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    Crítica al MAI y al blog Revolución o Barbarie sobre la cuestión nacional

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    Crítica al MAI y al blog Revolución o Barbarie sobre la cuestión nacional Empty Crítica al MAI y al blog Revolución o Barbarie sobre la cuestión nacional

    Mensaje por ReDRuM Mar Jun 11, 2013 3:20 pm

    Abro este hilo para hacer una crítica a la visión sobre la cuestión nacional manifestada por el MAI y el blog Revolución o Barbarie, afín al MAI, si no orgánicamente, sí al menos ideológicamente. Si centro la crítica en ellos es por su interés, al menos de palabra, en el análisis de la línea ideológica y de los hechos históricos, y en la autocrítica entre comunistas, comenzando por uno mismo, posturas que comparto. Y también, porque considero que representan una posición teórica avanzada en el Estado español, con voluntad, al menos también de palabra, de despojar de tics y lastres al movimiento comunista y de (re)armarlo ideológicamente. Porque esta crítica podría dirigirse a, prácticamente, todos los colectivos comunistas a nivel estatal, excepto a algunos implantados a nivel de sus respectivos países, como Galicia o País Vasco, que todo y eso creo que se les podría hacer también alguna crítica al respecto aunque de forma diferente. Me ha quedado un texto algo extenso y con una redacción un poco pésima, pero lo que me interesaba era aportar mis ideas al respecto e intentar hacerlas llegar a quien van dirigidas.

    Éstos serían unos textos sobre los que apoyo la crítica. Del MAI, en su carta a Kimetz y al resto de la vanguardia del Estado español

    3. Apertura de un debate, en estrecha conexión con el Balance histórico, sobre la Línea General de la Revolución Proletaria en lo tocante, particularmente, a problemas candentes relacionados con la naturaleza del partido de nuevo tipo proletario y la cuestión nacional. El MAI está seriamente preocupado –por no decir perplejo– porque muchas organizaciones revolucionarias internacionalistas en el Estado español, casualmente casi todas ellas maoístas, como Kimetz, La Rebelión Se Justifica y otras, tienden a circunscribir –y a justificar teóricamente esta restricción– su actividad al ámbito de las
    nacionalidades en que se ubican –principalmente, Euskal Herria, Catalunya y Galiza–, encerrándose en las fronteras territoriales y culturales que el capital impone al proletariado. Es preciso clarificar este tipo de cuestiones, relacionadas con la Línea General, en función de la Reconstitución de un Partido Comunista en el Estado español.

    y de Revolución o Barbarie, en una crítica al PCPE

    La propuesta confederal

    Por último, el PCPE propone la organización del Estado socialista en base a un modelo confederal: “el PCPE defiende y propugna en todo el país la unión libre y voluntaria en el marco de una república socialista de carácter confederal”. 18

    Esta posición diverge de la posición marxista-leninista respecto de la organización del Estado de dictadura del proletariado. El socialismo científico defiende la organización territorial del aparato estatal de la clase obrera en una República unitaria que funcione en base al centralismo democrático. La razón de esto es que es esencial la unidad a nivel político del proletariado para la construcción del socialismo y a nivel económico es necesaria la unidad para organizar la planificación del proceso de producción y de distribución. El socialismo busca la unión de todo el proletariado a nivel mundial y en este proceso, la federación, en principio, supone un paso atrás en dicho objetivo.

    La federación como organización territorial del Estado socialista puede ser admitida cuando esta suponga un paso adelante hacia la unidad completa, por ejemplo, como en el caso de Rusia tras la Revolución de Octubre cuando muchas de las nacionalidades que componían el Estado ruso zarista declararon su independencia. Los bolcheviques solo admitieron el federalismo después de la Revolución por este motivo. El PCR (b), en el programa adoptado en su VIII Congreso de 1919, establecía que “Como una de las formas transitorias hacia la unidad completa, el Partido proclama la unión federal de los Estados organizados según el tipo soviético.”

    En el Estado español la cuestión nacional aún está pendiente de resolver. En este sentido los comunistas debemos defender el derecho de autodeterminación de las naciones oprimidas que componen el Estado, lo cual implica el derecho de separación de estas naciones y la constitución de sus estados propios. Sin embargo, esto no conlleva la defensa de la separación ni de la (con)federación entre naciones, ya que el objetivo del movimiento comunista difiere de esto, pues es la unión de todo el proletariado y no la división del mismo por sus diferencias nacionales. La forma de organización del Estado proletario no se puede anticipar, ya que ello dependerá de ciertas circunstancias futuras que en la actualidad no se pueden prever. Esto es muy distinto a defender modelos de organización que suponen un paso atrás, como es el confederalismo.

    La propuesta de los comunistas en el Estado español debe centrarse en la defensa del derecho de autodeterminación, a la vez que se defiende y se hace propaganda a favor de la unidad de todas las naciones que componen el Estado español en una República unitaria organizada de acuerdo con el centralismo democrático, el cual no es incompatible con la autonomía de los diferentes organismos territoriales que compongan dicha República socialista.

    Primero, querría hacer notar en el texto del MAI algunos tics lastrados de todo el período soviético, que incluso el imperialismo ha utilizado y asimilado para instaurar sus regímenes, como vemos en la constitución española actual. Utilizan el término nacionalidades para referirse a lo que deberíamos llamar naciones, pero por influencia del lenguaje revolucionario soviético, se ha adquirido ese término sin tener en cuenta la diferencia de circunstancias y, sobretodo, la diferencia de conceptos a los que se dirigen. La nacionalidad hace referencia a la condición nacional de una persona o colectivo, a la identidad, mientras que la nación se refiere a la entidad geográfica, económica, lingüística y sociocultural. En el Imperio ruso, así como en el imperio austro-húngaro, entidades coetáneas de los revolucionarios soviéticos, la principal cuestión a tratar era la nacionalidad, ya que la mezcolanza de pueblos a nivel territorial era enorme, no existía una concepción de estabilidad territorial como la que tenemos actualmente en Europa occidental y en el estado español, y además que el principal problema en esa cuestión era el agrario, al menos en el imperio ruso, como señalaba Stalin. Por lo tanto, denominar con el lenguaje de entonces y de allá a un asunto de ahora y de aquí, empleando el término nacionalidades en lugar del que se tendría que corresponder, naciones, lo veo como un mimetismo de épocas pasadas metidas con calzador para encarar un tema actual y local. O sea, que Galicia, País Vasco y Cataluña (más correctamente los Países Catalanes) no son nacionalidades, sino naciones. Por otro lado, no veo correcto nombrar estas naciones en su idioma cuando se emplea otro, en este caso el castellano, ya que no he visto nunca que se hable de Scotland (o Alba) o de Deutschland, a no ser que sea un tipo de "concesión" para familiarizar a todo el ámbito estatal los nombres propios de estas naciones, como si hubiese que ofrecer una contraprestación al hecho de que se inserten en ese ámbito superior, o tal vez, y más preocupante, como una manera de visión indigenista de esas realidades nacionales, de pueblos que no adaptan su nombre a otras lenguas. Aunque, bueno, tampoco creo que sea un asunto de gran importancia, ni que el motivo sea consciente, sino más bien por costumbre adquirida, pero me parecía pertinente la observación.

    El MAI critica la restricción al ámbito nacional de organizaciones como Kimetz, cuando lo que está haciendo con esa crítica es restringir el concepto de internacionalismo. El internacionalismo no es una idea y una práctica que se reduce a las relaciones entre obreros y movimientos revolucionarios de diferentes países, sino que se circunscribe también (y sobretodo hay que tenerlo en cuenta en nuestro ámbito y en la época en la que estamos) a la actividad dentro de un mismo país, e incluso diría que de forma prioritaria, dada la inexistencia de Partido. Si no se comprende que el internacionalismo obrero comienza dentro del propio país es que no se ha entendido bien el concepto de internacionalismo. Si no se practica el internacionalismo a nivel nacional, entonces el internacionalismo que se practique hacia el exterior será mucho más limitado y cojo de raíz. El internacionalismo que ha practicar el Proletariado más consciente dentro de su propio país, lo que podríamos llamar nacionalismo proletario (término que escandaliza el puritanismo conceptual de los testigos de Jehová sino-sovietistas), es el que intenta en un primer término acabar con las diferencias nacionales (lingüísticas, étnicas, culturales,...) de las diversas nacionalidades que pueblan un país o una nación. Kimetz, o cualquier organización, si luchan por homogeneizar al Proletariado vasco o del país correspondiente, saltando por encima de sus diferencias de origen, de lengua, de credo o de adscripción sentimental o familiar, estan practicando una efectiva y necesaria lucha internacionalista en su propio país. Para poder practicar el internacionalismo entre el Proletariado vasco y el Proletariado andaluz, los cuales no disponen de Partido, ni en sus respectivos países ni a nivel estatal, se ha de comenzar por practicar el internacionalismo en el propio País Vasco; o sea, que si se quiere recibir el apoyo internacionalista del "Proletariado vasco organizado de forma revolucionaria" desde Jaén o Córdoba, primero tendrá que haber una lucha internacionalista específica que una al obrero López de la margen izquierda bilbaína con el obrero Urruticoetxea del Goierri guipuzcoano.

    Dice el MAI que estas organizaciones nacionales se "encierran" en "las fronteras territoriales y culturales que el capital impone al proletariado". Yo sí que me quedo perplejo, como ellos dicen, ante tal afirmación. Decir que una organización revolucionaria que actúa a nivel de su país o de su nación se "encierra" es no entender bien en ese aspecto lo que ha de ser una práctica revolucionaria. Quién denuncia el culto al movimiento por el movimiento y a los que estigmatizan el trabajo teórico, acaban estigmatizando a quien prioriza una lucha a nivel nacional para poder elevar el movimiento revolucionario a instancias mayores sin carencias ideológicas ni organizativas, proponiendo que se lancen a la arena estatal porqué sí, sin ver la necesidad de trabajos previos a niveles menores. Y eso no quiere decir la negación de Partido a nivel estatal, ya que la burguesía actúa mediante ese instrumento suyo. Pero dadas las insuficiencias de todo tipo que siempre han arrastrado las organizaciones cuyo ámbito de actuación (teórica y práctica) era estatal, queda claro que el problema es de raíz, y para solucionarlo se ha de ir a ésta, es decir, a la teoría y, claro está, a la nación. Porque la cuestión nacional y la insuficiencia de su análisis demuestra que no es un problema solamente organizativo o político, sino que es más profundo, es una cuestión IDEOLÓGICA.

