para con las víctimas de la
represión. No olvidéis que en esa Asturias han quedado muchos hijos de
mineros huérfanos, muchas compañeras en la miseria más espantosa. No
olvidéis que el proletariado de Asturias ha sido condenado al hambre por la
contrarrevolución. No olvidéis que en las cárceles hay veinticinco mil
camaradas. No olvidéis que hay muchos héroes de la insurrección
perseguidos... Es preciso reforzar la solidaridad de clase para con estos
camaradas. Es preciso que cada proletario, cada trabajador, cada hombre de
buena voluntad, se desprenda de unos céntimos todas las semanas para ayudar
a las víctimas del terror contrarrevolucionario. Esta es una deuda sagrada,
una deuda de honor que todos los trabajadores de España tenemos contraída
con nuestros hermanos caídos en la lucha. Y sobre todo, con el heroico
proletariado de Asturias, que. en las condiciones de terror a que lo tiene
sometido el Gobierno, no se amilana, ni se arredra, sino que sigue luchando,
declarando huelgas y levantando el brazo con el puño en alto, que es una
amenaza valiente a los que ensangrentaron... (Gran ovación, que impide al
orador acabar la frase.)
El Partido Comunista asume la responsabilidad de la insurrección.
En las primeras filas de la lucha se ha encontrado el Partido Comunista. En
Asturias y en todas partes, los comunistas tomaron las armas y lucharon en
la primera línea de batalla. Sobre todo en Asturias, donde nuestro partido
era más fuerte, tenemos que decir que una gran parte del triunfo nos
corresponde. (Grandes aplausos.)
Y oídlo bien, camaradas, que lo oigan cuantos quieran oírlo: los comunistas
han llamado a la lucha y a la insurrección a las masas, se han puesto a la
cabeza y han luchado contra las fuerzas represivas de la reacción y del
fascismo con las armas en la mano. El Partido Comunista está, pues,
identificado con el movimiento insurreccional y asume su plena
responsabilidad política. Repito esto, porque parece que hay por ahí gentes
que se sacuden las pulgas y no quieren que se les diga nada de lo que ha
pasado. No quieren nada con la insurrección de Asturias ni con las luchas de
Octubre.
Nosotros, el Partido Comunista, comprendemos muy bien que ciertas gentes se
desentiendan de las responsabilidades del movimiento. Y si nosotros no
saliéramos a la plaza pública a gritar a pleno pulmón que todo cuando
hicieron las masas revolucionarias en Octubre, que la insurrección de
Asturias, es un hecho glorioso y que es el resultado de toda nuestra lucha,
de toda nuestra agitación, del ejemplo que los comunistas dan al
proletariado, parecería como si estos hechos gloriosos constituyeran una
vergüenza que tenemos que ocultar. No, camaradas; nosotros estamos
orgullosos de cuanto han hecho las masas y estamos orgullosos sobre todo de
la insurrección de Asturias. Hay, en aquella región uno de nuestros héroes,
un camarada responsable de nuestro partido, preso hoy y amenazado de muerte
por la contrarrevolución, el camarada Manso... (Gran ovación y vivas a
Manso.) El camarada Manso y otros camaradas dirigentes regionales de nuestro
partido, se han declarado responsables políticos del movimiento de Asturias.
Y, por si esto no es bastante, por si aún hubiese alguna duda, yo, en nombre
del Partido Comunista, digo a todos los obreros, a los campesinos, a los
trabajadores tados y que nos oigan también las huestes de la reacción, que
nosotros somos los responsables del movimiento revolucionario de Octubre,
que el Partido Comunista de España recaba; para sí toda la responsabilidad
política que se derive del movimiento y de la insurrección victoriosa de
Asturias. (Aplausos atronadores. Los trabajadores se ponen en pie y saludan
con el puño en alto. Grandes vivas al Partido Comunista.)
Después de dominado el movimiento por la reacción, el Gobierno se aprovecha
de su triunfo momentáneo sobre la clase obrera para desatar una orgía de
represión de tal naturaleza, que no tiene precedentes ni aun, en los países
de imperio más feroz del fascismo. La venganza llega a extremos que causan
espanto. A pesar de la mordaza gubernamental, muchos de estos horrores han
llegado a conocimiento del pueblo. Aquí mismo, el camarada Bolívar os ha
referido algunas torturas, que se han aplicado y se aplican a los
trabajadores. Los muertos se cuentan por millares. Pero no sólo los muertos
en la lucha, sino los muertos después del triunfo circunstancial de la
contrarrevolución, los muertos durante la represión.
La CEDA y los radicales cumplen fielmente el mandato de sus amos, de los
capitalistas y terratenientes. Tienen el encargo de reprimir a sangre y
fuego el movimiento .revolucionario, y no reparan en medios. Esa es su
triste misión.
La misión de los católicos de la CEDA, que consiste en enviar a los moros a
“pacificar” a los “cristianos” con las gumias y a los degenerados del Tercio
a imponer el “orden” en Asturias. Misión que consiste en torturar a los
detenidos para hacerles firmar declaraciones de culpabilidad. Misión que
consiste en ejecutar a. los obreros revolucionarios, en sitiar por hambre a
los mineros...
Éste es el Gobierno del hambre, de la sangre y de la muerte. Éste es el
Gobierno que ha realizado actos de barbarie tan feroz, que no tienen
precedente en la historia: (El camarada Díaz relata algunos hechos concretos
,y el público prorrumpe en gritos de indignación. Algunas mujeres lloran. El
momento es de una emoción indescriptible.) .
