Estaba leyendo El Capital, y me he encontrado con este párrafo realmente curiso, cerca del final del capítulo 15:
"Si en general la extensión de la legislación fabril a todos los negocios con el propósito de proteger,física y espiritualmente, a la clase obrera se ha vuelto inevitable, por otro lado, como hemos señalado, esta extensión acelera la conversión de numerosas industrias pequeñas y aisladas en unas pocas industrias concentradas, dirigidas a gran escala. Ademas acelera la concentración de capital y la predominancia del sistema fabril. Destruye tanto las antiguas formas como las formas de transición, tras las cuales el dominio del capital está aun escondido en parte, y las reemplaza por el dominio directo y abierto del capital. Pero esto además provoca un aumento de la oposición al dominio del capital. Mientras en cada taller individual aumenta la uniformidad, la regularidad, el orden y la economía, aumentan, mediante el enorme estímulo que la limitación de la jornada de trabajo da al progreso de la técnica, la anarquía y las catástrofes de la producción capitalista en conjunto, la intensidad del trabajo, y la competencia de la maquinaria frente al obrero. Al destruir las industrias pequeñas y domésticas destruye el último recurso de la población excedente, y con ello la última válvula de escape de todo el mecanismo social. Al hacer madurar las condiciones materiales, y la combinación a escala social de los procesos productivos, hace madurar las contradicciones y antagonismos del modo de producción capitalista, y así hace surgir, al mismo tiempo que los elementos para la formación de una nueva sociedad, las fuerzas para derribar la vieja sociedad."
Al final del párrafo se añade la siguiente nota a pie de página:
"Robert Owen, el padre de las cooperativas (fábricas y tiendas), pero que, como antes señalamos, de ninguna manera compartía las ilusiones de sus seguidores respecto a la capacidad transformadora de esos elementos por sí solos, no sólo hizo del sistema fabril de modo práctico la base única de sus experimentos, sino que también declaró que sería ese sistema productivo el punto de arranque de la revolución. Vissering, profesor de economía política en la universidad de Leyden, parece haber sospechado eso mismo cuando, en su "Handboek van Practische Staatshuishoudkunde", 1860-62, que repite todos los tópicos de la economía vulgar, defiende con fuerza los talleres artesanales contra el sistema fabril."
Me interesa y me sorprende este pasaje. Por una parte dice que al extender un régimen de trabajo menos inhumano para los trabajadores, se está al mismo tiempo favoreciendo la concentración de capitales ("acelera la concentración de capital y la predominancia del sistema fabril"), ya que cuando la ley impone unos límites a la explotación a la que pueden ser sometidos los trabajadores, las empresas compensan esas limitaciones introduciendo maquinaria, lo que sólo está al alcance de los mayores capitales, por lo que los pequeños no pueden competir, cierran, y toda la producción se concentra cada vez en menos manos.
Pero al mismo tiempo de ese efecto beneficioso para el capital, tiene un efecto potencialmente revolucionario, pues deja en la miseria a mucha gente, la gente que no encuentra trabajo en las fábricas ni migajas fuera de ellas, el ejercito industrial en la reserva, que puede pasar a ser el ejercito "revolucionario" en la reserva ("destruye el último recurso de la población excedente, y con ello la última válvula de escape de todo el mecanismo social").
Y añade finalmente, que este proceso de destrucción de las pequeñas industrias "hace surgir, al mismo tiempo que los elementos para la formación de una nueva sociedad, las fuerzas para derribar la vieja sociedad". Donde con toda seguridad debe referirise al surgimiento de masas proletarias que al trabajar juntas en la gran industria cobran conciencia de su situación -estos serían los elementos para formar la nueva sociedad-, mientras que por vieja sociedad entiendo las contradicciones y antagonismos del modo de producción capitalista.
