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    Sobre el porque padecemos esta crisis

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    Mensaje por The Red Hammer Sáb Mar 03, 2012 2:54 pm

    Debatiendo con un capitalista, le he argumentado que sí que hay dinero, lo que pasa que ese dinero o ese capital va a parar a los beneficios de la clase social que gestiona el capitalismo, la burguesía, por lo que el trabajo generado por los obreros se está dando para el rescate de bancos, las guerras imperialistas, las "relaciones diplomáticas", etc. Por lo tanto, esto no es un fallo de que "pepito" o "juanito" sea malo o bueno, sino que es un problema estructural de la economía capitalista.

    Entonces me responde con esto:

    ¿Saben que es el Deficit? Cuando Ingresas menos de lo que Gastas partiendo de dicho punto expliquenme por que no lo comprendo como es que hay dinero a lo mejor han descubierto alguna formula para plantarlo en el cesped o en una maceta en la casa y que salga mas.

    En primer lugar, la crisis actual es debida a falta de liquidez en el sistema, es decir, el dinero se encuentra en forma de bonos, obligaciones, cedulas, etc. Las inyecciones de dinero por parte del BCE consiste en inyectar liquidez a los bancos y se quedan a cambio con los activos de garantias de los mismos cobrandoles un tipo de interes del 0.75. Los rescates del FROB que son de los que esta hablando Malvado Rojo consiste en lo mismo y se les cobra un tipo de interes pero claro esos prestamos estan garantizados su devolucion. Ahora viene mi critica hacia a los Bancos en dicho sentido, esas inyecciones de liquidez deberian ser para fomentar los prestamos a los ciudadanos del pais y sobre todo a empresas privadas que necesitan de financiacion para salir adelante y es uno de los motivos de los cierres de muchas empresas.

    En segundo lugar, la creacion de trabajo esta estrechamente relacionado con las empresas privadas. Hay una nueva ley de la que no se ha hablado mucho y que permite a los parados cobrar todo el dinero que les corresponde por su inactividad en un solo pago para de esta manera fomentar que creen empresas y es hace poco el PP dijo que para salir de la crisis es necesario de la creacion de millon y medio de empresas que darian trabajo directo e indirecto. Mi critica en este sentido va en que el PP debe hacer algo mas por fomentar ciertos sectores economicos españoles como el sector primario y el sector secundario, sobre todo este primero en zonas como Canarias donde por su situacion las industrias no son rentables pero si son lugares donde se dan cultivos de calidad. En cuanto al sector secuandario que va relacionado con las industria opino que es necesario cambiar la fiscalidad de este tipo de empresas, es decir, bajar las retribuciones de un 30% a un 5%-10% para fomentar la entradas de empresas extranjeras y que empresas de nueva creacion española tengan mayores facilidades.

    En tercer lugar, sobre el tema comunismo vs capitalismo ya paso de discutirlo porque son ideales. La sanidad y educacion gratuita se han conseguido en sistemas capitalista como los paises nordicos, Alemania y Holanda pero claro estamos hablando de sistema que han sabido construir una economia sana tanto sus ciudadanos como sus politicos. El IRPF de Noruega (No me acuerdo bien si era este pais o alguno cercano) es de un 52% es normal que tengan mas dinero publico y encima tienen un sistema como ya he dicho antes muy bueno y que le permite a pesar de la crisis seguir creciendo economicamente.



    p.d: yo como en economía soy un absoluto negado y solo sé lo básico, no me veo en condiciones de elaborar una respuesta contundente. Por eso lo dejo aquí para debatir las causas de esta crisis, el porque " no hay dinero" y el porque el capitalismo puede ser "mejor" o "peor" dependiendo de como se aplique (que es lo que el me menciona en el último párrafo con el ejemplo de Alemania, Holanda y los países nórdicos)
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    Mensaje por Chapaev Sáb Mar 03, 2012 3:12 pm

    La revolucion de octubre se resume en tres puntos:

    jornada de 8 horas

    sanidad universal

    educacion universal

    Por eso apereció el estado del bienestar.

    Frente al triunfo del socialismo en la 2 guerra mundial, no podian hacer otra cosa, yugoslavia, grecia, italia, francia... los obreros europeos reclamaban los beneficios del socialismo con o sin burgueses.

    De ahí surgio ese estado del bienestar "táctico" con el que nos han endulzado la explotacion.

    Cuando llega la crisis capitalista de los 70 , que suponia la derota definitiva del capitalismo frente a la economia planificada, surge "el deficit" y comienzan a tirar de tarjeta y de prestamos...y a seguir gastando...

    Eso fue una argucia del capital, que no tenia futuro ( nuestro presente) y que les sirvio para desmovilizar a los obreros occidentales y por ende ayudo a los traidores a desmontar la union sovietica.

    Con el estado obrero fuera de combate, ahora salen con que el deficit no se puede permitir.

    En resumen mentiras y mas mentiras que les permiten mantener su dictadura.

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    Mensaje por The Red Hammer Dom Mar 04, 2012 2:18 am

    Conocía los datos que mencionas menos el tema del déficit, muchas gracias por tu aclaración.

    Pero, ¿podrían concretarme más en el tema de los países nórdicos? ¿y en el tema de cómo se ha ido desarrollando la crisis estructural que vivimos?
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    Mensaje por Sergio Dom Mar 04, 2012 2:35 am

    Chapaev escribió:La revolucion de octubre se resume en tres puntos:

    jornada de 8 horas

    sanidad universal

    educacion universal

    Por eso apereció el estado del bienestar.

    Frente al triunfo del socialismo en la 2 guerra mundial, no podian hacer otra cosa, yugoslavia, grecia, italia, francia... los obreros europeos reclamaban los beneficios del socialismo con o sin burgueses.

    De ahí surgio ese estado del bienestar "táctico" con el que nos han endulzado la explotacion.

    Cuando llega la crisis capitalista de los 70 , que suponia la derota definitiva del capitalismo frente a la economia planificada, surge "el deficit" y comienzan a tirar de tarjeta y de prestamos...y a seguir gastando...

    Eso fue una argucia del capital, que no tenia futuro ( nuestro presente) y que les sirvio para desmovilizar a los obreros occidentales y por ende ayudo a los traidores a desmontar la union sovietica.

    Con el estado obrero fuera de combate, ahora salen con que el deficit no se puede permitir.

    En resumen mentiras y mas mentiras que les permiten mantener su dictadura.


    Permitteme decirle una cosa, sublime, bravo!! Nunca había leído un Historia de la táctica que ha empleado el capitalismo tan resumida, directa y correcta.

