EXPERIENCIA
Versión de Hoxha sobre la conversación que tiene con Mao Tse-tung en China, según como las
relata en su libro “Los Jruschovista: Memorias”. Informa en la solapa de la cubierta, que esta obra
fue escrita en 1976, se supone en albanés, no precisa el mes, publicado en idioma español en
Tirana, 1980. Libro traído al Perú gracias a la Asociación Popular de Amistad Perú-Albania,
asociación que fue fundada el 4 de enero de 1972 como consta con un sello en la portada del libro.
Luego de esa conversación con Mao, Hoxha pasa a sacar sus conclusiones personales de ese
encuentro y concluye que no sacó nada constructivo, nada útil. Aparte de opiniones que comienza a soltar, ¬sobre el VIII Congreso del PCCh¬ y que sería un tema a parte tratarlo, vemos que pareciera que es una persona que no necesita “aprender de nadies absolutamente nada”, como si ninguna experiencia de otro país le sirviera. Por ejemplo de Mongolia tiene esta breve impresión que en mi opinión es devastadora:
“Los tres o cuatro días que duró nuestra visita a Mongolia pasaron sin darnos cuenta.
Viajábamos durante horas antes de llegar a un centro habitado y en todas partes el mismo
paisaje: raso, desolado, monótono, aburrido. Tsedenbal, que andaba alrededor nuestro,
agitado y redondete como una pelota, sólo tocaba un tema, la ganadería. Tantos millones de
ganado, tantas yeguas, tantos caballos, tantos camellos, era la única riqueza, la única rama, en
que se asentaba este país socialista. Probamos la leche de yegua, nos deseamos éxitos mutuos y
nos despedimos”. (Pág. 249-250)
Como vemos Hoxha no tiene nada que aprender de la experiencia socialista en Mongolia, porque
sólo es un país ganadero además de tener un paisaje aburrido para su gusto(Mongolia no es tan
pequeño como Albania). Quizás lo más justo y provechoso hubiera sido preguntarle a Tsedenbal, en
vez de calificarlo por su obesidad, en dónde está la industria de Mongolia, y si no la había decirle
por qué Mongolia no había iniciado un proceso de industrialización, ¿es suficiente la ganadería para
el desarrollo del socialismo en Mongolia? o ¿por qué Mongolia sigue siendo un país nómade? (en
la actualidad 50% de Mongolia aún es nómade), etcétera, etcétera, etcétera. Claramente vemos que había mucho que aprender de Mongolia.
Peron será en su conversación con Mao Tse-tung donde se ve que Hoxha es incapaz de reconocer el más mínimo error en las construcción del socialismo en Albania. Mao quiere oir de Hoxha qué errores se han cometido en ese proceso, porque Mao quiere aprender de esa experiencia socialista de boca del mismo Hoxha.
En todo caso podríamos decir que esta era la oportunidad de Hoxha para plantearle a Mao, frente a
frente y en su cara, sus preocupaciones de que China esté yendo "por el mismo camino de los
revisionistas soviéticos", y todas las preocupaciones que Hoxha dice que tenía sobre si había una
verdadera construcción del socialismo en China ya que Hoxha manifiesta, que antes del encuentro
con Mao Tse-tung sólo sabía lo siguiente:
“Sabíamos asimismo que a la cabeza del Partido Comunista de China estaba Mao tse-tung,
del cual, al igual que del partido que dirigía, no teníamos otro dato que los que nos
proporcionaban los camaradas soviéticos. Durante este periodo, como después de 1949, no
habíamos tenido la ocasión de leer ninguna de las obras o trabajos de Mao Tse-tung, del cual
se decía que era también filósofo y había escrito toda una serie de obras. Saludamos con
alegría y de todo corazón la victoria del 1.º de octubre de 1949 y fuimos uno de los primeros
países en reconocer el nuevo Estado chino, y trabar con él relaciones fraternales. Aunque
ahora las posibilidades y los caminos para llegar a lazos y contactos más estrechos entre
nuestros dos países, se había acrecentado, estos lazos se mantuvieron más que al nivel de
intercambios amistosos, culturales y comerciales, se limitaron al envío de alguna delegación de
segunda fila, al apoyo mutuo, por medio de discursos o declaraciones públicas según el caso, al
intercambio de telegramas con ocasión de fiestas o aniversarios y apenas otra cosa.
