Autor: Almazov V.K.
Traducido por Nina Menshikh
Esta historia tuvo lugar en 1978 ó 1979, en un establecimiento de baños de barro que se llamaba "Talaya". Este establecimiento se situaba a escasos 150 kilómetros de Magadán. Yo llegué allí desde una pequeña ciudad de Chukotka, en Pevek, donde vivía y trabajaba desde 1960. Para pasar el tiempo, los pacientes se conocían y se reunían en la cantina, donde cada persona tuvo su propio sitio reservado. A cuatro días antes del cumplimiento del plazo de mi tratamiento, en nuestra mesa se sentó un "principiante" — Mijail Romanov. Fue quién empezó esta discusión. Pero primero vamos a hablar sobre los participantes de la misma.
El mayor se llamaba Semión Nikíforovich. Así le llamábamos nosotros, su apellido se borró de mi memoria. Él fue el coetáneo de la Gran Revolución de Octubre y ya estaba jubilado. Pero continuaba trabajando como mecánico nocturno en una gran empresa del sector automovilístico. En 1939 le habían enviado a Kolymá. Salió de la cárcel en 1948. El siguiente, por edad, fue Iván Nazarov, nacido en 1922. Le habían enviado a Kolymá en 1947, de donde salió en 1954. Trabajaba de operario de una sierra circular. El tercero fue Misha Romanov, mi coetáneo, del año 1927. Le habían enviado a Kolymá en 1948 y lo soltaron en 1956. Trabajaba como conductor de un buldócer en una administración de caminos. Yo fui el cuarto. Acabé en aquellos lugares voluntariamente, por una oferta de trabajo. Debido a que yo había vivido entre los ex-presos durante 20 años, ellos me tomaron por uno de los suyos, como participante de pleno derecho en la discusión arriba citada.
Desconozco las causas por las cuales ellos habían sido condenados. No es costumbre de hablar sobre estas cosas. Pero era evidente que ellos no eran reincidentes. Según la jerarquía carcelaria, ellos fueron los "mujíks". El destino les había predestinado a ser condenados por alguna causa y tras haber cumplido la condena, se quedaron voluntariamente en Kolymá. Ninguno de ellos tenía enseñanza superior, pero a pesar de eso, ellos fueron unas personas bastante instruidas y cultas, especialmente Romanov, quien siempre tenía en las manos un periódico, revista o libro. Dicho de otra forma, todos ellos eran simples ciudadanos soviéticos, incluso usaban poco el argot "carcelario".
En vísperas de mi viaje de vuelta, durante la cena Romanov contó lo siguiente: "Yo acabo de volver de vacaciones, las había pasado en Moscú, con mis familiares. Mi sobrino, Kolya, el estudiante de un instituto pedagógico, me ha pasado para leer una edición ilegal del libro "Archipiélago gulag" escrita por Solzhenitsyn. Yo lo he leído y, devolviendo el libro, dije a Kolya que este libro contiene una gran cantidad de mentiras y falsedades. Kolya se ha quedado pensativo y tras haber pensado un rato me ha preguntado si yo estaría de acuerdo en comentar este libro con los ex-prprisioneros, quienes habían estado presos junto con Solzhenitsyn. Le pregunté para qué quería eso. Kolya me respondió que en su grupo de amistades había muchos debates respecto a ese libro y en ocasiones debatían tan intensamente que llegaban a las manos. Si yo facilitaba los testimonios de los testigos que conozco a sus amigos, eso les ayudaría a llegar a un consenso. El libro no era de Kolya sino de otra persona, por eso él ha copiado en un cuaderno todo lo que yo había señalado en el libro."
Aquí Romanov nos mostró el cuaderno y preguntó si estábamos de acuerdo en satisfacer el ruego de su amado sobrino. Todos dieron su visto bueno.
Las internos:
Después de la cena nos reunimos en la habitación de Romanov.
—Voy a comenzar —dijo-, hablando sobre dos sucesos, los cuales son calificados por periodistas como "hechos sensacionalistas". Cito uno de estos "hechos": "Se dice que en diciembre de 1928, en Karelia (lugar Krasnaya Gorka) los presos fueron castigados por no cumplir sus tareas de manera siguiente: los presos fueron dejados por los guardias en el bosque durante toda la noche y a causa del frío 150 de ellos murieron por congelación. Eso es un método tradicional empleado normalmente en los campos de Solovkí, su veracidad es indudable. Mucho más difícil de creer sería otro relato, el cual nos cuenta que en febrero de 1929, en el camino de Kem-Ujta, cerca de la zona de Kut, una compañía de presos, 100 personas aproximadamente, por no cumplir sus tareas, fueron obligados a entrar en la hoguera, donde todos fueron quemados".
Romanov acaba la frase y Semión Nikíforovich exclama:
— ¡No!... ¡Es una mentira! —y miró a Nazarov, que confirmó:
— El folklore en su estado más puro.
Todos se callaron. Romanov echó una mirada alrededor y dijo:
— Amigos, tenéis razón. Pero quisiera preguntar a Semión Nikíforovich: si una persona corriente, la cual jamás había oído sobre la vida de los presos, pregunta: "¿Por qué es "pura mentira"? ¿Acaso eso no fue posible en los campos de Solovkí? ¿Qué le respondería usted a él?
Semión Nikíforovich meditó un poco y respondió:
—No importa si se trata de Solovkí o de otro campo, de Kolymá, por nombrar alguno. Lo que sucede es que no solamente los animales salvajes tienen miedo al fuego, sino que un hombre también lo tiene. Hubo innumerables casos cuando la gente saltaba por las ventanas de un alto edificio en llamas para no quemarse. Pero en el caso de esta "mentira", ¿tengo que creer que unos pocos guardias pobremente armados, pudieron obligar a entrar en la hoguera a centenares de presos? Porque cualquier preso preferiría ser ejecutado ntes de Eso.
Si los guardias con pistolas (en aquél entonces los guardias no disponían de armas automáticas) hubieran hubiesen hecho eso, los mismos presos les hubiesen hecho eso. O sea, que no es más que una mentira.
Ahora vamos hablar sobre lo segundo. Aquí es incomprensible una cosa: Si los presos fueron dejados en el bosque y los guardias se habían retirado a los cuarteles, dejando a los presos solos Pues, se hubiesen fugado a un poblado cercano.
De otro modo, si los guardias se hubieran quedado en el bosque, ellos, sin duda alguna, habrían encendido las hogueras para calentarse... En este caso todo sería mucho más interesante "la mentira de solchestyn". Imagínense ustedes: en el bosque arden varias hogueras, formando un gran círculo. Cerca de cada circulo hay un centenar y medio de presos fuertes armados, congelandose ¿"cuánto tiempo duraría"?
—Esta claro -dijo Romanov-, nadie puede creer eso, uno que nunca había visto a unos leñadores ni un bosque. Aquí estamos todos de acuerdo, que los dos "hechos sensacionalistas" en realidad no son más que mentiras.
Todos asentimos.
—En cuanto a mí - comenzó hablar Nazarov-, yo ya he puesto en duda la honestidad de Solzhenitsyn. Siendo un ex-preso, Solzhenitsyn debe comprender que la esencia de esos "cuentos" no coincide para nada con la vida real y el reglamento interior del GULAG. Teniendo experiencia de diez años de la vida en GULAG, Solzhenitsyn, sin duda, debe saber que a los condenados a muerte nadie les transporta a los campos de prisioneros. Se les ejecuta en sitios especializados.
Sin duda, él debe saber, que cada campo no es solamente un lugar donde los presos cumplen sus condenas, sino que además un campo de presos es una unidad industrial que tiene su propio plan de trabajos. O sea, un campo de presos es una unidad productiva, donde los presos son los trabajadores y la administración del campo, en realidad, son directivos de producción. Si en un campo se han retrasado en cumplir el plan de producción la administración puede alargar la jornada laboral. Eso era relativamente común, pero eliminar a sus propios trabajadores en compañías enteras... es imposible, por la cual la propia administración hubiera sido castigada severamente.