    No se si se podrá subir la reputación cada vez que veas un comentario que te guste, pero si hubiera forma te llavas un +1.

    Salud!
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    Mensaje por Christoph Eduard Dom Mar 04, 2012 7:31 am

    The Red Hammer escribió:
    ¿Saben que es el Deficit? Cuando Ingresas menos de lo que Gastas partiendo de dicho punto expliquenme por que no lo comprendo como es que hay dinero a lo mejor han descubierto alguna formula para plantarlo en el cesped o en una maceta en la casa y que salga mas.

    En primer lugar, la crisis actual es debida a falta de liquidez en el sistema, es decir, el dinero se encuentra en forma de bonos, obligaciones, cedulas, etc. Las inyecciones de dinero por parte del BCE consiste en inyectar liquidez a los bancos y se quedan a cambio con los activos de garantias de los mismos cobrandoles un tipo de interes del 0.75. Los rescates del FROB que son de los que esta hablando Malvado Rojo consiste en lo mismo y se les cobra un tipo de interes pero claro esos prestamos estan garantizados su devolucion. Ahora viene mi critica hacia a los Bancos en dicho sentido, esas inyecciones de liquidez deberian ser para fomentar los prestamos a los ciudadanos del pais y sobre todo a empresas privadas que necesitan de financiacion para salir adelante y es uno de los motivos de los cierres de muchas empresas.

    En segundo lugar, la creacion de trabajo esta estrechamente relacionado con las empresas privadas. Hay una nueva ley de la que no se ha hablado mucho y que permite a los parados cobrar todo el dinero que les corresponde por su inactividad en un solo pago para de esta manera fomentar que creen empresas y es hace poco el PP dijo que para salir de la crisis es necesario de la creacion de millon y medio de empresas que darian trabajo directo e indirecto. Mi critica en este sentido va en que el PP debe hacer algo mas por fomentar ciertos sectores economicos españoles como el sector primario y el sector secundario, sobre todo este primero en zonas como Canarias donde por su situacion las industrias no son rentables pero si son lugares donde se dan cultivos de calidad. En cuanto al sector secuandario que va relacionado con las industria opino que es necesario cambiar la fiscalidad de este tipo de empresas, es decir, bajar las retribuciones de un 30% a un 5%-10% para fomentar la entradas de empresas extranjeras y que empresas de nueva creacion española tengan mayores facilidades.

    En tercer lugar, sobre el tema comunismo vs capitalismo ya paso de discutirlo porque son ideales. La sanidad y educacion gratuita se han conseguido en sistemas capitalista como los paises nordicos, Alemania y Holanda pero claro estamos hablando de sistema que han sabido construir una economia sana tanto sus ciudadanos como sus politicos. El IRPF de Noruega (No me acuerdo bien si era este pais o alguno cercano) es de un 52% es normal que tengan mas dinero publico y encima tienen un sistema como ya he dicho antes muy bueno y que le permite a pesar de la crisis seguir creciendo economicamente.


    Es un cínico de tres pares de pelotas el tio este.

    Lo que más me ha llamado la atención es lo del final lo de Comunismo vs Capitalismo, que pasa de discutirlo porque son ideales, jajaja, te lo dice después de soltar una retaila seudocientífica de clara ideología neoliberal Very Happy El tio es un hacha oye, parece que le han entrenado para engañar a obreros, desgraciadamente hay mucho cantamañanas por ahí esparcido. O diréctamente no tiene ni puta idea de lo que habla, que tb puede ser.

    El Capitalismo sufre una crisis general desde los años 70 como bien ha comentado el camarada Chapaev. Hay que tener en cuenta que el centro del sistema son los Estados Unidos y el resto del mundo gira en torno a el económica, política y militarmente. Por lo tanto analizando los datos económicos de los últimos 60 años del centro neurálgico del sistema podremos comprobar en qué tesitura se encuentra el sistema capitalista actualmente.

    Iré exponiendo unas gráficas y comentándolas.

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    Aquí podemos ver la evolución de las categorías: tasa de ganancia, tasa de plusvalía y composición del capital.

    Tasa de Ganancia: Mide la rentabilidad del capital total invertido. Vemos como en la "edad de oro" del Capitalismo dicha tasa crece claramente. Era la época de los estados del "bienestar" y del "contrato no escrito" entre burguesía y clase obrera, debido al pánico generalizado en la burguesía de occidente ante el potencial de la URSS. Se necesitaba mucha mano de obra, y se la necesitaba sana. Durante esa época el pleno empleo era lo normal. A finales de los 60 principios de los 70 vemos una caída brutal de la tasa de ganancia llegando a entrar en recesión a principios de los 80. Es absurdo culpar a la crisis del petroleo como única culpable de casi dos decadas de crisis capitalista, las razones eran más profundas, las razones eran estructurales, generales del capitalismo.

    En la década de los 80 comienza la época neoliberal. El capital necesita absorver más mercado para sobrevivir y ese mercado está sin duda en el estado del bienestar y en las empresas públicas (energía, etc), anteriormente el capital se centraba en la producción del consumo (sociedad de consumo) ahora necesita expandirse a los servicios (quién no consume luz¿?, agua, etc). Lo que era público debe ser privado para que el capital saque tajada y no se desmorone. Comienza a desaparecer la inversión en economía real (como veremos luego) y comienza la era de la especulación. Vemos en esta época subida de la tasa de ganancia, como digo, a base de privatizaciones, pérdidas de derechos en la clase obrera, etc. Pero no solo con el robo de las industrias y servicios publicos el capital podía recomponerse, ahí entra en capital financiero que baña con deuda a "consumidores", empresas y países, algo muy carácterístico de esta etapa neoliberal. Por lo tanto esa recuperación que se observa en la gráfica es en un buen porcentaje IRREAL ya que está sostenida por economía irreal (dígitos escritos en una computadora que no producen nada, y el Capital como todos sabemos se alimenta de la producción del obrero). El Capital se dopa a base de burbujas y en eso viene la crisis de deuda actual y vuelve a bajar a base de bien la tasa de ganancia (pilar del sostenimiento del sistema capitalista). Vemos una leve recuperación a base de inyección de dinero público al final del gráfico.

    Tasa de plusvalía: esta tasa explica el reparto entre salarios y ganancias capitalistas. Sus fluctuaciones son paralelas a la de la tasa de ganancia exceptuando en la recesión de los 80 y en la actual crisis. La diferencia es bastante mayor hoy en día que en los 80. Esto explica el bajón brutal del consumo por ejemplo en el Estado Español.