    Decir que el capital IMPONE estas fronteras territoriales y culturales es surrealista, cuando el capital lo que busca, y así lo demuestran los regímenes con los que se ha dotado en el Estado español, es acabar con esas fronteras y esas culturas que organizaciones como Kimetz toman como propias de su línea teórica y de actuación. La burguesía monopolista ha luchado contra cualquier singularidad vasca y contra cualquier unión y convergencia entre la CAV y Navarra; ha luchado contra la lengua gallega, astur-leonesa, aragonesa o catalana; ha luchado contra la articulación territorial, política o cultural de los Países Catalanes, llegando incluso a incluir un artículo en su constitución borbónica contra tal efecto. Así pués, decir que el capital impone eso, cuando lo que se demuestra es que quiere destruir eso, no tiene ningún sentido. Es verdad que existen las burguesías nacionales en las 3 regiones de la CAV y en Cataluña, con un programa limitado tanto en lo territorial, como salta a la vista, como en lo político, reclamando un mayor trozo de pastel pero sin cargarse la cocina que comparte con el resto de burguesía estatal. Y cualquier reivindicación que haya hecho esta burguesía nacional ha sido únicamente para potenciar sus intereses de clase, sobretodo en disputa con la burguesía estatal financiera. Pero la primera que limita las características nacionales en su propio territorio es esta burguesía catalana y vasca. Así pues, implantarse en estos ámbitos por parte de una organización comunista es ya de por sí plantar cara al capital a todos los niveles de forma efectiva y radical, y no como dice el MAI, adaptarse a las fronteras que impone. Otra cosa diferente sería caer en un nacionalismo pequeño-burgués y en su típico independentismo elitista, y que encima siempre es falso. Pero ésto no es consecuencia de adoptar un ámbito vasco o catalán, ya que ejemplos así tenemos suficientes de organizaciones a nivel estatal respecto a la República. Por lo tanto, se demuestra que el reformismo o revisionismo en el que se pueda caer no es causado por la nacionalidad o el ámbito territorial, sino que es un problema ideológico.


    Respecto al escrito de Revolución o barbarie, critican el federalismo, tal y como hacía Lenin, y es de agradecer que expliquen el contexto en el cual lo hizo, y la razón por la que la URSS después se formó como una entidad federal, contextualizaciones que no acostumbran a hacer las organizaciones comunistas y que toman la palabra de Lenin como un testigo de Jehova la toma de la Biblia. El problema es que parece que hagan descansar la conciencia de clase y de unidad obrera en la forma política y jurídica que tome el Estado socialista, y no en el Partido y en la línea ideológica y política que éste marque, como si hubiese una desconfianza estructural en el Proletariado revolucionario y se considere cualquier manifestación organizativa territorial como una consecuencia y una causa al mismo tiempo de concepciones disgregadoras de la unidad de clase. Es una desconfianza estructural comparable a la que tiene el nacionalismo e independentismo pequeño-burgués respecto a los pueblos: ellos no conciben que dos o más naciones puedan convivir en armonía y potenciarse mutuamente compartiendo un mismo Estado, ya que consideran que la represión nacional es intrínseca a las naciones ajenas y al ser humano, y que la culpa de la represión nacional hacía naciones como el País Vasco o los Países Catalanes son a causa de los mismos genes de "España" o del pueblo español, o castellano, y no por culpa del imperialismo, español en este caso, y apuntalado además por las burguesías catalana y vasca. El caso de la visión que ofrece RoB es parecido, pero a la inversa, en lugar de fobia a la convergencia formal fobia a la divergencia formal, y trasladada a la ideología comunista: si no hay unidad política-territorial en el Socialismo, o mejor dicho, una unidad político-territorial determinada, parece que no pueda haber unidad proletaria. ¿Acaso una España socialista y una Grecia socialista dejarían de colaborar, dinamitarían la unidad obrera entre ellas, se ignorarían o se atacarían por el hecho de no tener unidad política? ¿Sus Partidos no tendrían en sus raíces ideológicas la unidad obrera internacionalista e internacional, y no estarían unidos por la misma organización, la Internacional Comunista? Entonces, ¿por el hecho de tener en el Estado español una organización formal no unitaria, tendría que llevar a los obreros a pelearse entre ellos o a funcionar peor? ¿La creación del PSUC en su momento dividió al Proletariado del Estado español? ¿o más bien, unió al Proletariado de Cataluña?

    En el texto hablan de naciones oprimidas, y éste es un término erróneo. En un Estado imperialista, como es España, no hay naciones oprimidas. Las naciones oprimidas son las coloniales o semi-coloniales. En el Estado español lo que hay son características nacionales oprimidas, las cuales el imperialismo ataca, reprime e intenta hacer desaparecer, características que entrebancan su unidad de mercado. Y esta opresión a las características nacionales se refleja en una opresión lingüística, cultural o incluso territorial. El hecho que el imperialismo despoje a Madrid de su condición de ciudad y capital castellana sería un reflejo de la orpesión imperialista a las características nacionales a este pueblo, pero no por ello tendríamos que afirmar que Castilla es una nación oprimida; ni Castilla, ni el País Vasco, ni Cataluña, ni Galicia. De lo contrario, estaríamos confundiendo colonialismo con imperialismo. Y esto es un hecho que deja claro que esa opresión nacional es en realidad una opresión de clase; nacional de forma, clasista de fondo. Por lo tanto, vemos que el tema nacional es un tema ideológico, y como tal lo han de tratar los marxistas, a priori de la creación del Partido, y no como se insinúa, a posteriori de la victoria y la creación del Estado socialista.

    Otro término empleado que considero erróneo es el de derecho de autodeterminación de las naciones. El derecho de autodeterminación no es un derecho de las naciones, sino de los pueblos, y ésta es una diferencia substancial. Un pueblo es una comunidad humana básica formada a lo largo de la Historia y que se reconoce a sí misma, que puede compartir características nacionales con otros pueblos vecinos, el conjunto de los cuales puede ser considerado una nación, y cada uno de esos pueblos tendrá el derecho de decidir el grado de implicación política con los otros pueblos en la construcción política de esa nación. Pero no es el conjunto de la nación quien ha de decidirlo. Por ejemplo: el País Valenciano, las islas Baleares (o cada una de sus islas) y Cataluña son pueblos que en conjunto forman la nación catalana, llamados popularmente Países Catalanes. El derecho de autodeterminación, pero, no lo ha de ejercer el conjunto de la nación catalana, sino cada uno de sus pueblos. El pueblo valenciano, por ejemplo, será quien decida su futuro, como pueblo que es, y decidirá el grado de implicación en la articulación política de esa nación. O también, será el pueblo andaluz, o el pueblo castellano, o el pueblo murciano, los que decidan su futuro, y no el conjunto nacional que forman entre ellos, español si lo quieren llamar así. Y esta insuficiencia en la comprensión del derecho de autodeterminación deriva en una insuficiencia en la aplicación efectiva y real de este derecho. El derecho de autodeterminación ha de traducirse en una realidad política concreta y material, en una entidad, y en el estado español, por nuestra realidad territorial y nacional, asimiladas las experiencias socialistas internacionales y en vistas a una articualción del Proletariado para la consecución de la victoria, esta realidad concreta ha de ser la República en los países o naciones que forman parte, articulándose y fusionándose entre ellas en una Unión de Repúblicas, como lo era la URSS y otros Estados socialistas europeos plurinacionales, sin olvidar la posibilidad de independencia si eso favorece la implantación del Socialismo en un país determinado del Estado español, debido a una lucha más avanzada en ese determinado territorio.

    Los compañeros del MAI, y no se si de RoB también, consideran China como la experiencia revolucionaria cualitativamente superior, por encima de la URSS. No se si debido a ésto, es por lo cual en el escrito de RyB abogan por una República unitaria en el Estado español como entidad política que resulte de la Revolución. Pero China tenía una realidad histórica, social y nacional diferente a la URSS. China venía de un pasado feudal y colonial, y allí no primaban las nacionalidades, como en el imperio ruso, sino las etnias, y continúan primando. Las etnias no tienen un soporte territorial o lingüístico como el que tienen las nacionalidades o las naciones, fijadas por el territorio y la lengua, sino que es una ligazón diferente, más primitiva y menos desarrollada. Por lo tanto, la traducción política de la entidad que dé soporte a la Revolución socialista en un país como China no puede tomarse como ejemplo para esa entidad de la Revolución en el Estado español. Aquí la sociedad no está articulada por etnias, ni tan sólo por nacionalidades, sino por naciones, y más concretamente, por pueblos, que territorialmente forman países, a los cuales hay que dotar de una entidad política en el ejercicio de su derecho de autodeterminación. Pero reivindicar una fórmula como la República unitaria, por una posible influencia de China, de forma mimética y metida con calzador, no tiene ningun sentido.

    Este reconocimiento a los pueblos y a las naciones, esta necesidad de hacer descender el tema a un nivel de discusión ideológica, no es por capricho ni por deseo de concesiones del comunismo a una visión romántica de las naciones, sino como adaptación y potenciación del Proletariado y su lucha revolucionaria dadas las circunstancias actuales para poder constituir y construir (yo diría crear, pero ese ya es otro tema) el Partido como herramienta útil y capaz de conseguir la victoria en el Estado español e implantar el Socialismo mediante la Dictadura del Proletariado.
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    Mensaje por DP9M Mar Jun 11, 2013 5:54 pm

    Estos temas van en el subforo nacional de España.
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    Mensaje por ReDRuM Jue Jun 13, 2013 11:40 am

    Cambiar de lugar un mensaje de un usuario del foro de esta manera, imperativa, de forma unilateral, sin consultar, sin saber el motivo por el cual lo había puesto en otra sección, no me parece nada correcto. No es que creas que va mejor en "España" que en "Tribuna", sino que directamente dices que VAN, así, con ese tono, como si yo no tuviese ni idea lo que hago y tú me tuvieses que corregir. Si lo había puesto en Tribuna de debate era porque quería llevar la discusión sobre la cuestión nacional a un terreno claramente ideológico, abstracto, no de organización o de España, aunque tomase el Estado como ejemplo, ya que era una crítica a colectivos estatales. Y no veo dónde está la "Actualidad" de mi mensaje, sobretodo tratando un documento del MAI de hace ya bastante tiempo.

