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La clase trabajadora no tiene madre patria: El cine de Aki Kaurismaki
4 de abril de 1957. En un descuidado hospital en la ciudad de Orimattila al sur de Finlandia nace un niño. Su madre lo recibe en sus brazos. El niño llora pero la madre no parece particularmente preocupada por eso. El padre se encuentra en la sala de espera fumando un cigarro tranquilamente. Una enfermera se le acerca y el hombre entra a la habitación. El hombre observa a su hijo y a su esposa. El niño no para de llorar. “¿Cómo se llamará?” pregunta el padre sin mostrar expresión alguna. “Aki”, responde fríamente la mujer. El hombre asiente y sale del cuarto.
Si la vida de Aki Kaurismaki fuera dirigida por él mismo, no sería raro pensar que su nacimiento podría ser una escena parecida a la anteriormente descrita. Reconocido por sus breves y frías películas llenas de personajes inexpresivos que se comunican entre sí de manera escueta y seca, Aki Kaurismaki comenzó trabajando en las películas dirigidas por su hermano Mika. Pronto haría su debut en solitario en 1983 con una adaptación de Crimen y Castigo de Dostoyevsky ambientada en el Helsinki de los ochentas. A partir de ese momento, el cine finlandés no volvería a ser el mismo (para empezar, el mundo empezaría a conocer que existe el cine finlandés).
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Este hombre puso al cine de Finlandia en el mapa. Pero no se lo recuerden.
En los últimos 25 años, Kaurismaki ha dirigido 16 películas de ficción, dos documentales y varios cortos o segmentos de filmes colaborativos. Y aunque 16 películas pueda parecer bastante (y en realidad lo es), muchas de estas películas con costos exceden una hora de duración (Kaurismaki ha mencionado que ninguna película debería durar más de hora y media).
Aun así, y aunque todas comparten ese estilo frío e inexpresivo mencionado anteriormente, hay una variedad notable entre ellas. Algunas son en blanco y negro (Take Care of Your Scarf, Tatiana), otras son a color, algunas son comedias absurdistas (Leningrad Cowboys Go America: la peor película de toda la historia según su propio director), otras son tragicomedias agridulces (la mayoría).
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La peor película de la historia.
Algunas son habladas en finlandés, otras en francés o en ingles (I Hired A Contract Killer), incluso tiene una película completamente silenciosa (Juha) y un documental acerca de un concierto realizado por una banda musical originalmente ficticia (los Leningrad Cowboys en Total Balalaika Show). Para propósitos de brevedad, de esta fértil producción cinematográfica solo se reseñaran 6 películas, las cuales pertenecen a dos trilogías denominadas como la “Trilogía del Proletariado” y la “Trilogía Finlandia”.
La Trilogía del Proletariado está conformada por Shadows in Paradise, Ariel y The Match Factory Girl. La primera de estas películas, Shadows in Paradise(1986), relata la historia de un recogedor de basura que se enamora de una cajera de supermercado. Después de una breve estancia en prisión, la cajera (ahora trabajando en una tienda de ropa), decide dejarlo en busca de alguien mejor.
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En Shadows in Paradise, esta pareja es mucho menos cool de lo que aquí parecen.
En Ariel (1989), el personaje principal es un hombre cuyo padre se suicida cuando la mina en que trabajaba es clausurada. El hombre decide dejar su hogar en la Finlandia rural y viajar hasta la ciudad. Ahí es atacado por unos ladrones que le quitan todos sus ahorros. Mientras busca un trabajo para mantenerse, conoce a una oficial de tráfico que se convertirá en el amor de su vida.
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Momentos familiares en Ariel
Después de dos películas narradas desde el punto de vista de sus personajes masculinos, The Match Factory Girl (1991) nos cuenta las desventuras de una mujer que trabaja, como el titulo lo indica, en una fabrica de cerillos. La mencionada chica tiene que lidiar con el silencioso desprecio de sus padres mientras trata de conseguir pareja sin éxito en la disco local. Una noche, empero, nuestra protagonista tiene suerte y logra acostarse con un ricachón. Pero las consecuencias de esta, en apariencia, feliz noche solo traerán más miseria para la Chica de la Fabrica de Cerillos.