    La composición orgánica del capital: "mide la sobrecarga en capital fijo cuando las ganancias de productividad ya no pueden compensar los gastos permitidos para obtener los medios de producción." Muy interesante este dato, para que se entienda si el valor es alto las ganancias del parasitismo burgués no son suficientes para la obtención de medios de producción. Por eso está estancado hoy en día el sistema, no hay dinero para invertir como tampoco lo había en los 80. La "sutil" diferencia es que en los 80 se solventó con dopaje financiero y deuda, pero hoy en día los bancos no sueltan pasta Smile y los países están arruinados. Estoy seguro que el cantamañanas ese tiene la solución. Por eso hoy en día el capital necesita robar diréctamente y a plena luz del día, esa siempre fue su solución pero hoy lo notamos más (un ejemplo: se le regalan terrenos para que construya hospitales y los gestione, y así se le va inyectando pasta pública (de impuestos) anualmente, es un ejemplo hay muchos más, yo tb quiero que me regalen un terrenito, a no... lo más probable es que acabe desahuciado).


    La tabla anterior demuestra la crisis general del capitalismo a no ser que aparezca la mano invisible y lo arregle todo. Pero pondré alguna tabla más para dejarlo bien claro.

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    ¿De qué vive el Capital? De robar trabajo al obrero, pues podemos ver como ha caido en picado las ganancias en la economía real, de la que vive el capitalismo. Paralelamente ha aumentado las ganancias de la especulación hasta que estalló la burbuja. Ahora sube levemente las ganancias en economía real a base de robar más al obrero, recortes, condiciones de esclavitud, etc. Pero como el capital tb vive del consumo del obrero, nos podemos imginar en la tesitura que se encuentra la mano invisible Rolling Eyes

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    Otro gráfico sobre la actividad financiera, en este caso la no regulada o "sistema bancario en las sombras". Una vez más la mano invisible haciendo de las suyas.

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    Y por último en esta gráfica se observa claramente como el obrero ha ido perdiendo poder adquisitivo desde los ochenta, en paralelo con el aumento de robo burgués. Vamos, que nos están matando.

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    No soy economista, pero es que está todo muy clarito.

    Fuentes:

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    Mensaje por nunca Dom Mar 04, 2012 1:54 pm


    A continuación voy a colgar otra versión diferente a la vuestra, sé que no vais a estar de acuerdo.
    ---------------------------------------------------------------------------------

    El sistema agrava su propia "crisis" para acelerar y justificar sus planes revolucionarios.

    (Una opinión de ANTIMPERIALISTA) Desde hace varias décadas, diferentes ideólogos neoliberales han teorizado abiertamente sobre la gran utilidad que supone dramatizar crisis económicas, militares o sanitarias y difundirlas masivamente, a través de los grandes medios de comunicación de masas, para conseguir cambios sociales favorables a sus intereses, básicamente destinados a aumentar el grado de esclavitud de la especie humana.

    “Sólo una crisis, real o percibida como real, permite un auténtico cambio.” (Milton Friedman)

    “Si ya es difícil que un colectivo en dificultad cambie, es prácticamente imposible que lo haga cuando exhibe todos los signos externos del éxito; sin el acicate de una crisis o un periodo de gran tensión, la mayor parte de los colectivos – al igual que la mayor parte de las personas – es incapaz de cambiar los hábitos y actitudes de toda una vida.” (John F. McDonnell)

    “En un momento muy conflictivo es más fácil articular una fórmula lúcida. Desde este punto de vista, las condiciones de guerra, crisis y tensión son particularmente fecundas… (Para alcanzar un) proceso político global emergente que diluye cada vez más los límites tradicionales entre la política interna y la internacional.” (Zbigniew Brzenzinski)

    La actual crisis económica del sistema y, junto a ella, la difusión masiva de pánico y alarmismo, realizada por los grandes medios de comunicación de masas del propio sistema (y por otros medios aparentemente opuestos a él), tendrían el objetivo de direccionar a las grandes masas poblacionales hacia cambios sistémicos que permitieran un mayor grado de esclavitud y sumisión de la especie humana.

    Con esta crisis se pretende (al igual que se pretendió con otras) acondicionar a los seres humanos, para que acepten los nuevos cambios como necesarios e irremediables.

    Desde mi punto de vista, es erróneo interpretar esta crisis como una crisis estructural del sistema (tal y como lo interpretan diferentes corrientes ideológicas), provocada por la naturaleza contradictoria del mismo, en otras palabras (y según tales corrientes), la actual crisis no sería más que un fallo intrínseco del propio sistema capitalista. Esto además de ser bastante ingenuo, es además ilógico, pues pensar que alguien haya construido un sistema que, tarde o temprano, acabaría fallando y, más aún, que no haya sido perfeccionado para que no vuelva a fallar, después de tantos años, es tener una concepción bastante inocente y poco real de un enemigo tan poderoso como al que nos enfrentamos. Como bien dijo Aldous Huxley: “Los grandes banqueros, al mover algunas simples palancas que controlan el flujo de dinero, pueden determinar el éxito o el fracaso de la economía de un país. Al controlar los comunicados de prensa sobre las estrategias económicas que delinean tendencias nacionales, la élite es capaz no sólo de tomar las riendas de poder de la estructura económica de esta nación sino también de extender el control a todo el mundo.”

    Por otra parte, pensar que la actual crisis financiera se debe a un enfrentamiento soterrado entre occidente y las potencias emergentes (China, Rusia, Brasil e India) es tener una concepción muy idealista de la política, pues ello supone pensar que los diferentes dirigentes mundiales (no necesariamente políticos) estarían dispuestos a enfrentarse a unos rivales de una envergadura similar, con todo lo que ello podría suponer para sus intereses (pérdida de su posición dominante), antes de pactar o de llegar a acuerdos entre ellos. Es muy probable que las clases dirigentes mundiales sean psicópatas, pero ello no implica que carezcan de pensamiento estratégico. Esto tampoco implica que no pueda llegar a producirse una nueva confrontación mundial, pero, como en las anteriores ocasiones (especialmente, desde finales del siglo XVIII), el objetivo buscado no sería la dominación de la clase dirigente de un país sobre la de otro, sino la supeditación de las grandes masas poblacionales de los diferentes países a un mismo fin: la hiper-esclavista, super-productora y aceleradora de cambios, economía de guerra.

    El objetivo buscado con la actual crisis económica (al igual que el buscado con otras crisis de tipo militar, ecológico o sanitario) es el de siempre: supeditar a los intereses de las minoritarias clases dominantes, la vida de la inmensa mayoría de los seres humanos; y el método utilizado nuevamente es el de la “doctrina del shock”.

