“Ciudadanos del Estado ruso:
Un gran acontecimiento se ha producido. El antiguo régimen ha sido derrocado gracias al poderoso impulso del pueblo ruso. Ha nacido una Rusia libre y nueva. Este gran derrocamiento viene a coronar numerosos años de lucha.
El acta promulgada el 1 de octubre de 1905 por la presión de las fuerzas populares sublevadas había prometido a Rusia libertades constitucionales. Estas promesas fueron incumplidas. La Duma-portavoz de las esperanzas populares-fue disuelta. La segunda Duma corrió la misma suerte. Incapaz de quebrantar la voluntad popular, el gobierno decidió, mediante el decreto del 3 de junio de 1907, quitar al pueblo parte de sus derechos a participar en la obra legislativa, previamente concedidos (…). Una vez más el país se hundió en un abismo de absolutismo y de arbitrariedad. Todos los intentos de hacer entrar en razón al gobierno fueron inútiles y la gran conflagración mundial a la que el enemigo arrastró a la madre patria le sorprendió en un estado de postración moral, de indiferencia por el futuro de la patria, ajeno al pueblo y hundido en la corrupción (…).
En su unanimidad, el entusiasmo revolucionario del pueblo, plenamente consciente de la gravedad del momento, y la determinación de la Duma del Estado han constituido de mutuo acuerdo, el gobierno provisional (…)El gobierno cree que el espíritu de profundo patriotismo manifestado durante la lucha contra el antiguo régimen inspirará a nuestros valientes soldados en los campos de batalla. Por su parte, hará cuanto esté en su mano para proveer de lo necesario al ejército a fin de llevar la guerra a su final victorioso. El gobierno considerará como sagradas las alianzas que nos ligan con otras potencias (…)
Paralelamente a las medidas que se tomen para defender al país del enemigo exterior, el gobierno considerará como deber esencial suyo permitir que se exprese la voluntad popular en lo que concierne a la elección de un régimen político, y con sufragio universal directo, igual y secreto (…)
La asamblea constituyente promulgará las leyes fundamentales que garanticen los inalienables derechos del país a la justicia, la libertad y la igualdad.”
Un gran acontecimiento se ha producido. El antiguo régimen ha sido derrocado gracias al poderoso impulso del pueblo ruso. Ha nacido una Rusia libre y nueva. Este gran derrocamiento viene a coronar numerosos años de lucha.
El acta promulgada el 1 de octubre de 1905 por la presión de las fuerzas populares sublevadas había prometido a Rusia libertades constitucionales. Estas promesas fueron incumplidas. La Duma-portavoz de las esperanzas populares-fue disuelta. La segunda Duma corrió la misma suerte. Incapaz de quebrantar la voluntad popular, el gobierno decidió, mediante el decreto del 3 de junio de 1907, quitar al pueblo parte de sus derechos a participar en la obra legislativa, previamente concedidos (…). Una vez más el país se hundió en un abismo de absolutismo y de arbitrariedad. Todos los intentos de hacer entrar en razón al gobierno fueron inútiles y la gran conflagración mundial a la que el enemigo arrastró a la madre patria le sorprendió en un estado de postración moral, de indiferencia por el futuro de la patria, ajeno al pueblo y hundido en la corrupción (…).
En su unanimidad, el entusiasmo revolucionario del pueblo, plenamente consciente de la gravedad del momento, y la determinación de la Duma del Estado han constituido de mutuo acuerdo, el gobierno provisional (…)El gobierno cree que el espíritu de profundo patriotismo manifestado durante la lucha contra el antiguo régimen inspirará a nuestros valientes soldados en los campos de batalla. Por su parte, hará cuanto esté en su mano para proveer de lo necesario al ejército a fin de llevar la guerra a su final victorioso. El gobierno considerará como sagradas las alianzas que nos ligan con otras potencias (…)
Paralelamente a las medidas que se tomen para defender al país del enemigo exterior, el gobierno considerará como deber esencial suyo permitir que se exprese la voluntad popular en lo que concierne a la elección de un régimen político, y con sufragio universal directo, igual y secreto (…)
La asamblea constituyente promulgará las leyes fundamentales que garanticen los inalienables derechos del país a la justicia, la libertad y la igualdad.”