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    (PCOE SEVILLA) 100 montaditos, enemigos de la clase obrera

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    Raúl Valdés Vivó
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    Mensaje por Raúl Valdés Vivó Dom Ago 04, 2013 9:54 pm

    Espeluznantes testimonios de la cadena de comida rápida 100 Montaditos son accesibles vía [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Reproduciremos algunos de ellos:

    “...si hasta entonces aquello era un cachondeo, entonces ya se empieza a desmadrar. Este hombre coge a la mitad de la plantilla y les dice que van a tener que trabajar simultáneamente, tanto en un local como en otro. Hace contratos de 6 y de 8 horas, por las dos empresas. Empieza a ponerse muy borde, a exigir que la gente esté en su casa con el uniforme preparado para, cuando él llame, venir corriendo a trabajar. Empieza a haber turnos de 10 y 12 horas, no hay descansos ni paradas para comer, se restringen las comidas: te tienes que traer la comida de tu casa. Empieza a adoptar una actitud muy chulesca”.

    "Con los dos negocios en funcionamiento, el propietario ya no estaba continuamente en los locales y había delegado esa tarea en un gerente. Fue éste quien recibió, por parte de un representante del sindicato, la documentación de las elecciones sindicales. El propietario monta en cólera.“El tío se pone totalmente intratable. Llega allí dando golpes en la mesa y diciendo que allí nada más que había miserables y traidores, que como se enterara de quién estaba detrás de esto iba a ir a la calle. Desde entonces, se convirtió en un rosario de amenazas continuas, gritos y malos tratos, brutal. La gente empieza a trabajar con miedo, porque trabajas acojonado. El tío está pendiente de todo"

    "… dice que no nos va a pagar; que hagamos lo que queramos, que no nos quiere allí. Es su única arma para que yo me canse y me vaya. Lo que quiere es que le firme la baja voluntaria. Y dice, ya lo sabes: ahí tienes la puerta’. ‘…Dice que en España tiene cinco millones de parados para trabajar, que si no nos gusta esto, ahí tenemos la puta calle, la puta puerta. Que él tiene cinco millones de parados para trabajar’.

    "Las cervecerías 100 Montaditos de Málaga hacen contratos de 20 horas a sus empleadas, pero éstas han de trabajar 48 horas semanales. La empresa da de alta a sus trabajadoras cuando quiere, haciéndoles creer que lo hará desde el mismo día de incorporación laboral a ella, pero siendo con retrasos de hasta 15 días. El sueldo es inferior a lo que corresponde por ley, y buena parte se paga en negro."

    Diversos testimonios, espeluznantes, de trabajadores de distintos locales franquiciados de una cadena de restaurantes capitalista: horarios superiores a las diez horas, acoso laboral, persecución sindical, despidos, insultos, humillaciones, violencia. y así podríamos estar años.

    Los pocos trabajadores que superan el miedo y denuncian, se encuentran con la complicidad de los jueces y los patrones. Los trabajadores no son culpables, sin embargo la clase de los patrones por medio del adoctrinamiento ideológico les ha inculcado la confianza en las instituciones, en el capitalismo, en que los patrones nos dan trabajo y son necesarios. Cuentos chinos que se desmoronan ante la dura realidad de la existencia de dos clases antagónicas y enfrentadas: los trabajadores y los empresarios.
    En el capitalismo los dueños de las empresas no montan negocios ni para darle un mejor futuro a los trabajadores, sino que están para ganar dinero. ¿Y cómo gana dinero el capitalista? Mediante la obtención de la plusvalía del trabajo del obrero.

    Es decir, es una necesidad del sistema capitalista el hacer trabajar más a menos obreros(reducción de plantilla), con jornadas laborales más amplias, con peores salarios, con condiciones de trabajo pauperizadas, etc. Es por tanto un problema del sistema, y si es un problema del sistema, del capitalismo, no se resuelve únicamente por la lucha económica o lucha sindical, como prefiramos denominarlo.

    No sólo es consecuencia de la crisis, pues el empresario obtiene sus ganancias siempre a costa del trabajador haya o no crisis. Las crisis traen consigo la agudización de las contradicciones de clase entre el proletariado y la burguesía, entre las grandes masas campesinas y sus explotadores, los terratenientes, los usureros y los campesinos ricos. Las crisis privan a la clase obrera de muchas de las conquistas arrancadas en larga y dura lucha contra los patronos y el Estado burgués. Esto señala a los obreros que el único camino por el que pueden librarse de la explotación y la inseguridad es la destrucción de la esclavitud asalariada capitalista. Las más extensas masas del proletariado, condenadas por las crisis a indecibles privaciones, adquieren conciencia de clase y decisión revolucionaria. La incapacidad de la burguesía para gobernar las fuerzas productivas de la sociedad mina, en los sectores pequeñoburgueses de la población, el convencimiento de que el régimen capitalista es algo inquebrantable. Todo ello se traduce en la agudización de la lucha de clases dentro de la sociedad capitalista.
    En los tiempos de crisis, el Estado burgués acude en ayuda de los capitalistas mediante subsidios en dinero, que en definitiva pagan las propias masas trabajadoras. El Estado, valiéndose de su aparato de violencia y de coerción, ayuda a los capitalistas a mantener la ofensiva contra el nivel de vida de la clase obrera y los campesinos. Esto refuerza la depauperación de las masas trabajadoras. Al mismo tiempo, las crisis ponen de manifiesto la impotencia del Estado burgués ante la acción de las leyes espontáneas del capitalismo.