    Todo esto es debido a que en la historia de la humanidad, desde la creación de las primeras ciudades estado hasta nuestros días, el objetivo principal de las élites dominantes, más allá del sometimiento de las élites dominantes de otros países a sus intereses, ha sido el de esclavizar, de la forma más útil y rentable posible, a la mayor cantidad de seres humanos posibles. Voltaire decía que el Senado Romano mandaba al pueblo a la guerra, más que con el fin de conquistar nuevos territorios, con el de evitar que “devorara a sus propios amos”.

    En este sentido, el fin buscado con esta falsa crisis económica prefabricada, y su agravamiento en los últimos tiempos, es el de acondicionar a la humanidad, para dar un nuevo paso en su proceso de esclavización: la aceptación de un gobierno mundial, supranacional, que muy bien podría ser calificado de dictadura totalitaria mundial, de ahí el intento por desprestigiar el actual orden económico y político. Esto no quiere decir que las anteriores formas económicas y políticas fueran positivas o menos esclavistas que las que se pretenden imponer ahora, y por ello haya que luchar por conservarlas ¡ni mucho menos! Pues éstas tan sólo eran pasos previos y necesarios para alcanzar futuros objetivos. Tales formas económicas y políticas han sido como el tacataca de un niño, utilizado para enseñar a éste a ponerse en pie y andar, pero que es necesario retirar, cuando ya ha conseguido lo anterior, para que pueda correr.

    Sin duda alguna, Quinto FABIO Máximo, el Cunctator (“El Contemporizador”), general de la antigua Roma, que venció a Ánibal y a los cartagineses utilizando la táctica del desgaste, estaría orgulloso de sus actuales discípulos.
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    Mensaje por Christoph Eduard Dom Mar 04, 2012 7:00 pm

    Ya conoces mi opinión sobre ese blog, camarada Nunca. El texto es especulativo y antimarxista. Creo sincéramente que el análisis marxista es la herramienta para combatir este tipo de análisis simplistas.

    Voy a seguir exponiendo herramientas, que creo útiles, para combatir en general el discurso hegemónico y en particular al tipejo ese de la discusión en otro foro.

    Habla de Alemania, Holanda y en general de los maravillosos hombres centroeuropeos, rubios, altos y con los ojos azules y de lo bien que han montado su chiringuito, y de todo lo que tenemos que aprender de ellos. Twisted Evil

    Pues bien para comprender el presente hay que comprender el pasado. El Estado Español está como está por seguir los dictados de los políticos y lobbys neoliberales internacionales (alemanes, americanos,etc) desde los años 80, es decir que el neoliberalismo quiere solventar los errores del neoliberalismo con más neoliberalismo, pues va a ser que no. El Estado Español es un país de camareros entre otras cosas porque Alemania lo impuso así como condición de entreda en la UE. La UE no es más que la imposición de un mercado fijo para Alemania y su imperio (a inglaterra no le hacía falta, ya tiene su imperio esparcido por todo el globo), y paises semejantes, otra vez la mano invisible parece que falla.

    Somos los camareros de los alemanes porque se impuso la reconversión industrial desde la CEE (Neoliberal), esto supuso "el desmantelamiento de su industria pesada y la consideración de ser apta únicamente para el desarrollo de industrias auxiliares y subsidiarias de las grandes multinacionales". El Estado Español se convierte en un estado dependiente y por lo tanto víctima de condiciones abusivas y desiguales ante las grandes potencias europeas y USA. Como de repente nos encontramos con un estado sin economía real propia entramos en recesión en 1993 tras las fiestas de pandereta del 92. A partir de ese momento comienza una nuevo oleada de estrategia antiobrera (ETT's, etc...), de pacotilla (subsidios Andalucía y Extremadura) y "vendepatrias" comenzada por el canalla de Felipe Gonzalez y continuada por el estadista Aznar. Dicho visionario decide que Ejjjpaña no es solo un país de camareros, tb lo es de obreros de la construcción. La única salida es crear una burbuja de sobreproducción. Y durante diez años Ejjpaña cumple al dedillo su rol en la Unión Europea Neoliberal, un Estado sin industria propia, sin educación (para qué¿?), al fin y al cabo sin soberanía. No hará falta comentar la época del pelotazo urbanístico, eso lo entienden hasta los neoliberales que no les gusta hablar de ideologías Laughing


    Por lo tanto, ahora la solución es seguir con la estrategia de estado de camareros ya que Ejjjpaña no es país para el mercado de la economía real. Para eso ya están los chinos. Precisamente esa es la razón por la que no fluye el crédito, la misión es eliminar derechos en la clase obrera y aumentar la tasa de ganancia de los oligarcas nacionales y extrangeros que aún operan por aquí, hasta que no se desmantele todo eso, no fluirá el crédito, no interesa porque como en mi anterior comentario se puede ver la situación del sistema es de crisis total y necesita desesperadamente condiciones de esclavitud para sobrevivir.

    No habrá solución ni dignidad para el Estado Español hasta que no se industrialice y se cree una política de economía real estatal (fuera de la UE). Eso no se conseguirá sin una Revolución Socialista... por eso no solo hay que tener cuidado con los neoliberales, sino tb con los socialdemócratas de pacotilla y demás troskos que dicen que hay solución en la UE, olvidando que la UE es lo que es porque para eso se creo y está cumpliendo su función a rajatabla, y no se puede reformar. Como mucho podriamos hacer alianzas con países tipo Grecia para apoyar nuestros respectivo procesos revolucionarios, si llega el feliz caso.

    Vamos a ser Ibiza pero a escala estatal y con 6/7 millones de parados durante años. Vamos a pasar hambre.

    Bueno, no tengo un lenguaje técnico pero espero que sirvan mis argumentos.
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    Mensaje por Christoph Eduard Mar Mar 06, 2012 9:44 am

    Sobre lo de si hay dinero o no, la respuesta es que sí que hay dinero pero no se invierte en la economía real ya que no sale rentable (debido a la crisis general antes expuesta). Dicho dinero se usa para la especulación.
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    Mensaje por Chapaev Lun Jul 09, 2012 5:07 pm

    El bipolar Petras nos deja un texto sublime, ojo al como usa el concepto "anti-stalinismo".

