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La Audiencia Nacional ha emitido una brutal sentencia contra jóvenes independentistas galegos.
Las razones no tienen que ver sólo con la histeria españolista que afecta al tribunal heredero del franquista Tribunal de Orden Público (TOP). El miedo de la burguesía a que pueda explotar el polvorín de ira social, provocado por sus propias políticas, explica también unas condenas absolutamente desproporcionadas, en un juicio carente de las mínimas garantías.
La crisis del sistema en curso tiene terribles consecuencias para los pueblos trabajadores. Aun así, la crisis también golpea a la clase dominante, dada su necesidad de buscar nuevas formas de explotación de la clase obrera para mantener intacta su tasa de ganancia. Esto agudiza enormemente las contradicciones de clase, y hace que la burguesía ya no pueda seguir dominando como antes, y que el pueblo trabajador comience a despertar y a notar las cadenas de su opresión.
La crisis, especialmente el mecanismo de la deuda y sus consecuencias (la política de recortes y privatizaciones impuesta desde las instituciones euro-imperialistas, y el rechazo de las mismas por parte del pueblo) sacude los pilares del equilibrio de los Estados afectados.
En el Estado español, esto se traduce en el agotamiento progresivo del régimen de la Transición. Este modelo de dominación estatal, opresor de clases, mujeres y pueblos, se acerca cada vez más a su fecha de caducidad: ya no es capaz de seguir dominando de igual modo que antes. La consecuencia de ello es, necesariamente, el aumento de las resistencias, y su relación dialéctica con la represión.
La represión que tan brutalmente ha caído sobre la militancia independentista galega es una faceta de la represión que aspira a mantener intactas las cadenas de la dominación que atan a todas las personas que sufren la opresión de clase, de género, o nacional, del Estado español.
Sabemos que las actuaciones represivas son parte de una gran estrategia de dominación , la misma que recientemente tuvo secuestrado a Alfon, la que fríe a multas al SAT, la que va a juzgar a varios centenares de jóvenes vascos o a los cinco anarquistas de Barcelona.Sin olvidar que es la misma represión política que después de la Transición, siguió llenando las cárceles de centenares de presas y presos políticos.
Igualmente en Red Roja somos conscientes de que todas las resistencias son parte de la misma gran resistencia: sea en nuestro marco estatal contra el imperialismo español, contra el imperialismo de la UE , o a nivel global por la destrucción del modo de producción capitalista y por la construcción de una nueva sociedad sin explotación ni opresión.
La solidaridad internacionalista es la apuesta lógica de los pueblos y las organizaciones que aspiran a combatir el capitalismo en cada parte del mundo.
Porque su lucha es nuestra lucha: compañeros galegos, ¡libertad!
O povo berra ¡poder popular!