Babosería monárquica
escrito por Teodoro Santana Hernández
publicado en su blog en junio de 2014 – tomado de Aporrea.org
Treinta y nueve años después, no puede uno dejar de sentir un déjà vu estos días debido a la abusiva matraquilla pro monárquica con que nos bombardean por tierra, mar y aire. Unánimes, las televisiones, las radios y los periódicos se deshacen en loas y panegíricos del viejo monarca y del nuevo rey.
La náusea vuelve envuelta en algodones de sesudas razones para justificar que en esto la gente no tenga ni voz ni voto. Lo que sea, menos permitir la menor grieta en el acorazado monárquico. Todo atado y bien atado, y nada de mariconadas democráticas.
Ya en la sacrosanta “transición” se aseguraron que los pilares del poder oligárquico fascista –jefatura del Estado, administración de Justicia, fuerzas represivas, banca y grandes monopolios– se mantuvieran incólumes. Y eso es lo que tratan de asegurar de nuevo, forzando esta precipitada abdicación del rey.
Para que aquel tránsito fuera posible contaban con el pánico al ejército fascista, y con el sometimiento de las mentes tras cuarenta años de dictadura. Por si acaso, dieron todas las facilidades a un partido “socialista” –que usurpó las siglas del PSOE histórico– montado a todo correr con dinero estadounidense y alemán para evitar el “peligro comunista”.
La verdad es que no había tal peligro. Con los cañones de los tanques de guerra en la nuca, por un lado, y el temor a quedarse fuera del juego electoral, por otra, el PCE de Santiago Carrillo traicionó todo lo traicionable, entregándose atado de pies y manos al poder oligárquico y su monarquía. Vileza de la que nunca se recuperó, hasta el punto de terminar autoliquidándose y montando IU.
Los amos del chiringuito se las prometen felices. Siguen contralando el poder –todos los poderes– de forma absoluta. Y confían en que la plebe siga agachando las orejas y acepten el trágala de felipesexto como animal de compañía. Al fin y al cabo, nos consideran unos comemierdas.
A ver si en una de estas se van a equivocar, y resulte que “seamos valientes, alegres, osados”(*). O sea.
(*) Primeras palabras del Himno de Riego, himno de la República española.
escrito por Teodoro Santana Hernández
publicado en su blog en junio de 2014 – tomado de Aporrea.org
Treinta y nueve años después, no puede uno dejar de sentir un déjà vu estos días debido a la abusiva matraquilla pro monárquica con que nos bombardean por tierra, mar y aire. Unánimes, las televisiones, las radios y los periódicos se deshacen en loas y panegíricos del viejo monarca y del nuevo rey.
La náusea vuelve envuelta en algodones de sesudas razones para justificar que en esto la gente no tenga ni voz ni voto. Lo que sea, menos permitir la menor grieta en el acorazado monárquico. Todo atado y bien atado, y nada de mariconadas democráticas.
Ya en la sacrosanta “transición” se aseguraron que los pilares del poder oligárquico fascista –jefatura del Estado, administración de Justicia, fuerzas represivas, banca y grandes monopolios– se mantuvieran incólumes. Y eso es lo que tratan de asegurar de nuevo, forzando esta precipitada abdicación del rey.
Para que aquel tránsito fuera posible contaban con el pánico al ejército fascista, y con el sometimiento de las mentes tras cuarenta años de dictadura. Por si acaso, dieron todas las facilidades a un partido “socialista” –que usurpó las siglas del PSOE histórico– montado a todo correr con dinero estadounidense y alemán para evitar el “peligro comunista”.
La verdad es que no había tal peligro. Con los cañones de los tanques de guerra en la nuca, por un lado, y el temor a quedarse fuera del juego electoral, por otra, el PCE de Santiago Carrillo traicionó todo lo traicionable, entregándose atado de pies y manos al poder oligárquico y su monarquía. Vileza de la que nunca se recuperó, hasta el punto de terminar autoliquidándose y montando IU.
Los amos del chiringuito se las prometen felices. Siguen contralando el poder –todos los poderes– de forma absoluta. Y confían en que la plebe siga agachando las orejas y acepten el trágala de felipesexto como animal de compañía. Al fin y al cabo, nos consideran unos comemierdas.
A ver si en una de estas se van a equivocar, y resulte que “seamos valientes, alegres, osados”(*). O sea.
(*) Primeras palabras del Himno de Riego, himno de la República española.