Solidaridad con la lucha de los mineros
Fuente
Desde la Asamblea de Comités, Delegados y Trabajadores de Sevilla (ACDT) nos solidarizamos con la lucha que desde el pasado 23 de Mayo llevan sosteniendo los obreros de la minería. Dicha lucha arrancó a causa de los recortes, de más del 60%, que ha sufrido el sector del carbón en los presupuestos generales del Estado en este año, cosa que podría arrojar al paro a 25000 trabajadores del sector.
En las manifestaciones que se han sucedido estos últimos dos días, 30 y 31, en Madrid, hemos podido ver también actos del oportunismo más repugnante y descarado: cargos del PSOE, ¡e incluso alguno del PP!, y miembros de la patronal sumándose a las movilizaciones mineras, ¡cómo si quisieran hacer creer a los mineros que sus intereses son idénticos! Pero la verdad es que las subvenciones, algo con lo que se criminaliza mucho a los trabajadores de las minas, si se dan, benefician, en primera instancia, a los grandes accionistas de la empresa; a los capitalistas. Si quedan migajas ya se encarga el patrón de repartirlas entre sus trabajadores siguiendo la máxima de pan para hoy y hambre para mañana.
¿Por qué, pues, nos encontramos a toda clase de explotadores, y traidores a la clase obrera que, sin embargo, se manifiestan junto a ella, de manera descaradamente oportunista, cuando le conviene? Porque si les cierran el grifo de las subvenciones, el sector se hunde. Al capitalista le da igual lanzar a millares de trabajadores a las filas del paro; eso sí, él, el burgués, el empresario, no puede ser enviado a semejante destino. Aquí, no hay, como pretenden, ningún tipo de identidad posible entre los intereses de la clase obrera y los intereses de la burguesía, de la patronal: mientras los primeros queremos alimentar a una familia y sobrevivir, y lo hacemos con el sudor de nuestra frente, los segundos se dedican a amasar suculentos dividendos que les proporciona el invertir en bolsa el beneficio del trabajo ajeno.
Los mineros no deben permitir semejantes atropellos: ¡basta ya de agachar la cabeza! La burguesía, con el gobierno, en este caso, del PP a la cabeza, ha declarado una guerra abierta al conjunto de los trabajadores, guerra que se libra en todos los ámbitos: político, económico, ideológico...El problema, pues, no es ya de tal o cual empresa, de tal o cual sector, el problema compete a toda la clase obrera, y como clase debemos responder.
Pero para responder de manera efectiva hay que responder de manera contundente, precisa y certera: mientras impere la división sindical existente no tenemos nada que hacer, las cúpulas de los sindicatos seguirán mirando hacia su ombligo mientras dejan en el olvido a sus militantes de base, a nosotros, los trabajadores.
Sin embargo, frente a las maniobras de las cúpulas sindicales, los Comités de Empresa, junto a los Delegados de Personal, son los únicos órganos de esta democracia que escogemos directamente los trabajadores, y que representan nuestros intereses frente a las agresiones del patrón. Por ello, es hora de golpear la mesa con el puño y decir ¡basta! Es hora de constituir Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores en todos los centros de trabajo, de salir a la calle y dar una respuesta política a un problema que es ya político: la guerra de clases declarada entre burguesía y proletariado, entre los patronos y los trabajadores.
En las manifestaciones que se han sucedido estos últimos dos días, 30 y 31, en Madrid, hemos podido ver también actos del oportunismo más repugnante y descarado: cargos del PSOE, ¡e incluso alguno del PP!, y miembros de la patronal sumándose a las movilizaciones mineras, ¡cómo si quisieran hacer creer a los mineros que sus intereses son idénticos! Pero la verdad es que las subvenciones, algo con lo que se criminaliza mucho a los trabajadores de las minas, si se dan, benefician, en primera instancia, a los grandes accionistas de la empresa; a los capitalistas. Si quedan migajas ya se encarga el patrón de repartirlas entre sus trabajadores siguiendo la máxima de pan para hoy y hambre para mañana.
¿Por qué, pues, nos encontramos a toda clase de explotadores, y traidores a la clase obrera que, sin embargo, se manifiestan junto a ella, de manera descaradamente oportunista, cuando le conviene? Porque si les cierran el grifo de las subvenciones, el sector se hunde. Al capitalista le da igual lanzar a millares de trabajadores a las filas del paro; eso sí, él, el burgués, el empresario, no puede ser enviado a semejante destino. Aquí, no hay, como pretenden, ningún tipo de identidad posible entre los intereses de la clase obrera y los intereses de la burguesía, de la patronal: mientras los primeros queremos alimentar a una familia y sobrevivir, y lo hacemos con el sudor de nuestra frente, los segundos se dedican a amasar suculentos dividendos que les proporciona el invertir en bolsa el beneficio del trabajo ajeno.
Los mineros no deben permitir semejantes atropellos: ¡basta ya de agachar la cabeza! La burguesía, con el gobierno, en este caso, del PP a la cabeza, ha declarado una guerra abierta al conjunto de los trabajadores, guerra que se libra en todos los ámbitos: político, económico, ideológico...El problema, pues, no es ya de tal o cual empresa, de tal o cual sector, el problema compete a toda la clase obrera, y como clase debemos responder.
Pero para responder de manera efectiva hay que responder de manera contundente, precisa y certera: mientras impere la división sindical existente no tenemos nada que hacer, las cúpulas de los sindicatos seguirán mirando hacia su ombligo mientras dejan en el olvido a sus militantes de base, a nosotros, los trabajadores.
Sin embargo, frente a las maniobras de las cúpulas sindicales, los Comités de Empresa, junto a los Delegados de Personal, son los únicos órganos de esta democracia que escogemos directamente los trabajadores, y que representan nuestros intereses frente a las agresiones del patrón. Por ello, es hora de golpear la mesa con el puño y decir ¡basta! Es hora de constituir Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores en todos los centros de trabajo, de salir a la calle y dar una respuesta política a un problema que es ya político: la guerra de clases declarada entre burguesía y proletariado, entre los patronos y los trabajadores.
POR LA UNIDAD Y LA SOLIDARIDAD DE TODOS LOS TRABAJADORES
ASAMBLEA DE COMITÉS, DELEGADOS Y TRABAJADORES DE SEVILLA (A.C.D.T.)
ASAMBLEA DE COMITÉS, DELEGADOS Y TRABAJADORES DE SEVILLA (A.C.D.T.)
Fuente