El rol de la conciencia y la vanguardia
texto escrito por Pablo Miranda, del PCML de Ecuador
publicado en abril de 2012 en el blog de Euskal Herria Sozialista (original publicado en la revista Política, órgano del Comité Central del Partido Comunista Marxista Leninista de Ecuador - PCML de Ecuador)
El mundo vive una crisis general que no tiene solución en el marco del sistema capitalista. Una crisis cuya única salida es el curso de la revolución social del proletariado. Esta crisis dará lugar, está dando demostraciones, de un nuevo y poderoso ascenso de la lucha de las masas, planteará en su desarrollo nuevas situaciones revolucionarias y aún crisis revolucionarias en distintos países y regiones. La revolución social es una necesidad, es una perspectiva, una posibilidad, una probabilidad. La revolución es tarea de las actuales generaciones.
Los sucesos ocurridos en los últimos años que demuestran a la saciedad una reanimación del movimiento social de los trabajadores y los pueblos, señalan también sus limitaciones y debilidades.
El rol de la conciencia revolucionaria y el papel de las vanguardias políticas son débiles, insuficientes. El propósito, los objetivos y el destino de las luchas esta difuso, por esclarecerse para la gran masa de los trabajadores. En realidad el movimiento social esta adelante del movimiento político.
El reto para el partido revolucionario del proletariado esta planteado: colocarse al frente del gran movimiento de la clase obrera y los pueblos que se gesta a lo largo y ancho del planeta.
Esta situación requiere una alternativa marxista-leninista a la crisis.
A los partidos y organizaciones marxista leninistas y a la Conferencia Internacional nos corresponde dar una respuesta puntual y estratégica.
Esa opción pasa por el fortalecimiento de nuestros Partidos, por su incorporación militante al torrente de la lucha social, a la organización y al combate de la clase obrera y los pueblos; por su integración a todo el movimiento popular, independiente de su proveniencia y organización, darle rumbo y contenido revolucionario proletario; requiere un trabajo de elaboración teórica y política, una discusión abierta de los problemas de organización y la lucha del movimiento obrero, de los viejos y nuevos fenómenos de la dominación burguesa imperialista, de las propuestas y acciones de socialdemocracia y el revisionismo; exige, sobre todo, la revitalizaci6n de la política y la acción de los partidos marxista-leninistas.
En este proceso el partido revolucionario del proletariado debe esforzarse por estar presente en todos los acontecimientos sociales y políticos, en escala nacional e internacional. Debe ser puntual en el señalamiento de la naturaleza, las causas, los efectos y el rumbo revolucionario de los hechos. Debe, guiado por el marxismo-leninismo, elaborar propuestas tácticas que tengan en cuenta la situación y al mismo tiempo los objetivos estratégicos. En realidad, se trata de aprovechar la crisis, la coyuntura, para avanzar en el proceso de acumulación de fuerzas.
En el prólogo de un nuevo auge de la lucha revolucionaria los partidos y organizaciones marxista-leninistas debemos abrir y participar activamente en el debate teórico planteado. La reacción, la burguesía, la socialdemocracia, el revisionismo, el trotskismo y el oportunismo de toda laya pululan con sus análisis y planteamientos, pretenden el camino abierto para la confusión y la dispersión.
La c1ase obrera y su Partido, el marxismo-leninismo tienen plena vigencia. EI socialismo ha sido derrotado en su primera gran intentona de transformar el mundo, pero, ese revés es transitorio, los acontecimientos y la perspectiva mediata lo demuestran claramente. El marxismo-leninismo en su proceso de elaboración, de guía, de acciones y hechos se ha mostrado valido, revolucionario. Cada acción del proletariado y los pueblos, cada nuevo estadio y espacio del desarrollo de las fuerzas productivas, cada revolución han demostrado la validez del marxismo-leninismo, pero, al mismo tiempo lo han enriquecido.
Ciertamente hay nuevos fenómenos y realidades que los maestros del proletariado no vivieron, que exigen respuestas nuevas y puntuales; esa tarea nos corresponde a los comunistas de hoy, a nuestros partidos, al proletariado y los pueblos y seguramente las encontraremos y las daremos.