La primera gran batalla ganada después de Octubre
Y en esta situación que sigue a Octubre, es cuando el Partido Comunista se
dirige una y otra vez a las organizaciones obreras, al Partido Socialista y
a todos los antifascistas, llamándoles a organizar la lucha en frente único
contra la represión y contra la pena de muerte. Nuestra consigna “¡Ni una
ejecución más!” ha recorrido todas las ciudades, todos los pueblos y aldeas
de España. El pueblo trabajador ha vibrado al conjuro de la voz comunista,
que le llamaba a la lucha contra la represión y contra la pena de muerte.
No todas las organizaciones llamadas a la lucha respondieron. El Partido
Socialista se mantenía en una pasividad nada favorable a la causa de los
trabajadores. A nuestros reiterados requerimientos para organizar la lucha
en común ha respondido con el silencio. Y esto, en los momentos en que más
necesarias se hacían la actividad y la lucha, en los momentos en que sobre
la cabeza de muchos obreros revolucionarios, de muchos militantes comunistas
y socialistas se cernía la amenaza de la ejecución. .
Mas no por ello hemos cejado en la lucha. Estábamos convencidos de que sólo
por la acción incansable de las masas podía impedirse la represión y
evitarse las ejecuciones. ¿Quién no vio en las calles de Madrid y en las de
todas las ciudades de España, millares de periódicos, millares de
manifiestos, millares de inscripciones toscas en las paredes, que al pie
llevaban esta firma: Partido Comunista de España? Esa labor la ha hecho
nuestro partido y la han hecho las organizaciones que se movilizan por su
iniciativa. (Aplausos.)
Y este trabajo incansable, esta lucha, engendró un movimiento de protesta
general en el pueblo; Salvo las cuadrillas reaccionarias y fascistas, todo
el mundo pidió y exigió el indulto de los condenados a muerte. Pero no fue
sólo en España; fue también en. el extranjero. En todo el mundo, las
organizaciones antifascistas, el Socorro Rojo Internacional, respondieron a
los llamamientos comunistas con una campaña de solidaridad grandiosa,
enorme. Toda esta lucha dio por resultado el que se arrancara de las garras
del verdugo. y del pelotón de ejecución a veinte camaradas condenados a
muerte. Lo decimos otra vez porque tenemos derecho a: decido: el noventa por
ciento de esta campaña fue movida y desarrollada por el Partido Comunista. Y
esta lucha en frente único, en frente popular, antifascista, que consigue
los veinte indultos, es la primera gran batalla ganada al enemigo por el
proletariado después de Octubre.
Los motivos de la primera crisis
Todos conocéis por qué se produjo la primera crisis, después de Octubre. Se
produjo una discrepancia sobre si debe o no indultarse a veinte obreros
revolucionarios condenados a muerte. Lerroux se inclinaba a indultar, porque
el viejo zorro reaccionario a las órdenes de Gil Robles veía que la lucha de
las masas crecía como la espuma y comprendía que la ejecución de veinte
hombres más iba a desbordarles y la sangre derramada se convertiría pronto
en el mar que les ahogaría. En cambio, Gil Robles opinaba que cuantos más
revolucionarios se mataran menos enemigos le quedaban. A pesar de todo,
sabía que la semilla de los revolucionarios no muere ni morirá nunca. Porque
si su odio sangriento llegase a tanto como a pensar en organizar la muerte
de todos los revolucionarios, se vería en la imposibilidad de hacerla.
Porque hoy, en cada obrero, en cada trabajador, en cada antifascista, en
cada persona honrada, hay un revolucionario. Y decidme: ¿qué iban a hacer
GIl Robles y sus amos cuando hubieran matado a quienes les dan de comer...?
(Ensordecedores aplausos y mueras a Gil Robles.)
Los veinte indultos motivan la crisis. Pero estos indultos no se deben a la
benevolencia de los gobernantes, sino a la lucha de las masas en frente
único y si la crisis se produce por este hecho, de enorme significación
revolucionaria, es prueba evidente de que la revolución vive y se
desarrolla, es prueba palmaria de que el proletariado no está vencido, sino
en pie de guerra, reparando sus fuerzas para lanzarse a otras batallas, de
las que la gran burguesía y los terratenientes saldrán vencidos para
siempre.
Si esto se ha hecho, si todo esto hemos logrado sin la organización
necesaria, ¿qué no podríamos lograr con la unión y la organización de todas
las fuerzas obreras y antifascistas, dirigidas por un partido con una teoría
y una práctica revolucionarias certeras? El empuje de estas masas así
organizadas, así dirigidas, no hay gobierno que lo resista. Lerroux y Gil
Robles, y todos sus lacayos, serían arrollados como simples muñecos de
papel. (Aplausos.) .
Pues bien, camaradas, esta organización puede ser el Bloque Popular
Antifascista. El Bloque Popular puede y debe formarse alrededor de las
Alianzas Obreras y Campesinas. Pero todo camarada debe comprender que este
Bloque, este amplio frente de lucha antifascista no debe abarcar tan sólo a
los obreros y a los campesinos, a los empleados y funcionarios, sino también
a los intelectuales honrados, a los artesanos, a los pequeños industriales y
comerciantes; en fin, a todos los que aborrecen el fascismo y su secuela de
terror, de miseria y de hambre. A la cabeza de él debe estar y estará el
proletariado y su vanguardia, el Partido Comunista. Porque sólo el Partido
Comunista, sólo un partido capaz de luchar en primera fila y que tiene la
escuela de acero de la Internacional Comunista, puede, como lo ha hecho ya
el glorioso Partido Bolchevique, asegurar el triunfo de la revolución. La
Unión Soviética es el ejemplo más grandioso de ello. (Aplausos.)