Hay que tener en cuenta que en los tiempos de Stalin se exigía la disciplina no solamente a los ciudadanos de a pie... a los directivos se les exigía responsabilidades de una manera mucho más rigurosa. Y si sabiéndolo todo eso, Solzhenitsyn lo coloca, entonces está claro que su libro no fue escrito para contar la vida del gulag.
—Continuamos -dijo Romanov-, aquí hay otra parte dell libro. "En el otoño de 1941, el Pecherlág (ferroviario) tuvo disponible, según la lista, a 50 mil personas y en primavera a 10 mil. Durante este tiempo nadie fue trasladado de allí, pues, ¿a dónde se metieron los otros 40 mil?" Es otro horrible enigma -terminó de citar Romanov y todos comenzaron a meditar...
—No logro comprender la broma - rompió el silencio Semión Nikíforovich—, ¿para qué proponer una enigma a los lectores? El mismo autor podría haber contado todo lo que allí había pasado...
Y miró interrogativamente a Romanov.
—Por lo visto, aquí entra en escena un elemento artístico, como si insinuaran al lector: el asunto es tan simple, que cualquier persona más o menos ingenua puede comprender la situación. O sea, los comentarios sobran...
—¡Paren! ¡Lo entiendo! —exclamó Semión Nikíforovich— aquí hay una "fina insinuación" sobre "hechos graves". O sea, ya que el campo es de ferrocarriles, de los 40 mil presos, quienes construían el camino debieron morir durante un solo invierno. Es decir, los huesos de 40.000 presos deben estar debajo de las traviesas del ferrocarril.
—Parece que sí —respondió Romanov.
— ¿cuántas almas murieron por día? 40 mil durante 6 ó 7 meses, eso significa más de 6 mil por mes o más de 200 almas (dos compañías) diariamente, mentira solo comparable a la ocurrida en 1943 Goebbels declaró a todo el mundo que en 1941 los bolcheviques habían fusilado a 10 mil presos polacos, pero en realidad habían sido fusilados por los mismos alemanes.
—Espérate —le interrumpió Romanov—, los "récords" todavía están por llegar. ¿Será mejor que nos digas por qué no lo crees y qué pruebas tienes?
—Pues, no tengo pruebas directas, pero si unas consideraciones serias. Son las siguientes: durante una época, la mortalidad elevada en los campos fue solamente a causa del hambre. ¡Pero no fue tan alta! Aquí se trata del invierno de 1941. Y yo te aseguro con toda seguridad que durante el primer invierno de la guerra la alimentación en los campos todavía era normal. Eso en primer lugar. En segundo lugar, Pecherlág, sin duda, construía las vías férreas hacia Vorkutá, ya que allí no hay más lugares donde se puede construir las vías. Durante la guerra esta obra fue de importancia crucial. Por eso, la responsabilidad de la dirección de la obra fue enorme. En tales circunstancias, la dirección trata de conseguir alimentación adicional para sus trabajadores. Y esto fue así, te lo digo de toda confianza. Por consiguiente, hablar del hambre entre los presos de esta obra es mentir.
Y por último, es imposible ocultar un nivel de mortandad de dos compañias diarias. Ningún nivel de secretismo lo podría ocultar. Si nuestros medios de prensa no lo anunciaran, entonces,Los propios presos y los medios foraneos lo dirias, y yo jamás había oído hablar de esas cifras en ningún lado. Las cosas son así.
Romanov miró rogativamente a Nazarov.
—Parece que yo sé la respuesta —dijo Nazarov—. Me trasladaron a Kolymá desde Vorkutlág, donde había estado durante dos años. Pues, ahora me acordé de lo siguiente: muchos de los antiguos habitantes de Vorkutlág decían que ellos habían resultado estar en Vorkutlág después de finalizar la construcción del ferrocarril y anteriormente habían figurado en las listas de Pecherlág. Por eso ellos no fueron trasladados a ninguna otra parte. .
—Es lógico —dijo Romanov —, primero construyeron el camino todos juntos. Luego la mayor parte de la mano de obra fue trasladada para construir las minas. Una mina no es solamente un agujero en la tierra, hay que construir muchas cosas sobre la superficie de la tierra para extraer el carbón. Y el carbón resultaba ser muy necesario para el país, ya que por aquél tiempo Donbass había sido invadido.
víctimas en las ciudades
Aquí hay otro enigma de cifras que da: "Se considera que una cuarta parte de Leningrado fue encarcelada en los años 1934 y 1935. Que esta apreciación sea desmentida por una persona que tenga la cifra exacta".
¿Qué dice usted, Semión Nikíforovich?
—Pues, aquí se habla de los que fueron encarcelados en el "proceso de Kirov". En realidad, el número de los acusados en este proceso fue mucho mayor de los que hubieran sido realmente culpables. Simplemente aprovecharon el asunto para encarcelar a los trotskistas. Pero "una cuarta parte de Leningrado", sin duda, es una mentira. Con más precisión lo puede testificar nuestro amigo, el "Proletario de Piter" (así me llamaba Semión Nikíforovich de vez en cuando chistosamente). Tú ya estabas allí por aquél entonces.
Me vi obligado a hablar.
Por aquel entonces tenía 7 años. Recuerdo perfectamente sólo las sirenas de luto. Por una parte se oían las sirenas de la fábrica "Bolchevique", por otro lado, los pitos de los trenes desde la estación ferroviaria de "Sortirovochnaya". Así, hablando en rigor, no se exactamente. Pero también coincido que la cantidad de presos dada por Solzhenitsyn es muy exagerada.
Que Solzhenitsyn está manipulando se ve a simple vista, por ejemplo, cuando dice una cosa y luego dice que alguien lo desmienta con la cifra exacta (spero el lector no la conoce), pero el mismo Solzhenitsyn la inventa "un cuarto de la población de Leningrado". Por aquel entonces en la ciudad vivían aproximadamente 2 millones de habitantes y "un cuarto" significa 500.000 personas A mi juicio, esta cifra es mentira, y no hay que decir.
—¡Sí que hay que justificar! —dijo con convicción Romanov —. Tratamos con el mismísimo y laureado premio de Nobel, ¿recuerdas?
— Ok —, usted sabe mejor que yo, que la mayor parte de presos son varones, los cuales componen la mitad de población de una ciudad o incluso menos "39-45%". En ese caso, la población masculina de Leningrado de aquél tiempo debía de ser de 1 millón de personas. Pero es imposible encarcelar a toda esta población: hay varones bebés, niños y ancianos. Y si yo digo que esos fueron 250 mil, entonces doy una gran ventaja a Solzhenitsyn, ya que en realidad esta parte de la población fue mucho mayor. Pero que sea así, 250 mil. Entonces,
¿Sabes lo que esto puede significar para una ciudad? Por aquel entonces por todas partes trabajaban básicamente los hombres. Las mujeres se limitaban a ser amas de casa. ¿Crees que una empresa podría continuar su trabajo si de cada tres trabajadores "se encarcelan" a dos?. Toda la ciudad se hubiera paralizado, pero esto jamás pasó.
Y otra cosa, aunque tenía solamente 7 años, puedo atestiguar con firmeza que ni mi padre, ni ninguno de los padres de mis compañeros y conocidos fueron arrestados.
—Tal vez, por mi parte añadiré lo siguiente —dijo Romanov—: Solzhenitsyn llama los casos de arrestos masivos como "flujos que fluyen hacia el GULAG". Y el flujo más grande, según él, es el que estaba formado por los arrestados en los años 1937 y 1938. Entonces, a lo que vamos. Si tenemos en cuenta que en los años 1934 y 1935 a los trotskistas les arrestaban durante 10 años, está claro que para el año 1938 nadie de ellos habría vuelto. Con lo cual, en Leningrado simplemente no habría suficiente gente.
—Y en 1941 —interrumpió Nazarov—, no hubiera habido hombres para ser llamados a filas para el ejército. Y he leído que en aquel entonces Leningrado envió al frente solamente a 100 mil "opolchentsy" (voluntarios civiles). Eso sin contar con los soldados del ejército regular. O sea, está claro que "encarcelando a un cuarto de Leningrado" Solzhenitsyn de nuevo va muy por delante del señor Goebbels.