El debate teórico debe desarrollarse entre nosotros, entre los comunistas y nuestros partidos, pero tiene que expresarse también frente a las tergiversaciones de la reacción y el revisionismo, debe manifestarse en el movimiento social y político del proletariado y los pueblos.
Es indispensable continuar el combate en defensa del marxismo-leninismo y la denuncia y la lucha contra el revisionismo y oportunismo. Cierto que el revisionismo contemporáneo está de capa caída pero de ninguna manera aniquilado, inclusive trata de renovarse, de reciclarse para continuar su labor de dispersión ideológica de la clase obrera y los pueblos, por eso no debemos darle tregua.
Es necesario que el Partido marxista-leninista intensifique una ofensiva ideológica y política al conjunto del movimiento obrero, que despliegue iniciativas propagandísticas que le permitan incorporar e1 socialismo científico a 1a vida y la acción de la c1ase obrera y los pueblos.
Es indispensable la construcción de fuerzas propias de los partidos y organizaciones marxista-leninistas al interior de la c1ase obrera y del movimiento popular. Esas posiciones deben tener presente las condiciones particulares de cada uno de los países, pero deben expresarse como fuerzas sindicales revolucionarias, abanderadas de la lucha y de la unidad de movimiento obrero, pueden ser corrientes, tendencias, centrales sindicales, etc. Deben configurarse a nivel de cada país y en escala internacional deben coordinarse en busca de la organización de los trabajadores.
Los comunistas debemos trabajar al interior de los sindicatos amarillos, en las centrales sindicales dirigidas por la socialdemocracia y el revisionismo, alli donde están las masas trabajadoras, pugnando por conquistar a las bases para las posiciones revolucionarias.
La revolución social del proletariado, sobre todo en los países dependientes, exige la construcción de la alianza obrero-campesina que se constituye en la base para la gran unidad de las clases y capas sociales revolucionarias.
EI movimiento obrero revolucionario, asume, cotidianamente, en el curso de organizar la revolución, la lucha por la defensa de la democracia, de las libertades públicas, de los derechos humanos.
El reto para el partido revolucionario del proletariado está planteado: colocarse al frente del gran movimiento de la clase obrera y los pueblos que se gesta a lo largo y ancho del planeta. Esta situación requiere una alternativa marxista-leninista a la crisis, a la defensa de las libertades públicas, de los derechos humanos.
La lucha contra el imperialismo, por la liberación social nacional de nuestros pueblos exige que el movimiento comunista internacional organice y dirija la lucha por los derechos nacionales, étnicos y culturales de los pueblos y nacionalidades oprimidas al interior de los países. Debemos trabajar por impedir que el imperialismo y las burguesías nativas distorsionen y desvíen la lucha nacional. Al nacionalismo burgués debemos oponer la lucha de liberación nacional imbricada a los combates por la liberación social.
La unidad de las fuerzas políticas y sociales interesadas en el proceso revolucionario, en la lucha contra el imperialismo, por las libertades públicas y la democracia, por la solidaridad es otra gran tarea para el movimiento obrero revolucionario; debemos convertirnos en eje de la unidad de los patriotas y demócratas, de los izquierdistas y revolucionarios.
La clave para avanzar y dar rumbo al movimiento revolucionario de la c1ase obrera y los pueblos, para conducir la lucha de c1ases a la dictadura del proletariado exige el fortalecimiento de las fuerzas propias de la revolución, en primer lugar del partido revolucionario del proletariado, del Partido Comunista marxista-leninista.
La construcción del Partido Comunista, su vinculación estrecha y permanente a la c1ase obrera y las masas trabajadoras, su inserción en la vida política, su labor de conducción de la lucha revolucionaria del proletariado y los pueblos, su trabajo para forjar la unidad de las fuerzas sociales y políticas interesadas en la revolución, su activa participación en la organización de la violencia revolucionaria le permitirán cumplir su rol histórico.
