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    Enver Hoxha - "El fracaso de la contrarrevolución fascista en Hungría", extracto del folleto “Sobre la situación internacional y las tareas del partido” (1957)

    Platon
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    Enver Hoxha - "El fracaso de la contrarrevolución fascista en Hungría", extracto del folleto “Sobre la situación internacional y las tareas del partido” (1957) Empty Enver Hoxha - "El fracaso de la contrarrevolución fascista en Hungría", extracto del folleto “Sobre la situación internacional y las tareas del partido” (1957)

    Mensaje por Platon Dom Feb 10, 2013 1:35 am

    EL FRACASO DE LA CONTRARREVOLUCION FASCISTA EN HUNGRIA*
    ENVER HOXHA

    (Extracto del folleto “Sobre la situación internacional y las tareas del partido”, 13 de febrero de 1957)

    La principal característica de la actual situación internacional es la dura lucha que se desarrolla entre los dos campos, el campo socialista y el campo imperialista, en la que este último pierde constantemente terreno, mas, sin embargo, conserva todavía posiciones sólidas.

    La potencia del campo socialista constituye el factor primordial, determinante, de la salvaguardia de la paz. Este es el principal obstáculo a los planes agresivos del imperialismo y la base, el punto de apoyo inconmovible, de la lucha de todos los pueblos que combaten por su libertad y su independencia, por la salvaguardia de la paz y el desarrollo pacífico de las relaciones entre Estados. Es precisamente por ello que los dirigentes de los Estados imperialistas practican una política belicista contra el campo socialista y, en primer lugar, contra la Unión Soviética.

    El bloque militar del Atlántico Norte, las bases militares que los imperialistas, con los Estados Unidos a la cabeza, han instalado en torno a la Unión Soviética y a otros países del campo socialista; el fondo de 100 millones de dólares que el congreso norteamericano ha destinado anualmente para actos de subversión en nuestros países y la desenfrenada propaganda belicista contra éstos; la movilización de todos los renegados y traidores al socialismo, así como la protección que se les ha concedido, son asimismo claros testimonios, entre otros, de la política belicista que sigue el imperialismo contra el campo socialista.

    En la última reunión del Consejo de la OTAN se consideró como método principal, el más eficaz y el más realizable para llevar a cabo esta lucha, el organizar la actividad contrarrevolucionaria en los países socialistas para dividirlos y para minar desde dentro el poder popular.

    En los planes de este complot general dirigido contrala Unión Soviética y los países socialistas, un papel primordial se había atribuido a la contrarrevolución en Hungría, cuyo objetivo era derrocar el poder popular y substituirlo por el de los latifundistas y de los capitalistas, por la dictadura horthysta-fascista.

    Desencadenando la contrarrevolución en Hungría, los imperialistas intentaban al mismo tiempo crear un foco de guerra y de agresión entre los países del campo socialista, en las fronteras de la Unión Soviética, de Checoslovaquia y de Rumania, dividir a los países del campo socialista, apartarlos de la Unión Soviética, destruirlos uno a uno y, por último, escindir el movimiento comunista mundial.

    La injerencia de los imperialistas en Hungría ha sido el factor principal de la contrarrevolución. Desde hacía tiempo venían organizando bandas de criminales, de horthystas y de fascistas inveterados, que fueron introducidos en el territorio de la República Popular de Hungría durante la preparación de la contrarrevolución y que montaron una propaganda desenfrenada contra la Unión Soviética y el campo socialista, contra el Partido de los Trabajadores Húngaros y el poder popular en Hungría. Numerosos hechos confirman con pruebas fehacientes su abierta intervención en los asuntos de Hungría.

    La actividad de los imperialistas encontró apoyo en los enemigos internos, en los enemigos del poder popular y en el enemigo de clase. Eran numerosas las fuerzas horthystas en Hungría. El enemigo de clase, expropiado pero no suprimido durante los 12 años de poder popular, no dormía. Se preparaba y esperaba el momento oportuno para lanzarse al asalto con la ayuda de los imperialistas contra la República Popular de Hungría, a fin de derrocar el poder popular y restaurar su poder capitalista. La reacción interna en Hungría logró conservar sus fuerzas y organizarse incluso en las condiciones del poder popular. Pasó inmediatamente a ataques abiertos, hasta hacer estallar la revuelta armada, debido a las deficiencias y a la falta de vigilancia de la antigua dirección del Partido y del Estado húngaro. Se sabe que, en la fase de transición del capitalismo al socialismo, el antagonismo de clases no desaparece, que el enemigo de clase actúa y recurre a todos los medios para combatir el poder popular. A fin de aniquilar al enemigo, es preciso fortalecer la dictadura del proletariado, agudizar la vigilancia revolucionaria.

    Los elementos antimarxistas y oportunistas y los traidores en el mismo seno del Partido de los Trabajadores Húngaros y fuera de él, con Imre Nagy a la cabeza, desempeñaron un importante papel en los acontecimientos de Hungría, en la preparación y en el desencadenamiento de la contrarrevolución. No es la primera vez que el imperialismo utiliza a las fuerzas de derecha, los oportunistas, los desviacionistas y los traidores, en su lucha contra el movimiento obrero, contra el movimiento comunista. Los acontecimientos de Hungría son una nueva prueba de la movilización de todas las fuerzas hostiles al socialismo al servicio del imperialismo.

    Es conveniente al mismo tiempo indicar que los errores de la antigua dirección del Partido y del Estado húngaro, que son el origen de situaciones inestables, suscitaron el descontento de las masas trabajadoras, y los contrarrevolucionarios no dejaron de aprovechar este estado de cosas. La imperfecta valoración de las fuerzas de la reacción y las concesiones que se le hicieron, permitieron a los enemigos, bajo la máscara de la lucha contra los errores, — que podían y debían ser rectificados en el marco del poder popular —, engañar a las masas trabajadoras y desencadenar una feroz y sanguinaria contrarrevolución.

    Sin embargo, todos los planes de los enemigos fracasaron. La contrarrevolución en Hungría ha sido aplastada. Respondiendo al llamamiento del Gobierno de los obreros y de los campesinos húngaros, la Unión Soviética ayudó al pueblo húngaro a aniquilar a sus enemigos, a salvar su libertad, su independencia, el poder popular y el socialismo. Apoyando al pueblo húngaro en su lucha contra los enemigos imperialistas y los enemigos del interior, la Unión Soviética cumplió un noble deber internacionalista e hizo al mismo tiempo un inapreciable servicio a la causa del socialismo, a todo el movimiento comunista mundial.

    Considerando los acontecimientos de Hungría como lo que son efectivamente, es decir, una contrarrevolución desencadenada por los imperialistas en colaboración con el enemigo de clase y los elementos antimarxistas y traidores a la clase obrera, como Imre Nagy y compañía, nuestro Partido mantuvo una firme y justa actitud marxista-leninista. Su correcta apreciación se comprobó plenamente en la práctica.

    Toda apreciación de los acontecimientos de Hungría que no se haga a través del prisma de la lucha de clases, será incorrecta y antimarxista. Ocasionará un grave perjuicio a la causa del socialismo y ayudará a sus enemigos. Constituirá, al mismo tiempo, una actitud hostil e irá en detrimento de los intereses de la clase obrera y del socialismo. La dirección de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia y toda su propaganda se esfuerzan en explicar los acontecimientos de Hungría como una "revolución popular de todas las masas trabajadoras", provocada no por los enemigos, sino por “el sistema político burocrático y por los errores de la camarilla Rakosi-Gero” Pero estas tesis no tienen ninguna base de sustentación y constituyen una tentativa hostil de oscurecer la situación, disimular y pasar por alto la lucha de clases, atacar el sistema democrático popular, sembrar la confusión en las filas de los partidos comunistas y obreros y aletargar su vigilancia frente a los enemigos.