Gil Robles en Guerra
Lerroux forma otro gobierno a base de radicales. Porque, aterrado de la
amplitud de la lucha de masas, habla un lenguaje un poco liberal, hace
concebir algunas esperanzas durante un mes. Pero ¿a quién hace concebir
estas esperanzas? Sólo podía hacérselas concebir a gentes cándidas, que no
saben aún, a pesar de lo que ha hecho, de lo que es capaz este viejo
reaccionario. A nosotros, no; al proletariado, tampoco. Y mirad de lo que es
capaz Lerroux y la contrarrevolución toda: al mes siguiente, un gobierno con
cinco ministros de la CEDA. Y, por si esto no fuese bastante todavía, es el
fascista Gil Robles quien se alza con la cartera de Guerra. ¿Qué pretenden?
Gil Robles va a liquidar lo poco que aún queda de republicanismo democrático
en el aparato del Estado, en los cuadros del ejército, y va a poner los
altos mandos en manos de fascistas tan caracterizados como él. Así se
asegura la posibilidad de emplear al ejército como instrumento para el logro
de sus propósitos, que son dar paso a un gobierno enteramente fascista. Con
el predominio en el Gobierno, la CEDA y los demás partidos fascistas tienen
la libertad y los elementos que necesitan para moverse en todas direcciones,
para preparar orgánica y políticamente los cuadros del fascismo, para
apoderarse del Poder por la vía «legal», como hizo Hitler en Alemania.
Si no puede hacer esto, si no conquista a las masas necesarias, si la
demagogia fascista no da resultado, ¿para qué está Gil Robles en el
Ministerio de la Guerra? ¿Para qué pone a la cabeza del ejército al general
Franco y a otros generales monárquicos, amigos de Primo de Rivera? ¿Para
qué...? (Los aplausos interrumpen al orador.) Hay que suponer que Gil Robles
no estará en el Ministerio de la Guerra precisamente para democratizar el
ejército, sino para preparar el golpe militar que entronice la dictadura
terrorista y sangrienta del fascismo.
Este gran peligro debe ser bien comprendido por todos los comunistas, por
todos los socialistas, por todos los anarquistas, por los republicanos de
izquierda, por todos los hombres libres. Es un peligro ante el que no
podemos alzarnos de hombros. Un peligro que no se puede despejar con
discursos. Un peligro que sólo puede combatirse con la fuerte unión de todas
las fuerzas obreras y antifascistas, con la Concentración Popular
Antifascista. Y quien no lo comprende así, no comprende la gravedad del
peligro que nos amenaza.
La peligrosa demagogia de la CEDA
No es sólo en la amenaza del golpe militar donde reside el peligro de la
hora presente. Existe también en la demagogia cedista. Este partido de los
grandes explotadores, de los señoritos de la tierra, de los banqueros, de
los grandes capitalistas, de los magnates de la Iglesia, se presenta ante
las masas del campo, mantenidas por la burguesía y los caciques en un nivel
cultural y político atrasado, ante los parados hambrientos y desesperados,
ofreciéndoles la solución a sus problemas. Nosotros sabemos que es mentira,
que la CEDA no les va dar nada, que sólo les da cárcel y metralla. Esto
tenemos que hacérselo comprender a nuestros hermanos, los obreros agrícolas
y campesinos pobres, a los parados, para que no se dejen engañar por la
demagogia embustera de los cedistas. Pero ellos tienen en sus manos el
Gobierno y todos los resortes de la propaganda. Y si nosotros descuidamos la
propaganda en sentido contrario, podría resultar que, a fuerza de mentiras y
de algunas limosnas hábilmente distribuidas, lograran conquistar la adhesión
de una parte de estas masas, adhesión que utilizarían para implantar el
fascismo; para perpetuar la miseria, el hambre y los asesinatos en España,
contra todo el pueblo.
La CEDA trabaja también por medio de la Iglesia y de las damas catequistas.
Tenéis la experiencia de los colchones en noviembre de 1933. Esta gente se
mete en las casas de los obreros parados, de los hambrientos, ofreciéndoles
un empleo y hasta dándoles una limosna insignificante. Con esto y la
influencia de los confesionarios pueden hacer mucho daño. Con esta labor
quieren ganarse a las masas. Es un peligro que tampoco podemos desdeñar.
Hay que gritar a todo el mundo, a los campesinos hambrientos, a los parados,
que la CEDA no quiere más que engañarles, conducirles borreguilmente al
fascismo y utilizarles para sumir en el infierno fascista a todo el pueblo
trabajador de España. Hay que esgrimir los hechos en contra de esas promesas
demagógicas. Hacer ver que Gil Robles prepara un presupuesto guerrero de
muchos miles de millones de pesetas. Que quiere crear un fuerte aparato
militar que ladre como un perro a las grandes potencias de fuera y que
muerda a los de dentro, a los trabajadores. Lo que en los dos casos es malo,
porque nos conduce a la guerra y nos sitúa bajo la espuela y el espadón
militar. En una situación de provocación constante y de constante guerra
civil… (Aplausos).
