quisiera saber si existe algun comu economista?
Buenas ncohes
comunista_sinargumentos escribió:
quisiera saber si existe algun comu economista?
No creo, alguien que sepa mucho de economía no va a ser comunista
Pajarodemadera escribió:comunista_sinargumentos escribió:
quisiera saber si existe algun comu economista?
No creo, alguien que sepa mucho de economía no va a ser comunista
Jordi de Terrassa escribió:Apreciado Razion;
En ese caso, el usuario Pajarodemadera, está completamente equivocado. En un ser humano, el uso del conocimiento científico está determinado por sus posiciones ideológicas. La ideología determina a la ciencia, tanto en su desarrollo, o estancamiento, como en su utilización.
Como ha dicho Tripero Marx sabía mucho de economía, posiblemente el que más, y era comunista. Precisamente por ser comunista supo tanto de economía. En realidad solo saben, de verdad, de economía los comunistas.
Saludos.
Galin escribió:Pajarodemadera escribió:comunista_sinargumentos escribió:
quisiera saber si existe algun comu economista?
No creo, alguien que sepa mucho de economía no va a ser comunista
Es al revés, el que sepa de economía será comunista o será un completo anormal porque permitirá un sistema que explota, mata (directamente) a niños, ancianos, etc.. obliga a trabajos forzados y manipula el pensamiento y la vida de la gente.
Keep calm, and read Karl Marx.
una vez acabada de lo único que me gustaría currar sería investigador/analista macroeconómico, algo muy limitado.
Jordi de Terrassa escribió:En realidad solo saben, de verdad, de economía los comunistas.
Puede usted aportar un ejemplo donde las matemáticas contradigan la teoría comunista.Sion escribió:Aún hoy siguen aceptando el apoyo de las matemáticas cuando coincide con sus puntos de vista e ignorando las mismas matemáticas cuando les contradicen... algo que para un grupo de personas que se autoproclaman científicos, me parece inaceptable.
Entre las escuelas de utilitarismo marginalistas se hallan la keynesiana, la monetarista y el esperpento anticientífico de la austríaca. Si usted lo desea podemos debatir los errores matemáticos de las dos primeras, ya que la tercera, ante la imposibilidad matemática del utilitarismo marginal, renuncia explícitamente a uso de las matemáticas.Sion escribió:Por no mencionar que mientras todas las demás escuelas económicas han ido desarrollando modelos econométricos cada vez más complejos, los comunistas parecen limitarse a saber cual es la correcta interpretación de la palabra de Marx.
Jordi de Terrassa escribió:Puede usted aportar un ejemplo donde las matemáticas contradigan la teoría comunista.
No sé si se ha dado cuenta pero no ha aportado ninguna prueba matemática, ni tan siquiera ha escrito un número en toda la extensión de su mensaje, que demuestre que la teoría comunista es errónea. Y afirmar repetidamente una cuestión no es demostrarla.Sion escribió:Por razones ideológicas los economistas marxistas prefieren negar cualquier demostración matemática al respecto, pues si el trabajo es un bien como cualquier otro, y se intercambia en el mercado, es decir las empresas compran trabajo a cambio de un salario, entonces no hay explotación del hombre por el hombre y por lo tanto no hay plusvalía, solo hay un intercambio comercial.
