Y aunque siempre han estado ahí de una forma latente determinando mis inclinaciones en la vida, mis memorias jamás vinieron a mí tan claras como esa tarde de primavera del 2011 en que escuchaba por primera vez unas músicas raras que había puesto la noche anterior en mi ipod. Las escuchaba mientras viajaba de mi trabajo (un proyecto de investigación social y genética para determinar qué factores hacen que una población pobre se vuelva más sensible a padecer cosas como asma) a mi casa y para ello tenía que atravezar las zonas más olvidadas y humildes de la gran Lima. Esa tarde, mientras escuchaba la música, pensaba en cuanto a mis amigos y a mi nos gustaba el calor del verano que se acercaba, como el sol significaba pasar días en las casas de playa y pasear con vestiditos hermosos por el malecón, pero que injusta era esa realidad al contrastarla con la que nos inundaba por la ventana del bus, en donde el sol sólo significaba hacer el pesado trabajo más extenuante, el arenal más árido, la pobreza más terrible... y al mezclarse esos pensamientos con la voz de Elena Vaenga en su concierto de canciones de la Gran Guerra Patria de pronto mi corazón se detuvo. Una memoria tan fresca como la dulce voz me dejó desarmada: Era mi papá, cantándome en ruso una triste marcha soviética convertida en tonada de cuna. Tal vez estábamos en Centro América, tal vez en Colombia. Tal vez los guerrilleros nos habían tomado de rehenes ya, tal vez mi mamá ya se había ido al Perú. Lo único que recuerdo era una sensación de incertidumbre, de un final cerca, de una tristeza profunda por algo que se fué o algo que no llegó a ser, y la voz varonil de mi papá hablándome, sin mencionarlo, de la tristeza de sus sueños de juventud marchitos tan antes de tiempo, aquel diciembre de 1991...
Mi familia nunca me inculcó directamente el Comunismo, pero me transmitieron cada uno de sus afectos en nuestras visitas a bibliotecas, museos, viejos cafés intelectuales, conversaciones en las que los niños eran muy pequeños para entender, pero entendían todo. Mi papá silvando "Natalie" mientras le quitaba el polvo a sus viejos libros comunistas (Ellos viven muy bien cuidados y queridos en el espacio más grande que hay en nuestra biblioteca) mientras yo pintaba en el escritorio y lo miraba subido en la escalerita...
Mi familia nunca tuvo que inculcarme el Comunismo directamente porque tal vez sabían que yo volvería a él de forma natural. Y eso es, precisamente, lo que ha pasado.
No sé de qué me sirva esto. No soy activista política; soy una científica en proceso de formación, soy un personal de salud que entiende que mi deber es servir a aquel que no puede pagar atención médica por sus propios medios, no sé si alguna vez sea más que eso, no sé si deba intentarlo, no sé si quiera. Mi papá fue un gran activista y lo admiro muchísimo, pero él mismo prefiere que me dedique a los pacientes y a la ciencia más que a la política.
Uno de mis sueños más grandes ahora es viajar a Rusia y algunos países de la ex Union Sovietica con mi papá y tal vez mi mamá. Por lo menos, eso sí lo tengo bien claro
Gracias! No puedo expresar mis sentimientos en otros espacios.
Mi familia nunca me inculcó directamente el Comunismo, pero me transmitieron cada uno de sus afectos en nuestras visitas a bibliotecas, museos, viejos cafés intelectuales, conversaciones en las que los niños eran muy pequeños para entender, pero entendían todo. Mi papá silvando "Natalie" mientras le quitaba el polvo a sus viejos libros comunistas (Ellos viven muy bien cuidados y queridos en el espacio más grande que hay en nuestra biblioteca) mientras yo pintaba en el escritorio y lo miraba subido en la escalerita...
Mi familia nunca tuvo que inculcarme el Comunismo directamente porque tal vez sabían que yo volvería a él de forma natural. Y eso es, precisamente, lo que ha pasado.
No sé de qué me sirva esto. No soy activista política; soy una científica en proceso de formación, soy un personal de salud que entiende que mi deber es servir a aquel que no puede pagar atención médica por sus propios medios, no sé si alguna vez sea más que eso, no sé si deba intentarlo, no sé si quiera. Mi papá fue un gran activista y lo admiro muchísimo, pero él mismo prefiere que me dedique a los pacientes y a la ciencia más que a la política.
Uno de mis sueños más grandes ahora es viajar a Rusia y algunos países de la ex Union Sovietica con mi papá y tal vez mi mamá. Por lo menos, eso sí lo tengo bien claro
Gracias! No puedo expresar mis sentimientos en otros espacios.