China.
La República Popular de China, y su desarrollo, suscita el debate y controversias entre los militantes y partidos comunistas del mundo, siendo cada vez más los comunistas y los Partidos que abiertamente catalogan a China como una potencia imperialista. En este trabajo hemos mostrado como se caracteriza el imperialismo y cómo se comporta, nuestro análisis sobre China se va a centrar, fundamentalmente, en política económica y relaciones comerciales de China tanto en su interior como en el exterior en un espacio temporal de 10 ó 15 años. El Partido Comunista Obrero Español es un partido marxista-leninista y, cómo tal, no concibe al Pensamiento Mao Zedong como marxismo-leninismo, habiéndose expresado ya al respecto en documentos como, por ejemplo, “Los supersabios y el partido leninista” de julio de 2008.
La República Popular de China es el cuarto país más extenso del mundo, con una superficie de 9.561.000 metros cuadrados, con un terreno cultivable del 14,9% y con una población que supera los 1.300 millones de habitantes. El estado chino se articula mediante un gobierno central, 22 provincias, 5 regiones autónomas, 4 municipalidades especiales directamente bajo el gobierno central, y dos regiones administrativas especiales que son Macao y Hong Kong en las que se reconocen en sus estatutos especiales como sistema económico al capitalismo. Todo ello es posible gracias a la idea denominada “un país dos sistemas” emanada del dirigente chino Mao Zedong y compartida por Deng Xiaoping en referencia a la unificación de China.
Deng Xiaoping, al que algunos comparan su figura a la de Kruschev en la antigua URSS por su rol oportunista, fue el propulsor de la “modernización de la economía socialista” mediante la reforma y la apertura de la economía china que, en la práctica no ha sido más que un proceso de transición hacia una economía eminentemente imperialista, aunque algunos, como Jian Zemin, eufemísticamente le llamase “transición hacia un socialismo de mercado”. Para hacernos idea de la actual política china es interesante leer cómo se expresa el Ministerio de Exteriores Chino respecto a la idea “un país dos sistemas”: “"Un país, dos sistemas" fue una idea formulada por Deng Xiaoping para resolver el asunto de la reunificación de China, forma parte de la teoría sobre el establecimiento de un socialismo con características chinas y se ha convertido en una política fundamental nacional del gobierno chino.
La idea de "un país, dos sistemas" respeta la historia y la realidad, no solamente salvaguarda los intereses fundamentales de todo el pueblo chino incluidos los compatriotas de Taiwán, sino también respeta plenamente el modo de vida de los compatriotas de Taiwán y su voluntad de ser dueño de la isla y protege sus intereses, es por ello es justa y razonable, viable y realizable. El concepto de "un país, dos sistemas" fue formulado inicialmente para resolver el problema de Taiwán, cuya práctica resultó exitosa en la solución del problema de Hongkong que permitió al gobirno chino recuperar sin contratiempo la soberanía sobre Hongkong y mantener la estabilidad y prosperidad de Hongkong conforme al concepto de "un país, dos sistemas". De ahí la gente tiene razón para creer que el concepto de "un país, dos sistemas" también servirá para resolver exitosamente los asuntos de Macao y Taiwán y realizar la reunificación total de China”[62].
En la actualidad la República Popular de China posee 183 empresas entre los 1.200 monopolios más potentes del mundo y, 6 entre los 25 primeros, o lo que es lo mismo, el 24%. Por otro lado, actualmente, de las 1.300 mayores fortunas del mundo – con un patrimonio igual o superior a los 1.000 millones de dólares – 138 son de chinos. “En 2010, China ocupó la segunda posición a nivel mundial (después de EE.UU.) en número de multimillonarios (130 personas) cuya propiedad se incrementó en 222% dentro de un año. Además, se estima que las 1.000 personas más ricas en China dentro de un año aumentaron su propiedad en un 30%, llegando de los 439 mil millones de dólares a los 571 mil millones de dólares”[63]. La política económica seguida en China, fundamentalmente desde la entrada al poder de Deng Xiaoping, no fue otra cosa que adentrar a China en el sistema capitalista, consecuencia lógica de la ideología imperante en dicho país.
La construcción del “socialismo con características chinas”, como eufemísticamente expresan sus capitalistas dirigentes, lleva al reconocimiento en la Constitución China de la propiedad privada, su inviolabilidad y al derecho de sucesión y herencia. En China hay una tasa de desempleo en torno al 6%. En cuanto al derecho laboral en China, destaca la Ley del Contrato de Trabajo de 2007 que equipara al trabajador a las precarias condiciones laborales de cualquier trabajador en cualquier país capitalista donde el empresario puede despedir al trabajador, siendo la indemnización por despido de un mes por año trabajado con un tope de 12 meses.
