Bo Guagua, el hijo de Bo Xilai, el destacado miembro del Partido Comunista Chino caído en desgracia junto a su esposa, se encuentra en paradero desconocido desde que abandonara la semana pasada su apartamento en las cercanías de la Universidad de Harvard, donde cursa estudios, según informa hoy en su edición de papel el diario The Wall Street Journal citando fuentes cercanas al joven.
Bo, de 24 años, carecía de escolta privada. Según el diario, se desconoce a dónde ha ido, cuánto tiempo permanecerá fuera o si incluso retornará a sus clases del programa de Gobierno de la Harvard´s Kennedy School. Según fuentes de la Administración norteamericana citadas por The Wall Street Journal, el FBI no tiene nada que ver con el hecho de que Bo no se encuentre en su residencia habitual y no le estaría dando cobijo.
China ha vivido en los últimos días su mayor escándalo político en décadas cuando el Comité Central del Partido anunció la expulsión del Politburó del secretario de la formación en la ciudad de Chongqing, mientras que su esposa era detenida como sospechosa de homicidio de un ciudadano británico amigo de la familia, Neil Heywood, hallado muerto el pasado noviembre en una habitación de hotel de Chongqing.
El estrepitoso desprestigio de Bo incluye rumores de su implicación en seis asesinatos y en escándalos de corrupción, crímenes que, de ser probados, podrían suponerle la pena de muerte, según apunta Boxun, portal de noticias chinas desde el extranjero, citado por la agencia EFE.
La defenestración de Bo Xilai, hijo de uno de los llamados "Ocho Inmortales" (revolucionarios cercanos a Mao Zedong en los inicios del régimen) supone su definitiva desaparición política en el país comunista a apenas seis meses de la renovación del todopoderoso Comité Central, del que saldrá el próximo presidente de China.
A finales de la semana pasada, la agencia Reuters especulaba sobre el futuro del joven, que junto a otros como él reciben el apodo de principitos por los privilegios de los que disfrutan y sus vidas llenas de lujos: “La gente no tiene ahora claro cuál será el futuro del joven Bo: si volverá con su familia a China, si buscará asilo en Estados Unidos o qué sucederá”.
Distintos medios relataban en sus crónicas que Bo no siempre estuvo a la altura de las exigencias de Harvard, habiendo dejado de lado en ocasiones los estudios por la vida social. Según distintas fuentes, en uno de los viajes del joven a Pekín se le vio conduciendo un Ferrari rojo con el que acudió a buscar a una de las hijas de Jon Huntsman, exembajador de Obama en China y excontendiente republicano por la Casa Blanca.
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