Unos ingenieros de la Universidad de Strathclyde en Glasgow (Escocia, Reino Unido) han probado con éxito un prototipo de un receptor espacial de energía solar con su correspondiente transmisor asociado. Se trata de un concentrador solar dotado de una membrana autoinflable de gran flexibilidad. La estructura está compuesta de módulos que pueden desplegarse automáticamente en el vacío y cambiar su volumen con independencia unos de otros, mediante el uso de nanobombas. Gracias a su ligereza y a su flexibilidad, los costes de transporte desde la Tierra a una órbita geoestacionaria (aquella en la que el satélite se mantiene siempre en la misma posición respecto a nuestro planeta) son mucho menores que otros modelos cuyas estructuras rígidas hacían que el diseño final tuviese, comparablemente, mucho mayor peso y ocupase un mayor volumen.
Captación de la energía solar en el espacio
Cuando la radiación solar alcanza la atmósfera, el 6% es reflectado y el 16% absorbido. Las diversas condiciones atmosféricas (nubes, polución, polvo, etc.) reducen la radiación solar en un 20% adicional debido a la reflexión y un 3% adicional por absorción. Estas condiciones atmosféricas no solo reducen la cantidad de energía que llega a la Tierra sino que también hacen difusa aproximadamente el 20% de la luz y filtran porciones de su espectro electromagnético. Tras cruzar la atmósfera, aproximadamente la mitad de la radiación solar se encuentra en el espectro electromagnético visible mientras que la otra mitad se encuentra en el espectro infrarrojo (una pequeña porción es radiación ultravioleta). Debido a los efectos atmosféricos mencionados solo entre un 10% y un 13% del total de la energía que llega a la Tierra se puede aprovechar.
Gracias a la ausencia de gases atmosféricos o formaciones de nubes, en el espacio cercano a la tierra la radiación solar es un 35% superior a la que alcanza la superficie terrestre. Utilizando además una órbita geoestacionaria se puede conseguir luz solar aproximadamente el 96% del tiempo.
Como contrapartida, es preciso transmitir a la Tierra la energía mediante ondas portadoras (microondas o láser). Se estima que se perdería en el transcurso entre el 40% y el 50% de la energía.
Fuente:
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Gracias a la ausencia de gases atmosféricos o formaciones de nubes, en el espacio cercano a la tierra la radiación solar es un 35% superior a la que alcanza la superficie terrestre. Utilizando además una órbita geoestacionaria se puede conseguir luz solar aproximadamente el 96% del tiempo.
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