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martes 16 de diciembre de 2008
¿QUÉ ES LA ASAMBLEA DE COMITÉS, DELEGADOS Y TRABAJADORES DE SEVILLA (A.C.D.T.)?
Todo movimiento de masas al nacer demuestra debilidades propias de todos los comienzos, que se caracterizan por carecer de ideas claras en cuanto a su contenido y al objetivo que ha de perseguir; aunque su mayor obstáculo, debido a lo anterior lo tiene al buscar una definición justa del movimiento.
La Asamblea de Comités, Delegados y Trabajadores de la provincia de Sevilla (A.C.D.T.) tampoco podía ser de otra manera. Los que la iniciaron lo hicieron porque sus corazones sufrían por las condiciones de desunión y por tanto, de insolidaridad, que reinaba en la clase obrera, lo que la hacía presa fácil de la patronal y del gobierno de turno.
Poco a poco y como consecuencia de los debates celebrados en las sucesivas Asambleas, además de las conversaciones mantenidas con mas de 200 contactos con comités y delegados, se fueron forjando tanto el contenido como el objetivo y derivado de éstos su definición.
Los grupos de compañeros encargados de reunirse con los comités, con el propósito de persuadirlos (en el mejor sentido de la palabra) de la necesidad de integrarse en la A.C.D.T. para entre todos buscar fórmulas de unidad y de solidaridad, coinciden en que sus interlocutores expresaban el mismo tipo de dudas. Al correr del tiempo las dudas se convirtieron en afirmaciones gratuitas que provenían de quienes se dejaban llevar por el desconocimiento o por una interpretación sesgada y preñada de prejuicios, fruto de las numerosas experiencias dadas. No es en balde que en 30 años de "democracia" han resultado fallidas todas las alternativas de unidad. Todos estos intentos provenían desde el exterior de la clase obrera, sin ninguna incidencia en ésta y trataban por tanto de establecer pautas postizas, extrañas a los propios trabajadores que no participaron en su elaboración. Los llamados "frentes de izquierda" han estado constituidos por partidos políticos sin ascendencia entre los trabajadores y las coordinadoras de sindicatos menores abarcaban sectores muy reducidos de la clase obrera, apenas perceptibles, sin capacidad para universalizar en el movimiento obrero sus propuestas. Mientras que la A.C.D.T. parte desde el interior de los centros de trabajo. Es una alternativa de trabajadores, concebida por sus representantes elegidos directamente por ellos, los comités y delegados.
Las afirmaciones a las que antes aludíamos las podemos resumir en tres. En las respuestas que ofrecemos seguidamente a las tres cuestiones planteadas con mayor frecuencia, proporcionan suficientes argumentos que ayudan a aclarar ¿Qué es la A.C.D.T.? y ¿Hacia que lugar caminamos?
Se nos critica por un lado, que somos un sindicato nuevo, por el otro, que somos antisindicatos y finalmente, se afirma que detrás de la A.C.D.T. hay una organización que la maneja. Respondamos pues, por parte:
¿SOMOS UN SINDICATO NUEVO? Rotundamente NO. Los iniciadores de la idea partieron de la base de que en nuestro país ya hay bastante sindicatos, diríamos que demasiados, en contraposición la afiliación a los mismos es ridícula, la división numerosa y dramática, así pues, si hay división, por derivación directa se genera insolidaridad, particularismos, indolencia y reaccionarismo en general.
Es fácil deducir que los progenitores de la A.C.D.T. representantes de sus compañeros, a la vez que miembros de diversas opciones sindicales no querían construir otro elemento más de disgregación y contribuir con ello a fomentar más la insolidaridad.
Desde la A.C.D.T. se entiende que dada la situación descrita, los sindicatos, todos sin excepción, con autoridad entre los trabajadores deberían hacer un serio esfuerzo por sentarse alrededor de una mesa de debate y no levantarse hasta encontrar la fórmula de constituirse en una gran intersindical, que constituya el paso previo para configurar el sindicato único de los trabajadores españoles que estos desean y necesitan, puesto que en un sindicato a diferencia de la rigidez de estructuras que observa un partido político, pueden y deben convivir todas las ideas, reivindicaciones etc. que partan de los trabajadores. Bastaría con establecer criterios de conductas democráticas sobre los que las mayorías y las minorías fuesen respetadas y pudiesen canalizar sus propuestas, que en definitiva deben ser refrendadas por los afiliados de base y la clase obrera en su conjunto.
