Ecología y Revolución
Reflexiones sobre Ecología
mayo de 2012 - Partido Comunista Popular - tomado de la web Euskal Herria Sozialista
Muchos de los que simulan preocuparse por el destino de la humanidad, de la naturaleza y del planeta, aceptan en forma expresa o tacita que hay que restablecer un supuesto equilibrio que habría existido en la naturaleza antes de la aparición del hombre civilizado y que las acciones de este habrían alterado de modo irreversible. Esta es una suposición falsa, de la cual infieren posiciones reaccionarias. En primer lugar, los sistemas en equilibrio no existen. Son una simplificación de los fenómenos para poderlos estudiar. Es el mismo caso de la metafísica, que para poder estudiar el mundo lo imagino integrado por cosas estáticas a las que, para articularse con la realidad (para explicar su movimiento) había que agregarle luego un "alma" inmaterial. A medida que la profundización del conocimiento exige que se tenga en cuenta el movimiento y las relaciones entre las cosas, se diseñan los modelos con los que se intentan explicar los fenómenos. De ahi surge la identificación entre lo ideal como construcción arbitraria de la mente y lo ideal como esencia de lo objetivo.
La tierra, como todo sistema natural, es el fruto de un desarrollo donde lo único permanente es el movimiento. La aparición de la vida y su evolución ha sido inducida por estos cambios espontáneos en las condiciones imperantes del planeta, y condicionados por la realidad preexistente. De modo que el hombre, como forma de vida, puede considerarse como un producto de esos cambios, ya que es parte de la respuesta de la vida a ese movimiento. A partir de la falacia de que el hombre puede destruir la naturaleza se deduce otra falacia: el hombre puede salvarla, y todo esto encuadrado en el mismo subjetivismo antropocéntrico que es propio del humanismo burgués que se encarna en los Estados y organizaciones que estos hegemonizan.
La noción de crisis ecológica provocada por el "hombre" o la "humanidad" en general es peligrosa si no se la analiza cuidadosamente y se la trata al margen de la existencia del Estado, las clases y sus relaciones concretas, del problema del poder, de la existencia del Estado y del imperialismo. En ese sentido todas las propuestas están en el marco de una estrategia que se inscribe en la lucha por el poder. Las clases, el Estado opresor y el imperialismo son una realidad objetiva que nos impone la imposibilidad de resolver los problemas ecológicos generales, en beneficio de toda la humanidad, presente y futura, al margen de una lucha consecuente por la transformación revolucionaria de la sociedad. La predica ecologista burguesa intenta diluir responsabilidades: "somos todos asesinos". Burda mentira que les sirve para proponer la unidad de los victimarios con las victimas y reforzar el sistema que causa los problemas que dicen querer resolver. Lo único que puede detener el envenenamiento del planeta, el hecho de que los indigentes vivan entre la basura y sin espacio, es la lucha de los pueblos por su liberación, de las naciones por su independencia y de los trabajadores por la revolución. En ese camino, las concesiones de la soberanía y de la igualdad de los pueblos y las naciones, asi como la ilusión de resolver los problemas ecológicos al margen de la lucha de clases, solo conduce a remachar las cadenas de esta sociedad que es incapaz de avanzar sin esclavizar a la inmensa mayoría de la humanidad, de despilfarrar recursos y envenenar el aire, el agua y la tierra. El problema ecológico esta ligado al problema de la vivienda y al problema de la tierra, es decir al espacio, ya que el hábitat del hombre es, ante todo, espacio.
La apropiación privada del espacio y de la tierra necesaria para el desarrollo de la producción capitalista es la que genera el deterioro de las condiciones de vida de las masas. Esta es una condición del desarrollo de este modo de producción, y conduce al monopolio por la clase capitalista de todos los recursos incluido el más importante: el trabajo humano. Privatizar los recursos y socializar la basura. Asi como la función de la economía estatal dentro del capitalismo es privatizar las ganancias y socializar las pérdidas. Existe un importante movimiento de masas en los países desarrollados que, aun con sus limitaciones y su propensión a adscribir a las modas dominantes, expresa intereses de amplios sectores populares sobre el tema. El terreno de la cuestión ecológica debe concebirse como uno de los frentes de batalla en los que el Partido debe trabajar. Asi será.
