¿Existen las casualidades?. ¿Qué es la casualidad desde el punto de vista del marxismo-leninismo?.
Casualidad: combinación de circunstancias que no se pueden prever ni evitar. Casual: que sucede por casualidad. (Diccionario de la Real Academia Española)
A menudo nos encontramos ante situaciones que identificamos como casualidades, que nos parecen especialmente significativas y que podrían llegar a que nos hiciéramos preguntas sobre qué (o quien) maneja los hilos de lo que nos sucede. Al mismo tiempo, justificar todo aquello que no entendemos en base a casualidades es una actitud que ha estado bastante extendida. Como se dice en el título del tema, se trata de saber que son las casualidades, si existen o no, o se trata de algo tan simple como que no hay casualidades, sino causas de origen aún desconocido. ¿Que dice el marxismo al respecto?.
Todas las opiniones pueden ser útiles e interesantes, pero se agradecería estén fundamentadas en el marxismo, y no sólo en el parecer personal de cada uno en cada momento, lo que no suele aportar demasiado.
—Fuentes:
textos disponibles en el foro:
·Manual de marxismo-leninismo de la Academia de Ciencias de la URSS
·Introducción a la Dialéctica materialista, del cubano Gaspar J. García Galló (folleto editado por el CAUM)
·Introducción a la Dialéctica materialista, de Gaspar J. García Galló (folleto distinto al anterior, a pesar de tener el mismo título, editado por el Movimiento Gayones de Venezuela)
·Extractos del Manual de Filosofía de Víctor Afanasiev, edición de 1973
·Cuadernillos editados por el Movimiento Revolucionario Oriental: Materialismo dialéctico
texto no disponible en el foro:
·De la «filosofía del marxismo» a la filosofía de Marx, de Damián Pretel, año 1995
·EcuRed, enciclopedia cubana en la red
Entre la gran variedad de fenómenos de la naturaleza y de la sociedad humana los hay que no se desprenden necesariamente del desarrollo de una cosa concreta o de una serie dada de fenómenos; pueden ocurrir y pueden no llegar a producirse, pueden suceder de una manera y pueden darse de una manera distinta. Son los fenómenos casuales, las casualidades. Acerca del problema de la casualidad se ha debatido, y no poco, en la ciencia. De la proposición, acertada, de que todos los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad humana están sometidos a la causalidad, muchos hombres de ciencia y filósofos llegaban a la errónea conclusión de que en el mundo hay sólo necesidad, de que los fenómenos casuales no existen. La casualidad, según ellos lo entienden, es un concepto subjetivo con el que designamos las causas que no hemos llegado a conocer. Tal opinión es profundamente errónea, puesto que identifica dos conceptos distintos: necesidad y causalidad.
Cierto que en el mundo no hay fenómenos sin causa, pero cierto también que los fenómenos casuales están condicionados causalmente, por causas. Pero eso no quiere decir que los fenómenos casuales sean necesarios. Tomemos un ejemplo: el tren descarriló y los vagones volcaron. Podemos conocer la causa del accidente, que pudiera ser la mala sujeción de los carriles a las traviesas; sin embargo, el descarrilamiento será una casualidad y no necesidad. ¿Por qué?. Porque fue originado por una circunstancia que no se derivaba de las leyes del movimiento de los trenes por la vía, ya que técnicamente no hay dificultad alguna para conseguir unas condiciones en que el accidente no se produzca. La negación de la casualidad objetiva lleva a conclusiones nocivas desde el punto de vista científico y práctico.