Es decir, la A.C.D.T. no se convertirá jamás en un nuevo sindicato, porque advendría su muerte y la consagración de una nueva traición al movimiento obrero
¿SOMOS ANTISINDICATOS? Por lo expuesto, ya resulta evidente que nuestra respuesta es NO. Desde nuestro principio consideramos que todos los trabajadores debieran estar afiliados a una central sindical al objeto de trabajar desde su interior por la unidad tal como la hemos formulado, o eligiendo los caminos que consideren más oportunos que nos lleven hasta el mismo fin, a un solo sindicato con la voluntad de asegurar la unidad universal de la clase obrera.
Obrando en consecuencia, en la A.C.D.T. se respeta a todos los sindicatos insistiendo en que desbrocen el camino que nos conduzcan a la unidad. Pero hacemos especial hincapié en que la A.C.D.T. no es la unión de los sindicatos o de sindicalistas de distintas tendencias. Creemos que el ámbito sindical está cubierto por las centrales, candidaturas de trabajadores etc. y nuestra pretensión no es entrar a valorar a ninguna de ellas ni en conjunto, ni en particular. Los compañeros que tengan problemas con sus sindicatos, deben ser ellos en el seno de su central los que discutan y luchen por solucionar dichos problemas.
¿QUÉ ORGANIZACIÓN ESTÁ DETRÁS DE LA A.C.D.T.? La manera en que se está procediendo a la construcción, consolidación y ampliación de la A.C.D.T. imposibilita cualquier manejo de quienes desde fuera deseen manipular la organización, para conducirla sobre la base de alcanzar intereses propios y ajenos a los de las clases trabajadoras. La A.C.D.T. es y será lo que los comités y delegados quieren que sean, quienes procederán en conexión con los trabajadores de sus empresas y con la participación de estos.
No obstante, en los comités y delegados, pueden haber compañeros que sean militantes de partidos políticos, tienen perfecto derecho a serlos, es decir, si son elegidos por sus compañeros de trabajo estarán legalmente validados para expresar sus propuestas en la Asamblea como cualquier otro compañero, después será la Asamblea la que decida y todos sus miembros independientemente de su adscripción política, sindical, religiosa etc. tienen la obligación de acatar democráticamente sus resoluciones.
Por otro lado, la A.C.D.T. si así lo considera la Asamblea, o la comisión encargada de los trabajos entre Asamblea y Asamblea puede aprobar circunstancialmente que partidos obreros apoyen nuestras iniciativas y actividades, pero en todo momento, los comités, delegados y los trabajadores serán los protagonistas.
Entonces ¿QUÉ ES LA A.C.D.T.? Si no es un sindicato ni va contra ellos, pero está formada por compañeros que incluso pueden ostentar cargos de responsabilidad en sus centrales, es natural que brote espontánea la pregunta ¿Entonces, qué es la A.C.D.T.?
Cuando decimos que no somos un sindicato, ni vamos contra ellos, no estamos diciendo que cuanto ocurra en los centros de trabajo nos sea indiferente, cuando somos trabajadores conscientes y además hemos sido elegidos por nuestros compañeros para ser sus representantes, a la vez que hemos sido postulados para las elecciones por la vía de un sindicato o candidatura sindical.
A pesar de que sostenemos la opinión de que los problemas sindicales tienen que ser afrontados por los sindicatos, las actuales circunstancias de dispersión y de desunión hacen imposible que ningún sindicato, cualquiera que sea su envergadura y la influencia que ejerza en la clase obrera, cubran en su área natural la totalidad de las necesidades de los trabajadores.
Es un hecho constatado en infinidad de ocasiones y comprobable en todo instante por quienes lo deseen, que cuando una empresa despide a un trabajador -en las pasadas elecciones sindicales fueron despedidos alrededor de 100 candidatos en la provincia de Sevilla- solo sus compañeros de trabajo responden a la represión y lamentablemente no siempre es así. La mayor de las veces la protesta se circunscribe a los delegados del sindicato al que pertenece el despedido. Es una reacción fría y formal con la que los empresarios ya cuentan previamente.
El sindicato afectado solo puede, por culpa de la disensión sindical llegar a los comités en los que sus delegados son mayorías y no logra extenderlo si así fuese su deseo al resto, en los que son minorías o no tienen representación que son infinitamente más numerosos.
