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Pongo más abajo un artículo que acabo de leer en kaosenlared que plantea algunos interrogantes sobre la izquierda en Grecia, y más en concreto sobre el KKE y Syriza.
por Emilio Marín / La Arena
Domingo, 13 de Mayo de 2012
EN ATENAS NO LOGRAN FORMAR GOBIERNO DE COALICION
Para el mundo eran más importantes las presidenciales en Francia, cuyo ballottage se realizaba el mismo día que las legislativas de Grecia. Quizás lo fueran, pues la economía gala es la segunda de la zona del euro.
Pero la batalla electoral helena tenía algo de dramatismo que quizás no lo había en la misma cantidad en la pugna Hollande-Sarkozy. Atenas viene siendo desde 2007 la capital europea de la lucha desesperada entre una crisis que arrasa con las conquistas laborales, y una resistencia, también desesperada, de los trabajadores y sectores afectados.
La compulsa tenía ese condimento especial, de ajuste brutal versus búsqueda de una solución política diferente a la que los partidos tradicionales venían aplicando desde el gobierno en los últimos años.
El lector argentino, a través de las informaciones de las agencias que muchas veces dicen apenas lo necesario de procesos lejanos y en otras oportunidades ocultan o mienten, tiene una idea básica de los resultados en aquella cuna de la civilización.
Sabe a grosso modo que los dos partidos principales de la coalición de gobierno, Nueva Democracia (liberal) y Pasok (socialdemócrata) retrocedieron sensiblemente en votos y diputados propios, al punto de perder la mayoría parlamentaria.
Se conoce también que una centroizquierda, la coalición Syriza, logró el segundo lugar, desplazando al Pasok. También es sabido, aunque se lo invisibiliza en los cables internacionales, que el Partido Comunista (KKE) fue la cuarta fuerza y acrecentó en forma modesta su cosecha.
La novedad fue la aparición como sexta fuerza del partido neonazi Amanecer Dorado, la punta de un fenómeno en Grecia que también ocurrió el 22 de abril en Francia, con el tercer puesto para la ultra del Frente Nacional (Marine Le Pen).
Contando con esas informaciones generales, convendría precisarlas y ponerles números y porcentajes. Hay que saber que votó el 65,05 por ciento, 6.476.751 personas. El cuadro quedaría conformado de esta manera:
1.-Nueva Democracia: 1.192.054 votantes (18,9%) con 108 legisladores. En 2009 había tenido 2.295.719 votos (33,5%). ¿Cómo se explica que ahora, habiendo perdido más de un millón de votos ND tenga 17 diputados más? Muy sencillo. La ley electoral premia con 50 diputados extras al partido que gana la elección. Y ND ganó, aunque su victoria sea pírrica.
2.-Syriza: 1.061.265 votantes (16,8%), 52 bancas. Dos años atrás había colectado 315.665 votos (4,60%) y sólo 13 escaños.
3.-Pasok: 833.529 votos (13,2%), 41 legisladores. En 2009 había tenido 3.012.542 sufragios (44%) y 160 bancas. Una performance catastrófica.
4.-KKE (P.Comunista): 536.072 votos (8,5%) y 26 legisladores, 5 más que en 2009, cuando lo había votado el 7,5% de los electores.
El partido neonazi, Amanecer Dorado, salió casi de la nada pues no tenía bancada y había recibido un ridículo 0,3 por ciento en 2009; saltó a la sexta ubicación, con 440.894 votos (7%) y 21 escaños.
Crisis quemó a ND y Pasok
No siempre, pero a veces los números suelen ser muy elocuentes y explican lo sucedido en una lucha política intrincada y compleja. Cuando las recetas de ajuste en 2010 y 2011 terminaron con la caída del gobierno socialdemócrata de Giorgos Papandreu, del Pasok, esta agrupación terminó uniéndose en una coalición con Nueva Democracia y pasó a estar liderada por Andonis Samarás.
Las dos expresiones eran diferentes en consignas y contenidos políticos e ideológicos habituales, pero ante la fuerte crisis y la presión de la Alemania de Angela Merkel, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, terminaron acordando un gobierno de “unidad nacional”.
En rigor esos gobiernos fueron del ajuste, la pobreza, la recesión, el desempleo y las privatizaciones. Ese fue el signo básico de los dos “rescates” europeos, entregados en cómodas cuotas con el reaseguro previo de leyes del parlamento helénico –a propuestas del Ejecutivo- de que se achicaría el gasto público, se rebajaría salarios y pensiones, se despediría a centenares de miles de empleados públicos y se privatizaría numerosas empresas estatales.
