"El bombardeo de Tokio del día 10 de marzo de 1945: más de 100.000 muertos"
En la clara y despejada noche del 9 al 10 de marzo de 1945, más de 300 bombarderos estadounidenses del tipo B-29 lanzaron uno de los ataques aéreos más devastadores de la historia. Al amanecer, más de 100.000 personas** habrían muerto, un millón quedaron sin hogar y 40 kilómetros cuadrados de Tokio fueron quemados hasta los cimientos. Probablemente más personas murieron en el bombardeo de Tokio de esa noche que en los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki ocurridos cinco meses después. Sin embargo, este nefasto episodio sigue siendo uno de los horrores olvidados*** de la Segunda Guerra Mundial (tanto en USA como en Japón) y apenas un pequeño museo (Centro de Daños y Perjuicios de la Incursión Aérea de Tokio) conserva algunas fotografías de lo ocurrido y objetos de la época atacados por el fuego.
Durante la incursión del 9 al 10 de marzo, unas 1.700 toneladas de bombas incendiarias fueron lanzadas sobre el distrito de Shitamachi, el más densamente poblado del centro de Tokio, en un esfuerzo cuya supuesta justificación fue interrumpir al máximo la producción de guerra y destruir la moral japonesa. El agua de los ríos y canales de Tokio hirvió por la tormenta de fuego, el vidrio se fundió y las altas columnas de fuego llegaron a derribar a entre 10 y 12 de los aviones norteamericanos B-29 que más bajo volaban.
Se sabe que muy pocas fotos de los ataques de EE.UU. en Tokio y en todo el Japón han sobrevivido a la guerra. Sin embargo, en 2007 fueron encontrados varios miles de negativos del archivo de la revista Tohosha, de los que unos 700 se han podido restaurar y han pasado a formar parte de una exposición itinerante sobre el horror de la guerra. Curiosamente, el objetivo primero de la exposición fotográfica era mostrar la vida cotidiana durante la guerra, pero la fuerza de la evidencia de la magnitud de la catástrofe se impuso.
Robert S. McNamara (fallecido en 2009), quien fuera Ministro de Defensa durante los gobiernos de John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson, además de un destacado y acreditado analista de la política internacional durante la llamada Guerra Fría, fue un estrecho colaborador del General LeMay de la Fuerza Aérea estadounidense, planificador y máximo responsable de los bombardeos, tanto en Europa contra las ciudades alemanas como después en Asia contra las ciudades japonesas. De manera realmente contradictoria, McNamara realizó declaraciones públicas al final de sus días en las que solicitaba disculpas por muchas de las acciones cometidas por él personalmente y por su país en general, durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, al mismo tiempo que las justificaba como posiblemente necesarias. Hay que recordar, que en la vida civil, McNamara reflotó la Ford Motor Company cuando la empresa estaba a punto de ir a la quiebra. El número de despidos en la empresa y en las empresas subsidiarias fue escandaloso para la época.
McNamara fue también el diseñador del llamado incidente del Golfo de Tonkin, en el que unas lanchas patrulleras norvietnamitas supuestamente atacaron a dos barcos de guerra usamericanos y que propiciaron la resolución del Golfo de Tonkín que le daba carta blanca al Presidente Lyndon B. Johnson para determinar y realizar las acciones bélicas necesarias contra Vietnam del Norte sin la supervisión del Congreso (en especial los bombardeos masivos contra población civil, el uso de productos químicos destinados a acabar con la agricultura norvietnamita y la actuación de grupos especiales para asesinatos selectivos). La historia demostró años después que el incidente de Tonkin fue una invención que el presidente Johnson aprovechó para lograr sus objetivos en política militar (con especial hincapié en el desarrollo de la industria militar) e intentar contentar al ala más dura de los militares usamericanos.
Una de las frases más conocidas de las utilizadas por McNamara es "para hacer el bien, puedes tener que involucrarte en el mal".
***durante años los datos de este bombardeo estuvieron incluidos en el Acta de secretos oficiales, ocultándose a la opinión pública, historiadores e investigadores, a pesar de que en los primeros momentos se intentó utilizar el bombardeo de manera propagandística y ante la reacción en contrario, incluso dentro del Ejército norteamericano, decidieron ocultar tan horrible masacre.
**la cifra real de muertos y desaparecidos no se conoce de manera fiable. Cien mil muertos es la estimación realizada por periodistas norteamericanos muchos años después, aunque no se sabe en qué basan sus cálculos. En Japón consideran que no menos de entre 250 mil y 300 mil habitantes de Tokio murieron o desaparecieron esa noche.