De manera que los despidos se suceden unos tras otros sin que la clase obrera se entere, por lo tanto, sin que pueda tomar conciencia de la realidad que le circunda. Esta situación y tantas otras que se dan en las empresas y que son necesarias difundirlas para que los trabajadores respondan a las tropelías colectivamente como clase, del mismo modo que los patronos atacan como uno solo, las entierran el silencio que constituye el motivo cardinal de la ignorancia y en su consecuencia de la escasa conciencia que exhibe en la actualidad la clase obrera.
En este sentido, la A.C.D.T. puede cubrir ese vacío que significará un paso hacia adelante en la universalización de nuestros problemas y de nuestros conflictos, lo que coadyuvará a la unidad y a la solidaridad, en definitiva a crear conciencia de clase en los trabajadores más atrasados. De esta forma, también nuestra actividad se convierte en una espléndida ayuda para los sindicatos, sobre todo es un extraordinario acicate que viene a demostrar en la práctica que la unidad y la solidaridad son posibles. En la última asamblea de la A.C.D.T. intervinieron miembros de comités pertenecientes a CGT, CC.OO: SAT-SOC, UGT y candidaturas independientes.
Sin embargo, nuestra faceta sindical abarca una parte, tal vez la menos importante de nuestra táctica y de nuestros objetivos, ya que ambas rebasan el ámbito puramente sindical. Puede decirse que donde termina las labores concretas del sindicato, comienza el trabajo que corresponde a la A.C.D.T. La clase obrera se ve perjudicada por la aplicación de medidas que desborda el espacio estrictamente sindical.
En una provincia como la de Sevilla cuyas cotas de dolencias sociales son las más altas de nuestro país, entre las que destacan el paro y sus gravísimas consecuencias como son la emigración no cuantificada de su juventud, la delincuencia, la drogadicción etc. se exacerban las de carácter general que soportan las clases trabajadores de todo el estado.
El precio de las viviendas, el encarecimiento de la enseñanza superior, las pretendidas futuras privatizaciones de empresas públicas, de las universidades, de la sanidad, la incertidumbre de la seguridad social, de las ya empobrecidas jubilaciones, los subsidios de desempleo insuficientes, la carencia y deficiencia de los transportes públicos, el encarecimiento de la energía eléctrica, del agua, así como los efectos nocivos de la justicia laboral etc. etc. inciden profundamente en nuestra vida doméstica, degradando paulatinamente nuestra calidad de vida, situándonos a los trabajadores en constante riesgo de ser despedido y caer por debajo del considerado umbral de la miseria.
Sin embargo, a tantas y tan graves agresiones no podemos hacerle frente desde la perspectiva sindical porque están supeditadas a las leyes políticas y no laborales. Con semejante treta, los trabajadores nos encontramos desamparados y limitados a la lucha por mejorar nuestra situación económica a través de los convenios colectivos, que antes de firmarse ya quedan rezagados por la carestía de la vida. El desfase actual, según los datos oficiales es del 6% por término medio entre los salarios y las subidas de la carestía de vida, que sin duda será aún mayor.
Los trabajadores tenemos que ser conscientes de que todo lo que luce y reluce en esta sociedad es el fruto de nuestro trabajo y de la Plus valía que producimos. Ergo el dinero que generamos no revierte en nuestro favor, en la creación de empresas públicas que explote nuestros recursos naturales: campos, minas, ganaderías etc. Sino que se destina al pago de ociosos y a subvencionar a empresas privadas hasta el extremo que hay industrias que reciben tal cantidad de dinero de la Junta de Andalucía y del gobierno central que mantener a su plantilla le sale de costo 1000 euros al año por empleado.
Pasa el tiempo y las discriminaciones, las injusticias, la vulneración de nuestros derechos aumentan sin cesar. No nos cabe la menor duda, lo que nosotros los trabajadores no hagamos por nosotros mismos, no lo harán quienes comen y se enriquecen a costa de perpetuar la presente situación. Por todas estas razones la A.C.D.T. es un MOVIMIENTO SOCIOPOLÍTICO.
La táctica, su programa de reivindicaciones, sus criterios de actuación y de lucha, deben ser la obra de todos.
martes 16 de diciembre de 2008
¿QUÉ ES LA ASAMBLEA DE COMITÉS, DELEGADOS Y TRABAJADORES DE SEVILLA (A.C.D.T.)?
