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    "Sudáfrica" - texto de Khwezi Kadalie que recoge una intervención ante militantes del Partido Comunista M-L de Gran Bretaña - año 2012

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    pedrocasca
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    Mensaje por pedrocasca Vie Ago 03, 2012 11:32 pm

    Sudáfrica

    escrito por Khwezi Kadalie

    tomado del blog EHS, en donde se ha publicado en dos partes, en agosto de 2012

    El camarada Khwezi Kadalie, Presidente de la Escuela de cuadros Marxistas de Sudáfrica, nos envia este articulo para poder entender el proceso de paz en Sudafrica desde otros parametros "criticos".

    La decadencia del liderazgo revolucionario en la Sudáfrica post-Apartheid

    Discurso de Khwezi Kadalie, Presidente de la Escuela de Trabajadores Marxistas de Sudáfrica, al PCGB-ML en Bristol, Birmingham, Leeds y Londres, 6-12 febrero 2012.

    Quisiera agradecer al Partido Comunista de Gran Bretaña (Marxista-Leninista) la oportunidad de dirigirme a esta audiencia. Quisiera aprovechar la oportunidad para daros a vosotros, y a todos los camaradas, amigos y compañeros trabajadores aquí presentes el más profundo, sentido y revolucionario saludo de los miembros del Colegio de Trabajadores Marxistas de Sudáfrica y además, un saludo del proletariado de Sudáfrica.

    Las políticas del imperialismo y nuestras clases dirigentes capitalistas siempre han intentado dividir al pueblo, dividir a la clase trabajadora, posicionar a los trabajadores locales en contra de los trabajadores inmigrantes, posicionar a los trabajadores a jornada completa contra los trabajadores a tiempo parcial…y, por supuesto, posicionar a los trabajadores de los países imperialistas contra los trabajadores de los países del denominado “tercer mundo”.

    Nuestra posición es clara: el objetivo de interés para la clase trabajadora sudafricana y para la clase trabajadora británica es el mismo. Tenemos un enemigo común; estamos unidos en una lucha común contra el capitalismo y el imperialismo. Por lo tanto decimos: juntos, la clase trabajadora de Sudáfrica y Gran Bretaña, y la del mundo entero, luchará por un mundo mejor; un mundo en el que no haya explotación y opresión, un mundo en el que el hambre y la ignorancia sean una cosa del pasado, un mundo en el que aquellos que producen la riqueza en la sociedad, la clase trabajadora, debe gobernar y beneficiarse.

    Juntos debemos luchar y juntos debemos resultar victoriosos en esta lucha. Es por esta razón que estamos aquí, para forjar un vínculo de amistad y solidaridad entre las clases trabajadoras sudafricana y británica; una unión duradera nacida de la lucha revolucionaria contra la explotación capitalista y la dominación imperialista.

    Sudáfrica durante y después del Apartheid

    Camaradas, algunas organizaciones de trabajadores, partidos revolucionarios y camaradas y amigos que se nos unieron internacionalmente en nuestra lucha contra el Apartheid tenían grandes expectativas puestas en el Congreso Nacional Africano. Millones de personas conocían el programa político de nuestra lucha de liberación nacional – La Carta de Libertad.

    La Carta de Libertad sentó la base para una Sudáfrica libre y democrática, en la que negros y blancos, gente de color[1] e indios vivieran como iguales. La Carta de Libertad demandaba que la tierra debía ser entregada de vuelta al pueblo, y que las minas y bancos debían ser nacionalizados.

    Claramente, ni el asunto de las tierras se ha resuelto ni las minas y bancos han sido nacionalizados.

    Por contra, se da a la comunidad internacional información contradictoria sobre el progreso económico de Sudáfrica, mientras que al mismo tiempo se la alimenta con información sensacionalista respecto al presidente del ANC[2], Jacob Zuma, y el presidente de la Organización Juvenil del ANC, Julios Malema. Informaciones publicadas en torno al Sida y el crimen han deslucido la imagen internacional de Sudáfrica.

    Para entender la situación actual, debemos dar un paso atrás y rememorar la histórica lucha contra el Apartheid, y debemos mirar cómo ha cambiado la situación económica y social bajo el gobierno del ANC.

    Durante la lucha anti-Apartheid, la principal contradicción se encontraba entre el sistema racista de apartheid y el pueblo negro de Sudáfrica, como los Africanos, Indios y gente de color. Así, la lucha anti-Apartheid fue liderada por el movimiento de liberación nacional, el Congreso Nacional Africano (ANC) en alianza con el Partido Comunista de Sudáfrica y el Sactu, el Congreso Sudafricano de Sindicatos de Comercio.