    Y luego habla del KKe y la caga, ¿bipolaridad o que es géminis? vaya usted a saber


    9/7/2012


    El estado de bienestar occidental: su auge y declive, y el bloque soviético x James Petras - La Haine :: Más articulos de esta autora/or: Hay que explorar la relación entre la aparición de inmensos aparatos policiales en Occidente y el declive y desmantelamiento de sus respectivos Estados de bienestar

    Introducción

    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    Uno de los rasgos socioeconómicos más asombrosos de las dos últimas décadas es la inversión del signo de la legislación sobre bienestar de la segunda mitad del siglo pasado en Europa y Norteamérica. Los recortes sin precedentes en servicios sociales, indemnizaciones por despido, empleo público, pensiones, programas sanitarios, estipendios formativos, periodos vacacionales y seguridad laboral vienen acompañados por el incremento de los gastos de la educación, la fiscalidad regresiva y la edad de jubilación, así como por el aumento de las desigualdades, la inseguridad laboral y la aceleración del ritmo en los centros de trabajo.

    La desaparición del «Estado de bienestar» echa por tierra la idea expuesta por los economistas ortodoxos, que sostenían que la «maduración» del capitalismo, su «estado de desarrollo avanzado», su alta tecnología y la sofisticación de sus servicios vendrían acompañadas de mayor bienestar y niveles de vida más altos. Aunque es cierto que «servicios y tecnología» se han multiplicado, el sector económico se ha polarizado aún más entre los empleados minoristas mal remunerados y los agentes de bolsa y financieros muy ricos. La informatización de la economía ha desembocado en la contabilidad electrónica, los controles de costes y los movimientos acelerados de fondos especulativos en busca del máximo beneficio, mientras que, al mismo tiempo, han sido preludio de reducciones presupuestarias brutales en los gastos sociales.

    Esa «Gran Inversión» del curso de los hechos parece un proceso a gran escala y largo plazo centrado en los países capitalistas dominantes de Europa Occidental y Norteamérica y en los antiguos Estados comunistas de Europa del Este. Nos incumbe a todos examinar las causas sistémicas que trascienden las idiosincrasias particulares de cada país.

    Los orígenes de la Gran Inversión

    Hay dos líneas de investigación que es preciso dilucidar con el fin de comprender la desaparición del Estado de bienestar y el enorme descenso de los niveles de vida. Una línea de análisis estudia el cambio profundo del entorno internacional. Hemos pasado de un sistema bipolar competitivo basado en la rivalidad entre los Estados colectivistas y de bienestar del bloque oriental y los Estados capitalistas de Europa y Norteamérica a otro sistema internacional monopolizado por Estados capitalistas en competencia.

    Una segunda línea de investigación nos lleva a examinar los cambios de las relaciones sociales internas de los Estados capitalistas: principalmente, el paso de las luchas de clase intensas a la colaboración de clases a largo plazo como principio organizador de la relación entre capital y trabajo.

    La proposición principal que conforma este artículo es que la emergencia del Estado de bienestar fue un producto histórico de un periodo en el que había altos niveles de competitividad entre el bienestar colectivista y el capitalismo y en el que los sindicatos y los movimientos sociales con orientación de lucha de clases predominaban frente a las organizaciones de colaboracionismo entre clases.

    A todas luces, los dos procesos están interrelacionados: cuando los Estados colectivistas implantaron mayores prestaciones de bienestar para sus ciudadanos, los sindicatos y los movimientos sociales de Occidente tenían incentivos sociales y ejemplos positivos para motivar a sus miembros y forzar a los capitalistas a asumir la legislación del bienestar del bloque colectivista.

    Los orígenes y el desarrollo del Estado de bienestar occidental

    Inmediatamente después de la caída de los gobiernos fascistas-capitalistas con la derrota de la Alemania nazi, la Unión Soviética y sus aliados políticos de Europa del Este se embarcaron en un programa masivo de reconstrucción, recuperación, crecimiento económico y consolidación del poder basado en reformas de bienestar socioeconómico de largo alcance. El gran temor de los gobiernos capitalistas occidentales era que la clase trabajadora de Occidente «siguiera» el ejemplo soviético o, como poco, apoyara a partidos y acciones que socavaran la recuperación capitalista.. Dado el descrédito político de muchos capitalistas occidentales debido a su colaboración con los nazis o su oposición débil y retardada a la versión fascista del capitalismo, no podían recurrir a los métodos altamente represivos de antes. En su lugar, las clases capitalistas aplicaron una doble estrategia para contrarrestar las reformas soviéticas del bienestar colectivista: represión selectiva de la izquierda radical y de los comunistas del interior y concesiones de bienestar para garantizar la lealtad de los sindicatos y partidos socialdemócratas y demócrata- cristianos.

    Con la recuperación económica y el crecimiento de la posguerra, la competitividad política, ideológica y económica se intensificó: el bloque soviético introdujo reformas generalizadas, entre las que se encontraban el pleno empleo, la seguridad laboral, la atención sanitaria universal, la educación superior gratuita, el mes de vacaciones pagado, las pensiones equivalentes al salario íntegro, los campos de trabajo y complejos vacacionales gratuitos para familias trabajadoras y las bajas por maternidad prolongadas. Subrayaban la importancia del bienestar social sobre el consumo individual. El Occidente capitalista vivía bajo presión para aproximarse a las ofertas de bienestar del Este, al tiempo que expandía el consumo individual basado en las facilidades para el crédito y los pagos a plazo posibilitados por sus economías más avanzadas. Desde mediados de la década de 1940 hasta mediados de la de 1970, Occidente compitió con el bloque soviético sin quitarse de la cabeza dos objetivos: conservar la lealtad de los trabajadores de Occidente a la vez que aislaba a los sectores militantes de los sindicatos y atraer a los trabajadores del Este con promesas de programas de bienestar comparables y mayor consumo individual.

    A pesar de los avances de los programas de bienestar social, tanto en el Este como en Occidente, había protestas obreras importantes en Europa del Este: se centraban en la independencia nacional, en la tutela paternalista y autoritaria de los sindicatos y en la insuficiencia del acceso a los bienes de consumo privado. En Occidente, hubo levantamientos obreros y estudiantiles significativos en Francia e Italia que reclamaban el fin del dominio capitalista en los centros de trabajo y la vida social. La oposición popular a las guerras imperialistas (Indochina, Argelia, etcétera), los rasgos autoritarios del Estado capitalista (racismo) y la concentración de la riqueza estaban muy extendidos.

    Dicho de otro modo: las nuevas luchas del Este y de Occidente tenían como premisa la consolidación del Estado de bienestar y la expansión del poder político y social popular frente al del Estado y el proceso productivo.

