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Traducido por el camarada SADE para ODC
Traducido de Clarté Rouge N°3, órgano teórico del Centro Marxista-Leninista-Maoísta (Bélgica)
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PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR (TERCERA PARTE) [1/7]
LO QUE PUEDE Y DEBE SER LA GUERRA POPULAR PROLONGADA EN LOS PAÍSES IMPERIALISTAS
LO QUE PUEDE Y DEBE SER LA GUERRA POPULAR PROLONGADA EN LOS PAÍSES IMPERIALISTAS
Introducción
En este número de Clarté Rouge, y como tercera contribución del Centro Marxista-Leninista-Maoísta (Bélgica) al debate sobre la guerra popular, proponemos, como ya anunciamos, un documento sobre Lo que debe ser la guerra popular prolongada en los países imperialistas.
Se adjunta a este documento igualmente la reciente Declaración de apoyo a la guerra popular en la India: [ [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] ] de 15 de noviembre de 2012, firmada por nuestra organización, Maoístas Árabes, el Colectivo Odio de Clase (Estado español), el Grupo Reconstrucción - PERUCRPM (Estado español), la Organización Comunista Bandera Roja (Estado español), el Partido Comunista de Ecuador Sol Rojo, el Partido Comunista (Marxista-Leninista) de Panamá, la Unión Obrera Comunista MLM (Colombia) y el Partido Comunista de Perú - Comité Base Mantaro Rojo.
El Partido Comunista Marxista-Leninista-Maoísta (PCMLM), de Francia, se abstuvo de firmar esta declaración y acaba de explicar los motivos de su decisión en un documento titulado Documento 28 - Sobre una conferencia para la India. Nuestra proximidad al PCMLM no es un secreto para nadie. El PCMLM ha desempeñado y desempeña cada día un papel saludable en la gran lucha ideológica por un marxismo-leninismo auténtico, pensamiento y acción revolucionaria vivos, creativos, científicos, en adecuación dialéctica con lo real que desentraña y transforma. Quienes no ven en el PCMLM más que a “unos señores que se dedican a dar lecciones” demuestran por ello mismo que las necesitan de veras...
Esta proximidad político-ideológica al PCMLM, que se traduce especialmente en la frecuencia con que republicamos sus documentos, no implica una coincidencia absoluta. La diferencia de posiciones que acaba de surgir lo demuestra una vez más. Si se trata de momentos diferentes de un mismo pensamiento que se está forjando dialécticamente o de los primeros indicios de una divergencia real llamada a hacerse más profunda, el movimiento mismo de la lucha revolucionaria, de los debates y posicionamientos que la propia lucha impone, nos lo dirá. Aspiramos a la unidad pero no mercadearemos con la verdad, porque sólo la adecuación a lo real abre perspectivas a la lucha.
Los camaradas del PCMLM han entendido perfectamente la esencia de la posición del documento común al resumirla del modo siguiente: “no era posible apoyar esta conferencia porque muchos de los que la apoyan son “centristas”, es decir, personas que han apoyado a Prachanda en el pasado, sin llevar a cabo posteriormente la menor autocrítica. (…) ¿cómo es posible apoyar la Guerra Popular en la India, si no se ha apoyado correctamente la Guerra Popular en Nepal?”
Este resumen requiere una precisión: nosotros no hemos participado en esta conferencia no por las posiciones de “muchos de los que la apoyan”, sino por las posiciones de aquellos que la han promovido y organizado, empezando por el PCM de Italia. Hacemos esta aclaración porque no queremos dar a entender que denunciamos a todos los que la han apoyado o incluso participado en esta conferencia.