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Kati Outinen, la chica de la fabrica de cerillos, es lo más cerca a una musa que tiene Kaurismaki.
Ahora, estas breves sinopsis probablemente no suenan a nada particularmente especial o trascendental. Incluso pueden sonar telenovelescas. Pero el cine de Aki Kaurismaki no podría estar más alejado de una telenovela o un melodradama. Para empezar, Kaurismaki elimina cualquier rastro de tensión dramática en sus películas. Todo es frialdad, todo es inexpresión. Los cortejos entre las diversas parejas son rápidos y silenciosos. Las relaciones interpersonales en general son igual de calladas e introvertidas. Los personajes son personas de pocas palabras que se dan a entender con simples gestos.
El mérito de Kaurismaki es que, a pesar de su frialdad y aparente indiferencia, los personajes logran crear empatía. Uno siente algo por estos personajes. Por una hora y media es posible involucrarse completamente en el mundo indiferente en el que habitan.
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La metáfora es obvia.
Y esa es la clave en las películas de Kaurismaki. Los personajes pueden ser inexpresivos pero el mundo que los rodea es un mundo completamente hostil a ellos. De ahí nuestra simpatía. En esta Trilogía del Proletariado, los personajes, evidentemente, son todos de clase trabajadora.
No solo son trabajadores, sino que son una sub-clase particular de estos: son perdedores. Es común, en estas tres películas, ver como los personajes pierden su trabajo, no consiguen atención del sexo opuesto y, además, son despreciados por sus orígenes de clase baja.
Es también un tema recurrente que en esta trilogía aunque sea uno de los personajes principales acabe en prisión, generalmente por un crimen que no cometió. Es como si la sociedad deliberadamente señalara a estos sujetos y decidiera que había que hacerles la vida imposible. Para contrarrestar esta mala suerte, los personajes en Shadows in Paradise y Ariel deciden huir a mejores costas. En Match Factory Girl, este odio de la sociedad tendrá consecuencias mortales.
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El silencioso desprecio de los padres en The Match Factory Girl.
Temas parecidos se exploran en la llamada Trilogía Finlandia, compuesta por Drifting Clouds, The Man Without a Past y Lights in the Dusk. En la primera de ellas, Drifting Clouds (1996), seguimos la historia de una mujer que trabaja como mesera en un restaurante que, aunque anteriormente gozó de gran fama, ahora se ve obligado a cerrar sus puertas al no poder la dueña pagar sus deudas con el banco. Sin tener tiempo para prepararse, la mesera y los demás empleados del restaurante se encuentran desempleados de golpe. Al no encontrar nuevos trabajos algunos caen en el alcoholismo, otros se resignan a su situación pero todos terminan perdiéndolo casi todo. La mesera, aun así, no pierde la esperanza.
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El desempleo es cuestión de risas en Drifting Clouds.
La segunda película de la trilogía es The Man Without a Past (2002), la mejor película de Kaurismaki (le valió, entre otros premios, un Gran Premio del Jurado en Cannes y una nominación a Mejor Película Extranjera en los Oscar). En este filme un hombre es atacado violentamente por unos pillos que le roban su billetera. Tras un breve periodo en coma, el hombre sale del hospital sin recordar quien es ni de donde viene. Después de vivir en un albergue, consigue alquilarle un garaje a un policía local al mismo tiempo que consigue trabajo con el Ejército de Salvación. Allí se enamora de una de las voluntarias mientras se encarga de modernizar la banda del Ejército y busca sin éxito otro trabajo. Eventualmente, su pasado llegará a buscarlo.
El hombre sin pasado contempla pensativo lo que pudo haber sido su pasado.
La tercera película, y hasta el momento la ultima, es Lights In The Dusk (2006). Aquí un guardia de seguridad que sueña con abrir su propia empresa es engañado por una mujer que finge interés en él para así robar unas joyas del centro comercial que el hombre cuida. La mujer, que trabaja para la mafia, lo incrimina y el hombre acaba en la cárcel.
En el cine de Kaurismaki, escenas como esta son fáciles de encontrar.