Seguíamos apoyando con todas nuestras fuerzas los esfuerzos del pueblo chino y de su
dirección por la edificación socialista del país, mas no sabíamos en concreto en qué medida y
cómo se realizaba este gran proceso. Se decía que Mao aplicaba una línea “interesante” para
construir el socialismo en China, colaborando con la burguesía local y con otros partidos
llamados “democráticos”, “de los industriales”, etc.; que el Partido Comunista permitía y
fomentaba las empresas mixtas con capital privado y estatal, que estimulaba y remuneraba a
los elementos de las clases ricas, llevándolos incluso a puestos de dirección en las empresas y
en las provincias, etc., etc. Todo esto para nosotros era incomprensible y, por más que lo
pensásemos, no encontrábamos ningún argumento para considerarlo conforme al marxismoleninismo.
Como quiera que sea, opinábamos, China es un gran país poblado por cientos de
millones de personas, que acaba de salir de un oscuro pasado feudo-burgués, tiene muchas
preocupaciones y dificultades y, con el tiempo, incluso las cosas que no van bien las encauzará
por el justo camino del marxismo-leninismo.
Esto era lo que más o menos sabíamos del Partido Comunista de China y del Estado chino
hasta 1956, cuando el Comité Central de nuestro partido recibió la invitación de Mao Tsetung
de enviar una delegación de partido a participar en los trabajos del VIII Congreso del
PC de China. Recibimos con satisfacción y alegría esta invitación pues íbamos a tener la
ocasión de conocer directamente y más de cerca a este partido y este país socialista hermano.
En el mismo periodo nos había llegado también invitaciones de la República Popular de
Mongolia y de la República Democrática Popular de Corea para enviar en visita amistosa a
estos países delegaciones gubernamentales y de partido de alto nivel.”(Pág. 246-248)
Es decir Hoxha tenía la oportunidad, cuando se encontrará con Mao frente a frente, que el mismo
líder de la revolución China le resolviera sus preocupaciones sobre los siguientes puntos que el
mismo Hoxha manifiesta, en resumen:
-Saber en concreto cómo se realizaba la construcción del socialismo en China.
-Cómo se puede construir el socialismo en un país con la colaboración de la “burguesía local”, con
los partidos llamados “democráticos”, “de los industriales”.
-Cómo se puede construir el socialismo si el Partido Comunista de China fomenta las empresas
mixtas con capital privado y estatal, que estimulaba y remuneraba a los elementos de las clases ricas
y como es posible que estos elementos burgueses lleguen a los puestos de dirección en las empresas
y en las provincias.
-Que todo esto no está conforme al marxismo-leninismo.
-En qué momento se encauzarán por el justo camino del marxismo-leninismo;
-Que quiere las “Obras Escogidas” de Mao y documentos del PCCh traducidas al albanés o francés
(principalmente “Sobre el Tratamiento Correcto de las Contradicciones en el Seno del pueblo”)
porque todo lo que ha oído o le han dicho le resulta incomprensible.
Era el deber de Hoxha, si esa era su verdadera impresión sobre la República Popular de China en
1956, manifestarle a Mao en su propia cara que para él la forma en que se construía el socialismo
en China era totalmente incompresible y que no lo veía conforme al marxismo-leninismo, por más problemas aparte que tenga que resover Mao Tse-tung. Pero no, Hoxha mantiene otro tipo de conversación con Mao Tse-tung, esta es su versión:
“En Pekín, donde llegamos el 13 de septiembre, fuimos recibidos por una gran multitud, con
música y con flores, sin olvidar tanpoco la gran invasión de retratos de Mao Tse-tung. Había
acudido al areopuerto Liu Shao-chi, Chou En-lai, Teng Siao-ping y otros cuyo nombre no
recuerdo.
