Relato a un periodista norteamericano:
"Todos nuestros males vienen de las alcantarillas. Las masas de este país no son como sus americanos, ni como los ingleses. Son esclavos. No sirven para nada, salvo para hacer de esclavos. Pero nosotros, las personas decentes, cometimos el error de darles casas nuevas en las ciudades en donde teníamos nuestras fábricas. En esas ciudades construimos alcantarillas, y las hicimos llegar hasta los barrios obreros. No contentos con la obra de Dios, hemos interferido en su voluntad. El resultado es que el rebaño de esclavos crece sin cesar. Si no tuviéramos cloacas en Madrid, Barcelona y Bilbao, todos esos líderes rojos habrían muerto de niños, en vez de excitar al populacho y hacer que se vierta la sangre de los buenos españoles. Cuando acabe la Guerra destruiremos las alcantarillas. El control de natalidad perfecto para España es el que Dios nos quiso dar. Las cloacas son un lujo que debe reservarse a quienes las merecen, los dirigentes de España, no el rebaño de esclavos"
Entrevista del capitán Aguilera con el periodista inglés Peter Kemp:
"El gran error que han cometido los franquistas al empezar la Guerra Civil Española ha sido no fusilar de entrada a todos los limpiabotas. Un individuo que se arrodilla en el café o en plena calle a limpiarte los zapatos está predestinado a ser comunista. Entonces ¿por qué no matarlo de una vez y librarse de esa amenaza?"
Declaraciones al periodista norteamericano John T. Whitaker:
"Tenemos que matar, matar; ¿sabe usted? Son como animales, ¿sabe?, y no cabe esperar que se libren del virus del bolchevismo. Al fin y al cabo, ratas y piojos son los portadores de la peste. Ahora espero que comprenda usted qué es lo que entendemos por regeneración de España... Nuestro programa consiste... en exterminar un tercio de la población masculina de España. Con eso se limpiaría el país y nos desharíamos del proletariado. Además también es conveniente desde el punto de vista económico. No volverá a haber desempleo en España, ...¿se da cuenta?."
(Preston, 2004)
Biografía [editar]
Era un terrateniente salmantino, de madre escocesa. Fue educado en diferentes países, aunque no pasó por la universidad, sino que siguió la carrera militar, como alguno de sus antepasados. Hablaba inglés, francés y alemán. Heredó el título de conde de Alba de Yeltes, y fue amigo del rey Alfonso XIII, por el que combatió durante la Guerra Civil.
Antiguo oficial de caballería y capitán del ejército franquista durante la Guerra Civil española. Su formación le valió para servir primero al general Mola y después a Franco como portavoz de las ideas del bando nacional y oficial de prensa y enlace con los visitantes extranjeros.
Aguilera aireaba sin pudor alguno entre los periodistas extranjeros su peculiar ideología. Sus comentarios le llevaron a ser protagonista de una sesión del Congreso de Estados Unidos en 1937. Sus ideas responden a las típicas de un aristócrata militar, educado lejos de todo afecto paterno y materno.
Después de la guerra, rompió sus relaciones con el régimen franquista al poner de manifiesto ante el dictador que él había luchado por la monarquía y esperaba el retorno del rey. Se retiró a su finca de Salamanca, donde siguió escribiendo y anotando cada uno de los ejemplares de su amplia biblioteca. Al final de su vida (1964), un año antes de morir, protagonizó un horrible episodio familiar, asesinando a sus dos hijos (Gonzalo y Agustín), por lo que a su muerte su título nobiliario pasó directamente a su nieta (Preston, 2004).1
"Todos nuestros males vienen de las alcantarillas. Las masas de este país no son como sus americanos, ni como los ingleses. Son esclavos. No sirven para nada, salvo para hacer de esclavos. Pero nosotros, las personas decentes, cometimos el error de darles casas nuevas en las ciudades en donde teníamos nuestras fábricas. En esas ciudades construimos alcantarillas, y las hicimos llegar hasta los barrios obreros. No contentos con la obra de Dios, hemos interferido en su voluntad. El resultado es que el rebaño de esclavos crece sin cesar. Si no tuviéramos cloacas en Madrid, Barcelona y Bilbao, todos esos líderes rojos habrían muerto de niños, en vez de excitar al populacho y hacer que se vierta la sangre de los buenos españoles. Cuando acabe la Guerra destruiremos las alcantarillas. El control de natalidad perfecto para España es el que Dios nos quiso dar. Las cloacas son un lujo que debe reservarse a quienes las merecen, los dirigentes de España, no el rebaño de esclavos"
Entrevista del capitán Aguilera con el periodista inglés Peter Kemp:
"El gran error que han cometido los franquistas al empezar la Guerra Civil Española ha sido no fusilar de entrada a todos los limpiabotas. Un individuo que se arrodilla en el café o en plena calle a limpiarte los zapatos está predestinado a ser comunista. Entonces ¿por qué no matarlo de una vez y librarse de esa amenaza?"
Declaraciones al periodista norteamericano John T. Whitaker:
"Tenemos que matar, matar; ¿sabe usted? Son como animales, ¿sabe?, y no cabe esperar que se libren del virus del bolchevismo. Al fin y al cabo, ratas y piojos son los portadores de la peste. Ahora espero que comprenda usted qué es lo que entendemos por regeneración de España... Nuestro programa consiste... en exterminar un tercio de la población masculina de España. Con eso se limpiaría el país y nos desharíamos del proletariado. Además también es conveniente desde el punto de vista económico. No volverá a haber desempleo en España, ...¿se da cuenta?."
(Preston, 2004)
Biografía [editar]
Era un terrateniente salmantino, de madre escocesa. Fue educado en diferentes países, aunque no pasó por la universidad, sino que siguió la carrera militar, como alguno de sus antepasados. Hablaba inglés, francés y alemán. Heredó el título de conde de Alba de Yeltes, y fue amigo del rey Alfonso XIII, por el que combatió durante la Guerra Civil.
Antiguo oficial de caballería y capitán del ejército franquista durante la Guerra Civil española. Su formación le valió para servir primero al general Mola y después a Franco como portavoz de las ideas del bando nacional y oficial de prensa y enlace con los visitantes extranjeros.
Aguilera aireaba sin pudor alguno entre los periodistas extranjeros su peculiar ideología. Sus comentarios le llevaron a ser protagonista de una sesión del Congreso de Estados Unidos en 1937. Sus ideas responden a las típicas de un aristócrata militar, educado lejos de todo afecto paterno y materno.
Después de la guerra, rompió sus relaciones con el régimen franquista al poner de manifiesto ante el dictador que él había luchado por la monarquía y esperaba el retorno del rey. Se retiró a su finca de Salamanca, donde siguió escribiendo y anotando cada uno de los ejemplares de su amplia biblioteca. Al final de su vida (1964), un año antes de morir, protagonizó un horrible episodio familiar, asesinando a sus dos hijos (Gonzalo y Agustín), por lo que a su muerte su título nobiliario pasó directamente a su nieta (Preston, 2004).1