Pero vayamos al corazón de la singular posición del PCMLM: “No es posible comprender la evolución en la India sin tener una visión completa, sin comprender exactamente la cultura, la nación, la ideología, la religión, el modo de producción. Y de hecho, esto es cierto para todos los países si se utiliza el materialismo dialéctico. El problema aquí, por supuesto, es que el Partido Comunista de la India (Maoísta) tiene una línea pragmática, en la tradición de los años 90, como el TKP/ML en Turquía y el PC de Filipinas; la guerra popular se considera como un método y se rechaza claramente la necesidad del pensamiento. (…) La guerra popular no es un “método” o un estilo de trabajo, es la producción material del pensamiento, es decir, la confrontación revolucionaria con el viejo Estado y las clases dominantes reaccionarias, según una estrategia basada en el pensamiento, en la síntesis revolucionaria hecha en el estudio práctico de un país.”
Tendremos ocasión de volver sobre el aspecto general de esta problemática esencial, que plantea la cuestión del carácter universal de la guerra popular. Tan sólo querríamos señalar a los camaradas del PCMLM que, a efectos demostrativos, “fuerzan la caracterización” hasta dar una imagen incorrecta del PCI (M). A nuestro juicio, el documento del PCI (M) Perspectivas urbanas, que publicamos en el primer número de Clarté Rouge, es un ejemplo notable de “pensamiento” en el sentido maoísta del término. Este documento es un análisis minucioso de la realidad específica de las ciudades indias, de las contradicciones revolucionarias que se dan en su seno y de las perspectivas de lucha que ofrecen así como de las decisiones tácticas, estratégicas y organizativas que se derivan de ello.
El PCMLM explica que esta falta de “pensamiento” en la India explica la ausencia del PCI (M) de la lucha ideológica internacional. Aquí, de nuevo, para forzar una caracterización correcta (la falta de implicación del PCI (M) en la lucha ideológica internacional), el PCMLM llega a una conclusión falsa (“la falta de contribuciones internacionales en términos de ideología, política, cultura y arte”). Basta con recordar el posicionamiento del PCI (M) en su Comunicado de prensa de 13 de noviembre de 2006 sobre los acuerdos de paz de Nepal, posicionamiento que asestó un golpe terrible al prachandismo:
“Todas las experiencias de la revolución mundial han demostrado una y otra vez que sin el ejército del Pueblo es imposible que el pueblo ejerza su poder. Nada es más terrible para el imperialismo y los reaccionarios que las masas armadas: por eso llegarían de grado al acuerdo que fuera con tal de desarmarlas. De hecho, el desarme de las masas ha sido la cantinela constante de todas las clases gobernantes reaccionarias desde el surgimiento de la sociedad de clases. Las masas desarmadas son presa fácil para las clases reaccionarias y los imperialistas que incluso así, desarmadas, son capaces de masacrarlas, como demuestra la historia. El Comité Central del PCI (Maoísta), como destacamento del proletariado mundial, advierte al PCN (Maoísta) y al pueblo de Nepal del grave peligro inherente al acuerdo de depósito de armas y les exhorta a reconsiderar sus tácticas a la luz de pasadas y amargas experiencias históricas.
El acuerdo por el que los maoístas formarán parte del gobierno provisional en Nepal no puede transformar el carácter reaccionario de la maquinaria estatal al servicio de las clases dominantes explotadoras y de los imperialistas. El estado puede ser instrumento en manos bien de las clases explotadoras bien del proletariado pero no puede servir a los intereses de ambas clases enfrentadas en encarnizada contienda. Constituye un principio fundamental del marxismo que no puede lograrse ningún cambio básico en el sistema social sin destruir la maquinaria del estado. Las reformas desde arriba no pueden traer ningún cambio cualitativo en el sistema social de explotación por muy democrática que pudiera parecer la nueva constitución y aun cuando los maoístas llegaran a convertirse en un componente importante del gobierno. Es mera ilusión pensar que puede construirse un nuevo Nepal sin aplastar el estado actual.
(...)
