Declaración Pública del 21º Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela
– DECLARACIÓN POLÍTICA –
ANTE LA BURGUESÍA PRO-IMPERIALISTA Y EL REFORMISMO: ACUMULACIÓN REVOLUCIONARIA DE FUERZA OBRERO-POPULAR
Venezuela –así como la región de América Latina y el Caribe–, está inmersa en el desarrollo de un cuadro internacional de disputas geoestratégicas por el control de materias primas, capitales y mercados, entre el imperialismo estadounidense, el imperialismo europeo y potencias económicas como Rusia y China.
La confrontación Nación-Imperialismo y la confrontación Capital-Trabajo, siguen siendo las contradicciones básicas en la lucha de clases internacional, y actualmente ésta tiene sus expresiones más claras, por una parte, en la ofensiva del imperialismo por su reposicionamiento global –a través de guerras de dominación– y, por otra parte, en el desarrollo de la multipolaridad mediante el surgimiento y articulación de bloques emergentes del capital –como el BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica)–.
Dentro del propio sistema imperialista hay un proceso dialéctico de contradicciones no antagónicas. Por ejemplo, el accionar de las fuerzas más reaccionarias y fundamentalistas del imperialismo y el sionismo se expresa en el incremento de la política criminal y genocida del gobierno sionista de Israel contra el pueblo palestino, y en el estímulo y apoyo de la Unión Europea al derrocamiento de gobiernos capitalistas (pero no sumisos) –como en Ucrania y Siria–. Mientras que otros sectores del capital internacional, para mantener mecanismos de dominación de los pueblos, estimulan que el Gobierno de EEUU y decenas de transnacionales lancen puentes para mejorar las relaciones y los negocios con nuestros países –sin abandonar los planes de desestabilización político-económica–.
Las fuerzas de orientación progresista que en Latinoamérica, durante los últimos 15 años, ganaron elecciones presidenciales con un discurso de “Revolución democrática” y protagonismo del pueblo, implementaron importantes medidas y reformas populares en lo político y económico, pero sin trascender el Estado burgués y están llegando a los límites que les permite el sistema capitalista, evidenciándose que el verdadero Poder lo siguen ostentando diversas capas de la burguesía y la pequeña burguesía.
Cada vez más se corroboran las tesis marxistas-leninistas de que no se construye el Socialismo por la “vía evolutiva” de reformas sociales, ni que las instituciones del Estado burgués se transforman por la mera voluntad o discursos o cambios de nombre, y que “transferir Poder al pueblo” es una quimera. El Poder debe ser conquistado por el pueblo trabajador consciente, organizado y movilizado, con la clase obrera revolucionaria en la vanguardia como clase hegemónica, para generar una ruptura de quiebre del sistema capitalista, sus instituciones y valores, para iniciar la fase histórica del tránsito al Socialismo.
Ese es el contexto en el que se encuentra la actual coyuntura del proceso de cambios en Venezuela, con un cuadro interno cada vez más complejo en lo político, económico y social, con una multifacética ofensiva del capital. Por una parte, tenemos a la tradicional burguesía asociada y subordinada a los monopolios imperialistas –que antes ejercía el dominio del Estado y hoy aun parasita de la renta petrolera– y, por otra parte, segmentos de la burguesía, y fundamentalmente de la pequeña burguesía y las capas medias, asociados a ciertos grupos e individualidades civiles y militares, que administran la renta petrolera bajo monopolio estatal, “preservando el modelo económico rentista tradicional y el tipo de Estado burgués que corresponde a tal modelo, altamente burocratizado, elitesco, ineficiente, corrupto, populista y asistencialista” (Línea Política. 14º Congreso del PCV, agosto 2011).
La lucha por el control estatal de la distribución de la renta petrolera, se produce entre estos dos grandes grupos, pero también a lo interno del segundo –con especial influencia de la capa social que hemos denominado de los “nuevos ricos parasitarios” y de sectores de capas medias que representan intereses internacionales reformistas y revisionistas–. En esta expresión de la lucha de clases internacional y a lo interno de las “fuerzas del proceso”, se producen las definiciones de las políticas del gobierno, por ejemplo, en lo económico y en lo laboral (con el peligro de una tendencia a la regresión de conquistas populares tanto históricas como de los últimos 15 años), con directo y significativo impacto en el pueblo trabajador, quien hoy continúa cargando gran parte de los problemas derivados de la situación económica.
