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Son muchas las discusiones que surgen alrededor del lenguaje de género: Discriminación para algunos, exceso para otros. Al respecto, Fernando Ávila, nuestro entrevistado, asegura que una cosa es el sexo de las personas y otra distinta el género de las palabras. ¿Cuál es tu opinión?
¿Por qué cada día se insiste más en el lenguaje de género, niños y niñas, colombianos y colombianas?
-Fernando Ávila*: Por exigencia de Unicef, que pide a los profesores evitar la discriminación, especialmente de las niñas..., pero se ha exagerado y se confunde sexo de las personas con género de las palabras.
¿No son lo mismo?
-F.A.: Una cosa es el sexo de las personas, hombre, mujer, y otra distinta el género de las palabras, epiceno, neutro, ambiguo, común, masculino y femenino.
¿Nos puede dar ejemplos de cada uno?
Epiceno: la jirafa hembra y la jirafa macho (no existe la palabra jirafo).
Neutro: el artículo lo.
Ambiguo: el mar y la mar, significan lo mismo.
Común: cantante, analista, testigo. Son iguales para hombre y mujer. Varía el adjetivo que las acompaña: el caminante y la caminante / nuestro periodista y nuestra periodista / aquel piloto y aquella piloto
Masculino: ídolo, as, genio. Note usted que estas palabras son masculinas también cuando se refieren a mujer, María José es un ídolo para sus amigas / Juanita es un as en matemáticas / Natalia se cree un genio.
Femenino: persona, gallina, eminencia. Son voces femeninas incluso cuando se refieren a hombre, Martín es una buena persona / ese tipo es una gallina / el profesor Hinestrosa es una eminencia gris.
¿Hay discriminación cuando no se dice ellos y ellas, colombianos y colombianas?
-F.A.: Por el contrario. Cuando se dice hombres y mujeres, niños y niñas, ahí es cuando hay discriminación. Eso es discriminar, separar. Como en el chiste famoso de los hombres a la izquierda, las mujeres a la derecha, y se queda un gay en el centro que pregunta ¿y yo? ¿Hay algo más discriminatorio que eso?
Fíjese usted que cuando las mujeres que escriben poesía le echaron cabeza al asunto de que ellas se llamaban poetisas, mientras que sus colegas varones se llamaban poetas, protestaron. Exigieron que se les dijera también poetas, precisamente para evitar la discriminación. Y la palabra poeta es hoy de género común, gracias a la reforma que hizo la Academia.
Entonces, ¿no hay que sacarle femenino a cada palabra?
-F.A.: No hay que hacerlo cuando la palabra es de género común. Es erróneo decir superintendenta / testiga / dirigenta (falsos femeninos), como lo sería decir analisto / ciclisto / periodisto (falsos masculinos).
Tampoco cabe hacerlo con palabras que tienen sentidos distintos según sea masculina o femenina, como plazo y plaza, naranjo y naranja, correo y correa.
¿Y dónde queda el lenguaje de género?
-F.A.: Recuerde dos principios:
Hay palabras de género común, infante / adolescente / joven. ¡Que usen con preferencia esas voces!
La norma tradicional del español es que, en contextos enunciativos universales, el género masculino abarca a todos los individuos, el hombre es un animal racional. Ese enunciado no significa que las mujeres no sean igual de animales e igual de racionales que los hombres.
Imagínese usted dónde queda la economía de palabras en frases como el perro y la perra son el mejor amigo y la mejor amiga del hombre y de la mujer.
Participa en el foro y opina sobre el lenguaje de género.
*Fernando Ávila fue Defensor del Lenguaje en el diario El Tiempo. Algunos de sus libros son: Manual de Redacción Periodística (1983), En busca del verbo preciso (1993), Noticia (1995), Español correcto para dummies (Norma, 2000), Dónde va la coma (Norma, 2001), Dónde va la tilde (Norma, 2002), entre otros.
Escrito por: Juan Martin Camargo
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Desconozco la fuente, lo he leído en facebook.