En China existen más de 9 millones de empresas privadas, con un capital social suscrito de 25 billones de yuanes y más de 36 millones de negocios privados de titularidad individual que suscriben un capital social de 1,5 billones de yuanes. El peso de la empresa privada en la producción total del país se encontraba en torno al 70% para el año 2010, año en el que según la Federación de Comercio e Industria de China el 80% de los trabajadores eran empleados de empresas privadas, hecho que evidencia que China es un país eminentemente capitalista.
Pero lo expresado hasta aquí no es más que la consecuencia de la política realizada durante años en estrecha colaboración entre el verdadero gobierno del Mundo, la Comisión Trilateral, y los dirigentes capitalistas chinos desde Deng Xiaoping hasta Hu Jintao. En 1994 la Comisión Trilateral respecto al gobierno chino expresaba “Los países de la Trilateral están interesados en el buen y eficaz gobierno de China. Todas las medidas políticas, tanto de índole exterior como interior, que el mundo espera de China -una economía de mercado correctamente reglamentada; un crecimiento equilibrado; una política de desarrollo, adquisición y venta de armas que contribuya a la estabilidad internacional y regional; una atención adecuada a los problemas medioambientales; programas humanos de planificación familiar; mejoras en el bienestar de la población- sólo se pueden lograr si el gobierno chino es capaz de cumplir sus obligaciones internacionales y de implementar sus reglamentos.”[64].
Dieciocho años después las potencias imperialistas, y los imperialistas chinos, pueden congratularse del resultado de las políticas realizadas en colaboración por ambos dos, la República Popular de China es una potencia imperialista, la segunda potencia a nivel mundial, y es la esperanza y la tabla de salvación de los oligarcas ante la quiebra de Japón, Europa y EEUU. Imperialismo remozado, con nuevos rostros y nuevas potencias, pero igual de devastador, explotador, ladrón y bélico que el anterior y, por supuesto, las manos que moverán el gobierno de las nuevas potencias serán las mismas que las que la han movido hasta ahora, las de la oligarquía financiera.
La Comisión Trilateral no catalogaba gratuitamente al gobierno chino como bueno y eficaz, pues ciertamente lo fueron y lo siguen siendo para los intereses del imperialismo y de los dueños del mundo, “China se siente mucho más atraída por los modelos de liberalización económica y política de su región, donde países asiáticos que comparten la cultura confucionista de China -Taiwán, Japón, Corea y Singapur- ofrecen ejemplos a seguir para el desarrollo de China”[65].
El plan desarrollado por la Comisión Trilateral, en colaboración con los dirigentes políticos chinos, dejan patentes, por un lado, que para los imperialistas los derechos humanos es algo totalmente prescindible de tal modo que deben estar subordinados a los intereses económicos y comerciales y, por otro, que es falso que el fascismo sea la forma de gobierno inherente al imperialismo, como falsamente expresan los maoístas. De hecho al imperialismo le es mucho más interesante la democracia burguesa que no la dictadura fascista pues ésta sí es inherente a la fase de crisis general del capitalismo, crisis que se da cuando el proletariado se ha pertrechado ideológica, política y organizativamente cual ejército, dirigidos por el Partido Comunista, de tal forma que se enfrenta a la burguesía y rompe eslabones de la cadena capitalista, desgajando países del capitalismo haciendo que transiten hacia el socialismo.
Esto lo podemos contemplar cuando desde la Comisión Trilateral en 1994 se expresaba “Creemos que las mejoras en el campo de los derechos humanos no deben convertirse en un requisito previo para mantener o aumentar las relaciones comerciales normales con China. El requisito previo implicaría que los dos objetivos son antitéticos, mientras que de hecho se apoyan mutuamente. Para incrementar el intercambio comercial es necesario desarrollar un sistema legal; el contacto con el mundo exterior despierta nuevas ansias de libertad.
