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    "Un moderno enfoque de la dialéctica de la naturaleza" - Una reseña de "The dialectical biologist" de Richard Levins y Richard Lewontin - publicado en Ciencia popular

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    pedrocasca
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    Mensaje por pedrocasca Sáb Abr 21, 2012 8:13 pm

    "Un moderno enfoque de la dialéctica de la naturaleza"

    Una reseña de "The dialectical biologist" de Richard Levins*** y Richard Lewontin***

    publicado en Ciencia popular

    se puede leer y copiar en el enlace:

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    Un moderno enfoque de la dialéctica de la naturaleza

    Desde los años '20 de este siglo, los pensadores marxistas más serios han identificado al materialismo dialéctico con el materialismo histórico, es decir que han planteado que el marxismo, como ciencia de la revolución socialista, como teoría de la emancipación del proletariado, no tiene otro campo que el de la historia humana y que, en consecuencia, los intentos de Engels de dialectizar la naturaleza en el Anti-Duhring y sobre todo en Dialéctica de la naturaleza, estaban condenados al fracaso. Esta postura se manifiesta en los escritos de Lukacs (Historia y conciencia de clase), Korsch (Marxismo y filosofía) y Jakubowski (Las superestructuras ideológicas). Por otro lado, de parte de la ciencias naturales se criticó las posiciones de Engels "mostrando" la "falsedad" del marxismo (por ejemplo en El azar y la necesidad del premio Nobel Jacques Monod). Siguiendo a Monod, muchos críticos han acusado a la pretensión engelsiana de aplicar la dialéctica a la naturaleza de estar en la base del Diamat (1) soviético que prohibió los estudios de genética, que obligaba a todo científico a "dialectizar" sus resultados y que terminó en aberraciones como las teorías de Lysenko.

    Comprendiendo la intención ideológica de la crítica burguesa al materialismo dialéctico, en el sentido de desacreditar al marxismo, la crítica desde el punto de vista marxista es menos comprensible. Si aceptamos que el ser humano -y en consecuencia su sociedad- no son sino productos y aspectos de la naturaleza, entonces en su aspecto más profundo las leyes de evolución de la naturaleza y de la sociedad deben ser las mismas. Plantear una discontinuidad esencial entre la naturaleza y el hombre es pecar de idealismo y, en última instancia, caer en la posición religiosa para la cual el hombre es una creación especial de Dios, hecho a su imagen y semejanza y, como tal, esencialmente diferente del resto de la naturaleza. En concreto, quien sostenga la validez de la dialéctica para estudiar la sociedad humana y no la naturaleza, debe explicar cómo surge un proceso dialéctico a partir de un proceso de evolución lineal. Sin embargo, uno de los aspectos fundamentales de la dialéctica es su capacidad de explicar el surgimiento de lo cualitativamente nuevo, lo que las otras corrientes materialistas no son capaces de hacer satisfactoriamente. Es por eso que pensamos que la posición que considera que la dialéctica sólo es válida en el campo de las ciencias del hombre es contradictoria en sí misma y da pie a posiciones idealistas.

    Es entusiasmante que dos biólogos de formación, profesores de Harvard, hayan tomado sobre sus espaldas el desafío de mostrar que el materialismo dialéctico es aplicable de forma seria a la biología no sólo para interpretar los resultados sino también como método de investigación. La dedicatoria de su libro: "A Federico Engels, quien se equivocó muchísimas veces pero estuvo en lo justo donde importó" es todo un programa.

    En este artículo nos centraremos en la reseña de la exposición de ciertos aspectos de la biología desde un punto de vista materialista dialéctico. Si bien los autores han encarado su libro para demostrar a quienes se interesan por las ciencias naturales -y que, en general, desconocen la dialéctica- la validez de la dialéctica en esas áreas, creemos que puede ser útil para quienes aceptan la dialéctica pero, fruto de los prejuicios ambientes, nunca consideraron seriamente su aplicación a las ciencias naturales. En otro artículo reseñaremos el estudio hecho por los autores sobre la mercantilización de la ciencia.

    La evolución como ideología

    Una primera cuestión que se trata en ese trabajo es porqué en el siglo XIX aparece en las ciencias biológicas, de las manos de Lamarck y de Darwin, el concepto de evolución. Durante la Antiguedad y la Edad Media, la ideología dominante sostenía que el orden reinante -tanto a nivel de la naturaleza como a nivel de la sociedad humana- era el orden "natural", creado por Dios y válido por toda la eternidad (o al menos hasta el Juicio Final). La fijeza de las especies, la imposibilidad de imaginar la posibilidad de que de un animal similar al mono surgiera un ser similar al hombre, no eran sino el reflejo en las concepciones científicas de la imposibilidad que un hijo de campesino llegara a ser noble. El surgimiento y posterior hegemonía de la burguesía, la posibilidad de ascenso en la escala social, la caída de las viejas órdenes nobiliarias tuvieron su reflejo ideológico, no sólo en las concepciones políticas de la época, sino también en las científicas.

    "El crecimiento en la ideología del cambio como un aspecto esencial de los sistemas naturales fue el resultado necesario de esa alteración lenta pero profunda en las relaciones sociales europeas que llamamos revolución burguesa. El remplazo de los detentores hereditarios del poder por quienes cuyo dominio derivaba de sus actividades económicas exigía una alteración en la ideología legitimadora, de una fundada en la estabilidad natural a una basada en el cambio incesante." (pág 11)

    Si embargo, en su concepción desarrollada, moderna, la "evolución conduce a una mayor diversidad, complejidad [pero también a una mayor] homeostasis (2), y estabilidad del mundo viviente, en un medio físico que es cada vez más uniforme, simplificado y caótico" (pág 21). Para los autores esos aspectos no sólo no se pueden probar en general sino que, en muchos casos, se verifica exactamente lo contrario: de acuerdo con los datos paleontológicos, desde la aparición de la vida a veces aumentó y a veces disminuyó la diversidad. De igual manera, no hay ninguna evidencia empírica ni teórica a favor de una estabilidad creciente.