    La competencia sostenida entre los sistemas de bienestar colectivista y capitalista garantizó que no hubiera retroceso de las reformas conseguidas hasta la fecha. Sin embargo, la derrota de las rebeliones populares de las décadas de 1960 y 1970 garantizó que no se produjeran mayores avances en el bienestar social. Y lo que era más importante, se llegó a un «punto muerto» social entre las clases dominantes y los trabajadores en ambos bloques, que desembocó en el estancamiento de las economías, la burocratización de los sindicatos y las demandas de las clases capitalistas de un nuevo liderazgo más dinámico, capaz de desafiar al bloque colectivista y desmantelar sistemáticamente el Estado de bienestar.

    El proceso de inversión: De Reagan y Thatcher a Gorbachov

    La gran ilusión, que se apoderó de las masas del bloque del bienestar colectivista, fue la idea de que la promesa occidental de consumismo masivo se podía conjugar con los programas de bienestar avanzados de los que ellos gozaban desde hacía mucho tiempo. Sin embargo, las señales políticas de Occidente avanzaban en dirección contraria. Con el ascenso del presidente Ronald Reagan en Estados Unidos y la primera ministra Margaret Thatcher en Gran Bretaña, los capitalistas recuperaron el control absoluto del calendario social asestando golpes mortales a lo que quedaba de la militancia sindical y poniendo en marcha una carrera armamentista a gran escala con la Unión Soviética con el fin de hacer quebrar a su economía. Además, el «bienestarismo» del Este se vio socavado a conciencia por una clase emergente de movilidad ascendente, unas élites cultas que hicieron piña con cleptócratas, neoliberales, gánsteres en ciernes y todo aquel que profesara los «valores occidentales». Recibieron apoyo político y material de fundaciones occidentales, servicios de inteligencia occidentales, el Vaticano (en especial, en Polonia), partidos socialdemócratas europeos y la Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO, American Federation of Labor and Congress of Industrial Organizations) mientras que, en los sectores periféricos, los autodenominados izquierdistas «anti-estalinistas» de Occidente imprimían un barniz ideológico concreto.

    La totalidad del programa de bienestar del bloque soviético había sido construido desde arriba hacia abajo y, en consecuencia, no disponía de una organización de clases consciente de serlo, politizada, independiente y militante para defenderla del ataque a gran escala lanzado por el bloque «anti-estalinista» mafioso, cleptocrático, clerical y neoliberal. Asimismo, en Occidente, la totalidad del programa de bienestar social estaba vinculado a los partidos socialdemócratas europeos, el partido demócrata estadounidense y una jerarquía sindical que carecía tanto de conciencia de clase como del menor interés por la lucha de clases. Su principal preocupación como burócratas sindicales se limitaba a recaudar cuotas de afiliados, preservar el poder organizativo interno sobre sus feudos y enriquecerse personalmente.

    El colapso del bloque soviético se vio precipitado por la entrega sin precedentes del gobierno de Gorbachov de los Estados aliados del Pacto de Varsovia a las potencias de la OTAN. Las autoridades comunistas locales se reciclaron con rapidez para ser agentes neoliberales y vicarios pro-occidentales. Pasaron de inmediato a lanzar un ataque a gran escala contra la propiedad pública de los bienes y el desmantelamiento de la legislación laboral y la seguridad laboral proteccionistas, que habían sido un elemento intrínseco de las relaciones entre la mano de obra y la dirección colectivistas.

    Con unas cuantas excepciones dignas de mención, la totalidad del marco formal del bienestar colectivista se desmoronó. Poco después llegaron las desilusiones masivas entre los trabajadores del bloque del Este cuando sus sindicatos «anti-estalinistas» de orientación occidental les presentaron los despidos masivos. La inmensa mayoría de los trabajadores de los astilleros de Gdansk, afiliados al movimiento «Solidaridad» de Polonia, fueron despedidos y quedaron abocados a la búsqueda de empleos inusuaes, mientras que sus «dirigentes» desaforadamente agasajados, destinatarios desde hacía mucho tiempo del apoyo material de los servicios de inteligencia y sindicatos occidentales, pasaron a convertirse en políticos, editores y empresarios prósperos.

    Los sindicatos occidentales y la izquierda «anti-estalinista» (los socialdemócratas, los trotskistas y todas y cada una de las sectas y corrientes intelectuales intermedias), prestaron un valioso servicio no solo para poner fin al sistema colectivista (bajo el lema «cualquier cosa es mejor que el estalinismo»), sino para acabar con el Estado de bienestar para decenas de millones de trabajadores y pensionistas, con sus familias.

    Una vez que el Estado de bienestar colectivista quedó destruido, las clases capitalistas occidentales dejaron de necesitar competir con la tarea de igualar las concesiones de bienestar social. El Gran Repliegue puso la directa.

    Durante las dos décadas siguientes, los gobiernos occidentales, liberales, conservadores y socialdemócratas, cada uno cuando le tocó, fueron cortando rodajas de la legislación sobre el bienestar: las pensiones se recortaron y la edad de jubilación se amplió cuando instauraron la doctrina del «trabaja hasta que te echen». La seguridad laboral desapareció, la protección de los puestos de trabajo se suprimió, las indemnizaciones por despido se redujeron y el despido de trabajadores se facilitó, a la vez que prosperó la movilidad del capital.

    La globalización neoliberal aprovechó las inmensas reservas de trabajo cualificado mal remunerado de los antiguos países colectivistas. Sus trabajadores «anti-estalinistas» heredaron lo peor de ambos mundos: perdieron la red de bienestar social del Este y no lograron alcanzar los niveles de consumo individual y prosperidad de Occidente. El capital alemán aprovechó la mano de obra polaca y checa más barata, mientras que los políticos checos privatizaron sectores industriales y servicios sociales enormemente sofisticados, incrementando los costes y restringiendo el acceso a los servicios que quedaron.

    En nombre de la «competitividad», el capital occidental logró desindustrializar y reubicar grandes sectores industriales prácticamente sin encontrar ninguna resistencia de unos sindicatos «anti-estalinistas» burocratizados. Sin tener que competir ya con los colectivistas por quién contaba con el mejor sistema de bienestar, los capitalistas occidentales competían ahora entre sí por quién conseguía los menores costes laborales y gastos sociales, la protección medioambiental y laboral más laxa y la legislación más flexible y barata para despedir empleados y contratar a mano de obra contingente.

    Todo el ejército de izquierdistas «anti-estalinistas» impotentes, cómodamente aposentados en las universidades, cacareó hasta quedarse ronco contra la «ofensiva neoliberal» y la «necesidad de una estrategia anticapitalista», sin reflexionar lo más mínimo acerca de cómo habían contribuido a minar el mismo Estado de bienestar que había educado, alimentado y empleado a los trabajadores.

