http://gara.naiz.info/paperezkoa/20130109/381615/es/El-factor-determinante-para-que-cosas-cambien-no-es-otro-que-propio-pueblo-vasco
«El factor determinante para que las cosas cambien no es otro que el propio pueblo vasco»
Elena Bárcena y Jabier Perez Lekue
Refugiados que han retornado a Euskal Herria
Su caso saltó a los medios hace dos años, cuando Venezuela los devolvió a Cuba, de donde habían salido clandestinamente. Ahora, Elena Bárcena y Jabier Perez Lekue han retornado a territorio vasco tras décadas exiliados. Entienden que existen posibilidades reales para un nuevo escenario, ponen en valor la dinámica del Colectivo de Refugiados y destacan la manifestación del sábado en Bilbo.
GARA | BAIONA
Acumulaban 65 años fuera de casa, y ahora han vuelto. Elena Bárcena, de Orereta, 52 años, se refugió en 1982. Primero fue detenida y encarcelada en el Estado francés en 1985, luego confinada a residencia y después deportada a Cabo Verde. Un año después de aterrizar en África, en 1987, se escapó y llegó a Cuba, desde donde ha retornado a Euskal Herria en abril pasado. Otro tanto ha hecho Jabier Perez Lekue, natural de Portugalete, 54 años de edad; en su caso llevaba refugiado desde junio de 1977, «primero en Iparralde, hasta que comenzaron las entregas en 1986. Posteriormente fui a Nicaragua, y de allí a Cuba, a raíz de que el FSLN perdiera las elecciones de 1989». Desde la perspectiva que les da toda esta trayectoria, repasan su caso, explican qué han hallado al regreso y valoran la situación política del país con un ojo puesto ya en la manifestación del sábado en Bilbo. Su vuelta a Euskal Herria la enmarcan en la dinámica abierta por el Colectivo de Refugiados, que hace ahora un año, en un acto celebrado una semana después de que 110.000 personas se manifestaran por los presos, situó como prioridad la vuelta a casa de los represaliados, «en el marco del proceso democrático».
¿Cómo han visto desde la distancia los trascendentales acontecimientos políticos vividos en Euskal Herria en estos últimos años?
Pese a la distancia física, siempre hemos seguido muy de cerca y con sumo interés todos los acontecimientos de nuestro pueblo y pensamos que en estos momentos existen posibilidades reales de conseguir un nuevo escenario que nos acerque a la libertad.
¿Y con qué se han encontrado a su vuelta?
Si bien hay cosas que han cambiado, nos hemos encontrado con las mismas ganas, con la misma determinación de construir una Euskal Herria libre.
Han pasado décadas de exilio, ¿cómo describen lo vivido en todos estos años?
Es difícil resumir tantos años en unas pocas líneas. Ha habido de todo: dolor, alegrías... pero nunca hemos roto el cordón umbilical que nos une a nuestro pueblo, por lejos que estuviésemos o por dura que fuera la situación, y eso es sin duda lo que siempre nos ha dado fuerzas para seguir adelante.
En una carta aparecida en los medios de comunicación a comienzos de 2011, ustedes denunciaban con dureza la actitud de las autoridades cubanas, al considerar que se les condenaba «de facto» a una «cadena perpetua» en la isla bajo una «absoluta inseguridad jurídica». Después salieron de la isla de forma clandestina, aunque luego Venezuela les devuelve a Cuba. Ahora están en Euskal Herria. ¿Qué ha pasado?
No queremos entrar en detalles, ya que incidir en ellos no beneficia a nadie. Lo cierto es que, al final, salimos hacia Euskal Herria en concordancia con la autoridades cubanas y que lamentamos profundamente las consecuencias negativas que se hayan podido derivar de aquellos hechos. También queremos aprovechar la ocasión para dejar bien claro nuestro apoyo a la revolución cubana y nuestro apoyo a su pueblo.
¿Cómo se debe interpretar entonces su regreso a Euskal Herria?