Nos saludamos, les deseamos éxitos en su Congreso que iban a celebrar dos días después y nos
armamos de valor frente a todo un conjunto de expresiones estereotipadas: “gran honor”,
“gran ayuda”, “los hermanos del lejano frente de Europa”, “hágannos observaciones”, etc.,
etc., las cuales al cabo de algunos años, nos iban a llegar hasta la coronilla. (Más en aquellos
días estas expresiones estereotipadas que nos eran servidas por todas partes, no nos causaban
una mala impresión, pues las teníamos por una manifestación de la sencillez y de la modestia
chinas.)
Mao Tse-tung nos recibió en un intervalo entre las sesiones del Congreso, en una de las salas
contiguas. Era la primera vez que nos encontrábamos junto a él. Cuando entramos en la sala
se levantó, hizo una ligera reverencia, extendió su brazo, y, sin moverse de esta posición nos
fue dando la mano y una sonrisa a cada uno de nosotros. Nos sentamos.
Mao tomó la palabra. Después de decirnos que estaban muy contentos de tener entre ellos
amigos de la lejana Albania, expresó unas palabras acerca de nuestro pueblo, que calificó de
pueblo valiente y heroico.
¬Sentimos gran simpatía por su pueblo ¬nos dijo entre otras cosas¬, porque ustedes se han
liberado hace más tiempo que nosotros.
Y tras esto se fue directo a la pregunta:
¬¿Cómo están sus relaciones con Yugoslavia?
¬Frías ¬le dije¬, y al momento pude ver su abierta expresión de sorpresa. “Al parecer, pensé,
no conoce bien nuestra situación con los yugoslavos”, por eso decidí decirle alguna cosa de la
larga historia de las relaciones de nuestro Partido y de nuestro país con el partido y el Estado
yugoslavo. Fui breve, hice hincapié en algunos momento cruciales de la actividad antialbanesa
y antimarxista de la dirección yugoslava, esperando alguna reacción por su parte. Mas
observaba que Mao no salía de su cara de asombro y de vez en cuando lanzaba algunas
miradas a los otros camaradas chinos.
¬En esta cuestión ¬dijo Mao¬ ni ustedes los albaneses se han equivocado hacia los yugoslavos,
ni tampoco los yugoslavos los camaradas yugoslavos se han equivocado respecto a ustedes. En
esta cuestión ha sido el Kominform quien ha cometido graves errores.
¬Aunque no hemos sido miembros del Kominform ¬le dije¬ siempre hemos apoyado y
considerado correctos sus conocidos análisis y actitudes respecto a la actividad de la dirección
yugoslava. Es nuestra larga historia de relaciones con ésta que nos ha convencido de que la
línea y las actitudes de los yugoslavos no han sido ni son marxistas-leninistas. Tito es un
renegado incorregible.
Sin esperar a que el interprete tradujera mis últimas palabras, Mao me preguntó:
¬¿Qué piensan ustedes de Stalin?
Le dije que nuestro Partido había valorado y valoraba siempre altamente a Stalin como un
dirigente con méritos muy grandes en todos los aspectos, como discípulo y fiel continuador de
la obra de Lenin, como...
¬Han publicado ustedes ¬me interrumpió¬ el informe pronunciado por el camarada
Jruschov ante el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética?
¬No, ¬le respondí¬. No hemos hecho tal cosa ni lo haremos jamás.
¬Ustedes camaradas albaneses ¬dijo¬, han actuado muy bien y la línea de su Partido es
correcta. También nosostros hemos actuado como ustedes. Dado que la propia dirección
soviética no ha publicado oficialmente este informe, no tenemos que actuar como han hecho
otros.
Y después de un momento de silencio, prosiguió:
¬Stalin ha cometido errores, los ha cometido también hacia nosostros, por ejemplo en 1927.
Sea ha equivocado igualmente hacia los camaradas yugoslavos.
Luego con una voz calmada y suave, añadió:
¬Sin equivocarse no se puede avanzar¬. Y me preguntó: ¿Ha cometido errores su partido?
¬No podemos decir que no se hayan observado algunos errores ¬le dije¬, pero lo esencial es
que luchamos por cometer lo menos posible o ninguno, y, cuando éstos se descubren, luchamos
por eliminarlos de inmediato.
Me había apresurado el gran filósofo esperaba otra respuesta.
¬Es necesario equivocarse ¬me dijo¬. El partido no se puede educar sino se acostumbra a los
errores. Esto tiene un gran sentido.