Como se puede ver en estas breves sinopsis, estas películas repiten muchos de los temas de la trilogía anterior. Clase trabajadora, perdedores, discriminación, pobreza, desempleo, etc. Pero si aquellas películas sirvieron para establecer el estilo de Kaurismaki, estas lo perfeccionan. Sin duda, son sus mejores trabajos y es muy probable que The Man Without a Past termine siendo su obra cumbre. Si solo tienen que ver UNA película de Aki, tiene que ser esa. Es la mezcla armoniosa de comedia seca con melancolía, tragedia y redención. Esos cuatros adjetivos definen el cine de Kaurismaki y ninguna película lo ejemplifica tanto como esta.
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Amor y comedia seca se mezclan en The Man Without a Past.
Con respecto al nombre de esta trilogía, pues llamar Trilogía de Finlandia a una serie de películas de Kaurismaki es como diferenciar tres películas de Woody Allen bajo el nombre Trilogía de Nueva York: cualquiera podría ser parte de la trilogía.
Sin embargo, deteniéndome a pensar en ello, si tiene sentido. Kaurismaki se describe a si mismo como un director de malas películas y probablemente no sea fanático de lecturas muy profundas de su obra. Pero no es descabellado pensar en estas historias como alegorías de la Finlandia moderna. Drifting Clouds, con el cierre del restaurante otrora famoso, puede verse como una representación del fin de una época de un estado más benefactor para dar paso al capitalismo globalizado de los 90.
Ese capitalismo se puede ver en Lights in the Dusk que, a diferencia de otras de sus películas que se sitúan principalmente en barrios de clase baja, nos presenta un setting lleno de tiendas, luces de neón, edificios acristalados, restaurantes exclusivos y estériles cafeterías. La misma presencia en esta película de la mafia (rusa, probablemente) y de un inmigrante africano como personaje secundario nos dan una clara visión de los procesos de globalización por los que pasa Finlandia. No está de más considerar al hombre sin pasado de la película con el mismo nombre como una referencia a una Finlandia que trata de olvidar su pasado para así poder seguir adelante con el “progreso”.
Lights in the Dusk es prueba de que existen negros en Finlandia.
Con respecto a la música, Kaurismaki la utiliza de una manera única. En ocasiones, su función es simplemente de acompañamiento, pero en muchas otras sirve como una exteriorización de los sentimientos de los personajes o como contrapunto a la atmosfera general.
La selección en sí es muy interesante ya que en estas películas es común escuchar desde Carlos Gardel hasta heavy metal finlandés pasando por boleros y rock n’roll americano con toques rusos. El resultado es que la música prácticamente se convierte en un personaje más (varias bandas aparecen en las mismas películas y en algunas de estas es común ver a alguno de los personajes cargando una radio portátil).
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Damas y caballeros, con ustedes la banda del Ejercito de Salvación.
Uno de los aspectos más reconocibles de Kaurismaki es su particular retrato de la sociedad finlandesa y cómo esta imagen de ella se queda muy presente en la cabeza de los espectadores. En nuestros tiempos, la historia no solo se guarda en libros, se guarda principalmente en imágenes. La única manera de conocer una cultura o un país para muchas personas es visitándolo o viéndolo en una película. Esto es especialmente cierto para países pequeños que no han sido culturalmente dominantes,como es el caso de Finlandia. Excepto que nos sentemos a leer un libro acerca de su historia o la visitemos, Finlandia solo va a existir para nosotros en imágenes. Y pocos directores han creado una imagen de un país en nuestras mentes como lo ha hecho Kaurismaki con Finlandia.
¿Es esta una visión realista de Finlandia? ¿Son los finlandeses iguales que los personajes retratados en estas películas? Probablemente no. Es muy posible que sean exageraciones. Pero con estas exageraciones Kaurismaki efectivamente logra presentar una imagen opuesta a la Finlandia imaginada por muchos: un país sin pobreza, lleno de seguridades sociales y de paz y con alto desarrollo humano. Se ha dicho que algunas películas nos ayudan a comprender nuestra propia realidad aunque se desarrollen en lugares ubicados a cientos de millas de distancia. En nuestro caso, la Finlandia individualista e indiferente de Kaurismaki logra exactamente eso.