EI reto está planteado, la crisis exige la revolución. Los marxista-leninistas asumimos el desafío, nos proponemos dar la alternativa diaria de la lucha teórica y política, de la acción concreta para organizar la revolución.
texto escrito por Pablo Miranda, del PCML de Ecuador
publicado en abril de 2012 en el blog de Euskal Herria Sozialista (original publicado en la revista Política, órgano del Comité Central del Partido Comunista Marxista Leninista de Ecuador - PCML de Ecuador)
El mundo vive una crisis general que no tiene solución en el marco del sistema capitalista. Una crisis cuya única salida es el curso de la revolución social del proletariado. Esta crisis dará lugar, está dando demostraciones, de un nuevo y poderoso ascenso de la lucha de las masas, planteará en su desarrollo nuevas situaciones revolucionarias y aún crisis revolucionarias en distintos países y regiones. La revolución social es una necesidad, es una perspectiva, una posibilidad, una probabilidad. La revolución es tarea de las actuales generaciones.
Los sucesos ocurridos en los últimos años que demuestran a la saciedad una reanimación del movimiento social de los trabajadores y los pueblos, señalan también sus limitaciones y debilidades.
El rol de la conciencia revolucionaria y el papel de las vanguardias políticas son débiles, insuficientes. El propósito, los objetivos y el destino de las luchas esta difuso, por esclarecerse para la gran masa de los trabajadores. En realidad el movimiento social esta adelante del movimiento político.
El reto para el partido revolucionario del proletariado esta planteado: colocarse al frente del gran movimiento de la clase obrera y los pueblos que se gesta a lo largo y ancho del planeta.
Esta situación requiere una alternativa marxista-leninista a la crisis.
A los partidos y organizaciones marxista leninistas y a la Conferencia Internacional nos corresponde dar una respuesta puntual y estratégica.
Esa opción pasa por el fortalecimiento de nuestros Partidos, por su incorporación militante al torrente de la lucha social, a la organización y al combate de la clase obrera y los pueblos; por su integración a todo el movimiento popular, independiente de su proveniencia y organización, darle rumbo y contenido revolucionario proletario; requiere un trabajo de elaboración teórica y política, una discusión abierta de los problemas de organización y la lucha del movimiento obrero, de los viejos y nuevos fenómenos de la dominación burguesa imperialista, de las propuestas y acciones de socialdemocracia y el revisionismo; exige, sobre todo, la revitalizaci6n de la política y la acción de los partidos marxista-leninistas.
En este proceso el partido revolucionario del proletariado debe esforzarse por estar presente en todos los acontecimientos sociales y políticos, en escala nacional e internacional. Debe ser puntual en el señalamiento de la naturaleza, las causas, los efectos y el rumbo revolucionario de los hechos. Debe, guiado por el marxismo-leninismo, elaborar propuestas tácticas que tengan en cuenta la situación y al mismo tiempo los objetivos estratégicos. En realidad, se trata de aprovechar la crisis, la coyuntura, para avanzar en el proceso de acumulación de fuerzas.
En el prólogo de un nuevo auge de la lucha revolucionaria los partidos y organizaciones marxista-leninistas debemos abrir y participar activamente en el debate teórico planteado. La reacción, la burguesía, la socialdemocracia, el revisionismo, el trotskismo y el oportunismo de toda laya pululan con sus análisis y planteamientos, pretenden el camino abierto para la confusión y la dispersión.
La c1ase obrera y su Partido, el marxismo-leninismo tienen plena vigencia. EI socialismo ha sido derrotado en su primera gran intentona de transformar el mundo, pero, ese revés es transitorio, los acontecimientos y la perspectiva mediata lo demuestran claramente. El marxismo-leninismo en su proceso de elaboración, de guía, de acciones y hechos se ha mostrado valido, revolucionario. Cada acción del proletariado y los pueblos, cada nuevo estadio y espacio del desarrollo de las fuerzas productivas, cada revolución han demostrado la validez del marxismo-leninismo, pero, al mismo tiempo lo han enriquecido.
Ciertamente hay nuevos fenómenos y realidades que los maestros del proletariado no vivieron, que exigen respuestas nuevas y puntuales; esa tarea nos corresponde a los comunistas de hoy, a nuestros partidos, al proletariado y los pueblos y seguramente las encontraremos y las daremos.
