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    Monumento Funerario a Stalin (Pablo de Rokha)

    Juan/Caleta
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    Monumento Funerario a Stalin (Pablo de Rokha) Empty Monumento Funerario a Stalin (Pablo de Rokha)

    Mensaje por Juan/Caleta Lun Dic 31, 2012 8:50 pm


    Muerto Stalin en 1953, el gran poeta chileno, Pablo de Rokha, escribió este sentido monumento funerario.



    MONUMENTO FUNERARIO A STALIN


    Herido y tumultuoso, te ofrezco mi saco de llanto, ¡oh! conductor del siglo, en la cabeza ensangrentada de Chile.

    Desde un féretro, engancho tu muerte colosal a todos los pueblos de la tierra, preñada de dolor, como una gran leona a la cual le degollaron el hijo mayor con un cuchillo de tinieblas.

    Tu corazón de varón justo y bueno fue como un pabellón azotado entre los grandes mares de la multitud por el carro de fuego de la historia, y yo escucho crujir el mundo a tu caída y los orígenes.

    Hijo del pueblo y amigo del hombre, el servicio social te entregó la espada roja de los líderes y la gran paloma de plata de la paz llevaba pan y libertad sobre tu pecho, al que cubría una lágrima pura y la espiga del trigo inmortal de los trabajadores; agricultor de la sociedad futura, minero y marino internacional, poeta y líder máximo de los pobres y los tristes; tu voz calcina como acero rojo o como aceituna poderosa sublima los pulsos humanos, da inmortalidad al sudor popular de las masas y, al emerger ardida de la tumba, se desborda como una inmensa copa de vino o un océano, como un poema de materia, como toda la conducta real de las generaciones. José Stalin.

    Moriste como si muriesen millones de trabajadores contigo.

    Gran figura descomunal, los hechos públicos eran las águilas de tus volcanes, tenías la mano humilde y ancha como las mesetas soviéticas, a pesar del genio del pueblo que corría, como un huracán, por tus arterias, ¡oh!, hermano de Lenin, y tu país inmortal galopa como un potro de oro en tus entrañas.

    Lleno de abejas y de sol, como un lagar de mosto en cien cueros de buey forjado, yaces, vivo en la muerte y la muerte te tiene respeto, Mariscal.

    Se estremecieron las columnas de la Humanidad cuando tú caíste y millares de millares de madres les enjugaron la última lágrima a sus hijos por tu gran memoria de campeón mundial de la paz, tanto y cuanto que por la paz dabas batallas, guerrero de la paz, entre los hombres, aúllan las fábricas apuñaladas en el vientre por tu corazón paralizado; un rebaño de tigres entrega la garra y va a besar tu ataúd, en el cual reposa toda la historia del mundo y la culebra negra del Gran Capital siente que le rajaron la cabeza, atleta del entendimiento, el complejo de inferioridad de las cárceles no inhibió tu categoría; sembrados y viñedos te lanzan pájaros de luto y en la industrialización de la gran hectárea agropecuaria que lograste lloran sirenas de tu patria con la garganta atragantada de estupor y el universo aprieta la epopeya de tu corazón contra el pecho del hombre humilde, echo de hierro, o de adentro del huracán de pabellones de la clase obrera; se desgarra a tu paso de muerto el bodegón oscuro de la burguesía y sus tablones rotos crujen con crujido espantosamente furioso; tu dedo índice, como oro, ordenó dar comida a la infancia del orbe y sopa de invierno al hambriento, ¡oh!, antiguo y egregio leñador de las comarcas de hogaño, cuyo traje puro de soldado olía a horno.

    A la cabeza de la ferretería universal del Ejército Rojo, como un toro guiando un pueblo, tú, Jefe, Caudillo y Líder, Capitán de emigraciones enormes, como biznieto de Moisés o de Abraham o de David el temerario, patriarca y profeta, santo y sin Dios, popular y sin Dios, justo y sin Dios, originaba gran estrategia, teórico y dinámico, compañero de Marx y de la gente obrera.

    No naufragó en las fórmulas tu táctica, ni el mando te convirtió en bruto; no; eras la persona disimulada y terrible que no da órdenes retórico-políticas, como un dueño de prostíbulo a las rameras o como un perro amaestrado en las perreras del capitalismo; tu posición era la convicción mandando y sobreponiéndose a la demoagogia de las órdenes, como la fruta madura a la naranja que pudrió el error o la gotera; de lo cual se desprende, del Hombre Grande el Grande Hombre que cruzó presidios y calumnias, a caballo en su voluntad, a la manera del pueblo, en pueblo del pueblo transfigurado.

    Tranco a tranco el comunismo, del cual no fuiste sino eres su puño gigante, avanza y la felicidad humana, en la salida del sol de tus ojos de muerto, es una gran copa cargada del llanto de la Eternidad, José Stalin.

    Todos estamos solos, Mariscal, pero tú eres el menos solo entre los solos hombres; he ahí la grandeza de tu tragedia, “Acero”, ahora, la soledad acumulada por la muerte del héroe, nos arrasa las entrañas sociales con su hocico horriblemente maldito de pantano total y nos patea el corazón enlutado de solitarios irremediables, ido tú, el padre gigante y el hermano genial en las tinieblas de la vida: los que tuvimos un racimo de sol dichoso y lo miramos naufragar tragado por la tempestad tremenda que azota los sepulcros, como un demente a una montaña, viudos del mundo te lloramos, Maestro de Maestros; camarada del blanco, el rojo, el negro y el judío explotados por el judío, camarada de la criatura social, camarada de los portuarios y los agricultores, con una gran manzana en el alma, de los pálidos intelectuales, del obrero creador de horrenda riqueza ajena, camarada del gran ejemplar victorioso de la U. R. S. S., camarada del pobrecito pateado, destruido por la humillación en la jungla ardida que es como la vulva de la tierra, horror adentro, en los paraísos espantosos del África, José Stalin; el comercio del petróleo te apellida Dictador a tí, pastor y león, guiador de muchedumbres; y los dólares ensangrentados, como el cuchillo de la guillotina, ensucian la conciencia de los hombres, marcando Judas y Caínes con la abyección de los comprados con el dinero vil del soborno.

    Restalla en mi tu último adiós como un latigazo polvoroso, como un tropezón aterrador en el corazón de un muerto, como un caballo en un abismo, como una gran naranja de fuego con el puñal clavado en el estómago, como un rifle cargado con espíritu, como un espantoso juramento pronunciado por la muchedumbre de las edades, como lepra de estrellas, como un alarido estrangulado, emergiendo de las banderas a media asta… Mariscal del mundo!...

    Extremo Sur de Chile, marzo de 1953.

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    Última edición por Juan/Caleta el Lun Dic 31, 2012 8:52 pm, editado 1 vez (Razón : Separar los párrafos.)
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    Monumento Funerario a Stalin (Pablo de Rokha) Empty Re: Monumento Funerario a Stalin (Pablo de Rokha)

    Mensaje por GAZGRAFF Mar Ene 01, 2013 11:36 pm

    Hermoso.
    Una de las mejores (sino la mejor) dedicatorias a Stalin que he leído.

    Eso de "Mariscal del mundo" me gusto harto, así que lo voy a empezar a utilizar.
    Aportazo, al igual que el otro.

    Saludos rojos.

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