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Para muchos, Finlandia es nieve y conductores de Formula 1
Kaurismaki es el primero en decir que sus películas no son obras maestras. No hay que crearse falsas expectativas acerca de él. Sus películas son cortas, con poco dialogo, sin intención de crear mayor drama, con un humor sumamente seco y llenas de personajes silenciosos, serios y, en apariencia, poco interesantes. Pero Kaurismaki ha aprovechado esas características para crear un estilo único y fácilmente reconocible pero a la vez difícilmente imitable.
A muchos tal vez les parezcan que los comentarios despectivos de Kaurismaki acerca de su propio cine, algunos de los cuales he reseñado a lo largo de este artículo, son un ejemplo de falsa honestidad. “Sí, este tipo llega y nos dice que su cine es una basura pero en realidad sabe que es todo lo contrario”. En mi opinión, no es ese el caso, sino que más bien es una especie de advertencia o de disculpa por adelantado por lo que se está a punto de ver. Kaurismaki no es un director confrontativo ni experimental pero sus películas claramente siguen sus propias reglas. Este es el “cine según Kaurismaki” y punto. Pero Kaurismaki probablemente no piensa tan alto de sí mismo como para llegar y decir “si no les gustan mis películas, púdranse”. Por eso prefiere decir “si no les gustan mis películas, tranquilos, es que son pésimas”.
No voy a decir que Kaurismaki es un auteur iluminado. Toda su vida artística la ha pasado tratando de desmentir esa noción. Pero lo que si es claro, es que no tiene nada por lo que sentirse avergonzado ni nada por lo que disculparse. Más bien, todo lo contrario. Y si estas películas bajo algún parámetro se pueden considerar malas, entonces en ese caso me declaro felizmente fanático del mal cine.
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En su próximo articulo, el autor hablará acerca de la estética de la violencia en el cine japonés de los 70’s, dilucidará acerca de los conflictos existenciales presentes en el cine de Jia Zhangke y expresará convincentemente el porqué Stanley Kubrick es el bastardo más grande de la historia del cine. En la vida real, se mostrará incapaz de hacer eso y le pedirá ayuda a un grupo de foristas para escribir un artículo de HALLOWEEN.
La clase trabajadora no tiene madre patria: El cine de Aki Kaurismaki
4 de abril de 1957. En un descuidado hospital en la ciudad de Orimattila al sur de Finlandia nace un niño. Su madre lo recibe en sus brazos. El niño llora pero la madre no parece particularmente preocupada por eso. El padre se encuentra en la sala de espera fumando un cigarro tranquilamente. Una enfermera se le acerca y el hombre entra a la habitación. El hombre observa a su hijo y a su esposa. El niño no para de llorar. “¿Cómo se llamará?” pregunta el padre sin mostrar expresión alguna. “Aki”, responde fríamente la mujer. El hombre asiente y sale del cuarto.
Si la vida de Aki Kaurismaki fuera dirigida por él mismo, no sería raro pensar que su nacimiento podría ser una escena parecida a la anteriormente descrita. Reconocido por sus breves y frías películas llenas de personajes inexpresivos que se comunican entre sí de manera escueta y seca, Aki Kaurismaki comenzó trabajando en las películas dirigidas por su hermano Mika. Pronto haría su debut en solitario en 1983 con una adaptación de Crimen y Castigo de Dostoyevsky ambientada en el Helsinki de los ochentas. A partir de ese momento, el cine finlandés no volvería a ser el mismo (para empezar, el mundo empezaría a conocer que existe el cine finlandés).
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Este hombre puso al cine de Finlandia en el mapa. Pero no se lo recuerden.
En los últimos 25 años, Kaurismaki ha dirigido 16 películas de ficción, dos documentales y varios cortos o segmentos de filmes colaborativos. Y aunque 16 películas pueda parecer bastante (y en realidad lo es), muchas de estas películas con costos exceden una hora de duración (Kaurismaki ha mencionado que ninguna película debería durar más de hora y media).
Aun así, y aunque todas comparten ese estilo frío e inexpresivo mencionado anteriormente, hay una variedad notable entre ellas. Algunas son en blanco y negro (Take Care of Your Scarf, Tatiana), otras son a color, algunas son comedias absurdistas (Leningrad Cowboys Go America: la peor película de toda la historia según su propio director), otras son tragicomedias agridulces (la mayoría).