El debate teórico debe desarrollarse entre nosotros, entre los comunistas y nuestros partidos, pero tiene que expresarse también frente a las tergiversaciones de la reacción y el revisionismo, debe manifestarse en el movimiento social y político del proletariado y los pueblos.
Es indispensable continuar el combate en defensa del marxismo-leninismo y la denuncia y la lucha contra el revisionismo y oportunismo. Cierto que el revisionismo contemporáneo está de capa caída pero de ninguna manera aniquilado, inclusive trata de renovarse, de reciclarse para continuar su labor de dispersión ideológica de la clase obrera y los pueblos, por eso no debemos darle tregua.
Es necesario que el Partido marxista-leninista intensifique una ofensiva ideológica y política al conjunto del movimiento obrero, que despliegue iniciativas propagandísticas que le permitan incorporar e1 socialismo científico a 1a vida y la acción de la c1ase obrera y los pueblos.
Es indispensable la construcción de fuerzas propias de los partidos y organizaciones marxista-leninistas al interior de la c1ase obrera y del movimiento popular. Esas posiciones deben tener presente las condiciones particulares de cada uno de los países, pero deben expresarse como fuerzas sindicales revolucionarias, abanderadas de la lucha y de la unidad de movimiento obrero, pueden ser corrientes, tendencias, centrales sindicales, etc. Deben configurarse a nivel de cada país y en escala internacional deben coordinarse en busca de la organización de los trabajadores.
Los comunistas debemos trabajar al interior de los sindicatos amarillos, en las centrales sindicales dirigidas por la socialdemocracia y el revisionismo, alli donde están las masas trabajadoras, pugnando por conquistar a las bases para las posiciones revolucionarias.
La revolución social del proletariado, sobre todo en los países dependientes, exige la construcción de la alianza obrero-campesina que se constituye en la base para la gran unidad de las clases y capas sociales revolucionarias.
EI movimiento obrero revolucionario, asume, cotidianamente, en el curso de organizar la revolución, la lucha por la defensa de la democracia, de las libertades públicas, de los derechos humanos.
El reto para el partido revolucionario del proletariado está planteado: colocarse al frente del gran movimiento de la clase obrera y los pueblos que se gesta a lo largo y ancho del planeta. Esta situación requiere una alternativa marxista-leninista a la crisis, a la defensa de las libertades públicas, de los derechos humanos.
La lucha contra el imperialismo, por la liberación social nacional de nuestros pueblos exige que el movimiento comunista internacional organice y dirija la lucha por los derechos nacionales, étnicos y culturales de los pueblos y nacionalidades oprimidas al interior de los países. Debemos trabajar por impedir que el imperialismo y las burguesías nativas distorsionen y desvíen la lucha nacional. Al nacionalismo burgués debemos oponer la lucha de liberación nacional imbricada a los combates por la liberación social.
La unidad de las fuerzas políticas y sociales interesadas en el proceso revolucionario, en la lucha contra el imperialismo, por las libertades públicas y la democracia, por la solidaridad es otra gran tarea para el movimiento obrero revolucionario; debemos convertirnos en eje de la unidad de los patriotas y demócratas, de los izquierdistas y revolucionarios.
La clave para avanzar y dar rumbo al movimiento revolucionario de la c1ase obrera y los pueblos, para conducir la lucha de c1ases a la dictadura del proletariado exige el fortalecimiento de las fuerzas propias de la revolución, en primer lugar del partido revolucionario del proletariado, del Partido Comunista marxista-leninista.
La construcción del Partido Comunista, su vinculación estrecha y permanente a la c1ase obrera y las masas trabajadoras, su inserción en la vida política, su labor de conducción de la lucha revolucionaria del proletariado y los pueblos, su trabajo para forjar la unidad de las fuerzas sociales y políticas interesadas en la revolución, su activa participación en la organización de la violencia revolucionaria le permitirán cumplir su rol histórico.
EI reto está planteado, la crisis exige la revolución. Los marxista-leninistas asumimos el desafío, nos proponemos dar la alternativa diaria de la lucha teórica y política, de la acción concreta para organizar la revolución.
Última edición por pedrocasca el Dom Abr 29, 2012 10:51 pm, editado 1 vez