    "El énfasis en la diversidad, complejidad y estabilidad como las tendencias en la evolución puede ser entendido sólo como de origen ideológico. Mientras que el cambio y el movimiento eran los motivos intelectuales de la revolución burguesa (...), la consolidación de esa revolución sobre el final del siglo XIX y en el XX necesitaron un punto de vista distinto, en acuerdo con la sociedad recién estabilizada. El cambio tenía que ser domado en la ciencia como lo era en la sociedad." (pág 22). La conclusión es que "al igual que el pensamiento social moderno de la burguesía, el pensamiento evolucionista moderno niega la historia presuponiendo el equilibrio." (pág 23). Más precisamente, podemos decir que acepta que hubo una historia pero considera que la naturaleza ha llegado al fin de su historia y que todas las modificaciones y evolución que ocurren sólo tienen por función mantener el equilibrio en una situación esencialmente estable. Este punto de vista no hace sino reflejar la afirmación, hecha famosa por el ideólogo burgués norteamericano Francis Fukuyama, de que la humanidad, con la estabilización de las democracias burguesas como forma preponderante de estado, ha llegado al fin de su historia. Igualmente para él, todos los conflictos que surgen en la actualidad no son sino formas de volver al equilibrio. El entender la teoría de la evolución como una manifestación ideológica no implica que haya que rechazarla. Ante todo, porque las evidencias empíricas muestran inequívocamente que existe, en el mundo natural, una tendencia permanente al cambio, que a veces lleva a la estabilidad y a veces a la inestabilidad, a veces a la diversificación y a veces a la uniformización. Por otro lado porque, en su aspecto progresivo (reconocimiento del cambio) surge a caballo del ascenso de la burguesía como clase capaz de revolucionar las fuerzas productivas.

    El salto de cantidad en calidad

    Un problema para los evolucionistas del siglo XIX, era el origen de lo nuevo, lo que fue parcialmente resuelto por la teoría sintética de la evolución desarrollada entre las décadas del '30 y del '40 de este siglo. Esta teoría toma en cuenta las mutaciones aleatorias a nivel genético sin embargo no es capaz de explicar satisfactoriamente el surgimiento de lo nuevo: Todo el mundo está de acuerdo que el ser humano desciende de un mono que vivió hace unos seis millones de años. Durante cientos de miles de años su genoma fue sufriendo mutaciones aleatorias si perder las características de su especie. Sin embargo, aproximadamente hace cuatro millones de años esas mutaciones fueron suficientes para que apareciera una nueva especie, el Australopiteco, cuyo especímen más famoso es "Lucy", tres millones de años después apareció el Homo habilis y hace unos doscientos mil, el Homo sapiens. Para la teoría sintética de la evolución "el problema de la creatividad de la evolución permanecía: el origen del cambio cualitativo a partir del cuantitativo. La idea marxista-hegeliana de que cambios cualitativos pueden resultar de cambios cuantitativos iba contra el materialismo mecanicista que predominaba [y predomina] en la ideología práctica de los científicos. (...) Darwin creía que "la naturaleza no da saltos"." (pág 38). Sin embargo, la ciencia terminó por aceptar -de mala gana- ciertas discontinuidades esenciales en la naturaleza, como las transiciones de fase (pasaje del sólido al líquido y luego al gaseoso a partir de una variación cuantitativa de la temperatura) y los efectos de umbral, como por ejemplo las "transiciones entre el desarrollo continuo y la hibernación en ciertos mamíferos se producen por una variación en la duración del día de menos de media hora." (pág 39).

    Es interesante como la aceptación por parte de los científicos naturales de estos saltos de cantidad en calidad es su área específica o en el conjunto de la naturaleza (por ejemplo el matemático francés Thom o el químico belga Prigogine) no puede trasladarse a su aceptación a todo ámbito, en particular al de la sociedad. Aquí vemos nuevamente la ideología de la decadencia burguesa en acción, la que no puede aceptar que cambio cuantitativos en el desarrollo de las fuerzas productivas y en las relaciones de fuerzas entre las clases puedan producir un cambio cualitativo, es decir, una revolución social.

    El salto de cantidad en calidad se manifiesta también cuando, "en el caso extremo, lo imposible deviene primero posible y luego necesario. El ejemplo máximo de esto es la revolución del oxígeno. El oxígeno es una substancia muy tóxica para la mayoría de los constituyentes de la célula, y el evitar o protegerse del oxígeno debe haber tenido un valor selectivo muy alto en una época. Todavía en nuestro mundo sobreviven organismos anaeróbicos, viviendo donde el oxígeno no llega. Pero algunos organismos se ocuparon del oxígeno quitándole su toxicidad, permitiendo (en realidad promoviendo) su interacción con ciertas sustancias orgánicas de la célula. Esto no sólo eliminó al oxígeno como veneno, sino que permitió la liberación de la energía química contenida en esas moléculas, lo que aumentó drásticamente la eficiencia metabólica. Los organismos utilizadores de oxígeno a la larga llegaron a ser totalmente predominantes en el mundo viviente, pero la dependencia del propio oxígeno creó nuevas vulnerabilidades. La falta de oxígeno es una amenaza más inmediata contra la vida que la falta de alimentos ..." (pág 41).

    Otro aspecto fundamental es el salto del aspecto determinante. Aquí los autores muestran -a través del salto cualitativo- la unidad naturaleza-sociedad. Para grupos humanos relativamente primitivos, "una protección contra el fracaso de una cosecha a nivel local es el intercambio entre diferentes localidades. Entonces un funcionalista puede argumentar que el intercambio es una adaptación a la incertidumbre del medio ambiente. Pero con la evolución del intercambio en comercio, el precio aparece, y las variaciones de precio introducen más incertidumbre en la disponibilidad de alimentos que la sequía. (...) El punto importante es que la sociedad humana surge de la organización social animal, pero al surgir transforma el significado de las adaptaciones y crea nuevas necesidades. A medida que la sociedad da lugar a divisiones de clase, la población humana deja de ser la unidad de adaptación. A partir de ese momento, cada interacción regular de la población en una cultura dada, está determinada por los intereses de las diferentes clases sociales en sus relaciones conflictivas o cooperativas con las otras." (págs 45-46).