Nuestro Comité Central quiere dejar meridianamente claro al PCN (M) y al pueblo en general que no puede haber auténtica democracia en ningún país sin la toma del poder del estado por el proletariado, y que la llamada democracia multipartidista no puede aportar ningún cambio fundamental a la vida del pueblo. El Comité Central del PCI (Maoísta) exhorta a los partidos maoístas y a los pueblos de Asia meridional a persistir en el camino de la guerra popular prolongada tal como indicó el camarada Mao. Hacemos también un llamamiento al PCN (Maoísta), una vez más, para que reconsidere sus tácticas actuales que, de hecho, están torciendo el rumbo estratégico de la revolución en Nepal y para que denuncie su acuerdo con el gobierno nepalí sobre el depósito de las armas del EPL pues dicho acuerdo dejará indefenso al pueblo ante los ataques de los reaccionarios.”
Esta discusión sin duda no está cerrada y, en este tema como en otros (puesto que nuestras primeras publicaciones han provocado ya reacciones), tenemos de intención de proseguir el debate hasta el final.
Al final de este número publicamos De la guerra prolongada, el segundo gran clásico de Mao sobre la guerra popular.
¡Viva el marxismo-leninismo-maoísmo!
¡Guerra popular hasta el comunismo!
Centro Marxista-Leninista-Maoísta (B): Lo que puede y debe ser la guerra popular prolongada en los países imperialistas
1. La guerra popular es una guerra
En el n° 7 de Claridad, la revista del Bloque Marxista-Leninista, publicamos una polémica entre el (n)PCI y T. Derbent sobre el concepto de guerra. Para esquematizar, según el (n)PCI, el trabajo legal y paralegal destinado a preparar las condiciones para la constitución de una fuerza armada proletaria es ya la guerra:
“La guerra entre la burguesía y la clase obrera es un enfrentamiento por el poder. La burguesía quiere conservar el poder. La clase obrera quiere tomar el poder. Es un enfrentamiento entre dos campos. Uno dispone de un Estado consolidado por una larga tradición y apoyado por la “sociedad civil”. El otro, combatiendo, tiene que construir su Estado y el apoyo social a su Estado: el partido comunista, el frente de fuerzas y clases revolucionarias, las fuerzas armadas. Normalmente, en el comienzo de su lucha, aún no tiene fuerzas armadas. Llamamos “guerra” a este enfrentamiento: guerra popular revolucionaria prolongada en el tiempo. Porque es un solo proceso (aunque se realice por etapas que deben diferenciarse). Porque es el enfrentamiento de dos poderes antagónicos uno de los cuales debe eliminar al otro.” (1)
Por contra, para Derbent la guerra se define por el uso de la lucha armada, y ello de tres maneras y/o por tres razones:
1° Por ortodoxia clausewitziana (volveremos sobre esta cuestión).
2° Para evitar que la extensión hasta el infinito del concepto le haga perder cualquier atisbo de especificidad (para el (n)PCI, por ejemplo, la preparación para la guerra es ya la guerra) y abra el camino a un neorrevisionismo (considerar como “guerra” una fase que no es la guerra permite perfilarse como “en guerra” aun cuando la práctica sea pacífica). Es una cuestión importante sobre la que volveremos en nuestra cuarta contribución.
3° Porque esta definición es la reconocido por los clásicos del marxismo-leninismo-maoísmo.
Este último punto, no obstante, merece una mayor atención porque la mayoría de las citas traídas a colación no hablan de lucha armada sino de lucha violenta –y creemos que la distinción es importante-. Todas estas citas pueden reducirse a esta: “La guerra es la continuación de la política por otros medios (a saber: por la violencia). Los marxistas siempre han considerado esta tesis, con toda razón, como la base teórica de las ideas sobre la significación de cada guerra en particular.” [Lenin, El socialismo y la guerra.]
