Erazmo escribió:
Por el socialismo cientìfico, ¿que hay de malo o pernicioso en analizarlo desde la perspectiva de las personas y sus motivaciones ìntimas?, ¿acaso las masas son un sujeto ùnico? ¡no son una multiplicidad! y saber hacer coincidir ese cosmos de mentalidades es el arte de la insurrecciòn, tal cuàl razonò brillantemente Lenin.
¿Desde cuando los Marxistas analizamos la sociedad desde el “cosmos de personalidades de los sujetos”?
Me parece que dar lugar a que las “rencillas personales” pueden explicar la derrota de la experiencia socialista es hacer un análisis idealista. Yo propongo dar vuelta esta tesis y entender las rencillas personales, como una forma más en la que se expresan contradicciones profundas de la estructura misma de la sociedad, sino, terminamos reduciendo la superestructura a la “legislación formal” a las relaciones de distribución y no la comprendemos en toda su amplitud, hasta llegar a la forma en que los infinitos y mayoritariamente imperceptibles determinantes de la época, dan forma a la moral y las ideas de las persona.
De lo contrario es empezar por el lado equivocado, volver a la historia de héroes y villanos.
No es raro que la intelectualidad burguesa este encantada de analizar las disputas en el ceno del gobierno soviético. De hecho su propia experiencia concreta les muestra que las luchas facciosas son lo principal, lo importante. Su puesto en las universidades, ó como asesores de ministros y congresistas lo han conseguido así. Son la expresión más baja de la descomposición de una clase social y asumen que esa es la forma natural de la política.
Sin embargo cuando hablamos de revolucionarios, se Stalin, Trostky, Mao ó Robespierre, Lincoln el que sea, estamos hablando de expresiones de una clase, de una generación de personas que la época los a puesto al servicio de una causa, a la cual no los moviliza precisamente la “ambición personal”, a lo que suelen reducir todo los ideólogos liberales y que muchas veces los que se creen marxistas repiten sin reflexionar. Se trata de personas que lucharan hasta el final y por todos los medios para conseguir sus objetivos en función de cómo la época que vivieron se los ha mostrado. Y solo aquel que esté realmente en consonancia con las contradicciones de su época, íntimamente ligado a su época y su territorio, es el que expresara mejor la situación de su tiempo y prevalecerá sobre los demás.
Esta me parece que es la forma en que el materialismo histórico debe abordar la cuestión de los dirigentes, en toda época y lugar. Ya sea con Stalin como con Kruschev. No es una cuestión de gustos y apreciaciones personales como parece encarar el tema Erazmo. Es una cuestión de la sociedad misma, de la historia misma.
Erazmo escribió:
Por eso reitero la opiniòn personal, a la dirigencia del Partido Bolchevique le faltò tiempo para afiatarse y conocerse, la voràgine de acontecimientos impidiò conocerse bièn y las rencillas y personalismos prevalecieron.
No se trata de tiempo y de conocerse. Cuando Lenin y Stalin no se conocían, cuando uno estaba en el exilio y otro huyendo de un lugar a otro en lo recóndito de Georgia. Cuando no había teléfonos ni Internet. Lenin publicaba Iskra y Stalin publicaba Brdzola, en ambas publicaciones se llegaba fundamentalmente a las mismas conclusiones, a las mismas consignas. Se enfrentaba a las mismas ideas. No se trataba de que con tiempo Lenin “enseñaría” el socialismo a los demás, era toda una generación que asimilando la experiencia del pasado, de los decembristas, de los populistas, y ante las condiciones contemporáneas de su tiempo estaban gestando sus ideas. Y no solo Lenin y Stalin, quien sabe cuantos periódicos similares de todo el inmenso imperio zarista no han llegado hasta nosotros para mostrarnos sus similitudes.
Quiso la historia que Lenin fuera el referente principal de octubre. Algo que solo después se acepto y se convirtió en irrefutable. Pero que en el momento no era así. Lenin dio batalla en las mismas condiciones con Plejanov, con los mencheviques con Trotsky y hasta ultimo momento con Bujarim, Kamenev y Zinoviev por imponerse como el referente máximo. Lo logró porque fue el personaje que cumplió con las condiciones que expresé más arriba. Pero eso no es eterno, no solo porque los hombres mueren, sinon porque no pueden eternamente ser el referente de su tiempo, ni más ni menos, porque su tiempo, la materia, y sus infinitos determinantes que moldean a los hombres, cambian más rápido y primero que las ideas. Sobre esta irrefutable afirmación materialista dialéctica es sobre la que descansa el materialismo histórico, y desde el cual solo se puede entender los personajes de la forma en que balbuceo torpemente aquí.
Saludos
Dzerjinskii