    Hacer las cosas así lo único que consigue es que la gente no escriba más.
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    Mensaje por PatriaObreraComunista Vie Jun 14, 2013 12:43 am

    Los usuarios no tienen nada que opinar, la labor de un moderador es poner orden. No podemos participar  los usuarios en poner orden sino seria un caos, debe de ser la función de organizar  una función que recaiga en un grupo especializado de organizadores y el resto seguir sus instrucciones, así funciona un grupo organizado o una actividad bien organizada. Deberias de estar agredecido por la buena organización del foro.
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    Mensaje por DP9M Vie Jun 14, 2013 3:13 am

    La organizacion la establecemos nosotros. El desorden es motivo de sanción. Los temas de España van en el foro de España como todos los otros temas con algun tipo de contenido nacional o tematico va en su respectivo foro. Tribuna de debate es para dicutír sobre temas sin implicaciones nacionales donde tengan acceso el resto de usuarios sin tener que leer temas que no les interesan pertenecientes a otros paises.

    Es así como está establecido y es así como funciona el foro.

    Es el único motivo que puede haber para abrir un hilo en un apartado. Solo el tema organizativo.

    Por no decir, que un tema que trata sobre un tema como la cuestion nacional donde ya tenemos varios hilos tendría que ir integrado en uno de ellos.


    Solo explica lo que pretendes con el mensaje desde el inicio, establece un titulo más concreto a tu intención y una introducción que pueda hacer entender lo que pides y entonces se procederá como requieres.

    Salutaciones.
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    Mensaje por Revolución o Barbarie Sáb Jul 06, 2013 1:34 pm

    Compañero ReDRuM:

    Antes de pasar a responderte, queremos hacer un par de aclaraciones. La primera es que, para próximas  respuestas, agradeceríamos que nos hicieras llegar directamente un mensaje a nuestro correo electrónico (revolucionobarbarie@gmail.com) a modo de aviso, pues, aunque en esta ocasión hemos podido leer tu mensaje en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] hace unos días, podría haber sucedido que ni nos hubiéramos enterado al no dirigirte también directamente a nosotros. La segunda aclaración tiene que ver con la propia respuesta a tu crítica. Queremos dejar claro que, aunque tenemos previsto realizar un análisis desde nuestro blog sobre la cuestión nacional en el Estado español, en esta respuesta -por cuestiones de tiempo, básicamente- solo nos limitaremos a responder a los distintos puntos de nuestras posiciones sobre la cuestión nacional que sometes a crítica.

    Comienzas diciendo lo siguiente:

    Respecto al escrito de Revolución o barbarie, critican el federalismo, tal y como hacía Lenin, y es de agradecer que expliquen el contexto en el cual lo hizo, y la razón por la que la URSS después se formó como una entidad federal, contextualizaciones que no acostumbran a hacer las organizaciones comunistas y que toman la palabra de Lenin como un testigo de Jehova la toma de la Biblia.

    Estamos totalmente de acuerdo con lo que expones de lo atrasado e incorrecto de realizar una lectura mecanicista y estrecha de nuestros clásicos, como Marx, Engels, Lenin o Stalin. Con respecto a tu crítica, efectivamente, el federalismo siempre fue una forma de organización estatal criticada por Lenin, lo que puede parecer paradójico teniendo en cuenta que las primeras Repúblicas soviéticas se constituyeron como Repúblicas Socialistas Soviéticas Federativas. Pero esto no es en absoluto una “contradicción” de la política leninista sobre la cuestión nacional, el Estado y la construcción del socialismo en la República soviética, sino un exponente claro de la flexibilidad táctica del marxismo-leninismo a la hora de acometer el proceso de construcción socialista. Para entender todo esto mejor es indispensable repasar brevemente, desde el punto de vista histórico, el proceso por el que la Rusia soviética y el resto de Repúblicas proletarias del antiguo Imperio ruso conformaron una red política plurinacional.

    Comencemos recordando que 1920 fue un año decisivo en la historia de la política soviética en relación a la cuestión nacional. Tras el final de la guerra civil y el inicio de un periodo de consolidación y reestructuración social y política en territorio soviético, el derecho de autodeterminación (con ese derecho implícito “a la separación” del que siempre había hablado Lenin) se conjugó más que nunca con el “derecho a unirse”. El rechazo absoluto a cualquier tipo de discriminación por cuestiones nacionales o étnicas se reforzó aún más como principio soviético y socialista para la construcción del nuevo Estado proletario y para permitir el progreso político y económico para los territorios (naciones y regiones) más atrasados del antiguo y vasto Imperio ruso.

    Según afirmaba ya en 1918 Stalin, el Comisario del Pueblo para las Nacionalidades, “el peligro de una rusificación impuesto se ha desvanecido; nadie está interesado ya en fortalecer a una nación a expensas de otra… Nadie piensa en atacar a nadie o en privarle de sus derechos nacionales” (Zhizn Natsionalnostei, núm. 8, 29 de diciembre de 1918). El impresionante e inédito desarrollo social, político y económico que protagonizaron las naciones y regiones más atrasadas de la URSS en la década de los 30 y 40 estuvo muy condicionado por acertada política nacional implementada por Lenin y -sobre todo- por Stalin. De hecho, como ha demostrado  Domenico Losurdo en Stalin. Historia y crítica de una leyenda negra, multitud de historiadores (no precisamente marxistas) han reconocido que jamás ha habido en la historia un Estado, como el soviético, que haya llevado adelante un ambicioso programa de desarrollo socio-económico y político para hacer efectivo el derecho de todas las naciones a la igualdad. Es interesante recordar en este sentido lo que Stalin escribió sobre esta cuestión en octubre de 1920:

    “Uno de los obstáculos más serios para la realización de la autonomía soviética es la aguda escasez de fuerzas intelectuales de origen local en las regiones periféricas, la falta de instructores en todas las ramas del soviet y de la actividad del partido, sin excepción. Esta escasez no puede más que estorbar tanto la labor educadora cuanto la obra constructiva revolucionaria en estas comarcas de la periferia” (Obras completas, iv, p. 360).

    Un dato histórico introducido por el historiador E. H. Carr que interesa para fundamentar nuestra exposición. La región del Turquestán, en lugar de seguir siendo un proveedor de algodón para Moscú y Petrogrado, gracias a la política nacional bolchevique llegó a tener sus propias industrias algodoneras. Pero más importante aún fue la promoción formidable de derechos políticos y culturales de minorías nacionales anteriormente esclavizadas por el Estado ruso y en la barbarie más absoluta. De esta forma, dichas naciones llegaron a constituir sus propios Soviets nacionales, disfrutaron de los mismos derechos nacionales que los rusos y pudieron ver algunas de sus lenguas con sistemas alfabéticos que anteriormente ni siquiera existían. Bien, pues todo esto solo fue posible por una concepción nacional escrupulosamente respetuosa con el internacionalismo proletario y con una posición flexible y correcta sobre el federalismo.

    Hacia finales de 1920, la cuestión nacional adoptó en el antiguo territorio del Imperio ruso tres formas. En primer lugar, antiguos territorios de Rusia pasaron a independizarse completamente, como Finlandia, Estonia, Lituania, Letonia, Polonia, la Besarabia anexionada por Rumanía y el territorio cedido al Estado turco en el tratado de Brest-Litovsk. En segundo lugar, existió una serie de entidades territoriales (20 unidades autónomas pobladas principalmente por no rusos y musulmanes) que se agrupaban en torno a la República Soviética Federal Socialista Rusa (República que contaba con el 92% del área y el 70% de la población que iba a ser incluida en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). En tercer lugar, hubo varios Estados separados con independencia efectiva: las Repúblicas Soviéticas Socialistas de Ucrania y Bielorrusia, las de Azerbaiyán, Armenia y Georgia; la del Extremo Oriente (cuya capital era Chita) y, por último, las dos Repúblicas de Jorezm y Bujara en Asia central (no obstante, cabe decir que los recientemente separados estados de Georgia y del Extremo Oriente constituían todavía repúblicas burguesas controladas por el menchevismo).

    Stalin, que en ese momento era Comisario del Pueblo para los Asuntos de las Nacionalidades, realizó una declaración en Pravda de un amplio calado político:

    “Tres años de Revolución y de guerra civil en Rusia han demostrado que sin el apoyo mutuo de la Rusia central y sus comarcas periféricas la victoria de la Revolución es imposible, e imposible la liberación de Rusia de las garras del imperialismo (…) La supuesta independencia de las llamadas independientes Georgia, Armenia, Polonia, Finlandia, etc., no es más que una apariencia engañosa que enmascara la completa dependencia de estos -perdóneseme el término -estados, de este o el otro grupo de imperialistas”.

    Por supuesto, los bolcheviques respetaron escrupulosamente el derecho a la separación de las diferentes naciones del liquidado Imperio ruso, pero la cuestión esencial no eran ya los derechos, sino los intereses de las masas explotadas que implicaban que -continuaba Stalin- “la demanda de separación de las comarcas periféricas” era “profundamente contrarrevolucionaria en la presente etapa de la Revolución”. Como es bien sabido, Stalin, que seguramente era el mayor experto bolchevique en la cuestión nacional, combatió abiertamente la posición reaccionaria de la “autonomía nacional-cultural”, abogando por la solución de “la autonomía regional de las comarcas periféricas”.

    Un ejemplo claro de conjunción de derechos nacionales y unidad proletaria por encima de barreras nacionales lo tenemos en el ejemplo de la República Socialista Soviética de Ucrania, que tenía sus representantes en el Comité Ejecutivo de toda la Unión y en el Congreso de Soviets de toda Rusia, en el cual residía la autoridad última sobre los comisariados unificados.

    Sin embargo, no es cierto, como afirmas, que la federación fuera la única -o la más importante- forma estatal presente en la constitución de las diferentes Repúblicas soviéticas. En realidad, los tratados constitucionales aprobados entre, por un lado, Bielorrusia, Ucrania y las tres Repúblicas transcaucásicas, y la República propiamente rusa, por otro lado, contenían características mezcladas de federalismo, alianzas y Estado unitario. Para comprobar esto, fijémonos de nuevo en la peculiar posición de Ucrania con respecto a la Rusia soviética. Según se cita en el órgano Izvestiya, el 13 de agosto de 1922:

    “La política extranjera de Ucrania no tiene y no puede tener más intereses que los que le son comunes con Rusia, que es precisamente un estado proletario como Ucrania. La heroica lucha de Rusia, en total alianza con Ucrania, en todos los frentes, contra los imperialistas internos y externos, da ahora lugar a un frente diplomático igualmente unido. Ucrania es independiente con respecto a su política extranjera cuando se trata de sus propios intereses especiales, pero, en cuestiones que son de interés común político y económico para todas las repúblicas soviéticas, los comisariados ruso y ucraniano para Asuntos Exteriores actúan como un poder federal unido” (las negritas son nuestras).