    Organismo y medio ambiente

    Para la teoría evolucionista la dicotomía fundamental es entre el organismo y el medio ambiente. Según ese punto de vista, el organismo evoluciona en un medio dado, del cual obtiene alimentos, recibe agresiones, aprovecha para su desarrollo y debe protegerse. Este medio es una presuposición para el organismo como la sociedad, para la sociología burguesa, es una presuposición para el ser humano.

    "En un análisis preliminar, la separación organismo- medio ambiente (...) ha resultado útil. Pero a la larga resulta un obstáculo para progresar en el entendimiento; la división del mundo en categorías mutuamente exclusivas puede ser convincente desde un punto de vista lógico, pero en la actividad científica ninguna clasificación no trivial parece ser en la realidad mutuamente exclusiva. A la larga su interpenetración se convierte en una preocupación central de cualquier investigación ulterior. Es en este aspecto que la dialéctica rechaza la doctrina del tercio excluído." (pág 53).

    La interpenetración del organismo y el medio ambiente se manifiesta en los siguientes aspectos: los organismos seleccionan su medio ambiente (por ejemplo "muchas especies animales evitan el stress extremo del desierto, saliendo sólo al amanecer o al anochecer. Las plantas, por supuesto menos móviles, pueden orientar su crecimiento, coordinar la letencia con las condiciones estacionales y desarrollar mecanismo para la dispersión de semillas, así resultan expuestas sólo a una parte del rango de condiciones físicas de un área." (págs 55-56). Los organismos modifican su medio ambiente, por ejemplo "ellos agotan los recursos que consumen; excretan en el medio productos de deshecho que no pueden utilizar o que son dañinos para ellos; y su presencia en un habitat deja evidencias que atraen a predadores y parásitos." (pág 56). Los organismos determinan qué aspectos de su medio ambiente son relevantes y qué variaciones ambientales pueden ser ignoradas: Por ejemplo, en comunidades de pájaros, la estructura vertical de la densidad de la vegetación puede ser más o menos importante que la composición a nivel de especies vegetales. Los organismos responden a su medio ambiente, por lo que el medio puede ser interpretado a través de los organismos: "Por ejemplo, en el laboratorio podemos seguir el crecimiento de moscas del vinagre y graficar el número de pelos en función de la temperatura. Luego podemos recoger moscas en la naturaleza, determinar el número promedio de pelos y encontrar, a partir de los datos del laboratorio, la temperatura en la cual se desarrollaron las moscas." (pág 57). La interacción recíproca entre organismo y medio ambiente se da a varios niveles espaciales y temporales; cada parte o actividad de un organismo se puede ver como medio ambiente para las otras partes.

    Este último punto lleva al estudio de la integración de las partes. "Hegel advirtió que el organismo está constituído por brazos, piernas, cabeza y tronco sólo cuando pasa bajo el cuchillo del anatomista." (pág 58). El organismo debe verse como un conjunto de partes articuladas en un todo. Donde cada parte depende de las demás y las modifica.

    La adaptación

    Otro concepto fundamental es el de la adaptación. Sus defensores "consideran la existencia de estructuras optimales y de adaptación perfecta, como la evidencia de la evolución a través de la selección natural. No hay progreso porque no hay nada que mejorar. (...) Hay una similitud llamativa entre esta visión de la evolución y la afirmación de que la actual sociedad de mercado es la organización más racional posible (...) (pág 84).

    El concepto de adaptación se basa en que "el mundo exterior plantea ciertos "problemas" a los organismos y que la evolución consiste en "resolver" estos problemas, al igual que un ingeniero diseña una máquina para resolver un problema." (pág 25). Pero este punto de vista no es sino la adaptación de la visión según la cual el mundo ha sido creado por Dios para, en última instancia, ser servido. Como dice el salmo "Los cielos cantan la gloria de Dios y el firmamento anuncia las obras de sus manos" (Salmos, 19-1). "La consecuencia política más importante de esta visión del mundo era la legitimación que daba para la organización social. Señores y siervos, dueños y esclavos, representaban una división del poder y el trabajo necesaria para el funcionamiento adecuado de la sociedad y la consecución del plan divino. La creencia que los organismos estaban maravillosamente adecuados a sus medios ambientes y que cada parte del organismo se ajustaba exquisitamente para servir una función especial en el cuerpo, así como las partes del cuerpo político eran perfectamente adecuadas para servir a las necesidades de la "sociedad", se trasladó al pensamiento biológico y antropológico moderno." (The dialectical biologist, pág 66).

    Pero "el concepto de adaptación implica la preexistencia de una forma, problema o ideal a los cuales el organismo se adapta por medio de un proceso dinámico." (pág 67). "La visión simplista que el medio cambia debido a una dinámica propia y es seguido por los organismos, no tiene en cuenta los efectos que los organismos tienen sobre aquél. (...) El organismo adapta el medio en el corto plazo para sus propias necesidades como, por ejemplo, construyendo un nido, pero en el largo plazo el organismo debe adaptarse a un medio que está cambiando, parte debido a la actividad del propio organismo" (pág 69) y parte debido a la actividad de otros organismos. El caso extremo es el del ser humano donde la adaptación de éste al medio consiste esencialmente en adaptar el medio a sus necesidades.