    Son numerosos los hechos que nos llevan a sacar la conclusión de que los dirigentes yugoslavos no están exentos de culpa en cuanto a los acontecimientos contrarrevolucionarios de Hungría, y que, por el contrario, tienen una gran responsabilidad:

    a) Inmediatamente después del XX Congreso del partido Comunista de la Unión Soviética, los oportunistas y los enemigos del marxismo-leninismo en Hungría, bajo la bandera de la lucha contra los “errores de Stalin”, se esforzaron en propagar la “vía yugoslava”, considerándola como la “única vía justa” para la edificación del socialismo. Para ello desencadenaron una vasta propaganda tendente a desacreditar al Partido de los Trabajadores y a escindir las organizaciones del Partido y del Estado húngaro. A la par, se desplegó una campaña de envergadura para rehabilitar y llevar a la cabeza del Partido y del Estado húngaro a Imre Nagy, un hombre que “había sido injustamente perseguido” y que “debía asumir la dirección en Hungría en la nueva situación”. Toda esta campaña fue poderosamente apoyada por la prensa y los elementos yugoslavos. Antes del estallido de la contrarrevolución, la prensa yugoslava estaba plagada de noticias y de artículos que trataban sobre la actividad de los elementos antimarxistas, sobre los actos hostiles que se estaban desarrollando en el club “Petöfi” y sobre todas las intrigas antisoviéticas, antisocialistas y revisionistas tramadas en esa época en Hungría. En Budapest, los agentes yugoslavos gozaban de entera libertad de acción y, de concierto con los diversos grupos antipartido, desplegaban una vasta campaña sobre “la edificación específica del socialismo en Yugoslavia”, minando así las posiciones del Partido de los Trabajadores y del Gobierno popular húngaro.

    b) Una vez desencadenada la contrarrevolución, la prensa yugoslava y el mismo Tito fueron los primeros en saludarla, con mensajes directos, considerándola como una revolución popular. Mientras todos los partidos marxista-leninistas desenmascaraban abiertamente la contrarrevolución y a Nagy, la prensa yugoslava no cesó de defender el gobierno de este último. Belgrado había acantonado sus tropas a lo largo de la frontera húngara, preparadas para penetrar en Hungría. Tal como los mismos dirigentes yugoslavos han declarado oficialmente, si el Ejército Soviético no hubiese intervenido en Hungría el 4 de noviembre, ellos habrían hecho entrar al suyo. Vean pues hasta qué punto habían llegado las cosas. La entrada de las tropas yugoslavas en Hungría hubiera complicado extremadamente la situación internacional. Hungría, signataria del Tratado de Varsovia, habría sido atacada por un ejército extranjero, en el momento en que estallaba una contrarrevolución fascista. Los Estados miembros del Tratado de Varsovia, e incluso el Ejército Soviético que se encontraba en Hungría, habrían tenido que intervenir para rechazar y liquidar este ataque. Sólo el apoyo del Ejército Soviético para aplastar la contrarrevolución permitió evitar esta provocación internacional.

    c) Cuando fue desbaratada la contrarrevolución, los dirigentes yugoslavos desaprobaron la toma de posición de la Unión Soviética. Denunciaron la ayuda que había prestado a los trabajadores húngaros para aplastar el movimiento contrarrevolucionario y la calificaron de “intervención”. Imre Nagy, que había llamado a las tropas imperialistas en su ayuda y había planificado ciertamente la intervención de las fuerzas yugoslavas, que había dirigido las bandas fascistas que mataron y ahorcaron a miles de comunistas y obreros, encontró refugio en la legación yugoslava de Budapest.

    Los dirigentes yugoslavos y su propaganda se oponían con todas sus fuerzas a la reorganización del Partido Revolucionario de los Obreros y Campesinos, al fortalecimiento de la dictadura del proletariado; Kardelj se pronunció abiertamente contra las medidas del Gobierno húngaro. Pidió que el poder fuera asumido por los consejos territoriales de obreros (atestados de contrarrevolucionarios) e invitó a los dirigentes húngaros a transformar radicalmente el sistema político en Hungría. Es evidente que, teniendo en cuenta que en los años que precedieron a la contrarrevolución el pueblo húngaro estaba empeñado en la construcción del socialismo, el deseo de Kardelj de una “transformación radical del sistema político” en Hungría, significaba pura y simplemente liquidar la dictadura del proletariado y restaurar el sistema capitalista. En una palabra, la actitud de la dirección y de la prensa yugoslavas no puede ser considerada sino como una intervención en los asuntos internos de Hungría, una tentativa de obstaculizar la labor del Partido y del Gobierno húngaro en sus esfuerzos por eliminar los restos de la contrarrevolución y normalizar la situación.

    La contrarrevolución causó a Hungría considerables perjuicios materiales. Agravó seriamente la situación económica del pueblo, creó una gran confusión y anarquía. El Partido fue liquidado por los golpes de la contrarrevolución y las disensiones internas suscitadas por los elementos antimarxistas.

    Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para ayudar al pueblo húngaro, hermano y aliado, a curar lo más pronto posible sus heridas.


    * Extraído de las "Obras escogidas" en 4 Tomos escaneadas por el camarada Dzerjinskii.
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    Enver Hoxha - "El fracaso de la contrarrevolución fascista en Hungría", extracto del folleto “Sobre la situación internacional y las tareas del partido” (1957) Empty Re: Enver Hoxha - "El fracaso de la contrarrevolución fascista en Hungría", extracto del folleto “Sobre la situación internacional y las tareas del partido” (1957)

    Mensaje por NG Miér Mar 13, 2013 7:30 pm

    APROPÓSITO DE LA POLÉMICA SINO-ALBANESA
    C). El revisionismo jruschovista: Jruschov y Brezhnev: 4. La contrarrevolución húngara

    Es el primer resultado visible del trabajo de zapa iniciado por las tesis jruschovistas de su denuncia sobre Stalin. En Hungría, la reacción progresó cubriéndose el vestido anti-stalinista hinchando desmedidamente las «errores» de los antiguos dirigentes stalinistas [9], que fueron rápidamente apartados después de la proclamación vociferada del revisionismo. El imperialismo se regocijó ante los acontecimientos de Budapest que confirmaron la gran utilidad de Tito y probaron la virulencia del virus anti-stalinista liberado por Jruschov. Para los comunistas, este acontecimiento trágico puso en evidencia la realidad contrarrevolucionaria de la lucha contra el stalinismo:

    «En los países socialistas, el revisionismo se propagó y se desarrolló en profundidad sobre todo en Polonia y en Hungría. Gracias al apoyo del grupo de Jruschov, los elementos anti-marxistas condenados por sus puntos de vista y sus actividades revisionistas y anti-socialistas, se pusieron al mando de los partidos obreros de estos países. La dictadura del proletariado fue paralizada. La propagación a gran escala de la ideología y de la cultura burguesas occidentales fue autorizada. Bajo la máscara de los «círculos culturales» se crearon nidos contrarrevolucionarios en diferentes ciudades. Los revisionistas tenían como objetivo destruir completamente la dictadura del proletariado y el sistema socialista. Los imperialistas miraron y aprovecharon esta brecha abierta a provecho esta situación. De este modo creció la contrarrevolución, la propagaron y la organizaron en los países socialistas dónde los revisionistas habían creado un terreno favorable, y, en cooperación directa o indirecta con ellos, se pusieron manos a la obra para aniquilar el sistema socialista y restaurar el capitalismo. El imperialismo internacional y los revisionistas provocaron en junio de 1956, la rebelión contrarrevolucionaria de Poznan en Polonia, y la insurrección contrarrevolucionaria de Hungría en octubre-noviembre de 1956.