Las nuevas clases empresariales chinas resultarían dañadas por las restricciones exteriores sobre el comercio. Requisitos previos, como los exigidos por los Estados Unidos, fomentan el nacionalismo chino. E incluso si se cumplen estos requisitos previos, las medidas exigidas no cambiarían de forma esencial la situación de los derechos humanos en China. La solución a largo plazo, aceptada tanto por China como por los países de la Trilateral, está en el desarrollo institucional: fortalecer el sistema legal, ampliar las funciones de los parlamentos, incrementar la autoridad de las cortes de justicia, fortalecer el control civil sobre los militares y la policía y promover una prensa libre. En esto es en lo que deben hacer hincapié, en cooperación con los chinos, los países de la Trilateral.”[66].
La fórmula para hacer que China emergiera como una potencia imperialista que, en el futuro, liderase el orden imperialista mundial convirtiéndose en la tabla de salvación de los oligarcas era clara: acrecentar las relaciones comerciales para que se desarrolle en el interior el sistema económico capitalista que implicará el desarrollo de la burguesía china y, consecuentemente, tendrá ello efecto en un cambio en la superestructura política de tal modo que se aproxime a un sistema democrático burgués a lo chino. Asimismo, otro objetivo o factor de esa fórmula era la integración de China en los organismos e instituciones imperialistas a nivel internacional.
“Los países de la Trilateral deben comprometer a China en vez de intentar contenerla. La mejor forma de hacer esto es cooperando de forma multilateral. Tanto China como los países de la Trilateral deben trabajar juntos para lograr que el crecimiento chino sea sostenible, y no se desorbite. Tienen que cooperar para construir instituciones, tanto en China como a nivel regional e internacional, que puedan canalizar el crecimiento chino y resolver las diferencias que pueda provocar (…) Nuestras recomendaciones abarcan los niveles internacional, regional y subregional. La comunidad internacional debe cimentar su política en los marcos de integración que ya existen en Asia, como la APEC y el foro regional de la ASEAN, que intensifican la interdependencia regional de China sin levantar barreras contra los extranjeros. Resulta crucial que China establezca lazos firmes y duraderos con el resto de Asia (…)los métodos seguidos para lograr la asociación de las tres partes de China en la APEC se podrían extrapolar al caso del GATT (…) Para los países de la Trilateral es muy importante conseguir que China se comprometa a acatar las normas y la disciplina del GATT, y se incorpore lo antes posible al GATT o a su sucesora, la Organización Mundial de Comercio (OMC).La asociación de China resulta crucial para su integración real a la economía mundial y para garantizar la correcta adopción de nuevas reformas comerciales en China. Entre los dos enfoques básicos que existen para abordar la cuestión de la incorporación de China, nosotros abogamos por insistir en que China se comprometa firmemente a adoptar las medidas necesarias para alcanzar los estándares del GATT/OMC. Para los países de la Trilateral, el valor de tener a China en el GATT/OMC estriba precisamente en poder asegurar su adhesión a los principios y la disciplina del GATT, lo cual también sería muy beneficioso para la propia economía china”[67].
Y, como no podía ser de otra forma, la República Popular de China accedió a la OMC, organismo heredero del GATT, en el año 2001, apadrinado por los EEUU y, consecuentemente a los principios y disciplina del imperialismo dictado desde la OMC, tal y como deseaba la Comisión Trilateral. La República Popular de China es miembro de distintas agrupaciones de imperialistas desde donde se dirige y reparten el mundo en base a los principios y los intereses de la oligarquía y sus monopolios.
La República Popular de China es miembro, a parte de la OMC, de la ONU siendo miembro permanente de su Consejo de Seguridad, APEC (Asociación para la cooperación económica en la región Asia – Pacífico), FAO, WIPO (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual), OIT, IMO (Organización Marítima Internacional), FMI, BM, BAsD (Banco Asiático de Desarrollo), IFC (Corporación Financiera Internacional), IFAD (Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola), ASEAN+3, IAEA (Agencia Internacional de la Energía Atómica), G8+5 y G20, entre otras.
Asimismo, China junto con el resto de potencias emergentes, no han dudado en desarrollar asociaciones imperialistas de dichas potencias emergentes; embriones de las futuras agrupaciones de imperialistas desde donde los monopolios impondrán su dictadura y se repartirán el mundo, destacando el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), al que posiblemente se unan otras potencias también emergentes como México, Turquía o Corea del Sur conforme se vaya desplazando la hegemonía entre las potencias imperialistas a favor de los BRICS(...)
En la actualidad, China es una locomotora del imperialismo, de un modelo donde el fruto de la producción mundial se lo llevarán los monopolios y donde las condiciones de vida de la clase obrera de los distintos países se homogenizarán a la baja, llevando a término el gran deseo de los monopolios y Rusia uno de sus pilares, junto al resto de los BRICS. Todo ello, se comprueba en los países capitalistas clásicos, como por ejemplo en EEUU, Japón y la UE.
