Yo es que flipo...
Luchando en el lugar preciso
La cita del 29M se va calentando. En los últimos tiempos hemos tenido
noticias de distintos sabotajes y acciones principalmente contra
entidades bancarias, o contra intereses estatales; en ocasiones
acompañadas de consignas anticapitalistas o llamando a la huelga; un
simple petardo, una maza o globos de pintura; Santutxu, Amurrio,
Agurain, Gasteiz; jóvenes dentenidxs….
Los medios de comunicación, actuando bajo una estrategia bien pautada,
han tratado de revivir el fantasma de la kale borroka (que siempre
tuvo mucho de político-mediático) “y sus nostálgicos”, junto con
clásicos como el Consejero de Interior de la Comunidad Autónoma Vasca,
Rodolfo Ares. El carácter espontáneo y no fácilmente adscribible a
cualquier grupo definido de estas acciones es la pesadilla de todo
investigador, policial o periodístico. No es admisible mediáticamente
que estalle la rabia contra los que la han sembrado. De ahí que surja
ipso facto la consigna de identificarlos como disidentes de la
Izquierda Abertzale, apelando a esta a que los aisle, para demostrar
su talante democrático. Y esta cae en la trampa del juego de los
demócratas alegando que el inofensivo petardo de Agurain está “fuera
de lugar”.
Si algo es cierto es que se está produciendo una intensificación de la
lucha social, o más bien de las condiciones para que esta se produzca,
a nivel de todo el Estado, sin estar muy claro cómo se va a articular.
Y esto no viene solamente dado por la situación económica, los
recortes, o la reforma laboral. Va a ir acompañado por un aumento de
la represión hacia las expresiones radicales de lucha. La legislatura
recién iniciada del PP va a ser larga, y la huelga general del 29M va
a ser el primera escenificación de los tiempos duros que vienen.
Para ver cómo se articula es importante tener en cuenta a los agentes
articuladores de la protesta. UGT y CCOO, que fueron hasta la fecha
pilares del statu quo español, se retiran silenciosamente una vez
hecho su trabajo desmovilizador y conciliador, maniobrando en el final
de su rol histórico, en un clima de descrédito social nunca visto
hasta la fecha hacia los sindicatos, de alguna manera también alentado
por los mass media. En esta situación de debilidad convocan una huelga
general de manera atropellada, asumiendo desde el principio su fracaso
y suplicando que se les tenga en cuenta en la negociación. Además de
que, por primera vez lo hacen a remolque del sindicalismo alternativo
gallego y vasco, pese a sus deficiencias.
Por otro lado, el movimiento 15M parece de momento no ser capaz de
remontar el vuelo y devolver a la calle la protesta, estabilizándose
sus asambleas barriales y perdiendo el carácter de novedad. El
carácter de descontento social (indignación) que motivó el movimiento
de ocupación de plazas (pese a haberse articulado con una fijación
extrema en el sistema político) se queda en un estado meramente
potencial, lejos de aglutinar una masa crítica ante un ataque directo
como es la reforma laboral. Tal vez una huelga general sea algo
irremediablemente unido a esa vieja izquierda en crisis.
Pero volviendo a Euskal Herria, foco histórico de disidencia y dolor
de cabeza para el Estado español, hoy en horas bajas; aquí tampoco
está muy claro cómo se va a articular, por el impasse en la lucha
social, pese al malestar latente.
Este aumento de la polarización social, ha pillado al MLNV centrado en
el “proceso democrático”, con el cese definitivo de la lucha armada de
ETA, el giro estratégico de la Izquierda Abertzale, la acumulación de
fuerzas soberanistas y la participación en las elecciones forales y
generales. Más allá de las valoraciones del cambio estratégico, en los
últimos tiempos el movimiento popular no sólo no ha experimentado esa
acumulación y expansión, sino que ha mantenido un perfil bajo,
mostrándose una clara priorización de la lucha institucional.
Si antes decía que el sindicalismo institucional español está en
crisis, el sindicalismo alternativo vasco no se libra, aunque en menor
medida. La convocatoria de huelga general para el 29M, si bien sí ha
sido socializada y era un clamor entre el tejido social, tampoco parte
de una posición de fuerza en un principio, al menos en sus
organizaciones. Uno de los frentes más exitosos del movimiento
popular, la “mayoría sindical vasca”, integrada por ELA, LAB y una
serie de sindicatos más pequeños, entra en crisis. Sin centrarme en
este tema, por un lado está la ausencia de ELA en las escenificaciones
del polo soberanista y del proceso democrático; y por otro ese bajo
perfil mantenido por el movimiento popular abertzale, en este caso
LAB, pensando más en las instituciones que en la lucha de base. En
este contexto se trata de dar una imagen de unidad para la huelga, y
se empieza a movilizar a todo ese magma social. Paralelamente se
presenta Ezkerretik Bilduz, como expresión de ese campo social
desatendido y escenificación de una nueva fase y campo en el que
realizar la “acumulación de fuerzas”, cerrando filas por la
izquierda.
Llega marzo y se vuelve a movilizar el movimiento juvenil. Después de
tanto tiempo de letargo, reaparece con fuerza y ganas. “Martxoko
Iraultza”, “Euskal Udaberria”… La Ertzaintza cargando el 3 de Marzo,
movilizaciones estudiantiles, Forales y Nacionales en jaque… La huelga
se empieza a calentar. En efecto, en la práctica callejera y
militante, la juventud vasca rebasa los márgenes toda estrechez
ideológica reformista con naturalidad. Ya puede ser “la defensa de la
educación pública” o cualquier cuestión en principio inofensiva, que
la lección dada en la calle deja en evidencia tanto a los simulacros
de protesta social convenientemente reglamentada; como al radicalismo
verbal que sólo se queda en pose.
Lo oportuno y necesario en unos tiempos que exigen enseñar los dientes
nunca estará “fuera de lugar” para toda esa juventud que se parte la
cara en la calle. Más bien despierta complicidades y supone un soplo
de aire fresco entre el hastío de lo políticamente correcto que nos
ahoga, y por qué no decirlo, nos aburre.
La huelga, convertida en una ceremonia colectiva de 24h como única
expresión posible del rechazo, dentro de los cauces establecidos, es
tan sólo un paso más. Un paso para rebasarlos. Porque esta huelga es
un punto de partida en la escalada que va a experimentar la lucha. No
lo perdamos, ni deleguemos nuestra respuesta en terceros ni aceptemos
corsés. Porque la lucha está en la calle en todas sus expresiones y
somos demasiado jóvenes para esperar, no estamos fuera de lugar, sino
en el lugar preciso.
http://aginteahausten.wordpress.com/