Si admitimos que todo es igualmente necesario seremos incapaces de separar lo esencial de lo no esencial, lo necesario de lo casual. Con tal criterio, como señaló Engels, la propia necesidad es reducida al nivel de la casualidad. Para comprender correctamente lo que es necesidad y casualidad hay que considerar no sólo la diferencia, sino también el vínculo que entre ellas existe. Este vínculo no se comprende desde un punto de vista metafísico, para el que necesidad y casualidad son términos opuestos que no tienen nada en común. Contrariamente a la metafísica, la dialéctica materialista demuestra que no es correcto oponer absolutamente la casualidad a la necesidad, tomar la primera aisladamente de la segunda. La casualidad absoluta no existe. Únicamente hay casualidad con relación a algo. Se equivocará quien piense que los fenómenos pueden ser sólo necesarios (aquellos que ocurren sin falta en determinadas condiciones) o sólo casuales (en unas condiciones dadas pueden presentarse o no, pueden ocurrir de una manera o de otra). Cualquier casualidad contiene un aspecto de necesidad, de la misma manera que la necesidad se abre camino a través de un sinfín de casualidades.
La dialéctica de la necesidad y la casualidad estriba en que la casualidad se manifiesta como forma de la necesidad y como complemento suyo. De ahí que también existan casualidades dentro del proceso necesario. Un ejemplo: a la llegada del invierno, en las latitudes altas vienen los fríos y nieva. Esto es necesidad, es decir, ocurre en unas condiciones concretas. Pero que día será precisamente aquel en que el termómetro marque bajo cero y nieve, cómo será el frío, cuál será la cantidad de nieve que caiga, durante cuantos días, etc., todo esto es casual. Y al mismo tiempo, en estas casualidades aparece la necesidad, pues tanto el frío como la nieve son características obligatorias del invierno en las latitudes altas. En el ejemplo del tren que descarrila, el accidente es una casualidad. Pero si en el ferrocarril hay una organización deficiente, si la disciplina de trabajo es débil, si el personal no conoce bien su oficio, los accidentes dejarán de ser una rara casualidad y se convertirán en consecuencia necesaria del mal servicio en la vía. Cierto que, aún así, serán más o menos casuales las circunstancias concretas y el lugar y el tiempo en que se produzca cada accidente.
Las casualidades influyen sobre la marcha de un proceso necesario, pueden acelerarlo o retardarlo. Muy a menudo se incorporan hasta tal punto a la marcha del proceso que se convierten en necesidad. Así, según la teoría de Darwin, los inapreciables cambios casuales de los organismos, cuando les son útiles, son fijados por la herencia, se robustecen en el curso de la evolución y acaban por modificar la especie. Las diferencias casuales se convierten así en caracteres necesarios de la especie nueva. Todo lo dicho nos prueba que la necesidad y la casualidad no están separadas por un abismo infranqueable, interactúan entre ellas y se convierten una en otra en el proceso de desarrollo.
Del nexo de la casualidad y la necesidad se deduce que también los fenómenos casuales están sometidos a ciertas leyes, que pueden ser estudiadas y conocidas. Así, por ejemplo, la estadística nos dice que en los Estados Unidos de Norteamérica los blancos viven más que los negros. Esta ley no significa que todo blanco viva más que todo negro. Hay blancos que mueren siendo todavía jóvenes y hay negros que llegan a hacerse muy viejos. Pero por término medio, en su conjunto, esta ley rige, y en ella queda reflejada la penosa situación de los negros en USA, la discriminación racial, sus generalmente peores condiciones de vida y de trabajo, un salario inferior, un altísimo porcentaje de condenas judiciales, etc.
Las leyes a las que los fenómenos casuales, las casualidades, se subordinan han sido recogidas en diversas teorías científicas, entre las cuales se encuentra la teoría matemática de las probabilidades.
Abundando en lo anterior, una breve explicación basándonos en un autor cubano: necesario es aquello que en condiciones normales debe ocurrir obligatoriamente. Si le golpean a uno con un martillo neumático taladrador en la cabeza, necesariamente se muere. Casual es lo que en unas condiciones concretas puede ocurrir o no ocurrir, independientemente de la voluntad o no de los seres humanos. Si voy por la acera y a un automóvil se le bloquea la dirección puede atropellarme y puedo morir como resultado de lo que no estaba previsto. El hecho de que un fenómeno sea el producto de la casualidad no niega la necesidad o la causalidad (conexión necesaria entre los fenómenos, uno de los cuales -denominado causa- condiciona a otro -denominado efecto). Lo que ocurre es que como resultado de las condiciones externas no implícitas en el fenómeno se pueden presentan causas no esenciales que se vuelven esenciales.