La nota acerca de Owen y la postura, por una parte de sus seguidores los socialistas utópicos que se pueden identificar con los idealistas de hoy en dia quienes frente a la barbarie capitalista reclaman un consumo más humano (comprarle al tendero de tu barrio en vez de ir al carrefour por ejemplo), y por otra parte de la burguesía oficial representada por el profesor de universidad Vissering, que también defiende la pequeña industria frente a la grande, me parece que le da un gran interés al conjunto del párrafo, pues plantea, pienso yo, la cuestión de si en busca de una revolución es más favorable encontrarse en un contexto social con presencia de la pequeña industria, o si es mejor un contexto en el que toda la pequeña industria haya sido barrida, y la población esté proletarizada en el mayor grado posible.
También me plantea la duda de si tal vez el capitalismo, dentro de su anarquía, encuentra métodos instintivos de regulación, precisamente para mantener dentro de unos límites de bajo peligro esa maduración de las contradicciones de las que habla Marx, y ese surgimiento de las fuerzas revolucionarias. Por ejemplo he observado que desde hace años algunas de las mayores empresas de España y supongo que sucede alrededor del mundo, están optando por un modelo de expansión mediante franquicias en vez de hacerlo mediante sucursales en propiedad. No hay duda de que hablando en términos puros, se conseguiría mayor acumulación trabajando con sucursales propias, pero parece que por algún motivo el capitalismo está diseñando (y me imagino que legalmente se favorece una situación en la que eso sea posible, aunque no conozco esa rama del derecho para poder afirmarlo) un contexto en el que el modelo franquiciado es favorecido en términos de beneficios económicos frente a un modelo totalmente central. Y este modelo de franquicias es curioso, porque es una especie de mixtura entre el gran capital y el pequeño capital. La inversión la realiza un inversor particular, que gestiona el negocio y a los trabajadores aisladamente, pero al mismo tiempo se siguen unas lineas de negocio centralizadas, con lo cual,parece que se matan dos pájaros de un tiro: se continua el ciclo de ampliación del capital por una lado, y se evita que surjan grandes masas de trabajadores bajo un mismo techo por otro lado.
Esto me lleva también a plantearme si una de las razones de que el pequeño comercio siga existiendo hoy en dia es que simplemente ha encontrado un hueco en ese peligro que supone para el capital un crecimiento excesivo. Es decir, esto vendría a ser que, como el capitalismo se ve amenazado en su existencia por las fuerzas que él mismo crea, levanta unas barreras de seguridad que contengan el crecimiento de esas fuerzas, creando un contexto económico en el cual sea posible la acumulación sin que por ello surja un proletariado poderoso y unido, si no más bien fragmentado y cobarde (el modelo de las franquicias, las etts) lo cual de rebote permite la supervivencia de los pequeños comercios, que pese a ser restos históricos de las etapas iniciales del capitalismo, al coincidir en su funcionamiento con el modelo que el capitalismo necesita para no verse amenazado, logran por esa carambola no ser engullidos dentro del agujero negro de la acumulación y concentración de capitales.
Hay también una cuestión, acerca de la actitud sindical y las reivindicaciones economicistas. Ya sabemos que este tipo de reivindicaciones no producen conciencia comunista entre el proletariado, pero leyendo el párrafo de Marx, donde señala que la extensión de unas determinadas condiciones legales acaba con la pequeña industria, se me ocurre si estrategicamente hay que optar por hacer todo lo posible para acabar con la pequeña industria, aunque sea por el método remoto e indirecto de apoyar todas las reivindicaciones economicistas que buscando mejorar las condiciones de vida de los trabajadores creen unas condiciones laborales obligatorias que lleven a la ruina a toda la pequeña industria y al pequeño comercio, por ser materialmente incapaz de satisfacerlas ni de competir en ese contexto con las grandes industrias. Más que optar por esa estrategia, sólo quiero señalar que en determinados momentos puede ser un arma útil, y que nos conviene ser conscientes de que es un recurso más para contar con él, tanto si finalmente, y en cada situación concreta, resulta que es mas beneficioso usarlo o prescindir de ello.