Sólo la cita de Mao (2) parece legitimar la equivalencia “guerra = lucha armada”, pero de nuevo encontramos aquí la dificultad que ya habíamos recalcado en nuestra contribución anterior, es decir, que, en este pasaje como en otros, Mao se cuida muy mucho de generalizar y procura precisar claramente que todo lo que puede afirmar está dictado por las especificidades de la situación en la China de su tiempo. Corresponde a los comunistas que han seguido a Mao determinar lo que se debe teorizar/generalizar y lo que debe dejarse a la especificidad de la China de la década de los 30.
En cualquier caso, la conclusión de Derbent “guerra = la lucha armada”, que no sólo es puramente clausewitziana, sino que está también en consonancia con el análisis de la corriente “comunista combatiente”, nos parece reduccionista y militarista. La práctica de la lucha armada implica, en efecto, un nivel de enfrentamiento tal que no puede alcanzarse sino a la larga, dentro de un proceso que ve ya a las fuerzas revolucionarias luchar violentamente contra las fuerzas del régimen.
O por decir las cosas de otra manera: no admitimos que hacer la guerra popular sea pegar carteles, mantener páginas web o vender un periódico en las manifestaciones sindicales. Estas actividades pueden (o no) servir para aunar fuerzas en la perspectiva de la guerra popular, pero no pueden reclamar el título de guerra. La guerra implica el uso de medios violentos, destructivos de bienes y personas, inevitablemente ilegales y, en sus formas superiores, armados.
Notas:
(1) Carta abierta a la redacción de “Clarté” de Giuseppe Maj, en nombre de la Delegación de la Comisión Provisional del Comité Central, (nuevo) Partido comunista italiano, publicada en Clarté nº 7, mayo de 2007.
(2) “En China, la forma principal de lucha es la guerra, y la forma principal de organización, el ejército. Todas las demás formas, como las organizaciones y luchas de las masas populares, son también muy importantes y absolutamente indispensables, y de ningún modo deben ser dejadas de lado, pero el objetivo de todas ellas es servir a la guerra. (…) En China, sin lucha armada no habría lugar para el proletariado y el Partido Comunista, ni podrían éstos realizar ninguna tarea revolucionaria.” Mao Tse Tung, en Problemas de la guerra y de la estrategia, en Obras Militares, Ediciones en Lenguas extranjeras, Pekín, 1968, p. 306-307.
En este número de Clarté Rouge, y como tercera contribución del Centro Marxista-Leninista-Maoísta (Bélgica) al debate sobre la guerra popular, proponemos, como ya anunciamos, un documento sobre Lo que debe ser la guerra popular prolongada en los países imperialistas.
Se adjunta a este documento igualmente la reciente Declaración de apoyo a la guerra popular en la India: [ [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] ] de 15 de noviembre de 2012, firmada por nuestra organización, Maoístas Árabes, el Colectivo Odio de Clase (Estado español), el Grupo Reconstrucción - PERUCRPM (Estado español), la Organización Comunista Bandera Roja (Estado español), el Partido Comunista de Ecuador Sol Rojo, el Partido Comunista (Marxista-Leninista) de Panamá, la Unión Obrera Comunista MLM (Colombia) y el Partido Comunista de Perú - Comité Base Mantaro Rojo.
El Partido Comunista Marxista-Leninista-Maoísta (PCMLM), de Francia, se abstuvo de firmar esta declaración y acaba de explicar los motivos de su decisión en un documento titulado Documento 28 - Sobre una conferencia para la India. Nuestra proximidad al PCMLM no es un secreto para nadie. El PCMLM ha desempeñado y desempeña cada día un papel saludable en la gran lucha ideológica por un marxismo-leninismo auténtico, pensamiento y acción revolucionaria vivos, creativos, científicos, en adecuación dialéctica con lo real que desentraña y transforma. Quienes no ven en el PCMLM más que a “unos señores que se dedican a dar lecciones” demuestran por ello mismo que las necesitan de veras...