¿Cómo salir de esta situación? Estos dos peligros que acabo de señalar
tienen que ser comprendidos por todos los obreros y fuerzas antifascistas
del país. Y estos dos peligros tienen una sola finalidad: instaurar la
dictadura terrorista del fascismo en España. Y, ante el reconocimiento de
este grave peligro, surge la pregunta: ¿Cómo podemos hacerlo desaparecer?
¿Cómo salir de esta situación? He aquí la gran tarea que nos impone el
momento histórico por que atravesamos. Ha l1egado el momento de demostrar si
somos o no capaces de barrer el peligro fascista que nos amenaza.
Todos los oradores que han hablado antes que yo han dicho: “El fascismo no
pasará”. Y yo os digo que esta frase s6lo tiene sentido cuando se toman
todas las medidas necesarias para luchar contra el fascismo. Porque si sólo
conservamos el entusiasmo en los mítines y nos marchamos a casa
tranquilamente, esperando a que la solución caiga del cielo, entonces,
camaradas, yo os digo que el fascismo, con su cortejo de crímenes y de
hambre, será una realidad terrible en España. Una realidad feroz, sin
comparación con ninguna otra dictadura. Después de lo que conocéis que ha
hecho la contrarrevolución en Asturias, ya podéis imaginaros lo que sería en
España el fascismo.
En cambio, “el fascismo no pasará” si todos nos unimos, si vosotros, los
diez mil obreros que estáis aquí, los que pertenecéis a otras organizaciones
y partido, obligáis a vuestros dirigentes a aceptar las proposiciones justas
de frente único que les hace el Partido Comunista, .si en vuestras fábricas
y talleres, en las oficinas, en las universidades; por todo el país,
organizáis la Concentración Popular Antifascista; entonces, sí podremos
decir muy alto y muy fuerte que el “fascismo no pasará”. Y no sólo no pasará
el fascismo, sino que la lucha unida de todos los obreros y fuerzas
antifascistas derribará a este Gobierno, a sus Cortes ya toda la reacción,
aplastándoles bajo un puño de hierro. (Grandes aplausos.)
La táctica del momento
¿Y cuál es la táctica que debemos seguir, en estos momentos? No hay más que
mirar cuáles son las rutas que nos llevarán al triunfo. No perder de vista
que la hora es grave y exige que el frente de combate sea lo más amplio
posible.
¿Cuáles son las fuerzas que hoy pueden luchar unidas contra la reacción y el
fascismo? Para nosotros, no es dudoso: estas fuerzas son el Partido
Comunista y el Partido Socialista, las Juventudes Comunistas y socialistas,
los anarquistas, los sindicalistas y los republicanos de izquierda, todas
las organizaciones populares de masas que estén dispuestas a luchar en
contra del fascismo. Pero esta unión no puede ser un conglomerado sin
principios, sin programa, y nosotros decimos que la unión requiere formas de
organización y un programa común de lucha. Todo muy sencillo, capaz de ser
comprendido en seguida por todos los trabajadores y por todos los
antifascistas.
Formas orgánicas prácticamente necesarias son la inmediata reunión de los
representantes de todos los partidos y organizaciones que ya he mencionado,
sobre un plano nacional. Y estas reuniones deben hacerse también sobre un
plano provincial y local. De la discusión cordial que se entable en estas
reuniones, en torno a un programa sencillo, saldrá la coordinación de las
fuerzas para la lucha. Y así quedará organizada una fuerte y amplia
concentración antifascista para la lucha contra la reacción, contra el
fascismo y por la liberación de nuestros presos, para arrancar la amnistía.
¿No es esto bien sencillo de hacer? (Voces: ¡Sí, sí!) Pues entonces,
camaradas, imponed vuestra voluntad a los dirigentes de vuestras
organizaciones y la Concentración Popular Antifascista será una realidad
inmediatamente.
La .situación es tan clara, que no la desconocen ni los enemigos de los
trabajadores. Las fuerzas del fascismo se dan cuenta de lo que sucede y se
lanzan a amenazas como la que estampa el periódico fascista «La Nación» y
que os voy a leer. Escuchad lo que dice «La Nación» en un artículo que
titula «Frente antirrevolucionario y unión de las derechas, para la
salvación de España»:
«Nosotros nos permitimos señalar una fórmula con la que pueden conciliarse
las dos tendencias. Es indudable que cuando se produce un movimiento
revolucionario como el de Octubre, deben formar la muralla que lo contenga,
lo rechace y aun lo aplaste, todos los españoles que tengan sentido de orden
y espíritu de patriotismo, incluso con las armas en la mano, porque si la
desvergüenza separatista y bolchevista continúa con el propósito de
desgarrar la Patria, llegará el momento en que sea preciso que nos lancemos
todos a la lucha y que acabemos de una vez con esa repugnante amenaza de
canallesco matonismo, que desde hace cuatro años no deja levantar cabeza al
país.»
¿Está clara la amenaza? Estos fascistas aluden claramente al golpe militar y
cuentan con que su jefe, el que tiene en sus manos la cartera de Guerra, no
les va a defraudar. Pero esta amenaza de lanzarse a la calle con las armas
en la mano no nos asusta. Ya tienen pruebas de cómo saben manejar las armas
los revolucionarios y hasta dónde llegan cuando las toman, como en Asturias,
y deben saber que no nos quedamos a mitad de camino... (Formidable ovación.)