En fin, esto son sólo unas divagaciones confusas sobre el tema del papel siempre confuso de la pequeña burguesía, para que cada cual opine o corrija lo que le parezca conveniente.
Aquí pego el texto en inglés, que me parece bastante más claro que en español. Esta al final de la sección 9 del capítulo 15, tomo primero.
If the general extension of factory legislation to all trades for the purpose of protecting the
working-class both in mind and body has become inevitable, on the other hand, as we have
already pointed out, that extension hastens on the general conversion of numerous isolated small
industries into a few combined industries carried on upon a large scale; it therefore accelerates the
concentration of capital and the exclusive predominance of the factory system. It destroys both
the ancient and the transitional forms, behind which the dominion of capital is still in part
concealed, and replaces them by the direct and open sway of capital; but thereby it also
generalises the direct opposition to this sway. While in each individual workshop it enforces
uniformity, regularity, order, and economy, it increases by the immense spur which the limitation
and regulation of the working day give to technical improvement, the anarchy and the
catastrophes of capitalist production as a whole, the intensity of labour, and the competition of
machinery with the labourer. By the destruction of petty and domestic industries it destroys the
last resort of the ―redundant population,‖ and with it the sole remaining safety-valve of the whole
social mechanism. By maturing the material conditions, and the combination on a social scale of
the processes of production, it matures the contradictions and antagonisms of the capitalist form
of production, and thereby provides, along with the elements for the formation of a new society,
the forces for exploding the old one.244
Robert Owen, the father of Co-operative Factories and Stores, but who, as before remarked, in no
way shared the illusions of his followers with regard to the bearing of these isolated elements of
transformation, not only practically made the factory system the sole foundation of his experiments,
but also declared that system to be theoretically the starting-point of the social revolution. Herr
Vissering, Professor of Political Economy in the University of Leyden, appears to have a suspicion of
this when, in his ―Handboek van Practische Staatshuishoudkunde, 1860-62, which reproduces all the
platitudes of vulgar economy, he strongly supports handicrafts against the factory system.
[b]
"Si en general la extensión de la legislación fabril a todos los negocios con el propósito de proteger,física y espiritualmente, a la clase obrera se ha vuelto inevitable, por otro lado, como hemos señalado, esta extensión acelera la conversión de numerosas industrias pequeñas y aisladas en unas pocas industrias concentradas, dirigidas a gran escala. Ademas acelera la concentración de capital y la predominancia del sistema fabril. Destruye tanto las antiguas formas como las formas de transición, tras las cuales el dominio del capital está aun escondido en parte, y las reemplaza por el dominio directo y abierto del capital. Pero esto además provoca un aumento de la oposición al dominio del capital. Mientras en cada taller individual aumenta la uniformidad, la regularidad, el orden y la economía, aumentan, mediante el enorme estímulo que la limitación de la jornada de trabajo da al progreso de la técnica, la anarquía y las catástrofes de la producción capitalista en conjunto, la intensidad del trabajo, y la competencia de la maquinaria frente al obrero. Al destruir las industrias pequeñas y domésticas destruye el último recurso de la población excedente, y con ello la última válvula de escape de todo el mecanismo social. Al hacer madurar las condiciones materiales, y la combinación a escala social de los procesos productivos, hace madurar las contradicciones y antagonismos del modo de producción capitalista, y así hace surgir, al mismo tiempo que los elementos para la formación de una nueva sociedad, las fuerzas para derribar la vieja sociedad."
Al final del párrafo se añade la siguiente nota a pie de página:
"Robert Owen, el padre de las cooperativas (fábricas y tiendas), pero que, como antes señalamos, de ninguna manera compartía las ilusiones de sus seguidores respecto a la capacidad transformadora de esos elementos por sí solos, no sólo hizo del sistema fabril de modo práctico la base única de sus experimentos, sino que también declaró que sería ese sistema productivo el punto de arranque de la revolución. Vissering, profesor de economía política en la universidad de Leyden, parece haber sospechado eso mismo cuando, en su "Handboek van Practische Staatshuishoudkunde", 1860-62, que repite todos los tópicos de la economía vulgar, defiende con fuerza los talleres artesanales contra el sistema fabril."