    Esta alianza, liderada por el ANC luchó contra el sistema de apartheid políticamente, a través de la lucha armada y mediante la organización de un movimiento internacional para aislar y boicotear el sistema de apartheid.

    La heroica lucha de nuestro pueblo, llevada a cabo durante varias décadas y con sacrificios indecibles, finalizó con la liberación, en 1990, de todos los prisioneros políticos, algunos de los cuales, como nuestros líderes Nelson Mandela y Walter Sisulu, habían permanecido encarcelados durante 27 años. El régimen del apartheid tuvo que legalizar todas las organizaciones políticas prohibidas como la ANC, SACP, PAC, AZAPO y otros. Transcurridos cuatro años de este cambio, el sistema de apartheid se colapsó y comenzó el gobierno democráticamente elegido del ANC.

    El nuevo gobierno asumió el control de toda la maquinaria estatal, con todas sus estructuras incluyendo a los antiguos funcionarios que habían servido al sistema del apartheid. Además, la nueva administración se basaba en una constitución burguesa, que había sido negociada entre el ascendente ANC y el entonces, años 1992/3, partido gobernante, el Partido Nacional.

    Desde 1994, por lo tanto, Sudáfrica ha sido una democracia burguesa, en los que los derechos de propiedad de la clase capitalista dirigente se consagraron en la constitución y se ratificaron en las leyes del país, impulsada por la policía y la judicatura. Es precisamente por esta razón que, desde 1994, la principal contradicción en Sudáfrica ha sido entre la clase dirigente capitalista y la clase trabajadora.

    Aunque todos los partidos políticos en Sudáfrica niegan este dato fundamental.

    De los revolucionarios a los reformistas

    Durante los años del Apartheid, la clase capitalista que poseía los medios de producción en Sudáfrica gobernaba mediante un estado de apartheid racista y fascista; gobernaba a través de la fuerza bruta. Opresión abierta y directa, torturas y asesinatos, detenciones arbitrarias y la intimidación masiva de toda la población negra eran el orden del día, con el objeto de explotar al trabajador negro pobre, no sólo para el enriquecimiento de la clase capitalista blanca sino también para el beneficio social y económico de toda la población blanca.

    Después de 1994, cuando el apartheid fue derrotado por la lucha de la liberación nacional, la principal contradicción en Sudáfrica se dio entre la clase capitalista dirigente y la clase trabajadora. La clase capitalista dirigente comenzó a gobernar mediante una democracia burguesa, el mismo tipo de gobierno que Marx y Engels, en el Manifiesto Comunista, describieron como la dictadura de la burguesía.

    De la mano de esta transición, el Congreso Nacional Africano, nuestro antiguo movimiento de liberación, se ha ido transformando paso a paso a través de los años, en un partido socialdemócrata.

    El oportunismo se ha convertido en una fuerza sustancial dentro de la cúpula dirigente. Es más, todo el liderazgo del Congreso Nacional Africano y el revisionista Partido Comunista de Sudáfrica ha sido socialmente corrompido. Está integrado en la clase media hasta tal extremo que estos líderes no pueden ver su propio futuro y sus propios intereses separados del futuro y los intereses de la burguesía blanca y de la emergente clase media negra.

    En este punto, ni el liderazgo del ANC ni el del SACP pueden ya representar los intereses objetivos de los militantes de base de sus organizaciones. Tampoco representan ya las aspiraciones de sus miembros.

    La base social de ambas organizaciones esta formada por gente corriente de la clase trabajadora y sus familias, que se revuelven cada vez más contra el liderazgo oportunista. Esto encuentra su expresión en las cada vez más violentas luchas internas en los congresos y reuniones, y en la emergencia del faccionalismo dentro de estas organizaciones.

    Todos los partidos políticos de Sudáfrica niegan el hecho de que la principal contradicción en nuestro país a día de hoy es la existente entre la mano de obra y el capital. Es por esto que está prosperando la democracia social.

    A la clase trabajadora sus líderes le dicen que todos nos estamos en el mismo barco –junto con el capital – y que debemos comportarnos “patrióticamente” para “fortalecer Sudáfrica juntos”. Mientras, los capitalistas reducen y se deshacen de millones de puestos de trabajo. El desempleo ha alcanzado el 46%, y la pobreza y el hambre se propagan como el fuego. Y todavía se le dice a la clase trabajadora que la única respuesta es aguantar hasta tiempos mejores y ser más patriótico.

    Mientras se agudizan las contradicciones entre la mano de obra y el capital, millones de trabajadores expresan su enfado y su frustración a través de huelgas combativas y protestas. Con números decrecientes de trabajadores que se inscriben para votar, y números decrecientes de los registrados molestándose en acudir, más del cuarenta por ciento de la población en edad de votar están expresando su desilusión, manteniéndose alejados de las urnas.