En la clara y despejada noche del 9 al 10 de marzo de 1945, más de 300 bombarderos estadounidenses del tipo B-29 lanzaron uno de los ataques aéreos más devastadores de la historia. Al amanecer, más de 100.000 personas** habrían muerto, un millón quedaron sin hogar y 40 kilómetros cuadrados de Tokio fueron quemados hasta los cimientos. Probablemente más personas murieron en el bombardeo de Tokio de esa noche que en los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki ocurridos cinco meses después. Sin embargo, este nefasto episodio sigue siendo uno de los horrores olvidados*** de la Segunda Guerra Mundial (tanto en USA como en Japón) y apenas un pequeño museo (Centro de Daños y Perjuicios de la Incursión Aérea de Tokio) conserva algunas fotografías de lo ocurrido y objetos de la época atacados por el fuego.
Durante la incursión del 9 al 10 de marzo, unas 1.700 toneladas de bombas incendiarias fueron lanzadas sobre el distrito de Shitamachi, el más densamente poblado del centro de Tokio, en un esfuerzo cuya supuesta justificación fue interrumpir al máximo la producción de guerra y destruir la moral japonesa. El agua de los ríos y canales de Tokio hirvió por la tormenta de fuego, el vidrio se fundió y las altas columnas de fuego llegaron a derribar a entre 10 y 12 de los aviones norteamericanos B-29 que más bajo volaban.
Se sabe que muy pocas fotos de los ataques de EE.UU. en Tokio y en todo el Japón han sobrevivido a la guerra. Sin embargo, en 2007 fueron encontrados varios miles de negativos del archivo de la revista Tohosha, de los que unos 700 se han podido restaurar y han pasado a formar parte de una exposición itinerante sobre el horror de la guerra. Curiosamente, el objetivo primero de la exposición fotográfica era mostrar la vida cotidiana durante la guerra, pero la fuerza de la evidencia de la magnitud de la catástrofe se impuso.
Robert S. McNamara (fallecido en 2009), quien fuera Ministro de Defensa durante los gobiernos de John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson, además de un destacado y acreditado analista de la política internacional durante la llamada Guerra Fría, fue un estrecho colaborador del General LeMay de la Fuerza Aérea estadounidense, planificador y máximo responsable de los bombardeos, tanto en Europa contra las ciudades alemanas como después en Asia contra las ciudades japonesas. De manera realmente contradictoria, McNamara realizó declaraciones públicas al final de sus días en las que solicitaba disculpas por muchas de las acciones cometidas por él personalmente y por su país en general, durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, al mismo tiempo que las justificaba como posiblemente necesarias. Hay que recordar, que en la vida civil, McNamara reflotó la Ford Motor Company cuando la empresa estaba a punto de ir a la quiebra. El número de despidos en la empresa y en las empresas subsidiarias fue escandaloso para la época.
McNamara fue también el diseñador del llamado incidente del Golfo de Tonkin, en el que unas lanchas patrulleras norvietnamitas supuestamente atacaron a dos barcos de guerra usamericanos y que propiciaron la resolución del Golfo de Tonkín que le daba carta blanca al Presidente Lyndon B. Johnson para determinar y realizar las acciones bélicas necesarias contra Vietnam del Norte sin la supervisión del Congreso (en especial los bombardeos masivos contra población civil, el uso de productos químicos destinados a acabar con la agricultura norvietnamita y la actuación de grupos especiales para asesinatos selectivos). La historia demostró años después que el incidente de Tonkin fue una invención que el presidente Johnson aprovechó para lograr sus objetivos en política militar (con especial hincapié en el desarrollo de la industria militar) e intentar contentar al ala más dura de los militares usamericanos.
Una de las frases más conocidas de las utilizadas por McNamara es "para hacer el bien, puedes tener que involucrarte en el mal".
***durante años los datos de este bombardeo estuvieron incluidos en el Acta de secretos oficiales, ocultándose a la opinión pública, historiadores e investigadores, a pesar de que en los primeros momentos se intentó utilizar el bombardeo de manera propagandística y ante la reacción en contrario, incluso dentro del Ejército norteamericano, decidieron ocultar tan horrible masacre.
**la cifra real de muertos y desaparecidos no se conoce de manera fiable. Cien mil muertos es la estimación realizada por periodistas norteamericanos muchos años después, aunque no se sabe en qué basan sus cálculos. En Japón consideran que no menos de entre 250 mil y 300 mil habitantes de Tokio murieron o desaparecieron esa noche.
Última edición por pedrocasca el Jue Jun 07, 2012 1:24 pm, editado 5 veces