    El rechazar el punto de vista metafísico de la preexistencia de un problema a resolver, no significa negar la adaptación. Por ejemplo el desarrollo en la casi totalidad de mamíferos marinos de aletas o apéndices similares es una "obvia adaptación a la locomoción acuática, y la aptitud reproductiva de los antepasados de estas formas debe haber aumentado por la gradual modificación de sus apéndices de una manera similar. Sin embargo es puro misticismo suponer que nadar era un "problema" fundamental presentado ante los antepasados terrestres de esos animales antes de que tuvieran que habérselas con la locomoción a través de un medio líquido. El problema de la natación se planteó sólo de una manera marginal y rudimentaria, presentando sólo exigencias marginales al organismo, cuyas primitivas respuestas adaptativas implicaron, para la especie en evolución, un mayor compromiso con respecto al agua. Así esta coevolución del organismo y del medio ambiente que estaba creando para él mismo continuó por largo tiempo en la misma dirección, produciendo animales con forma de peces a partir de animales parecidos a perros y nadadores a partir de voladores, todos con apéndices aplanados." (pág 79).

    Así como para la economía burguesa, el individuo es el objeto de las fuerzas del mercado, para la teoría clásica de la evolución, el organismo es tan sólo el objeto de las fuerzas evolutivas. Sin embargo, así como el hombre es sujeto y objeto de su propia historia, el organismo lo es de su propia evolución. ƒl "es, en parte, consecuencia de la interacción de los genes y del medio ambiente, pero el organismo construye su propio medio y así nuevamente participa en su propia construcción. Finalmente, el organismo, al desarrollarse, construye un medio que es una condición para su desarrollo y reproducción, estableciendo las condiciones para la selección natural. De esta manera el organismo influencia su propia evolución, siendo a la vez el objeto de la selección natural y el creador de las condiciones de tal selección." (págs 105-106).

    El método dialéctico

    Podemos concluir esta primera parte de la reseña con una exposición de la aplicación del método dialéctico para el conocimiento de la naturaleza. "La separación hecha por Darwin entre la ontogenia y la filogenia (3) fue un paso absolutamente necesario para sacarse de encima el modelo Lamarckiano de la evolución (4). Sólo alienando el organismo de su medio y separando rigurosamente las fuentes ontogenéticas de la variación entre los organismos de las fuerzas filogenéticas de la selección natural pudo poner Darwin a la biología evolucionista sobre el camino correcto. Así también Newton tuvo que separar las fuerzas que actúan sobre los cuerpos de las propiedades de los cuerpos mismos: su masa y composición. Sin embargo la masa y la energía tuvieron que ser reintegradas para resolver las contradicciones del punto de vista newtoniano estricto y posibilitar a la alquimia moderna transformar un elemento en otro. De igual forma, el darwinismo no puede ser completado si el organismo no es reintegrado con las fuerzas internas y externas, de las cuales es tanto objeto como sujeto." (pág 106).

    Para los materialistas mecanicistas "las abstracciones son una forma de idealismo, por lo que la ciencia materialista necesariamente elimina las abstracciones y las remplaza con cierta clase de entidades "reales", cada una de las cuales es única [...]. Es obvio, sin embargo, que no podemos eliminar las abstracciones, sino no quedaría nada más que una crónica de sucesos. [...] No puede haber predictiblidad ni manipulación del mundo si no es agrupando los sucesos en clases, y esto implica ignorar las propiedades individuales [...]. Lo que hace materialista a la ciencia es que el proceso de abstracción es explícito y reconocido como históticamente contingente dentro de la ciencia. La abstracción se convierte en destructiva cuando lo abstracto es cosificado y cuando el proceso histórico de abstracción se olvida, llevando a que las descripciones abstractas se tomen como descripciones de los objetos reales." (págs 149-150). Ese, justamente, es el error del punto de vista idealista.

    Así tenemos dialéctico concreto-abstracto-concreto, donde el concreto de partida es un concreto confuso, indiferenciado, en el abstracto medio estudia las múltiples determinaciones del objeto y el concreto de llegada es un concreto superior, donde se integran, de forma articulada, las determinaciones estudiadas. Este proceso es el mismo explicitado por Marx en su Introducción a la crítica de la economía política y puede considerarse como paradigma del análisis dialéctico.

    Si bien es casi autocontradictorio tratar de dar una formalización de la dialéctica por medio de "leyes", los autores tratan de remarcar ciertos aspectos fundamentales.

    "El primer principio de un punto de vista dialéctico es que el todo es una relación de partes heterogéneas que no tienen existencia independiente previa como partes. El segundo principio, que resulta del primero, es que, en general, las propiedades de las partes no tienen una existencia alienada previa sino que se adquieren siendo partes de un todo particular." (pág 273).

    "Un tercer principio dialéctico es que la interpenetración de las partes y el todo es una consecuencia de la intercambiabilidad del sujeto y el objeto, de causa y efecto. En el mundo alienado los objetos son pasivos, elementos causados por otros sujetos, activos y causales. [...] La separación entre causa y efecto, sujeto y objeto en el mundo alienado tiene una consecuencia política directa [...]. El mundo exterior impone las condiciones a las que debemos adaptarnos socialmente, al igual que el medio ambiente fuerza a las especies a adaptarse biológicamente." (pág 274).

    Un cuarto principio es que el cambio es un aspecto característico de todos los sistemas. Como se mencionó más arriba, "en el pensamiento burgués el cambio ocupa una posición aparentemente contradictoria que resulta de la historia de la revolución burguesa." (pág 275).

    "El cambio característico de los sistemas resulta tanto de relaciones internas como externas. La heterogeneidad interna de un sistema puede producir la inestabilidad dinámica que resulta en desarrollo interno. Al mismo tiempo, el sistema como un todo se desarrolla en relación con el mundo exterior, que influencia y es influenciado por ese desarrollo. [...] La biología clásica, es decir la biología alienada, siempre separó las fuerzas internas y externas que operan sobre los organismos, manteniendo una costante mientras considera la otra. [...] La biología del desarrollo se agota con el problema de cómo los genes determinan al organismo. Por el otro lado, la biología evolutiva [...] está obsesionada con el problema de la adaptación del organismo al mundo exterior [...]."(págs 277-278).

    "Lo que caracteriza al mundo dialéctico, en todos sus aspectos, es que está constantemente en movimiento. Las constantes se transforman en variables, las causas en efectos y los sistemas se desarrollan, destruyendo las condiciones que permitieron su surgimiento." (pág 279). Todo esto lleva al concepto central del pensamiento dialéctico: el principio de contradicción.