Los clásicos marxistas nos enseñaron que la necesidad suele manifestarse a través de las casualidades. ¿Cómo se explica eso?. Se puede explicar con un ejemplo claro: ¿la Revolución Cubana era una necesidad en el momento en el que sucedió?. ¡Sí era una necesidad!, tal y como conocemos por la historia.
Un hombre -Fidel Castro- y un grupo de hombres que confiaron en él y lo siguieron en sus luchas se salvaron -por casualidad- de su primer intento: el asalto al cuartel Moncada. Luego, los que quedaron vivos y otros más, viajaron muy apretados en el “Granma”, y el barco, con 84 revolucionarios a bordo, no zozobró, casualidad también que no fuera avistado por el ejército de Batista. Desembarcaron, y en los primeros combates se salvaron los principales dirigentes con el jefe a la cabeza... Y así fueron produciéndose casualidades, entre ellas el hecho de que cuando el enemigo intentó destruir el proceso fue una casualidad que se dieran las condiciones internacionales favorables a las revoluciones sociales.
¿Se entiende?. Lo que se quiere destacar es el hecho de que la Revolución era necesaria, que ella no fue producto de casualidades, sino que los hechos casuales favorecieron sus resultados porque posibilitaron que su conductor, Fidel Castro, se salvara y que, al triunfo de la Revolución, la Unión Soviética pudiera ayudar al pueblo cubano a vencer los ataques del Imperialismo, tanto en el aspecto económico como en el militar. La necesidad se abrió paso a través de casualidades. Eso es lo que conocemos como dialéctica y no el aprenderse de memoria las definiciones y frases, tan extendido entre supuestos marxistas.
Las casualidades forman parte del curso general del desarrollo y son compensadas por otras casualidades. La aceleración o el desarrollo dependen en grado considerable de estas casualidades, entre las que figura el carácter de los hombres que encabezan el movimiento al iniciarse éste, por ejemplo.
Lo necesario y lo casual, son dos aspectos de una misma realidad, uno expresa lo esencial del desarrollo y el otro una forma de expresarlo. Lo necesario se debe expresar, lo casual puede o no expresarse; sin embargo, existe una unidad dialéctica entre ambos conceptos, "... lo que se afirma necesario se compone de toda una serie de meras casualidades y que lo que se cree fortuito no es más que la forma detrás de la cual se esconde la necesidad, y así sucesivamente", afirma Engels en «Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana». Lo necesario se distingue de lo casual, a la vez que se realiza en ello, existiendo así, una mutua interrelación y dependencia entre ambas, una clara relación dialéctica.
A modo de resumen, el ejemplo por excelencia acerca de necesidad y casualidad: la muerte es una necesidad para el desarrollo, incluso de la vida misma; pero la forma como la muerte se produzca, se haga realidad, es algo casual, es una casualidad.
—Algunos términos utilizados en el texto:
· realidad: es la categoría con la que se designa aquello que existe, y representa la materialización de la posibilidad, que se define como lo que no se ha realizado todavía, lo que no existe aún, pero tiene todos los fundamentos para hacerse real. Realidad es lo que se ha realizado ya, lo que tiene existencia verdadera, lo que es real y ha sido originado por las leyes objetivas, por la necesidad natural. Una posibilidad puede concretarse en realidades distintas, bajo la influencia de las condiciones en que se realice. Lo opuesto a lo posible es lo imposible, y es aquello que bajo determinadas condiciones no puede ocurrir.
