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Una vez más desde Red Roja tenemos que lamentar que la intoxicación de los medios de desinformación capitalistas en torno a lo que sucede en la península de Corea infecte a buena parte de esa izquierda que, precisamente, se reclama anticapitalista. Y que impide que estemos como debiéramos a la altura de la especial responsabilidad que nos atañe en tanto que militantes dentro del campo de países imperialistas.
Antes que nada debemos señalar que, si se tuviera en cuenta la brutal destrucción que los EEUU llevaron a cabo en Corea del Norte en los años 50, muchas cosas se entenderían sin esfuerzo alguno y sólo la desvergüenza sería el motivo para no brindar la necesaria solidaridad que ese pueblo martirizado necesita. En 1960 Che Guevara escribió que, de todos los países socialistas que había visitado, Corea del Norte era el que le había impresionado más hondamente. Como bien escribió, este país fue literalmente devastado y reducido a escombros por los EE UU, cuyas atrocidades sin límite explican el por qué de la "intransigencia" norcoreana. Ya Red Roja Andaluza se hizo eco de ello recientemente en el primer número de su revista “Socialismo y Pueblo”. Desde el movimiento comunista estamos obligados -antes que poner el acento en las diferencias con las particularidades del sistema norcoreano- a resaltar sin complejos la obra heroica ejemplar que ha supuesto levantar un país cuyo mayor delito ha sido osar hacerlo sin ceder ni a capitalistas ni a imperialistas.
Como Cuba cuando la Crisis de los Misiles, Corea del Norte tiene derecho a defenderse y enseñar los dientes. Si el imperialismo no ha atacado aún este país, es porque lleva muchos años armándose y dispone de medios para resistir. De no estar lo bastante armados y preparados, los estadounidenses habrían hecho con ellos lo mismo que con Yugoslavia, Afganistán, Irak o, más recientemente, Libia. En el caso de Corea del Norte, no sólo estamos ante las consideraciones geoestratégicas de un imperialismo estadounidense que quiere forzar su hegemonía de la Guerra Fría incluso dentro de su propio campo de países capitalistas. Además, tiene un objetivo que comparte todo el capitalismo internacional: culminar la agresión al campo socialista que sufrió un acelerón tras la caída del Muro. En este sentido, celebramos que Corea del Norte pueda beneficiarse de las contradicciones y diferencias entre potencias que están agravándose en la escena internacional. En el caso de Rusia y, sobre todo China, es claro que no les conviene que lo que impere en toda la península coreana sea el servilismo pro-estadounidense de Corea del Sur.
Por lo demás, e independientemente de las intenciones "subjetivas" que el discurso supuestamente pacifista y antinuclear tenga, ahora como cuando la Crisis de los Misiles en Cuba, dicho discurso objetivamente no sirve más que a los intereses del imperialismo. Tras la guerra de Corea en 1950-1953 y el posterior curso que siguió la Guerra Fría, a Corea del Norte no le quedaba más remedio que armarse hasta tal punto que pudiera defenderse por sí misma si fuera preciso. En cualquier caso, y pese a lo que diga la televisión, es evidente que Corea del Norte no está provocando a nadie. No es Corea del Norte la que está realizando ejercicios militares en la frontera con EE UU, sino EE UU el que lleva meses desplazando bombarderos nucleares a sus bases de Corea del Sur y haciendo todo tipo de maniobras amenazadoras, frente a las cuales la República Popular Democrática de Corea está –faltaría más- legitimada para defenderse y para avisar de que, si son invadidos, se defenderán. Cabe destacar igualmente que, al contrario de lo que se apresuran a señalar los medios de desinformación, la RPDC ha buscado en varios momentos llegar a un acuerdo de paz con el imperialismo estadounidense en aras de rebajar a un mínimo la amenaza nuclear. Es EEUU quien se ha negado a esto, poniendo en peligro el armisticio y rechazando un acuerdo de paz estable.
Como venimos insistiendo desde hace años en el seno de Red Roja, la clase trabajadora residente en los Estados del centro imperialista no puede caer en la complicidad propia de la socialdemocracia europeísta, que con pretextos "civilizadores" más o menos burdos viene avalando todas las intervenciones militares colonialistas e imperialistas desde hace siglos. Por vivir aquí tenemos una responsabilidad y debemos generar un clima de movilización popular contra la guerra imperialista y contra la OTAN y por la victoria de la resistencia antiimperialista realmente existente, encaje o no con los tipos ideales teorizados por la izquierda. El legítimo debate ideológico y político no es para nada el asunto ahora. La resistencia norcoreana merece el mayor de nuestros respetos y nuestra solidaridad militante activa.
¡¡Viva la resistencia antiimperialista de la República Popular Democrática de Corea!!