Reflexiones sobre Ecología
mayo de 2012 - Partido Comunista Popular - tomado de la web Euskal Herria Sozialista
Muchos de los que simulan preocuparse por el destino de la humanidad, de la naturaleza y del planeta, aceptan en forma expresa o tacita que hay que restablecer un supuesto equilibrio que habría existido en la naturaleza antes de la aparición del hombre civilizado y que las acciones de este habrían alterado de modo irreversible. Esta es una suposición falsa, de la cual infieren posiciones reaccionarias. En primer lugar, los sistemas en equilibrio no existen. Son una simplificación de los fenómenos para poderlos estudiar. Es el mismo caso de la metafísica, que para poder estudiar el mundo lo imagino integrado por cosas estáticas a las que, para articularse con la realidad (para explicar su movimiento) había que agregarle luego un "alma" inmaterial. A medida que la profundización del conocimiento exige que se tenga en cuenta el movimiento y las relaciones entre las cosas, se diseñan los modelos con los que se intentan explicar los fenómenos. De ahi surge la identificación entre lo ideal como construcción arbitraria de la mente y lo ideal como esencia de lo objetivo.
La tierra, como todo sistema natural, es el fruto de un desarrollo donde lo único permanente es el movimiento. La aparición de la vida y su evolución ha sido inducida por estos cambios espontáneos en las condiciones imperantes del planeta, y condicionados por la realidad preexistente. De modo que el hombre, como forma de vida, puede considerarse como un producto de esos cambios, ya que es parte de la respuesta de la vida a ese movimiento. A partir de la falacia de que el hombre puede destruir la naturaleza se deduce otra falacia: el hombre puede salvarla, y todo esto encuadrado en el mismo subjetivismo antropocéntrico que es propio del humanismo burgués que se encarna en los Estados y organizaciones que estos hegemonizan.
La noción de crisis ecológica provocada por el "hombre" o la "humanidad" en general es peligrosa si no se la analiza cuidadosamente y se la trata al margen de la existencia del Estado, las clases y sus relaciones concretas, del problema del poder, de la existencia del Estado y del imperialismo. En ese sentido todas las propuestas están en el marco de una estrategia que se inscribe en la lucha por el poder. Las clases, el Estado opresor y el imperialismo son una realidad objetiva que nos impone la imposibilidad de resolver los problemas ecológicos generales, en beneficio de toda la humanidad, presente y futura, al margen de una lucha consecuente por la transformación revolucionaria de la sociedad. La predica ecologista burguesa intenta diluir responsabilidades: "somos todos asesinos". Burda mentira que les sirve para proponer la unidad de los victimarios con las victimas y reforzar el sistema que causa los problemas que dicen querer resolver. Lo único que puede detener el envenenamiento del planeta, el hecho de que los indigentes vivan entre la basura y sin espacio, es la lucha de los pueblos por su liberación, de las naciones por su independencia y de los trabajadores por la revolución. En ese camino, las concesiones de la soberanía y de la igualdad de los pueblos y las naciones, asi como la ilusión de resolver los problemas ecológicos al margen de la lucha de clases, solo conduce a remachar las cadenas de esta sociedad que es incapaz de avanzar sin esclavizar a la inmensa mayoría de la humanidad, de despilfarrar recursos y envenenar el aire, el agua y la tierra. El problema ecológico esta ligado al problema de la vivienda y al problema de la tierra, es decir al espacio, ya que el hábitat del hombre es, ante todo, espacio.
La apropiación privada del espacio y de la tierra necesaria para el desarrollo de la producción capitalista es la que genera el deterioro de las condiciones de vida de las masas. Esta es una condición del desarrollo de este modo de producción, y conduce al monopolio por la clase capitalista de todos los recursos incluido el más importante: el trabajo humano. Privatizar los recursos y socializar la basura. Asi como la función de la economía estatal dentro del capitalismo es privatizar las ganancias y socializar las pérdidas. Existe un importante movimiento de masas en los países desarrollados que, aun con sus limitaciones y su propensión a adscribir a las modas dominantes, expresa intereses de amplios sectores populares sobre el tema. El terreno de la cuestión ecológica debe concebirse como uno de los frentes de batalla en los que el Partido debe trabajar. Asi será.