Hay más. Es el miedo del monárquico «ABC» a que nos unamos todos.
“Es la evidencia -dice en un reciente editorial- de que se propaga y cuaja
el propósito de establecer una alianza electoral que llegue desde los
comunistas y socialistas hasta los republicanos que se alejan de la derecha
y del centro. No hay duda que la coalición es segura y va constituyendo en
toda España una línea de combate. Esa perspectiva nos llena de
intranquilidad -lo confesamos- frente a las grietas y roturas existentes en
el frente de las derechas triunfante el día 19 de noviembre de 1933. Desde
ahora, más que antes, la lucha se empeña con una divisoria que separa los
dos campos: revolución y contrarrevolución”.
Esto lo dice «ABC», y no le falta razón. Una unión tan amplia, por nuestra
parte, nos dará el triunfo seguro. Y los mismos fascistas lo dicen, no hay
más que dos frentes: Fascismo y Antifascismo, Revolución o
Contrarrevolución. Y es indudable que las grandes masas españolas están en
contra del fascismo y al lado de la revolución.
Y es doloroso comprobar que, mientras esto se siente, porque es una
necesidad, tengamos que ver cómo ahora, hoy mismo, a esta misma hora, el
Partido Socialista, en vez de venir con nosotros a este acto, al que ha sido
invitado, a nuestros actos, donde tiene siempre un puesto, organice por su
parte otro mitin. (Voces: ¡Dos, dos!) Dos mítines, que constituyen una
verdadera escisión del sentimiento antifascista y de las fuerzas
revolucionarias. Es indudable que las masas que hoy se congregan en el Cine
Europa, y las del Cine Pardiñas también son antifascistas y quieren la
amnistía, ¿por qué entonces no estamos todos juntos, en un solo mitin?
(Grandes aplausos.)
Parece como si el Partido Socialista tuviera el empeño de marchar solo.
¿Puede el Partido Socialista vencer solo al fascismo? No. ¿Puede el Partido
Comunista vencer solo al fascismo? No. ¿Pueden los republicanos de izquierda
vencer solos al fascismo? Tampoco. Entonces, ¿por que no estamos todos aquí
juntos, .como nosotros queríamos? ¿Por qué no han venido los socialistas,
por qué no han venido los republicanos de izquierda? ¿No tenemos que luchar
todos unidos contra el fascismo? (Grandes aplausos.)
El Pacto franco-soviético
Esta situación que tenemos en nuestro país es parecida, casi igual, a la de
todos los países capitalistas. En el mundo entero se enfrentan dos fuerzas:
las fuerzas del fascismo y las del antifascismo. Y en todas partes vemos que
donde el proletario se presenta unido sale vencedor, y que donde se obstina
en seguir dividido sale derrotado. Aquí tenéis dos ejemplos: En noviembre de
1933, con los trabajadores divididos, salieron triunfantes en España las
fuerzas reaccionarias y fascistas. En Francia, recientemente, se han
celebrado elecciones. Y, como el proletariado se presentaba unido, como,
merced a los esfuerzos del Partido Comunista francés, se formó el frente
común de todas las fuerzas antifascistas, los hitlerianos franceses han
salido derrotados y los antifascistas victoriosos. Son dos ejemplos bien
característicos.
Y, en un plano todavía más amplio, tenemos a todas las fuerzas fascistas
unidas contra el proletariado y contra su patria socialista, amenazando al
mundo con desencadenar una nueva guerra, peor que la de 1914. Y es la Unión
Soviética la que da el ejemplo de la lucha por la paz y contra el fascismo
guerrero, con el fascismo alemán a la cabeza. Y firma un tratado con Francia
para impedir la guerra, que es el paso más formidable que se ha dado en el
camino de la defensa de la paz. Y cuando Laval le pregunta a Stalin si
Francia debe velar por su propia seguridad nacional frente al peligro de una
agresión, el camarada Stalin, responsable de sus palabras, inspirándose en
el ejemplo y en las enseñanzas de Lenin, le responde que sí, que “Francia
debe mantener su defensa nacional a la altura de su seguridad”. Esto es lo
que dice un leninista, el jefe de la revolución, el hombre de acero que
lleva con mano firme a la URSS de victoria en victoria, el camarada Stalin.
(Atronadora ovación y vivas a Stalin y a la Unión Soviética.).
Pero, camaradas, esta posición que a vosotros y a todos los revolucionarios
nos parece tan acertada, que saludáis con la alegría y el entusiasmo de
vuestros aplausos les ha parecido muy mala a esos “héroes” del patrioterismo
que han sido siempre los líderes reaccionarios de la socialdemocracia.
...¡Ellos, que siempre estuvieron al lado de sus imperialismos, que votaron
y votan los créditos de guerra, que sirven desde los gobiernos y en la
oposición los intereses de sus imperíalismos, se permiten criticar el pacto
franco-soviético, tomándolo como pretexto para llenar de injurias y
calumnias a la Unión Soviética y al camarada Stalin!