Todos nos reímos.
—Exactamente: exclamó Semion Nikíforovich A los amantes de las charlas sobre "las víctimas de las represiones de Stalin" les encanta aumentar el número de estas víctimas a millones. Aprovecho la posibilidad y cito una conversación reciente. En nuestro poblado hay un jubilado, un amante de la etnografía territorial. Una persona muy interesante. Se llama Vasíly Ivanych Petrov. Él llegó a Kolymá 3 años antes que yo. Y no cómo yo, sino por un mandato, en viaje de trabajo. En 1942 se fue al frente voluntariamente. Después de la guerra volvió aquí, con su familia. Toda su vida conducía el coche. Pasaba frecuentemente por nuestra sala de billar en el garaje, ya que le encantaba jugar el billar. Una vez llegó un chófer joven, se le acerca a él y le dice: "Vasliy Ivanovich, dígame sinceramente, ¿en los tiempos de Stalin fue horrible vivir aquí?". Vasíly Ivanovich le miró con asombro y le preguntó: "¿De qué horrores me hablas?"
¿De qué horrores? —dijo el chofer — yo mismo lo oí en la cadena de radio "La voz de América". En esta zona por aquel entonces fueron asesinados varios millones de presos. La mayor parte de ellos murió durante la construcción de ruta de Kolymá...
—Para matar en alguna parte a millones de personas, es necesario que esos millones estén allí. Aunque sea durante un tiempo corto, de otro modo no habría nadie a quien matar. ¿Sí o no?
—Es lógico —dijo el joven chofer.
—Ahora, "lógico", escúchame más atentamente —dijo Vasíly Ivanych y, volviéndose hacia mí, comenzó a hablar—: Semión, sabemos exactamente, y todos lo sabemos, que ahora en Kolymá vive mucho más gente que en los tiempos de Stalin. ¿Pero hasta qué punto?"
—Pienso que 3 ó 4 veces más —respondí.
Bueno —dijo Vasíly Ivanych y, volviéndose al "chofercito", continuó—: según los últimos informes estadísticos (los cuales cada día son editados por el diario "La verdad de Magadán"), ahora en Kolymá (incluyendo a Chukotka) viven eso de 500 mil personas. Pero en los tiempos de Stalin allí vivían como máximo 150 mil.
CUÁNTOS Y POR QUÉ
—Un buen relato. Importante, muy a tiempo —dijo Romanov que seguidamente me preguntó— ¿Me parece que tú quisieras relatar algo de un "enemigo del pueblo" a quién tú conoces?
—No es mi conocido, sino es el padre de uno de mis conocidos. En verano de 1938 él fue encarcelado por contar anécdotas antisoviéticas. Tuvo que estar en la cárcel durante 3 años, pero le liberaron anticipadamente tras haber pasado dos.
—¿Estás seguro de que le dieron 3 años por contar anécdotas antisoviéticas? —preguntó Romanov—. Según Solzhenitsyn, por contar anécdotas antisoviéticas daban 10 o más años, por faltar en el trabajo o por llegar tarde de 5 a 10 años y por robar espigas de los campo de cultivo 10 años "según solchestyn". ¿Qué dices de esto?
—Por contar chistes antisoviéticos sí que daban 3 años, Si. Y en cuanto a los castigos a causa de retrasos o ausentismo laboral, No. Yo mismo tuve dos juicios a causa de ausentismo laboral según este decreto y ese hecho tiene reflejo documental en mi expediente laboral.
—Después de la guerra la vida fue un poco más fácil. Y yo empecé a celebrar los sueldos con la bebida. Y donde hay la bebida, hay aventuras. A causa de mis dos tardanzas de 25 y 30 minutos tuve solamente dos amonestaciones. Cuando tardé una hora y media, como sanción tuve el "3-15", durante 3 meses se descontaron de mi sueldo 15%. Cuando acabé de ajustar las cuentas con los contables, de nuevo llegué tarde. Y esta vez fue ya el "4-20". Si hubiera ocurrido por tercera vez, me habrían aplicado el castigo de "6-25". Pero esta vez Dios me libró, ya que comprendí que el trabajo era deber sagrado. Sin duda, en aquel entonces me parecía que esos castigos eran demasiado severos ya que la guerra había terminado. Pero mis colegas superiores me dijeron diciendo que la disciplina en los países capitalistas era mucho más severa y los castigos mucho más crueles: si sucede algo semejante, te despiden del trabajo y te ves obligado a ponerte en la cola a bolsa de trabajo y nadie sabe cuándo tocaría el turno de obtener un trabajo nuevo. Pero en cuanto al encarcelamiento a causa de los ausentismos laborales, no.
Ahora hablemos de las "espigas". Oí que a causa de "robos de productos agroalimentarios" de los campos era posible ser encarcelado. La duración del plazo de cárcel dependía de la cantidad robada. Pero eso se aplicaba a los campos donde la cosecha aún no estaba recogida. En cuanto a recoger los restos de patatas en los campos ya recolectados, pues yo mismo lo hice varias veces. Y estoy seguro de que arrestar a la gente por coger restos en los campos ya recogidos no tiene sentido. Si alguien conoce a personas encarceladas a causa de recoger los restos en los campos de cultivo, que nos lo cuente.
—Conozco dos casos parecidos —dijo Nazarov—, los dos tuvieron lugar en Vorkutá en 1947. Dos chavales de 17 años recibieron un plazo de cárcel de 3 años. Uno de ellos fue capturado con 15 kg de patatas robadas, además, en su casa se descubrieron otros 90 kg más de patatas "105kg en total". El segundo de esos chavales fue sorprendido con 8 kilogramos de espigas y en su casa se recubrieron otros 40 kg más "48kg en total". Ellos se ganaban la vida robando en los campos donde la cosecha aún no estaba recogida. Esos fueron auténticos robos. En cuanto a la recogida de la espiga en los campos ya recogidos, eso era totalmente legal. Solzhenitsyn miente aquí una vez más simplemente para desprestigiar a las autoridades soviéticas.
DESDE BELOMOR Y MÁS LEJOS
—Basta, basta —interrumpió nuestras risas Romanov y añadió con refunfuño—: habéis hundido completamente al pobre laureado... —después, echó mirada a Semión Nikíforovich y dijo:
—Recientemente calificaste la pérdida de 40 mil presos como un "récord". No es así. El récord indiscutible, según Solzhenitsyn, tuvo lugar durante la construcción de Belomorkanal. Escucha lo que dijo: "Se dice que durante el primer invierno entre 1931 y 1932, murieron 100 mil presos, la misma cantidad que estuvo presente de forma permanente en Belomorkanal. ¿Por qué no creerlo? Lo más probable es que esta cifra sea incluso reducida: en condiciones similares en los campos de presos durante la guerra tal nivel de mortalidad del 1% por día fue de costumbre y todo el mundo sabía de eso. Pues, en Belomorcanal estos 100 mil podían morir a lo largo de 3 meses y poco más. Después vino otro invierno, sin mencionar todo lo que fue entre estos dos inviernos... Podríamos incluso suponer que pudieran morir hasta 300 mil personas". Esta información nos causó tal furor que nos callamos confusamente...
—Lo que me sorprende es lo siguiente —de nuevo comenzó a hablar Romanov—: todos nosotros sabemos que a los presos les llevaban a Kolymá sólo una vez al año, durante el periodo de navegación. Sabemos que allí "el invierno dura 9 meses y el resto es verano". Entonces, según Solzhenitsyn, cada invierno de guerra los presos de todos los campos locales deberían extinguirse tres veces. Pero mires por donde mires, encuentras a los ex-presos, los cuales cumplieron sus condenas en Kolymá estando allí durante toda la guerra.