Esta proximidad político-ideológica al PCMLM, que se traduce especialmente en la frecuencia con que republicamos sus documentos, no implica una coincidencia absoluta. La diferencia de posiciones que acaba de surgir lo demuestra una vez más. Si se trata de momentos diferentes de un mismo pensamiento que se está forjando dialécticamente o de los primeros indicios de una divergencia real llamada a hacerse más profunda, el movimiento mismo de la lucha revolucionaria, de los debates y posicionamientos que la propia lucha impone, nos lo dirá. Aspiramos a la unidad pero no mercadearemos con la verdad, porque sólo la adecuación a lo real abre perspectivas a la lucha.
Los camaradas del PCMLM han entendido perfectamente la esencia de la posición del documento común al resumirla del modo siguiente: “no era posible apoyar esta conferencia porque muchos de los que la apoyan son “centristas”, es decir, personas que han apoyado a Prachanda en el pasado, sin llevar a cabo posteriormente la menor autocrítica. (…) ¿cómo es posible apoyar la Guerra Popular en la India, si no se ha apoyado correctamente la Guerra Popular en Nepal?”
Este resumen requiere una precisión: nosotros no hemos participado en esta conferencia no por las posiciones de “muchos de los que la apoyan”, sino por las posiciones de aquellos que la han promovido y organizado, empezando por el PCM de Italia. Hacemos esta aclaración porque no queremos dar a entender que denunciamos a todos los que la han apoyado o incluso participado en esta conferencia.
Pero vayamos al corazón de la singular posición del PCMLM: “No es posible comprender la evolución en la India sin tener una visión completa, sin comprender exactamente la cultura, la nación, la ideología, la religión, el modo de producción. Y de hecho, esto es cierto para todos los países si se utiliza el materialismo dialéctico. El problema aquí, por supuesto, es que el Partido Comunista de la India (Maoísta) tiene una línea pragmática, en la tradición de los años 90, como el TKP/ML en Turquía y el PC de Filipinas; la guerra popular se considera como un método y se rechaza claramente la necesidad del pensamiento. (…) La guerra popular no es un “método” o un estilo de trabajo, es la producción material del pensamiento, es decir, la confrontación revolucionaria con el viejo Estado y las clases dominantes reaccionarias, según una estrategia basada en el pensamiento, en la síntesis revolucionaria hecha en el estudio práctico de un país.”
Tendremos ocasión de volver sobre el aspecto general de esta problemática esencial, que plantea la cuestión del carácter universal de la guerra popular. Tan sólo querríamos señalar a los camaradas del PCMLM que, a efectos demostrativos, “fuerzan la caracterización” hasta dar una imagen incorrecta del PCI (M). A nuestro juicio, el documento del PCI (M) Perspectivas urbanas, que publicamos en el primer número de Clarté Rouge, es un ejemplo notable de “pensamiento” en el sentido maoísta del término. Este documento es un análisis minucioso de la realidad específica de las ciudades indias, de las contradicciones revolucionarias que se dan en su seno y de las perspectivas de lucha que ofrecen así como de las decisiones tácticas, estratégicas y organizativas que se derivan de ello.
El PCMLM explica que esta falta de “pensamiento” en la India explica la ausencia del PCI (M) de la lucha ideológica internacional. Aquí, de nuevo, para forzar una caracterización correcta (la falta de implicación del PCI (M) en la lucha ideológica internacional), el PCMLM llega a una conclusión falsa (“la falta de contribuciones internacionales en términos de ideología, política, cultura y arte”). Basta con recordar el posicionamiento del PCI (M) en su Comunicado de prensa de 13 de noviembre de 2006 sobre los acuerdos de paz de Nepal, posicionamiento que asestó un golpe terrible al prachandismo:
“Todas las experiencias de la revolución mundial han demostrado una y otra vez que sin el ejército del Pueblo es imposible que el pueblo ejerza su poder. Nada es más terrible para el imperialismo y los reaccionarios que las masas armadas: por eso llegarían de grado al acuerdo que fuera con tal de desarmarlas. De hecho, el desarme de las masas ha sido la cantinela constante de todas las clases gobernantes reaccionarias desde el surgimiento de la sociedad de clases. Las masas desarmadas son presa fácil para las clases reaccionarias y los imperialistas que incluso así, desarmadas, son capaces de masacrarlas, como demuestra la historia. El Comité Central del PCI (Maoísta), como destacamento del proletariado mundial, advierte al PCN (Maoísta) y al pueblo de Nepal del grave peligro inherente al acuerdo de depósito de armas y les exhorta a reconsiderar sus tácticas a la luz de pasadas y amargas experiencias históricas.