Todo movimiento de masas al nacer demuestra debilidades propias de todos los comienzos, que se caracterizan por carecer de ideas claras en cuanto a su contenido y al objetivo que ha de perseguir; aunque su mayor obstáculo, debido a lo anterior lo tiene al buscar una definición justa del movimiento.
La Asamblea de Comités, Delegados y Trabajadores de la provincia de Sevilla (A.C.D.T.) tampoco podía ser de otra manera. Los que la iniciaron lo hicieron porque sus corazones sufrían por las condiciones de desunión y por tanto, de insolidaridad, que reinaba en la clase obrera, lo que la hacía presa fácil de la patronal y del gobierno de turno.
Poco a poco y como consecuencia de los debates celebrados en las sucesivas Asambleas, además de las conversaciones mantenidas con mas de 200 contactos con comités y delegados, se fueron forjando tanto el contenido como el objetivo y derivado de éstos su definición.
Los grupos de compañeros encargados de reunirse con los comités, con el propósito de persuadirlos (en el mejor sentido de la palabra) de la necesidad de integrarse en la A.C.D.T. para entre todos buscar fórmulas de unidad y de solidaridad, coinciden en que sus interlocutores expresaban el mismo tipo de dudas. Al correr del tiempo las dudas se convirtieron en afirmaciones gratuitas que provenían de quienes se dejaban llevar por el desconocimiento o por una interpretación sesgada y preñada de prejuicios, fruto de las numerosas experiencias dadas. No es en balde que en 30 años de "democracia" han resultado fallidas todas las alternativas de unidad. Todos estos intentos provenían desde el exterior de la clase obrera, sin ninguna incidencia en ésta y trataban por tanto de establecer pautas postizas, extrañas a los propios trabajadores que no participaron en su elaboración. Los llamados "frentes de izquierda" han estado constituidos por partidos políticos sin ascendencia entre los trabajadores y las coordinadoras de sindicatos menores abarcaban sectores muy reducidos de la clase obrera, apenas perceptibles, sin capacidad para universalizar en el movimiento obrero sus propuestas. Mientras que la A.C.D.T. parte desde el interior de los centros de trabajo. Es una alternativa de trabajadores, concebida por sus representantes elegidos directamente por ellos, los comités y delegados.
Las afirmaciones a las que antes aludíamos las podemos resumir en tres. En las respuestas que ofrecemos seguidamente a las tres cuestiones planteadas con mayor frecuencia, proporcionan suficientes argumentos que ayudan a aclarar ¿Qué es la A.C.D.T.? y ¿Hacia que lugar caminamos?
Se nos critica por un lado, que somos un sindicato nuevo, por el otro, que somos antisindicatos y finalmente, se afirma que detrás de la A.C.D.T. hay una organización que la maneja. Respondamos pues, por parte:
¿SOMOS UN SINDICATO NUEVO? Rotundamente NO. Los iniciadores de la idea partieron de la base de que en nuestro país ya hay bastante sindicatos, diríamos que demasiados, en contraposición la afiliación a los mismos es ridícula, la división numerosa y dramática, así pues, si hay división, por derivación directa se genera insolidaridad, particularismos, indolencia y reaccionarismo en general.
Es fácil deducir que los progenitores de la A.C.D.T. representantes de sus compañeros, a la vez que miembros de diversas opciones sindicales no querían construir otro elemento más de disgregación y contribuir con ello a fomentar más la insolidaridad.
Desde la A.C.D.T. se entiende que dada la situación descrita, los sindicatos, todos sin excepción, con autoridad entre los trabajadores deberían hacer un serio esfuerzo por sentarse alrededor de una mesa de debate y no levantarse hasta encontrar la fórmula de constituirse en una gran intersindical, que constituya el paso previo para configurar el sindicato único de los trabajadores españoles que estos desean y necesitan, puesto que en un sindicato a diferencia de la rigidez de estructuras que observa un partido político, pueden y deben convivir todas las ideas, reivindicaciones etc. que partan de los trabajadores. Bastaría con establecer criterios de conductas democráticas sobre los que las mayorías y las minorías fuesen respetadas y pudiesen canalizar sus propuestas, que en definitiva deben ser refrendadas por los afiliados de base y la clase obrera en su conjunto.