No les hagamos caso, camaradas. Esos señores están incapacitados para hablar
de internacionalismo y de lucha contra la guerra. Sólo a ellos parece que se
les oculta el peligro que significan los propósitos guerreros de los
fascistas hitlerianos. De estos asesinos de obreros, que están diciendo
todos los días que van a encender la hoguera de la guerra para aplastar el
bolchevismo y adueñarse de los países que puedan. Y, sin embargo, todo el
mundo ha comprendido que el peligro guerrero del fascismo alemán hace que se
establezca una coincidencia momentánea entre el país del proletariado y la
Francia de la democracia burguesa. Pero, por si hubiera alguna duda, por si
las campañas de los enemigos de la URSS prendieran en alguien y pensaran que
tienen razón los cínicos que nos acusan de reformismo, ¡a nosotros, a los
comunistas!, que somos los primeros en coger las armas y en regar con
nuestra sangre todos los movimientos, a los que luchan como Juan José Manso,
como Aída Lafuente, a los que derrocaron al capitalismo en la sexta parte
del mundo y edifican el socialismo, a los que llevan adelante la revolución
en China, donde organizan en soviets a cien millones de habitantes... (La
ovación impide oír el final de la frase.) Para demostrar las tonterías y los
embustes de esa gente, voy a leer lo que a este respecto decía Lenin, el
genio de la revolución mundial. En una carta a los obreros americanos,
escrita en 1918, carta que es .una lección de política revolucionaria, Lenin
decía:
“Cuando, en febrero de 1918, los bandoleros del imperialismo alemán pusieron
en marcha sus tropas contra la Rusia desarmada, que había comenzado ya a
desmovilizar, dejándose llevar por su fe en la solidaridad internacional del
proletariado..., yo no vacilé ni un momento en "entenderme" con los
monárquicos .franceses. Me pusieron en relación con el oficial francés De
Lubersac. "Yo -me dijo De Lubersac- soy monárquico, y mi único objetivo es
la derrota de Alemania". Pero ello no impedía, en modo alguno, llegar a un
acuerdo con aquel oficial monárquico, teniendo en cuenta que los oficiales
franceses podían prestamos grandes servicios, minando las vías férreas para
contener la ofensiva alemana.
He aquí un ejemplo de "inteligencia" que todo obrero consciente aplaudirá,
de inteligencia "en interés del socialismo". Cuando estrechaba la mano del
monárquico francés, sabíamos de sobra que ambos sentiríamos una gran
satisfacción viendo ahorcado al otro socio. Pero, por el momento, nuestros
intereses, coincidían. Contra la ofensiva de las aves de presa alemanas,
pusimos en juego, al servicio de la revolución socialista mundial, los
contraintereses igualmente rapaces de los imperialistas enemigos de
aquéllos.
De este modo, servíamos a los intereses de la clase obrera de Rusia y de los
demás países, reforzábamos el proletariado y debilitábamos la burguesía del
mundo entero; acudíamos, como es lícito y necesario acudir en toda guerra, a
las maniobras, a los zigzagueos, a los repliegues, en espera del momento en
que la "revolución proletaria estuviese madura, fuese inminente en una serie
de países avanzados.
¡Que los buitres del imperialismo anglo-francés y norteamericano chillen de
cólera, que nos calumnien, que se gasten docenas de millones para comprar a
los periódicos socialrevolucionarios, mencheviques y socialpatriotas en
general! Yo no vacilaría ni un momento en sellar una "inteligencia"
semejante con las aves de presa del imperialismo alemán, si así lo exigiese
la ofensiva de las tropas franco-belgas contra Rusia. Y sé perfectamente que
mi táctica encontrará la aprobación del proletariado consciente de Rusia, de
Alemania, de Francia, de Inglaterra, de Norteamérica, de todo el mundo
civilizado, en una palabra. Esta táctica abreviará la obra de la revolución
social, precipitará su hora, debilitará la burguesía internacional,
reforzará las posiciones de la clase obrera triunfante...
La acción histórica no es la acera de la Avenida Nevski, decía el gran
revolucionario ruso Chernichevski. Quien sólo "admita" la revolución del
proletariado a condición de que ésta avance de un modo fácil y normal, de
que la acción común de los proletarios de los diferentes países se
desencadene simultáneamente, de que se ofrezca de antemano una garantía
contra la derrota, de que la calzada de la revolución sea ancha, libre y
derecha, sin que nos "veamos" obligados a veces, marchando siempre hacia el
triunfo, a aceptar los más dolorosos sacrificios, a luchar "bloqueados en
una fortaleza sitiada" o a tomar por los senderos de montaña más estrechos,
más inaccesibles, más sinuosos y más peligrosos, ese no es un
revolucionario, sino un hombre que no se ha librado de la pedantería de los
intelectuales burgueses y que, al llegar el momento de la acción, reincidirá
siempre en el campo de la burguesía contrarrevolucionaria.»
Esto decía el jefe del proletariado del mundo entero, esto decía el artífice
de la Revolución rusa... (Vivas a Lenin.) Y éste es el camino seguido por
Stalin. La diplomacia soviética es una diplomacia proletaria, una diplomacia
bolchevique, que aprovecha todas las contradicciones de los países"
imperialistas para ahondar sus disidencias y fortalecer el movimiento
revolucionario internacional. (Aplausos.)
Llamamiento del Partido Comunista
Camaradas, estamos persuadidos de que contraeríamos una gran responsabilidad
ante las masas y ante la historia, si dejáramos pasar estos momentos sin
hacer cuantos esfuerzos y sacrificios sean necesarios para lograr la unidad
de todas las fuerzas antifascistas.. Y por nosotros no ha de quedar. Estamos
seguros de que tendremos a nuestro lado a todas las masas antifascistas de
España en este empeño revolucionario.