El PCV ha hecho llamados al Gobierno Nacional y a las consecuentes fuerzas políticas y sociales que impulsamos el proceso revolucionario venezolano, para iniciar un amplio y autocrítico proceso de debates, para rectificar los errores y deficiencias, a través de espacios colectivos y unitarios para la construcción de políticas que apunten a la acumulación revolucionaria de fuerza obrero-popular, para combatir tanto a las fuerzas pro-imperialistas y neofascistas, como a las reformistas dentro del proceso de cambios.
En muchas ocasiones –incluso resistiendo y superando injustificados e injustos ataques–, el PCV ha señalado públicamente que a partir de 2007 se inició un peligroso debilitamiento relativo del apoyo popular al Gobierno Nacional, el cual ha tenido sus puntuales repuntes; pero se evidencia la actualidad de la alerta que hicimos en 2010 sobre este desgaste: “de no revertirse a tiempo, pudiera causar enormes dificultades para mantener el ritmo actual de cambios e, incluso, un retroceso histórico” (Declaración Política. 39º Pleno del Comité Central, noviembre 2010).
El PCV, a lo largo de sus 83 años de vida combativa, nunca ha centrado su accionar ni su política en la búsqueda de cargos o prebendas. La razón de ser del PCV no es ocupar Ministerios o puestos en instituciones del Estado burgués, sino constituirnos legítimamente en fuerza concientizadora, organizadora y movilizadora de la clase obrera y el pueblo trabajador de la ciudad y el campo, para la lucha antiimperialista, la defensa de la independencia, el impulso del desarrollo soberano y la conquista del Poder para la construcción de la sociedad socialista. Cada espacio y escenario que han asumido, asumen y asumirán las y los comunistas, es para estos objetivos estratégicos; representados hoy en el necesario cambio en la correlación de fuerzas mediante un sólido y poderoso bloque obrero-popular revolucionario.
Con esta orientación, el PCV seguirá fortaleciéndose como organización revolucionaria de la clase obrera y el pueblo trabajador, autónoma, crítica y propositiva; y, en el marco de la próxima XIII Conferencia Nacional “Pedro Ortega Díaz”, que se llevará a cabo del 8 al 10 de agosto, dará a conocer un conjunto de Propuestas al pueblo trabajador para la Revolución venezolana.
XXI Pleno del Comité Central
PARTIDO COMUNISTA de VENEZUELA – PCV
Caracas, 11 de julio de 2014.
– DECLARACIÓN POLÍTICA –
ANTE LA BURGUESÍA PRO-IMPERIALISTA Y EL REFORMISMO: ACUMULACIÓN REVOLUCIONARIA DE FUERZA OBRERO-POPULAR
Venezuela –así como la región de América Latina y el Caribe–, está inmersa en el desarrollo de un cuadro internacional de disputas geoestratégicas por el control de materias primas, capitales y mercados, entre el imperialismo estadounidense, el imperialismo europeo y potencias económicas como Rusia y China.
La confrontación Nación-Imperialismo y la confrontación Capital-Trabajo, siguen siendo las contradicciones básicas en la lucha de clases internacional, y actualmente ésta tiene sus expresiones más claras, por una parte, en la ofensiva del imperialismo por su reposicionamiento global –a través de guerras de dominación– y, por otra parte, en el desarrollo de la multipolaridad mediante el surgimiento y articulación de bloques emergentes del capital –como el BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica)–.
Dentro del propio sistema imperialista hay un proceso dialéctico de contradicciones no antagónicas. Por ejemplo, el accionar de las fuerzas más reaccionarias y fundamentalistas del imperialismo y el sionismo se expresa en el incremento de la política criminal y genocida del gobierno sionista de Israel contra el pueblo palestino, y en el estímulo y apoyo de la Unión Europea al derrocamiento de gobiernos capitalistas (pero no sumisos) –como en Ucrania y Siria–. Mientras que otros sectores del capital internacional, para mantener mecanismos de dominación de los pueblos, estimulan que el Gobierno de EEUU y decenas de transnacionales lancen puentes para mejorar las relaciones y los negocios con nuestros países –sin abandonar los planes de desestabilización político-económica–.
Las fuerzas de orientación progresista que en Latinoamérica, durante los últimos 15 años, ganaron elecciones presidenciales con un discurso de “Revolución democrática” y protagonismo del pueblo, implementaron importantes medidas y reformas populares en lo político y económico, pero sin trascender el Estado burgués y están llegando a los límites que les permite el sistema capitalista, evidenciándose que el verdadero Poder lo siguen ostentando diversas capas de la burguesía y la pequeña burguesía.