«Errefuxiatuek Euskadin bizi behar dure» ha sido una de las reivindicaciones populares más sentidas por nuestro pueblo. La vuelta a Euskal Herria ahora debe entenderse dentro de las decisiones y dinámica abierta por el Colectivo de Refugiados. Hace ahora justo un año, en el Elkartasun Eguna de Ezpeleta, el colectivo manifestó que entendía el mensaje lanzado por la ciudadanía vasca [justo entonces se produjo la histórica y «colosal» manifestación por los presos] de que la vuelta a casa de los represaliados y represaliadas constituía un reto inaplazable. Nos comprometimos con ese objetivo. Cabe recordar, también, que en su última comparecencia [se refieren a la realizada en Azkaine el pasado mes de noviembre por un nutrido número de refugiados] el colectivo anunció pasos y resaltó que su preocupación se centra en quienes más lejos o desamparados se encuentran.
Sin embargo, todo ese camino no tiene garantizado que la cuestión de presos y refugiados se resuelva definitivamente...
Sin lugar a duda, hace falta buscar marcos de solución integrales, para dejar atrás para siempre las consecuencias del conflicto. Es lo que queremos, y es lo que están impidiendo los estados, obstinados hoy en día en escenarios de bloqueo contra los que nosotros estamos luchando, también con pasos como el de la vuelta de refugiados a Euskal Herria.
Desde nuestra llegada, hemos contrastado opiniones con otros compañeros y compañeras, y creemos que la posición del colectivo es bastante clara. Tenemos un compromiso colectivo, y dentro de esa dinámica, hay que saber responder a todas y cada una de las situaciones.
Pero el bloqueo impuesto por los estados sigue siendo un obstáculo, aparentemente, insalvable...
No podemos resignarnos a esa situación. Por eso, el Colectivo de Refugiados ha decidido aportar para cambiar las cosas, al mismo tiempo que demanda de los estados implicación con las agendas de solución, como la de Aiete. En todo caso, el elemento determinante para que las cosas cambien con mayor intensidad y para que los muros se resquebrajen hasta derrumbarse no es otro que el propio pueblo vasco. La implicación popular, su cada vez más evidente exigencia de una paz justa y duradera, así como su palmario rechazo a las políticas de no solución de los gobiernos, constituirán la verdadera garantía para cambiar de escenario. Por eso resultan tan importantes citas como la del sábado en Bilbo.
«El factor determinante para que las cosas cambien no es otro que el propio pueblo vasco»
Elena Bárcena y Jabier Perez Lekue
Refugiados que han retornado a Euskal Herria
Su caso saltó a los medios hace dos años, cuando Venezuela los devolvió a Cuba, de donde habían salido clandestinamente. Ahora, Elena Bárcena y Jabier Perez Lekue han retornado a territorio vasco tras décadas exiliados. Entienden que existen posibilidades reales para un nuevo escenario, ponen en valor la dinámica del Colectivo de Refugiados y destacan la manifestación del sábado en Bilbo.
GARA | BAIONA
Acumulaban 65 años fuera de casa, y ahora han vuelto. Elena Bárcena, de Orereta, 52 años, se refugió en 1982. Primero fue detenida y encarcelada en el Estado francés en 1985, luego confinada a residencia y después deportada a Cabo Verde. Un año después de aterrizar en África, en 1987, se escapó y llegó a Cuba, desde donde ha retornado a Euskal Herria en abril pasado. Otro tanto ha hecho Jabier Perez Lekue, natural de Portugalete, 54 años de edad; en su caso llevaba refugiado desde junio de 1977, «primero en Iparralde, hasta que comenzaron las entregas en 1986. Posteriormente fui a Nicaragua, y de allí a Cuba, a raíz de que el FSLN perdiera las elecciones de 1989». Desde la perspectiva que les da toda esta trayectoria, repasan su caso, explican qué han hallado al regreso y valoran la situación política del país con un ojo puesto ya en la manifestación del sábado en Bilbo. Su vuelta a Euskal Herria la enmarcan en la dinámica abierta por el Colectivo de Refugiados, que hace ahora un año, en un acto celebrado una semana después de que 110.000 personas se manifestaran por los presos, situó como prioridad la vuelta a casa de los represaliados, «en el marco del proceso democrático».
¿Cómo han visto desde la distancia los trascendentales acontecimientos políticos vividos en Euskal Herria en estos últimos años?