    La democracia popular húngara fue amenazada con verse totalmente destruida. El Partido de los Trabajadores húngaros fue desmantelado. Comunistas y trabajadores húngaros, traicionados por los revisionistas, oponían a esta acción una resistencia desconsolada. La contrarrevolución en Hungría atizó el histerismo anti-comunista en el mundo entero. El sistema socialista debió enfrentarse con una prueba dura. Los países de las democracias populares y las fuerzas revolucionarias del mundo entero manifestaron una inquietud viva en cuanto a los destinos del socialismo en Hungría. Las tropas soviéticas estaban estacionadas en la República popular de Hungría, pero el grupo de Jruschov vacilaba en ponerlas en movimiento para reprimir la contrarrevolución. Fue sólo bajo el efecto de la gran presión ejercitada de abajo y sobre todo porque temía ver que Hungría podía librarse de su esfera de influencia que finalmente forzó al Ejército soviético a ir en socorro de los defensores de la revolución húngara. La contrarrevolución fue aniquilada. La contrarrevolución húngara era el producto del revisionismo. Los revisionistas yugoslavos, que habían sido los más ardientes defensores de los revisionistas húngaros y que habían desempeñado un papel particular en la preparación de la contrarrevolución, alzaron su bandera a medias cuando esta fue derrotada. Tito la definió como: «una insurrección del pueblo entero», provocada por «las graves faltas del régimen de Rakosi y por las vacilaciones que le derribaron». En cuanto a la ayuda del Ejército soviético, la cualificó de «una intervención feroz e inadmisible». Imre Nagy, jefe de los contrarrevolucionarios, encontró refugio en la embajada yugoslava de Budapest. Al mismo tiempo, la dirección soviética, que no era menos responsable que la camarilla de Tito de la preparación de la contrarrevolución, puso en ejecución todo, después de la derrota de ésta, para disimular los rastros de su culpabilidad. Sacrificaron a Imre Nagy, al que ellos mismos habían colocado en la cabeza del Estado húngaro y fue forzado, a diferencia de los titistas, a calificar la insurrección de «contrarrevolucionaria», como efectivamente era. No obstante aludía la responsabilidad sobre los «dogmáticos» y no sobre los culpables verdaderos, los revisionistas. La contrarrevolución húngara había fallado, pero sus raíces no fueron destruidas. El revisionismo en Hungría no fue aniquilado, sólo se batía en retirada. Los colaboradores próximos de Imre Nagy conservaron puestos llaves al poder político y en el seno del partido dirigente que fue reorganizado» (Historia del Partido del Trabajo de Albania, la edición numérica, p. 196-197.)


    El PTA, que había advertido algunos meses anteriores contra la reacción que se iba reforzando en Hungría, condenaba por su parte firmemente a los autores de la contrarrevolución húngara:

    «El Partido del Trabajo de Albania se solidarizó sin reserva alguna con los trabajadores revolucionarios húngaros y puso en pie al pueblo entero para ir en su ayuda con todos los medios. A través de «Zéri i Popullit», el Partido declaraba:

    «El pueblo albanés condena con odio los actos sangrientos de los imperialistas y de los contrarrevolucionarios fascistas que tienen por fin separar a Hungría del campo del socialismo, derrocar el Poder de los obreros y de los campesinos e instaurar la feroz dictadura del capital». (Editorial de «Zeri i Popullit», 30 de octubre de 1956.)

    El Gobierno de la República Popular de Albania, en una declaración especial, dirigía este llamamiento:

    «En las circunstancias actuales, las conquistas socialistas del pueblo húngaro, alcanzadas durante el curso de estos años, deben defenderse con firmeza». (Declaración del Gobierno de la República de Albania, 3 de noviembre de 1956. «Zeri i Popullit», 4 de noviembre de 1956.)

    El Partido del Trabajo de Albania y el pueblo albanés saludaron con gran alegría la victoria del pueblo húngaro como una victoria de todos los países socialistas, de todos los pueblos amantes de la libertad. Al analizar este triste acontecimiento, el Partido del Trabajo de Albania —a diferencia de la dirección soviética y de la nueva dirección húngara que culpaban de la contrarrevolución a los llamados «dogmáticos» y a la «antigua dirección húngara»— señalaba a los verdaderos y culpables: los revisionistas, y se les criticaba por:

    «Los «cambios sucesivos y súbitos en la dirección de Hungría que dejaron de hecho al Partido y al Estado sin su estado mayor dirigente, y sin una dirección fuerte y fiel» (Editorial de «Zeri i Popullit», 5 de noviembre de 1956.)

    El Partido del Trabajo de Albania sacó de los acontecimientos de Hungría importantes lecciones para su propia actividad en el plano nacional e internacional:

    «La tragedia del pueblo húngaro —declaraba el camarada Enver Hoxha inmediatamente después del fracaso de la contrarrevolución— será sin duda alguna una gran lección para todas las gentes honradas del mundo, será una lección para todos aquellos que se duermen sobre sus laureles y que frente a las frases de los imperialistas y de la reacción, frente a las consignas demagógicas, relajan la vigilancia y la sustituyen con una actitud oportunista y con una peligrosa blandenguería. El Partido y el pueblo albanes nunca han dado un paso en falso ni lo darán, y no se dejarán engañar por las consignas del «socialismo popular», del «socialismo revolucionario» o las consignas de una cierta «democracia» que se asemeja a todo menos a la democracia proletaria. Por tanto, hoy más que nunca, a nuestro Partido se le plantea la tarea de fortalecer su lucha de principios para preservar la pureza de la teoría marxista- leninista, para fortalecer sus filas en el plano ideológico y organizativo, para robustecer la solidaridad internacional de los trabajadores, y considera necesaria la lucha en defensa de los principios marxista-leninistas, para consolidar sus filas en lo ideológico y organizativo, para fortalecer la solidaridad internacional trabajadores, porque considera que la lucha por la defensa de los principios del marxismo-leninismo, la lucha sobre la base de estos principios es la única lucha justa». (Enver Hoxha, discurso en la sesión solemne del 8 de noviembre de 1956. «Zeri i Popullit» 9 de noviembre de 1956.)» (Historia del Partido del Trabajo de Albania, edición digital, p.197-198.)


    El PCC y los partidos comunistas también condenaron la contrarrevolución en Hungría. Sin embargo, Mao no lo hizo sin la culpar de esto al camarada Stalin, muerto hace tres años:

    «Mao retoma también las tesis de Kadar y los revisionistas «moderados» en Hungría quienes «explicaban» la contrarrevolución de 1956 por los «graves errores» cometidos por el stalinista Rakosi. Kadar no se distanció de Nagy más que en el momento en el que este hizo una alianza con los insurgentes de extrema derecha y fascistas:

    «Los errores cometidos por Stalin han suscitado un serio descontento en los pueblos de ciertos países de Europa del Este». (La experiencia histórica de la dictadura del proletariado, 1961, Ed. en Lenguas Extranjeras, Beijing, p 66.)» (Ludo Martens, en algunos aspectos de la lucha contra el revisionismo -. Op.cit)


    Se desprende de estas posiciones que Mao, después de la reconciliación con Tito de Jruschov, después de la denuncia ruidosa de Stalin, y después del primer choque contrarrevolucionario operado bajo la bandera del anti-estalinismo, no parece tener en cuenta todavía el camino abierto por las teorías revisionistas del XX Congreso del PCUS. Incluso embelleció la orientación revisionista PCUS en la conferencia de Moscú. Así, como decimos en la conferencia de Moscú en noviembre de 1957 cuando los dos grandes revisionistas: Gomulka y Togliatti intentaron profundizar en la orientación revisionista desafiando el liderazgo soviético Mao pronunció las siguientes palabras que Enver Hoxha relata:

    «Mao Zedong desde su asiento iba soltando argumentos sobre esta polémica:

    «Nuestro campo -dijo- debe tener una cabeza porque también al serpiente tiene una cabeza, también el imperialismo tiene una cabeza». «Yo no aprobaría -continuó Mao- que China fuese consideraba como cabeza del campo, porque nosotros no merecemos este honor, no podemos desempeñar este papel, somos todavía pobres. No poseemos ni un cuarto de satélite, mientras que la Unión Soviética tiene dos Luego, la Unión Soviética merece ser esta cabeza, ya que nos trata bien. Vean con que libertad estamos hablando. Si hubiera sido con Stalin hubiéramos tenido dificultades para hablar de este modo. Cuando me he encontrado con Stalin, me sentía ante él como el alumno ante el maestro, mientras que con el camarada Jruschov hablamos libremente, entre iguales» Y como si eso no fuera suficiente, añadió en su estilo peculiar: «Con la crítica del culto a la personalidad, tenemos la impresión de habernos librado de un pesado techo, que nos oprimía y nos impedía comprender correctamente muchas cuestiones. ¿Quién nos ha librado de este techo, quién nos ha ayudado a todos nosotros a comprender de manera correcta el culto a la personalidad?» Preguntó el filósofo haciendo una pequeña pausa, se dio enseguida la respuesta: «El camarada Jruschov, y nosotros se lo agradecemos». Así defendió el «marxista» Mao las tesis «con la Unión Soviética a la cabeza», así defendió también a Jruschov. Pero al mismo tiempo como buen equilibrista, para no indignar a Gomulka que era opuesto a las tesis de Mao añadió: ¡Gomulka es un buen camarada, debemos apoyarle y confiar en él! [10] (Enver Hoxha, Los Jruschovistas, memorias, edición digital, p.119-120).


    Hay que subrayar que el «camarada Gomulka», como le llama Mao, había sido condenado como partidario de un socialismo «específico» de influencia titista en 1948 y excluido del POUP en 1949. Es sólo después del XX congreso del PCUS que reaparecerá sobre la escena política. Mao, además de que también no puede abstenerse de subrayar los «progresos» que representa Jruschov con relación a Stalin, da prueba de un espíritu muy marcado de conciliación enfrente de los grandes revisionistas, hasta yendo hasta afirmar que:

    «Hay personas -dijo- que son marxistas al cien por cien, las hay al ochenta por ciento, al setenta por cierto, al cincuenta por cierto, incluso hay de aquéllas que sólo pueden ser marxistas al diez por ciento. También los que sólo son un diez por ciento marxistas debemos conversar, pues siempre vamos a obtener algo positivo. (Enver Hoxha, Los Jruschovistas, memorias, edición digital, p.119-120)

    Al espíritu de conciliación, se añade aquí un subjetivismo muy fuerte a un diseño no dialéctico del marxismo: el «grado de marxismo» se presenta por esta fórmula como un cambio simple y cuantitativo. ¡El bono cualitativo (tal el reconocimiento de la dictadura del proletariado, la asimilación del materialismo histórico, etc.) está ausente de eso, como si el paso del revisionismo al marxismo-leninismo fuera un proceso gradual, lo que permite sobre justificar bien una alianza con «marxista» al diez por ciento que hasta sería un marxista!

    «Mao dijo que la obra de Stalin contenía un treinta por ciento de errores y un setenta por ciento de buenas cosas. ¡Gran análisis! ¡ Evaluó la obra de Stalin con la misma precisión que se toma el peso de los tomates!» (Enver Hoxha, Reflexiones sobre China, Tome II, edición numérica, p. 169.)


    Siguiendo lógica de Mao que dijo sobre la obra de Stalin que contenía el 30% de errores y el 70% de méritos, (apreciación que es repetida por otra parte por un tal Gonzalo para el que «sus méritos y sus errores son en un informe de siete a tres» (Cf. la entrevista del presidente Gonzalo al periódico El Diaro en 1988: http://www.solrojo.org/pcp_doc/pcp_0688.htm.) Y teniendo en cuenta que las circunstancias en las cuales han sido pronunciadas estas palabras, estamos en derecho a preguntar a quién corresponden las cifras restantes: el 100%, el 80%, el 50% y el 10%. ¡Mao que ha calificado a Jruschov de «Lenin de nuestro tiempo», estamos pues en derecho atribuirle el 100%! ¿El 80% tienen que atribuir al «alumno» Mao, que fue el «alumno de Stalin»? ¿El 50% al gran revisionista de Gomulka, a Togliatti y demás? ¿Y quizás el 10 % al lacayo declarado del imperialismo americano, Tito?

    Este espíritu de conciliación con el revisionismo es también ilustrado por el hecho que Chou En-lai fue el encargado por los soviéticos de negociar con los titistas para que aceptaran participar en la Conferencia de Moscú de noviembre de 1957, pero en vano: ya que los titistas ponían condiciones inaceptables que habrían transformado esta conferencia un fiesta cordial: los titistas, en nombre de la política de distensión y de su buena relación con el oeste negaban que fuera hecha allí toda declaración contra el imperialismo y se oponían a toda denuncia del revisionismo y del oportunismo. Finalmente, en esta conferencia, la memoria reciente de los acontecimientos de Hungría hicieron que el PCC defendiera a pesar de todo los principios fundamentales del marxismo-leninismo, de común acuerdo con el PTA y otros partidos hermanos tuvieron como el resultado que el grupo de Jruschov no llegó a imponer los diseños del XX congreso del PCUS como línea general para el movimiento comunista internacional. El oportunismo y el revisionismo quedaron definidos como los principales peligros:

    «Los revisionistas yugoslavos definieron abiertamente la declaración de la Conferencia «como una negación del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética», como «un paso atrás», como «un retorno al stalinismo». Desataron un frenético ataque contra su contenido revolucionario y no tardaron en contraponerle su «programa» anti-marxista que publicaron en 1958 presentándolo como «un manifiesto internacional». (Historia del Partido del Trabajo de Albania, edición digital, p.210.)

    El Partido del Trabajo seguía con inquietud la propagación del revisionismo, consciente de que constituía un gran peligro para el campo socialista y el movimiento comunista internacional. Consideraba la lucha contra el revisionismo como una de sus más importantes tareas. La proclamación del programa de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia le dio al Partido una posibilidad para atacar al revisionismo internacional en todas las direcciones de su actividad y de su ideología anti-marxista. Denunciando el programa yugoslavo como un cúmulo de podridas teorías de Proudhon, Bernstein, Kautsky, Trotsky, Bujarin y otros, camufladas con un nuevo ropaje, el Partido lanzó la consigna:

    «Lucha sin compromiso para desenmascarar y destruir teórica y políticamente el revisionismo contemporáneo». (Véase la decisión del pleno del CC del EPL, el 20 de junio de 1958. PCA «Zeri i Popullit», 22 de junio de 1958.)