    Para finalizar, citamos una advertencia de los autores: "El materialismo dialéctico no es, ni nunca lo fue, un método programático para resolver problemas físicos particulares. El análisis dialéctico provee una visión global y una serie de signos de atención contra formas particulares de dogmatismo y de estrechez de pensamiento. Nos dice "recuerde que la historia puede dejar huellas importantes. Recuerde que ser y devenir son aspectos duales de la naturaleza. Recuerde que las condiciones cambian y que las condiciones necesarias para iniciar un proceso pueden ser destruídas por el propio proceso. Recuerde de prestar atención a los objetos reales en el tiempo y en el espacio y de no perderlos completamente en abstracciones idealizadas. Recuerde que efectos cualitativos de contexto e interacción pueden perderse cuando los fenómenos se aislan." Y, sobre todo, "Recuerde que todas las otras advertencias son solo son signos de atención cuya aplicación a diferentes circunstancias del mundo exterior es contingente."" (págs 191-192).

    La ciencia como mercancía

    En este último tiempo, en el marco de la "modernización" del capitalismo argentino, se ha comenzado a discutir una nueva ley universitaria, así como el futuro del Conicet. Uno de los puntos más importantes planteados es la intervención de las empresas en la determinación de los programas de estudios e inclusive en la dirección de las universidades. Igualmente, una de las propuestas sobre el Conicet y los otros organismos de investigación (CNEA, INTA, INTI) es su desmantelamiento para dejar sus tareas a la iniciativa privada. Paralelamente, se incita a los investigadores y docentes universitarios a complementar sus ingresos con asesorías. En otros países, como en Francia, los organismos de investigación promueven que sus científicos establezcan empresas y que la investigación sea cada vez más orientada hacia las necesidades del mercado.

    En muchos sectores de la universidad y de los medios científicos se cuestionan estas propuestas, insistiendo que la ciencia y la universidad tienen que conservar su carácter independiente, no sujetos a los dictados de los grandes capitales. En esta reseña trataremos de demostrar, basados en una parte de The dialectical biologist de Levins y Lewontin, cómo ésta es una posición esencialmente reaccionaria, incapaz de comprender qué significa el capitalismo.

    El capitalismo es un sistema de producción que, necesariamente, tiende a expandirse, en área geográfica, en intensidad y a todos los aspectos de la vida corriente. Bajo el capitalismo todo tiende a convertirse en mercancía: la ciencia, el deporte, los genes, el honor, los órganos y hasta la vida humana. Cuando el capitalismo estaba todavía en pañales, Shakespeare lamentó esto:

    "¡Oro! ¡Oro amarillo, brillante, precioso! [...] Muchos suelen volver con esto lo blanco negro; lo feo, hermoso; lo falso, verdadero; lo bajo, noble; lo viejo, joven; lo cobarde, valiente. çOh dioses! ¿Por qué? Esto os va a sobornar a vuestros sacerdotes y a vuestros sirvientes y a alejarlos de vosotros; va a retirar la almohada de debajo de la cabeza del hombre más robusto; este amarillo esclavo va a fortalecer y disolver religiones, bendecir a los malditos, hacer adorar la lepra blanca, dar plaza a los ladrones, y hacerlos sentarse entre los senadores [...]" (W. Shakespeare, Timón de Atenas, Acto IV, escena III, en Obras Completas, Aguilar, Madrid, 1967)

    Igualmente, en el Manifiesto Comunista podemos leer:

    "Dondequiera que ha conquistado el Poder, la burguesía ha destruído las relaciones feudales, patriarcales, idílicas. Las abigarradas ligaduras feudales que ataban al hombre a sus "superiores naturales" las ha desgarrado sin piedad para no dejar subsistir otro vínculo entre los hombres que el frío interés, el cruel "pago al contado". Ha ahogado el sagrado éxtasis del fervor religioso, el entusiasmo caballeresco y el sentimentalismo del pequeño burgués en las aguas heladas del cálculo egoísta. Ha hecho de la dignidad personal un simple valor de cambio. Ha sustituído las numerosas libertades escrituradas y bien adquiridas por la única y desalmada libertad de comercio. [...] La burguesía ha despojado de su aureola a todas las profesiones que hasta entonces se tenían por venerables y dignas de piadoso respeto. Al médico, al jurisconsulto, al sacerdote, al poeta, al sabio, los ha convertido en sus servidores asalariados." K. Marx y F. Engels, Manifiesto Comunista, en Obras Escogidas, T. I, p. 24, Akal Editor, Madrid 1975

    Así, en una sociedad en la que todo tiene su precio, en la que todo se puede comprar y vender, la ciencia no podía escapar a esa ley general. Hoy día tiene, en tal sentido, las características siguientes:

    • La ciencia se ha transformado en una inversión de las empresas: La inversión en investigación y desarrollo, en los grandes grupos industriales, compite con otras formas de invertir capital como "aumentar la producción de productos ya existentes, comprar más publicidad, pagar abogados o lobistas, adquirir otras empresas, destruir sindicatos, coimear ministros, etc." (Levin y Lewontin, op. cit., p. 200.

    Muchas veces las empresas, en lugar de pagar a sus propios equipos de investigación y desarrollo, prefieren subvencionar a grupos de científicos que trabajan en universidades o institutos estatales, con lo que ahorran dinero y hacen aparecer sus productos como basados en resultados científicos "independientes". Un ejemplo es el del investigador francés Benveniste quien, si bien trabajaba para el INSERM (Instituto Nacional de las Ciencias de la Salud y de la Investigación Médica) recibía subsidios de los laboratorios especializados en la producción de medicamentos homeopáticos. A mediados de los años '80 publicó un artículo en la revista Nature donde "demostraba" la "memoria del agua". Esta "memoria" fundamentaría los principios de la homeopatía. Lamentablemente para los laboratorios, los resultados se comprobaron totalmente falsificados. De todos modos Benveniste sigue en su puesto.