· fenómeno: concepto que designa lo que se da en la experiencia y se conoce a través de los sentidos, o dicho de otra manera, toda manifestación que se hace presente a la conciencia de un sujeto y aparece como objeto de su percepción.
· conciencia: forma superior, propia tan sólo del hombre, del reflejo de la realidad objetiva. Este reflejo, si bien tiene una parte subjetiva, es predominantemente objetivo porque se materializa en el lenguaje y en el conocimiento científico. La conciencia constituye un conjunto de procesos psíquicos que participan activamente en el proceso que conduce al hombre a comprender el mundo objetivo y su ser personal. También se dice que es aquella parte de la materia, altamente evolucionada, que tiene la propiedad de reflejar la realidad exterior y, por tanto, de reflejarse a sí misma.
· objetivo: (en oposición a subjetivo: conocimiento basado desde el punto de vista del sujeto, y por tanto influido por los intereses y deseos particulares del mismo) expresa la concordancia de la realidad respecto al conocimiento. La objetividad sería el conocimiento o la representación de un objeto con independencia del sujeto (y de su propia manera de pensar o de sentir o de las condiciones de observación) que lo observe o considere.
· reflejo: es la propiedad que tiene la materia altamente evolucionada de reproducir de manera ideal, bajo la forma de imagen, los objetos del mundo circundante. También puede decirse que es la base dada en toda la naturaleza (física) del proceso en virtud del cual el hombre entra en conocimiento de la realidad circundante, de manera que en su actividad cognoscitiva, utiliza tanto los resultados inmediatos de la interacción de las cosas como los resultados mediatos, se basa en unos y en otros, descubriendo las propiedades y relaciones esenciales de las cosas.
· desarrollo: acción y efecto de desarrollar: suceder, ocurrir, acontecer, llevar adelante, progresar, realizar. El término está asociado a la idea de cambios continuos e ininterrumpidos que conducen a las sociedades hacia otros estadios.
· proceso: acción de ir hacia adelante, transcurso del tiempo, conjunto de las fases sucesivas de un fenómeno natural o de una operación artificial.
Casualidad: combinación de circunstancias que no se pueden prever ni evitar. Casual: que sucede por casualidad. (Diccionario de la Real Academia Española)
A menudo nos encontramos ante situaciones que identificamos como casualidades, que nos parecen especialmente significativas y que podrían llegar a que nos hiciéramos preguntas sobre qué (o quien) maneja los hilos de lo que nos sucede. Al mismo tiempo, justificar todo aquello que no entendemos en base a casualidades es una actitud que ha estado bastante extendida. Como se dice en el título del tema, se trata de saber que son las casualidades, si existen o no, o se trata de algo tan simple como que no hay casualidades, sino causas de origen aún desconocido. ¿Que dice el marxismo al respecto?.
Todas las opiniones pueden ser útiles e interesantes, pero se agradecería estén fundamentadas en el marxismo, y no sólo en el parecer personal de cada uno en cada momento, lo que no suele aportar demasiado.
—Fuentes:
textos disponibles en el foro:
·Manual de marxismo-leninismo de la Academia de Ciencias de la URSS
·Introducción a la Dialéctica materialista, del cubano Gaspar J. García Galló (folleto editado por el CAUM)
·Introducción a la Dialéctica materialista, de Gaspar J. García Galló (folleto distinto al anterior, a pesar de tener el mismo título, editado por el Movimiento Gayones de Venezuela)
·Extractos del Manual de Filosofía de Víctor Afanasiev, edición de 1973
·Cuadernillos editados por el Movimiento Revolucionario Oriental: Materialismo dialéctico
texto no disponible en el foro:
·De la «filosofía del marxismo» a la filosofía de Marx, de Damián Pretel, año 1995
·EcuRed, enciclopedia cubana en la red
Entre la gran variedad de fenómenos de la naturaleza y de la sociedad humana los hay que no se desprenden necesariamente del desarrollo de una cosa concreta o de una serie dada de fenómenos; pueden ocurrir y pueden no llegar a producirse, pueden suceder de una manera y pueden darse de una manera distinta. Son los fenómenos casuales, las casualidades. Acerca del problema de la casualidad se ha debatido, y no poco, en la ciencia. De la proposición, acertada, de que todos los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad humana están sometidos a la causalidad, muchos hombres de ciencia y filósofos llegaban a la errónea conclusión de que en el mundo hay sólo necesidad, de que los fenómenos casuales no existen. La casualidad, según ellos lo entienden, es un concepto subjetivo con el que designamos las causas que no hemos llegado a conocer. Tal opinión es profundamente errónea, puesto que identifica dos conceptos distintos: necesidad y causalidad.