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La peor película de la historia.
Algunas son habladas en finlandés, otras en francés o en ingles (I Hired A Contract Killer), incluso tiene una película completamente silenciosa (Juha) y un documental acerca de un concierto realizado por una banda musical originalmente ficticia (los Leningrad Cowboys en Total Balalaika Show). Para propósitos de brevedad, de esta fértil producción cinematográfica solo se reseñaran 6 películas, las cuales pertenecen a dos trilogías denominadas como la “Trilogía del Proletariado” y la “Trilogía Finlandia”.
La Trilogía del Proletariado está conformada por Shadows in Paradise, Ariel y The Match Factory Girl. La primera de estas películas, Shadows in Paradise(1986), relata la historia de un recogedor de basura que se enamora de una cajera de supermercado. Después de una breve estancia en prisión, la cajera (ahora trabajando en una tienda de ropa), decide dejarlo en busca de alguien mejor.
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En Shadows in Paradise, esta pareja es mucho menos cool de lo que aquí parecen.
En Ariel (1989), el personaje principal es un hombre cuyo padre se suicida cuando la mina en que trabajaba es clausurada. El hombre decide dejar su hogar en la Finlandia rural y viajar hasta la ciudad. Ahí es atacado por unos ladrones que le quitan todos sus ahorros. Mientras busca un trabajo para mantenerse, conoce a una oficial de tráfico que se convertirá en el amor de su vida.
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Después de dos películas narradas desde el punto de vista de sus personajes masculinos, The Match Factory Girl (1991) nos cuenta las desventuras de una mujer que trabaja, como el titulo lo indica, en una fabrica de cerillos. La mencionada chica tiene que lidiar con el silencioso desprecio de sus padres mientras trata de conseguir pareja sin éxito en la disco local. Una noche, empero, nuestra protagonista tiene suerte y logra acostarse con un ricachón. Pero las consecuencias de esta, en apariencia, feliz noche solo traerán más miseria para la Chica de la Fabrica de Cerillos.
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Kati Outinen, la chica de la fabrica de cerillos, es lo más cerca a una musa que tiene Kaurismaki.
Ahora, estas breves sinopsis probablemente no suenan a nada particularmente especial o trascendental. Incluso pueden sonar telenovelescas. Pero el cine de Aki Kaurismaki no podría estar más alejado de una telenovela o un melodradama. Para empezar, Kaurismaki elimina cualquier rastro de tensión dramática en sus películas. Todo es frialdad, todo es inexpresión. Los cortejos entre las diversas parejas son rápidos y silenciosos. Las relaciones interpersonales en general son igual de calladas e introvertidas. Los personajes son personas de pocas palabras que se dan a entender con simples gestos.
El mérito de Kaurismaki es que, a pesar de su frialdad y aparente indiferencia, los personajes logran crear empatía. Uno siente algo por estos personajes. Por una hora y media es posible involucrarse completamente en el mundo indiferente en el que habitan.
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La metáfora es obvia.
Y esa es la clave en las películas de Kaurismaki. Los personajes pueden ser inexpresivos pero el mundo que los rodea es un mundo completamente hostil a ellos. De ahí nuestra simpatía. En esta Trilogía del Proletariado, los personajes, evidentemente, son todos de clase trabajadora.
No solo son trabajadores, sino que son una sub-clase particular de estos: son perdedores. Es común, en estas tres películas, ver como los personajes pierden su trabajo, no consiguen atención del sexo opuesto y, además, son despreciados por sus orígenes de clase baja.
Es también un tema recurrente que en esta trilogía aunque sea uno de los personajes principales acabe en prisión, generalmente por un crimen que no cometió. Es como si la sociedad deliberadamente señalara a estos sujetos y decidiera que había que hacerles la vida imposible. Para contrarrestar esta mala suerte, los personajes en Shadows in Paradise y Ariel deciden huir a mejores costas. En Match Factory Girl, este odio de la sociedad tendrá consecuencias mortales.
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El silencioso desprecio de los padres en The Match Factory Girl.