Ese paquete se fue aplicando y, por ejemplo, hoy Grecia disputa cabeza a cabeza el triste récord de desempleo con España. El suyo es superior al 21 por ciento y en cualquier momento deja atrás al de Madrid, aunque con Mariano Rajoy, del PP, esa empresa es muy difícil…
Ese modelo de empobrecimiento de la sociedad con tal de cumplir con los preceptos de la Unión Europea y especialmente los dictados por el eje “Merkozy” (ahora simplemente Merkel, sin su socio francés), generó un vasto resentimiento entre los griegos.
Primero estuvo la reacción y el castigo a los dos partidos de gobierno, en las calles. Hubo numerosos paros generales, movilizaciones callejeras y durísimos enfrentamientos de manifestantes con las fuerzas policiales.
Y ahora llegó el turno de golpear con la papeleta electoral. Y vaya si los griegos dejaron grogui Samaras y el nuevo dirigente del Pasok, Evangelos Venizelos; en particular a este último, sucesor de Papandreu.
El electorado los ha identificado como los verdugos del ajuste y, lo que quizás sea peor para un pueblo orgulloso de su historia, como serviles de Merkel y una Alemania que desde 1939, con la Segunda Guerra Mundial, no dejó precisamente buenos recuerdos en el país del Partenón.
Esto sería lo bueno del mensaje de las urnas en Grecia, pero también en Francia y en algunos estados de Alemania: la mayoría de los votantes castiga a los presidentes del ajuste y la austeridad. David Cameron está con sus barbas en remojo…
Problemática de la izquierda
La actuación durante la elección y luego de ella, de las dos expresiones de la izquierda en un sentido amplio (en realidad izquierda, el KKE o PC, y centroizquierda, Syrisa), viene generando arduos debates en Grecia y, por extensión en Europa.
¿Debían unirse las dos listas para el 6 de mayo? La interrogación sigue en pie pues si los partidos ND-Pasok-Syrisa y otros no logran formar gobierno, a mediados de junio deberán realizarse nuevos comicios. Ese país tiene un gobierno donde el parlamento de 300 asientos debe aprobar la formación de aquél y se necesita un mínimo de 151 para lograrlo. El presidente Carolos Papulias les encargó, sucesivamente, formar gobierno a los líderes de las tres fuerzas con mayor número de votos, esto es a Samarás (ND), Alexis Tsipras (Syrisa) y Venizelos ( Pasok), pero ninguno de los tres pudo lograr el cometido.
Lo único bueno de la ronda de entrevistas fue que ninguno de los nombrados se avino a una reunión con los fascistas de Amanecer Dorado. Este grupo habrá logrado ingresar al Parlamento, pero en política tiene un altísimo grado de aislamiento, lógico por sus propuestas ultraxenófobas (planteó minar las fronteras griegas, para evitar los inmigrantes).
Se reitera la pregunta: ¿Syrisa y KKE debían unirse?
Lo positivo de tal hipótesis es que habrían reunido entre ambas aproximadamente el 25 por ciento de los sufragios y habían sido la fuerza ganadora. Aunque no tuvieran mayoría propia, con su fuerte bancada, la más importante, podrían haber intentado un gabinete entre ambos y desprendimientos del Pasok y de Izquierda Democrática (19 bancas).
Tal hipótesis no era mera alquimia electoralista. Syrisa planteó la necesidad de parar con los ajustes impuestos por la Unión Europea y especialmente Alemania. También pidió una auditoría de la pesada deuda pública para depurarla del componente fraudulento, y una moratoria sobre los capítulos más onerosos.
Con puntos de vista como esos no era imposible una alianza, para el 22 de mayo y para el 10 o 17 de junio, cuando quizás se vuelva a votar para salir de la impasse.
Syrisa no es que fue muy generosa con el KKE, pero al sacar el doble de votos que éste, tenía derecho a que los posibles acuerdos tuvieran más en cuenta sus postulados. El KKE no quiso saber nada con esa alianza. Su secretaria general, Aleka Papariga, torpedeó esa posibilidad en su discurso ante el masivo acto del 1 de Mayo en Atenas. “El Pasok no puede engañar con bluffs como antes, se ha encontrado su sucesor digno en la llamada izquierda renovadora arrepentida (Syrisa) que no tiene ningún problema atacar la experiencia histórica importante del siglo XX, la lucha de clases, su perspectiva”, arengó.
El suyo suena como un discurso un poco sectario, pero caben dos aclaraciones. Una, que el KKE es un partido obrero de muchos años, con mucha experiencia política, fundado en 1918 y que combatió armas en la mano contra la ocupación nazi. Dos, quizás, al calor de las numerosas y radicalizadas huelgas de trabajadores desde 2007 para aquí, haya visto que los dirigentes de Syrisa, que vienen del Pasok, son pura espuma y no lo que dicen ser. ¿Y si el KKE tiene razón y Alexis Tsipras fuera una especie de Chacho Alvarez y de Frepaso?