Me interesa y me sorprende este pasaje. Por una parte dice que al extender un régimen de trabajo menos inhumano para los trabajadores, se está al mismo tiempo favoreciendo la concentración de capitales ("acelera la concentración de capital y la predominancia del sistema fabril"), ya que cuando la ley impone unos límites a la explotación a la que pueden ser sometidos los trabajadores, las empresas compensan esas limitaciones introduciendo maquinaria, lo que sólo está al alcance de los mayores capitales, por lo que los pequeños no pueden competir, cierran, y toda la producción se concentra cada vez en menos manos.
Pero al mismo tiempo de ese efecto beneficioso para el capital, tiene un efecto potencialmente revolucionario, pues deja en la miseria a mucha gente, la gente que no encuentra trabajo en las fábricas ni migajas fuera de ellas, el ejercito industrial en la reserva, que puede pasar a ser el ejercito "revolucionario" en la reserva ("destruye el último recurso de la población excedente, y con ello la última válvula de escape de todo el mecanismo social").
Y añade finalmente, que este proceso de destrucción de las pequeñas industrias "hace surgir, al mismo tiempo que los elementos para la formación de una nueva sociedad, las fuerzas para derribar la vieja sociedad". Donde con toda seguridad debe referirise al surgimiento de masas proletarias que al trabajar juntas en la gran industria cobran conciencia de su situación -estos serían los elementos para formar la nueva sociedad-, mientras que por vieja sociedad entiendo las contradicciones y antagonismos del modo de producción capitalista.
La nota acerca de Owen y la postura, por una parte de sus seguidores los socialistas utópicos que se pueden identificar con los idealistas de hoy en dia quienes frente a la barbarie capitalista reclaman un consumo más humano (comprarle al tendero de tu barrio en vez de ir al carrefour por ejemplo), y por otra parte de la burguesía oficial representada por el profesor de universidad Vissering, que también defiende la pequeña industria frente a la grande, me parece que le da un gran interés al conjunto del párrafo, pues plantea, pienso yo, la cuestión de si en busca de una revolución es más favorable encontrarse en un contexto social con presencia de la pequeña industria, o si es mejor un contexto en el que toda la pequeña industria haya sido barrida, y la población esté proletarizada en el mayor grado posible.
También me plantea la duda de si tal vez el capitalismo, dentro de su anarquía, encuentra métodos instintivos de regulación, precisamente para mantener dentro de unos límites de bajo peligro esa maduración de las contradicciones de las que habla Marx, y ese surgimiento de las fuerzas revolucionarias. Por ejemplo he observado que desde hace años algunas de las mayores empresas de España y supongo que sucede alrededor del mundo, están optando por un modelo de expansión mediante franquicias en vez de hacerlo mediante sucursales en propiedad. No hay duda de que hablando en términos puros, se conseguiría mayor acumulación trabajando con sucursales propias, pero parece que por algún motivo el capitalismo está diseñando (y me imagino que legalmente se favorece una situación en la que eso sea posible, aunque no conozco esa rama del derecho para poder afirmarlo) un contexto en el que el modelo franquiciado es favorecido en términos de beneficios económicos frente a un modelo totalmente central. Y este modelo de franquicias es curioso, porque es una especie de mixtura entre el gran capital y el pequeño capital. La inversión la realiza un inversor particular, que gestiona el negocio y a los trabajadores aisladamente, pero al mismo tiempo se siguen unas lineas de negocio centralizadas, con lo cual,parece que se matan dos pájaros de un tiro: se continua el ciclo de ampliación del capital por una lado, y se evita que surjan grandes masas de trabajadores bajo un mismo techo por otro lado.