—No seas irónico, no es el mejor caso —Semión Nikíforovich interrumpió a Romanov. Tras cabecear con la cabeza, comenzó a hablar— ¿¡300 mil muertos en Belomor?! No se merece comentaros. la verdad es que yo en aquel preciso momento no estuve allí, ya que fui encarcelado en 1937. Pero Solzhenitsyn tampoco estuvo allí, Yo hablé bastante con los presos reincidentes que estuvieron en Belomor... Ellos por costumbre salen a la libertad sólo para divertirse un rato por allí y luego vuelven a ser encarcelados de nuevo. Para ellos cualquier autoridad es mala. Entonces, todos ellos nos contaban que en Belomor la vida había sido un verdadero placer. Y es que fue precisamente en Belomor donde las autoridades soviéticas pusieron a prueba un programa pionero de "reinserción", o sea, era un programa especial destinado a la reeducación de los presos premiándolos con remuneración especial por el buen y honesto trabajo. Precisamente en Belomor fue introducida una compensación en forma de una alimentación adicional y de mejor calidad para los presos que superaban los planes de producción. Y lo más importante es que fue introducido un sistema de "cuentas": un día de trabajo bien hecho se contaba como 2 ó 3 días, restándolos del plazo de encarcelación. Sin dudas, los criminales encarcelados inmediatamente aprendieron a conseguir los porcentajes de producción estipulados y quedaban en libertad anticipadamente. Pero del hambre, no ¿De qué otra forma podían morir los presos?, ¿enfermedades? Pero, a la obra de Belomor no se enviaban presos enfermos o con invalidez. Todo el mundo lo puede confirmar.
En la conversación entró Nazarov:
—Todo el mundo sabe que Belomor era visitado por varias comisiones de los escritores y periodistas, entre los cuales fueron también los extranjeros. Y nadie de ellos no dijo ni una sola palabra de tal elevada mortalidad. ¿Por qué razón Solzhenitsyn nos explica este hecho?
—Muy fácil —respondió Romanov—, los bolcheviques les amenazaron o les sobornaron a todos xD...
Todos se echaron a reír. Tras haber terminado de reír, Romanov me miró interrogativamente. Y yo narré lo siguiente:
"Al haber oído por primera vez de tal mortalidad, es decir la de 1% al día, se me ocurrió un cosa: ¿y qué tal estaban las cosas en Leningrado durante el cerco? Resultó ser que fue 5 veces menos que un 1%. Pues miren ustedes, según diversas estimaciones, durante el cerco de Leningrado en la ciudad se encontraban de 2,5 hasta 2,8 millones personas. Y la ración más pequeña de comida recibida por los habitantes de Leningrado fue durante de unos 100 días, ¡menuda coincidencia! Si la mortalidad durante aquel periodo de tiempo hubiera sido 1% al día, todos los habitantes de Leningrado habrían muerto dentro de este periodo de 100 días. Pero se sabe que a causa del hambre murieron aproximadamente 900 mil personas. De ellos, sólo 450-500 mil murieron dentro de este periodo de 100 días. Si dividimos la cantidad total de las personas (las cuales estaban en la ciudad cercada) por la cantidad de los muertos dentro de esos 100 días, obtendremos la cifra de 0.25. Es decir, en estos 100 horribles días la mortalidad en Leningrado fue 5 veces menos que el "1%". La pregunta es, ¿de dónde pudo surgir en los campos de presos durante la guerra tal mortalidad del 1% por día, si (como todos vosotros sabéis de lleno) incluso la ración en esos campos de presos tenía 4 ó 5 veces más calorías que la ración en la asediada ciudad de Leningrado? Y eso sin tener en cuenta que la ración de penalización se asignaba al preso como medida de castigo solo durante un breve periodo de tiempo. Y además, la ración obrera regular de los presos durante la guerra no fue menor que la ración de un trabajador voluntario cualquiera. Durante la guerra en la URSS se echó en falta la mano de obra, por eso matar de hambre a los presos hubiera sido imposible"
Aquí eché la mirada a Romanov y añadí: "Eso es información para contestar a tu pregunta burlona, el porqué sobrevivieron los presos en Kolymá...
Semión Nikíforovich se levantó, dio una vuelta alrededor de la mesa, con las dos manos sacudió la mía, hizo una reverencia chistosa y dijo emocionado:
—Estoy muy agradecido a usted, joven... —después, de haberse girado hacia nosotros, dijo— terminemos ya este debate
—Tenemos suficiente tiempo para llegar allí a tiempo —dijo Romanov, al haber echado una mirada a su reloj—, para finalizar nuestra conversación, quisiera saber vuestra opinión respecto al desacuerdo relativo en los hospitales de los campos para presos. Este desacuerdo surgió entre Solzhenitsyn y Shalamov, quien también es un "escritor sobre los campos de presos". Solzhenitsyn piensa que los servicios de sanidad de los campos de presos fueron creados con el único objetivo de exterminar a los presos. Solzhenitsyn acusa mucho a Shalamov porque "...apoya, por no decir que crea leyendas sobre el bienestar y buen servicio de sanidad en los campos..."
Le concedemos la palabra, Semión Nikíforovich.
—Shalamov cumplía su condena aquí. Pero la verdad que yo no llegue a verle. Pero oí muchas personas decir que, a diferencia de Solzhenitsyn, si tuvo que trabajar. Pasar unos días en el servicio de sanidad después de un duro trabajo es un verdadero placer. Además, dicen que él tuvo la suerte de hacer cursos para enfermeros y al acabar sus estudios, resultó ser un trabajador del hospital. Entonces, él conoce el tema a fondo, tanto desde el punto de vista de un preso como desde el punto de vista del trabajador del servicio de sanidad. Por eso comprendo Shalamov. Y no puedo comprender Solzhenitsyn. Dicen que durante la mayor parte de su condena Solzhenitsyn trabajó como bibliotecario. En esta situación es comprensible que él no tuviera ganas de acabar en la enfermería. Pero precisamente fue en el servicio de sanidad del campo de prisioneros, donde le encontraron a Solzhenitsyn un tumor y fue donde se lo extirparon a tiempo, o sea, que salvaron su vida.
En la conversación entró Nazarov:
—Ahora comprendí definitivamente por qué Solzhenitsyn miente tanto y tan descaradamente: su "Archipiélago GULAG" fue escrito no para decir la verdad sobre la vida de los presos, sino para crear el sentimiento de repugnancia hacia el poder soviético. Pues aquí en concreto pasa lo mismo. Si te pones a escribir algo sobre las desventajas del servicio de sanidad en los campo de prisioneros, eso no sería tan interesante ya que las desventajas uno las puede encontrar en todos los hospitales, incluso en cualquier hospital civil. Pero si escribes que "el servicio de sanidad en los campos está hecho para exterminar a los presos" esto sería mucho más interesante y se vendería mejor. Sería tan interesante como el relato sobre el perro mordido por un hombre. Lo esencial es sacar otro "hecho" más sobre lo "inhumano" que fue el poder soviético". Entonces, Misha, terminemos con esto de una vez, estamos hartos de remover estas mentiras.
—Bueno, vamos a terminar. Pero necesitamos una resolución —dijo Romanov y añadiendo a su tono un matiz de oficialidad, pronunció—: pido a todos los presentes expresar su propia opinión respecto a este libro y su autor. Pero que sea breve. Vayamos comenzando por los más mayores, así que demos la palabra a Semión Nikíforovich.
—Está claro que este libro está pagado, es un panfleto propagandístico. Y el premio es un anzuelo para los lectores. El premio ayuda a lavar el cerebro a los lectores superficiales y que los lectores le crean —dijo Nazarov.
—No ha sido tan breve, pero sí conciso —notó Romanov y me miró interrogativamente.
—Puede que este libro no sea el mayor récord del mundo por su falsedad, pero si su autor seguramente es el campeón por la cantidad de "dinero recibido" recibidas.
—¡Exacto! —dijo Romanov— Probablemente este será el "antisoviético" más rico... Ahora sé lo que puedo escribir a mi sobrino. ¡Gracias a todos por vuestra ayuda! Y vámonos al cine de una vez a mirar la película sobre Shtirlitz.
Al día siguiente, muy tempranamente, tuve prisa para tomar el primer autobús para llegar a tiempo hasta el avión con el vuelo desde Magadán a Pevek.