Cierto que en el mundo no hay fenómenos sin causa, pero cierto también que los fenómenos casuales están condicionados causalmente, por causas. Pero eso no quiere decir que los fenómenos casuales sean necesarios. Tomemos un ejemplo: el tren descarriló y los vagones volcaron. Podemos conocer la causa del accidente, que pudiera ser la mala sujeción de los carriles a las traviesas; sin embargo, el descarrilamiento será una casualidad y no necesidad. ¿Por qué?. Porque fue originado por una circunstancia que no se derivaba de las leyes del movimiento de los trenes por la vía, ya que técnicamente no hay dificultad alguna para conseguir unas condiciones en que el accidente no se produzca. La negación de la casualidad objetiva lleva a conclusiones nocivas desde el punto de vista científico y práctico.
Si admitimos que todo es igualmente necesario seremos incapaces de separar lo esencial de lo no esencial, lo necesario de lo casual. Con tal criterio, como señaló Engels, la propia necesidad es reducida al nivel de la casualidad. Para comprender correctamente lo que es necesidad y casualidad hay que considerar no sólo la diferencia, sino también el vínculo que entre ellas existe. Este vínculo no se comprende desde un punto de vista metafísico, para el que necesidad y casualidad son términos opuestos que no tienen nada en común. Contrariamente a la metafísica, la dialéctica materialista demuestra que no es correcto oponer absolutamente la casualidad a la necesidad, tomar la primera aisladamente de la segunda. La casualidad absoluta no existe. Únicamente hay casualidad con relación a algo. Se equivocará quien piense que los fenómenos pueden ser sólo necesarios (aquellos que ocurren sin falta en determinadas condiciones) o sólo casuales (en unas condiciones dadas pueden presentarse o no, pueden ocurrir de una manera o de otra). Cualquier casualidad contiene un aspecto de necesidad, de la misma manera que la necesidad se abre camino a través de un sinfín de casualidades.
La dialéctica de la necesidad y la casualidad estriba en que la casualidad se manifiesta como forma de la necesidad y como complemento suyo. De ahí que también existan casualidades dentro del proceso necesario. Un ejemplo: a la llegada del invierno, en las latitudes altas vienen los fríos y nieva. Esto es necesidad, es decir, ocurre en unas condiciones concretas. Pero que día será precisamente aquel en que el termómetro marque bajo cero y nieve, cómo será el frío, cuál será la cantidad de nieve que caiga, durante cuantos días, etc., todo esto es casual. Y al mismo tiempo, en estas casualidades aparece la necesidad, pues tanto el frío como la nieve son características obligatorias del invierno en las latitudes altas. En el ejemplo del tren que descarrila, el accidente es una casualidad. Pero si en el ferrocarril hay una organización deficiente, si la disciplina de trabajo es débil, si el personal no conoce bien su oficio, los accidentes dejarán de ser una rara casualidad y se convertirán en consecuencia necesaria del mal servicio en la vía. Cierto que, aún así, serán más o menos casuales las circunstancias concretas y el lugar y el tiempo en que se produzca cada accidente.