Éste es uno de los puntos en que la teoría del valor de Marx se desliga de la de la escuela clásica de economía política y la profundiza. Hasta que Marx introdujo esta distinción, en la economía política se trataba al trabajo mismo como una mercancía, pero, ya que el trabajo es la medida de todos los valores, esto conducía a una contradicción tautológica, pues no se podía determinar el valor del trabajo, una hora de trabajo es igual a una hora de trabajo, y a otra serie de paradojas y errores teóricos. En cambio, al introducir la distinción entre trabajo y fuerza de trabajo, se da cuenta Marx que la solución a las paradojas y contradicciones al respecto estriba en determinar el valor de la fuerza de trabajo y que lo que los economistas hasta ahora denominaban coste del trabajo o costo de producción del trabajo, en realidad era el costo de producción de la fuerza de trabajo en tanto mercancía, o sea, el costo de producir al propio obrero viviente. Lo que el trabajador asalariado vende al capitalista no es su trabajo sino que vende el usufructo de su fuerza de trabajo. El trabajador asalariado se compromete mediante un contrato a realizar un trabajo a cambio de un salario futuro, equivalente al valor de producción de su fuerza de trabajo, es decir al valor del conjunto de bienes necesarios para su existencia. La fuerza de trabajo es un bien y su uso crea bienes con un valor de cambio añadido. El valor de cambio de la fuerza de trabajo, al igual que el de cualquier otro valor de uso, es igual a la cantidad de fuerza de trabajo socialmente necesario para producirlo. Al alcanzar un determinado grado de desarrollo de las fuerzas productivas, el valor de cambio de los bienes creados por el uso de la fuerza de trabajo es mayor que el valor de cambio de la fuerza de trabajo usada en la producción de dichos bienes.Karl Marx, en 1865, en Salario, precio y ganancia escribió:Después de analizar, en la medida en que podíamos hacerlo en un examen tan rápido, la naturaleza del valor, del valor de una mercancía cualquiera, hemos de encaminar nuestra atención al peculiar valor del trabajo. Y aquí, nuevamente tengo que provocar vuestro asombro con otra aparente paradoja. Todos vosotros estáis convencidos de que lo que vendéis todos los días es vuestro trabajo; de que, por tanto, el trabajo tiene un precio, y de que, puesto que el precio de una mercancía no es más que la expresión en dinero de su valor, tiene que existir, sin duda, algo que sea el valor del trabajo. Y, sin embargo, no existe tal cosa como valor del trabajo, en el sentido corriente de la palabra. Hemos visto que la cantidad de trabajo necesario cristalizado en una mercancía constituye el valor. Aplicando ahora este concepto del valor, ¿cómo podríamos determinar el valor de una jornada de trabajo de diez horas, por ejemplo? ¿Cuánto trabajo se encierra en esta jornada? Diez horas de trabajo. Si dijésemos que el valor de una jornada de trabajo de diez horas equivale a diez horas de trabajo, o a la cantidad de trabajo contenido en aquéllas, haríamos una afirmación tautológica, y además, sin sentido. Naturalmente, después de haber desentrañado el sentido verdadero, pero oculto, de la expresión «valor del trabajo», estaremos en condiciones de explicar esta aplicación irracional y aparentemente imposible del valor; del mismo modo que estamos en condiciones de explicar los movimientos aparentes o meramente percibidos de los cuerpos celestes, después de conocer sus movimientos reales.” Lo que el obrero vende no es directamente su trabajo, sino su fuerza de trabajo, cediendo temporalmente al capitalista el derecho a disponer de ella. Tan es así, que no sé si las leyes inglesas, pero sí, desde luego, algunas leyes continentales, fijan el máximo de tiempo por el que una persona puede vender su fuerza de trabajo. Si se le permitiese venderla sin limitación de tiempo, tendríamos inmediatamente restablecida la esclavitud. Semejante venta, si comprendiese, por ejemplo, toda la vida del obrero, le convertiría inmediatamente en esclavo perpetuo de su patrono.
Thomas Hobbes, uno de los más viejos economistas y de los filósofos más originales de Inglaterra, vio ya, en su Leviatán, instintivamente, este punto, que todos sus sucesores han pasado por alto. Dice Hobbes:
«El valor o el mérito de un hombre es, como en las demás cosas, su precio, es decir, lo que se daría por el uso de su fuerza».
Partiendo de esta base, podremos determinar el valor del trabajo, como el de cualquier otra mercancía. […]¿Qué es, pues, el valor de la fuerza de trabajo?