    • "La forma extrema de inversión en investigación es la sociedad consultora científica, cuyo único producto es el informe científico:[...] Aquí es muy obvio que la prueba de calidad del informe es la satisfacción del cliente y no la evaluación por los pares (5). [...] Una vez que el informe científico se transformó en una mercancía, está sujeto a dos características del mundo de los negocios: la diligencia puede ser asaltada y la cerveza puede ser aguada, es decir, que la mercadería científica puede ser robada o adulterada. Ambos tipos de iniciativa -la apropiación del trabajo de otros y la falsificación de los resultados para publicar supuestos éxitos o para vencer a competidores- son un problema creciente. Aunque fraudes científicos ya ocurrieron en el pasado y peleas por prioridad ocurrieron entre individuos rivalizando por prestigio (5), los fraudes científicos tienen hoy día una base económica racional (7), por lo que es de esperar que aumenten." (Obra citada, pp. 201-202).

    Inclusive, cuando la producción científica lo es dentro de los marcos académicos, la evaluación se hace cada vez más desde un punto de vista de "productividad" y no de calidad científica. Es decir, que los investigadores y profesores universitarios son calificados para sus ascensos y subvenciones por el número de publicaciones y no por la importancia de sus descubrimientos y desarrollos. Esto lleva a una inflación del número de publicaciones y revistas científicas, así como a la publicación de resultados dudosos e inclusive directamente al fraude.

    Por ejemplo, a principios de los años '80 el joven investigador en cardiología John Darsee de la Universidad de Harvard publicó, en un período de dos años casi cien artículos. Otros científicos de su laboratorio comenzaron a sospechar y descubrieron que Darsee había falsificado la mayor parte de los datos. Lo interesante es que tanto su jefe como la propia universidad prefirieron ocultar los hechos al organismo nacional que financiaba las investigaciones. En 1986 un artículo fue publicado en la prestigiosa revista Cell firmado, entre otros, por el premio Nobel David Baltimore. Una estudiante postdoctoral de su laboratorio descubrió que los resultados se habían falsificado y lo denunció. Luego de varios años de investigación se determinó que, efectivamente, había habido fraude pero Baltimore no era responsable ya que él se había limitado a firmar el artículo junto con los verdaderos autores [8]. El contrato de la estudiante no fue renovado y durante varios años en ningún otro laboratorio fue aceptada.

    Una muestra de las propias contradicciones creadas por el aspecto mercantil del trabajo científico es que, por un lado los científicos son evaluados por su producción puramente cuantitativa pero, por el otro, al depender cada vez más las universidades y los institutos de investigación del mercado capitalista para obtener fondos que le permitan continuar su funcionamiento, lo que le interesa a las empresas no es el número de artículos publicados sino el de los desarrollos y procesos comercializables. La consecuencia, tarde o temprano, es que investigadores, considerados hasta un momento como de primer plano, pasan a no valer nada si su producción no es efectivamente vendible.

    • El descubrimiento científico ha llegado a ser cuantificable: En los departamentos de investigación y desarrollo se evalúa el tiempo que lleva desarrollar un nuevo producto, con cuánto trabajo y a qué costo. Así el trabajo científico se convierte, como todo los demás, en trabajo humano abstracto. La consecuencia de esto es que

    • "Los científicos han pasado a ser "mano de obra científica": Como tal, están sujetos a costos de producción, intercambiabilidad y supervisión gerencial. La división del trabajo dentro de la ciencia, la creación de especialidades y categorías, hoy día están cada vez más racionalizadas. La parte creativa del trabajo científico está cada vez más restringida a una pequeña fracción de los científicos, el resto está cada vez más proletarizado, perdiendo el control no sólo sobre su elección del problema y del enfoque, sino también sobre su actividad diaria y, a veces, horaria. [...] Pero la descalificación del trabajo científico produce mayor alienación; los productores no comprenden el proceso en su conjunto [...] y tienen poca oportunidad de ejercer la inteligencia creativa. Una vez alienado el trabajo en este sentido [...] es necesaria una mayor supervisión [...] que produce más alienación y alienta corrupción e indiferencia. [...] Los investigadores mismos, y hasta los administradores de la ciencia, no son más responsables en primera instancia ante sus pares sino, hacia arriba en la jerarquía, ante quienes controlan los fondos." (Obra citada, pp. 202-203).

    • "El trabajo científico (9) mismo tiene que ser producido: Las universidades y las escuelas vocacionales tratan de preparar los diversos niveles de trabajadores científicos al costo mínimo, transformando el proceso de educación en un servicio externo de los departamentos de personal de las empresas privadas. [...] Los científicos reaccionan ante esta mercantilización de formas encontradas. Por un lado lo lamentan. Muchos de ellos, provenientes de las clases medias, eligieron la ciencia como una forma de escapar del mundo de los negocios. Eligieron dedicarse a un tipo de trabajo cuyo producto era un valor de uso, valioso por sí mismo y no para el intercambio. Ellos lamentan la pérdida del viejo espíritu de cuerpo y la dedicación altruísta a la verdad que era el mito fundador de la ciencia no mercantilizada. Lamentan la proletarización del trabajo científico y su pérdida de autonomía [...]. Por el otro lado, muchos científicos se apresuran a aprovechar las oportunidades empresariales. [...] Alrededor de los dos tercios de los científicos trabajando en los E.E.U.U. lo hacen para empresas privadas, donde la búsqueda de ganancias es el objetivo francamente reconocido." (Obra citada, p. 203).

    Todo esto lleva a que los resultados científicos empiecen a ser patentados. Muchas veces las universidades o los institutos no autorizan la publicación de un artículo antes de que los resultados hayan sido registrados en la oficina de patentes. La universidad británica de Cambridge todavía se está lamentando de no haberse ocupado de patentar en su momento los anticuerpos monoclonales coinventados por César Milstein. Actualmente la mayoría de las universidades norteamericanas y europeas tienen un departamento legal que se ocupa de estos trámites. La discusión actual es si las secuencias que se van determinando del genoma humano pueden ser patentadas o deben ser consideradas como "patrimonio de la humanidad". Lo que posiblemente suceda es que, tarde o temprano, como en el resto de la sociedad, prevalezca el criterio capitalista: si puede dar ganancias entonces debe ser patentado.