Traducido por Nina Menshikh
Esta historia tuvo lugar en 1978 ó 1979, en un establecimiento de baños de barro que se llamaba "Talaya". Este establecimiento se situaba a escasos 150 kilómetros de Magadán. Yo llegué allí desde una pequeña ciudad de Chukotka, en Pevek, donde vivía y trabajaba desde 1960. Para pasar el tiempo, los pacientes se conocían y se reunían en la cantina, donde cada persona tuvo su propio sitio reservado. A cuatro días antes del cumplimiento del plazo de mi tratamiento, en nuestra mesa se sentó un "principiante" — Mijail Romanov. Fue quién empezó esta discusión. Pero primero vamos a hablar sobre los participantes de la misma.
El mayor se llamaba Semión Nikíforovich. Así le llamábamos nosotros, su apellido se borró de mi memoria. Él fue el coetáneo de la Gran Revolución de Octubre y ya estaba jubilado. Pero continuaba trabajando como mecánico nocturno en una gran empresa del sector automovilístico. En 1939 le habían enviado a Kolymá. Salió de la cárcel en 1948. El siguiente, por edad, fue Iván Nazarov, nacido en 1922. Le habían enviado a Kolymá en 1947, de donde salió en 1954. Trabajaba de operario de una sierra circular. El tercero fue Misha Romanov, mi coetáneo, del año 1927. Le habían enviado a Kolymá en 1948 y lo soltaron en 1956. Trabajaba como conductor de un buldócer en una administración de caminos. Yo fui el cuarto. Acabé en aquellos lugares voluntariamente, por una oferta de trabajo. Debido a que yo había vivido entre los ex-presos durante 20 años, ellos me tomaron por uno de los suyos, como participante de pleno derecho en la discusión arriba citada.
Desconozco las causas por las cuales ellos habían sido condenados. No es costumbre de hablar sobre estas cosas. Pero era evidente que ellos no eran reincidentes. Según la jerarquía carcelaria, ellos fueron los "mujíks". El destino les había predestinado a ser condenados por alguna causa y tras haber cumplido la condena, se quedaron voluntariamente en Kolymá. Ninguno de ellos tenía enseñanza superior, pero a pesar de eso, ellos fueron unas personas bastante instruidas y cultas, especialmente Romanov, quien siempre tenía en las manos un periódico, revista o libro. Dicho de otra forma, todos ellos eran simples ciudadanos soviéticos, incluso usaban poco el argot "carcelario".
En vísperas de mi viaje de vuelta, durante la cena Romanov contó lo siguiente: "Yo acabo de volver de vacaciones, las había pasado en Moscú, con mis familiares. Mi sobrino, Kolya, el estudiante de un instituto pedagógico, me ha pasado para leer una edición ilegal del libro "Archipiélago gulag" escrita por Solzhenitsyn. Yo lo he leído y, devolviendo el libro, dije a Kolya que este libro contiene una gran cantidad de mentiras y falsedades. Kolya se ha quedado pensativo y tras haber pensado un rato me ha preguntado si yo estaría de acuerdo en comentar este libro con los ex-prprisioneros, quienes habían estado presos junto con Solzhenitsyn. Le pregunté para qué quería eso. Kolya me respondió que en su grupo de amistades había muchos debates respecto a ese libro y en ocasiones debatían tan intensamente que llegaban a las manos. Si yo facilitaba los testimonios de los testigos que conozco a sus amigos, eso les ayudaría a llegar a un consenso. El libro no era de Kolya sino de otra persona, por eso él ha copiado en un cuaderno todo lo que yo había señalado en el libro."
Aquí Romanov nos mostró el cuaderno y preguntó si estábamos de acuerdo en satisfacer el ruego de su amado sobrino. Todos dieron su visto bueno.
Las internos:
Después de la cena nos reunimos en la habitación de Romanov.
—Voy a comenzar —dijo-, hablando sobre dos sucesos, los cuales son calificados por periodistas como "hechos sensacionalistas". Cito uno de estos "hechos": "Se dice que en diciembre de 1928, en Karelia (lugar Krasnaya Gorka) los presos fueron castigados por no cumplir sus tareas de manera siguiente: los presos fueron dejados por los guardias en el bosque durante toda la noche y a causa del frío 150 de ellos murieron por congelación. Eso es un método tradicional empleado normalmente en los campos de Solovkí, su veracidad es indudable. Mucho más difícil de creer sería otro relato, el cual nos cuenta que en febrero de 1929, en el camino de Kem-Ujta, cerca de la zona de Kut, una compañía de presos, 100 personas aproximadamente, por no cumplir sus tareas, fueron obligados a entrar en la hoguera, donde todos fueron quemados".
Romanov acaba la frase y Semión Nikíforovich exclama:
— ¡No!... ¡Es una mentira! —y miró a Nazarov, que confirmó:
— El folklore en su estado más puro.
Todos se callaron. Romanov echó una mirada alrededor y dijo:
— Amigos, tenéis razón. Pero quisiera preguntar a Semión Nikíforovich: si una persona corriente, la cual jamás había oído sobre la vida de los presos, pregunta: "¿Por qué es "pura mentira"? ¿Acaso eso no fue posible en los campos de Solovkí? ¿Qué le respondería usted a él?
Semión Nikíforovich meditó un poco y respondió:
—No importa si se trata de Solovkí o de otro campo, de Kolymá, por nombrar alguno. Lo que sucede es que no solamente los animales salvajes tienen miedo al fuego, sino que un hombre también lo tiene. Hubo innumerables casos cuando la gente saltaba por las ventanas de un alto edificio en llamas para no quemarse. Pero en el caso de esta "mentira", ¿tengo que creer que unos pocos guardias pobremente armados, pudieron obligar a entrar en la hoguera a centenares de presos? Porque cualquier preso preferiría ser ejecutado ntes de Eso.
Si los guardias con pistolas (en aquél entonces los guardias no disponían de armas automáticas) hubieran hubiesen hecho eso, los mismos presos les hubiesen hecho eso. O sea, que no es más que una mentira.
Ahora vamos hablar sobre lo segundo. Aquí es incomprensible una cosa: Si los presos fueron dejados en el bosque y los guardias se habían retirado a los cuarteles, dejando a los presos solos Pues, se hubiesen fugado a un poblado cercano.
De otro modo, si los guardias se hubieran quedado en el bosque, ellos, sin duda alguna, habrían encendido las hogueras para calentarse... En este caso todo sería mucho más interesante "la mentira de solchestyn". Imagínense ustedes: en el bosque arden varias hogueras, formando un gran círculo. Cerca de cada circulo hay un centenar y medio de presos fuertes armados, congelandose ¿"cuánto tiempo duraría"?
—Esta claro -dijo Romanov-, nadie puede creer eso, uno que nunca había visto a unos leñadores ni un bosque. Aquí estamos todos de acuerdo, que los dos "hechos sensacionalistas" en realidad no son más que mentiras.
Todos asentimos.
—En cuanto a mí - comenzó hablar Nazarov-, yo ya he puesto en duda la honestidad de Solzhenitsyn. Siendo un ex-preso, Solzhenitsyn debe comprender que la esencia de esos "cuentos" no coincide para nada con la vida real y el reglamento interior del GULAG. Teniendo experiencia de diez años de la vida en GULAG, Solzhenitsyn, sin duda, debe saber que a los condenados a muerte nadie les transporta a los campos de prisioneros. Se les ejecuta en sitios especializados.
Sin duda, él debe saber, que cada campo no es solamente un lugar donde los presos cumplen sus condenas, sino que además un campo de presos es una unidad industrial que tiene su propio plan de trabajos. O sea, un campo de presos es una unidad productiva, donde los presos son los trabajadores y la administración del campo, en realidad, son directivos de producción. Si en un campo se han retrasado en cumplir el plan de producción la administración puede alargar la jornada laboral. Eso era relativamente común, pero eliminar a sus propios trabajadores en compañías enteras... es imposible, por la cual la propia administración hubiera sido castigada severamente.