Al igual que el de toda otra mercancía, este valor se determina por la cantidad de trabajo necesaria para su producción. La fuerza de trabajo de un hombre existe, pura y exclusivamente, en su individualidad viva. Para poder desarrollarse y sostenerse, un hombre tiene que consumir una determinada cantidad de artículos de primera necesidad. Pero el hombre, al igual que la máquina, se desgasta y tiene que ser remplazado por otro. Además de la cantidad de artículos de primera necesidad requeridos para su propio sustento, el hombre necesita otra cantidad para criar determinado número de hijos, llamados a remplazarle a él en el mercado de trabajo y a perpetuar la raza obrera. Además, es preciso dedicar otra suma de valores al desarrollo de su fuerza de trabajo y a la adquisición de una cierta destreza. Para nuestro objeto, basta con que nos fijemos en un trabajo medio, cuyos gastos de educación y perfeccionamiento son magnitudes insignificantes. Debo, sin embargo, aprovechar esta ocasión para hacer constar que, del mismo modo que el coste de producción de fuerzas de trabajo de distinta calidad es distinto, tiene que serlo también el valor de la fuerza de trabajo aplicada en los distintos oficios. Por tanto, el clamor por la igualdad de salarios descansa en un error, es un deseo absurdo, que jamás llegará a realizarse. Es un brote de ese falso y superficial radicalismo que admite las premisas y pretende rehuir las conclusiones. Dentro del sistema de trabajo asalariado el valor de la fuerza de trabajo se fija lo mismo que el de otra mercancía cualquiera; y como distintas clases de fuerza de trabajo tienen distintos valores o exigen distintas cantidades de trabajo para su producción, tienen que tener distintos precios en el mercado de trabajo. Pedir una retribución igual, o incluso una retribución equitativa, sobre la base del sistema de trabajo asalariado, es lo mismo que pedir libertad sobre la base de un sistema fundado en la esclavitud. Lo que pudiéramos reputar justo o equitativo, no hace al caso. El problema está en saber qué es lo necesario e inevitable dentro de un sistema dado de producción. Según lo que dejamos expuesto, el valor de la fuerza de trabajo se determina por el valor de los artículos de primera necesidad imprescindibles para producir, desarrollar, mantener y perpetuar la fuerza de trabajo.
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Mucho me temo que desconoce la obra de Marx, por cierto, el concepto de precio natural es de Adam Smith y no de Marx. ¿Qué dice Marx sobre el precio de mercado?Sion escribió:En el capital Marx estaba consciente de esto, pero dice que los economistas que analizan los precios con la relación entre oferta y demanda son "economistas vulgares" (mal comienzo para tratar de empezar un debate insultar al otro bando) pues solo ven lo superficial de la esfera de la circulación, es decir, del mercado.
Anímese y demuestre, matemáticamente si es posible, como se forman los precios de mercado de una mercancía. ¿Se atreve con la función de utilidad?Karl Marx y Frederich Engels en El Capital, tomo III, capítulo X escribió:Lo que lleva a cabo la competencia, cuando menos en una esfera, es el establecimiento de un valor de mercado y un precio de mercado uniforme a partir de los diversos valores individuales de las mercancías. Pero sólo la competencia de los capitales en las diversas esferas fija el precio de producción, que nivela las tasas de ganancia entre las diferentes esferas. Para esto último se requiere un desarrollo superior del modo capitalista de producción que para lo anterior. Para que las mercancías de la misma esfera de producción, de la misma índole y aproximadamente de la misma calidad se vendan a sus valores, son necesarias dos cosas:
Primero, los diversos valores individuales deben estar nivelados para formar un solo valor social, el valor de mercado arriba expuesto, y para ello se requiere una competencia entre los productores de mercancías del mismo tipo, lo mismo que la existencia de un mercado en el cual ofrezcan conjuntamente sus mercancías. A fin de que el precio de mercado de mercancías idénticas, cada una de las cuales, sin embargo, ha sido producida bajo circunstancias individuales ligeramente diferentes, corresponda al valor de mercado y no diverja de él, no aumentando por encima del mismo ni disminuyendo por debajo de él, se requiere que la presión que ejercen mutuamente los diversos vendedores sea lo suficientemente grande como para lanzar al mercado la masa de mercancías que exigen las necesidades sociales, o sea la cantidad por la cual la sociedad puede pagar el valor de mercado. Si la masa de productos excediese dichas necesidades, habría que vender las mercancías por debajo de su valor de mercado; a la inversa, habría que venderlas por encima de su valor de mercado si la masa de productos no fuese lo suficientemente grande o, lo que es lo mismo, si la presión de la competencia entre los vendedores no fuese lo suficientemente poderosa como para obligarlos a llevar esa masa de mercancías al mercado. Si se modificase el valor de mercado, se modificarían asimismo las condiciones en las cuales podría venderse la masa global de mercancías. Si el valor de mercado baja, se amplían en promedio las necesidades sociales (que aquí son siempre necesidades con capacidad de pago), pudiendo absorber, dentro de ciertos límites, mayores masas de mercancías. Si el valor de mercado aumenta, se contraen las necesidades sociales de esa mercancía, y se absorben masas menores de ella. Si en consecuencia la oferta y la demanda regulan el precio de mercado, o mejor dicho las desviaciones de los precios de mercado con respecto al valor de mercado, por otra parte el valor de mercado regula la relación entre oferta y demanda o el centro en torno al cual las fluctuaciones de la oferta y la demanda hacen oscilar, a su vez, los precios de mercado.
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Jordi de Terrassa escribió:No sé si se ha dado cuenta pero no ha aportado ninguna prueba matemática, ni tan siquiera ha escrito un número en toda la extensión de su mensaje
Lo que el trabajador asalariado vende al capitalista no es su trabajo sino que vende el usufructo de su fuerza de trabajo. El trabajador asalariado se compromete mediante un contrato a realizar un trabajo a cambio de un salario futuro, equivalente al valor de producción de su fuerza de trabajo, es decir al valor del conjunto de bienes necesarios para su existencia.
Anímese y demuestre, matemáticamente si es posible, como se forman los precios de mercado de una mercancía. ¿Se atreve con la función de utilidad?
Es decir, que teóricamente es irrefutable. Pero y en el mundo real, ¿qué ocurre?, como muy acertadamente usted expone, cuando el costo de la fuerza de trabajo no produce los efectos deseados, produce una minusvalía, cosa con la que todo el mundo, incluido Marx, está de acuerdo con usted. Por la misma lógica realista que usted plantea, y con la que supongo estará usted de acuerdo, cuando produce los efectos esperados produce una plusvalía. Con lo que llegamos a la conclusión que; lo que espera y desea el capitalista de la contratación de trabajadores asalariados es la obtención de una plusvalía, aunque los ideólogos y teóricos del capital se empeñen en ocultarlo.Sion escribió:Y teóricamente esto suena muy bien hasta que llegamos al mundo real, donde al trabajador asalariado se le paga el tiempo que haya trabajado independientemente de si este trabajo haya dado resultados, es decir, haya algún producto de dicho trabajo del cual apropiarse.
Jordi de Terrasa escribió:Es decir, que teóricamente es irrefutable. Pero y en el mundo real, ¿qué ocurre?
Con lo que llegamos a la conclusión que; lo que espera y desea el capitalista de la contratación de trabajadores asalariados es la obtención de una plusvalía
Dos páginas antes definen la obtención del máximo beneficio como sigue;Paul Samuelson y Willlam D. Nordhaus en Economía, capítulo 9 escribió:Olvidemos lo pasado. No miremos hacia atrás; no nos lamentemos de la leche derramada o de las pérdidas pasadas. Hagamos un cálculo realista de los costes adicionales en que incurriremos en cualquier decisión que tomemos y comparémoslos con los beneficios adicionales. Tomemos una decisión basada en los costes y beneficios marginales.
El mayor descubrimiento es que la maximización a los beneficios se presentará cuando la producción se encuentre en el nivel en que el ingreso marginal de la empresa es igual a su coste marginal.
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