    La militancia laboral: el norte y el sur

    Los programas de bienestar en Europa y Norteamérica sufrieron especialmente el golpe de la pérdida de un sistema social competidor en el Este, de la influencia y el impacto de la mano de obra barata procedente del Este y de que sus propios sindicatos se habían convertido en complementos de los partidos socialistas, obreros y democráticos neoliberales.

    En cambio, en el Sur, concretamente en América Latina y, en menor medida, en Asia, el neoliberalismo contrario al bienestar duró solo una década. En América Latina, el neoliberalismo empezó a sufrir enseguida presiones intensas cuando estalló una nueva oleada de militancia de clase y recuperó parte del terreno perdido. Antes de que concluyera la primera década del nuevo siglo, la mano de obra incrementaba su cuota de renta nacional, los gastos sociales aumentaban y el Estado de bienestar iniciaba la senda de recuperación de fuerza en marcado contraste con lo que sucedía en Europa occidental y Norteamérica.

    Las revueltas sociales y los movimientos populares poderosos desembocaron en América Latina en gobiernos y políticas de izquierda y centro-izquierda. Una serie de luchas nacionales intensas derrocó a los gobiernos neoliberales. Una oleada creciente de protestas obreras y campesinas en China supuso aumentos salariales de entre el 10 y el 30 por ciento en los cinturones industriales, así como en medidas para restaurar el sistema de salud y educación pública. Ante una revuelta sociocultural nueva, de orientación obrera y con amplia base, el Estado y la élite empresarial china promovieron a toda prisa una legislación par el bienestar social en una época en la que los países del sur de Europa como Grecia, España, Portugal e Italia vivían inmersos en un proceso de despido de trabajadores y recorte brutal de salarios reduciendo el salario mínimo, aumentando la edad de jubilación y recortando gastos sociales.

    Los gobiernos capitalistas de Occidente dejaron de encontrar competencia en los sistemas de bienestar rivales del bloque del Este porque todos habían adoptado la práctica del «cuanto menos, mejor». La reducción de gastos sociales supuso mayores subsidios a las empresas, presupuestos más elevados para acometer guerras imperiales y para establecer el inmenso aparato estatal policial de la «seguridad nacional». La reducción de los impuestos sobre el capital significó mayores beneficios.

    Los intelectuales occidentales de izquierda y liberales desempeñaron un papel fundamental en la confusión sobre el importante y positivo papel que el bienestar soviético había desempeñado presionando a los gobiernos capitalistas de Occidente para que siguieran su ejemplo. Por su parte, durante las décadas posteriores a la muerte de Stalin y cuando la sociedad soviética evolucionó hasta convertirse en un sistema híbrido de bienestar social autoritario, estos intelectuales siguieron calificando a estos gobiernos como «estalinistas», ocultando la fuente de legitimidad principal a sus ciudadanos: su avanzado sistema de protección social. Esos mismos intelectuales afirmaban que el «sistema estalinista» era un obstáculo para el socialismo y volvieron a los trabajadores contra sus aspectos positivos de un Estado de bienestar centrándose exclusivamente en los «gulags» del pasado. Sostenían que la «desaparición del estalinismo» supondría una gran apertura para el «socialismo revolucionario democrático». En realidad, la caída del bienestar colectivista desembocó en la catastrófica destrucción del Estado de bienestar, tanto en el Este como en Occidente, y el ascenso de las formas más virulentas de capitalismo neoliberal primitivo. Esto, a su vez, llevó a una mayor retracción del movimiento sindical y espoleó el «giro a la derecha» de los partidos socialdemócratas y obreros mediante las ideologías del «nuevo laborismo» y la «tercera vía».

    Los intelectuales de izquierda «anti-estalinistas» jamás han realizado una reflexión rigurosa acerca del papel que han desempeñado en el derribo del Estado de bienestar colectivo, ni han asumido ninguna responsabilidad por la devastación de las consecuencias socioeconómicas tanto en el Este como en Occidente. Además, esos mismos intelectuales no han tenido ninguna reserva en esta «era post-soviética» a la hora de apoyar (por supuesto, «críticamente») al Partido Laborista británico, el Partido Socialista francés, el Partido Demócrata de Clinton y Obama y otros «males menores» que practican el neoliberalismo. Apoyaron la destrucción manifiesta de Yugoslavia y las guerras coloniales encabezadas por Estados Unidos en Oriente Próximo, el norte de África y el sur de Asia. No pocos intelectuales «anti-estalinistas» de Inglaterra y Francia habrán brindado con champán con los generales, los banqueros y las élites del sector petrolero por la sangrienta invasión y devastación llevada a cabo por la OTAN en Libia, el único Estado de bienestar de África.

    Los intelectuales de izquierda «anti-estalinistas», ahora bien acomodados en cargos universitarios de privilegio en Londres, París, Nueva York y Los Ángeles, no se han visto afectados personalmente por el retroceso de los programas de bienestar occidentales. Se niegan categóricamente a reconocer el papel constructivo que los programas de bienestar soviético rivales desempeñaron para obligar a Occidente a «mantener» una especie de «carrera de bienestar social» ofreciendo prestaciones a sus clases trabajadoras. En cambio, sostienen (en sus foros académicos) que la mayor «militancia de los trabajadores» (difícilmente posible con una afiliación sindical burocratizada y menguante) y los «foros de especialistas socialistas» mayores y más frecuentes (en los que ellos pueden exponerse sus análisis radicales... unos a otros) restaurarán finalmente el sistema de bienestar. De hecho, los niveles históricos de regresión, en lo que respecta a la legislación sobre bienestar, continúan incólumes. Existe una relación inversa (y perversa) entre la prominencia académica de la izquierda «anti-estalinista» y la desaparición de las políticas del Estado de bienestar. ¡Y los intelectuales «anti-estalinistas» todavía se asombran por el desplazamiento hacia el populismo demagógico de ultra derecha entre las clases trabajadoras atenazadas!

    Si analizamos y comparamos la influencia relativa de los intelectuales «anti-estalinistas» en la construcción del Estado de bienestar con el impacto del sistema de protección social colectivista competidor del bloque del Este, las evidencias son abrumadoramente claras. Los sistemas de bienestar occidentales estuvieron mucho más influidos por sus rivales sistémicos que por las críticas piadosas de los académicos «anti-estalinistas» marginales. La metafísica «anti-estalinista» ha cegado a toda una generación de intelectuales ante la compleja interacción y ventajas de un sistema internacional competitivo en el que los rivales elevaban la puja de las medidas de bienestar para legitimar su propio gobierno y minar a su adversario. La realidad del equilibrio político de fuerzas en el mundo llevó a la izquierda «anti-estalinista» a convertirse en un títere en la lucha de los capitalistas occidentales por reducir los costes del bienestar y crear la plataforma de lanzamiento para una contrarrevolución neoliberal. Las estructuras profundas del capitalismo fueron las principales beneficiarias del anti-estalinismo.