La entrada de China en la OMC, y con ello el acatamiento explícito del orden imperialista, ha recibido y ha realizado Inversiones Extranjeras Directas (IED), que es como los capitalistas llaman a exportar capitales, hecho que caracteriza a una potencia imperialista.
En 2010, según el Portavoz del Ministerio de Comercio, Yao Jian, las multinacionales extranjeras invirtieron capitales en China por valor de 10.300 millones de dólares, un incremento del 23,4% respecto al año 2009, de los que 4.690 millones de dólares fueron para el sector servicios y 4.700 millones de dólares para el sector manufacturero. “En todo el 2010, la IDE en China aumentó un 17,4 por ciento interanual para llegar a 105.740 millones de dólares”[68].
Asimismo, en enero de 2011 la exportación de capitales de China a otros países “creció un 15,9 por ciento interanual para situarse en 2.736 millones de dólares, elevando el valor total de la inversión directa del país en el extranjero a 216.500 millones de dólares a finales de enero, según Yao (…) Los principales sectores que recibieron la inversión directa de China fueron el servicios, el minero, el de las ventas mayoristas y minoristas, el manufacturero y el de transportes ”[69]. Además, el mismo gobierno chino a través de la Administración Estatal de Divisas reconoce que en 2010 penetraron en China “un total de 35.000 millones de dólares de dinero caliente, cifra que representa el 7,6 por ciento del incremento de sus reservas en divisas ese mismo año.(…) la entrada de dinero caliente fue escasa durante la última década, con un promedio anual de cerca de 25.000 millones de dólares, cantidad que supone el 9 por ciento del incremento anual de las reservas en divisas de China”[70].
Dinero caliente es aquél que se mueve con rapidez de un país a otro de manera especulativa. Estos datos evidencian la naturaleza imperialista de China.Según datos del Ministerio de Comercio de la República Popular de China correspondientes al año 2011, realizó a primeros de 2012 un ranking de los 50 monopolios chinos más importantes ordenado por el valor de los nuevos contratos correspondiente a obras de ingeniería fuera de China, donde actuarán como cualquier otra empresa multinacional siguiendo las leyes capitalistas dictadas por los organismos imperialistas por las que se santifica la explotación de la clase trabajadora, y ascienden la cuantía de esos contratos a casi 106.000 millones de dólares.
“Un problema central, en el contexto de la política económica y la estrategia de desarrollo de China, tiene que ver con la necesidad de garantizar, de modo seguro y estable, el suministro de las materias primas y energéticos que el país demanda de manera reciente.(…) Las necesidades de recursos naturales, incluyendo metales preciosos, ferrosos y no ferrosos, y otros minerales, ante todo, petróleo y gas, en términos relativos, escasean en el suelo nacional; excepción hecha del carbón, con reservas estimadas en unos 967 mil millones de toneladas”[72].
Para ello, China no ha dudado en crear monopolios mediante los cuales obtenga el petróleo, gas, metales y materia prima necesaria y no duda en exportar capitales, así como a sus monopolios, para la obtención de la misma y la realización de la infraestructura necesaria, así como mediante esa exportación de capitales la preponderancia política para ello, ya sea en América Latina y el Caribe, África o Asia. Incluso en Europa, China es propietaria del 40% de la petrolera multinacional noruega Statoil, por ejemplo.
“China, en el 2010, se convirtió en el tercer inversionista más importante de América Latina. Las empresas del dragón asiático desembolsaron un total de 15 mil 584 millones de dólares en la región (6/2010) hasta (5/2011); cifra que resultó en más de un mil 385% que en la misma etapa 2009- 2010; números que fehacientemente demuestran el creciente interés chino en la región. Si consideramos que, hasta el 2007, lo invertido en América Latina y el Caribe por China, en el espacio no financiero, solo llegaba a unos mil 890 millones de dólares puede concluirse que, al igual que en la esfera comercial, lo acaecido en el área inversora en el 2010 resultó un enorme impulso”[73].