El acuerdo por el que los maoístas formarán parte del gobierno provisional en Nepal no puede transformar el carácter reaccionario de la maquinaria estatal al servicio de las clases dominantes explotadoras y de los imperialistas. El estado puede ser instrumento en manos bien de las clases explotadoras bien del proletariado pero no puede servir a los intereses de ambas clases enfrentadas en encarnizada contienda. Constituye un principio fundamental del marxismo que no puede lograrse ningún cambio básico en el sistema social sin destruir la maquinaria del estado. Las reformas desde arriba no pueden traer ningún cambio cualitativo en el sistema social de explotación por muy democrática que pudiera parecer la nueva constitución y aun cuando los maoístas llegaran a convertirse en un componente importante del gobierno. Es mera ilusión pensar que puede construirse un nuevo Nepal sin aplastar el estado actual.
(...)
Nuestro Comité Central quiere dejar meridianamente claro al PCN (M) y al pueblo en general que no puede haber auténtica democracia en ningún país sin la toma del poder del estado por el proletariado, y que la llamada democracia multipartidista no puede aportar ningún cambio fundamental a la vida del pueblo. El Comité Central del PCI (Maoísta) exhorta a los partidos maoístas y a los pueblos de Asia meridional a persistir en el camino de la guerra popular prolongada tal como indicó el camarada Mao. Hacemos también un llamamiento al PCN (Maoísta), una vez más, para que reconsidere sus tácticas actuales que, de hecho, están torciendo el rumbo estratégico de la revolución en Nepal y para que denuncie su acuerdo con el gobierno nepalí sobre el depósito de las armas del EPL pues dicho acuerdo dejará indefenso al pueblo ante los ataques de los reaccionarios.”
Esta discusión sin duda no está cerrada y, en este tema como en otros (puesto que nuestras primeras publicaciones han provocado ya reacciones), tenemos de intención de proseguir el debate hasta el final.
Al final de este número publicamos De la guerra prolongada, el segundo gran clásico de Mao sobre la guerra popular.
¡Viva el marxismo-leninismo-maoísmo!
¡Guerra popular hasta el comunismo!
Centro Marxista-Leninista-Maoísta (B): Lo que puede y debe ser la guerra popular prolongada en los países imperialistas
1. La guerra popular es una guerra
En el n° 7 de Claridad, la revista del Bloque Marxista-Leninista, publicamos una polémica entre el (n)PCI y T. Derbent sobre el concepto de guerra. Para esquematizar, según el (n)PCI, el trabajo legal y paralegal destinado a preparar las condiciones para la constitución de una fuerza armada proletaria es ya la guerra:
“La guerra entre la burguesía y la clase obrera es un enfrentamiento por el poder. La burguesía quiere conservar el poder. La clase obrera quiere tomar el poder. Es un enfrentamiento entre dos campos. Uno dispone de un Estado consolidado por una larga tradición y apoyado por la “sociedad civil”. El otro, combatiendo, tiene que construir su Estado y el apoyo social a su Estado: el partido comunista, el frente de fuerzas y clases revolucionarias, las fuerzas armadas. Normalmente, en el comienzo de su lucha, aún no tiene fuerzas armadas. Llamamos “guerra” a este enfrentamiento: guerra popular revolucionaria prolongada en el tiempo. Porque es un solo proceso (aunque se realice por etapas que deben diferenciarse). Porque es el enfrentamiento de dos poderes antagónicos uno de los cuales debe eliminar al otro.” (1)
Por contra, para Derbent la guerra se define por el uso de la lucha armada, y ello de tres maneras y/o por tres razones:
1° Por ortodoxia clausewitziana (volveremos sobre esta cuestión).
