Declaración conjunta de GKK-CJC y GKB ante la Huelga General del 29 de marzo
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Nuestras organizaciones, conscientes de la importancia de la unidad de la clase obrera y la juventud, han decidido cooperar de cara a la realización de la Huelga General del 29 de marzo en Euskal Herria, convocada en esta ocasión por todos los sindicatos, incluidos los de ámbito estatal.
Era fundamental poder afrontar una convocatoria de este tipo, urgente y necesaria, con la máxima unidad posible y en las condiciones mínimas imprescindibles para sus posibilidades de éxito, como es la convocatoria en un mismo día por todos los sindicatos. Cabe ir mucho más allá y que las acciones de la clase obrera y sus sindicatos sean verdaderamente unitarias, conjuntas, en lugar de meramente coincidentes. Ello es responsabilidad de todas las direcciones sindicales y es una demanda vital de los/as trabajadores, evidenciada en convocatorias anteriores. En esta línea nos comprometemos los comunistas y así lo vamos a demostrar.
A pesar de no poder contar con las direcciones de los sindicatos, la clase obrera debe unirse organizándose para combatir a sus enemigos de clase. Y así lo hace en muchos centros de trabajo sin distinción de filiación. Ante los nuevos retos que deben enfrentar los trabajadores se hace necesario un frente unido de la clase con otras capas del pueblo, incluyendo a los baserritarras, trabajadores del campo, pequeños productores y autónomos. La lucha debe desarrollarse de manera constante a fin de que el movimiento obrero y sindical se fortalezcan y marchen a la ofensiva. Se hace imprescindible salir a la calle, mediante distintas fórmulas de lucha obrera, siendo la huelga general su máximo exponente
La huelga es un medio de defensa básico y elemental, pero poderoso, en manos de la clase obrera, que es la que mueve el mundo, la economía y la producción. Muestra que nuestra clase es capaz de construir la Historia con sus propias manos.
Podemos romper la falsa imagen, constantemente voceada por su propaganda, de que es el capital, a través de sus gobiernos, quien “ordena y manda” impunemente y transforma el mundo a su antojo, sin encontrar resistencia, como si lo hiciera “legítimamente" y debido a que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”; es decir, que todo es inevitable. Lo cierto es que está teniendo lugar un asalto y robo organizado a escala internacional, una lucha de clases que sólo busca abaratar la fuerza de trabajo, someter a los trabajadores/as y empobrecer a las masas.
Eso es lo que significan todas las “medidas” y “recortes” destinados a transferir miles de millones a la banca, al capital financiero: el Gobierno español está dispuesto a aplicar todas las medidas que exigen los imperialistas para salir de la crisis endémica del sistema. Estas políticas no buscan otra cosa que aumentar el ritmo de explotación de la mano de obra imponiendo al trabajador unas condiciones desfavorables a la hora de vender su fuerza de trabajo (de establecer el salario que percibirá en función de las horas de trabajo). Todo ello orientado a que los empresarios puedan extraer más plusvalía (más rendimiento y beneficio económico) de cada trabajador, sin que estos puedan presionar para mejorar sus condiciones de laborales ante el riesgo de un despido cuasi libre.
En concreto, con las medidas adoptadas se da una nueva vuelta de rosca a la situación de explotación y precariedad que sufrimos los jóvenes trabajadores, imponiendo salarios ínfimos en base a una supuesta formación, aumentando la temporalidad laboral más si cabe. Además, las empresas podrán imponer por su cuenta el salario, la jornada laboral y los criterios de movilidad que estimen oportunos, a fin de garantizarse el máximo de beneficio.
Y como no podría ser de otra manera, abaratan el despido, con lo que al empresario le saldrá prácticamente gratis echar a un trabajador para después contratar a otro por menos, con lo que consiguen rebajar el nivel salarial medio en la rama de producción de que se trate. Por otra parte, si hasta ahora la única manera que tenían los trabajadores de mantener sus derechos laborales y mejorarlos era a través de la negociación colectiva y los convenios sectoriales, con la reforma aprobada por el gobierno, los capitalistas podrán incumplir lo acordado sin más, modificando las condiciones laborales cuando y como les plazca.
Para combatir y derrotar al capitalismo, hace falta la lucha diaria, la lucha por la abolición de la explotación del hombre por el hombre, por una sociedad sin paro, por el socialismo, que puede satisfacer las necesidades del pueblo. El capitalismo ha alcanzado ya su última fase, monopolista e imperialista, en la que la producción y la riqueza se concentran en muy pocas manos. Bajo su dominio no hay futuro para la mayoría del pueblo. Sólo el poder obrero puede superar las desigualdades y la opresión que genera el sistema capitalista y a él sólo puede llegarse mediante la revolución socialista y la lucha por el comunismo.
Hagamos de la Huelga General un hito y un éxito de nuestra lucha de cada día.
Llamamos, pues, a todos/as los trabajadores, la juventud estudiante y trabajadora y demás sectores populares, a secundar con toda decisión y en firme unidad la Huelga General.