Hay que tener en cuenta que en los tiempos de Stalin se exigía la disciplina no solamente a los ciudadanos de a pie... a los directivos se les exigía responsabilidades de una manera mucho más rigurosa. Y si sabiéndolo todo eso, Solzhenitsyn lo coloca, entonces está claro que su libro no fue escrito para contar la vida del gulag.
—Continuamos -dijo Romanov-, aquí hay otra parte dell libro. "En el otoño de 1941, el Pecherlág (ferroviario) tuvo disponible, según la lista, a 50 mil personas y en primavera a 10 mil. Durante este tiempo nadie fue trasladado de allí, pues, ¿a dónde se metieron los otros 40 mil?" Es otro horrible enigma -terminó de citar Romanov y todos comenzaron a meditar...
—No logro comprender la broma - rompió el silencio Semión Nikíforovich—, ¿para qué proponer una enigma a los lectores? El mismo autor podría haber contado todo lo que allí había pasado...
Y miró interrogativamente a Romanov.
—Por lo visto, aquí entra en escena un elemento artístico, como si insinuaran al lector: el asunto es tan simple, que cualquier persona más o menos ingenua puede comprender la situación. O sea, los comentarios sobran...
—¡Paren! ¡Lo entiendo! —exclamó Semión Nikíforovich— aquí hay una "fina insinuación" sobre "hechos graves". O sea, ya que el campo es de ferrocarriles, de los 40 mil presos, quienes construían el camino debieron morir durante un solo invierno. Es decir, los huesos de 40.000 presos deben estar debajo de las traviesas del ferrocarril.
—Parece que sí —respondió Romanov.
— ¿cuántas almas murieron por día? 40 mil durante 6 ó 7 meses, eso significa más de 6 mil por mes o más de 200 almas (dos compañías) diariamente, mentira solo comparable a la ocurrida en 1943 Goebbels declaró a todo el mundo que en 1941 los bolcheviques habían fusilado a 10 mil presos polacos, pero en realidad habían sido fusilados por los mismos alemanes.
—Espérate —le interrumpió Romanov—, los "récords" todavía están por llegar. ¿Será mejor que nos digas por qué no lo crees y qué pruebas tienes?
—Pues, no tengo pruebas directas, pero si unas consideraciones serias. Son las siguientes: durante una época, la mortalidad elevada en los campos fue solamente a causa del hambre. ¡Pero no fue tan alta! Aquí se trata del invierno de 1941. Y yo te aseguro con toda seguridad que durante el primer invierno de la guerra la alimentación en los campos todavía era normal. Eso en primer lugar. En segundo lugar, Pecherlág, sin duda, construía las vías férreas hacia Vorkutá, ya que allí no hay más lugares donde se puede construir las vías. Durante la guerra esta obra fue de importancia crucial. Por eso, la responsabilidad de la dirección de la obra fue enorme. En tales circunstancias, la dirección trata de conseguir alimentación adicional para sus trabajadores. Y esto fue así, te lo digo de toda confianza. Por consiguiente, hablar del hambre entre los presos de esta obra es mentir.
Y por último, es imposible ocultar un nivel de mortandad de dos compañias diarias. Ningún nivel de secretismo lo podría ocultar. Si nuestros medios de prensa no lo anunciaran, entonces,Los propios presos y los medios foraneos lo dirias, y yo jamás había oído hablar de esas cifras en ningún lado. Las cosas son así.
Romanov miró rogativamente a Nazarov.
—Parece que yo sé la respuesta —dijo Nazarov—. Me trasladaron a Kolymá desde Vorkutlág, donde había estado durante dos años. Pues, ahora me acordé de lo siguiente: muchos de los antiguos habitantes de Vorkutlág decían que ellos habían resultado estar en Vorkutlág después de finalizar la construcción del ferrocarril y anteriormente habían figurado en las listas de Pecherlág. Por eso ellos no fueron trasladados a ninguna otra parte. .
—Es lógico —dijo Romanov —, primero construyeron el camino todos juntos. Luego la mayor parte de la mano de obra fue trasladada para construir las minas. Una mina no es solamente un agujero en la tierra, hay que construir muchas cosas sobre la superficie de la tierra para extraer el carbón. Y el carbón resultaba ser muy necesario para el país, ya que por aquél tiempo Donbass había sido invadido.
víctimas en las ciudades
Aquí hay otro enigma de cifras que da: "Se considera que una cuarta parte de Leningrado fue encarcelada en los años 1934 y 1935. Que esta apreciación sea desmentida por una persona que tenga la cifra exacta".
¿Qué dice usted, Semión Nikíforovich?
—Pues, aquí se habla de los que fueron encarcelados en el "proceso de Kirov". En realidad, el número de los acusados en este proceso fue mucho mayor de los que hubieran sido realmente culpables. Simplemente aprovecharon el asunto para encarcelar a los trotskistas. Pero "una cuarta parte de Leningrado", sin duda, es una mentira. Con más precisión lo puede testificar nuestro amigo, el "Proletario de Piter" (así me llamaba Semión Nikíforovich de vez en cuando chistosamente). Tú ya estabas allí por aquél entonces.
Me vi obligado a hablar.
Por aquel entonces tenía 7 años. Recuerdo perfectamente sólo las sirenas de luto. Por una parte se oían las sirenas de la fábrica "Bolchevique", por otro lado, los pitos de los trenes desde la estación ferroviaria de "Sortirovochnaya". Así, hablando en rigor, no se exactamente. Pero también coincido que la cantidad de presos dada por Solzhenitsyn es muy exagerada.
Que Solzhenitsyn está manipulando se ve a simple vista, por ejemplo, cuando dice una cosa y luego dice que alguien lo desmienta con la cifra exacta (spero el lector no la conoce), pero el mismo Solzhenitsyn la inventa "un cuarto de la población de Leningrado". Por aquel entonces en la ciudad vivían aproximadamente 2 millones de habitantes y "un cuarto" significa 500.000 personas A mi juicio, esta cifra es mentira, y no hay que decir.
—¡Sí que hay que justificar! —dijo con convicción Romanov —. Tratamos con el mismísimo y laureado premio de Nobel, ¿recuerdas?
— Ok —, usted sabe mejor que yo, que la mayor parte de presos son varones, los cuales componen la mitad de población de una ciudad o incluso menos "39-45%". En ese caso, la población masculina de Leningrado de aquél tiempo debía de ser de 1 millón de personas. Pero es imposible encarcelar a toda esta población: hay varones bebés, niños y ancianos. Y si yo digo que esos fueron 250 mil, entonces doy una gran ventaja a Solzhenitsyn, ya que en realidad esta parte de la población fue mucho mayor. Pero que sea así, 250 mil. Entonces,
¿Sabes lo que esto puede significar para una ciudad? Por aquel entonces por todas partes trabajaban básicamente los hombres. Las mujeres se limitaban a ser amas de casa. ¿Crees que una empresa podría continuar su trabajo si de cada tres trabajadores "se encarcelan" a dos?. Toda la ciudad se hubiera paralizado, pero esto jamás pasó.
Y otra cosa, aunque tenía solamente 7 años, puedo atestiguar con firmeza que ni mi padre, ni ninguno de los padres de mis compañeros y conocidos fueron arrestados.
—Tal vez, por mi parte añadiré lo siguiente —dijo Romanov—: Solzhenitsyn llama los casos de arrestos masivos como "flujos que fluyen hacia el GULAG". Y el flujo más grande, según él, es el que estaba formado por los arrestados en los años 1937 y 1938. Entonces, a lo que vamos. Si tenemos en cuenta que en los años 1934 y 1935 a los trotskistas les arrestaban durante 10 años, está claro que para el año 1938 nadie de ellos habría vuelto. Con lo cual, en Leningrado simplemente no habría suficiente gente.
—Y en 1941 —interrumpió Nazarov—, no hubiera habido hombres para ser llamados a filas para el ejército. Y he leído que en aquel entonces Leningrado envió al frente solamente a 100 mil "opolchentsy" (voluntarios civiles). Eso sin contar con los soldados del ejército regular. O sea, está claro que "encarcelando a un cuarto de Leningrado" Solzhenitsyn de nuevo va muy por delante del señor Goebbels.