    Haciendo referencia indirectamente a la actitud oportunista de Jruschov y de otros revisionistas en diferentes partidos comunistas y obreros, el Partido del Trabajo de Albania subrayaba:

    «El papel que desempeña el revisionismo yugoslavo al servicio del imperialismo, deja de verlo sólo el que deliberadamente cierra los ojos.» (El revisionismo moderno debe combatirse sin darle las gracias a su aniquilación total teórico y político. «Zeri i Popullit», 22 de junio de 1958.)» (Historia del Partido del Trabajo de Albania, edición digital, p.211.)


    http://www.forocomunista.com/t27252-comprender-las-divergencias-sino-albanesas-vicent-gousse-traducido-por-ng#309881

    Notas:

    [9] Durante la contrarrevolución húngara Mao Zedong siguió cubriendo de elogios el «socialismo yugoslavo de la autogestión» pese a que él mismo reconoce que era consciente de los epítetos anti-stalinistas de Tito (en las que colaboraba en sus escritos) y de la influencia de estos textos anti-stalinistas de Tito en los países de las democracias populares:

    «Es comprensible que los camaradas yugoslavos tengan un resentimiento particular contra los errores de Stalin. En el pasado, hicieron esfuerzos meritorios para pegarse al socialismo en condiciones difíciles. Sus experimentos en la gestión democrática de las empresas económicas y otras organizaciones sociales también nos han llamado la atención. El pueblo chino la bienvenida a la reconciliación entre la Unión Soviética y otros países socialistas, por una parte, y Yugoslavia, por otra, así como el establecimiento y desarrollo de relaciones amistosas entre China y Yugoslavia. Al igual que el pueblo yugoslavo, el pueblo chino espera que Yugoslavia se haga cada vez más próspera y poderosa en el camino hacia el socialismo. También estamos de acuerdo con algunos de los puntos en el discurso del camarada Tito, por ejemplo, su condena de los húngaros contra-revolucionarios, su apoyo al Gobierno Obrero-Campesino Revolucionario de Hungría, su condena a Gran Bretaña, Francia, e Israel por su agresión contra Egipto y su condena del Partido Socialista francés para la adopción de una política de agresión.

    El camarada Tito hizo afirmaciones sobre «los elementos stalinistas curtidos en varios partidos que han logrado aún se mantienen en sus puestos y que de nuevo se quieren consolidar su dominación e imponer las tendencias stalinistas en su pueblo, e incluso otros». Por lo tanto, él declaró: «Junto con los camaradas polacos que tendremos que luchar contra estas tendencias que surgir en diversas otras Partes, ya sea en los países del Este o en el Oeste». No hemos encontrado ninguna declaración formulada por camaradas dirigentes del Partido Obrero Unificado Polaco diciendo que era necesario adoptar una actitud hostil hacia los partidos hermanos. Creemos que hay que decir en relación con estos puntos de vista del camarada Tito, que tomó una actitud equivocada cuando creó el llamado «stalinismo», «elementos stalinistas», etc, como objetos de ataque y sostuvo que la cuestión ahora era si el curso «iniciado en Yugoslavia» o el llamado «curso stalinista» ganaría. Esto sólo puede conducir a una división en el movimiento comunista». (Sobre la experiencia histórica de la dictadura del proletariado, la escritura Renmin Ribao, 1956)


    Por lo tanto Mao Zedong sabía de las arengas a los pueblos del este de Europa a levantarse contra el stalinismo pero para él simplemente el discurso de Tito era un discurso no válido, no porque fueran las infames declaraciones anti-stalinistas de un conocido anti-comunista que había ayudado a los fascistas húngaros lo que le preocupaba, sino porque este discurso «debilitaba al movimiento comunista», recordemos que para Mao era indispensable que en un partido comunista existieran marxistas con un «10 por ciento» de marxismo, algo insólito pero que ayuda a ver y entender sus posiciones.

    [10] La opinión favorable de Mao Zedong sobre el revisionista Gomulka, quién fue el verdugo político de la obra del marxismo-leninista Bierut, no son imaginaciones del albanés Enver Hoxha, ni invenciones maquinadas para sus memorias «Los Jruschovistas», este aprecio de Mao Zedong por el revisionista polaco fue confirmado por los propios documentos chinos:

    «Ayer, el discurso de Gomulka me gustó. Dijo que admitir que la Unión Soviética es nuestra cabeza es admitir la verdad, no es algo inventado por el hombre sino productor del desarrollo histórico. Pero en su país todavía hay algunas personas que por el momento se resisten a esa descripción y otras que prefieren usar expresiones como «el primer y más poderoso poder socialista». En su país existe ese tipo de contradicción: los elementos progresistas todavía no son capaces de reconciliarse con una cantidad importante de gente. Todavía tienen que trabajar en eso. Creo que el camarada Gomulka es una buena persona. El camarada Jruschov me ha dicho en dos oportunidades que se puede confiar en el camarada Gomulka. Espero que nosotros -Polonia, la Unión Soviética, China y el resto de países- podamos unirnos completamente y mejoremos gradualmente nuestras relaciones». (Mao, Discursos en la Reunión de los Partidos Comunista y Obreros en Moscú 1957)

    Puede verse la extensa crítica del marxista-leninista Bolesław Bierut sobre el revisionista Gomulka en 1949 aquí:

    http://cercles.communistes.free.fr/chb/publi.php?idArticle=2000_maoisme_conclusion

    Lo mismo sucede con las memorias de Enver Hoxha en cuanto a las frases de Mao Zedong sobre los marxistas y semi-marxistas calificados en porcentajes, donde abogaba por un partido unido donde se incluyeran los marxistas y los semi-marxistas:

    «A ellos les parece que, una vez dentro del partido comunista, todos han de ser marxistas en el 100 por ciento. En realidad, hay marxistas de diversos tipos: marxistas en un 100 por ciento, marxistas en un 90 por ciento, marxistas en un 80 por ciento, marxistas en un 70 por ciento, marxistas en un 60 por ciento, marxistas en un 50 por ciento, e incluso marxistas con sólo un 10 por ciento. ¿No podemos conversar entre dos o varias personas en un cuarto? ¿No podemos celebrar negociaciones partiendo del deseo de unidad y con un espíritu de ayuda? Claro que no se tratan de negociaciones con el imperialismo (con éste también necesitamos celebrar negociaciones), sino de negociaciones internas entre comunistas». (Mao, Discursos en la Reunión de los Partidos Comunista y Obreros en Moscú 1957)

    https://docs.google.com/file/d/0B6ashtYNJL6xNWZhOTc4NGItODE5Yy00YTQwLTg0YjAtNGRmMjI4ZWJjMWVl/edit?hl=es


    Si alguien esta interesado sobre la contrarrevolución húngara o la república popular de Hungría existen varios posts en el foro:

    "Hungría 1956: del ataque fascista y la traición revisionista" - texto de Pedro Meléndez - publicado por el PCML de Venezuela
    http://www.forocomunista.com/t24157-hungria-1956-del-ataque-fascista-y-la-traicion-revisionista-texto-de-pedro-melendez-publicado-por-el-pcml-de-venezuela

    [Hungría] La instauración del sistema socialista
    http://www.forocomunista.com/t11599-hungria-la-instauracion-del-sistema-socialista

    Hungría 1956, ¿revolución o contrarrevolución?, análisis e información
    http://www.forocomunista.com/t3061-hungria-1956-revolucion-o-contrarrevolucion-analisis-e-informacion

    [Hungría] Elecciones en la Hungría socialista
    http://www.forocomunista.com/t19928-hungria-elecciones-en-la-hungria-socialista

    «La Verdad Sobre Hungría» (1956)
    http://www.forocomunista.com/t19424-la-verdad-sobre-hungria-1956
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    Enver Hoxha - "El fracaso de la contrarrevolución fascista en Hungría", extracto del folleto “Sobre la situación internacional y las tareas del partido” (1957) Empty Re: Enver Hoxha - "El fracaso de la contrarrevolución fascista en Hungría", extracto del folleto “Sobre la situación internacional y las tareas del partido” (1957)

    Mensaje por NG Dom Mayo 12, 2013 9:54 pm

    Un resumen del análisis ideológico inmediato del PTA y deEnver Hoxha sobre los eventos acontecidos en la contrarrevolución húngara de 1956
    Enver Hoxha - "El fracaso de la contrarrevolución fascista en Hungría", extracto del folleto “Sobre la situación internacional y las tareas del partido” (1957) Socialismppshsymbol1981


    Historia del PTA Tomo I:
    2. LA LUCHA DEL PARTIDO DEL TRABAJO DE ALBANIA CONTRA EL REVISIONISMO CONTEMPORANEO, PRINCIPAL PELIGRO PARA EL MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL


    Después de su III Congreso, el Partido del Trabajo de Albania tuvo que hacer frente a una situación inquietante que se había creado en el movimiento comunista internacional al difundirse e intensificarse el revisionismo contemporáneo.

