A los estudiantes de la clase obrera
El movimiento estudiantil ha demostrado ser a lo largo de la historia de la más feroz sangre combativa de los pueblos, y como no puede ser de otra manera, como demuestran los estudiantes chilenos, aún siguen siéndolo. Sin embargo, tal y como estamos viendo día a día, un movimiento estudiantil aislado en sus luchas, desgajado del movimiento obrero y carente de conciencia de clase, sólo puede llevar a derrotas continuas y profundas frustraciones que sólo fortalecen al putrefacto régimen capitalista.
Es difícil ubicar en el futuro al estudiante proletario de nuestro país, pues lo tiene muy incierto, su futuro es un auténtico abismo al que va caminando, dirigido por el oportunismo, sin ser plenamente consciente de ello. Víctimas directas de una nueva crisis de sobre producción, que por su duración y profundidad se enmarca de lleno en la época de la crisis general del capitalismo y por tanto de la revolución socialista, los trabajadores de hoy y de mañana nos encontramos presos de un sistema que nos quiere llevar al siglo XIX. Los hijos de la clase obrera y clases populares nos encontramos con un presente en el cual no podemos optar a una simple vivienda que colme nuestras mínimas necesidades de emancipación familiar, un presente en el que no se puede optar no ya a un empleo de la rama estudiada, sino a cualquier empleo por más precario que éste sea.
La imposibilidad de acceder a una vivienda, el paro forzoso o la esclavitud asalariada que nos espera, cuando no la imperiosa necesidad de emigrar al extranjero para poder sobrevivir, no son consecuencias nefastas que caen sobre nosotros fruto de una maldición inexplicable, sino fenómenos consecuentes emanados de un sistema que permite la especulación de la vivienda en base a la propiedad privada de los medios de producción, fruto directo de un régimen que precisa de un desempleo forzoso para abaratar constantemente la fuerza de trabajo, dando lugar a grandes ejércitos de trabajadores en competencia directa entre ellos. La juventud estudiantil, hija del explotado y depauperado proletariado, debe tomar conciencia que el origen de sus sufrimientos es estructural, regido por la ley universal del máximo beneficio, auténtico motor del capitalismo monopolista de Estado. Que las contradicciones capitalistas en su fase imperialista, ya sólo pueden ofrecer a millones de jóvenes, obreros, jornaleros, empleados o autónomos mayores cotas de sobreexplotación y miseria.
Para hacer más pesada la cruz que el estudiante carga en su calvario capitalista, asistimos a un desmantelamiento del mal llamado “estado del bienestar”, que se hace patente en cada gran reforma y recorte que sufre en sus tres grandes pilares, el sistema de pensiones, la sanidad y la educación pública. El primero mencionado, el sistema de pensiones cada día es más cuestionado por la oligarquía financiera, por ahora con la nueva ley anunciada para 2019 serán completamente congeladas, se espera que el gobierno ahorre 33.000 millones de euros, producto del robo descarado a millones de jubilados. Con ello se ataca frontalmente a nuestros padres y abuelos, esquilmando sus pensiones –con una media miserable de 700€-, tras largas décadas de trabajo. Respecto a la sanidad ha supuesto un recorte de 7.000 millones de euros más las grandes privatizaciones de centros públicos a los que estamos asistiendo en nuestras ciudades cada día, degradando el servicio sanitario a cotas nunca vistas hasta la fecha. Respecto a los recortes en educación ha supuesto la privatización de numerosos centros educativos, así como la pérdida de 600.000 becas de estudiantes, subidas del hasta 50 % de las tasas universitarias forzando el abandono de miles y miles de estudiantes de la clase obrera por imposibilidad de pago.