    Tras los problemas acaecidos en Georgia (no entraremos en el análisis de esta cuestión, pues este es un tema largo y complejo), Orjionikidze, especialista georgiano del PC (b) de Rusia, emprendió una campaña para expresar la necesidad, no de una federación de Repúblicas, sino de una única República federal. Tras haber demostrado el nuevo poder bolchevique, por un lado, que era absolutamente escrupuloso con los derechos nacionales de los distintos pueblos de la antigua Rusia, el Estado soviético, haciendo gala de un internacionalismo proletario radical, consiguió que, el 13 de diciembre de 1922, la República ucraniana y la de Transcaucasia adoptaran acuerdos simultáneos para crear una Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas. Finalmente, la autoridad soberana se trasladaba a un nuevo Congreso de Soviets de toda la Unión y el Congreso de Soviets de toda Rusia seguía siendo el organismo supremo de la RSFSR, que quedaba ahora subordinada a toda la Unión.

    La nueva Constitución soviética reconocía el derecho de secesión (¡algo que ni siquiera es respetado en  los Estados federales democrático-burgueses, al menos en su inmensa mayoría!), determinando de forma explícita que este derecho no podía suprimirse sin el consentimiento de todas las Repúblicas de la Unión.

    Por tanto, compañero, aunque es cierto que la URSS -por el abigarrado y complejo mapa multinacional del enorme Imperio ruso- se constituyó con el uso de ciertas formas federales, tanto Lenin como Stalin siempre expresaron la necesidad de constituir un Estado proletario unitario que, por supuesto, respetara los derechos políticos y culturales de las diferentes naciones que constituían ese Estado. Y es que el federalismo es, por su propia naturaleza, un formato estatal que no está en consonancia ni con las necesidades económicas del socialismo ni con la imperiosa necesidad que tienen las masas explotadas de contar con un Estado centralizado, unitario y lo más amplio posible.

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    Crítica al MAI y al blog Revolución o Barbarie sobre la cuestión nacional Empty Re: Crítica al MAI y al blog Revolución o Barbarie sobre la cuestión nacional

    Mensaje por ReDRuM Mar Jul 23, 2013 11:37 pm

    Saludos, compañeros de RoB. Primeramente, tomo nota de lo del envío por mail para hipotéticos futuros mensajes. Esta intervención la colgaré tanto en el foro como en vuestro blog.

    Observo una cosa, bastante común, en vuestro mensaje. Analizáis los hechos ocurridos en el imperio ruso y en la URSS, cosa imprescindible, pero no veo análisis o citas a la situación del estado español. Es curioso, aunque como digo, común, entre las organizaciones o grupos comunistas, con lo cual el análisis queda cojo. Sería como si un médico te diese un diagnóstico y un tratamiento basado sólo en el historial de esa misma enfermedad pero de otros pacientes, sin analizar tu situación y tu organismo. Y eso puede llevarnos a que la aplicación del mismo tratamiento que ha servido en un paciente sea letal en otro. En nuestro caso, se analiza el QUÉ (el Socialismo, cómo éste ha tratado el tema nacional en algunos países, en la URSS, o en China) pero no el DÓNDE y CUÁNDO (aquí y ahora, el estado español, la realidad nacional de sus países, actualmente y en trayectoria). Es verdad que comentáis sobre el PCE y el PSUC en su época fundacional, pero sin apenas profundizar.

    Comentáis, en esta exposición sobre la construcción de la URSS, casos de unidad entre Rusia, Ucrania o Bielorrusia, cuando han sido países eslavos muy unidos a lo largo de la Historia, siendo Ucrania y Bielorrusia países donde se han ubicado episodios del imaginario nacional ruso, y donde la población de la nación rusa ocupa territorios históricamente, como en Ucrania en su parte oriental, algo que se podría comparar, de alguna manera, al establecimiento de territorio de la nación catalana en la parte oriental de la actual comunidad autónoma de Aragón. Sería un caso que tendría que ver más con la afinidad nacional e histórica de diferentes países que con una cuestión nacional que tuviese que abordar la construcción socialista, ya que esa unión eslava es un tema también actual, dentro del capitalismo.

    Habláis de lo respetuoso que fue el poder soviético con los derechos nacionales, una forma de verlo que hace pensar en algo que viene de fuera a un objeto pasivo, el cual una vez comprobado los respetos y los escrúpulos que tiene esa entidad externa hacia él, acepta acuerdos con ella. Y de lo que se trata es que seamos sujetos activos que ya acordamos a priori la acción revolucionaria, que funcionamos todos como un solo cuerpo, y que hacemos todos la Revolución, sin que unos sean más particulares que otros, y sin que otros sean más generales que unos. Tenemos que ir más allá, superar la mentalidad del “respeto a las naciones” o los “escrúpulos a los derechos nacionales”, y ver la cuestión nacional como lo que es y lo que debe ser: un genocidio cultural, lingüístico y de todas las características nacionales de los pueblos perpetrado por el capitalismo, y como una de las armas más potentes que tienen los marxistas, el Socialismo, el Partido, la Revolución, para unir a las masas, para abrirle los ojos a muchos sectores, para atacar y disparar al capitalismo hasta derrotarlo. Pasemos de una visión conservadora y pasiva de la cuestión nacional, con análisis parciales, o erróneos en varios casos, a una visión revolucionaria y activa de ella. Lo malo es que en muchos casos prima no ya una visión conservadora, sino incluso reaccionaria, entre muchos denominados comunistas, personas y colectivos, sobretodo a la hora de actuar. Lo comentaré posteriormente.

    Escribís que separo la cuestión jurídica-política del Estado de la línea y el programa del Partido. Y sí, lo SEPARO, pero NO lo AISLO. Desde el momento en que hablamos de dos cosas, éstas ya están separadas de una u otra forma, ya sea temporal, espacial, abstracta o cualitativa. Puedo separar la juventud de la vejez de una misma persona, sin que obvie la relación entre esas dos fases, puedo separar una ciudad de su país a la hora de analizarla de forma específica, sin dejar de tener en cuenta las influencias del resto del territorio, o puedo separar el Partido del Estado, pero sin aislarlos, sabiendo que son elementos que están unidos o que incluso son la misma realidad en mayor o menor desarrollo o evolución, según se trate de uno u otro. Pero si no nos acostumbramos a separar a la hora de analizar, sin perder la visión de conjunto y las relaciones, claro está, no analizaremos correctamente los problemas o las realidades. No es una separación rígida con aislamiento, es simplemente una separación para individualizar partes de una misma realidad a la hora de hacer un análisis. Al hilo de ésto, tenemos que acostumbrarnos a separar, a dividir, a entender realmente la consigna “Divide y vencerás”, y a hacerla nuestra. Esta consigna, que se atribuye a Julio César, y se toma siempre de forma negativa, como algo que hay que procurarle al enemigo, es en realidad una frase popular que hace referencia a un algoritmo de resolución de problemas consistente en la división de un gran problema en problemas más pequeños, que se puedan resolver individualmente, para hacer más fácil la resolución de todo el conjunto. Si Julio César dijo esta frase alguna vez, sería para hacer referencia a la división de sus tropas para que atacasen por diferentes flancos. Y como se ve, esta DIVISIÓN NO conlleva ENFRENTAMIENTO.

    No veo la materialización que hacéis del derecho de autodeterminación. En general, entre comunistas del estado español, ha sido algo con lo que no se ha sabido cómo actuar, aunque se sabe que se tiene que defender, pero sin saber bien eso, el cómo. Parece como una patata caliente que se prefiere que su desenlace se dé ANTES del comienzo de la Revolución, y por parte de fuerzas externas, de FUERA del comunismo, ya sean reformistas, pequeño-burgueses, burguesías nacionales, etc, para que una vez comenzada la lucha revolucionaria, la foto finish nacional que se tenga sea la que permanezca, y se procederá entonces a la construcción de la República socialista, en vuestro caso unitaria, aunque nunca se explica cómo será su funcionamiento nacional interno. Dais por hecho que yo vaya en contra de los grandes Estados socialistas, y de su centralización en la planificación, en su funcionamiento, en la producción. Todo lo contrario. Lo que pasa en realidad es la tergiversación de este Estado, y lo vemos en la organización y el funcionamiento de los diferentes denominados partidos comunistas a nivel estatal. Me da “miedo” la reivindicación de Partidos y Estados centralizados de ciertos comunistas. Y analizando de forma radical sus posiciones, se llega a la conclusión de que son ellos los que verdaderamente no aceptan el Partido o el Estado centralizado, o no lo llegan a entender bien, y por ello tienen que ofrecer vías de escape como la República Confederal, una huida hacia delante que se queda en mitad de la nada. Me referiré a este tema posteriormente.

    Más abajo comentáis algo que considero clave en todas estas diferencias entre comunistas: decís que no puede haber unidad obrera plurinacional si cada Proletariado nacional se dota de su propio Partido. Aquí está el núcleo de la cuestión. Dais por hecho que en Cataluña, el País Valenciano o Galicia YA HAY UN PROLETARIADO NACIONAL, consciente de sí mismo, homogeneizado, articulado, organizado y funcional, pero NO ES ASÍ. NO HAY NINGÚN PROLETARIADO NACIONAL en ningún país del Estado. No puede separarse ese “Proletariado nacional” del “Proletariado estatal” porque para empezar, ese o esos Proletariados nacionales están SEPARADOS INTERNAMENTE. Y nuestra tarea es concienciar, unir, articular, homogeneizar y hacer funcionar ese Proletariado. Pero desde fuera de estas naciones, y también a veces desde dentro (una prueba más de la disgregación proletaria) se cree que ya está todo eso hecho. Ni mucho menos, y toda esa tarea nacional, que es una parte de la tarea revolucionaria, la tenemos que realizar, dirigir, los comunistas, y no esperar que la hagan otras fuerzas. Aquí y ahora, en un Estado de la Europa imperialista del siglo XXI, la resolución de las contradicciones nacionales provocadas por el capital,  es una tarea revolucionaria, no democrático-burguesa.