Es decir, la A.C.D.T. no se convertirá jamás en un nuevo sindicato, porque advendría su muerte y la consagración de una nueva traición al movimiento obrero
¿SOMOS ANTISINDICATOS? Por lo expuesto, ya resulta evidente que nuestra respuesta es NO. Desde nuestro principio consideramos que todos los trabajadores debieran estar afiliados a una central sindical al objeto de trabajar desde su interior por la unidad tal como la hemos formulado, o eligiendo los caminos que consideren más oportunos que nos lleven hasta el mismo fin, a un solo sindicato con la voluntad de asegurar la unidad universal de la clase obrera.
Obrando en consecuencia, en la A.C.D.T. se respeta a todos los sindicatos insistiendo en que desbrocen el camino que nos conduzcan a la unidad. Pero hacemos especial hincapié en que la A.C.D.T. no es la unión de los sindicatos o de sindicalistas de distintas tendencias. Creemos que el ámbito sindical está cubierto por las centrales, candidaturas de trabajadores etc. y nuestra pretensión no es entrar a valorar a ninguna de ellas ni en conjunto, ni en particular. Los compañeros que tengan problemas con sus sindicatos, deben ser ellos en el seno de su central los que discutan y luchen por solucionar dichos problemas.
¿QUÉ ORGANIZACIÓN ESTÁ DETRÁS DE LA A.C.D.T.? La manera en que se está procediendo a la construcción, consolidación y ampliación de la A.C.D.T. imposibilita cualquier manejo de quienes desde fuera deseen manipular la organización, para conducirla sobre la base de alcanzar intereses propios y ajenos a los de las clases trabajadoras. La A.C.D.T. es y será lo que los comités y delegados quieren que sean, quienes procederán en conexión con los trabajadores de sus empresas y con la participación de estos.
No obstante, en los comités y delegados, pueden haber compañeros que sean militantes de partidos políticos, tienen perfecto derecho a serlos, es decir, si son elegidos por sus compañeros de trabajo estarán legalmente validados para expresar sus propuestas en la Asamblea como cualquier otro compañero, después será la Asamblea la que decida y todos sus miembros independientemente de su adscripción política, sindical, religiosa etc. tienen la obligación de acatar democráticamente sus resoluciones.
Por otro lado, la A.C.D.T. si así lo considera la Asamblea, o la comisión encargada de los trabajos entre Asamblea y Asamblea puede aprobar circunstancialmente que partidos obreros apoyen nuestras iniciativas y actividades, pero en todo momento, los comités, delegados y los trabajadores serán los protagonistas.
Entonces ¿QUÉ ES LA A.C.D.T.? Si no es un sindicato ni va contra ellos, pero está formada por compañeros que incluso pueden ostentar cargos de responsabilidad en sus centrales, es natural que brote espontánea la pregunta ¿Entonces, qué es la A.C.D.T.?
Cuando decimos que no somos un sindicato, ni vamos contra ellos, no estamos diciendo que cuanto ocurra en los centros de trabajo nos sea indiferente, cuando somos trabajadores conscientes y además hemos sido elegidos por nuestros compañeros para ser sus representantes, a la vez que hemos sido postulados para las elecciones por la vía de un sindicato o candidatura sindical.
A pesar de que sostenemos la opinión de que los problemas sindicales tienen que ser afrontados por los sindicatos, las actuales circunstancias de dispersión y de desunión hacen imposible que ningún sindicato, cualquiera que sea su envergadura y la influencia que ejerza en la clase obrera, cubran en su área natural la totalidad de las necesidades de los trabajadores.
Es un hecho constatado en infinidad de ocasiones y comprobable en todo instante por quienes lo deseen, que cuando una empresa despide a un trabajador -en las pasadas elecciones sindicales fueron despedidos alrededor de 100 candidatos en la provincia de Sevilla- solo sus compañeros de trabajo responden a la represión y lamentablemente no siempre es así. La mayor de las veces la protesta se circunscribe a los delegados del sindicato al que pertenece el despedido. Es una reacción fría y formal con la que los empresarios ya cuentan previamente.
El sindicato afectado solo puede, por culpa de la disensión sindical llegar a los comités en los que sus delegados son mayorías y no logra extenderlo si así fuese su deseo al resto, en los que son minorías o no tienen representación que son infinitamente más numerosos.