La crisis política de Grecia y la problemática de la izquierda
por Emilio Marín / La Arena
Domingo, 13 de Mayo de 2012
EN ATENAS NO LOGRAN FORMAR GOBIERNO DE COALICION
Para el mundo eran más importantes las presidenciales en Francia, cuyo ballottage se realizaba el mismo día que las legislativas de Grecia. Quizás lo fueran, pues la economía gala es la segunda de la zona del euro.
Pero la batalla electoral helena tenía algo de dramatismo que quizás no lo había en la misma cantidad en la pugna Hollande-Sarkozy. Atenas viene siendo desde 2007 la capital europea de la lucha desesperada entre una crisis que arrasa con las conquistas laborales, y una resistencia, también desesperada, de los trabajadores y sectores afectados.
La compulsa tenía ese condimento especial, de ajuste brutal versus búsqueda de una solución política diferente a la que los partidos tradicionales venían aplicando desde el gobierno en los últimos años.
El lector argentino, a través de las informaciones de las agencias que muchas veces dicen apenas lo necesario de procesos lejanos y en otras oportunidades ocultan o mienten, tiene una idea básica de los resultados en aquella cuna de la civilización.
Sabe a grosso modo que los dos partidos principales de la coalición de gobierno, Nueva Democracia (liberal) y Pasok (socialdemócrata) retrocedieron sensiblemente en votos y diputados propios, al punto de perder la mayoría parlamentaria.
Se conoce también que una centroizquierda, la coalición Syriza, logró el segundo lugar, desplazando al Pasok. También es sabido, aunque se lo invisibiliza en los cables internacionales, que el Partido Comunista (KKE) fue la cuarta fuerza y acrecentó en forma modesta su cosecha.
La novedad fue la aparición como sexta fuerza del partido neonazi Amanecer Dorado, la punta de un fenómeno en Grecia que también ocurrió el 22 de abril en Francia, con el tercer puesto para la ultra del Frente Nacional (Marine Le Pen).
Contando con esas informaciones generales, convendría precisarlas y ponerles números y porcentajes. Hay que saber que votó el 65,05 por ciento, 6.476.751 personas. El cuadro quedaría conformado de esta manera:
1.-Nueva Democracia: 1.192.054 votantes (18,9%) con 108 legisladores. En 2009 había tenido 2.295.719 votos (33,5%). ¿Cómo se explica que ahora, habiendo perdido más de un millón de votos ND tenga 17 diputados más? Muy sencillo. La ley electoral premia con 50 diputados extras al partido que gana la elección. Y ND ganó, aunque su victoria sea pírrica.
2.-Syriza: 1.061.265 votantes (16,8%), 52 bancas. Dos años atrás había colectado 315.665 votos (4,60%) y sólo 13 escaños.
3.-Pasok: 833.529 votos (13,2%), 41 legisladores. En 2009 había tenido 3.012.542 sufragios (44%) y 160 bancas. Una performance catastrófica.
4.-KKE (P.Comunista): 536.072 votos (8,5%) y 26 legisladores, 5 más que en 2009, cuando lo había votado el 7,5% de los electores.
El partido neonazi, Amanecer Dorado, salió casi de la nada pues no tenía bancada y había recibido un ridículo 0,3 por ciento en 2009; saltó a la sexta ubicación, con 440.894 votos (7%) y 21 escaños.
Crisis quemó a ND y Pasok
No siempre, pero a veces los números suelen ser muy elocuentes y explican lo sucedido en una lucha política intrincada y compleja. Cuando las recetas de ajuste en 2010 y 2011 terminaron con la caída del gobierno socialdemócrata de Giorgos Papandreu, del Pasok, esta agrupación terminó uniéndose en una coalición con Nueva Democracia y pasó a estar liderada por Andonis Samarás.
Las dos expresiones eran diferentes en consignas y contenidos políticos e ideológicos habituales, pero ante la fuerte crisis y la presión de la Alemania de Angela Merkel, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, terminaron acordando un gobierno de “unidad nacional”.
En rigor esos gobiernos fueron del ajuste, la pobreza, la recesión, el desempleo y las privatizaciones. Ese fue el signo básico de los dos “rescates” europeos, entregados en cómodas cuotas con el reaseguro previo de leyes del parlamento helénico –a propuestas del Ejecutivo- de que se achicaría el gasto público, se rebajaría salarios y pensiones, se despediría a centenares de miles de empleados públicos y se privatizaría numerosas empresas estatales.