Temas parecidos se exploran en la llamada Trilogía Finlandia, compuesta por Drifting Clouds, The Man Without a Past y Lights in the Dusk. En la primera de ellas, Drifting Clouds (1996), seguimos la historia de una mujer que trabaja como mesera en un restaurante que, aunque anteriormente gozó de gran fama, ahora se ve obligado a cerrar sus puertas al no poder la dueña pagar sus deudas con el banco. Sin tener tiempo para prepararse, la mesera y los demás empleados del restaurante se encuentran desempleados de golpe. Al no encontrar nuevos trabajos algunos caen en el alcoholismo, otros se resignan a su situación pero todos terminan perdiéndolo casi todo. La mesera, aun así, no pierde la esperanza.
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El desempleo es cuestión de risas en Drifting Clouds.
La segunda película de la trilogía es The Man Without a Past (2002), la mejor película de Kaurismaki (le valió, entre otros premios, un Gran Premio del Jurado en Cannes y una nominación a Mejor Película Extranjera en los Oscar). En este filme un hombre es atacado violentamente por unos pillos que le roban su billetera. Tras un breve periodo en coma, el hombre sale del hospital sin recordar quien es ni de donde viene. Después de vivir en un albergue, consigue alquilarle un garaje a un policía local al mismo tiempo que consigue trabajo con el Ejército de Salvación. Allí se enamora de una de las voluntarias mientras se encarga de modernizar la banda del Ejército y busca sin éxito otro trabajo. Eventualmente, su pasado llegará a buscarlo.
El hombre sin pasado contempla pensativo lo que pudo haber sido su pasado.
La tercera película, y hasta el momento la ultima, es Lights In The Dusk (2006). Aquí un guardia de seguridad que sueña con abrir su propia empresa es engañado por una mujer que finge interés en él para así robar unas joyas del centro comercial que el hombre cuida. La mujer, que trabaja para la mafia, lo incrimina y el hombre acaba en la cárcel.
En el cine de Kaurismaki, escenas como esta son fáciles de encontrar.
Como se puede ver en estas breves sinopsis, estas películas repiten muchos de los temas de la trilogía anterior. Clase trabajadora, perdedores, discriminación, pobreza, desempleo, etc. Pero si aquellas películas sirvieron para establecer el estilo de Kaurismaki, estas lo perfeccionan. Sin duda, son sus mejores trabajos y es muy probable que The Man Without a Past termine siendo su obra cumbre. Si solo tienen que ver UNA película de Aki, tiene que ser esa. Es la mezcla armoniosa de comedia seca con melancolía, tragedia y redención. Esos cuatros adjetivos definen el cine de Kaurismaki y ninguna película lo ejemplifica tanto como esta.
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Amor y comedia seca se mezclan en The Man Without a Past.
Con respecto al nombre de esta trilogía, pues llamar Trilogía de Finlandia a una serie de películas de Kaurismaki es como diferenciar tres películas de Woody Allen bajo el nombre Trilogía de Nueva York: cualquiera podría ser parte de la trilogía.
Sin embargo, deteniéndome a pensar en ello, si tiene sentido. Kaurismaki se describe a si mismo como un director de malas películas y probablemente no sea fanático de lecturas muy profundas de su obra. Pero no es descabellado pensar en estas historias como alegorías de la Finlandia moderna. Drifting Clouds, con el cierre del restaurante otrora famoso, puede verse como una representación del fin de una época de un estado más benefactor para dar paso al capitalismo globalizado de los 90.
Ese capitalismo se puede ver en Lights in the Dusk que, a diferencia de otras de sus películas que se sitúan principalmente en barrios de clase baja, nos presenta un setting lleno de tiendas, luces de neón, edificios acristalados, restaurantes exclusivos y estériles cafeterías. La misma presencia en esta película de la mafia (rusa, probablemente) y de un inmigrante africano como personaje secundario nos dan una clara visión de los procesos de globalización por los que pasa Finlandia. No está de más considerar al hombre sin pasado de la película con el mismo nombre como una referencia a una Finlandia que trata de olvidar su pasado para así poder seguir adelante con el “progreso”.
Lights in the Dusk es prueba de que existen negros en Finlandia.
