Sen Katayama

La Internacional Comunista, nº 12, Diciembre de 1933 escribió:En memoria del abnegado combatiente de la revolución proletaria mundial

Moscú, 6 de novimebre de 1933

Después de la gran luchadora Clara Zetkin, otro combatiente inquebrantable de la revolución proletaria mundial acaba de extinguirse. Era uno de esos bolcheviques consecuentes, de esos hombres cuya vida fue consagrada a la lucha resuelta y llena de abnegación del proletariado, a la causa de los trabajadores y oprimidos del mundo entero, a la liberación de la humanidad del sangriento yugo del capital, a la causa del comunismo.
Como el primer organizador del movimiento obrero japonés, Sen Katayama pasó por una dura escuela.
Desde muy niño comenzó a trabajar en un ínfimo pedazo de tierra. Después se hizo tipógrafo en Tokio y en seguida obrero agrícola en Norteamérica y más tarde ayudante cocinero. Organizó las primeras huelgas y los primeros sindicatos de los proletarios japoneses. Fundó el Partido Socialista del Japón. En 1905, durante la sangrienta guerra entre la Rusia zarista y el Japón monárquico flameó la bandera roja del internacionalismo proletario por las calles de Tokio, llamando a los obreros y campesinos a la lucha contra sus propios capitalistas y terratenientes.
En el Congreso de Ámsterdam de la II Internacional se señaló desenmascarando a los social-traidores, que cubrían la política imperialista de sus burguesías y aspiraban a participar en sus propios gobiernos burgueses. Llamó resueltamente a los obreros del Japón y de Rusia para la lucha contra sus gobiernos. En nombre de millares de proletarios japoneses, tendió la mano a Plejanov como representante de los obreros rusos, que reunían ya en aquel momento sus fuerzas para la primera batalla contra el zarismo.
Hijo de un país donde una banda monárquica de terratenientes y de capitalistas negociaba a costa de los trabajadores, con el pretexto de unos sedicentes intereses nacionales, Sen Katayama fue siempre un campeón sin reproche y lleno de abnegación del internacionalismo proletario. Como todo obrero, sufrió el yugo del capitalismo japonés, bárbaro yugo que usaba aún el látigo semi-feudal. Sufrió el yugo del capitalismo americano, el más civilizado, que funda su poder en la farsa de la democracia burguesa. En todas partes donde le condujo su destino, supo ir directamente a las masas y proclamar su odio mortal contra el capitalismo y su lucha por la unidad internacional del proletariado. Sen Katayama marchó siempre en la primera fila del proletariado militante, sin miedo a las persecuciones, sin retroceder ante los obstáculos, sabiendo luchar contra la corriente.
En las filas de la II Internacional de ante-guerra, fue uno de los hombres de la época próxima a la tormenta revolucionaria, a las grandes batallas por el socialismo. Sin traicionar jamás a su clase, Katayama se unió sin vacilación a la bandera de Lenin hasta el fin de sus días. En América, durante la carnicería mundial, Katayama se levantó contra la guerra. En los EE.UU. reunió las fuerzas de la Internacional proletaria. Cuando estalló la Revolución de Octubre, se puso de todo corazón al lado de los bolcheviques. En 1919 fundó en los EE.UU. el primer grupo comunista japonés. Tradujo al japonés El Estado y la Revolución, de Lenin.
En la I.C. fue siempre reelegido miembro del Presidium del C.E. Luchó por la línea leninista contra los oportunistas y los renegados y supo ligar su tarea principal la lucha del proletariado japonés del que era jefe, con todas las tareas del movimiento proletario mundial.
Tenía siempre ante sus ojos el rostro de bandido del imperialismo nipón. Pensaba siempre en los millares de obreras textiles encorvadas sobre sus máquinas vendidas al fabricante por sus padres hambrientos. Pensaba siempre en los millones de trabajadores y de campesinos explotados por los terratenientes y los capitalistas.
Justamente por eso llamó siempre con ardor a la defensa del pueblo chino, de los Soviets chinos, en socorro de los oprimidos de Corea y de Formosa, a la unión de todos los pueblos del Extremo Oriente contra el imperialismo japonés.
Katayama desaparece con la firme convicción de que la causa a la que consagró toda su vida es ya la causa de las filas avanzadas del proletariado japonés.
El P.C. Japonés, así como su jefe y organizador es carne y sangre del proletariado y de los campesinos nipones. La camarilla fascista ha transformado el país en prisión militar para los obreros y los campesinos; ha pasado la cuerda al cuello de Manchuria y de China septentrional y se prepara febrilmente para la guerra contrarrevolucionaria contra la Unión Soviética.
Las filas de los leninistas y bolcheviques japoneses crecen, se refuerzan y se templan. El fundador del primer período obrero del Japón, Katayama, ha muerto con la certidumbre de que a pesar de la represión de la burguesía japonesa, nuevos números del periódico comunista ilegal Sekki serán distribuidos en millares de ejemplares en las fábricas y los barrios obreros del Japón; ha muerto con la convicción de que el P.C. Japonés terminará victoriosamente la obra de su vida.
Sen Katayama ha muerto la víspera del XVI aniversario de la Revolución de Octubre. No le ha sido dado vivir el Octubre mundial, pero ha podido ver la solidez de la edificación socialista y transmitir a los obreros japoneses la certidumbre de que no está lejos el momento en que podrán ellos también edificar la sociedad socialista.
Los proletarios y los oprimidos de todos los países no olvidarán el nombre de Sen Katayama, que les llama a la lucha proletaria.