Se está celebrando estos días en el Tribunal Internacional de Camboya un nuevo juicio contra uno de los líderes de los jemeres rojos, Nuon Chea, su número dos, y uno de los cerebros de las forzadas y multitudinarias evacuaciones de la capital de Camboya, Phnom Penh, en las que cerca de tres millones de personas tuvieron que rehacer sus vidas en diferentes campos de trabajo diseminados por todo el país y donde Angkar, el Partido Comunista de los Jemeres Rojos, puso en marcha un acelerado y programado proceso de depuración, genocidio y adoctrinamiento político. Todo esto lo vivió en directo Denise Affonço, quien perdió a su marido y una hija en un campo de trabajo, y lo ha contado en su libro El infierno de los jemeres rojos, que publicó en España en 2010 Libros del Asteroide.
Sorprende que hasta hoy, con el tiempo transcurrido y cuando se conocen muy bien cómo fueron aquellos hechos, no se haya juzgado todavía a los culpables. La celebración en poco tiempo de varios juicios, como el que condenó hace unos meses a cadena perpetua a otro de sus lideres, es una buena noticia para que Camboya recupere su normalidad histórica y para que los culpables cumplan el castigo que se merecen.
Sorprende que hasta hoy, con el tiempo transcurrido y cuando se conocen muy bien cómo fueron aquellos hechos, no se haya juzgado todavía a los culpables. La celebración en poco tiempo de varios juicios, como el que condenó hace unos meses a cadena perpetua a otro de sus lideres, es una buena noticia para que Camboya recupere su normalidad histórica y para que los culpables cumplan el castigo que se merecen.