Con respecto a la música, Kaurismaki la utiliza de una manera única. En ocasiones, su función es simplemente de acompañamiento, pero en muchas otras sirve como una exteriorización de los sentimientos de los personajes o como contrapunto a la atmosfera general.
La selección en sí es muy interesante ya que en estas películas es común escuchar desde Carlos Gardel hasta heavy metal finlandés pasando por boleros y rock n’roll americano con toques rusos. El resultado es que la música prácticamente se convierte en un personaje más (varias bandas aparecen en las mismas películas y en algunas de estas es común ver a alguno de los personajes cargando una radio portátil).
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Damas y caballeros, con ustedes la banda del Ejercito de Salvación.
Uno de los aspectos más reconocibles de Kaurismaki es su particular retrato de la sociedad finlandesa y cómo esta imagen de ella se queda muy presente en la cabeza de los espectadores. En nuestros tiempos, la historia no solo se guarda en libros, se guarda principalmente en imágenes. La única manera de conocer una cultura o un país para muchas personas es visitándolo o viéndolo en una película. Esto es especialmente cierto para países pequeños que no han sido culturalmente dominantes,como es el caso de Finlandia. Excepto que nos sentemos a leer un libro acerca de su historia o la visitemos, Finlandia solo va a existir para nosotros en imágenes. Y pocos directores han creado una imagen de un país en nuestras mentes como lo ha hecho Kaurismaki con Finlandia.
¿Es esta una visión realista de Finlandia? ¿Son los finlandeses iguales que los personajes retratados en estas películas? Probablemente no. Es muy posible que sean exageraciones. Pero con estas exageraciones Kaurismaki efectivamente logra presentar una imagen opuesta a la Finlandia imaginada por muchos: un país sin pobreza, lleno de seguridades sociales y de paz y con alto desarrollo humano. Se ha dicho que algunas películas nos ayudan a comprender nuestra propia realidad aunque se desarrollen en lugares ubicados a cientos de millas de distancia. En nuestro caso, la Finlandia individualista e indiferente de Kaurismaki logra exactamente eso.
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Para muchos, Finlandia es nieve y conductores de Formula 1
Kaurismaki es el primero en decir que sus películas no son obras maestras. No hay que crearse falsas expectativas acerca de él. Sus películas son cortas, con poco dialogo, sin intención de crear mayor drama, con un humor sumamente seco y llenas de personajes silenciosos, serios y, en apariencia, poco interesantes. Pero Kaurismaki ha aprovechado esas características para crear un estilo único y fácilmente reconocible pero a la vez difícilmente imitable.
A muchos tal vez les parezcan que los comentarios despectivos de Kaurismaki acerca de su propio cine, algunos de los cuales he reseñado a lo largo de este artículo, son un ejemplo de falsa honestidad. “Sí, este tipo llega y nos dice que su cine es una basura pero en realidad sabe que es todo lo contrario”. En mi opinión, no es ese el caso, sino que más bien es una especie de advertencia o de disculpa por adelantado por lo que se está a punto de ver. Kaurismaki no es un director confrontativo ni experimental pero sus películas claramente siguen sus propias reglas. Este es el “cine según Kaurismaki” y punto. Pero Kaurismaki probablemente no piensa tan alto de sí mismo como para llegar y decir “si no les gustan mis películas, púdranse”. Por eso prefiere decir “si no les gustan mis películas, tranquilos, es que son pésimas”.
No voy a decir que Kaurismaki es un auteur iluminado. Toda su vida artística la ha pasado tratando de desmentir esa noción. Pero lo que si es claro, es que no tiene nada por lo que sentirse avergonzado ni nada por lo que disculparse. Más bien, todo lo contrario. Y si estas películas bajo algún parámetro se pueden considerar malas, entonces en ese caso me declaro felizmente fanático del mal cine.
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En su próximo articulo, el autor hablará acerca de la estética de la violencia en el cine japonés de los 70’s, dilucidará acerca de los conflictos existenciales presentes en el cine de Jia Zhangke y expresará convincentemente el porqué Stanley Kubrick es el bastardo más grande de la historia del cine. En la vida real, se mostrará incapaz de hacer eso y le pedirá ayuda a un grupo de foristas para escribir un artículo de HALLOWEEN.