Y por todas partes encontramos materializada esta forma de “educación” de Mao Tse-tung.
Durante los días que nos encontrábamos en el congreso, un camarada chino nos dijo:
¬Entre nosotros existía un miedo terrible.
La gente se esforzaba en no cometer errores por temor a ser expulsados del partido. Pero
gracias a la política correcta del presidente Mao, este miedo ya ha desaparecido y nuestros
hombres del partido han ganado iniciativa e ímpetu en el trabajo creador.
¬Por ejemplo ¬nos dijo¬, ven al que está hablando ahora en la tribuna. Es Li Li-san, uno de
los fundadores de nuestro Partido Comunista. A lo largo de su vida ha cometido graves
errores, y no sólo una vez, sino tres veces consecutivas. Ha habido camaradas que querían
expulsar del partido a este viejecito, pero el presidente Mao ha insistido para que continúe
siendo miembro del Comité Central, y actualmente trabaja en el aparato.
Entre tanto Li Li-san se hacía ante el VIII Congreso una nueva autocrítica.
Yo ¬decía¬ he cometido errores, pero el partido ha venido en mi ayuda. Camaradas, les invito
a que sigan ayudándome también en el futuro, porque puedo cometer nuevos errores...
Pero volvamos al encuentro con Mao Tse-tung. Después de haberle oído filosofar sobre “la
gran significación de los errores cometidos”, escogí la ocasión para hablarle, aparte de lo que
ya le había dicho de los yugoslavos, de la actividad subversiva de los revisionista de Belgrado
para la organización del complot en la Conferencia del Partido de Tirana en abril de 1956.
¬En nuestra opinión estos elementos son irrecuperables.
Mao respondió con frases en el aire, al estilo chino:
¬Ustedes tienen una correcta línea marxista-leninista.
Había llegado el momento de levantarnos. Le agradecí su invitación y su recepción, así como
la ayuda que nos era concedida por la República Popular China.
¬No hace falta que nos lo agradezca ¬intervino Mao¬, primero porque la ayuda que les
concedemos es algo muy insignificante, y dobló uno de sus dedos. Segundo ¬continuó
doblando otro dedo¬, ambos somos miembros de la gran familia del campo socialista que
tiene a la cabeza la Unión Soviética y es como si una mano le pasara algo a la otra, que forma
parte del mismo cuerpo.
Le dimos las gracias una vez más y nos levantamos. Nos hicimos juntos unas fotos, le
estrechamos la mano y nos despedimos.
A decir verdad , nuestra impresión de este encuentro no eran las que habíamos imaginado y
cuando ya estuvimos fuera conversamos con Mehmet y Ramiz acerca de lo que acabábamos
de escuchar. De esta conversación con Mao no sacamos nada de constructivo, nada que nos
pudiera ser de utilidad, y este encuentro nos pareció más bien un gesto de cortesía. Nos
desilusionó sobre todo lo que oímos de boca de Mao acerca del Kominform, Stalin y la
cuestión yugoslava.” (Pág. 255-260)
Como vemos, Hoxha, es incapaz de reconocer el más mínimo error en la construcción del
socialismo en Albania porque al final termina hablando con sus camaradas de partido que nada
“constructivo” ni de “utilidad” ha sacado de la conversación con Mao. Es decir Hoxha no necesita
aprender de nadies.
Hemos visto como Hoxha le expresa e insiste a Mao todo lo que representa Tito para Albania: que Tito no es un marxistaleninista ni Yugoslavia es socialista. Pues de la misma forma debió expresarle a Mao su preocupación, porque era su deber decírselo y denunciarlo, así como lo hace con Tito y Yugoslavia, de que China no esté yendo conforme al marxismo-leninismo porque la forma de construir el socialismo en China le es incomprensible y que no lo ve conforme al marxismo-leninismo.
Pero Hoxha no aprovechará, extrañamente, en su primera y última visita a China, para conversar ese
punto de preocupación y de incomprensibilidad que tiene, con el mismo Mao ya que era el deber de Hoxha decírselo, porque la construcción del socialismo, como etapa de transición, nos debe llevar al comunismo y no a la restauración del capitalismo.