    La desaparición del orden legal de los Estados colectivistas ha desembocado en las formas más atroces de capitalismo depredador y mafioso en la antigua URSS y en los países del Pacto de Varsovia. Contrariamente a los delirios de la izquierda «anti-estalinista», no ha surgido en ninguna parte ninguna democracia socialista «post-estalinista». Los agentes fundamentales del derrocamiento del Estado de bienestar colectivista y los principales beneficiarios del vacío de poder han sido los oligarcas multimillonarios, que saquearon Rusia y el Este, los cerebros multimillonarios de los carteles de la droga y la trata de blancas, que en Ucrania, Moldavia, Polonia, Hungría, Kosovo, Rumanía y otros lugares convirtieron a centenares de miles de obreros fabriles desempleados y a sus hijos en alcohólicos, prostitutas y drogadictos.

    Desde el punto de vista demográfico, los mayores perdedores del derrocamiento del sistema de bienestar colectivista han sido las trabajadoras: perdieron sus puestos de trabajo, las bajas por maternidad y las prestaciones jurídicas y por el cuidado de niños. Padecieron una epidemia de violencia doméstica bajo el puño de sus maridos desempleados y borrachos. La tasa de mortalidad materna e infantil se disparó debido a un sistema de salud pública debilitado. Las mujeres de clase trabajadora del Este sufrieron una pérdida de estatus material y derechos legales sin precedentes. Esto ha llevado al mayor descenso demográfico de la historia de la postguerra: las tasas de natalidad se han desplomado, las tasas de mortalidad se han disparado y la desesperanza se ha generalizado. En Occidente, las feministas «anti-estalinistas» han ignorado su complicidad con la esclavización y la degradación de sus «hermanas» del Este. (Estaban demasiado ocupadas agasajando a gentes como Vaclav Havel.)

    Los intelectuales «anti-estalinistas», por supuesto, afirmarán que el desenlace que ellos habían imaginado está muy lejos de lo sucedido y se negarán a asumir ninguna responsabilidad por las consecuencias reales de sus actos, su complicidad y las ilusiones que han creado. Su iracunda afirmación de que «cualquier cosa es mejor que el estalinismo» no convence a nadie de quienes están en el abismo que alberga a toda una generación perdida de trabajadores del bloque del Este y sus familias. Tienen que empezar a contabilizar el ejército de desempleados de todo el Este, que se cuenta por millones, los millones de víctimas de tuberculosis y VIH en Rusia y Europa del Este (donde ni la tuberculosis ni el VIH planteaba una amenaza antes de la «ruptura»), las vidas destrozadas de millones de mujeres jóvenes atrapadas en los burdeles de Tel Aviv, Prístina, Bucarest, Hamburgo, Barcelona, Amán, Tánger y Brooklyn...

    Conclusión

    El golpe individual más importante a los programas de bienestar tal como los conocimos, que se desarrollaron durante las cuatro décadas transcurridas entre la de 1940 y la de 1980, fue el fin de la rivalidad entre el bloque soviético y Europa occidental y Norteamérica. A pesar del carácter autoritario del bloque del Este y del carácter imperialista de Occidente, ambos buscaban legitimidad y beneficios políticos consiguiendo la lealtad de las masas de trabajadores mediante concesiones económicas y sociales tangibles.

    Hoy día, ante los «recortes» neoliberales, las principales luchas laborales giran en torno a la defensa de los restos del Estado de bienestar, los residuos esqueléticos de un periodo anterior. En este momento hay muy pocas perspectivas de regreso a sistemas de bienestar internacional en competencia, a menos que miráramos a unos cuantos países progresistas que, como Venezuela, han instituido una serie de reformas sanitarias, educativas y laborales financiadas por su sector petrolero nacionalizado.

    Una de las paradojas de la historia del bienestar social en Europa del Este se puede encontrar en el hecho de que las principales luchas laborales en curso (en la República Checa, Polonia, Hungría y otros países, que habían derrocado a sus gobiernos colectivistas, tienen que ver con la defensa de las políticas de pensiones, jubilación, sanidad pública, empleo, educación y otras medidas del bienestar: las sobras «estalinistas». Dicho de otro modo, mientras que los intelectuales siguen alardeando de su victoria sobre el estalinismo, los trabajadores de carne y hueso que viven en el Este se entregan a una lucha militante cotidiana para mantener y recuperar los rasgos positivos del bienestar de esos Estados vilipendiados. En ningún otro lugar es más manifiesto que en China y Rusia, donde las privatizaciones han supuesto destrucción de empleo y, en el caso de China, la pérdida de las prestaciones de la sanidad pública. Hoy día, las familias de los trabajadores con enfermedades graves viven arruinadas por el coste de una atención médica privatizada.

    En el mundo actual, «anti-estalinismo» es una metáfora de una generación fracasada en los márgenes de la política de masas. Han sido rebasado por un neoliberalismo virulento que tomó prestado su lenguaje peyorativo (Blair y Bush también eran «anti-estalinistas») en el curso de la demolición del Estado de bienestar. Hoy día, el ímpetu de las masas por la reconstrucción de un Estado de bienestar se puede encontrar en aquellos países que han perdido o están en vías de perder la totalidad de su red de seguridad social —como Grecia, Portugal, España e Italia— y en los países latinoamericanos, donde los levantamientos populares fundados en la lucha de clases y vinculados a movimientos de liberación nacional están en ascenso.

    Las nuevas luchas de masas por el bienestar social hacen pocas alusiones directas a las experiencias colectivistas anteriores, y menos aún al discurso vacío de la izquierda «anti-estalinista». Esta última vive estancada en un tiempo detenido, anquilosado e irrelevante. En todo caso, lo que está abundantemente demostrado es que el bienestar, el trabajo y los programas sociales, que fueron conquistados y se perdieron tras la desaparición del bloque soviético, han regresado como objetivos estratégicos para motivar las luchas obreras actuales y futuras.

    Lo que es preciso explorar más es la relación existente entre la aparición de inmensos aparatos policiales estatales en Occidente y el declive y desmantelamiento de sus respectivos Estados de bienestar: el auge de la «seguridad nacional» y la «lucha contra el terror» discurre paralelo al declive de la seguridad social, los programas de sanidad pública y el desplome de los niveles de vida para centenares de millones de personas.

    Artículo original: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] - Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez

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