    Decís que separo mecánicamente la unidad ideológica de la necesidad de actuación a nivel estatal. No exactamente. Sí lo separo, pero no de forma “mecánica”, sino porque esta actuación no la veo que se haga correctamente, no es una verdadera acción unitaria, ya que no hay de raíz una unidad ideológica, debido a que no se ha elaborado una correcta línea ideológica al respecto. Como he dicho antes, si no hay una unidad nacional en un Proletariado no habrá unidades a mayor nivel (y si las “hay”, serán cojas), y esa falta de unidad nacional proletaria viene dada por una inexistencia de ideología revolucionaria sobre la cuestión nacional. Decís que el PSUC “fraccionó” organizativamente el Proletariado estatal en dos : ¿Acaso hubo un PCE que hizo sus tareas en Cataluña y después vino el PSUC a “fraccionar”? Es que parece que ya estaba todo hecho, como cuando creéis que ya hay Proletariado nacional, y no era ni es así.

    Respecto a lo de naciones oprimidas y características nacionales oprimidas. Si no habíais oído esa expresión, siempre hay una primera vez. En realidad, lo que puede pasar es que posiblemente nunca habíais pensado o reflexionado sobre el concepto, tal vez porque no habéis vivido una opresión imperialista manifestada en su forma nacional. Y lo que trato es de diferenciar la opresión del imperialismo respecto a la cuestión nacional en los Estados imperialistas, como el nuestro, y en los periféricos, semicoloniales o coloniales. Explicaré un poco más el término y con algún ejemplo. Una nación oprimida es aquella que el imperialismo oprime desde fuera, aparte de que tenga una élite interior colaboracionista. No participa de los beneficios del imperialismo, ni oprime a otras naciones; es una nación ocupada, expoliada, atrasada, que no se beneficia del sistema. Es el patio trasero del imperialismo. Eso no pasa en Europa, donde se podría exceptuar si acaso el caso de Irlanda del Norte, con ocupación y apartheid contra una parte de la población. Entonces, ¿cómo puede considerarse a los Países Catalanes, por ejemplo, una nación oprimida, cuando los primeros opresores son los oligarcas catalanes y sus clases subalternas (pequeña-burguesía, aristocracia obrera), y sus empresas y entidades financieras participan a la cabeza del Estado y en el circuito imperialista? Aquí no se oprime a una nación, no se bombardean colegios, como en Libia o Siria, sino que se suprime el catalán de las escuelas, como pasa en el País Valenciano o en Baleares, atentado comandado y perpetrado por la burguesía de esos países y apoyado por las clases subalternas. No se va contra los catalanes; se va contra lo catalán, y los primeros en participar en ésto son los propios catalanes, sus élites y sus subordinados, con diferente intensidad a lo largo de la nación. Si se oprime a un valenciano, pongamos por caso, por hablar catalán, pero no a otro por hablar castellano, queda claro que no se trata de una “nación oprimida”, sino de una característica nacional oprimida, la lengua. Y fuera de la lengua y de otras características nacionales, a esos dos valencianos se les oprimirá igual que a dos extremeños. Y si, por ejemplo, en Cataluña hay una burguesía nacional (una parte de ella) que emplea el catalán y lo potencia en algunos ámbitos, es sólo por motivos de clase, y si ahora quiere reivindicar el concierto económico, mediante una presión con escenificación independentista, y antes no, es por motivos de clase. El imperialismo que sufrimos aquí es el mismo que se sufre en Castilla o en Andalucía, sólo que aquí hay unas características (lengua, cultura) que ese imperialismo tiene que atacar, y los primeros interesados a hacerlo son los burgueses locales. En ese sentido, incluso Castilla podría ser considerada nación oprimida, ya que ha tenido que sufrir la división del país, e incluso borrada la castellanidad de partes de su territorio, como la Rioja o Madrid.

    Pero una vez dicho ésto, no creamos que esa opresión a las características nacionales es algo sin importancia; hay que ser claros y llamar a las cosas por su nombre: aquí sufrimos un genocidio cultural y lingüístico, o sea, un ETNOCIDIO. No hay unas fuerzas externas y ajenas que oprimen a los catalanes, como si fuesen iraquís o libios, sino que es el propio sistema en los Países Catalanes el que intenta borrar unas características nacionales, y eso comandado por una burguesía con apellidos catalanes que se remontan a los tiempos de Jaume I, y con sectores del pueblo que siguen esas directrices, en su intento de mantener un status o de mejorarlo, cosa que creen posible con la castellanización. Y es este etnocidio el que los comunistas tenemos que analizar y comprender en sus justos términos, ni más pero tampoco menos, denunciarlo y actuar en consecuencia. Y aquí es donde se encuentra uno de los aspectos más importantes de la cuestión. Si no lo hacemos, damos alas al politiqueo burgués y pequeño-burgués, con sus soflamas victimistas respecto a otros sectores burgueses (“España nos roba”) al mismo tiempo que son los máximos apuntaladores del sistema y los primeros represores del Proletariado catalán.  Ni Cataluña, ni el País Valenciano, ni Galicia, ni el País Vasco tienen reconocido su derecho a la autodeterminación, pero tampoco Castilla o Andalucía.

    Respecto a la diferenciación entre pueblo y nación, y su relación con el derecho de autodeterminación. Sinceramente, me quedo sorprendido cuando afirmáis que diferenciar el término “pueblo” del término “nación” (que puede albergar un conjunto de pueblos, como pasa en la nación catalana), y en un intento de aplicación correcta del derecho de autodeterminación, está fuera del marxismo. Es como creer que diferenciar el concepto de dialecto y lengua (que puede tener varios dialectos) está fuera del marxismo. Vamos, que yo siempre he entendido perfectamente la diferencia entre pueblo y nación, los he separado, no mecanicamente, porque he mamado esa forma de opresión imperialista, y he intentado posteriormente analizarlo de la forma más correcta posible. Pero que después me digan que eso me coloca fuera del marxismo, y viniendo de sectores que posiblemente no han sufrido nunca la opresión imperialista en su manifestación lingüística y nacional,  no es aceptable. Primero coged un diccionario y mirad la diferencia, pero no uséis a Marx como icono defensivo ante algo que o no comprendéis bien y no habéis asimilado correctamente, o no habéis sufrido nunca, o las dos cosas.

    Decís que el derecho de autodeterminación es nacional. Claro está, es nacional, pero eso no quiere decir que tenga que abarcar necesariamente al conjunto de la nación. El País Valenciano, o Cataluña, deberan de ejercer su derecho de autodeterminación, pero eso no quiere decir que se haya de esperar a que sea ejercido por el conjunto nacional, los Países Catalanes. O el País Vasco bajo administración española no tendrá que esperar a que se ejerza también en la parte de la nación bajo administración francesa. Y serán los pueblos, que no necesariamente el conjunto de la nación, los que ejerzan su derecho a la autodeterminación nacional. Si no habeis vivido la opresión del capital caracterizada en aspectos como la lengua y presente en hechos tan cotidianos como el ir a comprar, o presentarse ante la administración del régimen, o la represión policial por el hecho de hablar catalán, o no ha existido un componente nacional en la militancia política de vuestro entorno (componente nacional éste muy común en Asia o América, no lo olvidemos) es normal que no asimiléis ésto ni lo tengáis tan presente. Pero no me coloquéis fuera del marxismo, y menos adornado con dos frases de Lenin, que si no caemos ya en el comunismo bíblico, que como todos los comportamientos religiosos aparecen ante el desconocimiento de ciertos hechos o realidades.

    El peligro de confundir el derecho de autodeterminación como un derecho de las naciones y no de los pueblos puede llevar a dar alas a la reacción y al irredentismo nacionalista, y a darle su control (su manipulación) a la burguesía. Por ejemplo, si no hablamos ahora de un derecho de autodeterminación del País Valenciano, y lo subordinamos a un derecho de autodeterminación de los Países Catalanes, caemos en un alejamiento de este derecho respecto a la lucha de clases, y lo subordinamos al conflicto interbugués entre (parte de) la burguesía catalana y (parte de) la burguesía central estatal, y todo en nombre de una supuesta unidad nacional catalana irredentista e insobornable a la que no se ha de renunciar, pero que sólo esconde la subordinación de la lucha política que puedan llevar a cabo las clases populares valencianas a los intereses de la burguesía de Cataluña. Y eso lo veo cada día, con supuestas fuerzas valencianas de izquierdas, algunas incluso con la hoz y el martillo aún en sus siglas fruto de la fiebre juvenil del mayo del 68, que ante una incomprensión (o negación) de la lucha de clases y del derecho de autodeterminación como parte de esta lucha, y ante su impotencia y su ineficacia, se lanzan a la cola de las reivindicaciones de Cataluña, comandadas por CiU, con la excusa de que “no renunciaran a los Países Catalanes” y de la coincidencia casual de la lengua y los símbolos comunes. En vez de ver la lucha por el derecho de autodeterminación del pueblo valenciano y por sus derechos nacionales y lingüísticos como una lucha de clases entre los propios valencianos, contra una burguesía del país que necesita borrar su historia y cultura para ejercer más eficazmente su dominio de clase y elevar su tasa de ganancia, emparentándose con todo el mercado estatal, la acaban derivando en un apéndice de aquello que se reivindica desde Cataluña, desde CiU, ya que allá también las supuestas fuerzas de izquierda, incluída la CUP, MDT, PSAN, Endavant y demás fuerzas de fachada radical, acaban cayendo en la manipulación de CiU de todo el conflicto nacional, luchando “contra España”, como si el enemigo estuviese sólo fuera, dejando a la burguesía del país bastante fuera del punto de mira, o pensando, como mucho, que coinciden en parte con CiU “en lo nacional pero no en lo social”, demostrando que no tienen la más mínima idea de lo que significa la lucha de clases en un país imperialista.