    Intensificación del revisionismo en el movimiento comunista internacional
    Esta situación, creada durante el segundo semestre de 1956, era consecuencia del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. Una profunda confusión ideológica se apoderó de la mayor parte de los partidos comunistas y obreros. El grupo de Jruschov, aprovechándose del prestigio y de la gran autoridad del Partido Comunista de la Unión Soviética y del Estado soviético, ejercía constante presión sobre la dirección de otros partidos para sustituir su línea marxista-leninista anterior por la línea revisionista del XX Congreso. Tramó complots para desbancar de la dirección de los partidos a todo el que obstaculizase la difusión del revisionismo. La camarilla de Tito, por su parte, hacía gran alboroto sobre «el triunfo de la vía yugoslava» e intervenía en mil formas y como podía, para acelerar la disgregación de los partidos marxista-leninistas y del régimen socialista. Los dirigentes soviéticos y los revisionistas yugoslavos colaboraban estrechamente en la gran campaña anticomunista desatada por el revisionismo internacional bajo las consigas de la lucha contra el «stalinismo», contra el «dogmatismo», contra el «culto a la personalidad». Jruschov tuvo una entrevista con Tito para coordinar las acciones de esta campaña y determinar cuáles eran los dirigentes, que debían ser descartados y cuáles debían ser llevados a la dirección de los diversos partidos.

    En tal situación, en el seno de los diversos partidos comunistas y obreros, salieron a luz los oportunistas que con el respaldo directo de la dirección soviética y de los titoístas se lanzaron al ataque contra el marxismo-leninismo. Fueron rehabilitados los elementos antipartido, muchos de los cuales eran conocidos por todo el mundo como contrarrevolucionarios.

    En los países capitalistas, los oportunistas italianos, encabezados por Palmiro Togliatti, se destacaron en esta campaña contra el marxismo-leninismo y el régimen socialista. Ellos lanzaron la tesis de la degeneración del sistema soviético y del régimen de democracia popular y plantearon la necesidad de sustituirlos por un «sistema de democracia sin limitaciones». Al mismo tiempo, ensalzaban cada vez más la «experiencia yugoslava». Bajo el manto de la «lucha contra la hegemonía de un partido», dirigieron sus baterías contra la unidad y la línea política común del movimiento comunista internacional, basado en el marxismo-leninismo, y fraguaron la tesis del «policentrismo», de la creación de muchos centros en este movimiento. Ellos lanzaron la consigna de la «vía italiana hacia el socialismo», camino reformista parlamentario, que excluía toda insurrección revolucionaria y toda tentativa de destruir el Poder burgués.
    Tal camino sería, según los revisionistas italianos, el único apropiado para todos los países capitalistas de Occidente.

    En los países socialistas, el revisionismo se propago y desarrolló en profundidad sobre todo en Polonia y en Hungría. Con el apoyo del grupo de Jruschov, los elementos antimarxistas, condenados por sus puntos de vista y su actividad revisionistas y antisocialistas, se pusieron a la cabeza de los partidos obreros de estos países. La dictadura del proletariado fue paralizada. Fue autorizada la propaganda en gran escala de la ideología y de la cultura burguesa de Occidente. Bajo lo cubierta de «círculos culturales» fueron creados focos contrarrevolucionarios en diferentes ciudades. Los revisionistas tenían por objetivo destruir completamente la dictadura del proletariado y sistema socialista.

    Esta situación fue aprovechada por los imperialistas. Estos incitaron, propagaron y organizaron la contrarrevolución, en aquellos países socialistas donde los revisionistas habían creado un terreno favorable, y en colaboración directa o indirecta, con ellos se empeñaban en destruir el sistema socialista y en restaurar el capitalismo. El imperialismo internacional y los revisionistas organizaron de concierto el motín contrarrevolucionario de Pozna (Polonia) en junio de 1956, así como las insurrecciones contrarrevolucionarias de Hungría en octubre y noviembre de 1956.

    La democracia popular húngara se vio ante la amenaza de ser destruida totalmente, el Partido de los Trabajadores Húngaros fue desmantelado. Los comunistas y los trabajadores húngaros, traicionados por los revisionistas, opusieron una resistencia desesperada. La contrarrevolución de Hungría, atizó la histeria anticomunista en el mundo entero. El sistema socialista debía hacer frente a una dura prueba.

    Los pueblos de los países socialistas y las fuerzas revolucionarias del mundo entero manifestaban una gran inquietud en cuanto a los destinos del socialismo en Hungría. Tropas soviéticas estaban estacionadas en la República Popular de Hungría, pero el grupo de Jruschov vacilaba ponerlas en acción para reprimir la contrarrevolución.

    No fue sino debido a la gran presión ejercida da abajo y sobre todo porque veía que Hungría escapaba a su esfera de influencia, que el grupo de Jruschov por último se vio obligado a permitir al Ejército Soviético ir en ayuda de los defensores de la revolución húngara. La contrarrevolución fue así apastada.

    La contrarrevolución húngara fue producto del revisionismo. Los revisionistas yugoslavos, que eran los más ardientes sostenedores de los revisionistas húngaros y que habían desempeñado un papel particular en la preparación de la contrarrevolución, pusieron su bandera a media asta, cuando ésta había fracasado. Tito la definió como «una insurrección de todo el pueblo», provocada «por los graves errores del régimen de Rakosi y por las vacilaciones por derrocarlo». Mientras que la ayuda del Ejército Soviético la calificó de «intervención feroz e inadmisible». Imre Nagy, jefe de la contrarrevolución, encontró asilo en la embajada yugoslava en Budapest.

    Mientras tanto, la dirección soviética, que no era menos responsable que la camarilla de Tito en la preparación de la contrarrevolución, después del fracaso de ésta se esforzó en cualquier forma en cubrir las huellas de su grave culpabilidad. Sacrifico, a Imre Nagy, que ella misma había colocado a la cabeza del Estado húngaro, y se vio obligada, a diferencia de los titoístas, a calificar la insurrección de «contrarrevolucionaria», tal como lo era efectivamente. Sin embargo, hizo responsables a los «dogmaticos» y no a los verdaderos culpables: los revisionistas.

    La contrarrevolución húngara fracasó, más sus raíces no fueron destruidas. El revisionismo en Hungría no fue aniquilado, no hizo sino una retirada. Los íntimos colaboradores de Imre Nagy mantuvieron sus puestos clave en el Poder político y en el partido dirigente reorganizado.

    La actitud revolucionaria internacionalista del Partido del Trabajo de Albania
    El Partido del Trabajo internacionalista del Partido de Albania se solidarizó del Trabajo de Albania sin reserva alguna con los trabajadores revolucionarios húngaros y puso en pie al pueblo entero para ir en su ayuda con todos los medios. A través de «Zéri i Popullit», el Partido declaraba:

    «El pueblo albanés condena con odio los actos sangrientos de los imperialistas y de los contrarrevolucionarios fascistas que tienen por fin separar a Hungría del campo del socialismo, derrocar el Poder de los obreros y de los campesinos e instaurar la feroz dictadura del capital». Editorial de «Zéri i Popullit», 30 de octubre de 1956.