Asistimos a una degradación absoluta de los sistemas públicos, conquistas ganadas a base de riadas de sangre y sudor por la clase obrera. Día a día, en nuestras aulas, vemos como el sector público educativo se convierte en una ruinosa fábrica de jóvenes aspirantes a ser esclavos asalariados y parados, propagando unos valores mercantilistas que los mantenga en el nihilismo más lacerante y en el puro analfabetismo funcional. Al tiempo que esto sucede, se fomenta en paralelo la concertación privada para que los hijos de la burguesía puedan formarse cómodamente como eficientes explotadores de futuro.
Es difícil ubicar en el futuro al estudiante proletario de nuestro país, pues lo tiene muy incierto, su futuro es un auténtico abismo al que va caminando, dirigido por el oportunismo, sin ser plenamente consciente de ello. Víctimas directas de una nueva crisis de sobre producción, que por su duración y profundidad se enmarca de lleno en la época de la crisis general del capitalismo y por tanto de la revolución socialista, los trabajadores de hoy y de mañana nos encontramos presos de un sistema que nos quiere llevar al siglo XIX. Los hijos de la clase obrera y clases populares nos encontramos con un presente en el cual no podemos optar a una simple vivienda que colme nuestras mínimas necesidades de emancipación familiar, un presente en el que no se puede optar no ya a un empleo de la rama estudiada, sino a cualquier empleo por más precario que éste sea.
La imposibilidad de acceder a una vivienda, el paro forzoso o la esclavitud asalariada que nos espera, cuando no la imperiosa necesidad de emigrar al extranjero para poder sobrevivir, no son consecuencias nefastas que caen sobre nosotros fruto de una maldición inexplicable, sino fenómenos consecuentes emanados de un sistema que permite la especulación de la vivienda en base a la propiedad privada de los medios de producción, fruto directo de un régimen que precisa de un desempleo forzoso para abaratar constantemente la fuerza de trabajo, dando lugar a grandes ejércitos de trabajadores en competencia directa entre ellos. La juventud estudiantil, hija del explotado y depauperado proletariado, debe tomar conciencia que el origen de sus sufrimientos es estructural, regido por la ley universal del máximo beneficio, auténtico motor del capitalismo monopolista de Estado. Que las contradicciones capitalistas en su fase imperialista, ya sólo pueden ofrecer a millones de jóvenes, obreros, jornaleros, empleados o autónomos mayores cotas de sobreexplotación y miseria.
Para hacer más pesada la cruz que el estudiante carga en su calvario capitalista, asistimos a un desmantelamiento del mal llamado “estado del bienestar”, que se hace patente en cada gran reforma y recorte que sufre en sus tres grandes pilares, el sistema de pensiones, la sanidad y la educación pública. El primero mencionado, el sistema de pensiones cada día es más cuestionado por la oligarquía financiera, por ahora con la nueva ley anunciada para 2019 serán completamente congeladas, se espera que el gobierno ahorre 33.000 millones de euros, producto del robo descarado a millones de jubilados. Con ello se ataca frontalmente a nuestros padres y abuelos, esquilmando sus pensiones –con una media miserable de 700€-, tras largas décadas de trabajo. Respecto a la sanidad ha supuesto un recorte de 7.000 millones de euros más las grandes privatizaciones de centros públicos a los que estamos asistiendo en nuestras ciudades cada día, degradando el servicio sanitario a cotas nunca vistas hasta la fecha. Respecto a los recortes en educación ha supuesto la privatización de numerosos centros educativos, así como la pérdida de 600.000 becas de estudiantes, subidas del hasta 50 % de las tasas universitarias forzando el abandono de miles y miles de estudiantes de la clase obrera por imposibilidad de pago.
Asistimos a una degradación absoluta de los sistemas públicos, conquistas ganadas a base de riadas de sangre y sudor por la clase obrera. Día a día, en nuestras aulas, vemos como el sector público educativo se convierte en una ruinosa fábrica de jóvenes aspirantes a ser esclavos asalariados y parados, propagando unos valores mercantilistas que los mantenga en el nihilismo más lacerante y en el puro analfabetismo funcional. Al tiempo que esto sucede, se fomenta en paralelo la concertación privada para que los hijos de la burguesía puedan formarse cómodamente como eficientes explotadores de futuro.