    Todo esto es un problema político, ya que el capitalismo no sólo es un sistema económico sino también político. La burguesía controla ese poder político y los partidos del sistema elaboran las leyes que permiten a los capitalistas aumentar sus beneficios y continuar su dominación sobre la clase obrera. Para ello, por ejemplo, elaboraron la reforma laboral o los tribunales laborales donde la mayoría de las veces los trabajadores que llevan la razón son vejados y humillados.

    Es decir, el Estado(parlamento, ayuntamientos, leyes, judicatura, policía, mass media,etc) no es un órgano de conciliación de los conflictos de clase, ni está por encima de las clases, sino que es un instrumento que sirve para elaborar e imponer a sangre y fuego a los trabajadores las medidas que permitan a los capitalistas robarles el fruto de su trabajo, un robo que se llama obtención de plusvalía.
    Contra esto la mera lucha sindical, que es una lucha económica, que por esencia no rebasa los límites del marco burgués se ha vuelto a mostrar impotente de ofrecer a los obreros otro futuro que no sea el paro y la miseria. Es evidente que para hacer frente a todo esto hace falta algo más, hace falta una teoría de vanguardia que nos sirva como guía en estas situaciones, que es el marxismo-leninismo. Porque seguir actuando a ciegas es seguir la dinámica de derrotas, por tanto, debemos dotarnos de esta arma científica basada en el análisis del capitalismo y de las formas que adopta en cada momento la lucha de clases. Sin el fortalecimiento de la lucha de clases contra la burguesía y su estado, estas luchas económicas están condenadas al fracaso. Es la clase obrera la que en base a la ciencia marxista protagoniza no sólo estas luchas económicas, sino también las luchas ideológicas y las luchas por la conquista del poder político. Lo contrario es seguir manteniendo la situación de miedo, la psicología de derrota en los centros de trabajo. Hay que darles a los trabajadores una alternativa real, científica, probada en la experiencia y esa alternativa se llama socialismo.
    La burguesía no tiene que rendir cuentas ante nadie a día de hoy, los empresarios se creen más impunes que nunca y el miedo en los centros de trabajo es patente. Sin embargo no es la maldad personal del empresario, que también la hay y mucha, sino que esta situación se basa en una necesidad intrínseca del capitalismo para desarrollarse, porque es un sistema que se basa en el robo al obrero(plusvalía) y cuando este robo es insuficiente, tienen que tender a robar aún más y destruir las fuerzas productivas que les son sobrantes.
    La solución a todos estos problemas, la táctica necesaria para cumplir la misión histórica del proletariado: el poner fin a este orden burgués capitalista que ya ha dicho todo lo que tenía que decir y no es más que una lacra para el desarrollo de la sociedad y para una vida digna para la clase obrera, haya o no crisis.
    Propugnamos la creación de “Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores”(ACDT) que son los órganos de poder emanados de los centros de trabajo, para unificar las luchas de todos los comités de la provincia contra los patronos y su estado.

    Denunciamos asimismo la postura traidora de dirigentes sindicales y políticos, de “negociar” siempre, buscando el pacto social que no lleva sino a escoger siempre “lo menos malo”. Esto no contribuye nada más que a desarmar a la clase obrera, a rendirla, a contribuir a la psicología de derrota que hemos señalado. Estas son las consecuencias de una estrategia y táctica servil y traidora, alejada de la ciencia del socialismo científico, alejada de la lucha de clases, anclada en el apego a las leyes e instituciones que dominan los patronos(parlamentos, ayuntamientos,etc) y que ni cuestiona el capitalismo ni se lo plantea. Señalemos pues a los cómplices de la situación que a día de hoy deje en la calle a cientos de obreros. Nuestro poder, como vemos, debe nacer de los centros de trabajo.
    Para ellos sólo somos mercancía, sólo somos fuerza de trabajo a pesar de que somos los obreros que hacemos funcionar la sociedad. A día de hoy los burgueses, los patrones en general saben que pueden realizar cualquier ataque a los obreros con la complicidad de los sindicatos amarillos y de los partidos del sistema. Pero cuando los obreros se unen , cuando se lucha no por reformas sino por la conquista del poder político, los patronos empiezan a tener miedo. Porque saben que dependen en todo de los obreros y ven que estos van directos a derrumbar su sistema capitalista. Entonces empiezan a tener miedo, mucho miedo.

    ¡POR LA LUCHA DE CLASES, POR LA LUCHA OBRERA!

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