    El Gobierno de la República Popular de Albania, en una declaración especial, dirigía este llamamiento:

    «En las circunstancias actuales, las conquistas socialistas del pueblo húngaro, alcanzadas durante el curso de estos años, deben defenderse con firmeza». Declaración del Gobierno de la RPA, 3 de noviembre de 1956. «Zéri i Popullit», 4 de noviembre de 1956.

    El Partido del Trabajo de Albania y el pueblo albanés saludaron con gran alegría la victoria del pueblo húngaro como una victoria de todos los países socialistas, de todos los pueblos amantes de la libertad.

    Al analizar este triste acontecimiento, el Partido del Trabajo de Albania -a diferencia de la dirección soviética y de la nueva dirección húngara que culpaban de la contrarrevolución a los llamados «dogmáticos» y a «la antigua dirección húngara»- señalaba a los verdaderos y principales culpables, los revisionistas, y les criticaba por «cambios sucesivos y súbitos en la dirección húngara, que dejaron de hecho al Partido y al Estado sin su estado mayor dirigente, sin una dirección fuerte y fiel».

    El Partido del Trabajo de Albania sacó de los acontecimientos de Hungría importantes lecciones para su propia actividad en el plano nacional e internacional:

    «La tragedia del pueblo húngaro -declaraba el camarada Enver Hoxha inmediatamente después del fracaso de la contrarrevolución- será sin duda alguna una gran lección para todas las gentes honradas del mundo, será una lección para todos aquellos que se duermen sobre sus laureles y que frente a las frases de los imperialistas y de la reacción, frente a las consignas demagógicas, relajan la vigilancia y la sustituyen con una actitud oportunista y con una peligrosa blandenguería. El Partido y el pueblo albaneses nunca han dado un paso en falso ni lo darán, y no se dejarán engañar por las consignas del «socialismo popular», del «socialismo revolucionario» o las consignas de una cierta «democracia» que se asemeja a todo menos a la democracia proletaria. Por tanto, hoy más que nunca, a nuestro Partido se le plantea la tarea de fortalecer su lucha de principios para preservar la pureza de la teoría marxista-leninista, para fortalecer sus filas en el plano ideológico y organizativo, para robustecer la solidaridad internacional de los trabajadores, y considera que la lucha en defensa de los principios marxista-leninistas, para consolidar sus filas en lo ideológico y organizativo, para fortalecer la solidaridad internacional trabajadores, porque considera que la lucha por la defensa de los principios del marxismo-leninismo, la lucha sobre la base de estos principios es la única lucha justa». «Zeri i Popullit» 9 de noviembre de 1956.

    La agudización de la situación internacional causada por la contrarrevolución en Hungría se profundizó aún más al desatarse la agresión anglo-franco-israelí contra Egipto el 29 y 30 de octubre de 1956. Este acto constituía otro eslabón del ataque general del imperialismo y la reacción contra las fuerzas amantes de la paz y de la libertad.

    En tal situación, el Partido del Trabajo de Albania juzgaba indispensable elevar su preparación y la del pueblo para hacer frente a la presión multiplicada imperialista-revisionista. Al mismo tiempo, el Partido, destacamento del movimiento comunista internacional, consideraba como su deber internacionalista, contribuir al desenmascaramiento del revisionismo y a frenar su propagación.

    La situación en el movimiento comunista internacional y en el mundo fue examinada en el Pleno del Comité Central reunido en febrero de 1957. En él, el camarada Enver Hoxha hizo un profundo análisis marxista-leninista de esta situación y recalcó las tareas del Partido en su lucha revolucionaria contra el imperialismo y el revisionismo.

    Los diversos imperialistas y los revisionistas yugoslavos, húngaros, polacos, italianos y otros, habían hecho blanco de sus ataques la unidad del campo socialista y del movimiento comunista internacional. Para lograr destruir esta unidad, intentaban aislar a la Unión Soviética haciendo que todos los países socialistas se separasen de ella y escindir así el movimiento comunista internacional.

    A este propósito, se esforzaban en negar la importancia universal de las conquistas y de la experiencia de la Revolución de Octubre y de la edificación del socialismo en la Unión Soviética. Contra estas conquistas y experiencia se dirigían también las tesis y resoluciones revisionistas del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. La lucha en defensa de la Unión Soviética, en estas condiciones era la lucha en defensa del socialismo y del marxismo-leninismo. Por esta razón el Partido del Trabajo de Albania consideraba necesario:

    «Defender y cohesionar la unidad de los países socialistas y de los partidos comunistas y obreros hermanos en torno a la Unión Soviética». Enver Hoxha. Informe sobre la situación internacional y las tareas del Partido, presentado en el Pleno del CC del PTA, 13 de febrero de 1957. Tirana 1957, pág. 50.

    En las circunstancias creadas, la lucha contra el revisionismo -señalaba el Comité Central- cobraba primordial importancia. Recomendó a los comunistas y a todos los trabajadores comprender a fondo que:

    «En las condiciones actuales, la lucha en el terreno ideológico esta en primer plano». Enver Hoxha. Informe sobre la situación internacional y las tareas del Partido, presentado en el Pleno del CC del PTA, 13 de febrero de 1957. Tirana 1957, pág. 50.

    El Partido del Trabajo de Albania declaró públicamente que defendería con firmeza y consecuencia los principios fundamentales del marxismo-leninismo contra los ataques de los revisionistas.

    En primer lugar, era necesario desenmascarar los esfuerzos del revisionismo internacional por sembrar la confusión ideológica en cuanto a las enseñanzas del marxismo-leninismo sobre el papel dirigente delpartido de la clase obrera, sobre la dictadura del proletariado y sobre la lucha de clases.

    La experiencia histórica, señalaba el camarada Enver Hoxha, nos enseña que:

    «La dirección del Partido es una necesidad vital para el triunfo de la revolución socialista y para la edificación del socialismo y del comunismo». Enver Hoxha. Informe sobre la situación internacional y las tareas del Partido, presentado en el Pleno del CC del PTA, 13 de febrero de 1957. Tirana 1957, pág. 50.

    Esto era subrayar, que negar la dirección del partido marxista-leninista significa dejar a la clase obrera sin su estado mayor dirigente, desarmarla totalmente y perpetuar la dominación de la burguesía.

    Desenmascarando a los revisionistas que propagaban frenéticamente la liquidación de la dictadura del proletariado o su «liberalización», el Partido del Trabajo de Albania destacaba:

    «No liquidar la dictadura del proletariado sino fortalecerla lo más posible, no permitir su debilitamiento, «su liberalización», ni la confusión y desorganización en sus filas, que sería justamente hacer el juego del enemigo». Idem, pág. 58.

    Esto era precisar que aquellos que rechazan la dictadura del proletariado rechazan el marxismo-leninismo y se pasan al campo de los enemigos del comunismo.

    Asimismo el Partido advirtió sobre el gran peligro que representaban los esfuerzos de los revisionistas por desorientar a los trabajadores difundiendo la «teoría» de la negación de la lucha de clases. La lucha de clases, enseñaba el Partido:

    «Es una realidad objetiva ligada a la existencia de las clases explotadoras o de sus vestigios, a la existencia de los agentes del imperialismo, del vasto sector de los pequeños productores, de los remanentes capitalistas en la conciencia de las gentes fin, a la existencia del imperialismo». Enver Hoxha. Informe sobre la situación internacional y las tareas del Partido, presentado en el Pleno del CC del PTA, 13 de febrero de 1957. Tirana 1957, pág. 60.

    Los revisionistas camuflaban su lucha contra el marxismo-leninismo con tres principales consignas demagógicas: «el desarrollo creador del marxismo-leninismo y la lucha contra el dogmatismo», «la aplicación creadora del marxismo-leninismo en las condiciones concretas de cada país» y «la lucha contra el stalinismo» o «el culto a la personalidad».