    Todos los partidos políticos, incluyendo el ANC y el SACP, de varias formas y con varios niveles de intensidad, están implicados en lo que Karl Marx describió como perfeccionamiento del estado capitalista existente.

    Se le dice a la clase trabajadora que la fase actual de la revolución es la revolución nacional-democrática. En realidad, esta línea no es nada más que una llamada a la colaboración con la clase capitalista dirigente, y por ende con sus políticas y programas. Todas las campañas que se han desarrollado en Sudáfrica en los últimos 17 años no son sino intentos de perfeccionar la maquinaria del estado capitalista e incrementar la eficiencia del sistema capitalista de explotación.

    ¡Además, esto se vende a la clase trabajadora y a la población general como “hacer a Sudáfrica competitiva internacionalmente”!

    Objetivos clave de la Carta de Libertad

    Durante el Apartheid, el 87% de la tierra fue adjudicada a los blancos. Este sistemático y salvaje robo de tierras fue el sello del colonialismo y el Apartheid en Sudáfrica. Pero en lugar de llevar a cabo una reforma de tierras para dar tierras a las masas que carecían de ellas, como demanda la Carta de Libertad, el gobierno aprueba legislación para regular la relación entre los terratenientes blancos y las granjas comerciales y los trabajadores de las granjas.

    Sudáfrica tiene un sistema educativo basado en la raza y en la clase: escuela pública para la clase trabajadora, escuelas de Modelo C para la clase media y escuelas privadas para la burguesía. En lugar de abandonar el sistema educativo basado en la raza y en la clase, que se desarrolló bajo el último presidente del Apartheid, De Klerk, el nuevo gobierno introduce una reforma educativa tras otra de cara a “mejorar” un sistema educativo de tres niveles y hacerlo más “eficiente”.

    En la esfera económica e industrial, la Carta de Libertad expone que las minas y bancos deberían ser nacionalizados. Pero en lugar de ello, el gobierno ha aprobado legislación para aumentar la participación de los capitalistas negros dentro de la industria minera. Y en lugar de nacionalizar los bancos, el gobierno negocia con los capitalistas del monopolio para incrementar el crédito a la gente negra de clase media.

    En otras palabras: el reformismo está a la orden del día. A pesar de toda la retórica revolucionaria, que en ocasiones se manifiesta en los discursos del domingo, el reformismo se ha convertido en una fuerza sustancial dentro de los círculos políticos y la alianza gobernante ANC-SACP.

    Problemas para los reformistas

    Sin embargo, el sistema burgués en Sudáfrica se enfrenta a un problema fundamental: no tiene el potencial financiero o económico, ni tampoco lo tendrá una política nacional coherente, para sobornar a partes importantes de la clase trabajadora negra hacia la colaboración.

    Durante los años del Apartheid, la clase gobernante creó satisfactoriamente una mano de obra aristocrática formada por blancos, que ha sobrevivido hasta el día de hoy y que aún hoy es alimentada por el sistema. El sistema ha fracasado, sin embargo, y ciertamente nunca tuvo intención alguna de crear una mano de obra aristocrática formada por negros.

    Es por ello que el reformismo es una fuerza sustancial dentro de las estructuras estatales; es la ideología de la clase media, incluyendo la emergente clase media negra.

    Pero el reformismo ha fracasado en su intento de emplear a sus arribistas de la clase media negra para dominar los corazones y las mentes de la clase trabajadora militante en Sudáfrica, cuya conciencia está siendo establecida por las condiciones de pobreza existentes, la explotación y la alienación. En otras palabras: ¡el espíritu revolucionario de la clase trabajadora sudafricana no se ha roto!

    ¡Esta clase revolucionaria lucha diariamente contra la explotación capitalista; esta clase quiere la libertad de la esclavitud salarial; esta clase ve el socialismo como la plenitud de sus aspiraciones!

    Con el paso de los años, se han introducido las denominadas políticas “neoliberales”, tales como la privatización de activos estatales a lo largo de todo nuestro país, adhiriéndose a las demandas del IMF[3] y el Banco Mundial.

    Como resultado, unas pocas personas se han hecho millonarias, y los beneficios de las corporaciones y de los monopolios capitalistas internacionales han aumentado significativamente. Paralelamente a estas ganancias para los explotadores vienen las habituales cargas sobre las clases trabajadoras: el desempleo se ha disparado y la pobreza y la desesperación entre los trabajadores urbanos y las masas rurales sin tierras han alcanzado niveles sin precedentes.

