Sergei Kara Murza:
" Otra causa consiste, a mi juicio, en un defecto antropológico del proyecto socialista debido al componente utópico del marxismo. Se creyó que el hombre medio, sólo con darle oportunidad de vida con necesidades básicas aseguradas y posibilidades de crecimiento propio, estaría contento. Se tomó como modelo básico el hombre que se satisface con la posibilidad misma de una vida creativa y de expresión de las facultades de su personalidad. Ha sido un error, una utopía que no correspondió con la realidad. La elevación al nivel de la vida creativa dentro de las posibilidades dadas por el orden social, requiere un gran esfuerzo personal. La gran parte de personas fracasan en este esfuerzo y necesitan apoyo social, que el régimen soviético por razones absolutamente objetivas, condicionadas históricamente, todavía no pudo proporcionar.
La necesidad de incertidumbre, de riesgo, de aventura, de obstáculos que vencer está prescrita genéticamente en el hombre, está en su base instintiva, biológica y no cultural. Esta necesidad no podía ser sustituida por garantías sociales, más bien al revés, la creación de estas condiciones sociales aseguradas liberaba al hombre para expresar su personalidad en actividades de orden superior, en lugar de gastar su vida en la lucha por la existencia. Pero la triste realidad era que precisamente la lucha por la existencia era, para muchos, la manera más natural de satisfacer la necesidad de la aventura. Desaparecido este factor, tal hombre se quedaba en vacío y empezaba a aburrirse. Es muy significativo que el proyecto socialista no tenía estas grietas en los períodos duros, cuando el desafío de la realidad era evidente y real para todos, y la vida de todos era, precisamente, vencer obstáculos. Todo era batalla: batalla por la industrialización, por el trigo, por la sanidad, etc. En mayor parte, batalla por algo positivo, y en algunos casos contra algo negativo (contra el fascismo o "los enemigos del pueblo"). No había manera de aburrirse.
La situación cambió radicalmente en los años 70. era década de relativa prosperidad en constante aumento y de la "distensión" de Brezhnev. primer suspiro de alivio y descanso, tachado después por Gorbachev como "período de estancamiento".
EL BUENISMO:
"Dos importantes decisiones fueron tomadas en este período, dos opciones políticas. humanistas, pero arriesgadas desde el punto de vista ideológico: Primero, se borraron los vestigios del “enemigo externo”, de la amenaza de guerra fría. Es muy ilustrativa la comparación de películas americanas y soviéticas, que presentaban la imagen del “enemigo". Los films americanos (incluso los mejores, de Hitchcock) desconocidos en la URSS, aunque con ellos sería muy fácil provocar una indignación generalizada, sorprenden por su beligerancia antisoviética. Mientras tanto en la URSS de los 70s, la visión común del norteamericano era la de un tipo sencillo, de corazón bueno y amplio, alegre y un poco infantil, que tiende a la amistad con todo el mundo y especialmente con los rusos.
Y la guerra fría, un absurdo montaje de los políticos. Incluso en los reportajes sobre la guerra de Vietnam se ponía más énfasis en las protestas del pueblo americano contra esta guerra, que en las atrocidades de la guerra en sí que se atribuían a los políticos. La cobertura periodística de esta guerra era mucho mayor en Occidente que URSS."
"La segunda decisión, la conocemos a partir de un debate sobre la enseñanza. Los sociólogos advertían a los políticos que el nivel de enseñanza en la URSS era superior al grado del desarrollo industrial, y los jóvenes "sobrecualificados" tenían espectativas exageradas y se aburrían con el trabajo disponible, con todas sus implicaciones ideológicas. La propuesta de los expertos era reducir el nivel de educación en función de las exigencias del trabajo. Así, los jóvenes bajarían sus pretensiones y se quedarían contentos con su jarra de cerveza, el fútbol y el Sistema. Los "fósiles comunistas" de la cúpula aún no gorbacheviana, rechazaron esta opción, diciendo que la educación y enseñanza sirven no tanto pa producción como para la vida en general.
Un obrero "sobreenseñado", aunque descontento con su trabajo, tendrá una vida más plena y encontrará la compensación de la rutina laboral fuera de su empresa. Muy humano pero muy utópico. Precisamente los jóvenes descontentos y aburridos que no encontraron compensación adecuada, de todos los grupos sociales. han sido la base de movimientos radicales aprovechados por las fuerzas antisoviéticas. Hay que reconocer la verdad: un joven ingeniero que hace dos años se aburría en su puesto de tornero, hoy, helado junto a la boca del metro y tratando de vender unos CDs, está feliz. El se siente empresario, aventurero, luchando en la selva de la "economía de mercado"...
Muy educados y cultos los nuevos cubanos pero no les gusta currar de peón; si los cambios en latinoamérica no hubiesen ofrecido una salida laboral a los excedentes médicos cubanos, (fuera del Cuba como asistentes o dentro del país como docentes para el "turismo universitario"), estos se hubiesen convertido en una bomba de relojería para la Revolución. Lo mismo que sucedió a las nuevas generaciones soviéticas sobreeducadas: En occidente ese problema de sobreeducación y sobreemancipación se soluciona en el corto plazo importando inmigrantes para los trabajos más duros, rutinarios y descualificados. Y en el largo plazo esta inmigración (masiva), tendrá consecuencias sociales tan graves como la desidentificación social, étnica, cultural y nacional.
Hay que pensar también en el enorme derroche de recursos que conlleva la sobreeducación; y cualquiera puede observarla en los inmigrantes que llegan a España procedentes del bloque ex-soviético. Muchos de estos hijoputas son ingenieros, filólogos o doctoras en nosequepollas.