Esto me lleva también a plantearme si una de las razones de que el pequeño comercio siga existiendo hoy en dia es que simplemente ha encontrado un hueco en ese peligro que supone para el capital un crecimiento excesivo. Es decir, esto vendría a ser que, como el capitalismo se ve amenazado en su existencia por las fuerzas que él mismo crea, levanta unas barreras de seguridad que contengan el crecimiento de esas fuerzas, creando un contexto económico en el cual sea posible la acumulación sin que por ello surja un proletariado poderoso y unido, si no más bien fragmentado y cobarde (el modelo de las franquicias, las etts) lo cual de rebote permite la supervivencia de los pequeños comercios, que pese a ser restos históricos de las etapas iniciales del capitalismo, al coincidir en su funcionamiento con el modelo que el capitalismo necesita para no verse amenazado, logran por esa carambola no ser engullidos dentro del agujero negro de la acumulación y concentración de capitales.
Hay también una cuestión, acerca de la actitud sindical y las reivindicaciones economicistas. Ya sabemos que este tipo de reivindicaciones no producen conciencia comunista entre el proletariado, pero leyendo el párrafo de Marx, donde señala que la extensión de unas determinadas condiciones legales acaba con la pequeña industria, se me ocurre si estrategicamente hay que optar por hacer todo lo posible para acabar con la pequeña industria, aunque sea por el método remoto e indirecto de apoyar todas las reivindicaciones economicistas que buscando mejorar las condiciones de vida de los trabajadores creen unas condiciones laborales obligatorias que lleven a la ruina a toda la pequeña industria y al pequeño comercio, por ser materialmente incapaz de satisfacerlas ni de competir en ese contexto con las grandes industrias. Más que optar por esa estrategia, sólo quiero señalar que en determinados momentos puede ser un arma útil, y que nos conviene ser conscientes de que es un recurso más para contar con él, tanto si finalmente, y en cada situación concreta, resulta que es mas beneficioso usarlo o prescindir de ello.
En fin, esto son sólo unas divagaciones confusas sobre el tema del papel siempre confuso de la pequeña burguesía, para que cada cual opine o corrija lo que le parezca conveniente.
Aquí pego el texto en inglés, que me parece bastante más claro que en español. Esta al final de la sección 9 del capítulo 15, tomo primero.
If the general extension of factory legislation to all trades for the purpose of protecting the
working-class both in mind and body has become inevitable, on the other hand, as we have
already pointed out, that extension hastens on the general conversion of numerous isolated small
industries into a few combined industries carried on upon a large scale; it therefore accelerates the
concentration of capital and the exclusive predominance of the factory system. It destroys both
the ancient and the transitional forms, behind which the dominion of capital is still in part
concealed, and replaces them by the direct and open sway of capital; but thereby it also
generalises the direct opposition to this sway. While in each individual workshop it enforces
uniformity, regularity, order, and economy, it increases by the immense spur which the limitation
and regulation of the working day give to technical improvement, the anarchy and the
catastrophes of capitalist production as a whole, the intensity of labour, and the competition of
machinery with the labourer. By the destruction of petty and domestic industries it destroys the
last resort of the ―redundant population,‖ and with it the sole remaining safety-valve of the whole
social mechanism. By maturing the material conditions, and the combination on a social scale of
the processes of production, it matures the contradictions and antagonisms of the capitalist form
of production, and thereby provides, along with the elements for the formation of a new society,
the forces for exploding the old one.244
Robert Owen, the father of Co-operative Factories and Stores, but who, as before remarked, in no
way shared the illusions of his followers with regard to the bearing of these isolated elements of
transformation, not only practically made the factory system the sole foundation of his experiments,
but also declared that system to be theoretically the starting-point of the social revolution. Herr
Vissering, Professor of Political Economy in the University of Leyden, appears to have a suspicion of
this when, in his ―Handboek van Practische Staatshuishoudkunde, 1860-62, which reproduces all the
platitudes of vulgar economy, he strongly supports handicrafts against the factory system.
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