Respecto a la lucha estudiantil en España
Es en este último apunte, el de los ataques constantes contra la educación pública, donde nos ubicamos como principales afectados, dada nuestra obvia condición de estudiantes de extracción obrera y popular, aún siendo plenamente conscientes que tales ataques no van dirigidos únicamente hacia nosotros, sino también a nuestros padres, hermanos y abuelos, contando con un denominador común; las relaciones de producción capitalistas y la dictadura burguesa a la que estamos todos sometidos. A la luz de la realidad material que vivimos, resulta evidente que el actual movimiento estudiantil está siendo dirigido de forma nefasta. Sus principales organizaciones toman la cuestión de los recortes como algo separado del propio régimen capitalista, de su funcionamiento y naturaleza en el actual momento histórico que vivimos, tomando los recortes como una causa del problema, cuando son una simple consecuencia de entre otras tantas generadas en la propia estructura capitalista. ¿Y que consiguen con ello? Darle a este movimiento un claro y marcado carácter oportunista, vaciándolo de contenido y aislando sus luchas.
Se posicionan por tanto no en el error táctico e inconsciente, sino como una eficiente quinta columna de la burguesía en el movimiento estudiantil. El papel del Sindicato de Estudiantes y demás satélites del Estado burgués, no tienen otro objetivo que el seguido por las centrales sindicales imperialistas enquistadas a su vez en el movimiento obrero; desorientar a las masas laboriosas, desorganizarlas y dividirlas, blindar al régimen capitalista y a la parasitaria clase dominante que tan buenos dividendos les proporciona. Nuestros problemas como estudiantes, derivados del sector educativo, no tienen solución dentro del capitalismo. El movimiento estudiantil no puede hacer miras hacia la petición de volver a una postura anterior a hace 4 años, porque no estamos en las condiciones socioeconómicas de hace 4 años, no puede limitarse a rasgar tímidamente la superestructura del régimen en base a las premisas difundidas por el oportunismo traidor.
El modo de producción capitalista, cada vez más putrefacto, cada más agotado no caerá sólo y seguirá agrediéndonos sin pausa en tanto no seamos capaces de organizarnos por nosotros mismos. Nuestra solución no pasa sino por la consolidación de un Estado proletario que ponga los medios de producción al servicio de la clase obrera y el pueblo trabajador, única garantía para que la juventud goce del inalienable derecho a una educación totalmente pública, universal y gratuita. No hay ni puede haber otra salida que destruir este sistema obsoleto basado en la explotación, el robo y el crimen y construir la nueva sociedad futura, el socialismo.
Otra característica nefasta del movimiento estudiantil español, presente en mucho de sus integrantes, es el culto a la espontaneidad y a la acción inmediata. La juventud proletaria, ante todas las agresiones del capital, es la primera en responder, en movilizarse, en dar la cara y en recibir los golpes represivos del Estado burgués. Ello es el principio de todo, despierta conciencia, pero la mera movilización, la mera manifestación es eso, solo el principio, acabar ahí es un error, es empezar un castillo de naipes poniendo solo la primera pareja de cartas. El segundo paso, imprescindible para elevar política e ideológicamente al movimiento estudiantil es la organización, sin la cual, no constituiremos poder popular, caminando de derrota en derrota, pues poco vamos a conseguir siguiendo manifestaciones y agendas marcadas por el poder burgués.
Se hace necesario por tanto, un paso hacia adelante, la constitución de órganos de poder propios en nuestros centros de estudio, constituidos al margen del poder burgués. Órganos que prioricen la unidad de acción, emanados de las asambleas de estudiantes tomando como referencia las formas organizativas de la única democracia posible; la obrera. Órganos donde identificar, analizar y dar respuesta a nuestros problemas, derivados de nuestra condición de hijos del proletariado. Basta de pedir cambios a quienes nos oprimen, de seguir las premisas del oportunismo, debemos hacer esos cambios por nosotros mismos fuertemente engarzados a nuestra clase social. Basta de ser el actor secundario de la película, de recibir los peores golpes y de no responder de forma organizada y consciente a las ofensivas burguesas.
