Oye tú, ¿y si repartimos los beneficios?
Si recordáis, en el número anterior del Insolente, hablamos del reparto del trabajo como una de las medidas esenciales, no ya para salir de la crisis, si no para plantear un cambio real de modelo productivo, opuesto al marketing político de eslogan fácil y vacío de contenido que esgrime el Gobierno del PSOE. Al final del artículo os emplazábamos a desvelar las claves para resolver la segunda parte de la ecuación. El reparto de los beneficios que genera la actividad productiva. Ha llegado el momento de entrar en materia.
Partiremos de dos datos contrastados.
1. El Consejo Científico de ATTAC (Asociación por una Tasa sobre las Transacciones especulativas para Ayuda a los Ciudadanos) estima que 1.400 personas controlan y gestionan actualmente en España un capital equivalente al 80% de su PIB.
2. El tope salarial de cotizaciones a la Seguridad Social está establecido en nuestro país en 3198 euros mensuales. Esto quiere decir que todos aquellos que ganan más que la citada cantidad cotizan lo mismo. El que gana 10 mil euros al mes paga los mismos impuestos que el que gana 3198.
Esencialmente, hay dos formas de plantearse la fiscalidad, la recaudación de impuestos. La primera, la de derechas, carga la recaudación en los impuestos directos, especialmente el Impuesto de Valor Añadido (I.V.A) De esta forma, todos pagamos los mismos impuestos independientemente de nuestro poder adquisitivo. El PP, que critica ahora que el PSOE suba el IVA, ha tomado esta medida en varias ocasiones.
La segunda, la de izquierdas, necesita innegablemente una preponderancia de los impuestos directos para que paguen más quienes más ganan. De esta forma, el Estado puede financiar servicios públicos de todo tipo: desde guarderías hasta polideportivos, hospitales, centros docentes, bibliotecas, etc. Si bajan los impuestos directos, por cada 100 euros que nos ahorremos en la Declaración de la Renta, Emilio Botín se ahora 100 millones.
Mediante la implantación de una fiscalidad progresiva, que recaude con impuestos directos con el objetivo de repartir la riqueza a través de la inversión en bienes y servicios públicos, podemos salir de la crisis fortaleciendo a las personas asalariadas y dando un paso importante hacia la superación del modo de producción capitalista.
Extraído de la revista El Insolente
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Si recordáis, en el número anterior del Insolente, hablamos del reparto del trabajo como una de las medidas esenciales, no ya para salir de la crisis, si no para plantear un cambio real de modelo productivo, opuesto al marketing político de eslogan fácil y vacío de contenido que esgrime el Gobierno del PSOE. Al final del artículo os emplazábamos a desvelar las claves para resolver la segunda parte de la ecuación. El reparto de los beneficios que genera la actividad productiva. Ha llegado el momento de entrar en materia.
Partiremos de dos datos contrastados.
1. El Consejo Científico de ATTAC (Asociación por una Tasa sobre las Transacciones especulativas para Ayuda a los Ciudadanos) estima que 1.400 personas controlan y gestionan actualmente en España un capital equivalente al 80% de su PIB.
2. El tope salarial de cotizaciones a la Seguridad Social está establecido en nuestro país en 3198 euros mensuales. Esto quiere decir que todos aquellos que ganan más que la citada cantidad cotizan lo mismo. El que gana 10 mil euros al mes paga los mismos impuestos que el que gana 3198.
Esencialmente, hay dos formas de plantearse la fiscalidad, la recaudación de impuestos. La primera, la de derechas, carga la recaudación en los impuestos directos, especialmente el Impuesto de Valor Añadido (I.V.A) De esta forma, todos pagamos los mismos impuestos independientemente de nuestro poder adquisitivo. El PP, que critica ahora que el PSOE suba el IVA, ha tomado esta medida en varias ocasiones.
La segunda, la de izquierdas, necesita innegablemente una preponderancia de los impuestos directos para que paguen más quienes más ganan. De esta forma, el Estado puede financiar servicios públicos de todo tipo: desde guarderías hasta polideportivos, hospitales, centros docentes, bibliotecas, etc. Si bajan los impuestos directos, por cada 100 euros que nos ahorremos en la Declaración de la Renta, Emilio Botín se ahora 100 millones.
Mediante la implantación de una fiscalidad progresiva, que recaude con impuestos directos con el objetivo de repartir la riqueza a través de la inversión en bienes y servicios públicos, podemos salir de la crisis fortaleciendo a las personas asalariadas y dando un paso importante hacia la superación del modo de producción capitalista.
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