Y, lo mismo que antes lo hemos hecho por medio de una carta abierta, hoy,
desde aquí, en nombre del Partido Comunista, quiero hacer un llamamiento al
Partido Socialista, a los anarquistas y sindicalistas, a los republicanos de
izquierda y a todos los antifascistas. Vosotros, muchos de los que habéis
venido aquí sois militantes o simpatizantes de esos partidos y queremos que
seáis portadores de este llamamiento, para que la unión se realice cuanto
antes.
Nosotros, Partido Comunista, luchamos y lucharemos siempre por la
realización de nuestro programa máximo, por la implantación en España del
gobierno obrero y campesino, por la dictadura del proletariado en nuestro
país. Pero, en estos momentos de grave peligro que amenaza a los
trabajadores, con el fascismo dueño de los principales resortes del Estado,
declaramos que estamos dispuestos a luchar unidos con todas las fuerzas
antifascistas, sobre la base de un programa mínimo de obligatorio
cumplimiento para cuantos entren en la Concentración Popular Antifascista.
Un programa.. que hay que comprometerse a realizar ante vosotros, ante todas
las masas populares del país. Nosotros no hacemos pactos a espaldas de las
masas. (Aplausos.)
Programa de la Concentración Popular Antifascista
No, camaradas; nosotros no hemos hecho ni haremos nunca ningún pacto a
espaldas de los trabajadores. y este programa, que sometemos a la discusión
y aprobación de los otros partidos, ha de ser conocido y estar refrendado
por la aprobación de las masas. (Una voz: “¡Así se hace!”) Este programa que
nosotros proponemos es bien sencillo: sólo consta de cuatro puntos. Y
decimos más: las organizaciones y los partidos antifascistas pueden discutir
sobre estos puntos para ampliarlos y hasta modificarlos, siempre y cuando
que no quiten al programa de lucha su clara significación antifascista.
He aquí los puntos de este programa, que voy a comentar muy brevemente:
1.° Confiscación de la tierra de los grandes terratenientes, de la Iglesia y
de los conventos, sin ninguna indemnización, para entregarla inmediata y
gratuitamente a los campesinos pobres y a los obreros agrícolas.
¿Es que nadie que se diga antifascista puede negarse a aceptar este punto de
nuestro programa, que tiende a destruir gran parte de la base material de la
reacción, representada por el terrateniente, el cacique y el clero? ¿Es que
es posible abrir los cauces de la democracia en España, sin crear las
condiciones materiales para la emancipación de la enorme masa de campesinos
y obreros agrícolas, que viven todavía en condiciones de opresión y
esclavitud, que hacen recordar las épocas feudales? Yo no creo que pueda
haber nadie que se llame antifascista y que rechace este punto de nuestro
programa. Si los hay, es que no son antifascistas honrados; son demagogos
que quieren ganar la confianza de las masas con frases revolucionarias, para
poder escalar de nuevo el Poder. Y eso no, camaradas; eso no lo debemos
permitir. (Aplausos.)
2.° Liberación de los pueblos oprimidos por el imperialismo español. Que se
conceda el derecho de regir libremente sus destinos a Catalunya, a Euskadi,
a Galicia y a cuantas nacionalidades estén oprimidas por el imperialismo de
España.
¿Es que va a resolver el Gobierno actual el problema de las nacionalidades
oprimidas? Yo os digo que no. Y la prueba es ese proceso que se sigue por el
tribunal más reaccionario del país contra los consejeros de la Generalitat.
Va a recaer sobre ellos el peso de una sentencia-monstruosa. Treinta años de
presidio les piden, y no hay duda de que serán condenados a esa pena. ¿Y,
sabéis por qué van a ser condenados? Porque ese proceso no es sólo el de los
hombres a quienes se juzga. Quien va a ser condenado con esa sentencia
monstruosa es todo el pueblo de Catalunya, por su rebeldía, por su
levantamiento contra la opresión del imperialismo español. Y contra esa
monstruosa condena, contra ese odio a la libertad de Catalunya, yo os digo
lo que antes: ¿Es que no estamos obligados a luchar en la Concentración
Popular Antifascista por la liberación de esos hombres, a quienes se condena
como expresión. del odio y la opresión imperialista? (Voces: ¡Sí, sí!) Pues
entonces, camaradas, tenemos una razón más para unimos todos: la lucha por
la liberación de Catalunya, por el derecho de Catalunya y de todas las
nacionalidades oprimidas a disponer de sus destinos. ( Aplausos.)
3.º Mejoramiento general de las condiciones de vida y de trabajo de la clase
obrera (aumento de salarios, respeto de los contratos de trabajo)
reconocimiento de los sindicatos de lucha de clases, amplia libertad de
opinión, de reunión, manifestación y prensa para los obreros, etc., etc.).
4.° Libertad para todos los presos revolucionarios. Amnistía total para los
presos y perseguidos de carácter político-social.
Y dos pregunto, camaradas: ¿Es que hay alguien que, titulándose
antifascista, pueda estar en contra de este programa tan sencillo? (Voces:
¡No, no!) Pues os repito lo que os decía antes: hacedlo saber así a vuestras
direcciones y a todos los trabajadores. (Aplausos.)
¿Qué es la Concentración Popular Antifascista?