Se posicionan por tanto no en el error táctico e inconsciente, sino como una eficiente quinta columna de la burguesía en el movimiento estudiantil. El papel del Sindicato de Estudiantes y demás satélites del Estado burgués, no tienen otro objetivo que el seguido por las centrales sindicales imperialistas enquistadas a su vez en el movimiento obrero; desorientar a las masas laboriosas, desorganizarlas y dividirlas, blindar al régimen capitalista y a la parasitaria clase dominante que tan buenos dividendos les proporciona. Nuestros problemas como estudiantes, derivados del sector educativo, no tienen solución dentro del capitalismo. El movimiento estudiantil no puede hacer miras hacia la petición de volver a una postura anterior a hace 4 años, porque no estamos en las condiciones socioeconómicas de hace 4 años, no puede limitarse a rasgar tímidamente la superestructura del régimen en base a las premisas difundidas por el oportunismo traidor.
El modo de producción capitalista, cada vez más putrefacto, cada más agotado no caerá sólo y seguirá agrediéndonos sin pausa en tanto no seamos capaces de organizarnos por nosotros mismos. Nuestra solución no pasa sino por la consolidación de un Estado proletario que ponga los medios de producción al servicio de la clase obrera y el pueblo trabajador, única garantía para que la juventud goce del inalienable derecho a una educación totalmente pública, universal y gratuita. No hay ni puede haber otra salida que destruir este sistema obsoleto basado en la explotación, el robo y el crimen y construir la nueva sociedad futura, el socialismo.
Otra característica nefasta del movimiento estudiantil español, presente en mucho de sus integrantes, es el culto a la espontaneidad y a la acción inmediata. La juventud proletaria, ante todas las agresiones del capital, es la primera en responder, en movilizarse, en dar la cara y en recibir los golpes represivos del Estado burgués. Ello es el principio de todo, despierta conciencia, pero la mera movilización, la mera manifestación es eso, solo el principio, acabar ahí es un error, es empezar un castillo de naipes poniendo solo la primera pareja de cartas. El segundo paso, imprescindible para elevar política e ideológicamente al movimiento estudiantil es la organización, sin la cual, no constituiremos poder popular, caminando de derrota en derrota, pues poco vamos a conseguir siguiendo manifestaciones y agendas marcadas por el poder burgués.
Se hace necesario por tanto, un paso hacia adelante, la constitución de órganos de poder propios en nuestros centros de estudio, constituidos al margen del poder burgués. Órganos que prioricen la unidad de acción, emanados de las asambleas de estudiantes tomando como referencia las formas organizativas de la única democracia posible; la obrera. Órganos donde identificar, analizar y dar respuesta a nuestros problemas, derivados de nuestra condición de hijos del proletariado. Basta de pedir cambios a quienes nos oprimen, de seguir las premisas del oportunismo, debemos hacer esos cambios por nosotros mismos fuertemente engarzados a nuestra clase social. Basta de ser el actor secundario de la película, de recibir los peores golpes y de no responder de forma organizada y consciente a las ofensivas burguesas.
¿Qué hacer?