    Respecto al tema de la República centralizada y unitaria. No es que yo sea contrario a esta República, sino que los comunistas españoles son mayoritariamente contrarios a esta República en el actual estado español, no contemplando la verdadera naturaleza de ésta, y por eso, algunos de éstos comunistas, como el PCPE, tienen que presentar la confederación como solución a esta incapacidad histórica de concebir una República centralizada para todo el Estado. Por lo tanto, algunos comunistas “periféricos” nos mostramos favorables, en un principio temporal y necesario que luego puede evolucionar, a plasmar el derecho de autodeterminación, al menos en su etapa de reivindicación actual, en la República para ese país, no necesariamente separada.
    Lo primero es saber qué significa, en el plano nacional, esa República unitaria. Ésta ha de ser una República donde exista ABSOLUTA IGUALDAD entre sus naciones y sus manifestaciones (lengua, cultura, símbolos...), o sea, donde haya una verdadera UNIDAD, territorialmente delimitada, con su homogeneización nacional en cada país y nación, y NO una DISOLUCIÓN o SUBORDINACIÓN efectiva de unas naciones, de unas lenguas y culturas, a otras. O sea, por decirlo de alguna manera, que en los Países Catalanes existirà una “dictadura” del catalán, como existe en todos los territorios cuya lengua propia esta mayorizada, como en los países castellanos o españoles, no minorizada como pasa aquí. Porque si no se establece esa dictadura, el catalán sucumbe ante el castellano, de la misma manera que lo hace el obrero ante el burgués, con la única diferencia que el castellano no necesita al catalán, haciéndolo desaparecer, pero el burgués sí necesita al obrero, haciendo desaparecer sólo sus derechos. ¿La mayoría de militantes y grupos comunistas españoles, los que nunca han sufrido la represión imperialista plasmada, por ejemplo, en represión lingüística, que no han experimentado y asimilado ésto, están dispuestos a crear en su momento esta República, y por lo tanto, con anterioridad, este Partido? ¿Saben lo que significa y ha de significar nacionalmente hablando? Ojalá. En ese Partido y esa República, poniendo algún ejemplo coloquial, las orejas de muchos comunistas y trabajadores sí que se volverán rojas del uso de auriculares y pinganillos de traducción simultánea  para la comprensión de los compatriotas de otras nacionalidades; y veremos al Secretario General o líder del Estado dirigirse al conjunto de la patria socialista en catalán, vasco o gallego, según su país de origen, con subtítulos para que sea entendido por el resto. Eso no quita que pueda existir una lengua común de trabajo, estudiada por todos, que pueda ser el castellano, de la misma manera que lo es el inglés en muchos ámbitos. Pero  este partido y esta República se crearan yendo más allá de los “escrúpulos” o los respetos externos: con un ejercicio efectivo de los derechos nacionales en un plano de igualdad real en todos los ámbitos. Y como pasó en la URSS respecto del imperio ruso, donde muchos territorios que antes eran llamados “rusos” dejaron de serlo, para ser soviéticos, y dejaron de ser representados por ninguna bandera rusa, aquí deberá de pasar igual si ponemos la revolución socialista por encima de (y contra) reivindicaciones reformistas tercerrepublicanistas tricolores, y muchos territorios del actual estado español dejemos de ser españoles, porque nacionalmente no lo somos, sin tener que dejar de ser del mismo Estado que el resto de naciones, Estado cuyo topónimo y gentilicio sea el que adquieran nuestros órganos de poder, como pasó con los soviéticos, siendo España como tal  una nación más de ese territorio, y la bandera que nos identifique sea la revolucionaria, roja, con el aditivo que se determine, y  no una republicana tricolor española parcial tanto nacionalmente como ideológicamente ¿Es esa, a grandes rasgos, la idea de República unitaria, y Partido, en lo que respecta al plano nacional, que desde RoB y otros grupos de vanguardia se defiende? Si es ésta la línea, se podrá prescindir de la reivindicación de la confederación, objetivo que no defiendo, pero también de la plasmación en una República del derecho de autodeterminación de cada pueblo.

    Hay una portada de la publicación del PCREE, la Forja, donde se ve cómo se arría, se baja, una bandera tricolor republicana española, y se iza una bandera roja revolucionaria. ¡De eso se trata! Y con todo su significado y todas sus consecuencias, incluido el plano nacional. Eso es lo que queremos algunos comunistas a los que se nos tacha de forma despectiva de “nacionalistas” cuando acabamos hasta las narices de los republicanistas disfrazados de comunistas “interespañolistas” y del panorama estatal, y nos vemos obligados a intentar hacer ideología y vanguardia comenzando por nuestro país, bajando un nivel, para empezar el trabajo de raíz. Pero ese comunismo “oficial”, revisionista o reformista, debido a su rechazo a la lucha teórica, que es el plano más bajo de la lucha revolucionaria, es miope o ciego ante el significado y la potencialidad del aspecto nacional de la lucha para la causa socialista, si se canaliza correctamente, y huye de ésta, por su incomprensión ante ella. Por ejemplo, en el País Valenciano, muchas luchas contra la represión del régimen (aunque no sean conscientes de ello muchas veces) en el aspecto nacional, se efectúan con la Senyera de 4 barras por bandera, el catalán como medio de expresión y reivindicación y el “PV” (País Valencià) como marco de identificación y actuación, luchas que bien canalizadas y tratadas por los marxistas, podrían llevar a sus protagonistas a una comprensión del papel que juega el propio sistema capitalista en esa represión, e ir ganando sectores para la lucha socialista, elevando su conciencia. ¿Qué hace el comunismo oficial ante tal muestra nacionalista? Prescindir de todo eso, de todo símbolo “nacionalista”, debido a su incomprensión ideológica y a su nula pericia ante el uso de artefactos tan peligrosos, y se presenta sólo con sus banderas tricolores (y si es con el escudo constitucional de la II Repúblicas, mejor que mejor),  con el monolingüísmo castellano (“¡no discrimines a los trabajadores  que vienen de Cuenca o Albacete, nacionalista!”) o con la E de España por distintivo, bien alta y visible. ¡Toma ya! ¿Y qué hace la inmensa mayoría de esos “nacionalistas”? De todo excepto acercarse al “comuÑismo”, y mayoritariamente acabar manejados políticamente por la socialdemocracia, el reformismo de cualquier pelaje, organizaciones de la aristocracia obrera y la política pequeño-burguesa, desde el PSOE-UGT hasta organizaciones como Endavant o CUP y “sindicatos independentistas” como la COS, pasando por todo tipo de plataformas de luchas parciales lingüísticas o culturales. Y sólo una minoría entra la minoría acaba denunciando tanto ese nacionalismo pequeño-burgués y reformista como ese revisionismo miope y cañí, con una casi nula incidencia. Por eso, es necesario que la vanguardia discuta, se acople y avance ideológicamente dando respuesta inmediata a la situación de su país, a un conflicto y una represión creada por el imperialismo que puede tornarse en empuje revolucionario, que surjan organizaciones como Kimetz o las existentes en Galicia, que se hable de plasmación del derecho de autodeterminación en una república nacional, o que se contemple la independencia como posibilidad en el desarrollo de la lucha de clases si ésta se presenta con un resultado desigual en el conjunto del Estado. Y ésto puede acabar convergiendo en una vanguardia comunista a nivel estatal, presentando el proyecto de Partido centralizado y República unitaria de verdad, sin trampas ni desviaciones, que sea la expresión revolucionaria nacional en cada país, que haya sabido unir y homogeneizar al Proletariado nacional de cada territorio, y que un problema producto del capitalismo, como es la opresión nacional, lo coja por los cuernos y lo transforme en un impulsor más del movimiento revolucionario.

    De momento, no veo claro el panorama. Aunque sean sólo pequeños ejemplos éstos que expondré, veo en ellos cierta significación. Si el Estado será la plasmación del Partido, de su línea, programa y objetivos, el Partido será la plasmación de lo que son las diversas organizaciones de vanguardia. Y veo alguno de los órganos de propaganda o difusión de algunos grupos, como vuestro blog, y no veo ninguna posibilidad de traducción automática a ninguna otra lengua del Estado, ni de otro sitio, siendo un blog que trata directamente el “debate para la reconstitución del Partido Comunista en el Estado español”; y si lo hay y no lo he visto, corregidme. Funcionalmente puede no ser necesario, pero son unas formas que parten de un fondo y que tienen cierto significado. O vemos la página del MAI, con traducciones a otras lenguas, pero que no se corresponden a los temas y artículos de la página en castellano, sino solamente a algunos artículos. Tampoco tiene mucha importancia todo ésto, y también soy consciente de que no tendría que ser muy diferente en estos momentos, en los que no tenemos ni siquiera una ideología estructurada para afrontar la creación del Partido, pero es un detalle significativo. Por otro lado, esa situación refuerza mi punto de vista, en que los comunistas “periféricos”, “nacionalistas”, “encerrados en su territorio”, y los comunistas españoles, “estatales”, tendremos que discutir, acoplar, converger, desarrollar la lucha de líneas, al mismo tiempo que se realiza con los comunistas “españoles” de nuestros países, y así pongamos de verdad el Socialismo por encima (que no aislado) de todos los temas parciales, o mejor dicho, enmarquemos todas las luchas, entre ellas la nacional, en la lucha de clases por la revolución socialista.
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    Crítica al MAI y al blog Revolución o Barbarie sobre la cuestión nacional Empty Nueva respuesta de Revolución o Barbarie a ReDRuM

    Mensaje por Revolución o Barbarie Sáb Sep 21, 2013 3:10 pm

    Comenzamos esta nueva respuesta comunicando que, en nuestro caso, ya hemos aclarado que tenemos previsto, cuando el tiempo nos lo permita pero sin demorarlo demasiado, preparar un estudio sobre la cuestión nacional en el Estado español. En cualquier caso, merece la pena destacar el análisis del PCREE -cuyo enlace enviamos en nuestra anterior respuesta- sobre la cuestión nacional, pues en este caso hay un estudio profundo sobre el Estado español, dando especial importancia al MLNV.

    Con respecto a lo que comentas de la construcción de la URSS, creemos que no se puede disociar ese desarrollo más o menos unitario de esos países con la política internacionalista del Estado soviético en el sentido de respetar el derecho de autodeterminación y, al mismo tiempo, estrechar lazos entre los proletarios de todas las naciones de la URSS. Asimismo, es obvio que la cuestión nacional es inseparable de la cuestión clasista. De hecho, es la primera la que debe subordinarse en todo momento a la segunda. La opresión nacional en nuestra época no es en el fondo más que la política imperialista determinada por la propia dinámica del sistema capitalista a nivel mundial, por la división internacional del trabajo que origina países oprimidos y países opresores.

    La aclaración que realizas sobre la separación y el aislamiento es correcta. El problema es que es en su concreción, en este caso sobre la cuestión nacional para el Partido de nuevo tipo, donde vemos el error de tu análisis. Que el Partido comunista no va a ser exactamente la misma cosa en todos los territorios, naciones o regiones de un determinado Estado es algo obvio (el marxismo nos enseña que ninguna entidad es exactamente igual a otra), pero ello no implica que el Partido de nuevo tipo en el Estado español tenga que esperar a que los diferentes partidos nacionales se fusionen en uno solo. Ya explicamos al analizar el proceso de constitución del Partido bolchevique que este no fue edificado en diferentes unidades nacionales que luego se fusionaron, sino que desde el principio la organización revolucionaria fue construida teniendo como marco de actuación el Estado ruso y no sus diferentes naciones. Y esta no es una cuestión concreta que no pueda ser universalizada, sino que es la piedra de toque para deslindar lo correcto de lo incorrecto en materia de lucha revolucionaria y cuestión nacional. El proletariado, para poder convertirse en clase dominante en un determinado territorio, debe destruir la dominación de la burguesía que toma cuerpo en el conjunto del Estado. No puede fraccionar su lucha en compartimentos nacionales. De hecho, tampoco puede enmarcar su lucha exclusivamente al plano estatal, sino que esta debe estar inserta en el plano de la lucha de clases revolucionaria a escala internacional.