    "Como resultado de estos desarrollos, las divisiones de clases que recorren nuestra sociedad de conjunto también lo hacen a nivel de la ciencia. La mayoría del millón de científicos trabajando en los E.E.U.U. forman un proletariado científico; venden su fuerza de trabajo y no tienen control sobre el producto de su trabajo. En el otro extremo, a lo sumo unos pocos miles forman la burguesía científica, invirtiendo en investigación y determinando en gran medida las orientaciones de investigación y desarrollo. En el medio está el grupo de los profesionales pequeño-burgueses trabajando solos o en pequeños grupos en universidades o institutos de investigación." (Obra citada, p. 204).

    • "La producción de insumos de capital para la ciencia se ha transformado en una importante industria: Esto incluye reactivos químicos, aparatos, medios de cultivo, cepas estandarizadas de animales de laboratorio e información científica. [...] La tecnología no está orientada a encontrar la manera más barata de estudiar la naturaleza sino a la ganancia en un mercado específico." (Obra citada, p. 204).

    A pesar de las diversas opiniones políticas y filosóficas de los científicos, "existe una ideología implícita coherente que puede, con justeza, calificarse como burguesa. Ella incluye las siguientes características:

    • Individualismo: La visión atomística de la sociedad, propia del orden burgués, aplicada a la ciencia, afirma que el progreso es llevado a cabo por unos pocos individuos (que casualmente somos "nosotros"). Los científicos se ven como agentes libres llevando a cabo de forma independiente sus propias inclinaciones. [...] El individualismo en la ciencia ayuda a crear la creencia común que las propiedades de una población se deducen de forma directa de las de sus átomos (genes) de poblaciones o sociedades. Transforma también la experiencia subjetiva de la ambición por avanzar en la carrera en la invención del egoísmo como una ley de la evolución (10). Un elemento crucial de la ideología individualista es la negación de ésta.

    • Elitismo: Esta afirmación de la superioridad de una pequeña minoría de intelectuales lleva a menudo a la creencia de que la supervivencia de la humanidad depende de la capacidad de esa minoría de obligar al resto de la gente a hacer lo que es bueno para ellos. Esta inclinación está especialmente marcada en los relatos de ciencia ficción sobre resistencia a la opresión, donde unos pocos científicos conspiran para vencer a los dictadores." (Obra citada, p. 204).

    • Pragmatismo: "Para los científicos, el pragmatismo significa aceptar los límites impuestos por la mercantilización y la especialización. Significa seguir adelante con el trabajo sin preguntar por qué, lo que fue inmortalizado en una canción de Tom Lehrer: "'Si los cohetes suben, ¿a quién le importa donde caen?. Esa no es mi área', dijo Werner von Braun (6)." [...] A los ojos del pragmático, sentimientos sobre la injusticia de ciertos aspectos de la sociedad se ven necesariamente como ideológicos, reflejando inmadurez frente al distanciamiento del académico." (Obra citada, pp. 206-207).

    • "Reduccionismo: La especialización del trabajo científico [...] crea un modelo de la organización científica que se ve como el modelo para la organización del mundo. La naturaleza es percibida como siguiendo el diagrama organizativo de nuestra empresa o universidad, con fenómenos similares unidos bajo un único jefe; fenómenos distintos pero relacionados, bajo un decano común; y hechos no relacionados como pertenecientes a distintas facultades o ramas de la empresa." (Obra citada, p. 208).

    Todo esto lleva a afirmar a Lewontin, en otro trabajo que la "ciencia es más que una institución dedicada a la manipulación del mundo físico. Tiene también una función en la formación de la conciencia sobre el mundo político y social. La ciencia, en este sentido, es parte del proceso general de educación, y las afirmaciones de los científicos son en gran medida la base para tal formación. El objetivo de la educación en general, y de la educación científica en particular, es no sólo hacernos capaces de manipular al mundo sino también formar nuestras actitudes [hacia éste]. Nadie vio esto más claramente y con más honestidad que una de las figurar políticas más conservadoras de la historia norteamericana, Daniel Webster, quien escribió que «la educación es una forma ingeniosa y liberal de policía mediante la cual la propiedad, la vida y la paz de la sociedad son mantenidas.»" (R. Lewontin, The doctrine of DNA, Harper Perennial, Nueva York, 1991).

    Los autores concluyen su trabajo "como socialistas, no criticamos la mercantilización de la ciencia para llamar a una vuelta a los tiempos anteriores. Esto sería tan inútil como las leyes antitrust, las que buscan recrear exactamente esas condiciones que permitieron el ascenso de los trusts. [...] La mercantilización de la ciencia, su incorporación plena al proceso del capitalismo, es el hecho dominante para la actividad científica [...]. Como científicos, vemos la mercantilización de la ciencia como la causa fundamental de la alienación de la mayoría de los científicos de los frutos de su trabajo. Ella separa las brillantes ideas de la ciencia de los correspondientes avances del bienestar humano, produciendo muchas veces resultados que contradicen sus propósitos declarados. La continuación del hambre en el mundo moderno no es el resultado de un problema intratable [..]. Sino, que la agricultura en el mundo capitalista está directamente preocupada por la ganancia y sólo indirectamente con alimentar a la gente. De forma similar, la organización de la salud es directamente una empresa económica y sólo de forma secundaria está influenciada por las necesidades sanitarias de la población. Las irracionalidades de un mundo científicamente sofisticado no resultan de las fallas de la inteligencia sino de la persistencia del capitalismo el que, como efecto secundario, también aborta la inteligencia humana." (Levins y Lewontin, op. cit., p. 208).