Las casualidades influyen sobre la marcha de un proceso necesario, pueden acelerarlo o retardarlo. Muy a menudo se incorporan hasta tal punto a la marcha del proceso que se convierten en necesidad. Así, según la teoría de Darwin, los inapreciables cambios casuales de los organismos, cuando les son útiles, son fijados por la herencia, se robustecen en el curso de la evolución y acaban por modificar la especie. Las diferencias casuales se convierten así en caracteres necesarios de la especie nueva. Todo lo dicho nos prueba que la necesidad y la casualidad no están separadas por un abismo infranqueable, interactúan entre ellas y se convierten una en otra en el proceso de desarrollo.
Del nexo de la casualidad y la necesidad se deduce que también los fenómenos casuales están sometidos a ciertas leyes, que pueden ser estudiadas y conocidas. Así, por ejemplo, la estadística nos dice que en los Estados Unidos de Norteamérica los blancos viven más que los negros. Esta ley no significa que todo blanco viva más que todo negro. Hay blancos que mueren siendo todavía jóvenes y hay negros que llegan a hacerse muy viejos. Pero por término medio, en su conjunto, esta ley rige, y en ella queda reflejada la penosa situación de los negros en USA, la discriminación racial, sus generalmente peores condiciones de vida y de trabajo, un salario inferior, un altísimo porcentaje de condenas judiciales, etc.
Las leyes a las que los fenómenos casuales, las casualidades, se subordinan han sido recogidas en diversas teorías científicas, entre las cuales se encuentra la teoría matemática de las probabilidades.
Abundando en lo anterior, una breve explicación basándonos en un autor cubano: necesario es aquello que en condiciones normales debe ocurrir obligatoriamente. Si le golpean a uno con un martillo neumático taladrador en la cabeza, necesariamente se muere. Casual es lo que en unas condiciones concretas puede ocurrir o no ocurrir, independientemente de la voluntad o no de los seres humanos. Si voy por la acera y a un automóvil se le bloquea la dirección puede atropellarme y puedo morir como resultado de lo que no estaba previsto. El hecho de que un fenómeno sea el producto de la casualidad no niega la necesidad o la causalidad (conexión necesaria entre los fenómenos, uno de los cuales -denominado causa- condiciona a otro -denominado efecto). Lo que ocurre es que como resultado de las condiciones externas no implícitas en el fenómeno se pueden presentan causas no esenciales que se vuelven esenciales.
Los clásicos marxistas nos enseñaron que la necesidad suele manifestarse a través de las casualidades. ¿Cómo se explica eso?. Se puede explicar con un ejemplo claro: ¿la Revolución Cubana era una necesidad en el momento en el que sucedió?. ¡Sí era una necesidad!, tal y como conocemos por la historia.
Un hombre -Fidel Castro- y un grupo de hombres que confiaron en él y lo siguieron en sus luchas se salvaron -por casualidad- de su primer intento: el asalto al cuartel Moncada. Luego, los que quedaron vivos y otros más, viajaron muy apretados en el “Granma”, y el barco, con 84 revolucionarios a bordo, no zozobró, casualidad también que no fuera avistado por el ejército de Batista. Desembarcaron, y en los primeros combates se salvaron los principales dirigentes con el jefe a la cabeza... Y así fueron produciéndose casualidades, entre ellas el hecho de que cuando el enemigo intentó destruir el proceso fue una casualidad que se dieran las condiciones internacionales favorables a las revoluciones sociales.
¿Se entiende?. Lo que se quiere destacar es el hecho de que la Revolución era necesaria, que ella no fue producto de casualidades, sino que los hechos casuales favorecieron sus resultados porque posibilitaron que su conductor, Fidel Castro, se salvara y que, al triunfo de la Revolución, la Unión Soviética pudiera ayudar al pueblo cubano a vencer los ataques del Imperialismo, tanto en el aspecto económico como en el militar. La necesidad se abrió paso a través de casualidades. Eso es lo que conocemos como dialéctica y no el aprenderse de memoria las definiciones y frases, tan extendido entre supuestos marxistas.