Cada cual en su puesto de trabajo o de estudio, desde su responsabilidad sindical o sin ella, afiliados o no, cada quien con su sindicato o sus compañeros/as, en activo o parados, ¡todos a la Huelga General! ¡Ni un trabajador o trabajadora sin salir a la Huelga! ¡El 29 de marzo a la calle!
Era fundamental poder afrontar una convocatoria de este tipo, urgente y necesaria, con la máxima unidad posible y en las condiciones mínimas imprescindibles para sus posibilidades de éxito, como es la convocatoria en un mismo día por todos los sindicatos. Cabe ir mucho más allá y que las acciones de la clase obrera y sus sindicatos sean verdaderamente unitarias, conjuntas, en lugar de meramente coincidentes. Ello es responsabilidad de todas las direcciones sindicales y es una demanda vital de los/as trabajadores, evidenciada en convocatorias anteriores. En esta línea nos comprometemos los comunistas y así lo vamos a demostrar.
A pesar de no poder contar con las direcciones de los sindicatos, la clase obrera debe unirse organizándose para combatir a sus enemigos de clase. Y así lo hace en muchos centros de trabajo sin distinción de filiación. Ante los nuevos retos que deben enfrentar los trabajadores se hace necesario un frente unido de la clase con otras capas del pueblo, incluyendo a los baserritarras, trabajadores del campo, pequeños productores y autónomos. La lucha debe desarrollarse de manera constante a fin de que el movimiento obrero y sindical se fortalezcan y marchen a la ofensiva. Se hace imprescindible salir a la calle, mediante distintas fórmulas de lucha obrera, siendo la huelga general su máximo exponente
La huelga es un medio de defensa básico y elemental, pero poderoso, en manos de la clase obrera, que es la que mueve el mundo, la economía y la producción. Muestra que nuestra clase es capaz de construir la Historia con sus propias manos.
Podemos romper la falsa imagen, constantemente voceada por su propaganda, de que es el capital, a través de sus gobiernos, quien “ordena y manda” impunemente y transforma el mundo a su antojo, sin encontrar resistencia, como si lo hiciera “legítimamente" y debido a que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”; es decir, que todo es inevitable. Lo cierto es que está teniendo lugar un asalto y robo organizado a escala internacional, una lucha de clases que sólo busca abaratar la fuerza de trabajo, someter a los trabajadores/as y empobrecer a las masas.
Eso es lo que significan todas las “medidas” y “recortes” destinados a transferir miles de millones a la banca, al capital financiero: el Gobierno español está dispuesto a aplicar todas las medidas que exigen los imperialistas para salir de la crisis endémica del sistema. Estas políticas no buscan otra cosa que aumentar el ritmo de explotación de la mano de obra imponiendo al trabajador unas condiciones desfavorables a la hora de vender su fuerza de trabajo (de establecer el salario que percibirá en función de las horas de trabajo). Todo ello orientado a que los empresarios puedan extraer más plusvalía (más rendimiento y beneficio económico) de cada trabajador, sin que estos puedan presionar para mejorar sus condiciones de laborales ante el riesgo de un despido cuasi libre.
En concreto, con las medidas adoptadas se da una nueva vuelta de rosca a la situación de explotación y precariedad que sufrimos los jóvenes trabajadores, imponiendo salarios ínfimos en base a una supuesta formación, aumentando la temporalidad laboral más si cabe. Además, las empresas podrán imponer por su cuenta el salario, la jornada laboral y los criterios de movilidad que estimen oportunos, a fin de garantizarse el máximo de beneficio.
Y como no podría ser de otra manera, abaratan el despido, con lo que al empresario le saldrá prácticamente gratis echar a un trabajador para después contratar a otro por menos, con lo que consiguen rebajar el nivel salarial medio en la rama de producción de que se trate. Por otra parte, si hasta ahora la única manera que tenían los trabajadores de mantener sus derechos laborales y mejorarlos era a través de la negociación colectiva y los convenios sectoriales, con la reforma aprobada por el gobierno, los capitalistas podrán incumplir lo acordado sin más, modificando las condiciones laborales cuando y como les plazca.
Para combatir y derrotar al capitalismo, hace falta la lucha diaria, la lucha por la abolición de la explotación del hombre por el hombre, por una sociedad sin paro, por el socialismo, que puede satisfacer las necesidades del pueblo. El capitalismo ha alcanzado ya su última fase, monopolista e imperialista, en la que la producción y la riqueza se concentran en muy pocas manos. Bajo su dominio no hay futuro para la mayoría del pueblo. Sólo el poder obrero puede superar las desigualdades y la opresión que genera el sistema capitalista y a él sólo puede llegarse mediante la revolución socialista y la lucha por el comunismo.
Hagamos de la Huelga General un hito y un éxito de nuestra lucha de cada día.
Llamamos, pues, a todos/as los trabajadores, la juventud estudiante y trabajadora y demás sectores populares, a secundar con toda decisión y en firme unidad la Huelga General.
Cada cual en su puesto de trabajo o de estudio, desde su responsabilidad sindical o sin ella, afiliados o no, cada quien con su sindicato o sus compañeros/as, en activo o parados, ¡todos a la Huelga General! ¡Ni un trabajador o trabajadora sin salir a la Huelga! ¡El 29 de marzo a la calle!