Jesús Huerta de Soto, 1998, Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos escribió:A continuación vamos a estudiar, desde el punto de vista de un banco aislado, cuál es el límite a su capacidad de creación de créditos y expansión de depósitos a partir de la nada. Para ello tendremos en cuenta las variables que definimos a continuación:
d: el dinero que es originariamente depositado en la caja del banco;
d1: el dinero o reservas que salen del banco como consecuencia de los préstamos que éste concede;
x: la expansión crediticia máxima que puede efectuar el banco a partir del dinero d que originariamente se le depositó;
c: el encaje o coeficiente de caja que, de acuerdo con su experiencia, mantiene el banco y que la prudencia le dicta que ha de guardar para poder hacer frente a sus compromisos; y
k: la proporción de los préstamos concedidos que, en cada momento y por término medio, no es dispuesta por los prestatarios. (Aunque sea la parte dispuesta del préstamo, si el pago el prestatario lo efectúa a un cliente del banco el efecto será el mismo que si no hubiera dispuesto del préstamo, k también mide la cuota de mercado, dicho de otro modo, el control monopolista sobre el mercado del banco)
Pues bien, de acuerdo con las definiciones dadas, es claro que las reservas que salgan del banco, d1, serán iguales a los créditos concedidos por el porcentaje de los mismos que es dispuesto por los prestatarios, es decir:
[1]
d1=(1-k)x
Y si consideramos, por otro lado, que el dinero que sale del banco d1 es igual al que originariamente se le depositó d, menos el que como mínimo ha de quedar como reserva de acuerdo con la experiencia, y que será igual a cd, en relación con el dinero que originariamente se depositó en el banco, más ckx, en relación con aquella parte de los préstamos no dispuesta por término medio, entonces tendríamos que:
[2]
d1=d-(cd+ckx)
Pues bien, sustituyendo en esta fórmula [2] el valor que tiene d1 en [1] tendríamos:
(1 - k) x = d - (cd + ckx)
Y operando, sacando factor común y despejando x, tendríamos:
(1 - k) x = d - cd - ckx
(1 - k) x + ckx = d - cd
x (1 - k + ck) = d (1-c)
Por lo que llegaríamos, en última instancia, a la fórmula de que la expansión crediticia máxima x que puede efectuar a partir de la nada el banco aislado sería:
x=d(1-c)/(1-k(1-c))
O si se prefiere [3]
x= d(1-c)/(1+k(c-1))
[…] Vamos ahora a considerar, como caso particular dentro del caso del banco aislado, el del banco muy pequeño o «liliputiense», es decir, el de aquel en el que k = 0, sustituyendo este valor en la fórmula [3], llegaríamos a la fórmula
[4]
x = d (1 - c)
Y si recordamos que en nuestro ejemplo
d = 1.000 € y c = 0’02
Entonces:
x = 1.000 (1 - 0’02) = 1.000∙0’98 = 980 €
Las cantidades son las del ejemplo utilizado en este texto no las del original.
Sin embargo, en la práctica, a poco que sea k > 0, la creación de medios fiduciarios por parte de un banco aislado, podrá ser sensiblemente superior (si k = 0’1, el banco podrá crear 1.086,47 €. frente a las 980 € de k = 0, un 10,86 por ciento más alta) y superar incluso el importe de los depósitos originariamente efectuados en el banco aislado.
Se comprende ahora por qué los bancos compiten tan intensamente por conseguir el máximo importe de depósitos y el máximo número de clientes. En cuanto a los depósitos, porque, según hemos visto, el banco es capaz de expandir el crédito en un importe superior incluso al volumen de los mismos, por lo que conforme mayores sean los depósitos que obtenga, en mayor volumen podrá expandir el correspondiente crédito. En cuanto a los clientes, porque, conforme más clientes logre, k será mayor y, por tanto, su capacidad de expansión de créditos y de generación de depósitos también será más grande. Lo importante a tener en cuenta aquí es que el banco es técnicamente incapaz de distinguir si su política de crecimiento se efectúa ampliando su ámbito de actuación a costa de los otros bancos, o si esa política, en última instancia, da lugar a un incremento generalizado de la expansión crediticia en todo el sistema bancario, o si suceden ambas cosas a la vez. Y es que el banco, por sí solo, expande el crédito y los depósitos, y además participa de unos procesos en los que la expansión de créditos y depósitos a través del sistema bancario es aún mayor. Por otro lado, intenta que en ese proceso la parte proporcional de su ámbito de actuación sea en términos relativos cada vez más importante, lo cual constantemente da nuevos y ulteriores impulsos a la expansión crediticia, tanto desde el punto de vista del banco individual, como desde el punto de vista de todo el sistema bancario en su conjunto. En todo caso, el factor k es un elemento esencial a la hora de determinar la capacidad de obtener beneficios del banco. La competencia entre los bancos hace que el factor k sea significativamente inferior a 1. Pero cada banco intenta que su factor k sea cada vez mayor, explotando las distintas oportunidades que le surgen (en cuanto a su extensión geográfica, capacidad para excluir o absorber a sus competidores y desarrollo de ventajas comparativas) para que k sea cada vez más alto.
Suponiendo ahora que k = 1, es decir, que nos encontramos ante un banco único monopolista en el que los prestatarios se ven obligados, por no existir otro banco, a mantener íntegramente en forma de depósitos los préstamos que se les conceden. Entonces, al sustituir el valor de k = 1 en la fórmula [3], ésta tendría el valor de:
[5]
x=d(1-c)/c=1.000(1-0'02)/0'02=(1.000∙0'98)/0'02=49.000 €"
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