Las casualidades forman parte del curso general del desarrollo y son compensadas por otras casualidades. La aceleración o el desarrollo dependen en grado considerable de estas casualidades, entre las que figura el carácter de los hombres que encabezan el movimiento al iniciarse éste, por ejemplo.
Lo necesario y lo casual, son dos aspectos de una misma realidad, uno expresa lo esencial del desarrollo y el otro una forma de expresarlo. Lo necesario se debe expresar, lo casual puede o no expresarse; sin embargo, existe una unidad dialéctica entre ambos conceptos, "... lo que se afirma necesario se compone de toda una serie de meras casualidades y que lo que se cree fortuito no es más que la forma detrás de la cual se esconde la necesidad, y así sucesivamente", afirma Engels en «Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana». Lo necesario se distingue de lo casual, a la vez que se realiza en ello, existiendo así, una mutua interrelación y dependencia entre ambas, una clara relación dialéctica.
A modo de resumen, el ejemplo por excelencia acerca de necesidad y casualidad: la muerte es una necesidad para el desarrollo, incluso de la vida misma; pero la forma como la muerte se produzca, se haga realidad, es algo casual, es una casualidad.
—Algunos términos utilizados en el texto:
· realidad: es la categoría con la que se designa aquello que existe, y representa la materialización de la posibilidad, que se define como lo que no se ha realizado todavía, lo que no existe aún, pero tiene todos los fundamentos para hacerse real. Realidad es lo que se ha realizado ya, lo que tiene existencia verdadera, lo que es real y ha sido originado por las leyes objetivas, por la necesidad natural. Una posibilidad puede concretarse en realidades distintas, bajo la influencia de las condiciones en que se realice. Lo opuesto a lo posible es lo imposible, y es aquello que bajo determinadas condiciones no puede ocurrir.
· fenómeno: concepto que designa lo que se da en la experiencia y se conoce a través de los sentidos, o dicho de otra manera, toda manifestación que se hace presente a la conciencia de un sujeto y aparece como objeto de su percepción.
· conciencia: forma superior, propia tan sólo del hombre, del reflejo de la realidad objetiva. Este reflejo, si bien tiene una parte subjetiva, es predominantemente objetivo porque se materializa en el lenguaje y en el conocimiento científico. La conciencia constituye un conjunto de procesos psíquicos que participan activamente en el proceso que conduce al hombre a comprender el mundo objetivo y su ser personal. También se dice que es aquella parte de la materia, altamente evolucionada, que tiene la propiedad de reflejar la realidad exterior y, por tanto, de reflejarse a sí misma.
· objetivo: (en oposición a subjetivo: conocimiento basado desde el punto de vista del sujeto, y por tanto influido por los intereses y deseos particulares del mismo) expresa la concordancia de la realidad respecto al conocimiento. La objetividad sería el conocimiento o la representación de un objeto con independencia del sujeto (y de su propia manera de pensar o de sentir o de las condiciones de observación) que lo observe o considere.
· reflejo: es la propiedad que tiene la materia altamente evolucionada de reproducir de manera ideal, bajo la forma de imagen, los objetos del mundo circundante. También puede decirse que es la base dada en toda la naturaleza (física) del proceso en virtud del cual el hombre entra en conocimiento de la realidad circundante, de manera que en su actividad cognoscitiva, utiliza tanto los resultados inmediatos de la interacción de las cosas como los resultados mediatos, se basa en unos y en otros, descubriendo las propiedades y relaciones esenciales de las cosas.
· desarrollo: acción y efecto de desarrollar: suceder, ocurrir, acontecer, llevar adelante, progresar, realizar. El término está asociado a la idea de cambios continuos e ininterrumpidos que conducen a las sociedades hacia otros estadios.
· proceso: acción de ir hacia adelante, transcurso del tiempo, conjunto de las fases sucesivas de un fenómeno natural o de una operación artificial.