    El Partido del Trabajo de Albania resaltaba que los revisionistas no hacían otra cosa sino especular con las justas tesis del desarrollo y de la aplicación creadora del marxismo-leninismo en las nuevas circunstancias y en las condiciones concretas de cada país. Se valían de estas tesis para negar sus principios fundamentales y encubrir su traición, para imponer a los demás el «socialismo específico» y el «comunismo nacional»:

    «Los marxista-leninistas, -señalaba el camarada Enver Hoxha- conciben el desarrollo creador del marxismo-leninismo no como negación de sus bases, sino como enriquecimiento de esta teoría con nuevas conclusiones sacadas de la experiencia de la lucha de la clase obrera y del desarrollo de las ciencias. El marxismo-leninismo es ciencia y las leyes objetivas por él desarrolladas son verdades absolutas. No pueden envejecer ni ser derrotadas. Las cuestiones fundamentales de la edificación del socialismo son comunes, las leyes de desarrollo de la sociedad no conocen fronteras nacionales. La experiencia histórica muestra que tales cuestiones comunes son: la dictadura del proletariado, es decir la instauración del Poder político de la clase obrera bajo la dirección del partido marxista-leninista; el fortalecimiento por todos los medios de la alianza de la clase obrera con el campesinado y las otras capas trabajadoras; la liquidación de la propiedad capitalista y el establecimiento de la propiedad social sobre los principales medios de producción; la organización socialista de la agricultura; el desarrollo planificado de la economía; la orientación de la teoría marxista-leninista; la resuelta defensa de las conquistas de la revolución socialista contra todo atentado por parte de las clases explotadoras derrocadas y de los Estados imperialistas». Enver Hoxha. Informe sobre la situación internacional y las tareas del Partido, presentado en el Pleno del CC del PTA, 13 de febrero de 1957. Tirana 1957, págs. 40-41.

    El Partido del Trabajo de Albania puso de manifiesto una vez más que la lucha contra «el culto a Stalin», «contra sus errores», contra «el stalinismo» era una lucha contra el marxismo-leninismo, que tendía a preparar el terreno en todos los partidos comunistas y obreros para sustituir su línea revolucionaria con otra oportunista y reformista, y poner a los revisionistas a la cabeza de estos partidos:

    «Nosotros no estamos de acuerdo con aquellos que rechazan todo lo positivo de la obra revolucionaria de Stalin. J. V. Stalin, como se sabe, es un gran marxista; ha defendido, después de Lenin, el marxismo-leninismo contra todos los enemigos y los revisionistas y ha aportado una valiosa contribución al ulterior desarrollo de esta ciencia». Idem, pág. 43.

    El Partido, en esos momentos, dirigió: su filo principal contra el revisionismo yugoslavo que era el abanderado del ataque contra el marxismo-leninismo. Mas no era difícil deducir que esta lucha estaba dirigida contra los revisionistas de cada país y de cada partido, y que las tesis del informe del camarada Enver Hoxha se contraponían a las tesis revisionistas del XX Congreso.

    El informe del camarada Enver Hoxha «Sobre la situación internacional y las tareas del Partido», aprobado por el Pleno del Comité Central, hizo aún más explícita la firme actitud marxista-leninista del Partido del Trabajo de Albania sobre los grandes problemas de principios, que aparecieron en el movimiento comunista internacional después del XX Congreso. Este informe sirvió como una poderosa arma en manos de los comunistas en la lucha contra el revisionismo contemporáneo.

    La firmeza del Partido del Trabajo de Albania de no adoptar la línea del XX Congreso y preservar intacta su línea general revolucionaria suscitó inquietud en la dirección del Partido Comunista de la Unión Soviética.

    Esta inquietud la dirección soviética la manifestó abiertamente en abril de 1957, cuando la delegación del Partido del Trabajo de Albania y del Gobierno de la República Popular de Albania, encabezada por los camaradas Enver Hoxha y Mehmet Shehu, se encontraba en Moscú por invitación del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética y del Gobierno de la Unión Soviética. En el curso de las conversaciones, cuando el camarada Enver Hoxha hacía una exposición de la situación y de la lucha del Partido del Trabajo de Albania en las condiciones de aquel entonces, N. Jruschov, descontento y muy irritado por la actitud revolucionaria del Partido del Trabajo de Albania, intervino diciendo: ¡«Se ve que ustedes los albaneses, buscan llevarnos de nuevo al camino de Stalin»!

    Calificó la actitud del Partido del Trabajo de Albania hacia los revisionistas yugoslavos como una ¡«actitud no objetiva» que se apoyaba en la «exageración de los desacuerdos con ellos» y demandó «no atacarlos injustamente»! No vaciló en asumir la defensa de algunos enemigos del Partido y del pueblo albanés, pidiendo su rehabilitación. Irritado por la firmeza con que el camarada Enver Hoxha y los demás miembros de la delegación defendían los puntos de vista y la actividad marxista-leninistas del Partido del Trabajo de Albania, Jruschov les dijo en tono amenazante: ¡«Ustedes los albaneses son muy arrebatados y sectarios»! ¡«Con ustedes no podemos entendernos. Interrumpimos las conversaciones»! Este incidente constituía el primer choque directo entre la línea revolucionaria marxista-leninista del Partido del Trabajo de Albania y la línea revisionista del grupo de Jruschov.

    A pesar de todas estas amenazas, la dirección soviética no osó interrumpir las conversaciones. El grupo de Jruschov abrigaba muchas esperanzas de que el Partido dél Trabajo de Albania renunciase a su «porfía» y se sometiese a su dictado. Uno de los medios que utilizaría para lograr sus objetivos era la ayuda económica de la Unión Soviética, sin la cual, creía Jruschov, ¡Albania no podría dar ningún paso en su avance! Una forma de esto fue condonar los 422 millones de rublos viejos que la Unión Soviética había concedido en calidad de crédito a la República Popular de Albania desde la Liberación hasta él año 1955. La dirección soviética, como se comprobó posteriormente, no hizo tal condonación guiándose por una amistad verdadera y por los principios del internacionalismo proletario. Por otro lado, el Partido del Trabajo de Albania, el Gobierno de la República Popular de Albania y todo el pueblo albanés no consideraban esta ayuda como una limosna, sino como una ayuda fraternal, como una ayuda internacionalista del pueblo soviético para un púa hermano de un país socialista.

    Ni las amenazas, ni los «regalos» lograron hacer vacilar la firmeza de la dirección marxista-leninista del Partido del Trabajo de Albania para defender hasta el fin su línea general revolucionaria:

    «La defensa de la pureza del marxismo-leninismo, la lucha contra el revisionismo, el fortalecimiento de la vigilancia, —declaró el camarada Enver Hoxha en Moscú— constituyen las tareas fundamentales del Partido del Trabajo de Albania. Nuestro Partido marchará resueltamente por su justo camino para la exitosa edificación del socialismo en Albania». Enver Hoxha. Discurso pronunciado en el mitin de la amistad albano-soviética en Moscú. «Zéri i Popullit», 17 de abril de 1957

    «Nosotros no cesaremos por un solo momento en la lucha contra aquellos que buscan revisar las ideas del marxismo-leninismo, sean yugoslavos, albaneses u otros». Enver Hoxha. Discurso pronunciado en el mitin organizado en Tirana. «Zéri i Popullit», 14 de mayo de 1957.
    [...]


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    Mensaje por ISoCiAliStAI Dom Mayo 12, 2013 11:15 pm

    Ahora que me recuerdo tambien hay un libro que trata sobre el tema ,esta aca en el foro :
    http://www.forocomunista.com/t19424-la-verdad-sobre-hungria-1956?highlight=hungria

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