Ese paquete se fue aplicando y, por ejemplo, hoy Grecia disputa cabeza a cabeza el triste récord de desempleo con España. El suyo es superior al 21 por ciento y en cualquier momento deja atrás al de Madrid, aunque con Mariano Rajoy, del PP, esa empresa es muy difícil…
Ese modelo de empobrecimiento de la sociedad con tal de cumplir con los preceptos de la Unión Europea y especialmente los dictados por el eje “Merkozy” (ahora simplemente Merkel, sin su socio francés), generó un vasto resentimiento entre los griegos.
Primero estuvo la reacción y el castigo a los dos partidos de gobierno, en las calles. Hubo numerosos paros generales, movilizaciones callejeras y durísimos enfrentamientos de manifestantes con las fuerzas policiales.
Y ahora llegó el turno de golpear con la papeleta electoral. Y vaya si los griegos dejaron grogui Samaras y el nuevo dirigente del Pasok, Evangelos Venizelos; en particular a este último, sucesor de Papandreu.
El electorado los ha identificado como los verdugos del ajuste y, lo que quizás sea peor para un pueblo orgulloso de su historia, como serviles de Merkel y una Alemania que desde 1939, con la Segunda Guerra Mundial, no dejó precisamente buenos recuerdos en el país del Partenón.
Esto sería lo bueno del mensaje de las urnas en Grecia, pero también en Francia y en algunos estados de Alemania: la mayoría de los votantes castiga a los presidentes del ajuste y la austeridad. David Cameron está con sus barbas en remojo…
Problemática de la izquierda
La actuación durante la elección y luego de ella, de las dos expresiones de la izquierda en un sentido amplio (en realidad izquierda, el KKE o PC, y centroizquierda, Syrisa), viene generando arduos debates en Grecia y, por extensión en Europa.
¿Debían unirse las dos listas para el 6 de mayo? La interrogación sigue en pie pues si los partidos ND-Pasok-Syrisa y otros no logran formar gobierno, a mediados de junio deberán realizarse nuevos comicios. Ese país tiene un gobierno donde el parlamento de 300 asientos debe aprobar la formación de aquél y se necesita un mínimo de 151 para lograrlo. El presidente Carolos Papulias les encargó, sucesivamente, formar gobierno a los líderes de las tres fuerzas con mayor número de votos, esto es a Samarás (ND), Alexis Tsipras (Syrisa) y Venizelos ( Pasok), pero ninguno de los tres pudo lograr el cometido.
Lo único bueno de la ronda de entrevistas fue que ninguno de los nombrados se avino a una reunión con los fascistas de Amanecer Dorado. Este grupo habrá logrado ingresar al Parlamento, pero en política tiene un altísimo grado de aislamiento, lógico por sus propuestas ultraxenófobas (planteó minar las fronteras griegas, para evitar los inmigrantes).
Se reitera la pregunta: ¿Syrisa y KKE debían unirse?
Lo positivo de tal hipótesis es que habrían reunido entre ambas aproximadamente el 25 por ciento de los sufragios y habían sido la fuerza ganadora. Aunque no tuvieran mayoría propia, con su fuerte bancada, la más importante, podrían haber intentado un gabinete entre ambos y desprendimientos del Pasok y de Izquierda Democrática (19 bancas).
Tal hipótesis no era mera alquimia electoralista. Syrisa planteó la necesidad de parar con los ajustes impuestos por la Unión Europea y especialmente Alemania. También pidió una auditoría de la pesada deuda pública para depurarla del componente fraudulento, y una moratoria sobre los capítulos más onerosos.
Con puntos de vista como esos no era imposible una alianza, para el 22 de mayo y para el 10 o 17 de junio, cuando quizás se vuelva a votar para salir de la impasse.
Syrisa no es que fue muy generosa con el KKE, pero al sacar el doble de votos que éste, tenía derecho a que los posibles acuerdos tuvieran más en cuenta sus postulados. El KKE no quiso saber nada con esa alianza. Su secretaria general, Aleka Papariga, torpedeó esa posibilidad en su discurso ante el masivo acto del 1 de Mayo en Atenas. “El Pasok no puede engañar con bluffs como antes, se ha encontrado su sucesor digno en la llamada izquierda renovadora arrepentida (Syrisa) que no tiene ningún problema atacar la experiencia histórica importante del siglo XX, la lucha de clases, su perspectiva”, arengó.
El suyo suena como un discurso un poco sectario, pero caben dos aclaraciones. Una, que el KKE es un partido obrero de muchos años, con mucha experiencia política, fundado en 1918 y que combatió armas en la mano contra la ocupación nazi. Dos, quizás, al calor de las numerosas y radicalizadas huelgas de trabajadores desde 2007 para aquí, haya visto que los dirigentes de Syrisa, que vienen del Pasok, son pura espuma y no lo que dicen ser. ¿Y si el KKE tiene razón y Alexis Tsipras fuera una especie de Chacho Alvarez y de Frepaso?