Todos nos reímos.
—Exactamente: exclamó Semion Nikíforovich A los amantes de las charlas sobre "las víctimas de las represiones de Stalin" les encanta aumentar el número de estas víctimas a millones. Aprovecho la posibilidad y cito una conversación reciente. En nuestro poblado hay un jubilado, un amante de la etnografía territorial. Una persona muy interesante. Se llama Vasíly Ivanych Petrov. Él llegó a Kolymá 3 años antes que yo. Y no cómo yo, sino por un mandato, en viaje de trabajo. En 1942 se fue al frente voluntariamente. Después de la guerra volvió aquí, con su familia. Toda su vida conducía el coche. Pasaba frecuentemente por nuestra sala de billar en el garaje, ya que le encantaba jugar el billar. Una vez llegó un chófer joven, se le acerca a él y le dice: "Vasliy Ivanovich, dígame sinceramente, ¿en los tiempos de Stalin fue horrible vivir aquí?". Vasíly Ivanovich le miró con asombro y le preguntó: "¿De qué horrores me hablas?"
¿De qué horrores? —dijo el chofer — yo mismo lo oí en la cadena de radio "La voz de América". En esta zona por aquel entonces fueron asesinados varios millones de presos. La mayor parte de ellos murió durante la construcción de ruta de Kolymá...
—Para matar en alguna parte a millones de personas, es necesario que esos millones estén allí. Aunque sea durante un tiempo corto, de otro modo no habría nadie a quien matar. ¿Sí o no?
—Es lógico —dijo el joven chofer.
—Ahora, "lógico", escúchame más atentamente —dijo Vasíly Ivanych y, volviéndose hacia mí, comenzó a hablar—: Semión, sabemos exactamente, y todos lo sabemos, que ahora en Kolymá vive mucho más gente que en los tiempos de Stalin. ¿Pero hasta qué punto?"
—Pienso que 3 ó 4 veces más —respondí.
Bueno —dijo Vasíly Ivanych y, volviéndose al "chofercito", continuó—: según los últimos informes estadísticos (los cuales cada día son editados por el diario "La verdad de Magadán"), ahora en Kolymá (incluyendo a Chukotka) viven eso de 500 mil personas. Pero en los tiempos de Stalin allí vivían como máximo 150 mil.
CUÁNTOS Y POR QUÉ
—Un buen relato. Importante, muy a tiempo —dijo Romanov que seguidamente me preguntó— ¿Me parece que tú quisieras relatar algo de un "enemigo del pueblo" a quién tú conoces?
—No es mi conocido, sino es el padre de uno de mis conocidos. En verano de 1938 él fue encarcelado por contar anécdotas antisoviéticas. Tuvo que estar en la cárcel durante 3 años, pero le liberaron anticipadamente tras haber pasado dos.
—¿Estás seguro de que le dieron 3 años por contar anécdotas antisoviéticas? —preguntó Romanov—. Según Solzhenitsyn, por contar anécdotas antisoviéticas daban 10 o más años, por faltar en el trabajo o por llegar tarde de 5 a 10 años y por robar espigas de los campo de cultivo 10 años "según solchestyn". ¿Qué dices de esto?
—Por contar chistes antisoviéticos sí que daban 3 años, Si. Y en cuanto a los castigos a causa de retrasos o ausentismo laboral, No. Yo mismo tuve dos juicios a causa de ausentismo laboral según este decreto y ese hecho tiene reflejo documental en mi expediente laboral.
—Después de la guerra la vida fue un poco más fácil. Y yo empecé a celebrar los sueldos con la bebida. Y donde hay la bebida, hay aventuras. A causa de mis dos tardanzas de 25 y 30 minutos tuve solamente dos amonestaciones. Cuando tardé una hora y media, como sanción tuve el "3-15", durante 3 meses se descontaron de mi sueldo 15%. Cuando acabé de ajustar las cuentas con los contables, de nuevo llegué tarde. Y esta vez fue ya el "4-20". Si hubiera ocurrido por tercera vez, me habrían aplicado el castigo de "6-25". Pero esta vez Dios me libró, ya que comprendí que el trabajo era deber sagrado. Sin duda, en aquel entonces me parecía que esos castigos eran demasiado severos ya que la guerra había terminado. Pero mis colegas superiores me dijeron diciendo que la disciplina en los países capitalistas era mucho más severa y los castigos mucho más crueles: si sucede algo semejante, te despiden del trabajo y te ves obligado a ponerte en la cola a bolsa de trabajo y nadie sabe cuándo tocaría el turno de obtener un trabajo nuevo. Pero en cuanto al encarcelamiento a causa de los ausentismos laborales, no.
Ahora hablemos de las "espigas". Oí que a causa de "robos de productos agroalimentarios" de los campos era posible ser encarcelado. La duración del plazo de cárcel dependía de la cantidad robada. Pero eso se aplicaba a los campos donde la cosecha aún no estaba recogida. En cuanto a recoger los restos de patatas en los campos ya recolectados, pues yo mismo lo hice varias veces. Y estoy seguro de que arrestar a la gente por coger restos en los campos ya recogidos no tiene sentido. Si alguien conoce a personas encarceladas a causa de recoger los restos en los campos de cultivo, que nos lo cuente.
—Conozco dos casos parecidos —dijo Nazarov—, los dos tuvieron lugar en Vorkutá en 1947. Dos chavales de 17 años recibieron un plazo de cárcel de 3 años. Uno de ellos fue capturado con 15 kg de patatas robadas, además, en su casa se descubrieron otros 90 kg más de patatas "105kg en total". El segundo de esos chavales fue sorprendido con 8 kilogramos de espigas y en su casa se recubrieron otros 40 kg más "48kg en total". Ellos se ganaban la vida robando en los campos donde la cosecha aún no estaba recogida. Esos fueron auténticos robos. En cuanto a la recogida de la espiga en los campos ya recogidos, eso era totalmente legal. Solzhenitsyn miente aquí una vez más simplemente para desprestigiar a las autoridades soviéticas.
DESDE BELOMOR Y MÁS LEJOS
—Basta, basta —interrumpió nuestras risas Romanov y añadió con refunfuño—: habéis hundido completamente al pobre laureado... —después, echó mirada a Semión Nikíforovich y dijo:
—Recientemente calificaste la pérdida de 40 mil presos como un "récord". No es así. El récord indiscutible, según Solzhenitsyn, tuvo lugar durante la construcción de Belomorkanal. Escucha lo que dijo: "Se dice que durante el primer invierno entre 1931 y 1932, murieron 100 mil presos, la misma cantidad que estuvo presente de forma permanente en Belomorkanal. ¿Por qué no creerlo? Lo más probable es que esta cifra sea incluso reducida: en condiciones similares en los campos de presos durante la guerra tal nivel de mortalidad del 1% por día fue de costumbre y todo el mundo sabía de eso. Pues, en Belomorcanal estos 100 mil podían morir a lo largo de 3 meses y poco más. Después vino otro invierno, sin mencionar todo lo que fue entre estos dos inviernos... Podríamos incluso suponer que pudieran morir hasta 300 mil personas". Esta información nos causó tal furor que nos callamos confusamente...
—Lo que me sorprende es lo siguiente —de nuevo comenzó a hablar Romanov—: todos nosotros sabemos que a los presos les llevaban a Kolymá sólo una vez al año, durante el periodo de navegación. Sabemos que allí "el invierno dura 9 meses y el resto es verano". Entonces, según Solzhenitsyn, cada invierno de guerra los presos de todos los campos locales deberían extinguirse tres veces. Pero mires por donde mires, encuentras a los ex-presos, los cuales cumplieron sus condenas en Kolymá estando allí durante toda la guerra.
