El imperialismo y el sionismo fomentan todo tipo de fundametalismos religiosos que desvíen a los pueblos árabes de la necesaria lucha por la libertad y la independencia nacional, la democracia y el progreso social. Una de las agrupaciones fanáticas musulmanas que más ha servido a los intereses del dominio imperialista sobre la Nación árabe son los “Hermanos Musulmanes”, fundados en Egipto por Hassan al Banna en los años 30 del siglo XX. Ya en 1953 el presidente norteamericano Eisenhower recibió oficialmente al jefe de esta banda fanática, Said Ramadán, para forjar una alianza que sirviese para frenar las ideas patrióticas y revolucionarias. Los imperialistas emplean recurrentemente a los Hermanos Musulmanes en la lucha contra el movimiento obrero y los regímenes árabes de línea independiente. En 1971 la CIA los financia para luchar contra lo que llaman “el comunismo” en Egipto junto al traidor Sadat, viejo amigo de la agrupación. El servicio secreto israelí los apoya en Gaza para desplazar al Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP) que gozaba de amplio apoyo popular. Se convertirán en el grupo “Hamas” que practicarán terrorismo ciego contra la población civil israelí y los sionistas responderán matando a sus dirigentes y bombardeando el territorio.
Los Hermanos Musulmanes se opusieron al régimen baasista laico de Siria mediante atentados y actos violentos. Se levantaron en armas en la ciudad de Hamas en 1982 y el gobierno de Hafed el Assad los aplastó. Los Hermanos Musulmanes en Libia que son tan solo mil individuos, han apoyado la contrarrevolución y la intervención de la OTAN. En Egipto se oponen a las movilizaciones masivas contra el régimen militar como se opusieron al gobierno de Nasser. En Siria participan en primera línea en la lucha contra el gobierno del Frente Nacional Progresista. En Irak apoyan la dominación extranjera.
Son una agrupación de la burguesía pro imperialista al servicio de la opresión de las masas árabes financiada regularmente por el régimen petro feudal saudita que aunque pertenece a otra secta fanática, los Wahabíes, reconoce en dicho grupo un óptimo instrumento de esclavización y lucha contra la Revolución.