Pese a la distancia física, siempre hemos seguido muy de cerca y con sumo interés todos los acontecimientos de nuestro pueblo y pensamos que en estos momentos existen posibilidades reales de conseguir un nuevo escenario que nos acerque a la libertad.
¿Y con qué se han encontrado a su vuelta?
Si bien hay cosas que han cambiado, nos hemos encontrado con las mismas ganas, con la misma determinación de construir una Euskal Herria libre.
Han pasado décadas de exilio, ¿cómo describen lo vivido en todos estos años?
Es difícil resumir tantos años en unas pocas líneas. Ha habido de todo: dolor, alegrías... pero nunca hemos roto el cordón umbilical que nos une a nuestro pueblo, por lejos que estuviésemos o por dura que fuera la situación, y eso es sin duda lo que siempre nos ha dado fuerzas para seguir adelante.
En una carta aparecida en los medios de comunicación a comienzos de 2011, ustedes denunciaban con dureza la actitud de las autoridades cubanas, al considerar que se les condenaba «de facto» a una «cadena perpetua» en la isla bajo una «absoluta inseguridad jurídica». Después salieron de la isla de forma clandestina, aunque luego Venezuela les devuelve a Cuba. Ahora están en Euskal Herria. ¿Qué ha pasado?
No queremos entrar en detalles, ya que incidir en ellos no beneficia a nadie. Lo cierto es que, al final, salimos hacia Euskal Herria en concordancia con la autoridades cubanas y que lamentamos profundamente las consecuencias negativas que se hayan podido derivar de aquellos hechos. También queremos aprovechar la ocasión para dejar bien claro nuestro apoyo a la revolución cubana y nuestro apoyo a su pueblo.
¿Cómo se debe interpretar entonces su regreso a Euskal Herria?
«Errefuxiatuek Euskadin bizi behar dure» ha sido una de las reivindicaciones populares más sentidas por nuestro pueblo. La vuelta a Euskal Herria ahora debe entenderse dentro de las decisiones y dinámica abierta por el Colectivo de Refugiados. Hace ahora justo un año, en el Elkartasun Eguna de Ezpeleta, el colectivo manifestó que entendía el mensaje lanzado por la ciudadanía vasca [justo entonces se produjo la histórica y «colosal» manifestación por los presos] de que la vuelta a casa de los represaliados y represaliadas constituía un reto inaplazable. Nos comprometimos con ese objetivo. Cabe recordar, también, que en su última comparecencia [se refieren a la realizada en Azkaine el pasado mes de noviembre por un nutrido número de refugiados] el colectivo anunció pasos y resaltó que su preocupación se centra en quienes más lejos o desamparados se encuentran.
Sin embargo, todo ese camino no tiene garantizado que la cuestión de presos y refugiados se resuelva definitivamente...
Sin lugar a duda, hace falta buscar marcos de solución integrales, para dejar atrás para siempre las consecuencias del conflicto. Es lo que queremos, y es lo que están impidiendo los estados, obstinados hoy en día en escenarios de bloqueo contra los que nosotros estamos luchando, también con pasos como el de la vuelta de refugiados a Euskal Herria.
Desde nuestra llegada, hemos contrastado opiniones con otros compañeros y compañeras, y creemos que la posición del colectivo es bastante clara. Tenemos un compromiso colectivo, y dentro de esa dinámica, hay que saber responder a todas y cada una de las situaciones.
Pero el bloqueo impuesto por los estados sigue siendo un obstáculo, aparentemente, insalvable...
No podemos resignarnos a esa situación. Por eso, el Colectivo de Refugiados ha decidido aportar para cambiar las cosas, al mismo tiempo que demanda de los estados implicación con las agendas de solución, como la de Aiete. En todo caso, el elemento determinante para que las cosas cambien con mayor intensidad y para que los muros se resquebrajen hasta derrumbarse no es otro que el propio pueblo vasco. La implicación popular, su cada vez más evidente exigencia de una paz justa y duradera, así como su palmario rechazo a las políticas de no solución de los gobiernos, constituirán la verdadera garantía para cambiar de escenario. Por eso resultan tan importantes citas como la del sábado en Bilbo.