—No seas irónico, no es el mejor caso —Semión Nikíforovich interrumpió a Romanov. Tras cabecear con la cabeza, comenzó a hablar— ¿¡300 mil muertos en Belomor?! No se merece comentaros. la verdad es que yo en aquel preciso momento no estuve allí, ya que fui encarcelado en 1937. Pero Solzhenitsyn tampoco estuvo allí, Yo hablé bastante con los presos reincidentes que estuvieron en Belomor... Ellos por costumbre salen a la libertad sólo para divertirse un rato por allí y luego vuelven a ser encarcelados de nuevo. Para ellos cualquier autoridad es mala. Entonces, todos ellos nos contaban que en Belomor la vida había sido un verdadero placer. Y es que fue precisamente en Belomor donde las autoridades soviéticas pusieron a prueba un programa pionero de "reinserción", o sea, era un programa especial destinado a la reeducación de los presos premiándolos con remuneración especial por el buen y honesto trabajo. Precisamente en Belomor fue introducida una compensación en forma de una alimentación adicional y de mejor calidad para los presos que superaban los planes de producción. Y lo más importante es que fue introducido un sistema de "cuentas": un día de trabajo bien hecho se contaba como 2 ó 3 días, restándolos del plazo de encarcelación. Sin dudas, los criminales encarcelados inmediatamente aprendieron a conseguir los porcentajes de producción estipulados y quedaban en libertad anticipadamente. Pero del hambre, no ¿De qué otra forma podían morir los presos?, ¿enfermedades? Pero, a la obra de Belomor no se enviaban presos enfermos o con invalidez. Todo el mundo lo puede confirmar.
En la conversación entró Nazarov:
—Todo el mundo sabe que Belomor era visitado por varias comisiones de los escritores y periodistas, entre los cuales fueron también los extranjeros. Y nadie de ellos no dijo ni una sola palabra de tal elevada mortalidad. ¿Por qué razón Solzhenitsyn nos explica este hecho?
—Muy fácil —respondió Romanov—, los bolcheviques les amenazaron o les sobornaron a todos xD...
Todos se echaron a reír. Tras haber terminado de reír, Romanov me miró interrogativamente. Y yo narré lo siguiente:
"Al haber oído por primera vez de tal mortalidad, es decir la de 1% al día, se me ocurrió un cosa: ¿y qué tal estaban las cosas en Leningrado durante el cerco? Resultó ser que fue 5 veces menos que un 1%. Pues miren ustedes, según diversas estimaciones, durante el cerco de Leningrado en la ciudad se encontraban de 2,5 hasta 2,8 millones personas. Y la ración más pequeña de comida recibida por los habitantes de Leningrado fue durante de unos 100 días, ¡menuda coincidencia! Si la mortalidad durante aquel periodo de tiempo hubiera sido 1% al día, todos los habitantes de Leningrado habrían muerto dentro de este periodo de 100 días. Pero se sabe que a causa del hambre murieron aproximadamente 900 mil personas. De ellos, sólo 450-500 mil murieron dentro de este periodo de 100 días. Si dividimos la cantidad total de las personas (las cuales estaban en la ciudad cercada) por la cantidad de los muertos dentro de esos 100 días, obtendremos la cifra de 0.25. Es decir, en estos 100 horribles días la mortalidad en Leningrado fue 5 veces menos que el "1%". La pregunta es, ¿de dónde pudo surgir en los campos de presos durante la guerra tal mortalidad del 1% por día, si (como todos vosotros sabéis de lleno) incluso la ración en esos campos de presos tenía 4 ó 5 veces más calorías que la ración en la asediada ciudad de Leningrado? Y eso sin tener en cuenta que la ración de penalización se asignaba al preso como medida de castigo solo durante un breve periodo de tiempo. Y además, la ración obrera regular de los presos durante la guerra no fue menor que la ración de un trabajador voluntario cualquiera. Durante la guerra en la URSS se echó en falta la mano de obra, por eso matar de hambre a los presos hubiera sido imposible"
Aquí eché la mirada a Romanov y añadí: "Eso es información para contestar a tu pregunta burlona, el porqué sobrevivieron los presos en Kolymá...
Semión Nikíforovich se levantó, dio una vuelta alrededor de la mesa, con las dos manos sacudió la mía, hizo una reverencia chistosa y dijo emocionado:
—Estoy muy agradecido a usted, joven... —después, de haberse girado hacia nosotros, dijo— terminemos ya este debate
—Tenemos suficiente tiempo para llegar allí a tiempo —dijo Romanov, al haber echado una mirada a su reloj—, para finalizar nuestra conversación, quisiera saber vuestra opinión respecto al desacuerdo relativo en los hospitales de los campos para presos. Este desacuerdo surgió entre Solzhenitsyn y Shalamov, quien también es un "escritor sobre los campos de presos". Solzhenitsyn piensa que los servicios de sanidad de los campos de presos fueron creados con el único objetivo de exterminar a los presos. Solzhenitsyn acusa mucho a Shalamov porque "...apoya, por no decir que crea leyendas sobre el bienestar y buen servicio de sanidad en los campos..."
Le concedemos la palabra, Semión Nikíforovich.
—Shalamov cumplía su condena aquí. Pero la verdad que yo no llegue a verle. Pero oí muchas personas decir que, a diferencia de Solzhenitsyn, si tuvo que trabajar. Pasar unos días en el servicio de sanidad después de un duro trabajo es un verdadero placer. Además, dicen que él tuvo la suerte de hacer cursos para enfermeros y al acabar sus estudios, resultó ser un trabajador del hospital. Entonces, él conoce el tema a fondo, tanto desde el punto de vista de un preso como desde el punto de vista del trabajador del servicio de sanidad. Por eso comprendo Shalamov. Y no puedo comprender Solzhenitsyn. Dicen que durante la mayor parte de su condena Solzhenitsyn trabajó como bibliotecario. En esta situación es comprensible que él no tuviera ganas de acabar en la enfermería. Pero precisamente fue en el servicio de sanidad del campo de prisioneros, donde le encontraron a Solzhenitsyn un tumor y fue donde se lo extirparon a tiempo, o sea, que salvaron su vida.
En la conversación entró Nazarov:
—Ahora comprendí definitivamente por qué Solzhenitsyn miente tanto y tan descaradamente: su "Archipiélago GULAG" fue escrito no para decir la verdad sobre la vida de los presos, sino para crear el sentimiento de repugnancia hacia el poder soviético. Pues aquí en concreto pasa lo mismo. Si te pones a escribir algo sobre las desventajas del servicio de sanidad en los campo de prisioneros, eso no sería tan interesante ya que las desventajas uno las puede encontrar en todos los hospitales, incluso en cualquier hospital civil. Pero si escribes que "el servicio de sanidad en los campos está hecho para exterminar a los presos" esto sería mucho más interesante y se vendería mejor. Sería tan interesante como el relato sobre el perro mordido por un hombre. Lo esencial es sacar otro "hecho" más sobre lo "inhumano" que fue el poder soviético". Entonces, Misha, terminemos con esto de una vez, estamos hartos de remover estas mentiras.
—Bueno, vamos a terminar. Pero necesitamos una resolución —dijo Romanov y añadiendo a su tono un matiz de oficialidad, pronunció—: pido a todos los presentes expresar su propia opinión respecto a este libro y su autor. Pero que sea breve. Vayamos comenzando por los más mayores, así que demos la palabra a Semión Nikíforovich.
—Está claro que este libro está pagado, es un panfleto propagandístico. Y el premio es un anzuelo para los lectores. El premio ayuda a lavar el cerebro a los lectores superficiales y que los lectores le crean —dijo Nazarov.
—No ha sido tan breve, pero sí conciso —notó Romanov y me miró interrogativamente.
—Puede que este libro no sea el mayor récord del mundo por su falsedad, pero si su autor seguramente es el campeón por la cantidad de "dinero recibido" recibidas.
—¡Exacto! —dijo Romanov— Probablemente este será el "antisoviético" más rico... Ahora sé lo que puedo escribir a mi sobrino. ¡Gracias a todos por vuestra ayuda! Y vámonos al cine de una vez a mirar la película sobre Shtirlitz.
Al día siguiente, muy tempranamente, tuve prisa para tomar el primer autobús para llegar a tiempo hasta el avión con el vuelo desde Magadán a Pevek.