“las crecientes necesidades de petróleo y otros recursos, que exigen alimentar el vigoroso crecimiento que el país experimentó en las dos últimas décadas del pasado siglo, han llevado a China a desplegar una activa diplomacia política-económica que, no sólo le ha permitido establecer importantes acuerdos económicos y comerciales, sino también ampliar su presencia e influencia, mediante un soft power, especialmente, en los países en vías de desarrollo (…) Dentro de esta política, África representa una prioridad para China, por su importancia para el suministro de energía y recursos naturales, imprescindibles para sostener el crecimiento de la economía; además, de un mercado en expansión para los productos chinos, en especial, bienes manufacturados. Este renovado interés que desempeña África en la política económica e internacional de China, lo evidencia, con creces, la presencia cada año de altos dignatarios estatales y dirigentes del partido chinos en el Continente, ofreciendo incrementar los programas de colaboración y ayuda oficial al desarrollo (AOD)(…) En la actualidad, los países africanos, cada día, ganan importante peso en el suministro de hidrocarburos y recursos minerales al mercado chino, recibiendo a cambio, un relevante flujo de inversiones directas, en proyectos de infraestructura y programas de AOD financiados por el gobierno de China.”[74].
Proyectos de infraestructuras realizadas, como hemos visto, por monopolios chinos que, evidentemente, se apropiarán de las plusvalías generadas. “A la vez, la construcción de puertos, plantas eléctricas, caminos y ferrocarriles, proveen redes de transporte y logística que, sirven al desarrollo general del país receptor, además de beneficiar a otras firmas chinas radicadas en África.”[75].
“El objetivo es la facilitación de las inversiones chinas en estos países, el allanamiento del “camino” para el capital chino que despliega su actividad; en breve el objetivo es la acumulación de capital. Esta actividad se refuerza por ejemplo cuando existe infraestructura moderna (carreteras, puertos, aeropuertos, edificios) así como infraestructura necesaria para la educación de la mano de obra que es necesaria para que funcionen las empresas. Los préstamos a bajo interés que ofrecen los bancos chinos o la absorción de las exportaciones de estos países por China están relacionados con el esfuerzo de China por asegurar por una parte mejores términos para la penetración de los capitales chinos en estos países y por otra parte fortalecer sus relaciones con estos países aspirando también a una alianza política en distintos casos en las organizaciones internacionales (ONU, OMC etc.) donde, como veremos más adelante, intenta desempeñar un papel líder en un grupo de países, junto con los demás países capitalistas que refuerzan su posición internacional.”[76]
A todo ello, hay que recordar que una prueba del parasitismo del sistema estriba en “la formación de Estados rentistas, Estados usureros, cuya burguesía vive cada día más a costa de la exportación de capitales y ‘del corte del cupón’”[77].
Los trabajadores de Grecia, España, Italia, Portugal y de muchos más estados somos conscientes que la justificación que exponen los gestores de los imperialistas que se hallan en los gobiernos y en los parlamentos burgueses es que tienen que doblegarse a los mercados. Los mercados son los que compran la deuda, los parásitos usureros que viven a costa de la exportación de capitales y del corte del cupón como decía Lenin. China posee deuda de multitud de países, así poseía en 2010 1,16 billones de dólares de deuda norteamericana, sólo en los años 2009 y 2008 compró 62.600 millones de euros de deuda española, y unos 500.000 millones de euros de deuda del conjunto de estados europeos.
Como se comprueba, China es un destacado representante de lo que es un estado usurero, rentista que se enriquece con la exportación de capitales y con el corte del cupón, un claro ejemplo de lo que es el parasitismo imperialista. “China acumula las mayores reservas de divisas del mundo (2 billones 447 mil 100 millones de dólares, 4/2010)”[78].
Ante esta realidad, no es de extrañar que Hu Jintao elogie el rescate bancario de España o las políticas reaccionarias del gobierno de Rajoy, “El presidente chino, Hu Jintao, elogió hoy las "valientes" medidas adoptadas por España frente a la crisis y mostró ante el jefe del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, su plena confianza en que darán resultados.”[79], en definitiva, la compra de deuda, como no puede ser de otra forma, aparte de para parasitar y robar a los pueblos le sirve para influir políticamente en otros estados.
La consecuencia de ser una potencia imperialista que pelea por ser hegemónica en el mundo, y todo lo que ello conlleva, fuerza a China a incrementar sus gastos militares pues, el reparto entre imperialistas se efectúa en base al capital que se posee y a la fuerza militar que se pueda confrontar. “Durante los últimos años China, igual que otros países imperialistas, ha avanzado a un aumento significativo de sus fuerzas armadas. Hoy en día, las fuerzas armadas chinas son las más numerosas del mundo con 2.300.000 hombres(…)En 2010, los gastos militares de China aumentaron oficialmente un 7,5% llegando a los 532,1 mil millones de yuanes (77,9 mil millones de dólares)i[15], que es casi 25% más que los gastos anuales de Rusia y 10 veces menos de lo que gastan los EE.UU.