2° Para evitar que la extensión hasta el infinito del concepto le haga perder cualquier atisbo de especificidad (para el (n)PCI, por ejemplo, la preparación para la guerra es ya la guerra) y abra el camino a un neorrevisionismo (considerar como “guerra” una fase que no es la guerra permite perfilarse como “en guerra” aun cuando la práctica sea pacífica). Es una cuestión importante sobre la que volveremos en nuestra cuarta contribución.
3° Porque esta definición es la reconocido por los clásicos del marxismo-leninismo-maoísmo.
Este último punto, no obstante, merece una mayor atención porque la mayoría de las citas traídas a colación no hablan de lucha armada sino de lucha violenta –y creemos que la distinción es importante-. Todas estas citas pueden reducirse a esta: “La guerra es la continuación de la política por otros medios (a saber: por la violencia). Los marxistas siempre han considerado esta tesis, con toda razón, como la base teórica de las ideas sobre la significación de cada guerra en particular.” [Lenin, El socialismo y la guerra.]
Sólo la cita de Mao (2) parece legitimar la equivalencia “guerra = lucha armada”, pero de nuevo encontramos aquí la dificultad que ya habíamos recalcado en nuestra contribución anterior, es decir, que, en este pasaje como en otros, Mao se cuida muy mucho de generalizar y procura precisar claramente que todo lo que puede afirmar está dictado por las especificidades de la situación en la China de su tiempo. Corresponde a los comunistas que han seguido a Mao determinar lo que se debe teorizar/generalizar y lo que debe dejarse a la especificidad de la China de la década de los 30.
En cualquier caso, la conclusión de Derbent “guerra = la lucha armada”, que no sólo es puramente clausewitziana, sino que está también en consonancia con el análisis de la corriente “comunista combatiente”, nos parece reduccionista y militarista. La práctica de la lucha armada implica, en efecto, un nivel de enfrentamiento tal que no puede alcanzarse sino a la larga, dentro de un proceso que ve ya a las fuerzas revolucionarias luchar violentamente contra las fuerzas del régimen.
O por decir las cosas de otra manera: no admitimos que hacer la guerra popular sea pegar carteles, mantener páginas web o vender un periódico en las manifestaciones sindicales. Estas actividades pueden (o no) servir para aunar fuerzas en la perspectiva de la guerra popular, pero no pueden reclamar el título de guerra. La guerra implica el uso de medios violentos, destructivos de bienes y personas, inevitablemente ilegales y, en sus formas superiores, armados.
Notas:
(1) Carta abierta a la redacción de “Clarté” de Giuseppe Maj, en nombre de la Delegación de la Comisión Provisional del Comité Central, (nuevo) Partido comunista italiano, publicada en Clarté nº 7, mayo de 2007.
(2) “En China, la forma principal de lucha es la guerra, y la forma principal de organización, el ejército. Todas las demás formas, como las organizaciones y luchas de las masas populares, son también muy importantes y absolutamente indispensables, y de ningún modo deben ser dejadas de lado, pero el objetivo de todas ellas es servir a la guerra. (…) En China, sin lucha armada no habría lugar para el proletariado y el Partido Comunista, ni podrían éstos realizar ninguna tarea revolucionaria.” Mao Tse Tung, en Problemas de la guerra y de la estrategia, en Obras Militares, Ediciones en Lenguas extranjeras, Pekín, 1968, p. 306-307.