De manera que los despidos se suceden unos tras otros sin que la clase obrera se entere, por lo tanto, sin que pueda tomar conciencia de la realidad que le circunda. Esta situación y tantas otras que se dan en las empresas y que son necesarias difundirlas para que los trabajadores respondan a las tropelías colectivamente como clase, del mismo modo que los patronos atacan como uno solo, las entierran el silencio que constituye el motivo cardinal de la ignorancia y en su consecuencia de la escasa conciencia que exhibe en la actualidad la clase obrera.
En este sentido, la A.C.D.T. puede cubrir ese vacío que significará un paso hacia adelante en la universalización de nuestros problemas y de nuestros conflictos, lo que coadyuvará a la unidad y a la solidaridad, en definitiva a crear conciencia de clase en los trabajadores más atrasados. De esta forma, también nuestra actividad se convierte en una espléndida ayuda para los sindicatos, sobre todo es un extraordinario acicate que viene a demostrar en la práctica que la unidad y la solidaridad son posibles. En la última asamblea de la A.C.D.T. intervinieron miembros de comités pertenecientes a CGT, CC.OO: SAT-SOC, UGT y candidaturas independientes.
Sin embargo, nuestra faceta sindical abarca una parte, tal vez la menos importante de nuestra táctica y de nuestros objetivos, ya que ambas rebasan el ámbito puramente sindical. Puede decirse que donde termina las labores concretas del sindicato, comienza el trabajo que corresponde a la A.C.D.T. La clase obrera se ve perjudicada por la aplicación de medidas que desborda el espacio estrictamente sindical.
En una provincia como la de Sevilla cuyas cotas de dolencias sociales son las más altas de nuestro país, entre las que destacan el paro y sus gravísimas consecuencias como son la emigración no cuantificada de su juventud, la delincuencia, la drogadicción etc. se exacerban las de carácter general que soportan las clases trabajadores de todo el estado.
El precio de las viviendas, el encarecimiento de la enseñanza superior, las pretendidas futuras privatizaciones de empresas públicas, de las universidades, de la sanidad, la incertidumbre de la seguridad social, de las ya empobrecidas jubilaciones, los subsidios de desempleo insuficientes, la carencia y deficiencia de los transportes públicos, el encarecimiento de la energía eléctrica, del agua, así como los efectos nocivos de la justicia laboral etc. etc. inciden profundamente en nuestra vida doméstica, degradando paulatinamente nuestra calidad de vida, situándonos a los trabajadores en constante riesgo de ser despedido y caer por debajo del considerado umbral de la miseria.
Sin embargo, a tantas y tan graves agresiones no podemos hacerle frente desde la perspectiva sindical porque están supeditadas a las leyes políticas y no laborales. Con semejante treta, los trabajadores nos encontramos desamparados y limitados a la lucha por mejorar nuestra situación económica a través de los convenios colectivos, que antes de firmarse ya quedan rezagados por la carestía de la vida. El desfase actual, según los datos oficiales es del 6% por término medio entre los salarios y las subidas de la carestía de vida, que sin duda será aún mayor.
Los trabajadores tenemos que ser conscientes de que todo lo que luce y reluce en esta sociedad es el fruto de nuestro trabajo y de la Plus valía que producimos. Ergo el dinero que generamos no revierte en nuestro favor, en la creación de empresas públicas que explote nuestros recursos naturales: campos, minas, ganaderías etc. Sino que se destina al pago de ociosos y a subvencionar a empresas privadas hasta el extremo que hay industrias que reciben tal cantidad de dinero de la Junta de Andalucía y del gobierno central que mantener a su plantilla le sale de costo 1000 euros al año por empleado.
Pasa el tiempo y las discriminaciones, las injusticias, la vulneración de nuestros derechos aumentan sin cesar. No nos cabe la menor duda, lo que nosotros los trabajadores no hagamos por nosotros mismos, no lo harán quienes comen y se enriquecen a costa de perpetuar la presente situación. Por todas estas razones la A.C.D.T. es un MOVIMIENTO SOCIOPOLÍTICO.
La táctica, su programa de reivindicaciones, sus criterios de actuación y de lucha, deben ser la obra de todos.
¡¡¡ COMITÉS, DELEGADOS Y TRABAJADORES, UNÍOS A LA A.C.D.T. !!!