    La situación social de la clase trabajadora y de las masas sin tierras se ha deteriorado hasta tal extremo que el gobierno se ha visto forzado a introducir ayudas sociales en un intento de calmar el hambre y la desesperación del pueblo. Doce millones de habitantes de Sudáfrica son receptores de estas ayudas, sin los cuales habría brotes de hambruna en Sudáfrica, aunque se trate de uno de los países más ricos del mundo. ¡Tales son las realidades de la denominada “economía de libre mercado”!

    Los sudafricanos revolucionarios y los Marxistas Leninistas fundaron la Escuela de Trabajadores Marxistas de Sudáfrica a fin de educar a los trabajadores en la histórica responsabilidad de la clase trabajadora, como la clase más revolucionaria en nuestra sociedad, para que se organice ella misma y asuma la lucha por un futuro socialista. Nos hemos dado cuenta de que la esclavitud salarial, la pobreza, el crimen, la ignorancia y el subdesarrollo sólo podrán ser superados cuando la clase trabajadora haya instaurado un sistema socialista bajo la dictadura del proletariado.

    La lucha de clases desplegada por la clase trabajadora de Sudáfrica es una lucha contra la clase capitalista gobernante en Sudáfrica. Y es al mismo tiempo una parcela de la lucha internacional del proletariado, de la cual somos una parte.

    Nuestra lucha es parte de la lucha de la clase trabajadora internacional y del pueblo oprimido contra la explotación capitalista y la dominación imperialista.

    - Es por esto que apoyamos la redistribución de tierras en Zimbawe y la lucha del pueblo de Zimbawe bajo el liderazgo del ZANU-PF en defensa de su soberanía nacional contra el imperialismo británico.
    - Es por esto que reclamamos la victoria de la lucha por la liberación nacional en Irak y Afganistán.
    - Es por esto que apoyamos la lucha de liberación nacional antiimperialista de la Revolución Verde contra la cotrarrevolución interna y los salvajes bombardeos y la recolonización de Libia por parte de la OTAN.
    - Es por esto que apoyamos al partido antiimperialista sirio Baath y al gobierno de coalición sirio, que incluye al Partido Comunista Sirio, en su lucha contra la contrarrevolución interna, la desestabilización por parte de regímenes árabes reaccionarios y la agresión imperialista.
    - Es por esto que apoyamos la lucha por la liberación nacional de Palestina, por una Palestina democrática en la que musulmanes, judíos y cristianos puedan convivir en paz, libertad y libres de la ideología reaccionaria y racista del sionismo.
    - Es por esto que apoyamos a los países socialistas como la República Popular China, la República Popular Democrática de Korea, la República de Cuba y la República Socialista de Vietnam.
    Cada uno de estos países socialistas se encuentra en una fase diferente de desarrollo, pero sin embargo sostienen el socialismo y desarrollan sus países bajo las condiciones de extrema dificultad de un mundo de dominación imperialista. Cada uno de estos países es la prueba viviente que la clase trabajadora puede ser dueña de su propio destino.
    Apoyamos completamente a los países socialistas en la defensa de sus victorias trabajosamente labradas y en la defensa de su soberanía nacional e integridad territorial.
    - Es por esto que construimos relaciones internacionales con organizaciones y partidos de clase trabajadora revolucionaria: partidos que están basados en el Marxismo Leninismo; partidos que comprenden que sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario; partidos que han roto de manera consciente todas sus ataduras con el oportunismo, el revisionismo la socialdemocracia y el trotskismo.
    El Partido Comunista de Gran Bretaña (Marxista-Leninista) es uno de estos partidos que incansablemente pone al descubierto estas tendencias miniburguesas dentro del liderazgo de la clase trabajadora; que apoya las luchas antiimperialistas del pueblo oprimido, y que lucha por el establecimiento de un partido proletario verdaderamente revolucionario en la clase trabajadora británica.

    Quisiéramos agradecer una vez más el PCGB-ML por la invitación y la oportunidad de dirigir esta reunión.

    ¡Larga vida a la solidaridad entre las clases trabajadoras británica y sudafricana!

    ¡Larga vida el proletariado internacionalista!

    ¡Trabajadores y pueblos oprimidos del mundo uníos contra el imperialismo!

    Notas:

    [1] “Gente de color”, “coloured people” en inglés, es un término empleado en Sudáfrica y otros países africanos, para referirse a la gente que presenta una mezcla étnica, gente por cuyas venas corre sangre de tribus africanas y sangre europea. N. del T.

    [2] ANC, “African Nacional Congres”, “Congreso Nacional Africano” en sus siglas en inglés. N. del T.

    [3] Fondo Monetario Internacional por sus siglas en inglés. N. del T.


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