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    Parafraseando al imperialista, racista y genocida Churchill, podemos decir que la cuestión nacional es algo demasiado importante para que sea tratada por la burguesía. La materialización del derecho de autodeterminación está muy clara: los comunistas apostamos por el derecho a que las diferentes naciones que componen el Estado español puedan disponer de su propio Estado. Pero este derecho debe estar supeditado -y este es un rasgo general de la cuestión nacional para el comunismo- a la lucha de clase del proletariado por su autodeterminación como clase, por la conformación del nuevo poder en el seno de un determinado Estado.

    Primeramente, sería interesante que aclararas -porque al menos a nosotros no nos ha quedado claro- si suscribes o rechazas la tesis del marco de actuación estatal como espacio de (re)constitución del Partido de nuevo tipo, planteamiento heredado de la visión leninista sobre el ámbito de actuación del Partido bolchevique. Yendo al meollo de lo que planteas, consideramos erróneo plantear que es una tarea de los revolucionarios constituir o desarrollar un «proletariado nacional». Recordemos que el comunismo no busca el fomento de la «cultura nacional» en abstracto, sino el derecho a la autodeterminación, la igualdad absoluta entre las naciones y el internacionalismo proletario como medio para llegar a la fusión definitiva de las naciones en la sociedad humana mundial en el comunismo. También entendemos que es un error considerable plantear que la resolución de la opresión nacional no tiene cabida en el arco democrático-burgués. En realidad, el problema nacional es algo que, como la propia historia ha demostrado, puede ser resuelto en el propio sistema de dominación burgués. Una cuestión diferente es que sea solo el socialismo el único sistema social, como periodo de transición al comunismo, que pueda superar de forma definitiva y revolucionaria la cuestión nacional en el sentido de hacer que toda la comunidad de naciones se constituya en una sola unidad humana mundial. Pero, insistimos, para el comunismo solo tiene sentido como proletariado nacional erigido en clase dominante, no como mecanismo para la «promoción» o el «fomento» de la «cultura nacional».

    Si no se ha elaborado una línea ideológica correcta en relación a la cuestión nacional, ello no es óbice -sino todo lo contrario- para plantear y defender la necesidad de la reconstitución del Partido Comunista en el ámbito del Estado español. La cuestión no tiene que ver con el grado distinto de desarrollo revolucionario del proletariado en función del territorio de un Estado en que actúe, sino con la necesidad de elaborar la estrategia y aplicar la táctica de la Revolución socialista en el marco jurídico-político en el que la burguesía nos oprime. La unidad que debe buscarse es la de todos los proletarios del Estado español como paso previo e indisociable de la unidad con el resto de proletarios del mundo.

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    Crítica al MAI y al blog Revolución o Barbarie sobre la cuestión nacional Empty Re: Crítica al MAI y al blog Revolución o Barbarie sobre la cuestión nacional

    Mensaje por ReDRuM Mar Nov 05, 2013 2:25 pm

    Saludos, compañeros de Revolución o Barbarie. Primero, disculparme por la tardanza de mi respuesta, pero había tanto que sacar de este debate, bastante más de lo que me imaginaba, que me puse a escribir más allá de una réplica, intentando sacar y fijar unas posiciones ideológicas claras que puedan servir de forma más general; y aparte, tener que redactar una respuesta ordenada e inteligible para otra persona es la parte más costosa para mi, sobretodo no teniendo mucho tiempo ni mucha habilidad para ello. Para no hacer muy larga la intervención y no escribir una gran parrafada, la dividiré en unas 2 o 3 intervenciones, colgando ahora la primera parte, y la semana que viene ya colgaré la siguiente.

    Decís al principio de vuestro escrito que la cuestión nacional es inseparable de la cuestión clasista, que la primera ha de subordinarse a la segunda. Y aquí es donde parte la tergiversación y el error en la visión de la cuestión nacional desde el movimiento comunista en general, que ha calado en muchas de sus posiciones, tanto la más reformista como la más revolucionaria, pasando por la llamada revisionista o conservadora soviética. Hemos de ajustar la perspectiva de visión, que es donde veo que se encuentra la clave. La cuestión nacional no es un tema externo con el cual la cuestión clasista se encuentra, para unirse y subordinar el primero al segundo, no, ya que para empezar la cuestión nacional nace de la propia represión que ejerce el capitalismo a todos los niveles. El capitalismo no reprime un día a la clase y luego otro día a la nación, o no reprime a la carta, decidiendo si va a reprimir a los obreros, a las mujeres, a los catalanes o a destrozar el medio ambiente. El capitalismo ejerce un dominio, una explotación, y por lo tanto, una represión, única y a todos los niveles, sin mirar si afecta a tal o cual característica, grupo o nivel categórico. A veces afectará más a un ámbito y a veces más a otro, pero todo fruto de un mismo dominio de clase burgués. Por lo tanto, si todo es fruto de una misma represión de clase, los marxistas tenemos que realizar un análisis único y global, viendo la situación desde una perspectiva que permita contemplar el conjunto entero y a éste verlo como un todo fruto de la represión de clase. Por lo cual, tenemos que analizar la cuestión nacional como un tema que se encuentra DENTRO de la cuestión clasista, no como un tema que está a su lado y hemos de intentar unir y no separar, no; uno ya está dentro del otro como fruto de la represión, y por lo tanto, uno ha de estar dentro del otro como fruto del análisis. Así pues, hablar de no separación y de subordinación es hablar de dos temas independientes en su origen, cosa errónea. Una mano se puede subordinar a un pie para rascarlo, o persona se puede subordinar a otra para servirla, o un país se puede subordinar a otro para ser saqueado, pero no se subordina la mano al cuerpo, la persona al grupo o el país al mundo, así en abstracto, igual que el Proletariado no se subordina a la sociedad, sino a otra clase, la burguesía. En definitiva, que un elemento se hace inseparable y se subordina a otro, como es vuestra visión de la cuestión nacional respecto a la cuestión de clase, pero un elemento no se une al conjunto del cual ha nacido, y por lo tanto, no se ha de subordinar a éste; no es un tema de unión, sino de inclusión. Es una relación de inserción a priori, cualitativamente diferente a una relación externa y a posteriori, y ésta es la perspectiva desde la cual tenemos que partir para analizar, tratar y elaborar nuestra teoría, discurso y practica respecto a la cuestión nacional. Y al hilo de esta perspectiva escorada de la cuestión nacional vienen deformaciones que no resultan extrañas, como es la subordinación de la cuestión nacional no ya a una supuesta cuestión de clase externa y ajena a priori, sino a la cuestión sindical, con lo que ya tenemos abonado un campo de discusión estéril y ficticio entre aristocracias obreras, pequeñas burguesías y burguesías nacionales o no monopolistas, para mayor gloria de la reproducción del sistema y del dominio de la burguesía monopolista.

    Decís que la opresión nacional es fruto del sistema capitalista a nivel mundial y de la división internacional del trabajo que origina países oprimidos y países opresores, y éso es solo una parte del asunto, aparte que no es el que concretamente estamos tratando nosotros en este debate. Justamente, nosotros hacemos referencia aquí, o al menos en mi caso, a la opresión nacional dentro de los propios países opresores. La opresión nacional es fruto del sistema capitalista, sí, pero no se produce solamente dentro de los países oprimidos debido a la opresión de países imperialistas, sino también dentro de los países imperialistas, como es el caso del estado español y otros Estados europeos. Y muchas veces, los comunistas han tratado la opresión nacional en los países imperialistas con coordenadas y manuales de opresión de un país oprimido o colonial y un país opresor o imperialista, lo que demuestra que el error de análisis se encuentra ya en su raíz. Es por ésto que quería hacer hincapié en la diferenciación entre naciones oprimidas y características nacionales oprimidas, ya que las primeras son naciones atrasadas oprimidas por otra nación o Estado imperialista, y el segundo término hace referencia a la opresión dentro de un Estado imperialista, y no solo de una parte de ese Estado a la otra parte con esas características nacionales diferentes, sino que se suele producir desde esa misma nación "periférica", por esa misma burguesía del territorio, que ha de abandonar las características nacionales propias, y reprimirlas en el resto de clases, para ejercer su dominio de clase, elevar su tasa de ganancia y aprovechar la ampliación de mercado. No podemos analizar la opresión nacional en Galicia, País Vasco o Países Catalanes con esquemas de opresión del imperio ruso en Georgia o Turkmenistán de principios de siglo XX o de opresión de los EEUU a Irak. Las primeras no entran en los esquemas países oprimidos-países opresores que comentáis, sino en la opresión "intraimperialista" donde el concepto clave a tratar y desarrollar no es una nación oprimida, sino una característica nacional oprimida.