Para poner en práctica estos puntos que acabo deseñalar, nosotros proponemos
la creación de una Concentración Popular Antifascista integrada por los
partidos y organizaciones que antes señalé. ¿ Sobre qué bases proponemos
nosotros que se constituya esta concentración? Fijaos bien en que no se
trata de dejar al tiempo que se encargue de resolver lo que nosotros debemos
dar ya resuelto. Cuando no se quieren cumplir los compromisos, se dejan en
el aire. Pero cuando honradamente se quiere luchar contra un peligro y
combatir por la revolución, hay que atar bien los cabos. .
Por eso declaramos que la Concentración PopularAntifascista debe descansar
en las Alianzas Obreras y Campesinas, en los órganos de unidad y de lucha
del proletariado y de los campesinos: y no hace falta que me extienda mucho
sobre la importancia y la significación de las Alianzas Obreras y
Campesinas. Estas dos cosas han quedado bien patentizadas en Octubre, con la
toma del Poder por los trabajadores de Asturias.
Esta necesidad, esta previsión nuestra, ha de ser bien comprendida. De sobra
se sabe que la única clase revolucionaria, consecuentemente revolucionaria,
revolucionaria hasta el fin, es el proletariado. Por eso es el proletariado
quien debe ser la fuerza dirigente de la Concentración Popular Antifascista.
Es la mejor garantía de que la Concentración Popular servirá los intereses
de las masas antifascistas y no cejará hasta conseguir su objetivo. Y su
objetivo es derribar al Gobierno reaccionario y fascista.
Gobierno provisional revolucionario.
Y no sólo esto. Porque nosotros buscamos todos los puntos de coincidencia
entre las fuerzas que van a luchar unidas. Y proponemos que la lucha debe
encaminarse a lograr, a imponer la disolución de las Cortes
contrarrevolucionarias ya que se convoque inmediatamente a nuevas
elecciones. Elecciones en las que conseguiremos el triunfo si a ellas vamos
unidos todos los antifascistas, y que tendrán una clara significación
antifascista y revolucionaria. (Grandes aplausos.)
Y tampoco esto es todo. Nosotros proponemos que se forme un Gobierno
revolucionario provisional que dé satisfacción a los obreros y a todas las
masas populares, a todos los antifascistas; que se comprometa ante las masas
a realizar el programa de la Concentración Popular Antifascista. Vosotros,
claro, me preguntaréis: ¿Y quién va a nombrar ese Gobierno revolucionario
provisional? La pregunta está justificada, porque hay experiencias dolorosas
de otros tiempos. Pero esto es un problema resuelto por las mismas
circunstancias en que va a darse la batalla. Yo os digo que la base sobre la
cual ha de constituirse este Gobierno provisional es la misma sobre la que
descansa la Concentración Popular Antifascista. Y quien ha de nombrarle y
darle atribuciones es únicamente el pueblo trabajador. (Gran ovación.)
¿Y si no cumple los compromisos?, volveréis a preguntarme. Y yo os digo: Si
ese Gobierno no cumple los compromisos contraídos ante las masas, el pueblo
en masa se encargará de echarlo por la borda, de darle su merecido.
(Aplausos.) Pero hay más. No debe olvidarse que quienes lucharán en primera
fila serán los obreros aliados a los campesinos y organizados a través de
las Alianzas Obreras y Campesinas. He ahí la garantía más eficaz de que ese
Gobierno revolucionario provisional ha de realizar el programa de la
Concentración Popular Antifascista.
No hay tiempo que perder
Hay que repetirlo una y cien veces, camaradas: el tiempo apremia, el tiempo
obra contra nosotros. Si este Gobierno no es derrumbado rápidamente, a pesar
del entusiasmo que demostramos en los actos públicos y de nuestra voluntad
antifascista dispersa, el triunfo del fascismo en España será un hecho.
(Voces: «¡Eso nunca!») .
Eso nunca, sí; pero la realidad es la que yo os digo. Si Gil Robles dura
mucho tiempo en el Ministerio de la Guerra, tened presente .que lo que él y
sus hordas fascistas no puedan conseguir “legalmente”, lo conseguirán
valiéndose de los resortes del Ministerio de la Guerra. No me cansaré de
repetir lo que sería España, si el fascismo triunfase, de una u otra manera.
La heroica España obrera, los trabajadores de nuestro gran país, serían los
primeros en sufrir las consecuencias de los bajos instintos de las bestias
fascistas, sedientas de sangre. Entonces puede que ya no necesitasen
servirse de los moros mercenarios ni de los criminales a sueldo del Tercio,
pues sus “hazañas” serían eclipsadas por las hordas fascistas.
Camaradas: los diez mil obreros que habéis asistido a este acto y que
comprendéis el peligro, debéis ser los que en la calle digáis a los
trabajadores, a los antifascistas, que es necesario proceder con gran
rapidez;
¡Camaradas socialistas; anarquistas, republicanos de izquierda,
antifascistas, todos los que tenéis bajo vuestra dirección masas obreras y
antifascistas: si no comprendéis el momento que vivimos, si no os ponéis a
la altura de las grandes masas, que piden a gritos el Frente Único y la
Concentración Popular para vencer al fascismo, cometeréis el crimen más
grande qué pueda cometerse contra las masas obreras y antifascistas que
decís defender! (Grandes aplausos.)
Y termino, camaradas, gritando: ¡Viva la Concentración Popular Antifascista!
(Formidable ovación, que dura largo rato. (Vivas a José Díaz y al Partido
Comunista. Resuena, potente, la Internacional.)