La reconstrucción del movimiento estudiantil, de los jóvenes estudiantes como futuros integrantes de la clase obrera, pasa por asumir nuestro papel histórico como elemento revolucionario, organizándonos en nuestros centros de estudios y afrontando la tarea de integrar junto a nuestros compañeros las asambleas estudiantiles, planteando democráticamente la solución a nuestros problemas desde un enfoque no sólo coyuntural, sino eminentemente estructural. Constituir órganos de dirección surgidos de esas asambleas con los elementos más conscientes y combativos, adaptando las luchas a nuestras realidades inmediatas y uniendo estas reivindicaciones a las diferentes asambleas que se vayan constituyendo, pues el origen de nuestros problemas derivan de un mismo estado represor, de una misma clase explotadora y de un mismo régimen opresor. Fundiendo las diferentes luchas estudiantiles en un solo puño, podrá resurgir un poderoso movimiento estudiantil férreamente organizado, que sea capaz de soldarse en un solo frente al movimiento obrero en base a un programa común revolucionario. Un sólido poder popular enfrentado directamente al poder burgués emanado de su Estado y sucursales políticas y sindicales, que halle su máxima expresión en la consolidación del Frente Único del Pueblo, dónde la clase obrera, la juventud y las clases populares puedan desarrollar su programa de acción hacia el socialismo.
No podemos luchar aislados, porque simplemente nuestros problemas tienen origen en un sistema que engendra otros tantos, estamos estrechamente relacionados. Este debe de ser el enfoque de la participación estudiantil en el Frente Único del Pueblo, debe ser la aportación de los estudiantes para formar un órgano de poder popular independientemente que dirigido por el proletariado, sea capaz de enfrentar y liquidar a la maquinaria estatal burguesa. El estudiante masacrado de hoy es el trabajador esclavizado de mañana, compartimos los mismos intereses de clase y eso nos obliga a marchar unidos contra nuestro enemigo común; el capitalismo monopolista de Estado y la parasitaria y explotadora burguesía que lo sustenta a base de la sangre y el sudor de millones de trabajadores.
La próxima huelga estudiantil de octubre es una buena oportunidad no para movilizar gente en la calle, sino para que sea la cuna de un nuevo movimiento estudiantil DE CLASE y ORGANIZADO, liberado del corrupto y traidor oportunismo, dónde no haya lugar a la espontaneidad suicida y sí a la acción colectiva y revolucionaria. Animamos a los estudiantes de toda España a organizarnos en asambleas propias, a ligar nuestras luchas a las de la clase obrera, a construir los órganos de poder popular que deben mandar al basurero de la historia a este régimen criminal y caduco. Los estudiantes debemos empezar no solo a coger la pluma para estudiar, sino para escribir nuestra propia historia. Como dijo Lenin, la revolución no se hace, se organiza.
No podemos luchar aislados, porque simplemente nuestros problemas tienen origen en un sistema que engendra otros tantos, estamos estrechamente relacionados. Este debe de ser el enfoque de la participación estudiantil en el Frente Único del Pueblo, debe ser la aportación de los estudiantes para formar un órgano de poder popular independientemente que dirigido por el proletariado, sea capaz de enfrentar y liquidar a la maquinaria estatal burguesa. El estudiante masacrado de hoy es el trabajador esclavizado de mañana, compartimos los mismos intereses de clase y eso nos obliga a marchar unidos contra nuestro enemigo común; el capitalismo monopolista de Estado y la parasitaria y explotadora burguesía que lo sustenta a base de la sangre y el sudor de millones de trabajadores.
La próxima huelga estudiantil de octubre es una buena oportunidad no para movilizar gente en la calle, sino para que sea la cuna de un nuevo movimiento estudiantil DE CLASE y ORGANIZADO, liberado del corrupto y traidor oportunismo, dónde no haya lugar a la espontaneidad suicida y sí a la acción colectiva y revolucionaria. Animamos a los estudiantes de toda España a organizarnos en asambleas propias, a ligar nuestras luchas a las de la clase obrera, a construir los órganos de poder popular que deben mandar al basurero de la historia a este régimen criminal y caduco. Los estudiantes debemos empezar no solo a coger la pluma para estudiar, sino para escribir nuestra propia historia. Como dijo Lenin, la revolución no se hace, se organiza.
¡Por la construcción del Frente Único del Pueblo!
¡Por una educación pública, universal y gratuita!
¡Socialismo o barbarie!
Comité Provincial de Córdoba del Partido Comunista Obrero Español (P.C.O.E)
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