    El Partido Comunista no tiene que esperar a que diferentes partidos nacionales se fusionen en uno. Yo no he dicho eso, y no es la idea que intento transmitir. Esta visión o conclusión vuestra la relacionaría con el tema que comentaba anteriormente sobre la visión de la cuestión nacional y la de clase como temas separados a unir, y no como una relación de pertenencia. No hay un Partido Comunista "estatal", embrionario, etéreo, suspendido en el aire a la espera de la unión de Partidos Comunistas "nacionales", sino que son esos Partidos Comunistas "nacionales", o mejor dicho, ese Partido Comunista nacional, que como no puede ser de otra manera ha de ser eso mismo, nacional, el que será el Partido Comunista estatal. Aquí está la clave de la perspectiva nacional que hemos de tener a la hora de la formación, o constitución, o reconstitución, del Partido Comunista. Por ejemplo, si se constituye el Partido Comunista de Galicia, como fusión del Socialismo científico y de las masas obreras, ésto solo podrá haberse producido por una teoría y línea ideológica correcta de la vanguardia científica, y ésto solo puede suceder si la teoría revolucionaria se ha elaborado a partir de un análisis correcto, con un tratamiento de la cuestión nacional riguroso, contextualizado y actualizado. Y será ese PCG la forma que presente el PC en el estado español, al menos en su fase inicial. No es que yo crea que ha de ser el PC estatal el que tenga que esperar a que se formen y fusionen los PC nacionales, como insinuáis que pueda pensar yo, sino que lo que veo constantemente en el mensaje comunista del Estado lleva a los partidos nacionales a tener que esperar la formación o constitución del "PC estatal". Otra vez tenemos como origen del problema la perspectiva o la posición desde donde se mira el asunto: la cuestión nacional está DENTRO de la cuestión de clase, la opresión nacional de nuestro ámbito está DENTRO de un mismo país imperialista, y el Partido Comunista de nuestro Estado ha de estar ya DENTRO del PC nacional. Y aquí entran en disputa dos visiones en la creación, formación o constitución del Partido Comunista, que entronca con la cuestión nacional, lo que demuestra que o resolvemos acertadamente esta cuestión o no hay PC posible en el estado español: a grandes rasgos sería una visión "de arriba a abajo" o "de abajo a arriba". De arriba a abajo significaría la constitución del PC "estatal", así a priori, apretando mucho y abarcando poco, desde el cual se organizaría su articulación en los diferentes países, sus comunicaciones en las diferentes lenguas, etc, un esquema de organización más que utilizado en el estado español, no solo en el ámbito comunista, sino a todos los niveles ideológicos, y que en el caso comunista demuestra la fata de resolución ideológica de la cuestión nacional. Y de abajo a arriba significaría la constitución del PC fruto de una elaboración teórica y de línea política revolucionarías, fruto de un análisis correcto, y ésto SOLO puede conseguirse si la cuestión nacional la tenemos clara con una teoría de esta cuestión correcta, actualizada y científica, sin fetichismos, conservadurismos, mecanicismos, sectarismos ni repeticiones huecas de frases descontextualizadas y metidas con calzador. O sea, o empezamos la casa por el tejado, con una organización y visión "estatal", derivando después las secciones nacionales, lo que llevaría luego a discusiones no resueltas de raíz y a esconder los problemas debajo de la alfombra, que pueden ser infinidad, o la empezamos por los cimientos, que significa tener un corpus ideológico COMPLETO (que no cerrado), lo que significa que la cuestión nacional está clara, y ser conscientes, por tanto, de que el PC se va a constituir de manera focal en algún o algunos núcleos territoriales, que ese PC ha de ser profundamente y claramente nacional de ese territorio, homogeneizando políticamente al Proletariado, y que ese PC es al mismo tiempo el PC estatal. Por ejemplo, si se llega a la fusión de la vanguardia teórica y práctica, por utilizar estos términos, y a la adopción de la ideología revolucionaría por amplias capas obreras en, pongamos por caso, Vizcaya y Guipúzcoa, y en las zonas industriales de Cataluña, o sea, la constitución de un PC vasco y otro catalán, ésto solo puede y ha de significar que "esos" PCs son profundamente y arreladamente nacionales, y al mismo tiempo que uno y otro son el MISMO Partido, y que ese ÚNICO Partido es el Partido ESTATAL.

    Un ejemplo claro sería la constitución del PC de India (maoísta) actual, la Guerra Popular y Revolución que llevan a cabo, también llamada revolución naxalita, proceso que nació desde un foco concreto, en Naxalbari y otros distritos de Bengala, aunque conozco poco sobre el tema, pero intento mantenerme informado, sobretodo gracias a la labor que llevan a cabo los compañeros de Odio de Clase. El caso es que en India habrá zonas donde el PCI(m) ni existe, y otras en las que el Partido tiene el control. Salvando las diferencias y todas las distancias, aquí hemos de tener la misma mentalidad, seguir a grandes rasgos el mismo esquema de formación, difusión y extensión, teniendo claro que lo estatal, y lo mundial, está dentro de lo nacional, que los procesos y las contradicciones que se producen son principalmente INTERNAS, y que para resolver la cuestión del PC a nivel estatal y mundial se ha de resolver ideológicamente la cuestión nacional y del PC nacional, su significado y su universalidad.

    El problema viene cuando no se ha elaborado una ideología fruto de un análisis científico del aquí y ahora, y se siguen mecánicamente guiones, ideas y frases descontextualizados, tanto por un "lado" como por el "otro". El torpe "estatalismo" y "antinacionalismo" de unos no es el único problema, ya que la mayoría de organizaciones nacionales, que abarcan un determinado ámbito nacional, ha tratado nuestro ámbito como si la cuestión nacional de aquí fuese una cuestión colonial, fruto de lo cual se llega a la utilización de consignas independentistas aprioristas (Independencia y Socialismo) proferidas por un amplio espectro ideológico, que abarca desde organizaciones reformistas hasta supuestamente maoístas. Y volvemos al mismo problema, de poner la cuestión nacional al mismo nivel que la cuestión de clase, y no como una parte de ésta, agravado al mismo tiempo por la reivindicación estructural de la independencia, a veces incluso presentada como una condición base para la consecución del Socialismo, lo que significa poner en bandeja la lucha política a la pequeña burguesía y a la burguesía.

    Vuelvo a insistir en que tenemos que cambiar la perspectiva, no solo viendo el tema a nivel INTERNO, sino también viéndolo como PROPIO. Pasar de la actitud de respeto, que es algo que se ejerce hacia un elemento ajeno y exterior, a pasar a ver ese elemento como algo interno y propio. Los comunistas no podemos decir que respetamos el derecho de los obreros a la emancipación, como si fuese algo ajeno y externo a nosotros, porque el Comunismo es en sí el arma y la acción emancipatoria de los obreros. Por lo tanto no podemos decir que respetamos el derecho a la autodeterminación de los pueblos, como si el Comunismo estuviese flotando por encima de la Tierra lanzando derechos a elementos ajenos. Es el Proletariado el que se ha de elevar a clase nacional, y a todos los niveles, y reivindicar y ejercer el derecho a la autodeterminación de su pueblo. El caso es que tomamos al pie de la letra y descontextualizadamente las palabras de Lenin, cuando en su época había procesos de autodeterminación, como el de Finlandia o Polonia, protagonizados por burguesías nacionales en contraposición al poder zarista, con un Proletariado que no tenía el protagonismo para liderar un proceso revolucionario, a diferencia de la Rusia estricta; ahí si tienen que respetar un derecho de autodeterminación ajeno, tanto geográfico como clasista, o actualmente, cuando hablamos de los países latinoamericanos, con burguesías nacionales y capas pequeñoburguesas que pugnan por quitarse de encima la bota imperialista norteamericana. Pero un proceso de autodeterminación en sí, y sobretodo en nuestro ámbito de la Europa imperialista actual se ve más claramente, es un proceso de lucha de clases. En Cataluña, por ejemplo, hay un proceso de pugna interburguesa entre la burguesía catalana y la burguesía monopolista central para reequilibrar las cuotas de poder en un momento de crisis, y esta burguesía catalana utiliza a las clases populares y a su reivindicación política histórica del derecho de autodeterminación para dotarse de más fuerza en el pulso. Y desde España, los comunistas han de reivindicar el derecho de Cataluña a decidir su futuro, atacando a la burguesía española, y desde Cataluña, los comunistas han de reivindicar el ejercicio del derecho a la autodeterminación comenzando por la lucha contra su propia burguesía, representada políticamente por CiU. Lo que vosotros llamáis "problema nacional" (en realidad es el problema capitalista de los pueblos y naciones), en el estado español ya no se puede resolver en el propio sistema de dominación burgués. Casi todo lo que se tenía que hacer por parte de las diferentes burguesías ya se ha hecho, y ahora quedan flecos como la reivindicación de una determinada forma de concierto económico por parte de la burguesía catalana, que en su momento no reivindicó, y ahora lo ve como necesario. ¿Por qué el PNV está tan callado y CiU parece que ha sido afectado por una fiebre de apariencia independentista? La cosa está clara, y aquí y ahora no va a haber cambios estructurales geopolíticos, a nivel europeo occidental, ni ejercicios del derecho a la autodeterminación en un marco burgués, y menos con la UE y la OTAN de por medio, afectando y desestabilizando hasta ese punto a un aliado tan estratégico como España.

    Me preguntáis si suscribo o rechazo el marco de actuación estatal como espacio de constitución del Partido. Creía que había quedado claro, ya que insisto en que hemos de partir del análisis del aquí y ahora, de la opresión burguesa, pero no solo en ese tema, sino como comento más arriba, la opresión nacional es fruto de una opresión de clase, y como tal, inserida en ella, se ha de analizar y tratar. Por lo tanto, sí, claro que no rechazo eso, porque no rechazo la realidad. Ahora bien, como dije en mi intervención anterior, soy yo el que dudo sobre la comprensión y voluntad de los comunistas formalmente "estatales, españoles, unitarios" hacia ese marco. Como digo más arriba, si no llegamos a comprender que en la (hipotética) constitución de un Partido Comunista de Galicia, o del País Vasco o de algún país no español del Estado está ya la constitución del Partido estatal, es que no se ha asimilado la necesidad y el verdadero significado de unidad de acción. Y lo de menos es que yo esté de acuerdo o no con un tema, sino que las ideas que expongo lleven a un determinado posicionamiento, y creo que la ubicación de la cuestión nacional como un tema interno, propio e implícito llevan a una necesidad y al mismo tiempo a una mayor potenciación de esa unidad revolucionaria de clase. Yo tengo claro que no soy español, que decenas de miles de personas en mi país y en otros países del Estado no son ni se consideran así, que varios países del Estado objetivamente no son españoles, y como no me muevo por consideraciones nacionales explícitas, sino por consideraciones de clase, reivindico la unidad de acción basada en nuestra realidad impuesta por el capital y en la potencialidad revolucionaria de unidad y cantidad, esperando que otros se muevan también por esa consideración de clase, y no por esquemas unitarios basados en consideraciones "puebloespañol tercerrepublicanista tricoloristas" o no.

    En intervenciones posteriores trataré los asuntos que quedan pendientes de vuestro escrito. Termino ya esta primera parte de la réplica incidiendo en los puntos que considero clave:


    • Visión INTERNA de la cuestión nacional, como elemento inserido en la explotación capitalista, en la cuestión de clase y en la teoría revolucionaria


    • Visión PROPIA de la cuestión nacional y del derecho de autodeterminación, como cuestiones a tratar por la teoría comunista y por la acción revolucionaria obrera


    • Visión IMPLICITA de la cuestión nacional, que no enfrente, ni obstruya ni se ponga al mismo nivel teórico que la cuestión global, la de clase


    Un saludo

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