Sin embargo, cabe señalar que los EE.UU. estiman que la cantidad real que China destinará a gastos militares en 2010 se duplicará alcanzando los 150 mil millones de dólares mientras que dentro de 4 años, desde 2006, esta cifra se ha cuadruplicado(…)Actualmente China tiene a su disposición 434 cabezas nucleares,ii[17]1.500 misiles balísticos, la mayoría de los cuales tienen un alcance de 2.800 kilómetros, 20 misiles con un alcance de 4.750 kilómetros y 4 misiles con un alcance de 12.000 kilómetros. Está en la tercera posición a nivel mundial en posesión de submarinos y entre los 5 países que tienen submarinos nucleares con misiles balísticos. En 2007, China derribó (con un misil) un satélite suyo, mostrando que es capaz de tener actividad en el espacio también donde desarrolla su propio programa espacial. Además, tiene 7.580 tanques y 144 buques de guerra y unos 1.700 aviones de combate de los cuales los 500 son de cuarta generación, y lo de la quinta generación entrará en función de misiones en 2018. Además, importa armas y construye por si misma decenas de armas modernas comprando patentes de sistemas de armas o simplemente copiándolos. Pronto dispondrá, entre otros, un portaaviones.(…) Según la Academia China de Ciencias Sociales, hoy en día, China ocupa la segunda posición a nivel mundial en términos de gastos de defensa, el volumen de las fuerzas armadas y sus armas”[80].
En clave defensiva nació la Organización de Cooperación de Shangai (OCS) de tal modo que se controlara y se desmilitarizara la frontera de China con Rusia y otras exrepúblicas soviéticas. No obstante esta asociación de estados se convirtió no sólo en un espacio defensivo para garantizar estabilidad en la zona, sino que se ha convertido en un espacio económico. “En el caso de China, a las contingencias fronterizas, están unidos los atractivos que representan mercados casi vírgenes y poco desarrollados en un doble papel. Por una parte, en calidad de surtidores de energéticos cercanos que faciliten diversificar las fuentes de suministros; de otra, plazas para colocar productos manufacturados.
Este acercamiento encontró una institucionalidad con la creación (14/6/2001) de la Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS), integrada por China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. Como observadores participan Mongolia, la India, Afganistán, Pakistán e Irán. (…) En línea con esta política, China (27/3/2009) otorgó un crédito de 10 mil millones de dólares a la Organización para apoyar la seguridad financiera y hacer frente a la crisis económica global. Además, propuso que en los marcos de OCS, se coordinasen políticas macroeconómicas y acciones de los bancos emisores en situaciones de escasa liquidez.(…) Por otro lado, en la esfera energética la presencia china en Kazajistán quedó sellada cuando la petrolera CNPC, adquirió la Compañía Petrokazakhstan en una operación que involucró desembolsos por 3 mil 131 millones de dólares (…)
En otro ejercicio de independencia, a fines del 2009, entró en operaciones el llamado gasoducto del siglo que llevará el gas de Turkmenistán hasta la frontera occidental de China. Esta obra recorre 200 km por territorio turkmeno, 550 por Uzbekistán, 1.305 por Kazajistán, así como unos 8.000 km desde la región Autónoma de Xinjiang, hasta la oriental Shanghái y, de aquí, a la suroriental de Guangdong. La obra tuvo un costo estimado en 20 mil millones de dólares; en principio trasegará 4 mil 500 millones de m3 de gas anuales, y en el 2013, en pleno rendimiento alcanzará 40 mil millones de m3.(…) En resumen, de acuerdo a los proyectos que han podido ser contabilizados en Asia Central y Medio Oriente, utilizando fuentes abiertas nacionales o de la prensa extranjera, China ha facilitado créditos por 10 mil millones de dólares, ha empleado fondos inversionistas, ya sea para adquirir empresas o realizar inversiones, por montos estimados en 10 mil 430 millones de dólares, así como ha comprometido durante 25 años, recursos por valor de 100 mil millones de dólares.”[81]. Concentración y exportación de capitales y reparto del mundo son signos característicos del imperialismo, demostrándose que China es, en la actualidad, una potencia imperialista.