    Por nuestra parte, coincidiendo en general con los planteos de Levin y Lewontin, queremos agregar que, a pesar de la mercantilización creciente de la ciencia y la proletarización del trabajo científico, siempre quedan espacios para el pensamiento independiente y la creación científica que sea capaz de cuestionar al sistema (11). Esto no significa, sin embargo, que debamos centrar nuestra lucha en preservar esa relativa independencia de pensamiento sin salir del dominio universitario. Como plantean los autores, el proceso de mercantilización de la ciencia depende del sistema capitalista y, mientras éste siga existiendo, esos espacios se van a ir reduciendo inexorablemente. Es por eso que la única forma efectiva de lograr desarrollar la independencia del trabajo científico con respecto al capitalismo es acabar con éste.

    NOTAS

    (1) El stalinismo trató de imponer en las ciencias (al igual que en el arte y en todas las manifestaciones de la vida) las concepciones "proletarias", es decir, los esquemas del pensamiento cerrado y burocrático que provocaron la asfixia de cualquier intento de pensamiento y creación independiente.

    (2) Capacidad de, ante cambios en el medio, mantener el equilibrio por medio de modificaciones internas.

    (3) Ontogenia: Desarrollo embrionario del individuo. Filogenia: Desarrollo histórico de la especie.

    (4) Para Lamarck la evolución se daba a nivel individual, el ejemplo paradigmático es que el cuello de la jirafa habría llegado a su longitud actual a partir del hecho que los antepasados de las jirafas debían estirarlo para llegar a las hojas más altas y que ese estiramiento era transmitido a su descendencia, quienes se estiraban un poco más y así sucesivamente.

    (5) La forma de evaluación tradicional y "pura" de la producción científica es la evaluación por los pares, es decir, por científicos de la misma área.

    (6) Un ejemplo clásico fue el enfrentamiento entre Newton y Leibnitz, cuando el capitalismo estaba aún muy lejos de inficcionar a la ciencia, reivindicando la invención del cálculo infinitesimal.

    (7) Es interesante que James Wible, un economista neoclásico, propuso en un artículo en la revista Philosophy of the Social Sciences de marzo de 1992, una interpretación del fraude científico basada en los modelos neoclásicos donde el científico tiene una "función de producción" y calcula los beneficios y riesgos asociados al fraude.

    [8] En las ciencias experimentales es habitual que los artículos sean firmados no sólo por sus verdaderos autores, sino también por los jefes de los laboratorios. Por ejemplo, el propio Baltimore, firmó más de cien artículos entre 1986 y 1990.

    (9) Si bien citamos literalmente, entendemos, por lo que sigue, que los autores se refieren a la fuerza de trabajo científica y no al trabajo científico.

    (10) Hoy día, una buena parte de los biólogos evolucionistas explican el comportamiento individualista y egoísta del individuo en la sociedad capitalista como debido a que todos tenemos "genes del egoísmo" que es lo que permitió y permite la evolución. Intentar cambiar ese comportamiento -y por supuesto la sociedad capitalista- resultaría entonces una utopía.

    (11) Werner von Braun fue el experto que desarrolló, bajo la Alemania nazi, los misiles V2 que fueron arrojados sobre Londres. Luego de la guerra pasó a trabajar para los Estados Unidos y fue uno de los iniciadores de su programa espacial.


    ***Richard Lewontin, profesor de investigación de la Universidad de Harvard y del Museo de Zoología comparada de Cambridge (Mass.), es uno de los biólogos evolucionistas y teóricos de la ciencia más importantes de la actualidad. Se dedica especialmente a relacionar la estructura teórica de la genética y la evolución con fenómenos sociales. Entre sus libros cabe destacar La diversidad humana, No está en los genes, Genes, organismo y ambiente, Crítica al racismo biológico y La base genética de la evolución.

    "fue Mendel el primero en captar la naturaleza dual de los organismos, su dicotomía entre su genotipo y fenotipo. Lo esencial del mendelismo fue el percatarse de la ruptura, nunca antes clara, entre el proceso de herencia y el proceso de desarrollo"

    "tenemos un compromiso previo, un compromiso con el materialismo. No se trata de que los métodos y las instituciones de la ciencia nos obliguen de alguna manera a aceptar una explicación material del mundo fenomenológico, sino al contrario, que estamos obligados por nuestra adhesión previa a las causas materiales a crear un aparato de investigación y un conjunto de conceptos que produzcan explicaciones materiales, no importa cuán contrarias sean a la intuición, no importa lo extrañas que sean para lo no iniciados. Además, este materialismo es absoluto, porque no podemos permitir un Pie Divino en la puerta."

    "Es hora de que los que estudian el proceso evolucionario, aquellos a quienes los creacionistas han usado y han citado de través, digan claramente que la evolución es un hecho, no una teoría... Los pájaros vienen de seres que no eran pájaros, y los humanos de seres no humanos. Nadie que pretenda tener el más mínimo conocimiento del mundo natural puede negar estos hechos, del mismo modo que no se puede negar que la Tierra es redonda, que da vueltas sobre su eje y que gira alrededor del Sol".

    ***Richard Levins, se desempeña como Profesor de Ciencias Poblacionales en la Universidad de Harvard. Es Miembro de American Academy of Arts and Sciences, American Society of Naturalists, International Society for Ecosystem Health, American Public Health Association, New World Agriculture and Ecology Group, Northeast Organic Farming Association, American Association of University Professors y Sociedad Cubana de Botánica. Desde 1976 hasta la fecha ha sido Consultor de la UNESCO, Profesor y Colaborador Científico en diferentes instituciones cubanas: Instituto de Botánica, Instituto de Ecología y Sistemática, Instituto de Cítricos y Frutales, Instituto de Investigaciones en Agricultura Tropical, Centro de Salud y Bienestar, y Facultad de Matemáticas. En 1999 recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de La Habana (UH) y en el 2001 la Categoría Honorífica de Colaborador Investigador del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) y la Medalla Conmemorativa 30 años de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC). Es Miembro correspondiente de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) desde el año 2004.

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