Cada vez más se corroboran las tesis marxistas-leninistas de que no se construye el Socialismo por la “vía evolutiva” de reformas sociales, ni que las instituciones del Estado burgués se transforman por la mera voluntad o discursos o cambios de nombre, y que “transferir Poder al pueblo” es una quimera. El Poder debe ser conquistado por el pueblo trabajador consciente, organizado y movilizado, con la clase obrera revolucionaria en la vanguardia como clase hegemónica, para generar una ruptura de quiebre del sistema capitalista, sus instituciones y valores, para iniciar la fase histórica del tránsito al Socialismo.
Ese es el contexto en el que se encuentra la actual coyuntura del proceso de cambios en Venezuela, con un cuadro interno cada vez más complejo en lo político, económico y social, con una multifacética ofensiva del capital. Por una parte, tenemos a la tradicional burguesía asociada y subordinada a los monopolios imperialistas –que antes ejercía el dominio del Estado y hoy aun parasita de la renta petrolera– y, por otra parte, segmentos de la burguesía, y fundamentalmente de la pequeña burguesía y las capas medias, asociados a ciertos grupos e individualidades civiles y militares, que administran la renta petrolera bajo monopolio estatal, “preservando el modelo económico rentista tradicional y el tipo de Estado burgués que corresponde a tal modelo, altamente burocratizado, elitesco, ineficiente, corrupto, populista y asistencialista” (Línea Política. 14º Congreso del PCV, agosto 2011).
La lucha por el control estatal de la distribución de la renta petrolera, se produce entre estos dos grandes grupos, pero también a lo interno del segundo –con especial influencia de la capa social que hemos denominado de los “nuevos ricos parasitarios” y de sectores de capas medias que representan intereses internacionales reformistas y revisionistas–. En esta expresión de la lucha de clases internacional y a lo interno de las “fuerzas del proceso”, se producen las definiciones de las políticas del gobierno, por ejemplo, en lo económico y en lo laboral (con el peligro de una tendencia a la regresión de conquistas populares tanto históricas como de los últimos 15 años), con directo y significativo impacto en el pueblo trabajador, quien hoy continúa cargando gran parte de los problemas derivados de la situación económica.
El PCV ha hecho llamados al Gobierno Nacional y a las consecuentes fuerzas políticas y sociales que impulsamos el proceso revolucionario venezolano, para iniciar un amplio y autocrítico proceso de debates, para rectificar los errores y deficiencias, a través de espacios colectivos y unitarios para la construcción de políticas que apunten a la acumulación revolucionaria de fuerza obrero-popular, para combatir tanto a las fuerzas pro-imperialistas y neofascistas, como a las reformistas dentro del proceso de cambios.
En muchas ocasiones –incluso resistiendo y superando injustificados e injustos ataques–, el PCV ha señalado públicamente que a partir de 2007 se inició un peligroso debilitamiento relativo del apoyo popular al Gobierno Nacional, el cual ha tenido sus puntuales repuntes; pero se evidencia la actualidad de la alerta que hicimos en 2010 sobre este desgaste: “de no revertirse a tiempo, pudiera causar enormes dificultades para mantener el ritmo actual de cambios e, incluso, un retroceso histórico” (Declaración Política. 39º Pleno del Comité Central, noviembre 2010).
El PCV, a lo largo de sus 83 años de vida combativa, nunca ha centrado su accionar ni su política en la búsqueda de cargos o prebendas. La razón de ser del PCV no es ocupar Ministerios o puestos en instituciones del Estado burgués, sino constituirnos legítimamente en fuerza concientizadora, organizadora y movilizadora de la clase obrera y el pueblo trabajador de la ciudad y el campo, para la lucha antiimperialista, la defensa de la independencia, el impulso del desarrollo soberano y la conquista del Poder para la construcción de la sociedad socialista. Cada espacio y escenario que han asumido, asumen y asumirán las y los comunistas, es para estos objetivos estratégicos; representados hoy en el necesario cambio en la correlación de fuerzas mediante un sólido y poderoso bloque obrero-popular revolucionario.
Con esta orientación, el PCV seguirá fortaleciéndose como organización revolucionaria de la clase obrera y el pueblo trabajador, autónoma, crítica y propositiva; y, en el marco de la próxima XIII Conferencia Nacional “Pedro Ortega Díaz”, que se llevará a cabo del 8 al 10 de agosto, dará a conocer un conjunto de Propuestas al pueblo trabajador para la Revolución venezolana.
XXI Pleno del Comité Central
PARTIDO COMUNISTA de VENEZUELA – PCV
Caracas, 11 de julio de 2014.